Partida Rol por web

Blas sale corriendo tras Nuño preparando una flecha en el arco.

Gerberto se ha quedado solo en un instante. Bueno, solo no, ya que Ilda y el nieto de Xurxo estaban ahí.

El niño estaba llorando y Gerberto trató de apaciguarlo.

-"Shhhhh, shhhhhhh" - dejó Gerberto salir el aire entre sus dientes y labios, anteponiendo entre la criatura y él sus dos manos como quien trata de que un perro hambriento no se le abalance.

-"Callad, rapaz, por Diós, y que el mismo me perdone por mentarlo en vano, pero bien sabe que la situación lo merece. Callad y dormid, rapaz." - Su voz se mostró lo más suave que pudo, tratando al mismo tiempo de calmarse él. - "No temais" - dirigiéndose ahora a la madre -" Por la mortaja de mi madre que no dejaré que nada os pase, mi señora".

En esos momentos Nuño y Blas (éste último con el arco cargado), corrieron hacia la habitación de de Xurxo. La imagen que vieron fue espantosa: el alcalde y padre de Ilda yacía muerto encima de la cama, aún con las ropas de dormir puestas. Junto a su cuerpo estaba, al cual sorprendísteis, a un ser de piel oscura, que parecía un hombre con unas alas negras en su espalda, y llevaba una espada en su mano. Jamás en la vida habíais visto tal ente ¡Qué locura!

El niño lloraba "lo que no estaba escrito". Sin duda los ruidos de la otra habitación le había despertado. Ilda estaba semidesnuda, pues vuestra entrada le había sorprendido enormemente, hasta el punto de casi desmayarse. Comenzó a escuchar las voces de su padre y estuvo a punto de salir corriendo a auxiliarle, pero al tener a su hijo decidió protegerle como buena madre.

¡Padreee! -gritaba mirando a la puerta de su propia habitación y hacia el pasillo- ¡¡Id a ayudarle!! ¡¡Id a ayudarle, por Dios!! -ésto último más bien se lo dijo a Gerberto, pues Santiacobus "ya no estaba allí"...

Nuño salio disparado de la habitación. O corvo había desaparecido, se había esfumado ante sus ojos, y si lo anterior podía llegar a entenderlo de alguna manera, esto le era imposible. Así que mientras se dirigía a la habitación de Nuño, lo hacia algo aliviado, seguro de que le aguardaba un asesino de carne y hueso, un enemigo al que podría comprender y probablemente también vencer.

Nada le había preparado para lo que realmente encontraría allí.

Su rostro palideció de terror. Hubiese cerrado los ojos para tratar de borrar lo que tenia que ser una ilusión, pero el temor se lo impedía. No podía apartar la vista de aquel demonio mientras sus labios trataban de recitar una oración con poco tino, pues las palabras parecían helarse en su garganta.

Sintió el peso de la espada en su mano, y levanto los brazos para interponer el arma entre la imagen y el mismo. Como soldado su cerebro solo era capaz de procesar una única idea, destruye al monstruo.

La visión del monstruo sorprende a Blas. El ser proviniente de lo mas profundo del infierno habia hecho presa a Don Xurxo. Pero ahora no habia tiempo  para atender al muerto. Este ser no iba a quedarse quieto, y, con un poco de suerte, sus armas podrian hacerle sangrar y si sangraba podria morir.

Con la conmoción del viaje "misterioso" hasta la habitación y todo lo visto antes y escuchado después, Gerberto apenas había reparado en la voluptuosa carne que asomaba entre los escasos vestidos de la mujer. Esta visión le convenció aún más de no moverse de ahí pues largas habían sido las noches estos siete meses recordando el relato del asalto de la joven y mucho había ensoñado esos pechos mientras se aliviaba en soledad. A buen seguro, de no ser la situación tan extraña y sobrecogedora, Gerberto se habría abalanzado sobre ella. 

-Shhhhh, ¡Callad, mujer!, no la pienso dejar sola.

Pensé - Bien dicho, Gerberto, no la dejes sola.

Entonces salí de la habitación por la puerta abierta y busqué allí donde había ido mis otros dos compañeros. No pretendía abandonar a la muchacha y a Gerberto a su suerte, pero tenía que conocer qué era lo que se estaba fraguando entre aquellas paredes.

El ser que se abalanzó montaña abajo quizá aun no había llegado hasta aquí, o quizá sí. Sea como fuere, caminé hasta la estancia donde emergían a borbotones los gritos de Xurxo, sin perder de vista la puerta de donde se encontraban Gerberto, Ilda y su hijo.

Iniciativas:

• Ente: 27
• Nuño: 17
• Blas: 17

Turno de ente. Ente usa hechizo (gasta 2 turnos).

En esos momentos, os dais cuenta que el ente tiene un talismán en el pecho. Tras murmurar algo, el talismán comienza a brillar... fuertemente.

La imagen que vístes fue espantosa: el alcalde y padre de Ilda yacía muerto encima de la cama, aún con las ropas de dormir puestas. Junto a su cuerpo estaba, al cual sorprendísteis, a un ser de piel oscura, que parecía un hombre con unas alas negras en su espalda, y llevaba una espada en su mano. Jamás en la vida habíais visto tal ente ¡Qué locura!

Parecían haber entrado en lucha Nuño, Blas y el ente, con el cadáver de cuerpo presente de Xurxo. El ente tenía un talismán en el pecho, que comenzó a brillar.

Tu entraste en tu estado invisible, pero, sorprendentemente*, nadie escuchó tus pasos. Vístes la primera embestida**.

En esos momentos un silbido escuchaste fuera de la vivienda, a través de la ventana. La miraste, e Ilda la miró, casi repentinamente. Sin embargo, volvió la vista hacia su hijo y su temor fue mucho más inmenso. Acto seguido, como si de una ráfaga de viento embravuconada se tratase, los postigos cedieron y casi el cristal se rompe tras abirse de par en par dicha ventana ¡¡El viento gélido entró!!

Pero no fue lo único que se introdujo: dos sombras (no tenían otro nombre), allí aparecieron.

Su aspecto era... era... ¡Más bien no tenían aspecto! ¡Eran más bien como trazos negros en el aire, que discordia!

Ilda gritó y apretó contra si al chiquillo. Éste lloraba de frío además. Las sombras comenzaron a moverse sobre sí mismas... parecía algo terrorífico.

Gerberto trató de reaccionar mientras las sombras se retorcían. Estaba aterrado, pero la ternura que el infante le despertaba fué mas fuerte. Trató de arrancar con todas sus fuerzas al niño de los brazos de su madre mientras la miraba y le decía: 

-"¡Confiadme vuestro hijo, trataré de salverle con mi vida!"

Nuño alzo su espada y la descargo con fuerza contra el ser con la esperanza de que su hacero y su fe lo hiciesen desaparecer. Una y otra vez golpeo a la criatura con toda la fuerza que el miedo le daba.

La flecha de Blas corta el aire e impacta en la pierna izquierda del ser infernal. Mecanicamente saca una flecha de su carcaj y la pone en el arco.

Resumen Primer asalto:

El ente de alas negras comenzó a murmurar un letanía, en esos momentos su cuerpo parecío responderle, como agitándose por dentro levemente, aunque no ocurrió nada. Acto seguido Nuño se lanzó contra él hasta en dos ocasiones, otorgándoles dos mandobles, uno en su pierna izquierda y otra en la derecha.
Daño1: 3+6 (entre 2 por pierna derecha): 4 puntos
Daño2: 5+2 (entre 2 por pierna izquierda): 3 puntos

Pero Blas no fue menos; en menos que canta un gallo disparó su arco y disparó una saeta, impactando también en la pierna izquierda del ser. Luego recargó de nuevo.
Daño: 4+1 (entre 2 por pierna): 2 puntos.

Ente: 9/15 puntos de vida. El ente pierde todos sus bonus al daño.

PD.: la espada de Nuño... ¡¡oh Dios Santo!!, ¡¡BRILLÓ cuando atacó por dos veces al ENTE!!

Viste todo el asalto, desde tu invisibilidad. Ninguno de los presentes se percató de tu presencia.

Resumen Primer asalto:

El ente de alas negras comenzó a murmurar un letanía, en esos momentos su cuerpo parecío responderle, como agitándose por dentro levemente, aunque no ocurrió nada. Acto seguido Nuño se lanzó contra él hasta en dos ocasiones, otorgándoles dos mandobles, uno en su pierna izquierda y otra en la derecha.
Daño1: 3+6 (entre 2 por pierna derecha): 4 puntos
Daño2: 5+2 (entre 2 por pierna izquierda): 3 puntos

Pero Blas no fue menos; en menos que canta un gallo disparó su arco y disparó una saeta, impactando también en la pierna izquierda del ser. Luego recargó de nuevo.
Daño: 4+1 (entre 2 por pierna): 2 puntos.

Ente: 9/15 puntos de vida. El ente pierde todos sus bonus al daño.

PD.: La espada de Nuño, al atacar, ¡BRILLABA!

Las sombras no consiguen lanzar nada contra ti. No hizo falta que forcejeases con la madre. Ilda estaba aterrada y casi dejaba caer al niño de sus brazos. Cuando tomaste al bebé sin problema alguno, una de las sombras pareció fijarse en ti (no, no había rostro en la figura como para saberlo, pero si se deducía), y la otra pareció quedarse con Ilda. Oyes una pelea en la habitación de Xurxo...

Descríbeme qué haces/cuál es tu plan/actuación, etc.

Observo la escena con estupefacción. El buen Xurxo muerto sobre la cama y un ser irracional luchando a brazo partido contra mis compañeros.

Parece que, por ahora, el ser no presenta batalla, pero puedo bien imaginarme por qué. Debe haber preferido activar algún hechizo antes que defenderse de las estocadas de los valientes Nuño y Blas. Tiene un talismán en el pecho, que sin duda ha imbuido de energía mística (activado).

Siempre se me ha dado bien fijarme en los pequeños detalles de todas las cosas con un simple vistazo, así que en esta ocasión no tiene por qué ser menos. En el mapa mental de las enseñanzas recibidas durante años por mi difunta madre, e incluso de aquellas que en pocos meses me ha podido transmitir el ahora difunto ermitaño, mi entendimiento busca algún nombre que ponerle a aquél ser y a aquél talismán.

En cuanto me recompongo, tengo claro qué hay que hacer. Toda ayuda que pueda proporcionar a mis compañeros será poca. Agarro el talismán de Parálisis con la mano izquierda y lo imbuyo de energía mística, para proyectarlo sobre aquel inmundo ser. Me cuesta más de lo normal hacerlo, y es que la situación no es para menos. No puedo dejar de pensar en Ilda y su niño, al cuidado de Gerberto. Espero que si tienen problemas, mi compañero dé la voz de alarma.

La idea de Gerberto es llevar al niño a lugar santo. Si hay en el pueblo alguna iglesia aparte de la ermita, allí se dirije, si no había ninguna, el cementerio también es "campo santo", así que se encaminará hacia allí. Por el camino trata de acordarse del santo al que habría que encomendarse en caso de ver criaturas del infierno... si es que alguno hubiere.

El primer paso, por tanto, es salir de la casa, ignorando la lucha en la habitación de Xurxo. El palo de Gerberto se encontraba en el suelo de la habitación y no iba a pararse a cogerlo para pegarle a nadie, menos aún con el niño en brazos.