Partida Rol por web

No sabía por que, pero había una especie de sentimiento común de los reclutas en el aire, como si presintieran de que algo importante para ellos iba a suceder no dentro de mucho.

Por supuesto el novicio Graven no era una excepción. Quería ser reconocido como el que más, y con ello en mente se esforzaba lo indecible por llegar más allá, siendo el periodo de entrenamiento el más esperado por el joven durante la rutina del día en el Capítulo.

Tras los pertinentes rezos al Emperador -bendita sea su Gloria- y al Primarca fundador, me encamino a ritmo rápido a la zona habilitada para el entrenamiento de los novatos. Una vez que estoy allí, mientras me afano por hacer desaparecer una sonrisa al verlo allí, comento a Rennard

Realmente me alegro de verte por aquí, Hermano. ¿Estás listo para una sesión de combate?

No ha mucho tuvo un problema con Hideus y quizás podría haberse metido en problemas.

Por supuesto Graven, ¿quzas, solo quizas, saque algo bueno de ti hoy?-dijo Rennard mofandose de su amigo, empezaban a compeir por demostrar ser el mejor el uno que el otro, a su vez recordaban nostalgicos sus mundos de origenes.
¿Al mejor de tres golpes?-pregunto Rennard.
Poco a poco iniciaron una serie de movimientos que les habia enseñado el sargento Iah, para estudiar a su oponente y tambien para evaluar por donde atacar, usaban solamente las manos y auqneu la ventaja era para Rennard por su inmejorable condicion fisica, era cierto de que Graven estaba mejorando y mucho. Algunas veces le decian a Arnulf que se les uniera en estas peleas, pero pocas veces participaba.
De vez en cuando juntos se mofaban de lo tirillas que era Larkin, aunque de todos era el más rapido, pero a veces bastaban un par de golpes para tumbarlo**

En estos primeros meses, su rutina ha cambiado lentamente, pero básicamente es siempre la misma.

Por la mañana, un par de horas antes de que salga el sol, Iah los despierta y salen de su habitación. Luego comienzan un trote, cada vez más rápido, hacia una zona en la cual el bosque selvático circundante ha sido despejado para ser usado como área de prácticas. En él nunca han visto a Marines entrenando, por lo que suponen que disponen de otros lugares reservados para los Hermanos. Sí han visto, de vez en cuando, grupos de 3, 4 y a veces más sombras gigantescas deslizarse entre los árboles como una sombra. El Sargento les ha dicho que son Exploradores entrenando dirigiéndose a su propia área de práctica. 

Luego, el Sargento les explicaba las nociones de las distintas armas a distancia: el Sagrado Bolter, y los otros utensillos de la guerra, la escopeta, el rifle, las pistolas, los lanzallamas; incluso el modo correcto de lanzar una granada explosiva o de humo. Luego de estas prácticas, a media mañana, volvían al trote hasta la Capilla para estudiar las Sagradas Escrituras con el Confesor Melchior.

Al mediodía, luego de un potaje indescifrable pero que debía ser consumido íntegro so pena de castigo por el Apotecario, correspondía el primer chequeo médico del día. En él controlaban la respuesta a los implantes, el balance de drogas, y se hacían ajustes en la dieta según indicaciones del Apotecario.

A continuación se entrenaban en reflejos, respuesta y combate cuerpo a cuerpo. O en tácticas de combate individual, o en grupos. La tarde era una sorpresa... a veces Iah los llevaba por el bosque al trote para emparejarlos súbitamente y llamarlos a combate; o los desafiaba a vencerlo a él, o organizaba a Exploradores en prácticas para que les dispararan balas que, aunque no herían de gravedad, dolían como mil demonios. Otras veces les indicaba como seguir rastros, como escuchar los sonidos de combates lejanos, o simplemente los formaba en círculo y comprobaba durante horas que las Letanías eran aprendidas con el corazón y no solo con la mente.

Cuando caía el sol volvían a la carrera entre la oscuridad, para seguir entrenando en las cercanías del Monasterio. Los Apotecarios realizaban el segundo chequeo del día, y aquellos con algo erróneo eran llevados al Apothecarium hasta la cena y el descanso. Los demás eran sometidos sin piedad por sus cuerpos cansados a entrenamientos de fuerza y agilidad, hasta que caían rendidos frente a la escudilla y dormían hasta el día siguiente.

También descubrieron que no son los únicos reclutas. Otros como ustedes hacen prácticas por aquí, de eso están seguros. Pero no tuvieron contacto con ninguno hasta pasados varios meses.

Ese día llovía torrencialmente. Volvían a la carrera entre el barro, esquivando raíces semi-sumergidas; entre patinazos, caídas y golpes parecían una banda de demonios oscuros enloquecidos, vestidos solo con un taparrabos.

De repente, una explosión agitó la selva y espantó a los pájaros e insectos. Iah inmediatamente levantó la cabeza y cambió el curso de su carrera, ustedes lo siguieron en practicada formación. Una explosión no era inusual, pero las sentidos del Sargento eran increíblemente agudos; tenía una capacidad sobrehumana de comprender cuando algo iba mal. 

Llegaron a un claro, o al menos ahora era un claro. Una tremenda explosión había vaporizado un área de alrededor de 5 metros de radio. Contra los árboles sobrevivientes habia sangre y partes humanas. En el medio del claro, un Astartes desnudo y chamuscado cubría con su cuerpo a un muchacho. Iah se acercó a él y lo ayudó a levantarse. El Marine no emitió sonido de queja, en su cara no se veía alteración ninguna... aunque su pierna derecha de la rodilla para abajo era un amasijo de colgajos rojos rodeando un hueso partido y astillado.

 Se apoyó en Iah, le dijo algo en voz baja. Escucharon preguntar algo al Sargento, el otro Marine contestó cinco, y entonces Iah les hizo señas de acercarse, tomar al muchacho, y les ordenó llevarlo al monasterio. 

Así lo hicieron, pero al par de kilómetros aparecieron corriendo junto a ustedes dos figuras, altas como Astartes, serias como Astartes, pero en armaduras verdes y naranjas, ágiles, camuflados con la selva. Sin aminorar el paso les hicieron la señal de los Dientes de Sable, el puño cerrado al medio del pecho y luego la mano abierta al hombro izquierdo, tomaron al muchacho extraño entre ellos, y alzado de sus brazos lo llevaron a increíble velocidad hacia el Monasterio. Solo entonces se dieron cuenta de que el muchacho dejaba tras de sí un rastro de brillante sangre.

Parecía un día más de entrenamiento. Había sido duro pero no más que el día anterior. Del pequeñajo que había llegado con el hermano Marcus hacía ya seis años, poco quedaba, pero en el fondo Micah aún se sentía un niño. Sabía que no debía faltar mucho para la última prueba antes de ser considerado un verdadero aspirante y formar parte del Capítulo y quería alcanzar el final de sus días de recluta con honores.

Perdido en sus pensamientos, escuchando apenas las chanzas que constántemente se hacían entre ellos, sobre todo Rennard y Graven, volvió a la realidad con un sacudón. Algo había explotado en el medio del bosque, Iah los encaminaba hacia el lugar del suceso, todos corrían deseosos de llegar allí antes que los demás.

Al alcanzar el claro la situación lo sorprendió. No tanto por la carnicería que allí se apreciaba, si no porque era la primera vez que veía a un Marine herido... Por el Emperador... ¿qué ha ocurrido aquí? En la cabeza del muchacho, los Astartes habían sido seres invencibles, el Puño del Emperador, Ángeles de la Muerte y por lo tanto, inalcanzables por ella. Sabía que en los combates había bajas, pero nunca había conectado esta información con su distorsionada idealización.

Al ver el daño en la pierna del guerrero, algo se removió en su interior... Un deseo de reparar lo estropeado, de recuperar el miembro perdido comenzó a agitarse en su cabeza. Hasta el momento nunca había pensado qué haría si alcanzaba a ser admitido como Marine, pero ahora, los momentos pasados con el Apotercario le parecían escasos... Tendría que haber aprovechado mejor mi tiempo... La próxima vez que veamos al Hermano Alekto le preguntaré si podría estudiar con él. 

Rumiando estas ideas, Micah se dejó conducir por su sargento y procedió a colaborar con el traslado del muchacho. Cuando los exploradores los relevaron en su tarea Micah comenzó a preguntarse quién sería el muchacho y por qué se había encargado un grupo de scouts para su traslado. El momento no resultaba oportuno para comentarlo, pero más tarde hablaría con sus compañeros al respecto.

Siempre iba de los últimos cuando hacíamos carreras largas, mi resistencia era deficiente y lo sabia, no podía permitir que en alguna situación eso podría perjudicar a mis hermanos y por ende al mismo Dios-Emperador, así que me puse como objetivo mejorar mi resistencia para eso todos los días después de acabar el entrenamiento en algún momento que tenia libre iba a correr todo lo que podía, día si y día también, hasta que un día me vio el sargento Iah que me dijo: Mierdecilla, cagarruta, tira-pedos, flojucho, que estas intentado hacer?, a lo que conteste despues de cuadrarme: Señor, correr Señor.

• Y cree que eso es correr?

• Señor, al menos lo intento señor.

• Para que quieres correr en tu tiempo libre?

• Señor, para mejorar mi resistencia señor.

• Entrenando tu solo no mejoraras, si quieres entrenarte yo te pondré entrenamiento mierdecilla, empieza por hacer 100 flexiones.

• Señor, si señor.

El sargento me miraba mientras hacia las flexiones y una sonrisa se dibujaba en su rostro, al terminar, el sargento dijo:

• puede que lo lamente pero te haré un entrenamiento personalizado, pero si me fallas lo lamentaras por el resto de tu vida.

• Señor si señor, le estoy profundamente agradecido, señor.

• Bien, cada día tendrás que hacer aparte de todo lo que corresponda, 100 flexiones, 20km, otras 100 flexiones, otros 20km y para finalizar 100 abdominales, y en este orden, si algún día no te da tiempo ha acabarlo se te acumulara para el dia siguiente, en un mes veremos tus progresos.

• Señor, gracias señor.

Y Iah se fue por donde había venido,

Durante ese mes me entrene a conciencia, y a pesar de que a veces se me acumulaban los ejercicios de un día para otro al final conseguí hacerlo, al mes durante uno de esos entrenamientos apareció Iah como de la nada y sin mas me dijo.

-he mierdecilla, Le apetece una carrera hasta la cabaña?

-Señor, si señor.

Y sin mas echamos a correr uno detrás del otro los 10km que nos separaban de ella y evidentemente me saco bastante, esto se produjo durante los 6 meses siguientes, hasta que la ultima vez ya solo me sacaba unos 10m, entonces se giro y me dijo.

-Hemos acabado el entrenamiento personalizado, y has respondido bien, al final quizás dejes de ser un mierdecilla y pases a ser un Scout después de todo.

Me sentí orgulloso, había conseguido mejorar y no solamente eso sino poder aguantar el ritmo de Iah, que empezaba a ser para mi un referente a superar. Aparte de correr de vez en cuando practicábamos el arte del combate, y casi siempre acababa en el suelo, pero cada vez me apartaba antes de que su puño me diera en las costillas o en cualquier otra parte, al final los segundos que aguantaba sin caer al suelo, se convirtieron en varios minutos.

Ademas de esto el entrenamiento era extenso en un montón de ejercicios, entre ellos me encantaba la posibilidad de tocar y disparar aquellas armas de culto que se llamaban Bolt, eran las armas que mas cogía, ese sonido característicos al reventar la bala me atraía sobremanera mente.

Estas armas de vez en cuando se estropeaban, y había hermanos que los arreglaban con un ligero toque en el arma y pronunciando una oración, después de muchas preguntas y algunas respuestas conseguir hacerme amigo de uno de estas personas que un buen día me explico un método sencillo pero que requería la máxima percepción en todos los movimientos y en la letanía que se pronunciaba, después de muchos entrenamientos conseguí dominarle.

Si no la tienen muy clara a la historia, realmente preferiría que en función de las tablas de eventos el camino que elijan sea algo así como una evolución natural... por ejemplo, si a Rennard le siguen saliendo cosas relacionadas con WP y/o la Eclesiastía y los Capellanes, tiene todas las fichas de que le ofrezcan unirse a ellos como estudiante de las Sagradas Escrituras del Emperador.

Pero no los voy a... ejem, coartar. Mucho. 

Hora a hora, día a día, semana a semana el brutal entrenamiento se cebaba en Czorf. A pesar de tener una excelente complexión física, este castigo era imposible de superar por un humano normal. Por suerte él ya sabía, al igual que sus compañeros, que no lo eran.

Las marchas nunca bajaban de 20 kilómetros, diarios, con campos de entrenamiento en el trayecto donde macharlos aún mas. Carreras de obstáculos, cruzar campos de alambradas colgando sobre ellas y mucho mas. Czorf reunía cada día toda la fuerza de su ser para superar estas pruebas pero no era suficiente.

- Vamos! Maldita sea, escoria escuálida! - El Hermano Sargento Iah gritaba con furia por su lentitud. - He dicho que cruzaréis y es lo que haréis.

El obstáculo no escondía dificultad alguna, sólo esfuerzo, ya que había que recorrer 100 metros colgando de los brazos, por una escalera de mano puesta horizontalmente, sobre un campo de alambrada metálica. Alambrada de guerra. Ese fue su error, fijarse en la alambrada mas de un segundo.

- CZORF!! Tienes miedo!? Te asusta unos trozos de hierro!? - El Hermano Iah gritaba enfurecido.

- No, Hermano Iah! Claro que no, Señor. Nuestra determinación es mas fuerte que cualquier obstáculo, Señor!!- Respondió con aplomo.

- Perfecto. Serás el primero y demostrarás tu determinación. Únicamente usarás una mano! - Iah estaba contento con el coraje del recluta, pero era aún muy pronto para premiarlos.

Czorf palideció un momento y volvió la vista al obstáculo. Oía los rumores entre sus compañeros, sin duda la condición puesta por Iah era excesiva y le llevaría mucho tiempo, tiempo que no disponía. Al igual que todas las noches esta tendría que pasar la otra cara de su entrenamiento, separado de todos los demás reclutas, en presencia del Hermano Bibliotecario Aectus. Si Iah se encargaba de machacar su cuerpo, su mente y voluntad quedaban agotadas tras las sesiones con Aectus.

Estaba oscureciendo y el maldito Iah había puesto el obstáculo en el camino de regreso, como prueba final antes del ansiado descanso. No le daría tiempo a terminar y sabía los estricto y severo que era Aectus. Iah era condescendiente en comparación con Aectus, por mas que lo enmascarase con gritos. No perdonaba las faltas de respeto, olvidar las liturgias y los cantos y tampoco el retraso, aunque fuese a causa de uno de sus Hermanos.

- Hermano Iah... - Dudó un momento. - Yo, sabéis que apenas queda tiempo de luz y ahora el Herman... - No pudo terminar ya que en tres rápidas zancadas Iah se plantó ante él y le hizo volar un par de metros por el aire de un firme golpe contra el pecho.

- He dicho que lo harás. Y no te irás hasta que lo hayas cruzado. Tú solo. Que esto te sirva de lección. Los demás, al trote, volvemos a la instalación! YA! - No miró atrás pero enseguida escucho la carrera del resto y también la respuesta de Czorf.

- Sí, Hermano Sargento Iah. - Respondió Czorf aún mareado, levantándose del suelo.

Finalmente se quedó solo y consiguió calmar su furia recitando fervientemente la Letanía de la Calma. Por El Emperador, Por Hurat que no fracasaría.

La primera caída llegó en el séptimo salto entre barras, cuando aún le quedaban 43. Ahogó los gritos de dolor al cortarse todo el cuerpo contra las afiladas cuchillas de la alambrada. Se obligó a alzarse de nuevo, tras un par de minutos quieto, descansando, evitando cortarse. La siguiente caída llegó en el undécimo salto. En el quinceavo, vigésimo, vigésimosegundo...

Czorf llegó al alba ante la apartada cabaña donde Aectus realizaba la instrucción psíquica, educando su mente, fortaleciendo su voluntad y despertando su psíque. El hueso del fémur izquierdo se veía através de los cortes del muslo al igual que húmero del brazo derecho, visible gracias a un largo y profundo corte. Czorf estaba pálido, cubierto por su propia sangre, ahora reseca, y suciedad de arrastrarse por el suelo.

- Lamento el retraso, Hermano Bibliotecario Aectus. Tuve ciertas dificultades en la fase final del entrenamiento físico. - Pequeños cristales de escarcha psíquica se fundían entre la sangre. - Logré solventarlos pero con retraso, por lo que merezco vuestro castigo.

Se derrumbó, su mente había dado todo lo que podía para sustentar el cuerpo, pero su potencial psíquico era limitado por ahora.

Y otro día, y otro día y otro día parece que el fervor hacia el emperador es eterno, y los ejercicios que se repiten, no van ha acabar nunca, creo que ya hubieramos dado 2 o 3 vueltas a todo el planeta. Aunque reconozco que esto ha echo que nos pongamos fuertes, fuertes como ninguno de nosotros hubiera creido nunca, acaso...

-Mierdecilla Lark, mueve ese puñetero culo hasta que, a la voz de YA!!
-Si señor, si me permite un comentario, señor.- con un asentimiento casi iperceptible de cabeza de Iah.
-Señor veo que hoy esta de mejor humor que nunca, y nos movemos hacia una nueva zona, ¿a que se debe?
Con una mirada severa -y quien te a mandado a ti a pensar- la mirada se intensifica -ALTO! todo firmes y en orden, a la voz de YA!!- ya teniamos el ritmo para que cuando hacia un pequeño espacio entre " a la voz" y cuando decia YA!! estabamos todos firmes y en orden.
-El mierdecilla Lark parece mas avispado de lo que parece, a lo mejor no lo tiramos a la basura como creiamos- sin nisiquiera una sonrisa, lo cual me da mas miedo aun - hoy vamos ha hacer dos ejercicios uno nuevo y otro no, y tendreis que usar lo que nosotros llamamos el sexto sentido de un marine, una cualidad que algunos de vosotros creo que aun no teneis, y teneis de plazo YA!! para conseguirlo.-
Con algo parecido a una sonrisa, nos llevo a un pequeño claro donde se encontraba una cabaña y un TBT(transporte blindado de tropas) alli habia un hermano delante de una larga mesa, nos fueron tapando los ojos a todos y nos sentaron:
-Todos habeis aprendido a montar y desmontar armas, ahora teneis 8 armas delante de vosotros, de diferentes municiones, tendreis que conseguir armarlas y entonces empezara la segunda prueba, quien tenga algun problema que se levante en silencio- con un pequeño parón- la prueva empieza YA!!

Todos teniamos soltura con las armas, habiamos echo ese ejercicio muchas veces, pero siempre con una o dos armas y ademas con los ojos descubiertos. Yo esperaba que la dificultad de la prueva fuera en la segunda tanda, empece encontrado una pistola de munición compacta que conocia mejor que mis propias manos, una rifle laser estandar, pareciamos novatos, nos habia tomado por tontos a todos, una pistola laser, habia una rareza una pistola infierno, de tropas especiales, algo parecido a una pistola de plasma, pero su munición era normalmente uranio empobrecido, disparaba casi balas de bolter. Encontre un rifle largo casi como de francoritador, pero no estaba muy seguro, una escopeta que le habian recortado no se muy bien como, el cañon y cuando me quede con los ultimos restos, no sabia muy bien que hacer, al principio no reconoci el arma asi que empece a tocarla y a comprobar que era cada parte. No se escuchaba ni el sonido de los pajaros apenas algo de viento y el sonido apagado de disparos, seguramente de alguna zona cercana, hice unos rezos para tranquilizarme y para ignorar no poder usar los ojos para poder encajar aquel puzzle.
En un momento dado recorde una frase - este es tú espiritu, y un hombre no es nada hasta que lo conoce como a si mismo- era un bolter, un bendecido mil veces bolter, el arma del emperador, pero yo y creo que ninguno era capaz de armar ninguno, nisiquiera habiamos visto uno por dentro y parecia que esa prohibición, no dicha, segui intacta.

Me lenvante poco a poco de mi asiento, una mano me dirigio unos pasos alejados de la mesa, alli me pregunto una voz que no conocia - ¿que es? - yo dude al principio volvian a leerme la mente, habian mas psiquicos por aqui, me relaje inspire y dije - Esto que no entiendo es mi espiritu, la dulce voz del emperador que nos da jubilo en la batalla, y lleva el miedo a los corazones de nuestros enemigos- de un tirón me quitaron la venda, me acostumbre rapidamente a la luz y con un gesto hicieron que me sentara cerca por detras del TBT y que tomara algo de agua y descansara, ya habian otros dos compañeros sentados ahi, y estos me mirarón con una sonrisa.
Yo no sabia si aun, si estaba todo bien, pero estaba claro que ellos tambien habian descubierto algo en su interior, algo nuevo, algo por lo que vivir, algo por lo que morir, un destino.

Reclutas! 

Voy a tener que pedir la colaboración, porque son muchos y me he liado acomodando todo.

Pongan en sus escenas personales:

* Ficha compacta (atributos, heridas, movimiento)

* Talentos de Inicio (de Mundo de Origen, Psy ó de Elección).

* Habilidades de Inicio

* Equipamiento Especial (Rennard, Hideus, Graven por hacer historias en conjunto).

* Gasto de los 400px iniciales.

Es que mirando todo por aquí se me ha hecho un poco un lío.

Mi resumen de las habilidades es este: 

Creo que me falta en algún lado un +1 que le di a Horus (Czorf) y no lo veo reflejado, o no encontré el post.

Ahora pueden compararse y hacerse pullas y esas cosas :) Si encuentran un error me lo dicen.

Como saben, los marines tienen pocas pertenencias propias. Como Neófitos, ustedes no tienen ninguna, excepto:

Rennard, Temán: Sermones del Principio de los Tiempos, un libro pequeño encuadernado en cuero negro animal con el Aquila Imperialis grabada en oro en la tapa. Contiene los rezos del Emperador, alabanzas al Dios-Emperador en los primeros tiempos, cuando reunió a los Primarcas a su alrededor. Cuando lo utilicen para Meditar, recuperarán un punto más de Fatiga que lo normal.

Graven: Mmmm... no lo sé. Qué te gustaría que tu personaje obtuviera en esta etapa, como recuerdo? No me pidas un arma o algo que afecte mucho la mecánica, después de todo es un "recuerdo".

Micah tiene una herida más y Ag 30 (la inversión de los 400 xp)