Partida Rol por web

En el momento que Clark cogió el escudo, las extrañas náuseas regresaron a vuestro cuerpo ¿es que aquello iba a ser el modus operandi del programa?

Cuando finalmente desaparecieron las náuseas y se retomó el control de la situación, se pudo comprobar que el escenario donde os encontrabais ahora era bien distinto.

Todo esto implicó que el programa estaba funcionando al 100%.

En cuestión de segundos notasteis como todo vuestro ser se teletransportó a otro lugar, a otra era, a otro mundo.

Aún no veíais nada, estabais aturdidos por el viaje, pero escuchabais perfectamente, era mucho ruido, como un escándalo ¿una pelea quizás a vuestro alrededor?

Poco a poco ibais discerniendo más la realidad, se trataba de gritos de personas, no es que estuviesen peleándose, ¡es que estaban pletóricas!

Cuando recobrasteis la visión la imagen fue totalmente reveladora: estabais rodeados de más de una veintena de  hombres, todos fornidos, rudos, con aspecto de estar curtidos en la batalla o expuestos a duras condiciones. Todos parecían estar escuchando a una persona, alguien que estaba en el centro del semicírculo y que portaba sobre él un hermoso vellocino de oro.

De repente se escucharon susurros a vuestro alrededor: callad, Jason va a hablar.

Estabais en la Grecia Clásica, no sabíais si en la real o en la mitológica pero aquellas hermosas vistas de los templos blancos sobre las colinas, el olor a sal junto con la brisa costera os hacía creer que realmente estabais envueltos en una de las épocas más carismáticas de la historia.

De repente la sala comenzó a "desmaterializarse" tras coger el escudo griego. Me volvieron los mareos y naúseas, pero pasaron rápido. Ahora parece ser que nos encontramos en la Grecia Clásica, aunque no sabría decir en qué año exactamente, pero sé que estamos en Grecia por los edificios característicos de esta tierra. Me siento raro, como más corpulento de lo normal. Y efectivamente, al tocarme y observar mi cuerpo, palpo y veo músculos y abdominales donde antes no las había. Además, mi ropa ha cambiado, ya no llevo el traje de licra propio de la agencia, ahora llevo... Bueno, ahora llevo la ropa que se llevaba en esa época si es que se le puede llamar así... ¿será este mi aspecto en esa época?

Tras auto echarme un vistazo, compruebo que unos hombres nos están rodeando a mi compañera y a mí, o al menos a la que creo que es mi compañera puesto que también ha cambiado. Y vaya si ha cambiado...

Aquellos hombres susurraron algo, aunque no llegué a entender bien qué, solamente que mencionaron a un tal Jason.

-No muevas ni un pelo- le susurro a la chica que está a mi lado, supuestamente mi compañera.

-Otra vez no - fue lo último que dije por lo bajo antes de que aquella sensación volviera a aparecer apuñalando cerebro y estomago al mismo tiempo... De nuevo tenía ganas de vomitar por culpa del mareo y de las nauseas, aunque duraran poco.

En un abrir y cerrar de ojos intentando no marearme más de lo necesario todo cambio... Ni agencia, ni sala blanca, ni casco llamado barca... Todo había cambiado... Una zona arida, edificios antiguos, ropas de la epoca del objeto que habiamos tomado... Un viaje en el tiempo al pasado más antiguo que podía reconocer en aquellos momentos - La antigua Grecia - mencioné por lo bajo antes de mirar a mi alrededor.

Ni rastro de mi compañero. Miré lo que decía la gente alrededor buscando a quien podría ser ese tan Jason y cuando la voz de un hombre tan cercano me sorprendió le miré extrañada - ¿Pero quien? - entonces le miré un poco mejor... ¿Era Clark? Solo que muy cambiado... Si no no estaría tan preocupado. Fue entonces que me miré a mi siendo que vi como mi total apariencia de rata de biblioteca había cambiado por la de una amazona propia de la epoca... Hasta yo podía reconocer que estaba más buena que con mi apariencia natural

-Tranquilo - asentí a mi compañero - Ahora debemos escuchar, pero si somos parte de la muchedumbre podremos participar... Solo no uses tu nombre real - advertí, pues nuestros nombres eran demasiado modernos y distintos de la epoca y lugar en la que nos encontrabamos.

La voz del imponente argonauta rompió los murmullos.

- Bravos campeones de Grecia, ante todo daros las gracias por haberos reunido otro vez más para celebrar los juegos olímpicos – dicho aquello todos los que estaban allí empezaron a gritar eufóricos.

- Tras el éxito anterior, en esta ocasión contaremos con nuevas pruebas que pondrán vuestras  habilidades al límite, sin contar que no solo contamos con el beneplácito de los dioses, sino que el campeón recibirá la mismísima cornucopia de oro como muestra de ser un verdadero héroe olímpico... ¿es esto lo que queríais? – ante esa pregunta todos alzaron sus brazos y gritaron un ¡Sí! Al unísono. Realmente los allí presentes estaban muy motivados.

¿Qué era lo que quería entonces el programa de ustedes? ¿Que ganaseis los juegos clásicos propuestos por Jason? Parecía un reto bastante difícil pero si estabais allí es porque existirían posibilidades de lograrlo... lo que no entendíais es qué podíais aprender de esa experiencia.

- Escuchad atentamente, existirán dos pruebas... la primera de ellas será llegar desde el punto de partida hasta el templo de Zeus situado en el monte. Esto implica que debéis ser capaces tanto de ser los más rápidos en carrera, cruzar a nado el río que separa el monte y usar vuestra fuerza para escalar hasta llegar al templo – Jason no dejaba de mirar a todos los candidatos, incluidos ustedes.

- En esta competición no está permitido el uso de armas o herir al resto de participantes ¿habéis entendido? Se trata de un juego limpio para que los dioses estén complacidos por nuestra honradez – dicho aquello tragó saliva para seguir explicando.

- Los cinco primeros que logréis llegar al templo seréis recompensados con la posibilidad de participar en la segunda y última prueba... llegado el momento se os explicará... -

Jason indicó cual sería el punto de inicio. La idea era bastante clara, había que llegar hasta el templo de Zeus, sin embargo eso implicaría un esfuerzo físico encomiable ya que tener que correr, nadar y trepar en esas condiciones implicaría un estrés al cuerpo que no sabíais si estaría a la altura.

Todos los participantes se miraban, ya no como compañeros, sino como rivales que se analizaban uno a uno para saber quién podía ser el más débil y quien una amenaza real. Más de uno se fijo en ustedes, quizás os considerarían posibles ganadores de la primera prueba. Habría que estar atentos y darlo todo... ¿el sistema quería que ganaseis? ¡Pues eso haríais!

-Pues parece que van en son de paz...- pienso, al ver lo que dice aquel hombre. Mi compañera me plantea que no digamos nuestros nombres reales, y no me parece nada descabellado, es una genial idea. Ahora el problema está en lo que ese tal Jason ha dicho. Supuestamente somos unos "campeones" griegos que participaremos en unos juegos olímpicos, y yo llevo sin ir al gimnasio desde que hice la comunión. Aunque... el cuerpo de este hombretón en el que estoy ahora... ¿conservará sus facultades y podré hacer uso de ellas? Tendré que comprobarlo. Sin pararme demasiado, me puse a hacer flexiones, abdominales y estiramientos a modo de calentamiento. La primera prueba consistía en una intensa carrera que rodea todo el valle donde nos encontramos. Iba a necesitar estar preparado tanto física como mentalmente. Y también mucha suerte, pues sólo los 5 primeros en llegar pasarían a la segunda prueba. Y los demás, a saber la suerte que correrían...

Mientras me tumbo para hacer unas flexiones, miro a mi compañera y le guiño un ojo.

-Venga, ¿no calientas tú también? Vamos a sudar bastante o eso creo...

Mientras hago las flexiones, noto que no me canso demasiado, o al menos no como me cansaría estando en mi cuerpo original. Parece ser que sí que conservaba la capacidad física del cuerpo en el que me encontrase, un dato a tener en cuenta.

Literalmente si, parecía que no iban a hacernos ningún tipo de daño... Realmente era una simple reunión entre la gente del lugar para las olimpiadas. Un mal momento para estar en unas pues yo tan solo me consideraba atletica, en el resto perdería. Lo cual también era una suerte pues según explicaba el tal Jason la primera prueba era similar a un triatlon.

Lo más importante quizás de todo ello, no fuera la prueba, o la epoca en la que nos encontrabamos, sino el objeto de recompensa si llegasemos a superar las pruebas - La cornucopia de oro... - Dije por lo bajo mientras mi compañero ya estaba en la faena de comprobar como era su cuerpo, algo que sin duda debí haber hecho yo también, salvo porque mi mente ya estaba pensando en otras cosas y no fue traida a la tierra hasta que me llamó la atención.

-¿Eh? Oh, si... - empecé a calentar estirando mi cuerpo y todas las extremidades en general, en lugar de hacer series como el - Deberiamos de hacerlo en equipo. - le mencioné entonces en uno de mis estiramientos - Imagino que nos han traido a este lugar por aquello - con un leve gesto de mi cabeza señalé la cornucopia - Así que debemos intentarlo entre los dos. Llegar al final o en caso de que no podamos hacerlo ambos, que uno ayude al otro a llegar entre los cinco primeros.

Dicho eso me puse delante suya ya lista y le extendí una mano a forma de compañerismo para ayudarle a levantarse del suelo - Mientras uno de los dos lo consiga, abremos cumplido un objetivo. - Y para mi pensaba que llevaba razón, era una buena estrategia pues juntos tendriamos más posibilidades.

En cuanto ardió la antorcha de inicio, todos los participantes empezaron a correr a gran velocidad para alcanzar el río. Fue bastante estimulante participar en un evento así, era cierto que intentar ganar conllevaba una gran responsabilidad y una presión sin embargo el formar parte de un hecho de tal calibre era abrumador a nivel emocional.

De momento llevabais buen ritmo, la preparación física que habíais tenido durante vuestro entrenamiento os permitía encontraros entre el grupo que encabezaba la marcha. Al paso de casi diez minutos corriendo notasteis que algo pasó.

Uno de los corredores, un chico joven, estaba en el suelo en frente vuestra, era uno de los más rápidos y ahora estaba retorciéndose de dolor a escasos metros de vuestra posición. ¿Qué deberíais hacer? ¿Deteneros cuando nadie lo hacía para prestarle ayuda? ¿o deberíais por el contrario seguir adelante y no desaprovechar esta oportunidad ahora que vais a buen ritmo?

Tras realizar unas cuantas abdominales, mi compañera me tendió la mano para ayudarme a incoporarme, algo que acepté amistosamente. También me aconsejó que sería recomendable ayudarnos mutuamente durante la carrera.

-Pues ahora que lo dices, creo que será lo mejor. Así si uno de nosotros decae, el otro se mantendrá. Lo importante es que uno de nosotros dos llegue al final entre los cinco primeros-

Me quedé un rato pensando en la Cornucopia de oro. -¿Qué valor tenía ese objeto para ser tan imporante y preciado?- me dije a mí mismo.

De repente ardió la antorcha de inicio, pillándome algo despistado, pero me puse a correr en cualto volví de mis pensamientos. Mi compañera y yo llevábamos un ritmo excelente, pero tras diez minutos observamos como uno de los corredores cayó al suelo sin que ninguno de los demás participantes le ayudara. Miré preocupado a mi compañera.

¿Qué debíamos hacer? ¿Pasar de él y continuar corriendo para no quedarnos atrás? ¿O por el contrario debíamos ayudarlo y así tener otro miembro más en nuestro "equipo"? Sin lugar a dudas esta última opción fue la que me pareció más inteligente, puesto que podría ocurrir que tanto mi compañera como yo nos encontrásemos en problemas en algún momento dado durante la carrera.

-Oye, creo que deberíamos ayudar a ese chico. Nos podría pasar lo mismo tanto a ti como a mí. Además, siempre viene bien tener a alguien más en el equipo. ¿Qué dices?- le comenté a mi compañera mientras seguíamos a trote.

Sonreí asintiendo ante la respuesta de mi compañero, y cuando preguntó sobre la importancia de aquel objeto le miré incredula - Bromeas ¿Verdad? Conocerás al menos el mito del vellocino de oro ¿No? - pregunté intentando allanarme el camino - La cornucopia es un objeto que en la antigua Grecia mitologica, perteneciente al cuerno de una cabra, se decía que llenaba de frutos abundantes a aquel que lo poseia... Si además es de oro, es posible que se trate del cordero del que viene el vellocino también. Por lo cual podría ser más importante. - Aunque por desgracia no nos dió tiempo a terminar esta conversación o hacer suposiciones de porque la agencia querría que lo obtuvieramos en caso de darse que fuera real, pues la señal que dió comienzo a la carrera se dió y acto seguido empezamos a correr.

Con el ritmo que llevabamos no pensaba que pudieramos perder, pero como todo era posible, se dió el caso de poder hacernos perder ese ritmo cuando vimos a un chico caer retorcerse de dolor.

Esperaba a que mi compañero fuera directo a socorrerle, pero en lugar de ello me preguntó sobre si debía hacerlo - ¿Por qué me preguntas? - era obvio que no necesitaba respuesta para ir hacia aquel chico y ayudarle - Eh, chico ¿Estás bien? ¿Que te duele? Dejanos echarte una mano, te ayudaremos a sentirte mejor y a que acabes la carrera. - sonriente miré a mi compañero para que me ayudara pues.

Sabíais que a pesar de que tuvieseis que lograr ganar la carrera, lo correcto era ayudar a esa persona que al igual que vosotros estaba esforzándose al máximo por cumplir su objetivo.

Os detuvisteis para saber qué le pasaba y comprobasteis que se había torcido el tobillo. El chico era más joven de lo que pensabais y no podía contener sus lágrimas... ya no solo por el dolor, sino por la impotencia de quedarse atrás.

Sabíais que aplicándole un fuerte vendaje podría al menos evitar una hinchazón y que aguantase en la carrera, uno de ustedes rasgó su ropa para improvisarlo y él quedó totalmente agradecido.

 - Gra... gracias... no sabía que así podría continuar un poco más... no quiero abandonar esta carrera... le prometí a mis hermanos que llegaría hasta el final – tras decir aquello se incorporó como buenamente pudo. Realmente necesitaría reposo y algo de hielo pero eran dos cosas que no iba a conseguir en esas circunstancias.

Aquello fue todo lo que pudisteis hacer por él antes de retomar el ritmo, habíais perdido terreno pero no por eso ibais a rendiros ¡aún estabais a tiempo de remontar!

Apurasteis el paso, sobre todo tras la distracción que supuso analizar lo que ocurrió con aquella persona que se quedó atrás en la carrera.

Aguantasteis el ritmo al igual que muchos más, no estabais en cabeza pero al menos continuabais dentro de los más avanzados, la pregunta era ¿por cuánto tiempo podíais permitiros no estar entre los primeros? Decidisteis que era el momento de hacer un sprint, quemar energías para tomar una posición ventajosa que no solo desmoralizase a vuestros oponentes sino que os diese una visión más completa de las pruebas sin estar detrás del “pelotón”.

Decididos, empezasteis a acelerar, poco a poco ibais adelantando a otros competidores pero sabíais que si usabais la energía de manera caótica supondría un riesgo importante...

Mi compañera, como esperaba, me propuso que ayudásemos al chico sin dudarlo. Lo ayudamos a levantarse y le hicimos un vendaje improvisado, ya que se había torcido el tobillo.

Tras esto, volvimos a tomar el ritmo de la carrera para no quedarnos atrás, pero debíamos dar un sprint si queríamos estar entre las primeras posiciones... En ese momento, me concentré y di todo lo que pude de mí, esperando no decaer...

-No te valdrá del todo, y después deberias reposar el pie... Y que te lo miren, pero al menos podrás hacer que se enorgullezcan de que llegas al final - dicho eso y mirando a mi compañero, le ayudamos a levantarse al chico para luego ir empezando a correr con todos los demás.

Iba a suponer un retraso, y lo sabía, por ello es por lo que nos desviamos para ayudar aceptando ese retraso que ahora sufriamos, aunque aún podiamos darle la vuelta. Había que gastar energías y avanzar hasta la fase final corriendo a más no poder - Vamos - con un poco de energía empecé a aumentar mi sprint todo lo que podía

Intentaste hacer todo lo posible pero el sprint más que hacerte avanzar provocó un sobreesfuerzo en tu cuerpo que generó en un músculo de la pierna montado. El dolor fue tan inhabilitante que caíste al suelo mientras observabas como el resto de corredores te adelantaban. Intentaste hacer todo lo posible para recobrar la compostura pero aquella caída generó que tus expectativas por alcanzar el primer lugar se desvanecieran.

Fue entonces cuando empezaste a sentir náuseas, al principio creíste que era de la fatiga por el esfuerzo de la carrera, pero inmediatamente después entendiste que estaba relacionado con “La Barca”... ¿significaba que era tu final en tu paso por la griega clásica? Sentiste que podrías haber hecho mucho más pero si el sistema había decidido que tenías que volver no había mucho más que pudieras hacer...

Hacer el sprint fue la mejor decisión. Empezaste a recorrer metros y más metros a una velocidad vertiginosa. Adelantaste a muchos de los participantes que incrédulos comprobaban como sus esperanzas por ganar se desvanecían ante ti.

Ya casi podías ver el agua que marcaba el inicio de la segunda etapa, aquello te dio energías extra para seguir.

Por desgracia hubo algo que no te dio buena espina: Clark no estaba allí. Parecía que tu compañero se había quedado bastante atrás en la carrera ¿significaba aquello que ahora toda la responsabilidad recaía sobre ti?

Tan solo bastaron un par de segundos para prácticamente “besar” la orilla. Con la ropa que llevabas puesta diste un salto y te zambulliste en el agua del río. Existía una corriente que era agresiva pero tenías que mantener el rendimiento al máximo para no caer presa.

Observabas como las pocas personas que tenías por delante mostraban ya signos de agotamiento. Algunos se vieron arrastrados por la corriente, la cual parecía cada vez era más fuerte.

El río desembocaba directamente al mar y eso implicaría la eliminación de la competición. Desde tu posición analizaste como simplemente había 4 personas por delante tuya que parecían realmente dignos competidores, eso significaba que si te mantenías así podríais clasificarte para la 2ª prueba que citó Jason de manera misteriosa.

Pero antes que soñar con la victoria había que seguir al pie de cañón... ¡había que aguantar la corriente!

De repente notas que estabas sintiendo algunas nauseas. Al principio pensaste que eran "normales" por el esfuerzo que estabas haciendo, pero después te recordaron que eran bastante similares a las que sufriste al viajar usando "La Barca"

¿Estaba el programa fallando?

Y entonces fue cuando tuve que dar mi decisión. Con un gesto hacia atrás para que mi compañero me siguiera, empecé a apretar el paso más y más, dejando a participantes por detrás pues empecé a sacar mucha ventaja de estos. Hasta que finalmente me encontraba entre los cinco primero sin darme cuenta - Mierda.. - dije entre respiraciones ritmicas - Clark, hay que esforzarse... un poco más. - miré hacia atrás y para mi sorpresa... - ¿Donde está? Si es mejor atleta que yo, debería estar por delante - empecé incluso a preocuparme...

Pero ni modo. Tenía que proseguir y avanzar para al menos tener la oportunidad de ganar esta prueba por los dos. Pero ahora venía un punto muy dificil. Un rio con corriente - Vale Evelyn, calmate, si quiero superar el rio, debo nadar en diagonal, contra la corriente y avanzando, así no me arrastrará. Tengo que hacerlo vamos - Y acto seguido me lancé al rio nadando en dicha dirección esperanzada de conseguirlo

Dándolo todo por la victoria, hiciste alarde de tu condición física para superar la corriente que estaba acabando con la mayoría de los competidores. Parecía increíble como un simple río podía ejercer de “filtro” ante aquella carrera de la cual ya solo un puñado de valerosos guerreros se sentía capacitado para tomar el rumbo adecuado.

Finalmente, tras casi sentir que podías errar en cualquier momento, tocaste tierra con los brazos. Necesitaste descansar un par de minutos, de lo contrario sería inhumano seguir. Ahora mismo no ibas liderando el grupo puesto que un segundo concursante llevaba el liderazgo ¿podrías alcanzarle? Quizás si no hubieses descansado habrías sido capaz ¿pero de qué servía continuar si casi no teníais fuerzas para ello?

Emprendiste la carrera en vista de continuar con la última etapa: la escalada al templo de Zeus.

Cogiste tierra para manchar las manos de polvo y así secarlas tanto del agua del río como del sudor y decidiste empezar la escalada. Había bastante altura, casi 200 metros.

Agarraste la fría roca y empezaste la escalada. Después de haber estado tanto tiempo corriendo y después nadando, que la última parte fuese una escalada era casi una pesadilla.

Cada metro que avanzabas era un suplicio, una odisea, pero tenías que seguir allí. Según tus cálculos seguías siendo de los cinco primeros con lo cual con seguir aguantando sería suficiente.

Una vez alcanzados los cien primeros metros te diste cuenta que la victoria estaba al alcance de la mano; apretaste los dientes y seguiste avanzando ahora con más velocidad, motivada por la visión de la cumbre.

Entonces ocurrió algo que te llamó la atención: viste como vuestro máximo rival se había detenido, ¿le habría pasado algo? ¿Por qué se detenía a escasos metros para alcanzar la cima?

Seguiste avanzando hasta que alcanzaste casi su altura ya que estaba escalando por el mismo tramo, y lo que pasó después fue fruto de la naturaleza humana...

De manera miserable, aquel que iba en cabeza comenzó a desprender y arrojar rocas contra ti, aquello no te permitió tener tiempo para reaccionar ¿era así como pretendía ganar? ¿de aquella manera tan sucia y rastrera?

El impacto de éstas te hizo perder el agarre y caer.

Solo con un milagro podrías aferrarte de nuevo a la roca para continuar la escalada y no perder todo lo que habíais hecho...