Partida Rol por web

Hudson se unió al resto de sus compañeros a la mesa de los soldados después olisquear satisfecho su bandeja y coger unos cubiertos. Se sentó al lado de Apone con su sonrisa de niño travieso de siempre.

-¡Eh, sargento! ¿Cuál es la misión? -a Hudson nunca le habían interesado los preparativos previos. Simplemente iba y cumplía lo que se le decía sin más preocupaciones.

Tras la ducha y vestirme, seguí a los marines al comedor. No conocía la nave, así que dependía de ellos hasta para ir a mear. Aquello era un asco. Vi una enorme mesa alargada, donde se iban sentando todos juntos, con sus risas, bromas y codazos y eso me hizo recordar a mi tripulación durante unos momentos, quedándome parada en todo el medio. Un leve empujón de alguien me hizo reaccionar y me senté en la mesa que vi separada de la grande, la que sería la de los bichos raros, supuse.

En mi bandeja había un café o al menos esperaba que fuese eso y unas galletas. Permanecía algo absorta, pensando a lo que iba a enfrentarme de nuevo, pero esta vez en un emplazamiento de colonos, donde no sería una criatura solamente. Estaba dándole un sorbo a mi café cuando escuché una voz que me hablaba.

Ni me había dado cuenta de que ya no estaba sola en la mesa. - No se preocupe teniente Gorman. - Le recordaba del día que fue con Burke a buscarme a mi piso para ofrecerme este viaje que les negué en rotundo ese día. - Sé lo que es la camadería, yo también la tuve con mi tripulación... hasta que no quedó ninguno. - Me lamenté, queriendo olvidar aquello y sabiendo que no podría hacerlo hasta que no acabase aquella misión.

Luego miré al hombre a los ojos. - Espero realmente que sean lo mejor que tengan en el cuerpo de marines y que puedan hacerse cargo de la situación o estaremos completamente acabados. No solo nosotros, sino los que vengan detrás. Sé lo que una de esas cosas puede hacer... allí... podría haber decenas y no están preparados para eso. Nadie está preparado para eso. - Sentencié.

No me gustaba prejuzgar pero inevitable. El Teniente Gorman no confraternizaba con nosotros y eso podía ser porque se creía mejor o simplemente porque deseaba diferenciarse de los simples soldados. 

Le miré cuando de alguna manera se disculpó con nosotros, como si aquella mujer tuviese que ser protegida de nosotros, pobres diablos que soltábamos tacos y mirábamos de manera lasciva a cuantas mujeres nos encontrábamos. No sabía que fuésemos tan ofensivos o ella tan sensible.

Me dio la sensación de que era una mujer dura, por lo que dijo, por cómo lo dijo. Además, ya teníamos más detalles gracias a eso. Toda su tripulación había desaparecido... eso sí que era duro, y ella había sobrevivido, lo que confirmaba mi percepción sobre ella.

Lo que le hubiese sucedido era algo que aún no había superado y aún había miedo en sus palabras, por lo que lo que nos esperaba delante no iba a ser un regalo precisamente.

Una de esas cosas.... decenas...

¿Cosas?

Así que de eso iba aquello. Nos dirigíamos hacia una colonia y había una consejera especial que había sobrevivido al ataque de un bicho, suficiente para acabar con toda una tripulación, y afirmaba que podía haber muchas más.

Parecía que nos íbamos a ganar el sueldo.

No me correspondía a mí responderle ni convencerla de que nosotros los marines podíamos con casi todo. Sabía que hasta Hudson sabía cómo cuidar las espaldas cuando llegaba el momento. Pero tampoco quería dejar las cosas de aquella manera.

-Usted sobrevivió, señora, y ahora no estará sola -le dije, intentando estimular su confianza en el equipo. No estábamos allí solo de visita. Éramos marines -. Ocurra lo que ocurra allí abajo, no permitiremos que le suceda nada.

Y concentré la mirada en aquellos ojos marrones que parecían haber sufrido más de lo que debían.

Mirando hacia la mesa donde comían Gorman, Bishop y los civiles, Wierzbowski le dio un ligero codazo a Hicks antes de hablar en voz baja para que sólo pudieran oírlo los muchachos.

-Parece que el nuevo teniente es demasiado importante como para comer con nosotros...

Vasquez puso cara divertida después de escuchar a Frosty —me gustaría seguir charlando sobre pelis y machotes, pero en el comedor me espera la misma bazofia de todas las misiones—miró hacia la mesa—tenía intención de llegar antes que Hudson, no me gusta que manosee mi comida, pero creo que se adelantó.

Tomó asiento en la mesa con una bandeja que parecía intacta y se limitó a comer mientra escuchaba las conversaciones que se producían a su alrededor.

—Hick ,tanta amabilidad no te pega.— dijo a la vez que masticaba— la señora me perdonará, pero un civil siempre ha sido un ...civil.— quedó pensativa por unos segundos, quería decir un estorbo, pero no quería romper el aura de amabilidad que se había creado en el comedor.

Burke levantó la mirada hacia Ripely al escucharla hablar de “una de esas cosas”. Después miró al teniente.

Ejem interrumpió con un aspaviento de manos.

Eso… sonrió falsamente Eso no está del todo confirmado. Burke quería evitar que las habladurías y rumores pusieran más nerviosos a los marines.

Les recuerdo que, oficialmente, la misión es esclarecer lo que ha sucedido a los colonos de LV-426. Solo hemos perdido el contacto. No sabemos lo que ha pasado. Puede tratarse de un simple fallo en un transmisor. Los colonos llevan en LV mucho tiempo y nunca se ha reportado nada de esas criaturas.  

Le ruego prudencia

-¡Hey! -por el codazo de su oficial superior Frosty casi tira su cubierto- te diré lo bien que trabajan mis manos si en el asentamiento nos encontramos arcturians muchacho.- replicó a Hicks con una sonrisa tras escuchar lo que le decía, el potaje era insípido pero la conversación que empezaba a darse en la mesa estaba poniéndose buena.

-¿Entomhes... los hombrecitos verdes de Saturno se comieron a toda su tripulación?- le señaló a la mujer con un pedazo de pan en la mano.

¿Y si son tan malos qué está haciendo aquí de nuevo?- preguntó de forma indirecta tanto a Ripley como a los oficiales superiores, si al principio Frosty empezó con su rutinaria retahíla de ''malas corazonadas sobre la misión'', aquella chica era toda una novela para motivar la exploración al espacio, de verdad por sus gestos parecía la que menos quería ir... ¿Era cobardía?

Cortó además otra rebanada de pan, por supuesto le daba también mucha curiosidad lo que contestaba el consultor que había dicho Hicks, ese era otro que parecía más un agregado diplomático, pero al menos hablaba de forma razonable.

- Oye Bishop, ¿Vamos a cargar con un laboratorio además o sólo sólo vienes por si hay problemas técnicos?.

El teniente nos dará más información al respecto, pero a grandes rasgos es saber que ha ocurrido a los colones de LV-426. No tenemos comunicación con ellos. Seguramente sea un fallo de sus sistemas, pero nunca se sabe- contesta a Hudson.

-Joder, putos colonos... -dice Drake sonriendo.

Bishop mira detenidamente a Frosty, pero tarda en responder ya que sus sensores de sarcasmo no determinaban si era sarcàstico en lo que decìa o si realmente tenia esa duda.

-Me han enviado con el propòsito de respaldar sus vidas, pero si en el supuesto caso hubiera algo relevante que investigar en la colonia, tendrìa que reportarlo y llevar esa informaciòn a la corporaciòn. De hecho la señorita Ripley dijo que habìa un monstruo en ese planeta. De ser cierta su existencia podrìa brindarnos informaciòn acerca de còmo se creo la vida, dejando de lado que este podrìa ser un peligro para la vida humana.-

Después de la comida, los marines se dirigieron al muelle de atraque a la espera del briefing de misión. Al parecer el teniente y Ripley querían dirigirle unas palabras. Los soldados se entretenían como podían hasta que aparecieron Apone, Gorman y la propia Ripley.

-¡Oficial en cubierta! ¡Ateeeeen...ción!

- Solo tuve suerte, ¿cabo Hicks? - Le respondí al hombre. - Esa cosa era rápida, sigilosa y letal. Imposible acabar con ella frente a frente ni a distancias cortas. Por suerte esa cosa no entendía de naves y logré mandarle al espacio por la escotilla. - Expliqué al hombre. - Pero insisto: acabó con toda mi tripulación antes... - Y con mi salud mental después.

- Y un marine un marine. Por eso yo estoy en esta mesa y usted en esa soldado... lo siento, aún no me quedé con todos los nombres. Pero esta civil sabe lo que ha visto y ha vivido para contarlo, veamos si usted está preparada o no para eso. - Respondí a la mujer la cual tenía unos brazos que si me daba un bofetón, aparecería en el otro lado de la nave.

El desayuno estaba siendo ameno al menos. No iba a sacar muchos amigos de allí, pero creí que los marines se cerrarían en banda y no me dirían nada. Entonces habló Burke y le sonrí. - Ya les advertí de esto cuando tuvimos aquella reunión hace un tiempo, ¿recuerda? Si tan seguro está de que son solo las comunicaciones, ¿por qué no baja usted solo primero y lo comprueba? Una vez que esté convencido de ello o perdamos contacto con usted, mandaremos a los marines, ya preparados y sabiendo que no es un problema de comunicaciones, sino de que yo tenía razón. ¿Hacemos una votación para ver cuántos deciden que baje usted primero si tan seguro está, señor Burke? - Y le sonreí.

Y entonces el tocapelotas del grupo salió a la luz. Ya le había oído antes incluso meterse con su sargento, pero yo no era de los suyos y quien tenía pesadillas con esa cosa todas las noches era yo. - No es verde y, salvo que usted sea un cerdo y el color de su piel se deba a que no se lava, le recuerdo sus palabras, en las películas de miedo el primero que muere es el negro.

Demostrando cobardía, preguntó de manera indirecta lo que podía haber hecho de manera directa. - Ayudarles a acabar con esa cosa o cosas. Soy la única que las conoce... bueno, por desgracia me da que en la colonia ya han tenido que encontrarse con alguna de ellas.

El sargento no pareció más que un loro repitiendo las palabras de Burke. Si no abrían un poco su mente a la posibilidad al menos de que esa cosa estuviese allí, lo iban a llevar muy mal. Les miré a todos un momento antes de volver a mi desayuno. Era mejor no establecer ningún vínculo con ninguno. Ni con Hicks, que parecía el más normal al menos, porque si seguían sin creerme no lo contaría ninguno.

Miré a Bishop, que se sentaba a mi lado y luego a Burke. - Me dijo, me prometió que nada de estudiarlos. Solo erradicarlos, Burke. Por eso vine, para ayudar a destruirles. No voy a ayudar a que cojan a ninguno vivo y lo saquen de este mundo... ¿es qué aún no saben a lo que se están enfrentado? Dios, no, claro que no lo saben... que ilusa soy. Aún no lo han visto... como se les ocurra coger una sola muestra y cargar con ella, no cuenten con mi ayuda para nada. - Dije a ambos hombres muy seria y me levanté de la mesa.

El desayuno había terminado para mí.

Pero no tardaron en localizarme y entre Gorman y Apone, acabar en el muelle de carga.

-¿Un monstruo? ¿De veras? - había cosas fijas en éste mundo, el adormecimiento en los labios tras despertar de la cámara de hipersueño, el humor del sargento Apone y la honestidad de los androides... aunque era una píldora difícil de tragar. -Entonces sí suena a que vamos a usar las plataformas de transporte para cargar tubos de ensayo y eso... fuhhh.

En cuanto la civil respondió Frosty rió de buena gana tanto a lo que le tocaba a él como a lo que venía a decirles lo que tenían que hacer, mira que pensar que era la primera...la esposa de un alcalde en un pueblo en un asteroide ve salir una cucaracha y llaman a los Marines Coloniales, pero qué mierda...

-Me agrada, ¿Sabes?- le indicó a Hicks con un guiño mientras asentía. 

Después habló a Ripley- El negro que va a morir primero se llama Ricco Frost, y si usted dispara como habla... al menos Vázquez tendrá competencia.

Terminó su desayuno y esperó en medio de la reunión de Briefing a que finalmente le dieran los detalles de cómo se iban a organizar para misión.

Asentí a la mujer al referirse a mí por mi apellido y mostrarse dubitativa al respecto. Aprendía deprisa, estaba atenta a los detalles y era una superviviente.

Nada de todo aquello tenía mucho que ver con la suerte, pero continué escuchando en silencio lo que tenía que decir sobre su experiencia. Sin lugar a dudas, había debido ser difícil, no solo para ella que no estaba acostumbrada a cosas así, sino para cualquiera.

A pesar de todo, siempre me gustaba pensar que había buenas lecturas de las malas experiencias, al menos cuando como en su caso, había logrado salir con vida.

-Y a pesar de todo logró sobrevivir. Yo no diría que fuese solo cuestión de suerte.

También me gustó como calló al burócrata. Sonreí y continué comiendo mientras empezaba a disfrutar de la inesperada compañía.

-A mí me parece una buena sugerencia, señor Burke -añadí, viendo como sabía defenderse solita, tanto de él como de Frost. Al ver cómo se la devolvía, me incliné hacia él -. Creo que te ha ganado esta mano.

Y como no podía ser de otra manera, hasta a Frost le gustaba. 

El final de la comida significaba que teníamos reunión informativa. Es decir, que íbamos a enterarnos bien de lo que le había ocurrido a la mujer, Ripley, y poder así prepararnos para lo que nos encontrásemos allí abajo.

Dejé la bandeja en la zona para limpiarlas y me dirigí hacia el muelle de atraque, a donde uno tras otro fuimos llegando, para recibir toda la información y las instrucciones finales.

Ahí era donde veríamos también un poco más de nuestro flamante nuevo teniente.

Miró a el grupo de marines coloniales que esperaban en muelle de atraque. —No os pongáis nerviosos, chicos. El teniente habrá trazado un plan para cada una de las jodidas opciones que nos podamos encontrar allí abajo.

Se sentó junto a sus compañeros y clavó su mirada en el teniente. Esperaba una buena explicación de la historia de mostruos que había escuchado en el comedor.

Burke se quedó con la boca abierta al escuchar la respuesta de Ripley.

Luego tragó saliva.

No se le ocurrió nada que responder

Ahora os quiero a todos en silencio y bien atentos a las explicaciones del teniente- ordenó el sargento. La discusión del desayuno había sido en un ambiente distendido, pero ahora debían ponerse serios. Se colocó detrás del teniente y sin más preámbulos espero a que hablase a los hombres de lo que tenían que hacer. 

No podía comer tranquilamente. Hablar con los marines de tú a tú era como sacudir un avispero como una piedra. Algunos eran más comedidos como el cabo Hudson, pero otros como Frosty...tenían la lengua por castigo. Intentó mediar, claro, pero la boca de Ripley era como un rifle automático; una vez empezaba a disparar no terminaba hasta acabar el cargador. Vio que a algunos aquellas pullas parecían divertirles. Otras les agradaban. Se estaban midiendo, tanteándose. Lo curioso era ver como Ripley parecía congeniar con ellos. Tenía sangre marine. ¿Sería hija de un militar?

"Si vas a poner orden, hazlo ahora", se dijo, pero sus hombres no dejaban de hablar. "Habrá que imponerse". Y lo hizo, claro que lo hizo. Se puso en pie.

—Basta —una vocecilla, al principio, no necesitaba más. Los marines le escucharían, de Ripley no estaba tan seguro —. Ripley recuerde que usted está aquí en calidad de consejera. Nosotros cuidaremos de su usted, nadie le hará daño. Entiendo que puede tener miedo, pero tampoco ha visto nunca antes a un marine en acción —firme, pero paternal —. Su información nos será muy útil, pero hasta no tener más detalles, no conjeture, podría confindir a mis hombres.

Territorio marcadado, sus ojos se posaron en Burke. El tipo le intimidaba porque, en verdad, no sabía cual era el poder de su alcance. Pero ¿Cómo iba a achantarse delante de sus hombres?

—Burke, usted es un mero observador. La operación está bajo mando militar. No tengo inconveniente en escuchar sus intenciones o en favorecer a su coporación pero...priman la vida de los colonos y la de mis hombres. El resto es secundario —una de cal, otra de arena, no te digo que si, tampoco que no. ¿No era lo que hacía él? Juego de sombras, no era lo suyo.

Sus hombres le miraban. Sus hombres...su operación. ¿Vieron acaso como se doblaban sus rodillas bajo la presión? ¿Escucharon como se le secaba la boca? Mantuvo el tipo, había nacido con el gen del soldado. Por lo menos, el del soldado de desfile. Aparentar se le daba bien. Creía haber ganado algunos puntos ante sus hombres. Ahora debía demostrarles que sucedía cuando alguno sacaba los pies del tiesto.

—Soldado Frosty, ni monstruos, ni hombrecitos verdes. No quiero bromas con eso. ¿Entendido? Vamos a ver si es capaz de hacer cincuenta flexiones, dar tres vueltas a la escotilla de despegue, y luego rematar con otras cincuenta flexiones.

Sería capaz, claro. Esperaba que luego estuviera más suave. Ripley había perdido a sus amigos y compañeros en aquel vuelo, había leído el informe. Merecía un respeto solo por eso.

Miró a sus hombres, había avanzado algo con ellos. Se había puesto en su sitio. Remató la jugada.

—Y para que conste, si encontramos una forma de vida no conocida, el nombre técnico es "senomorfo", con "s". Senomorfo. Recuérdenlo.

***

El sargento había puesto orden entre sus hombres, era su hombre de mayor confianza, el puente entre él y sus hombres. Les estaban esperando cuando llegaron. Hombres y mujeres duras, curtidos por la batalla. Se sintió pequeño, los galones pesaban. No dejó que eso le perturbase. Sino podía dar instrucciones antes de la misión no merecía estar allí.

—Buenos días, damas, caballeros. Disculpen que no haya tenido tiempo de informarles antes de salir de base —carraspeo, sudor, ganas de salir corriendo. "Eres tan marine como ellos" —. El planeta LV-426 aún está en proceso de terraformación. Los colonos enviados para ello han roto todo tipo de comunicación. No sabemos nada de ellos desde hace días. Desconocemos la situación exacta de la base y de sus habitantes. Creemos que puede haber involucrado un senomorfo —extendió la mano, firme pero cortés —. Ripley, explíqueles.

- Si vienen pensando que esto es un mero paseo, ya vienen confundidos, teniente Gorman y tampoco a visto a esa cosa en acción. Por lo tanto estamos en tablas, con la diferencia de que esa cosa no tenía miedo y nosotros lo tendremos y mucho. - Le repliqué procurando mantener un tono de voz relajado, pues estaba segura de lo que había allí abajo. Yo sabía perfectamente lo que había visto y vivido y ellos aún tenían que verlo.

- Con todos mis respetos, teniente, para un fallo de comunicación no mandan a los marines, mandan a técnicos a que reparen las antenas o lo que se haya averiado y técnicos como tal no veo a ninguno entre nosotros. Pero no se preocupe, tengo claro a lo que he vendido. Otra cosa es que me quieran escuchar y hacer caso.

Cuanto antes tuviesen claro que aquello era territorio hostil, pero hostil de verdad, más posibilidades de sobrevivir. Pero parecía que Burke había hecho bien su trabajo. Parecía que había cogido a un grupo de aguerridos soldados, pero a un líder... ¿tímido? ¿inseguro? Eso me dijo al menos aquel hilillo de voz al empezar a hablar. Pero luego se rehizo y se endureció. Quizás simplemente había sido el café, que le había pasado mal por la garganta y por eso comenzó hablando así. Ya lo vería más adelante, porque estaba segura de que Burke, tras su silencio y quedar atrapado contra la pared, no saldría el primero a comprobar nada.

Al menos a los marines o a algunos de ellos pareció que les caí en gracia.

No me metí en el resto de la conversación del teniente, ni con el castigo a su hombre. Sabía que debía mantenerme al margen de aquello a pesar de todo. En aquel momento estaba claro mi sitio y esperaba que al final me equivocase y me mantuviese en él hasta el final de la misión. Además, meterme solo complicaría la relación entre el teniente y sus hombres, estaba mejor al margen y calladita.

Y nos reunimos en los muelles y la reunión explicativa que creí que iba a dar el teniente me tocó darla a mí, justamente hablando de aquello que no querían que hablase en el comedor minutos antes. Aquella ridícula contradicción me dejó sorprendida, pero eso no hizo que guardase silencio, así pues, cuando el teniente me dejó sola ante sus hombres, comencé a hablar.

- Creo que lo básico ya lo saben. Esa criatura, que han llamado xenomorfo, entró en nuestra nave, la Nostromo, como un parásito aferrado al cuerpo de Kane, nuestro oficial ejecutivo. Tenía una especie de cola enrollada a su garganta y el cuerpo pegado a la cara. Sus patas, finas y largas, se agarraban al contorno de la cabeza. Intentamos retirárselo, pero su sangre era ácido y esa criatura se aferraba con fuerza al cuerpo de Kane haciendo que sus constantes bajasen, por lo que le tuvimos en aislamiento. Tiempo después, aquella cosa se desprendió de su cuerpo muerta...

Miré a los marines uno a uno antes de seguir.

- No pasó mucho tiempo, fue durante la comida cuando Kane comenzó a sufrir fuertes dolores abdominales y aquella cosa salió de su vientre, matando al primero de los míos y huyendo a esconderse. En ese momento no era muy grande, pero sí algo peligroso que se había ocultado en las entrañas de la nave... ¿Alguna pregunta hasta ahora o puedo continuar? - Pregunté al ver la inquietud de algunos marines, seguramente deseosos de reírse de lo que estaba contando.

Mientras oían el comienzo del relato de Ripley, los marines se movieron inquietos aunque permanecieron en silencio. Hudson aún seguía con esa mueca burlona en el rostro; Drake, impasible, miraba fijamente a Ripley sin demostrar ningún sentimiento; Crowe, Wierzbowski, Dietrich y los demás continuaban escuchando.