Partida Rol por web

Este lugar no es más que un mar de gente que quizás ni ellos mismos sepan donde están parados. - Gracias. - Asintiendo al jefe del grupo y despidiéndome con una inclinación de cabeza. Enfilo la montura hacia el lugar indicado para ver que podemos llegar a conseguir en dicho lugar. - Esperemos que a tí te traten mejor que a mí. - Con una sonrisa medio forzada en el rsotro, se ve que no somos conocidos siquiera todavía, pensar que en el Vado fuímos famosos por matar una cría de dragón y acá se ve que eso poco importa.

Vigilo que nadie se acerque mucho a las monturas y nuestras poseciones que están en ellas, dado que si encima que no sabemos mucho de este lugar, nos roban...

Nuestra suerte no mejoraba en lo absoluto, y mirádome realmente parecía un guiñapo.... Ansiaba ir a lavarme cambiarme más al oir a esos guardias prepotentes los cuales me hicieron poner los ojos en blanco con su forma de ser. -Eso espero yo tambien gran jefe, pero lo harían de mejor gana si pudieramos lavarnos al menos yo si deseo cambiarme de ropas.-Soné mimada, pero era en parte verdad. Al menos en lo que tenia de experiencia, mi apariencia siempre me había ayudado, claro arreglada como debía.

No es demasiado dificil dar con la torre de la Orden, aun en una ciudad tan grande y con tantas torres... Esta solo mide 3 pisos, pero es de las mas altas en la calle de las Campanas... y ademas de eso, esca cubierta de luces magicas y efectos similares, como para que no halla perdida.

La torre es grande y funcional, extendiendose dentro del bloque de casas, y mide unos 50' de ancho por 200 de largo... Es mas grande que el castillo del duque, pero esta no tiene patio.

Lo que si tiene es simbolos de 7 estrellas girando aqui y alla, al igual que manos rodeadas de fuego azulado... A pesar de no ser muy versada en religion, Iseud reconoce facilmente los simbolos de Mystra y Azut, la diosa de la magia y el dios de los magos y conjuradores, respectivamente...

La puerta de la torre esta abierta, custodiada por dos altas estatuas. Puede verse dentro un recibidor, donde hombres y mujeres con tunicas, sobre todo humanos, pero tambien elfos, enanos, y algunos de otras razas, conversan, leen libros o se enseñan mutuamente pergaminos y objetos. Hay en un costado el equivalente a una mesa de recepcion, donde un hombre de mediana edad, rubio y de ojos azules, vigila la sala.

Pero maldita sea, no hay nada chico en este lugar... Miro el lugar, miro a mi compañera, miro el lugar, miro mi compañera. - Mejro vamos a ponerte presentable. - Ahí mismo donde estoy parado me fijo de alguna condenada tienda que seguro será enorme y que tenga ropas para vestir más adecuádamente a mi compañera, después de todo, ella no es un simple guerrero. - Ponte linda para mi. - Esbozando un hamago de sonrisa. - Y creo que sería más conveniente que hables tu y no "el Gran Jefe". - Si, estoy seguro que será mejor. - Y no te vendría mal también un buen baño. -

Por desgracia no. Hay imponentes edificios, pero mayormente son casas...

En el camino, lo mas parecido a ropa que recordas es una elegante tienda de sombreros y adornos para la cabeza hace buen rato atras (unos 3000 pies), pero es que mas que nada lo que te llamo fue, en esta calle y a solo 1000 pies, una herreria con buena fachada, que proclamaba orgullosamente: "Salon de Hilmer, Maestro Armero", donde pudiste observar toda clase de armaduras de gran calidad, y eso solo lo que estaba en exibicion.

Pero ropas, no en este trayecto.

-Miro con detalle minucioso a mi alrededor, como ciudad grande, metropolis mejor dicho, su fama no era precisamente buena, pues era un lugar peligroso...por el momento buscaria un buen lugar para esconderme y "pasar la noche" en lo que venian mis amigos al lugar-

Eh... malditas decisiones... No, primero que se vista, luego saber que es cada cosa y ver de comerciarlas. No digo nada de lo que vi, pero tomo nota mental de ello y veremos con Wim que hacer, seguro el ha descubierto algo, pero por las dudas, iremos de nuevo por donde vinimos y volver al punto de partida. - Detesto dar tantas vueltas por pocas cosas, ya estoy extrañando el Vado mas de la cuenta. - Dejando ese comentario al aire, sin saber si Iseuld lo escucharía o no.

No hay mucho para elegir. La ancha calle que sirve de avenida, se bifurca en dos, pero no hay calles laterales y las casas son pegadas unas con otras. Es un barrio humilde asi que son de madera en su mayoria... Lo mas proximo a un escondite, pues, es un callejoncito oscuro que va hacia el sur, ubicado entre la barbacana de la muralla y la casa mas proxima... Parece meterse en la barriada, pero es lo unico.

La otra es regresarte. No demasiado lejos, a unos 500' por la calle y luego en la bifurcacion izquierda, esta la primer taberna que vieron, algo asi como la Bendicion de Tymora, que habia llamado brevemente la atencion del clerigo. La otra seria esperar ahi...

-Mirando al cielo, como identificanco una hora que ya sabia, despues de todo, era ya tarde, fui directo a aquella posada, si no estaban ahi mis amigos, sería un buen lugar para esperarlos en este momento...y claro, entretenerme un poco-

Simplemente esa cuidad era grandisima y al ver la Torre no puedo más que encandilarme casi ansiosa de correr allá de no ser por mi aspecto y como si adivinara vi a nuestro Gran Jefe que me veía y luego la Torre, me veía luego a la Torre y no pude evitar reírme por su comentario.-Haré lo posible Gran Jefe y no puedo estar más de acuerdo que tu, tengo un cambio presentable en mi equipaje. Al menos hasta encontrar algo mejor, que créeme yo ansió más que tú.-Musito con una sonrisa más sincera y echando atrás mi cabello miro a mi alrededor recordando si en lo que llevamos recorrido allí vi alguna tienda... Con mi gusto, pensaba en eso cuando Gran Jefe habló de nuevo al parecer no tanto hacía mi.-Bueno puedo decir lo mismo aunque en ambos lugares prácticamente soy nueva no conozco mucho el lugar. Vayamos a una posada o algo para ponerme -le miro como si coqueteara- Linda para ti Gran Jefe.- Dicho esto agarro marcha hacía alguna posada, suspirando y mirando como esta la túnica decido probar su habilidad de nuevo.-Gala- Para así mejorar la apariencia mínimo del vestido.

La tunica cambia en un instante, extendiendose para cubrir brazos y piernas de Iseuld perfectamente. Su color y textura son de seda fina dorada ahora, y los hilos entrelazados de oro le dan un aspecto exelente.

No han desaparecido las roturas en la espalda producto de las flechas, que son un daño al objeto en si, pero ya no hay manchas de sangre, sudor o suciedad en la tela.

Linda sorpresa me llevo al ver como cambia la ropa, de seguro me tendré que acostumbrar más a la magia. - ¿Quieres arreglar la túnica y limpiarte o quieres volver con Wim que ya debe de haber vuelto? - Indicándole con la vista las roturas que ostentatodavía su prenda.

-Creo que agruparnos será lo mejor, y claro que no dudo que en limpiarme, tú y Wim no creo que tengan lios en eso pero haz de notar que a los magos una apariencia impecable es la mejor carta de presentación.-Musito mientras le veo y encoginedome de hombros le sonrío.-Vayamos con Wim, vendamos las cosas y con eso hagamos que identifiquen lo demás ¿te parece?

Miro las cosas que tenemos y bueno, para que tardar más. - Acá cerca hay un herrero que parece muy bueno, iremos con él y venderemos las armaduras que no poseen magia alguna. Con eso nos sobrará para identificar todas las demás cosas. - Y enfilo la montura hacia el dichoso herrero, esperando que logremos por lo menos hacer una cosa en todo este tiempo que ya ha pasado.

-Tu eres el líder Gran Jefe.- Digo sin más siguiendolo a donde vaya.

La tienda de Hilmer es, por dentro, un amontonadero de cuanto tipo de armadura hallas conocido, con toda clase de tallas y adornos... Muchas de ellas brillan, algunas chisporrotean, una parece de hojas vivientes... Hay de todo. El lugar se extiende, indicando otras salas detras, pero en el camino esta un hombreton grande y fornido, con manos callosas y brazos cubiertos de quemaduras, acomodando una armadura completa sobre un exibidor. Los mira, pero no dice nada...

Bajo de la montura y tomo las armaduras. - Espérame aquí. - Dado que alguien debería cuidar de las cosas que tenemos.

Pero apenas entro no puedo menos que detenerme al ver semejante colección de cosas maravillosas para mis ojos, me detengo en las que pueda para observarlas con mayor detenimiento, pero nunca las toco, eso no sería correcto.

Finalmente me acerco al "pequeño" y con aire serio pero tranquilo extiendo sobre el mostrador ambas armaduras, no digo nada a menos que el pregunte, dado que solo tengo intenciones de contestarles sus preguntas.

-Lo minimo es saludar antes que nada...+gruñe, observando las piezas, y luego a ti.+ al menos eso me enseño mi madre.

- Buenos días señor. - Ladeando un pococomo aceptando el no haberlo saludado. - Están en venta. ¿Le interesan? - Ya mepecé con el pie izquierdo, como se extraña al querido mediano para estas cosas.

Frunce el ceño, mirando la armadura. La examina con ojos expertos en un abrir y cerrar de ojos...

-Hago una de estas en un par de dias... Pero supongo que eres otro aventurero iniciante que necesita unas monedas, eh?. Bien, te dare 300 de oro por esto, efectivo o credito de la tienda. Tomalo o dejalo.