Partida Rol por web

El capitán Cifuentes nos tenía programado un entrenamiento del infierno, lo primero fueron las pesas, el muy gambero nos observó a detalle mientras sufríamos en la banca, una vez que descubrió nuestros límites, el mío eran poco más 35 kilos, nos forzó a realizar diez repeticiones con 10 kilos ppr encima de dicho límite.

Vaya sujeto me dejó los brazos hechos pomada, el sujeto era un entrenador implacable vaya forma de torturarnos, lo peor de todo era que el entrenamiento no había hecho más que comenzar.

Tras un breve descanso de dos minutos, el capitán nos hizo correr un jodido medio kilómetro, lo cual puede no parecer mucho, sin embargo, si le sumas el cansancio acumulado del ejercicio anterior, ese medio kilómetro se convierte en la carrera de maratón.

Afortunadamente mi entrenamiento con Domovoy me permitió tener la energía suficiente como para poder continuar con las pruebas, siendo la siguiente la escalada.

Cuando vi la enorme palestra dejé esvapar un gran suspiro, pues algo me decía que lo más probable era que me rompiera la crisma antes de llegar a la parte alta de la pared.

Mis brazos me ardían, mis piernas temblaban como gelatina, pero mi corazón ardía von fuerza en mi pecho, mi ritmo cardíaco estaba por las nubes y el aire se resistía a entrar a mis pulmones

Paso a paso fui escalando la jodida pared, al tiempo que sentía que tenía una enorme roca amarrada a la cintura, es así que luego de unos angustiantes diez minutos, ya estaba arriba del muro con mi cuerpo totalmente destrozado.

Luego toco descender en rapel para ir a la siguiente prueba en la alberca. Nadar 200 metros eso eta todo lo que me separaba de un merecido descanso así que me lancé de lleno a la piscina lo que provoco que tragara un poco de agua.

Gracias al cielo consegui recuperarme y culminar la prueba de natación sin problemas para luego dejarme caer a un lado de la piscina mientras el capitán escogía las parejad para la prueba de combate.

    Luego de darme cuenta que el Capitán Cifuentes me estaba mirando raro por estarme tomando demasiado tiempo para seguir con el programa ... tsk... me pillo..., así que mientras me adelantaba hacia la pista puedo ver como otro de mis compañeros ya había iniciado con las pruebas, quien no era otro que Strauss, el cual, como si fuera un mero tramite se iba despachando de cada una de estas en cosa de minutos ... joder el chico esta echo una maquina... aunque no puedo evitar notar que este empieza a mostrar signos de cansancios en el momento en que salia de la piscina ... yo no creo que ni alcance a llegar a la misma... 

    Sin perder mas tiempo y estando un tanto orgulloso de sus capacidades para correr, empiezo a marchar de manera constante pero aprisa, mientras me aseguraba de no aplicar demasiado peso en los pasos, para evitar un mal movimiento y caer de cara al suelo.

  hagg.....hagg.... bufff... fuuu.... sigamos... - voy diciendo entre jadeos una vez completaba la distancia pedida por el capitán 

   Como me lo esperaba, la prueba no me costo casi nada en poder superarla ... de algo que me sirva la confianza en mis piernas... por lo que después de relajar un poco el cuerpo y recuperar el aliento, me acercaba a la muralla de piedras para el siguiente evento.

    Al levantar el hombro para agarrar la primera piedra puedo sentir como el trabajo con las pesas aun repercutía un poco en mi cuerpo ... espero que no sea tanto..., pero como no era tiempo para dudar, empiezo a escalar con cuidado estando pendiente de cada siguiente paso para no caer hasta llegar a la sima, o eso me gustaría decir... pues no habiendo aun superando ni el primer tercio de la subida, puedo sentir como la vista me falla por unos momentos y no logro alcanzar la piedra adecuada, lo que termina con un tropiezo que me cuesta un par de centímetros antes de volver a afirmarme.

   Fiush.... casi...- digo una vez me mentalizo para proseguir y que esto sea una un contratiempo menor... o eso me encantaría poder decirle a las chicas... pero no, casi llegando a la cima del circuito, pasa algo similar a la vez anterior - ¡¡Mierd- y al instante me pego lo mas que puedo a la muralla lastimándome un poco el rostro, pero no perdiendo casi nada de altura  ... joder...joder...casi... - estoy bien... estoy bien... - le voy diciendo a mis compañeros y al instructor para evitar que se asustaran por el imprevisto.

   Ya por fin en la cima, me tomo unos minutos para mentalizarme y bajar la escalera pues la siguiente tarea ya le había costado a mi compañero ... a mi me va superar...

.............................

     Volviendo de los camarines con el bañador puesto, me pongo lentamente en la zona de pruebas mientras empezaba a dudar de mis capacidades físicas ...yo...yo ya no puedo... mas... y escuchando la señal de salida, me lanzo al agua mientras comenzaba a nadar torpemente hasta el otro lado de la piscina. 

  NO habiendo podido ni superar la mitad del recorrido, siento como todo mi cuerpo empieza a gritar en un intento de que me detuviera y no fue hasta que mi brazo se comenzó a quedar atrás es que me empece a estresar, perdiendo el ritmo que llevaba, tendiendo que parar en el sitio 

   Un.....minuto...- le digo al capitán Cifuentes, pero como esto era para probar la fuerza física, el pequeño aliento no dura nada, por lo que una vez vuelvo a empezar a nadar con las pocas fuerzas que me quedaban ahora me fallan ambos brazos siendo casi un chiste al notar que no había logrado avanzar ni un centímetro de la ultima vez.

Con mi ultimo intento en el recorrido, intento dar lo mejor de mi... solo para notar que parte del agua se me mete por la nariz, teniendo que salir a tomar aire si no quería ahogarme y de esta manera perdiendo las pruebas.

   Yo....yo... me rindo Capitan Cifuentes...- digo, aunque no valía de mucho, total ya había perdido en mis tres intentos.

Parecía que estaban decididos a machacarnos a fondo, combate real, combate simulado, ahora pruebas muy duras como guinda del pastel. No quise protestar pues sabía que haberlo no servía para nada, pero entre esto y la nueva mimada mis ánimos comenzaban a flaquear.

- En fin... - Me dije a mi mismo viendo como mis compañeros empezaban las pruebas. Suspiré y añadí un – Allá vamos

En las pesas fue bien, pero era la primera de las pruebas y quedaba aún mucho. La carreta bien. La escalada también y finalmente la natación. No esperaba haber llegado tan lejos, pero hoy mi cuerpo respondió. Faltaba ver como iba el tema de la lucha.

Conforme iban terminando la prueba, el capitán Cifuentes procedió a emparejarlos el primer combate sería de el capitán contra Michael.

Luego irían Elliot contra Kyoga y al final lucharía Friederich contra Vincent.

Al capitan casi no le cuesta trabajo derrotar a Michael, pues al encontrarse tan agotado, los golpes del joven piloto carecían de fuerza y precisión.

Además su rival no sólo era un capitán de la iniciativa, sino también un sujeto que había ganado tres guantes de oro a nivel amateur.

Buen trabajo Strauss a las duchas.

    Saliendo con algo de dificultad de la piscina veo al fondo como Kashii estaba terminando también el circuito, quien pareciera que todo esto no fue mas que un paseo por el parque ... joder va ser que solo yo no mas no me e estado entrenando... , pero como aun faltaba un asunto que tratar si quería quedar libre, me dirijo a los camarines nuevamente para secarme y ponerme algo mas acorde con evento de los combates.

   Al final, el combate que iba a tener seria contra Kashii  ... mierda... voy a perder... pero teniendo en cuenta las otras opciones tanto el como Hertz era en los que podía confiar de que saldría con menos moretones una ves terminara el combate.

 - ¿ Una pelea justa...? -le digo en broma a mi compañero quien estaba enfrente mio preparado para combatir, y aunque me ponía en una posición de combate, no puedo evitar demostrar lo cansado que ya estaba para éste momento. 

Al final, al repasar los resultados, la cosa no había salido tan bien como me creía. Pero no había tiempo de pensar en ello, faltaba la lucha final. Me consoló saber contra quien me había tocado competir.

- Elliot, buena suerte – Saludé también inclinando un poco mi cuerpo como hacen los competidores de artes marciales. Fuese cual fuese el resultado, me gustó la idea de competir con mi amigo – Siempre fair play entre amigos – Le respondí sonriente.

Me dispuse a ello, empecé fatal con un tropezón que Elliot aprovecho para marcarme un golpe. En el segundo logré llevarme el tanto, por poco. En el tercero se decidiría todo... Y el resultado ¿Tablas? Miré a ver que decidía.

Luego miré a Elliot y me reí y rascándome la nuca  - vaya, que igualados... 

La pelea entre ambos jóvenes es bastante pareja, el cansancio cobro su cuota y sus golpes distaban de ser precisos y contundentes.

Al final el capitán Cifuentes decidió declararla un empate, enviando a ambos a las regaderas y luego a descansar, asegurándoles que no serían molestados el resto del día.

la ordenes estaban claras, tenía que hacer una sesión de ejercicios extremos y no le quedaba mas remedio que acatar las ordenes, "buenas suerte, voy a empezar por los demás ejercicios y terminare con el combate" por lo que empiezo corriendo los 500 metros, que supero sin muchos problemas y decide refrescarme un poco al cambiarme y tirarme a hacer los ejercicios de la piscina, para luego continuar con el levantamiento de pesas y calentar los brazos para la escalada, y tras acabar y bajar, me dispongo para el combate con mis compañeros.

  La señal sonó y el combate inicio, por suerte para mi, todo el circuito si había afectado un poco la concentración de Kashii, pues en el momento en que intenta evadir mi primer golpe, éste termina tropezando quedando totalmente expuesto al golpe que me da la primera victoria ... ¡jo! ¡¿ enserio ?! ... inflándome un poco mi ego pensado que igual tenia posibilidades de ganar.

  El segundo asalto inicia y pensado que la misma estrategia podría funcionar me lanzo nuevamente con el puñetazo, a lo que soy rápidamente interceptado con un buen golpe que me saca de mi equilibrio enseguida - mier- no termino de decir mientras caía al suelo.

  Sucediendo entonces lo que vendría a ser el desempate, que ambos aprovechamos de ocupar nuestras ultimas cartas bajo la manga para intentar ese preciado punto, pero con todo el sobre esfuerzo antes de siquiera considerarse medio día en el Avalon, ninguno logra finiquitar el combate, teniendo que el mismo Capitán Cifuente quien proclamara el empate.

   - Jo....jo... que...reñido... bueno combate...Kashii- decía mientras jadeaba e iba abandonando el cuadrilátero para dar espacio para el ultimo combate.

Pero...

     Al escuchar las palabras del Capitán un momentáneo alivio llega a mi, pero... al recordar que aun tenia un asunto un tanto personal que tratar, me encamino lo mas rápido que esta pudiendo mi cuerpo soportar para llegar a las regaderas y solucionarlo de una vez por todas.  

     Lo siento chicos - le digo a mis compañeros que aun no se llegaban a enfrentar - tengo un asunto que atender... luego me dicen quien gano - sin mas que decir ingresaba a las regaderas para quitarme el sudor ademas de relajar por fin el cuerpo.

Felicité a Elliot - Igualmente, buen combate

Aunque me hubiera gustado hablar un poco más con él, salió pitando. Levanté mis hombros y me fui a la ducha y a descansar, me encontraba muy cansado y al fin y al cabo el capitán había dado ya permiso para retirarnos.

- Nos vemos luego chicos, avisen a cocina que preparen unas buenas raciones cuando toque comer - Hice una pequeña broma como despedida.

Ya había transcurrido un par de semanas desde la revisión médica, surgieron algunas parejas nuevas, entre las cuales destacaban, el capitán Khumalo con la teniente O'Connor, Alanya con Elliot, Friederich con Elizabeth, siendo esta última la más extraña.

El alemán y la inglesa pasaban mucho tiempo a solas, pero no había ninguna clase de manifestación de afecto pública entre ellos, lo que los hacía una pareja muy curiosa.

Durante los entrenamientos, Hellen y Elizabeth demostraron ser dos pilotos muy capaces, la primera de ellas se acopló muy bien al grupo logrando caer en simpatía de muchos.

Elizabeth por otro lado, generó distintos anticuerpos con Tanya, al extremo que la rusa buscaba cualquier oportunidad para intentar enfrentarse a la inglesa, pero esta última siempre le daba esquinazo.

A la última simulación, la misma que fue supervisada por el mayor Chmielecki, le siguió una sesión de entrenamiento infernal, dirigida por la capitana Volger.

Por alguna razón que desconocían, los varones parecían tolerar mejor el entrenamiento que las chicas.

La rusa aún recordaba el día de la revisión médica, principalmente por lo que había hecho ese día con su novia, además de lo que ésta le había pedido, el compromiso que habían establecido, y lo fieles que habían sido a sus sentimientos esa noche. Tanya le había asegurado que Eliza era la chica a la cual amaba con todo su corazón, y que estaría contenta de estar junto a ella hasta el final de su vida. Lamentablemente, no había tenido un anillo para confirmar aquel compromiso, principalmente porque la pelirroja la había tomado por sorpresa aquel día. No obstante, durante los días siguientes, se había dedicado a juntar el dinero suficiente para preparar una bonita sorpresa para la mexicana, si bien aún estaba lejos de obtener lo que deseaba. A diferencia de Elizabeth, la rusa no poseía tanto dinero como ésta, por lo que sus posibilidades eran bastante limitadas a la hora de tener el dinero requerido para comprar un bonito anillo de compromiso para su novia.

De cualquier modo, durante las semanas siguientes, la joven aguerrida se había mostrado más amorosa con su pareja, más de lo que usualmente se mostraba, algo que era de esperar, luego de que Eliza le hubiera dedicado aquellas hermosas palabras. Así también, había incrementado la frecuencia con la que la rusa solía pasar el tiempo en la habitación de su pareja, o cuando la mexicana dormía en la habitación de Tanya, claro. Ya no le importaba mucho, a la rubia, el hecho de que otros pudieran verla de mala manera, en especial cuando no dudaría en darle una buena golpiza a quien dijera algo en contra de su relación con Eliza. No obstante, tampoco había dudado en mostrar su desagrado con el hecho de que Elizabeth fuera una piloto como el resto. Después de todo, no la reconocía como alguien hábil para dicha responsabilidad, y no dudaba en dejárselo en claro, más de una vez, así como intentar hacerle la vida imposible a la niña mimada, incluso si ahora parecía estar en una relación con el alemán. No consideraba que estuviera a su altura como piloto, ni mucho menos a la altura de Eliza. Realmente no le agradaba nada que una más entre los pilotos, cuando, en la primer simulación en conjunto, había demostrado que era demasiado imprudente... incluso si Tanya también lo había sido al principio, claro.

Sin embargo, en ese momento, la joven aguerrida no pensaba en los problemas que pudiera tener con la inglesa, ni tampoco en la dificultad que tenía para juntar el dinero necesario para comprarle un bonito anillo a su novia. No, lo que más la molestaba, ahora que se encontraba en el comedor, bastante agotada tras el entrenamiento intenso por parte de Volger, era el hecho de que los chicos parecían menos agotados que ella, como sí aquello hubiese sido un paseo al parque. ¿Acaso les habían dado alguna inyección como a sus compañeras? Aquello sería algo ciertamente injusto, teniendo en cuenta que a ella le habían querido dar esa inyección que no era más que una molestia para la rusa, y que al final había rechazado, mientras que a los chicos, era posible que les hubiesen dado algo más útil. - ¿Cómo es que lo hacen? - Preguntó un tanto curiosa, además de cabreada, claro, a su novia, mientras se encontraba sentada a su lado. Si, en verdad, les habían otorgado una inyección así, no dudaría en quejarse con sus superiores, puesto que todos eran pilotos, por lo que merecían las mismas mejoras en cuanto a capacidad de combate, sin importar su sexo. - Es muy extraño, la verdad... - Murmuró con cierta molestia, mientras miraba al resto de sus compañeros. Si bien, ella no estaba tan cansada como sus compañeras, ya que estaba en muy buenas condiciones físicas, eso no quería decir que no quisiera esa mejora que al parecer les habían dado a los chicos.

Han pasado dos semanas, dos semanas maravillosas, dos semanas de ensueño. He pasado todas las noches con Michael, bien sea en mi cuarto o en el suyo, y ahora es evidente para todos mis compañeros que somos pareja. Solo parece que nos separamos o alejamos algo más cuando los mandos están presentes, pero incluso en esos momentos me es imposible no desviar la vista en ocasiones hacia él.

Nuevas parejas surgieron de aquella "exploración médica", y me alegro. Alanya y Elliot demuestran que el hecho que no hayan decidido cuál de ellos será el nuevo jefe de escuadrón que me acompañará junto a Michael y Vicent, no va a suponer un enfrentamiento entre ellos. Más bien al revés, parece que les ha acercado más. Me alegro tanto por ellos... todos merecen la alegría de tener pareja, la misma que yo siento, o la misma que disfrutan Tanya y Liz.

Las nuevas pilotos son... caso aparte. Con Hellen he creado buenas migas, me ha caído muy bien. Quizá porque fue amiga de Michael, o quizá sea realmente porque es una persona buena y amable. No como cuando llegó. Solemos entrenar a menudo los tres juntos, Michael, Hellen y yo. Poco a poco voy mejorando en habilidad de lucha, pero me falta muchísimo para llegar a compararme a alguno de mis compañeros. Por otra parte no detengo mi entrenamiento de gimnasia, así que mantengo mi flexibilidad. Se necesita tener un cuerpo tonificado, nunca sabes cuándo necesitarás tener una buena resistencia.

Finalmente se produce una nueva simulación, a la que sigue una sesión de entrenamiento. ¿Entrenamiento? Tortura, diría yo. Termino realmente exhausta y simplemente me dejo caer resbalando por una de las paredes del gimnasio hasta el suelo, sin poder moverme durante largos minutos. Observo a mis compañeros, ellos parecen llevar mejor que nosotras el entrenamiento. O solo es que me falta bastante para estar a su altura. Pero me extraña ver a Tanya tan derrotada, pues ella sí tiene un profundo entrenamiento.

Por fin soy capaz de moverme y me dirijo a la ducha, para darme un agua que me quite el sudor. Luego voy al comedor, necesito comer y sobre todo beber algo, para reponer fuerzas. Estoy agotada.

Tras otra sesión de entrenamiento con Volger, me sentía de lo más relajado, pues nada de lo que hiciera la capitana, podía siquiera compararse con el infierno al que nos sometió el capitán Cifuentes aquel día.

Luego de lo acontecido durante la supuesta revisión médica, no me sorprende que Cifuentes quisiera molernos hasta convertirnos en poco más que talco, pues evidentemente, su objetivo era que los varones tuvieramos sólo la energía necesaria para llegar a nuestras habitaciones y dormir.

Aparentemente el capellán no conto con la tozudes de algunos de nosotros.

Me sorprendía y preocupaba a partes iguales que Elizabeth se hubiera vuelto tan cercana a Friederich, tanto es así que, me vi en la necesidad de confrontar a este último, llevándome una interesante sorpresa.

Las sesiones de entrenamiento en el gimnasio se volvieron un tanto interesantes, pues en algún punto de mis sesiones de entrenamiento me converti en el instructor de Hiroko y Hellen, lo que para otros podría ser una receta para el desastre, se convirtió en una de las experiencias más satisfactorias para mi, pues tenía a mi ex y a mi pareja como compañeras de entrenamiento en perfecta armonía.

Lo que me llamaba mucho la atención es que la idiota de Elizabeth no se hubiera percatado que el objetivo de su mayor odio y humillación como la llamaba ella, estaba justo bajo sus  narices, convertida en una elegante chica aristócrata.

Algo que llamó mucho mi atención fue el hecho de que Alanya y Elliot se convirtieran en pareja, pues nunca me imaginé que la aguerrida irlandesa posaría su vista en el pequeño Elliot y es que yo ya le había tomado cariño al chico llegando a verlo como un hermano menor, a diferencia de Vincent y Kyoga a quienes veía como buenos amigos.

Lo que si me causaba mucha gracia, eran los intentos de Tanya por hacer que Elizabeth bajara de su pedestal y es que, Elizabeth siempre sería la misma arpía y nada de lo que Tanya hiciera podría afectarla, esa miserable no tenía ninguna clase de vergüenza, conciencia o remordimiento.

Dos semanas. Solo dos semanas en las que Alanya vivía como en un sueño.

Aún podía recordar el tormento al que le sometió la dichosa inyección anticonceptiva, pero en el fondo se sentía agradecida de que le hubiera ayudado a superar su timidez. Gracias a ella descubrió a Elliot. Ninguno de los dos eran especialmente populares entre el grupo de pilotos, aún incluso cuando Alanya había sido nombrada jefa de escuadrón. Una jefa de escuadrón sin escuadrón poco podía interaccionar con sus pilotos y la muchacha normalmente pasaba desapercibida en el grupo. Elliot era tímido y tampoco se relacionaba mucho. Al unir sus corazones parecía que se habían aislado un poco más.

Era difícil ver la pareja en actitud amorosa, sobre todo si sabían que alguien les miraba, pero paseaban siempre juntos de la mano e iban casi siempre a comer juntos. Alanya se dejaba llevar por los gustos culinarios de Elliot y parecía disfrutar de cada plato que éste le ofrecía. Bastaba ver como se miraban uno al otro para comprender que, quizás, era la primera vez para ambos.

Siempre juntos, revisaban videos de combate y estrategia, preparándose como si ambos fueran a llevar un escuadrón cada uno. Eran rivales, pero estaban juntos y se apoyaban mutuamente. El mejor se quedaría con el puesto, pero ambos se esforzarían juntos para dar lo mejor de sí mismos.

Verlos solos era complicado. Mientras Elliot se pasaba largas horas en el taller, Alanya aprovechaba para practicar en la galería de tiro o ir al gimnasio a entrenar, cuando podía con Robinov, y cuando no sola, sus ya no tan incipientes artes marciales. Había delegado totalmente los arreglos de Aisling, su robot de combate, en su amado y cuando acababa de entrenar regresaba al taller a ayudarle.

Así pasaban los días, mientras que las noches eran algo que guardaban para ellos mismos, siendo difícil saber si estaban juntos en uno u otro dormitorio o incluso si esa noche dormían separados. Procuraban preservar su intimidad en una base carente de espacio y abarrotada de gente... su habitaciones eran sus refugios.

Los últimos entrenamientos eran una escalada constante de dificultad y, sin saber los motivos, a Alanya cada vez le costaba más mantener el ritmo, terminando generalmente muy agotada. Por la noche caía en los brazos de Elliot completamente extenuada, quedando dormida en el acto. Era una situación muy embarazosa para ella. Pero Elliot la comprendía y le dejaba descansar.

Encerrada en su ensueño apenas fue consciente de la nueva pareja formada por Elizabeth y Friedrich. Al principio Elizabeth le caía mal, pero al no relacionarse apenas con ella, simplemente terminó ignorándola. Hellen era un encanto y desde que se conocieron en la recepción siempre se habían llevado bien, aunque tampoco se relacionaron mucho.

Por tanto, Alanya se sentía feliz al lado de Elliot, como una niña en su primer enamoramiento y, salvo prepararse junto con su chico para lo que pudiera venir, parecía ausente del universo.