Partida Rol por web

Afrikanerhart

Voortreekers (Ambientación)

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09/09/2009, 21:24
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Algo de Historia

Sudáfrica, esa gran desconocida. El extremo más austral de África, la llamada “nación del arco iris”, solo nos suena por los no tan lejanos días del apartheid. Parece que el mundo nuevamente le hubiera dado la espalda a este país africano, como ha sucedido durante gran parte de su historia. Pero, ¿Cómo nació Sudáfrica?

Existen dos visiones diferentes del suceso, según el color de la piel del habitante de este país. Para los negros, está claro: ellos habitaban allí primero. Pero no se trataba de los bantúes, la tribu negra dominante en el África austral, que se expandió desde las selvas del centro y el oeste del continente hacia el sur, exterminando a los pigmeos a su paso. El Cabo de Buena Esperanza estaba habitado por otra tribu mucho más antigua, los llamados bosquimanos o khoisán. Eran cazadores/recolectores de mentalidad abierta y dignos de ser comparados con los taínos que encontró colón en las islas del Caribe.

Para los blancos, la historia de Sudáfrica comienza en 1652, cuando Jan van Riebeeck, un capitán de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales fundó un pequeño asentamiento en lo que hoy es Ciudad El Cabo. El propósito del asentamiento era crear pequeñas granjas para abastecer a los barcos holandeses de camino a Sumatra y sus posesiones en Oriente.

Pero al igual que en Estados Unidos, estos primeros “burgueses libres” comenzaron a labrar una pequeña nación, aumentando su población, bajo la permisividad de la compañía. Emplearon mano de obra esclava en las plantaciones, malayos, hindúes y negros, y comenzaron a convertirse en una nación pujante con un idioma propio y con una mentalidad calvinista. A los colonos holandeses se le sumaron daneses y franceses (sobretodo), hugonotes huidos de las persecuciones de Luis XIV.

Pero la prosperidad de los colonos atrajo a los británicos, que estaban tomando el relevo a los holandeses en el comercio marítimo en extremo oriente (y en el mundo entero). El Cabo fue invadido por tropas británicas, con poca resistencia. El gobierno electo por los colonos se habían vuelto incapaz y corrupto, y la nueva administración fue acogida con buenos ojos.

Pero nuevamente, como en Estados Unidos, poco a poco se dejó sentir el carácter independiente y providencialista de algunos colonos. La administración inglesa era cómoda, pero les trataba como ciudadanos de segunda, menospreciando su cultura y lengua. Ello provocó que en 1830, un grupo numeroso de familias boer decidiera migrar al norte, buscando nuevas tierras. Llevaron pocas cosas consigo: sus familias, una carreta, una biblia y un fusil. Y se lanzaron a la colonización de nuevos territorios, al más puro estilo del salvaje oeste. Le llamaron El Gran Trek (Trek significa viaje dificultoso en afrikaans), y los que participaron en él se denominaron “Voortrekkers”.

Pero en su camino se toparon con poderosas naciones negras, como el imperio zulú, cuyas fuerzas derrotarían medio siglo después a los ingleses en varias batallas. Los boers solo se tenían a si mismo, su astucia y su fusiles. Y prevalecieron. En la batalla de Blood River, se enfrentaron a abrumadoras fuerzas zulúes, que detuvieron parapetándose en un círculo con sus carretas, y manteniendo el fuego de sus fusiles hasta que el enemigo se retiró. Los colonos prometieron honrar ese día como una fiesta nacional, y así lo hicieron. Lo llamaron, “Día del juramento”.

Los boers fundaron una nueva nación, en forma de república, en los territorios del Transvaal y el Estado Libre de Orange, y confeccionaron su propia bandera. El descubrimiento de minas de oro y diamantes en la región atrajo la codicia de los ingleses, que bajo el pretexto de proteger a los boers de los zulúes, ocuparon su territorio. Los zulúes fueron vencidos en la batalla de Ulundi, tras amargas derrotas inglesas como la de Ishandlwana. Entonces, los boers protestaron por la ocupación inglesa, y estalló la Primera Guerra Boer (1880-1881). En ella, los ingleses abandonaron definitivamente sus vistosos uniformes rojos, ya que habían servido para ser blancos perfectos contra los tiradores boer, que se emboscaban en el terreno disparando a las columnas inglesas que avanzaban en perfecta formación.

La derrota de los ingleses trajo gran prosperidad al pueblo boer, y  las repúblicas de Natal, Transvaal y el Estado Libre de Orange se convirtieron en toda una potencia económica, enriquecida por la explotación de sus minas. Celosos de ello, los ingleses decidieron mandar una quinta columna, llenando estos estados de colonos británicos. El presidente del Transvaal, Paul Kruger, era un político astuto y de firmes convicciones, idolatrado como el padre de la nación, y admirado hasta por Otto von Bismarck. Las monedas de oro de la república recibieron su nombre (krugerrand).

Pero Kruger se mostró inflexible con los colonos ingleses, negándoles la ciudadanía de pleno derecho. Inglaterra intentó conquistar el territorio con una columna de mercenarios fuertemente armados en la llamada “Raid de Jameson” (1895-96), pero los astutos boers desbarataron el plan nada más las tropas mercenarias cruzaron la frontera.

Entonces, los británicos pasaron a la ofensiva, dando un ultimátum a Kruger: o daba igualdad de derechos a sus colonos, o le declararían la guerra. Y aunque hombre sensatos dentro de la república, como el general Koos de la Rey, vieron que debía transigirse para evitar una guerra que no podían ganar, Kruger se mantuvo firme, y la guerra fue declarada.

Esta Segunda Guerra Boer (1899-1902) fue peor que la primera. Los ingleses contaban con más de 300.000 hombres, pero de nuevo relució el genio afrikáner. Durante la primera parte de la guerra, los ingleses estuvieron contra las cuerdas, y los boer, que habían comprado armas y cañones a los alemanes, asediaron sus principales plazas en la colonia de El Cabo. Comenzaron las primeras victorias boer, entre ellas la de Magersfontein, donde el avance inglés fue frenado en seco.

Pero aquella situación no podía durar. Los ingleses consiguieron resistir, y contraatacaron, venciendo al ejército boer en varias batallas y tomando su capital: Bloemfontein. Pero los valientes boers no se rindieron, conscientes de que su identidad como nación dependía de aquella guerra. Iniciaron una costosa guerra de guerrillas para los británicos, atacando su línea de suministros, tomando pequeñas plazas, etc. Los ingleses, desesperados, tomaron situaciones drásticas, encerrando en campos de concentración a las familias de los guerrilleros, en un intento para disuadirles de pelear. Muchos lo hicieron, pero los mejores permanecieron luchando, conscientes de que la promesa de un inglés era de menos valía que el fusil que empuñaban en sus endurecidas manos.

No ganaron aquella guerra, pero la sangre de los boers que fue derramada prendió la mecha para un nacionalismo afrikáner, que daría lugar al apartheid en el siglo XX.

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09/09/2009, 21:31
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Sobre los Boers o Afrikaaners

El pueblo boer se denomina a si mismos como afrikaaners. Ayer y hoy, no creen que sean extranjeros transplantados en ese país, sino habitantes del mismo de pleno derecho. Del mismo modo que un americano blanco no considera que sea un usurpador de las tierras de los indios, un afrikáner no se considera conquistador de tierras que no le pertenecieran. Su filosofía es simple: ellos cultivaron aquella tierra con su sudor y su sangre, y a ellos pertenece.

Entre los afrikáners existe una mayoría puramente racista, pero no nos ha de extrañar. No en vano, Estados Unidos tuvo una larga guerra civil por ese motivo, y el racismo en los estados sureños no pudo solucionarse hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Un afrikáner puede confiar en un negro, sobretodo es “coloured” (mulato), pero difícilmente en esta época podrá considerarle como un igual. Los negros tienen su propio espacio, y su meta vital es circunscribirse a él, sin interferir en los asuntos de los blancos.

La lengua de los boers es el afrikaans, un dialecto autóctono del holandés con préstamos de las muchas lenguas que coexistían con él. Su acento es grave pero armónico, destacando las oes, que se pronuncian “ur”. Así, “boer” se pruncia “búr”.

Los afrikáners no tienen solo una parte oscura. En la época que nos ocupa, eran en su mayoría honrados y virtuosos granjeros, muy sufridos y endurecidos por la tierra que trabajaban. Un boer era siempre solidario con los demás, tenía un espíritu noble y valiente, inquebrantable al desaliento. Además, eran unos guerreros excepcionales. Dada la dureza del territorio donde habitaban (África siempre fue un lugar mucho más duro que las praderas de Estados Unidos), un boer aprendía desde pequeño a montar a caballo y manejar las armas, usando el terreno a su favor. Los observadores británicos durante la Guerra Zulú, quedaron impresionados por la habilidad y puntería que tenían los boers con sus armas. Se decía que eran capaces de acertar a un blanco con un rifle, disparando mientras galopaban con su caballo.

Los boers eran personas muy religiosas, pero esto no es diferente al Salvaje Oeste (de nuevo), que estaba recorrido por predicadores con mensajes apocalípticos. La naturaleza calvinista de la iglesia reformada holandesa, oficial en los estados del Transvaal, acercaba mucho la moralidad boer a la que pudieran tener los colonos del Oeste. A veces más cerrada y fanática, y otras más abierta a los cambios.

Fruto del desarrollo económico, existía entre los boers una burguesía culta, que nada tenía que envidiar a la de los países europeos. Esta burguesía creía en el desarrollo económico, científico y técnico, y aunque algunos de ellos eran esencialmente conservadores, otros alzaron sus voces contra el racismo imperante, y el subempleo de los colonos británicos.

Así pues, el máster debe arrojar a la basura sus prejuicios, y pensar en que el mundo de esta partida es tan o más fascinante que el del Salvaje Oeste. Tal vez no existan indios con caballos y plumas, pero si guerreros zulúes con fusiles británicos y lanzas de guerra, impacientes por vengar la derrota de sus antepasados, y duros como pocos. Tal vez no existan manadas de bisontes, pero si una sabana repleta de leones y manadas de elefantes y cebras, con mortíferas serpientes emboscadas en los arbustos.

En África, mucho más que en el Salvaje Oeste, la vida se rige por un sencillo binomio: el que no mata, muere.

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09/09/2009, 21:34
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De la Rey

Canción de 2005 del sudafricano Bok Van Blerk sobre el general Koos de la Rey, héroe de la Segunda Guerra Boer. Cantada en afrikaans:

Subtítulos en inglés.

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09/09/2009, 21:38
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Boer en Sy Roer "El boer y su fusil"

Canción de Anton Myburgh, cantada en afrikaans:

Traducción (inglés)

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09/09/2009, 21:40
Director

Afrikanerhart "Corazón afrikaner"

Canción de Bok van Blerk, cantada en afrikaans:

Subtitulos en inglés.