Partida Rol por web

Toda posibilidad de réplica ante las últimas palabras de Claxton, así como el saludo a Kwanon, quedó descartada cuando las puertas se abrieron. Christine giró sobre sus talones y observó a la figura que asomaba por la puerta. Goliat, como si fuera consciente de la marcialidad e importancia de aquel hecho, se sentó y permaneció quieto, cual estatua, sin hacer más ruido ni movimiento que el que pudiera provocar su respirar.

Parpadeó tras oír al General y, pensativa, apretó ligeramente los labios. Pareció dudar, pero aquella sombra de duda se desvaneció rápidamente.

-Cuente conmigo, general, si no estuviera dispuesta a seguir adelante es la hora en que ya habría marchado.

No dijo más, no era necesario. El General había formulado una pregunta simple y su respuesta era igual de simple.

-Ah, olvidé darle su copa, sólo necesitaba un trago- dijo justo antes de vaciarla completamente. -Disculpe mis modales, llevo un tiempo un poco... aislado- terminó justo antes de que se abriesen las puertas e irrumpiese el General en la sala.

Mientras el militar hablaba, John no se perdía las caras que ponían los demás invitados. Estaba curioso por saber que pensaban y qué responderían al General. Se quedó pensativo en una de las frases... algo más que la vida... y sonrió.

-¡Sí!- dijo con la voz aguda. -Quiero decir... puede contar conmigo. Siempre es un placer servir a Su Majestad, y a mi patria.- dijo mientras añadía una reverencia sacada de otra época.

Las puertas de la sala se abren cortando de pronto la animada conversación de los allí presentes.Edward permanece expectante, observando como de estas salía un hombre de avanzada eddad, y que juzgar por su vestimenta parecía ser un cargo importante del ejército inglés.Cuando creyó que llegó su turno para responder, afirmo su participación en aquella aventura.

-Cuenten conmigo- dice amable de forma breve.No tenía nada perder, y era una buena oportunidad para vivir buenas emociones, cosas que no se podían expresar enteramente en una hoja.

Bueno, entonces no hay más que hablar. Dejenme decirles que les honra esta muestra de espíritu británico.

Tomo aire como si fuera a hacer una gran declaración.

Señores, y señorita, ruego me disculpen si voy directo al grano. Les hemos citado aquí a tan intempestiva hora por un caso de máxima gravedad en la seguridad del estado. Saben sobradamente que los mejores científicos del mundo trabajan para la causa del imperio, pero potencias extranjeras, celosas de nuestro genio creador, se han propuesto hacerse de forma ilegitima ya sea con nuestros avances tecnológicos o las mentes científicas detrás de ellos.

La semana pasada, el profesor Barnaby, de la universidad de Cambridge recibió está carta.

Digo mientras muestro un papel en mi mano derecha

De su hermano, el ingeniero Edward Barnaby. Sabemos que el doctor Barnaby no tenía previsto abandonar suelo inglés, también hemos comparado otras cartas que tenia en su poder el hermano del ausente, y podemos dictaminar que la escritura de esta carta no pertenece al hombre que dice haberla escrito.

Por supuesto, la desaparación de un ingeniero no parece un asunto como para mobilizar a los agentes más notables de Britannia, pero dejenme preguntarles ¿están familiarizados con el termino hyperturbina?

Pregunto mientras ofrezco la carta a quien quiera leerla.

Alargo el brazo para coger la carta y examinarla mientras respondo:

- No, la verdad. Imagino que remolino superior o excesivo, nunca he prestado mucha atencion a la ciencia. ¿El profesor Barnaby es quiza experto en mares y rios?

Observo detenidamente la carta y leo su contenido tratando de ver que tipo de expresiones se han utilizado por si puedo reconocer la procedencia del escritor, y su nivel cultural.

-¿Hyperturbina? mmm.¿Quizás algo relacionado con alacanzar la velocidad de la luz?- preguntaba interesado por aquel elemento aún no escuchado ni leido por él.

Esta es la carta:

[Querido Charlie,

Sé que mi apresurada partida puede parecer extraña, pero nunca creerias las excelentes condiciones que me han sido ofrecidas y a las que un hombre de mi inquietud científica no puede simplemente decir que no.

Te haré llegar una misiva tan pronto me halle en mi destino con más detalles sobre el viaje.

No quiero que pienses en mi como un traidor, simplemente mis ideas eran demasiado grandes para la anquilosada sociedad de Londres.

Tu hermano que te quiere,

Edmund]

Guardo la carta plegada en mi chaqueta tras leerla, y miro nuevamente hacia el general.

- Disculpe mi pregunta pero, ¿estamos seguros de que la carta no es del hermano del profesor? Quiero decir que parecería lógico que si el profesor recibe noticias de su herrmano sea capaz de reconocer su letra, ¿no creen? - dije volviendo mi mirada hacia el resto y nuevamente al general - Planteo esta pregunta porque si suponemos que el profesor sabia que la letra no era la de su hermano, quiza deberíamos centrarnos en otras personas cercanas al hombre, aunque deduzco que ya se habrán preocupado al menos de elaborar una lista con esta informacion, ¿estoy en lo cierto?

Christine negó suavemente con la cabeza ante la pregunta del General. No estaba familiarizada con el término y no tenía por qué mentir al respecto; tampoco le pareció correcto hacer conjeturas referente a qué podía tratarse, aún cuando, quizás, pudiese acercarse a la respuesta correcta.

Cuando el General ofreció la carta hizo amago de estirar la mano y leerla, imaginando que en esa carta pudiera esclarecerse algo referente al tema, sin embargo el señor Claxton se adelantó cogiéndola él primero. Deslizó la enguantada mano por la cabeza de Goliat, acariciándole en una muestra de cariño del todo natural y espontánea, mientras esperaba que Claxton leyera la carta y se la facilitara al resto, mas la darse cuenta que tras finalizar la lectura la doblaba y guardaba se vió en la necesidad de hablar.

-Señor Claxton -dijo a éste con educada cortesía y extendió la mano-... ¿Me permite? También estoy interesada en conocer el contenido de esa carta, al igual que, imagino, el resto de los aquí presentes. Además le recuerdo que el general la ha facilitado para todos, no sólo para usted.

Me gire sorprendido hacia la señorita Wytham.

- Oh, claro, je. - saque la carta de la chaqueta mientras con una sonrisa y la extendí en dirección a la chica - Disculpe mis malas costumbres joven, sencillamente quisiera leerla con mas detenimiento tras la reunión. Tome.

Esta es la carta:

[Querido Charlie,

Sé que mi apresurada partida puede parecer extraña, pero nunca creerias las excelentes condiciones que me han sido ofrecidas y a las que un hombre de mi inquietud científica no puede simplemente decir que no.

Te haré llegar una misiva tan pronto me halle en mi destino con más detalles sobre el viaje.

No quiero que pienses en mi como un traidor, simplemente mis ideas eran demasiado grandes para la anquilosada sociedad de Londres.

Tu hermano que te quiere,

Edmund]

-Gracias -dijo a Claxton cuando éste le entregó la misiva.

Tras enterarse del contenido de ésta, plegó la carta por la mitad y la mantuvo entre sus dedos a espera de que alguien más solicitase leerla. Cuando algunos de los otros tres caballeros lo hiciera, ella se la entregaría sin problema alguno.

-Me extraña de sobremanera que, dado que no estamos tratando con principiantes, éstos fueran tan poco rigurosos... -se refiere, claro está, al hecho de que escribieran una carta con la intención de hacer creer que era escrita por Edmund Barnaby sin siquiera molestarse en imitar mínimamente su letra.

Su mirada se paseó, discreta, por el rostro de los allí presentes, miró entonces la carta que tenía entre las manos.

-¿Cuánto hace que el profesor recibió la misiva? No he observado fechas en ella. ¿Además de la diferencia en la escritura, el profesor ha podido notar alguna otra? ¿Quizás en el modo de expresarse?

Muy atenta señorita Wytham, de hecho, la relación entre ambos hermanos hace años que dejó de ser cordial. Charles Barnaby incluso nos reconoció que tenia un mote despectivo par su hermano: "Crackpot", en referencia a sus inclinaciones mecanicas...

Francamente, no se que pensar de la carta, pues resulta del todo desconcertante tanto en contenido, como en forma... a veces nos parece que la hizo un principiante, a veces que la escribio alguien que queria llamar nuestra atención.

Termino gesticulando con la mano como el que no quiere la cosa...

Las reacciones de los demás le dejaron un poco pensativo. La carta fue cambiando de manos, pero el asunto de la hyperturbina no le quedó explicado. Quizá decía algo de eso en la carta. Asi que, carraspeando, miró a la señorita Wytham, estirando la mano hacia el documento.

-¿Me permite?

Luego, miró de reojo al general.

-¿Y qué es una hyperturbina, señor?

Esta es la carta:

[Querido Charlie,

Sé que mi apresurada partida puede parecer extraña, pero nunca creerias las excelentes condiciones que me han sido ofrecidas y a las que un hombre de mi inquietud científica no puede simplemente decir que no.

Te haré llegar una misiva tan pronto me halle en mi destino con más detalles sobre el viaje.

No quiero que pienses en mi como un traidor, simplemente mis ideas eran demasiado grandes para la anquilosada sociedad de Londres.

Tu hermano que te quiere,

Edmund]

Christine entregó la misiva al Coronel y asintió ante la pregunta formulada por éste.

-Y no ha respondido a mi pregunta, General. ¿Hace cuánto fue recibida esta carta?

Habría añadido otra pregunta, pero confiaba en que ésta quedase en parte resuelta cuando el General les explicara lo que era esa hyperturbina, sin temor a equivocarse, estaba segura que la tarea para la que habían sido congregados estaba íntimamente relacionada con ese tema.

Y por fin la pregunta...

digo con media sonrisa bajo mi poblado bigote

Una hyperturbina es un ingenio con el cual se puede compactar, por decirlo de algún modo, la energia de una caldera de locomotora en un simple contenedor no mas grande que la proverbial manzana newtoniana...

de nuevo una pausa para tomar aire.

Sus aplicaciones van desde la poco imaginativa de usarlo como explosivo al liberar todos sus caballos de vapor de golpe, a fijarlo como fuente de energia en maquinaria pesada.

Imaginen por un momento, las siderurgicas de leeds funcionando todas gracias a estos pequeños ingenios.

Y lo mas desconcertante, nuestro desaparecido doctor había perfeccionado un diseño que requeria tan solo una tonelada de carbón para cargar una de estas hyperturbinas: ¡con su metodo moveria un convoy ferroviario entero durante un año!

Una misteriosa desaparición, tenia su encanto, aunque esperaba que el misterio no se quedase en algo tan... corriente.

- Y ya de paso, me gustaría que me resolviese un par de dudas. Me preguntaba como obtuvieron la carta, y la razón de que me lo pregunte, es que el autoproclamado Edmund promete una segunda carta, que sospecho no tienen. Imagino que por esta razón creen que quiza quien la enviase pretendía que les llegara, ¿no? Por que cabria esperar que si el profesor, o quien sea fue tan cuidadoso para que no encontrásemos la misiva con detalles, tampoco deberían haber encontrado esta.

Tras leer la carta, escuchó los comentarios de los allí presentes, algo meditabundo. No creía que les hubieran convocado para pedirles su opinión. Ya sabrían perfectamente donde comenzar a buscar al hermano de Barnaby, según suponía. Cuando el general explicó lo de la hyperturbina, él creyó entender aquello.

-Entonces, Edmund Barnaby ha sido secuestrado por una potencia enemiga, o un enemigo potencial, para obligarle a desarrollar su máquina con fines militares, o nocivos para el Imperio Británico.

Aquello era la vieja historia de siempre. Alguien notable, sobresaliente, sin embargo ninguneado en su propia tierra. Pero no parecía que Barnaby fuera un traidor potencial, si no una víctima de las circunstancias. Señaló la carta.

-Decía usted, señor, que su hermano no reconoció la letra. Quizá un intento burdo de sus secuestradores para que no se iniciara ninguna investigación en torno a la desaparición del ingeniero. ¿Tienen alguna pista sobre el posible destino al que han llevado sus secuestradores al ingeniero? ¿O quizá sobre la autoría del secuestro?

Para ser francos, digo mirando al coronel, creemos que la carta ni es obra de Barnaby ni siquiera de sus digamos captores, según inteligencia puede ser un intento de desestabilizar a las potencias implicadas por parte de un tercero.

Me aclaro la voz y prosigo.

El papel y el tipo de tinta son de origen alemán, sin más rodeos, ni siquiera usaron papel inglés a su alcance en cualquier lugar de este país donde vinieron a por el profesor, de eso estoy seguro. Como sabran, desde la dimisión del canciller Bismarck la ambición del Kaiser Guillermo ha crecido de forma desmedida, y ya hemos tenido algunos desencuentros diplomaticos a estas alturas.

Como verán, lo obvio seria declarar una guerra a los alemanes, pero... ¿y si esta carta no la escribieron ellos? ¿y si tampoco tienen a Barnaby en su poder? Es una situación altamente delicada...

Hago una pausa como en mis mejores años de oratoria en el College.

Su misión, no es otra que encontrar al doctor y traerlo de vuelta, imposibilitar que cualquier potencia enemiga disponga de la hyperturbina y evitar a toda costa un conflicto con Alemania.