Te encuentras mirando hacia la gran montaña que se observa desde tu casa. Piensas para tus adentros si serán ciertos los rumores del arma legendaria que hay en ella, un arma para dominar el mundo, guardada por un dragón milenario...
Llega un mensajero a tu casa, la cual se haya alejada de la ciudad, ya que cuando quieres descansar, te gusta estar solo.
¡Buenos días Gontrán! - dice lleno de energía.
Traigo una carta para ti de parte del señor feudal. ¡Parece importante! - mientras lo dice, deja la carta apoyada en tu puerta y se va corriendo.
¡Ya nos veremos si tienes más correo! - dice mientras se aleja.
Un chico un tanto extraño la verdad.
Gontrán se queda mirando al mensajero con una sonrisa en los labios y se dice: "Pobre chico; la prisa sólo le hará compadecer antes de tiempo ante el Tribunal Divino". Acto seguido, vuelve a contemplar la montaña, mientras golpea la palma de su mano con la carta que acaba de recibir. "El arma legendaria tendrá que esperar...", se dice, "a no ser que esta carta me ordene lo contrario".
Entra en la casa, se sienta frente a la mesa, abre la carta y la lee.
Contenido de la carta.
"Mi querido Gontrán, tengo una nueva misión para ti. Duros son los tiempos, bien lo sabes y a veces un señor feudal necesita deshacerse de los servicios de algunos de sus súbditos. Quiero que vayas al bosque y busques una pequeña cabaña que habrá cerca ya que ahí vive un viejo soldado de mi ejército y no da para más, quiero que lo convenzas para que se retire y cuelgue la espada. Recuerda no adentrarte mucho, sin un mapa la gente se suele perder."
Actualmente estás en tu pequeña casa, cerca de la ciudad de Parmus (la cual está dominada por tu señor feudal) por si quieres pasarte antes de ir al bosque. Tú decides.
Cierra la carta y se extraña. ¿Quién será ese tal soldado para que no le baste la orden de su seňor para licenciarse? No es su problema. Gontrán es un vasallo, y los vasallos cumplen órdenes sin hacerse preguntas. De todas formas, lo que ocurra dentro de su cabeza sólo le compete a él, y son justo esas preguntas las que le encaminan al éxito de sus misiones. Para convencer a un hombre de algo, ningún arma es baladí. Información, eso necesita. ¿Quién es el soldado? Su historia, su presente, sus expectativas de futuro; sus fuerzas, sus flaquezas. ¿Qué tipo de persona es? ¿Es un hombre de paz, o necesito encontrar una cota de malla?
Necesita información, y sabe dónde empezar a buscar: Parmus. Sus tabernas. El soldado debe de tener conocidos en ellas. Tampoco estaría de más hacerse con un mapa; los bosques no son buenos lugares para perderse: están demasiado lejos de cualquier jarra de cerveza. Le gustaría visitar a su señor para que le facilitase más información, quizás algún dato omitido en la cara porque no fuese conveniente ponerlo por escrito. Pero no, la misiva es clara. No dice ven a verme; dice actúa.
No hay tiempo que perder.
A Parmus.
Visto mi equipo y me encamino a Parmus.
Te diriges a la ciudad de Parmus, eres muy conocido allí, ya que más de una vez has sido llamado por tu señor feudal y lleno de honores en mitad de la plaza. Todo el mundo te saluda y te sonríe. Como bien habías pensado, te diriges a la taberna de la ciudad y allí el tabernero te recibe.
¡Hombre Gontrán! - exclama alegre al verte.
¿Qué te trae por aquí? - te dice mientras te sirve una jarra de cerveza. A esta invita la casa, amigo.
—Amigo mío —le responde Gontrán—, me trae la añoranza de tu compañía y de tu cerveza; la mejor de toda Parmus.
Toma la jarra, la levanta, agradece la invitación al posadero con un asentimiento de cabeza y toma un trago a su salud.
—Ah, fresca y fuerte. El mejor recuerdo que puedo llevarme de la ciudad. ¿Sabes?, ésta será la última cerveza que tome en una temporada —dice, y guarda silencio, esperando a que el posadero se interese por su afirmación.
La cara del posadero cambia de feliz a preocupada - ¿Qué te pasa Gontrán? ¿Te vas de viaje? Te echaremos de menos. ¿Necesitas algo de mi parte? ¿Qué cuide tu casa o algo?
—No hace falta. Mi casa no tiene más valor que el terreno en el que se asienta. Pero, gracias. Me dirijo al bosque. He oído hablar de un oso negro como la noche y listo como un zorro al que me gustaría contar entre mis trofeos. Siempre he sido un tipo de fronda. Gontrán, el medio elfo me llamaban. Necesito la caza tanto como la cerveza. Pero me temo que los lobos aún no han aprendido a regentar tugurios, de modo que tendré que privarme de lo segundo. Sin embargo, no es la bebida lo que me preocupa. Ya no soy joven, y mis huesos no soportan la intemperie como antaňo. No conozco el bosque al que me dirijo más que por las historias de otros, y ni siquiera tengo un triste mapa del que valerme ni un techo bajo que el que guarecerme. Así que, si quieres ofrecerme algo, esos son los dos problemas que me apesadumbran.
Vuelve callar y mira al posadero a los ojos, confiado. No sabe si tendrá un mapa bajo la barra, pero está convencido de que si éste conoce la cabaňa del bosque, de seguro se la mencionaría como lugar en el que Gontrán se pueda cobijar. Entonces le preguntará por el soldado que la habita. Allí lo respetan; él también los respeta a ellos.
—¿Y bien?
¿Una cabaña en mitad del bosque? - el posadero te mira extrañado.
No me suena, la verdad, déjame ver esa carta. Tras analizarla detenidamente, ve unas coordenadas y las escribe en un mapa que tiene.
Toma Gontrán, te doy mi mapa, solo está esta ciudad en la que nos encontramos ahora, pero seguro que te sirve para orientarte. También te he marcado las coordenadas en donde está esa supuesta cabaña.
Por el alojamiento no te preocupes, puedes quedarte a dormir aquí siempre que desees amigo.
¡Has conseguido Mapa Incompleto!
Ahora cada vez que visites una ciudad y vayas al bosque puedes volver a la ciudad sin perderte (aunque ya no acabarás en sitios al azar, viajar por el bosque sigue siendo peligroso).
Lugares desbloqueados en el mapa:
- Tu casa
- Parmus
—Muchas gracias por la información. Eres el mejor amigo que se puede tener. Brindo por ti.
Merodeo por la taberna por si hubiera alguien que me facilitase información sobre el soldado de la cabaña y, en caso de que no lo hubiera, parto hacia el bosque.
Merodeas por la taberna y los únicos que encuentras son los hijos del Posadero jugueteando por ahi, poca información pueden tener.
Partes hacia el bosque y encuentras la cabaña en la que tu señor te ha dicho que vive su caballero, a través de una ventana puedes observar una luz en el interior de la cabaña y la silueta de una hombre.
No le gusta abordar a sus objetivos con tan poca información, pero, en esta ocasión, nada es todo lo que tiene. «¿Qué remedio», se dice. Enfrenta la puerta y golpea sobre ella cuatro veces con los nudillos y sin demasiada fuerza.
No recibes respuesta del interior de la cabaña.
Debe de estar sordo, se dice Gontrán, volviendo a la ventana para llamar la atención de la silueta a través de ella.
Al observar por la ventana, ves que la persona del interior está ahorcada. Recibes un fuerte golpe en la cabeza, quedando semiinconsciente. Notas como te arrastran al interior de la cabaña.
No entiendo porque el señor nos está pidiendo hacer estas cosas, Gontrán era un buen hombre. - voz de guardia 1
No te digo que no, pero estamos aquí para cumplir órdenes y llevar esto con la máxima discreción absoluta. - voz de guardia 2
Sí, lo sé. Pero con Gontrán ya van 7 los buenos soldados que hemos asesinado esta semana... En fin, esto ya está hecho. - voz de guardia 1
Adiós Gontrán, ya no necesitarás esto. -Guardia 2 te quita algunas de tus pertenencias.
Pierdes
- Todo el dinero
- Arco
Al abandonar los guardias la cabaña, te hayas tu solo en la cabaña junto al cadáver del hombre al que debías convencer de que dejara el ejército de tu señor feudal. Llevaba ya un día muerto, lo notabas por la rigidez de sus músculos.
Se recompone y examina el cadáver y la cabaňa en busca de cualquier cosa que pueda proporcionarle respuestas.