Partida Rol por web

En ese momento, parecían más inquietos que otra cosa. La verdad era que esperaba que Frosty soltase alguna gracia, pero se veía que el castigo del teniente le había quitado las ganas de soltar chistes sobre aquello. Al ver el incómodo silencio, seguí hablando de aquella criatura.

Entonces fue cuando mis manos comenzaron a temblar, recordándole moverserse por el interior de la Nostromo. Viéndolo perseguirme de nuevo. Pero no me iba a achantar. Estaba allí para que aquel miedo se esfumase, para poder ser libre de nuevo y conseguí volver a hablar.

- Buscamos a aquella especie de... larva, pues siendo su sangre ácida, podría estropear la nave, además como dije, lo considerábamos una amenaza tras ver como... acababa con Kane. Usamos detectores de movimiento y lanzallamas, junto con armas de electrochoque... pero para cuando dimos con él, con el xenomorfo, ya se había terminado de desarrollar.

» Medía unos dos metros de altura. Sus manos eran garras, su cola larga y letal. Su cabeza alargada y su lengua, si es que aquello era una lengua... era otra boca más con afilados dientes. Rápido, ágil y mortal, se movía por los conductos de la nave, por el techo... cuerpo a cuerpo era imposible enfrentarse a él pues su sangre corrosiva fundía el metal, no digo lo que le hacía al cuerpo humano. Su piel, si es que es piel, es de color negro, por lo tanto en la oscuridad es completamente invisible. - Guardé silencio, en memoria de los caídos. Para ellos habían pasado 57 años, para mí unas semanas. Se me notaba nerviosa y tensa, pero es que no era para menos.

- Uno a uno fue acabando con todos mis compañeros. Nuestro plan final era volar la Nostromo con aquella cosa dentro y huir en la lanzadera donde  fui rescatada. Sola, logré hacer volar la nave y escapar en la lanzadera, pero esa cosa vino conmigo... como ya dije, al final despresuricé la lanzadera y lancé esa cosa al espacio. - Miré al teniente antes de mirar a sus hombres.

- Creo que eso es todo lo que les puedo contar sobre esa cosa. - Por supuesto me guardé la información sobre Ash y su traición y que hacía 57 años, alguien ya sabía la existencia de esa criatura en La Tierra. - Y quisiera recordarles que puede que no haya solamente uno de esos allí abajo.

Hudson no pudo aguantar más. Aquel relato de Ripley le había puesto los pelos de punta pero no iba a confesárselo a nadie. Sólo le quedaban cuatro semanas para licenciarse y ahora aquella mujer le decía que iban a un planeta lleno de monstruos horribles. Así que recurrió a lo único que tenía para liberar su nerviosismo: su estúpida bocaza. Levantó la mano como un colegial en una escuela.

-Yo solo quiero saber una cosa... ¿Dónde hay un teléfono para llamar a mi madre?

Hudson, nada de bromas y cierra la boca- dijo el sargento mientras señalaba al soldado- si alguien tiene alguna pregunta seria que la haga ahora o esté bien callado, ¿entendido?. 

No tenía problemas en aguantar las bromas de los soldados, pero siempre y cuando fueran en el momento idóneo. Y en una reunión como aquella desde luego no lo era. 

La voz del Teniente sonó como si intentase elevarse por encima de los murmullos de todos nosotros, pero a duras penas. Miré a mi alrededor para ver como su efecto se diluía como un azucarillo y después al Teniente, cuyo cuerpo, tenso, daba la sensación de mostrar mayor inseguridad de la que incluso había en su voz.

No era de decir nada y con la orden del Sargento me bastaba. 

Sin embargo, que hablase de "nosotros" cuando tenía la sensación de que éramos todos menos él, me hacía desconfiar seriamente de su capacidad para el mando. A pesar de todo, no era el momento de dudar y juzgar sino de recoger información y esperar. Ya dispondríamos de tiempo para demostrar de lo que estábamos hechos cada uno de nosotros y sobre todo, aquellos a quienes no conocíamos.

De todas maneras, me resultaba difícil no sonreír ante algunas de las cosas que decía. Se

-No se preocupe demasiado, Teniente. Normalmente Vásquez suele dispararle a todo lo que no conoce. Por eso no tiene demasiadas citas.

Burke, en cambio era harina de otro costal. No solo acababa de ser "degradado" a un mero objeto sino que además no parecía servir para nada. No lo dije, pero estaba seguro de que ninguno se lamentaría si le sucedía algo malo.

Mientras tanto, la información empezaba por fin a llegar, aunque fuese a cuentagotas. LV-426, un nombre sin sentido para una colonia llena de civiles que podían haber sido atacados por una criatura a la cual nuestro Teniente se refería de manera equivocada. Me interesaba mucho más las explicaciones de Ripley, fruto de su propia experiencia.

Además, volvía a demostrarme que era dura y que sus palabras solo demostraban que tenía mucho sentido común, sobre todo al relatar qué tipo de criatura había atacado a su nave. Parecía peligrosa y si había más de una, estaba seguro de que tendríamos problemas antes de lo que esperábamos porque dudaba que un grupo de civiles pudiera vencer a algo así.

Sabía que ninguno haríamos preguntas porque no éramos de esa clase de tipos, así que me reí como todos ante el comentario de Hudson, muy en su papel, como siempre.

Pero a veces había que saber más cosas de las que te decían porque tu supervivencia dependía de ello y allí hablábamos de toda una colonia que podía depender de que nosotros estuviésemos bien preparados.

-Teniente, señora, yo tengo una pregunta que hacer. ¿De dónde surgió esa criatura? Ha explicado que entró aferrado a su oficial ejecutivo, pero ¿cómo lo hizo? Quiero decir si fue casualidad o es que entraron en algún lugar específico en donde había criaturas como esta porque antes, durante la comida, dijo que podía haber decenas. ¿De dónde surgieron?

Quería que Ripley informase de lo que había vivido y que ofreciese información sobre los ¿xenoformos? No quería una historia de terror que pusiera nerviosos a sus hombres, y a él mismo. Su valor se había encogido un poco al escuchar esa historia. Había leído los informes, pero claro, no era lo mismo que escucharlo de la boca de la superviviente. La sangre era ácido, capacidad de mimetizarse con el entorno, agresivos, evasivos, letales. Sus hombres estaban preparados para lidiar con esa serie de cosas, ¿Y él? Mantuvo el tipo, la pose marcial, el gesto serio. No recriminó a ¿Hicks? Ya lo hizo el sargento.

Tenían armas, entrenamiento, vehículos blindados, robots de defensa. ¿Por qué se sentía entonces tan inquieto? Era culpa de Ripley, la mujer tenía que haber informado de forma objetiva sobre el xenomorfo. Al contar su historia personal les había contagiado el miedo. ¿Y qué iba a hacer ahora con un puñado de hombres asustados? Hudson hizo una pregunta, otra más sobre el origen de esas criaturas. Él tenía la respuesta; provenían de un lugar horrible y terrible, de mundo de pesadillas, que llenaría más de miedo sus corazones. No necesitaban tener tanta información.

—Hay un informe sobre el tema. Todos deberían leerlo —dijo, adelatándose a Ripley.

Bishop sabia toda la información, desde el momento en que Ripley y su tripulación se habían topado con esa cosa, hasta lo que la corporación hizo para saber más del xenomorfo. El terrible hecho de enviar una colonia a un planeta donde estaban estás cosas, era como alimentarlas sin importar la vida de los demás. Sabía que estos marines no saldrían con vida todos, eran la carnada solamente. Burke haría lo posible para enviar esa cosa a la corporación, era solo cuestión de tiempo. Pero decidió guardar esa información ya que el era solo un Androide que obedecía órdenes. 

Miré a Hicks. Empezaba a gustarme ese hombre y eso era malo. No quería confraternizar con ellos por si se repetía todo de nuevo. Pero su trato era... agradable. Iba a responderle cuando el teniente se me adelantó con el informe.

- Con mis respetos, teniente. Viendo el nivel de testosterona del equipo, creo que la lectura no es lo suyo. No me importa responder a eso. - Le dije al hombre y miré a Hicks a los ojos.

- Madre, la computadora de la Nostromo, detectó lo que interpretó como una llamada de auxilio de otra nave y desvió el rumbo, despertándonos al llegar a aquel lugar. Nuestro capitán, Dallas, asumió la responsabilidad de investigarlo y descendimos al planetoide donde se encontraba. Allí, tanto el capitán, como Kane y Lambert, salen a explorar y encuentran una nave... una nave jamás vista por un terrícola antes. Es en su interior donde encuentran lo que Kane llegó a describir con una cantidad amplia de huevos, resultando tener vida en ellos. Creo que no tengo que decirles que se ocultaba en ellos.

» Regresaron con Kane y esa cosa agarrada a él y se saltaron el protocolo de cuarentena a pesar de que no les dejé entrar, debido precisamente a ese... bicho. Pero el oficial científico les permitió el paso. Oficial que se puso en contacto con la Tierra y que recibió las instrucciones de llevar a esa criatura, a esa cosa, a la Tierra a cualquier precio, incluyendo nuestras vidas en él.

Entonces mis ojos se clavaron en el teniente y luego en Burke, para luego mirar a los demás.

- ¿Saben dónde ocurrió todo eso? - Les dejé unos segundos para pensar. - En LV-426. Justamente donde se estableció la colonia terraforme a la que nos dirigimos. ¿Empiezan a entender por qué están aquí, los marines y no técnicos? ¿Entienden ahora por qué creo que allí abajo no habrá solamente una criatura sino decenas? Tantas como habitantes tuviese esa colonia. - Les dije a todos. - Caballeros, ahora si empiezan a ser conscientes de lo que nos espera ahí abajo. ¿Tienen miedo? Pues no será nada comparado cuando se encuentren con una de esas cosas frente a frente.

Miré a Gorman. - Ahora sí, señor, creo que he terminado. - Y miré a los marines. - Salvo que sus hombres quieran saber algo más.

-Nosotros no tenemos miedo -afirmó Drake con rotundidad aguantando la mirada de Ripley-. Esos bichos de mierda se pueden considerar extinguidos.

Hudson lanzó un grito de ánimo y chocó los puños con Drake.

Es extraño- dice el sargento- pero en el tiempo que ha estado la colonia, que yo sepa, nunca se ha recibido ningún mensaje de lo que comenta, Ripley.  Ni naves alienigenas ni bichos raros por allí. ¿Me equivoco?- miro al teniente y a Burke- no se lo tome a mal, no cuestiono sus palabras, pero era por constatar ese hecho.

En cualquier caso, y dado que no hay contacto alguno, habrá que tomarse todas las precauciones posibles y asumir que  vamos a una zona hostil, haya alienigenas o no. Así que cuando estemos allí abajo actuaremos como marines en territorio enemigo y no quiero estupideces allá abajo, ¿entendido soldados?

El comentario que surgió a sus espaldas la hizo sonreír.—No seas lerdo, Hudson. Aquí no hay teléfonos.

Miró a la civil. Teniendo en cuenta que el teniente le había dado la palabra, todo lo que contaba podía ser cierto. Aunque siempre tendría en mente que si la misión dependía de los conocimientos de aquella mujer, la comunicación tendría que ser muy fluida o la cosa se podría complicar.

—Está bien, si ese bicho está en la colonia, lo encontraremos y le daremos matarile. Tenemos las mejores armas y a los mejores marines —se giró para mirar a su compañero— Hudson, te voy a tener bien controladito no quiero que esa xenomierda me mate por tu culpa.

Prestó atención a todo lo que se hablaba en el muelle de atraque y por unos segundo ser perdió en el comentario de unos de sus compañeros—¿Sabes Hicks? Creo que tienes razón ¡¡mierda!! puede que adorne con otro mensajito mi M56 ¿qué os parece si pongo, cómo te llamas chaval? Eso pega con adiós— inclinó la cabeza intentando imaginar cómo quedaría su arma con la nueva inscripción, mientras que contestaba al sargento —¡¡ENTENDIDO!!

Burke sabía perfectamente que cuando las cosas se torcían, los trabajadores culpaban de todo a la empresa. Que fallaba un motor: “Seguro que Weyland ha usado materiales de poca calidad para ahorrar dinero”, que se topaban con un campo de asteroides no señalizado: “la Weyland no ha actualizado los mapas estelares del cartógrafo de navegación para ahorrar dinero”…

Toda esto no pasaba de convertirse en algún chiste o reproche durante el almuerzo o la cena. Lo sabía muy bien. La Weyland tenía costumbre de poner cámaras y micros ocultos para escuchar las conversaciones de sus empleados. Se suponía que era siguiendo un plan interno para conocer las quejas de los empleados y así mejorar sus condiciones de trabajo, pero todos sabían que era una forma de espiar a la gente con el fin de tenerlos bien controlados. 

Sin embargo, todo cambiaba cuando un representante de la empresa viajaba a bordo ¡Ah! Eso era cosa bien distinta. No era la primera misión de esta índole en el curriculum de Burke. Sabía perfectamente que en cuanto algo se torciera, todos iban a señalarle como responsable a él y los chistes y chascarrillos con el café se convertían en recelo y suspicacia. Había que saber controlar la situación en esos casos porque antes de que se diera cuenta todo podría acabar en un tumulto o una revuelta. 

Así que cuando el sargento preguntó, Burke aprovechó para meter baza. Era muy consciente de que no iba a tener muchas oportunidades de hacerlo.

—Ejem— tomo la palabra con carraspeo

—En efecto sargento. No tenemos ningún indicio de la presencia de seres alienígenas en la colonia. Solo hemos perdido el contacto. No tenemos ninguna otra certeza.—

—Eso no quiere decir que la Weyland menosprecie a Ripley.— Burke se andaba con pies de plomo con Ripley, ya había visto como se las gastaba la señora

—De hecho es todo lo contrario. Tras escuchar sus  informes acerca de lo que pasó en la Nostromo, la Weyland no ha querido dejar ningún cabo suelto y está presente en esta misión para que nos asista como consejera en el caso de que  se confirme la presencia de seres alienigenas en la colonia.-

-25...26... 27... - Ricco continuó haciendo las flexiones de castigo que el Teniente le impuso, mientras estaba en ello levantó una mano pidiendo permiso para hablar mientras seguía, fuera de todo él sí tenía varias preguntas viendo que macabra como era, la historia de Ripley era bastante difícil de tragar, así que estaba del lado del sargento Apone.

-Entonces... y no es para intentar resumir... la cosa entró en uno de los miembros de la nave, salió del tipo en la cafetería convertida en otra cosa, en cuestión de ¿Qué?¿Horas?

...28...

...Mutó a un monstruo y después los mató a todos uno a uno hasta que desde la lanzadera siendo la última de su nave lo expulsó.

...29...

Digamos que por un momento esa historia es como pasó, ¿Armas de electrochoque y lanzallamas de qué tipo? ¿Qué pasó cuando le dispararon con eso?

¿No espera que bajemos a la estación y abramos todas las escotillas como si espantáramos a una palomilla o sí?, usted fue la que dijo que los conoce y que vino a ayudarnos a erradicarlos.

Corrijo lo que dije en la cafetería - la última pregunta era importante- ¿Sabe disparar al menos, usar un arma de verdad?.

Ripley explicó justamente lo que subyacía en todo cuanto hablaba. No solo se había tratado una casualidad, sino que desde la Tierra había una idea muy clara sobre lo que iban a encontrar... y que deseaban quedárselo. Eso hizo que me echara hacia delante, más interesado que nunca y también, preocupado, a pesar de que no quisiera que se notase demasiado.

Porque además de eso, la nave tenía muchos más huevos de donde había surgido una criatura como aquella.

Y lo peor era que a pesar de todo, se había formado justamente allí la colonia, sin que a nadie le preocupase lo más mínimo... o sí. Quizás aquella colonia había sido sacrificada para crear precisamente lo que habíamos venido... ¿a buscar?

Empecé a pensar que no éramos una misión de rescate, sino de recogida, y automáticamente me volví hacia Burke, el representante de la misma compañía que había hecho desviarse a la Nostromo de Ripley.

Sí, tenía miedo, pero no era tanto por lo que pudiésemos encontrarnos allí sino porque aquella misión acababa de subir varios pisos de dificultad y la posibilidad de que antes o después descubriésemos que nuestra prioridad no era salvar vidas sino conseguir uno o varios especímenes era cada vez más real.

-Entiendo -dije lacónicamente, pues yo solo era un cabo y no me correspondía a mí juzgar aquello... aunque lo hiciese en mi interior.

Los demás parecían excesivamente relajados para lo que nos podíamos encontrar, multitud de criaturas y un disparo en la espalda, pero solo me decidí a hablar cuando lo hizo Burke. Aquel tío seguía viéndose como alguien que era más inteligente y valioso que nosotros.

-Señor Burke, por lo que he entendido que fue la Weyland quien permitió que la Nosotromo de Ripley se desviase para recoger a la criatura y que ha sido también quien ha depositado a la colonia en este lugar infestado potencialmente de criaturas peligrosas sabiendo que la nave que las originó estaba ya aquí. ¿Es eso cierto?

Miré entonces a Burke esperando que volviese a abrir y cerrar la boca sin decir nada entre ambos gestos.

No, no. Nada de eso.  Burke negó con la cabeza y también con las manos.

Les recuerdo que los colonos y sus familias fueron enviados a LV-46 antes de que Weyland-Yutani tuviera noticia de los informes de Ripley. Nunca antes se pensó en enviar a nadie allí. Es una roca autóctona. No hay vida en ella. 

Además, después de que Ripley hiciera detonar la Nostromo se enviaron equipos de investigación. Y no solo de empresa. También participaron la Confederación y las compañías de seguros.

Nadie, ninguno de ellos, encontró evidencias de la existencia de la criatura. 

Quería que Ripley les contase a sus hombres su experiencia, no una historia de terror. Ahora tenían un puñado de hombres asustados.

—Lamento mucho la pérdida de su equipo, Ripley —dijo, serio, tenso como la cuerda de un arco —. Atacaron a esa criatura con armas improvisadas en un espacio hostil. Les sorprendió. No estaban preparados. Nosotros tenemos equipamiento, armas, estamos avisados. Y la tenemos a usted. ¿Sabe cuál es el poder de penetración de un rifle de pulsos M41A? Somos la especie más peligrosa del universo. Por desgracia, el hombre es quien extingue especies y no al revés.

La humanidad tenía ese lado fatal en su historia. El progreso estaba muy bien. A veces el precio a pagar era destruir un pequeño ecosistema, acabar con una especie autóctona o contaminar un pequeño planeta. Él apreciaba más las partes buenas del progreso, pero no era un bobo, había partes malas. Y también eran buenos en esas.

—Ni Ripley ni Burke llevaran armas, su seguridad dependerá enteramente de nosotros soldado —contestó a Frosty —. Solo he contado 29.

Escuchó el resto de la conversación, muy serio. Hudson dijo algo interesante. No, Hudson no. Hudson era el gracioso, el de las bromas. Temperamental, con la boca grande. El otro era el cabo. ¿Cómo le habían llamado? Hikky, Hion…No, Hicks. Vasquez le había llamado Hicks. Apuntó a Burke con su lengua, de forma taimada pero contundente a la vez. Estaba acusando a su compañía de usar a la tripulación de la Nostromo como carnaza. Peor aún, estaba acusando a la Weyland de utilizar a los colonos como carne para alimentar a esos monstruos. Burke se defendió muy bien, por supuesto estaba allí para eso. Intervino, respondiendo a Burke  directamente.

—Entiendo, Burke. Porque todos estamos seguros de que la Weyland no tenía conocimiento de esa criatura antes de que la tripulación de Ripley los encontrase, igual que estamos totalmente seguros de que la compañía no ocultó nada que sus investigadores pudieran encontrar, ni en la Nostromo ni en el planeta LV-426.

Olía a podrido, todo él. Tenían el enemigo dentro. Órdenes de arriba. Pero él también tenía otras órdenes que seguir.

—Bishop, puede que encontremos a algunos colonos que estén contaminados. Ripley ha explicado que los Xenoformos se gestan en el vientre. ¿Tenemos un escáner capaz de detectarlo?

No iba a exponer a sus hombres a un ataque por sorpresa por recoger a una de las víctimas contaminadas. Tendría que aplicar el protocolo para virus contagiosos hasta que encontrasen alguna manera de extirpar esas criaturas del estómago de la gente. Pero estaba elucubrando demasiado. No le llevaría a ninguna parte.

—Nuestra misión es de rescate. Puede que solo sea un fallo en las comunicaciones. Puede que sea algo peor. Hay hombres, mujeres…niños que los necesitan, marines. Esa es nuestra misión. Entrar y salir, sacando a toda la gente que necesite ayuda. Si hay un enemigo, lo neutralizaremos. La prioridad es proteger y salvar a los colones. No lo olviden.

Bishop no esperaba que el sargento le hable, por lo que se sorprende al escucharlo. 

-No sargento, lo único que la corporación Weyland pudo desarrollar es una cápsula médica, dónde el individuo que este contaminado se lo pondrá ahí para tenerlo en cuarentena. Está máquina además de ser una especie de robot quirúrgico, tiene un escáner que puede detectar lo que hay dentro del ser vivo y mostrarlo en la pantalla. -

En ese momento Bishop noto que el sargento estaba un poco preocupado con su respuesta y trato de buscar más en su base de datos para ver si podía satisfacer la necesidad del Gorman, ya que su deber era poder ser útil para ellos.

-​​​​​​Disculpe sargento, en mi base de datos la corporación Weyland tiene unos sensores de movimiento que nos podrían ayudar, ya que no solo nos muestra si alguien está cerca o lejos o hacia donde va, sino que también detecta si algo es muy grande en altura o en menor altura. Ripley dijo que los xenomorfos median dos metros más o menos, no toda la colonia tiene esa estatura, según en mi  base de datos,en la colonia la persona más alta media 1.80 mt, así que este aparato quizás pueda darle ayuda. Lo que si, es que la altura se detecta cuando estás a tres metros, a más  metros se distorsiona.-

No podía creer al tipo de la Weyland, para la compañía no había ningún bicho en la colonia. ¿Pero que mierda era esa? después de escuchar a la mujer, serían unos necios si no la creyeran. No era nada bueno lo que contaba y después del discurso del teniente, se alegró por unos instantes. Hasta ahora, solo había tomado una buena decisión; los civiles no iban a llevar armas. Eso los situaba bastante lejos de ella, este detalle le pareció lo mejor de la charla, lo peor … la cara de Frosty haciendo flexiones.

Observó las rostros de sus compañeros, los conocía y se daba cuenta de que ya estaban hasta arriba de caca de ese xenomorfo. Para ella solo había una mínima posibilidad de que fuera un fallo de comunicaciones. No quería equivocarse, tenía ganas de que gastar cargadores y terminar con éxito la misión. No preguntó nada, quería estar concentrada y repasar mentalmente todo su equipo y así no dejar nada atrás.

Miré al hombre de pelo rubio, casi blanco cuando habló. Aún no conocía su nombre. Seguramente lo habían mencionado, pero no le había puesto cara aún como a muchos de los presentes. El sargento al menos se tomó todo lo suficientemente en serio, me creyese o no, como para tomar medidas de autoprotección e ir con más cuidado. Más no les podía pedir, porque el resto era que viesen a uno... o a varios y fuesen capaces de reaccionar ante ellos.

- Menospreciada me sentí cuando me quitaron la licencia de vuelo comercial, cuando me robaron mi vida y tuve que trabajar en muelles de carga y descarga. - Respondí a Burke. - Además, me importa poco lo que opine la compañía de mí y si estoy aquí es porque saben que hay algo. Lo supieron hace 57 años. No sé a quien se lo dijo Ash, pero la colonia aquí no es casualidad. - De eso estaba segura.

Miré al hombre que hacía flexiones como castigo. - Exacto, horas, fue todo muy rápido. - Me preguntó por "las armas". - A ver, no eran armas como tal, hablamos de una nave de transporte, por lo tanto nos defendimos con lo que teníamos, todo era del equipo de mantenimiento de la nave. El fuego no le hizo demasiada gracia y es evidente que la electricidad simplemente le hizo cosquillas. Eran... como esas varas de guiar ganado, pero que a un humano le iba a doler y dejar una buena marca. Sin duda de todo aquello lo mejor fue el fuego y mantenerse alejado y alerta, porque el muy cabrón salía de cualquier sitio. De hecho, creí que se quedó en la Nostromo, no que llegase a la lanzadera.

Le miré sorprendida con sus siguientes palabras. - Yo no espero nada. Eso es Weyland y sus superiores. Si ustedes, que son los mejores en el cuerpo de marines coloniales no son capaces de erradicar dicha amenaza, no seré yo, una simple civil quien lo haga. Estoy aquí para ponerles al día y para que sepan a que se enfrentan, no para enfrentarme yo con ello. Ya lo hice... y gané. Pero el precio fue alto. - Sonreí al hombre cuando me preguntó lo del arma. - Oficial de un carguero no es compatible con usar y llevar armas, soldado. No, no sé usar armas, pero sí un lanzallamas. Dudo que uno militar sea muy distinto a uno de manteniento, tendrá su depósito, su gatillo y el lado por el que sale la llama. Con eso me basta, pero... yo no estoy aquí para enfrentarme a esas cosas, sino para asesorarles. Para eso están ustedes. - Le recordé al hombre y miré a Hicks cuando me habló a Burke quien mintió o quizás no supiese toda la verdad.

- No, señor Hicks. Madre, la computadora de la nave, estaba programada para que en caso de detectar una señal de ayuda, acudiese a ella y eso hizo. Nadie desvió el rumbo, fue la computadora de la nave. El problema era que no se sabía que era exactamente y para cuando logré descifrar parte del código, era un aviso para que no fuésemos, pero Madre lo interpretó mal en su momento y nos despertó allí y por la normativa, debíamos acudir a socorrer a quien fuese. - Le respondí a Hicks y volví a mirar a Burke, para mirar al cabo.

- Es cierto que cuando me encontraron, la colonia ya estaba establecida allí. Pero vuelvo a repetir que hace 57 años, Ash, el oficial científico, contactó con alguien quien quiso que se llevase esa forma alienígena a la Tierra al precio que fuese. Por lo tanto seguramente ya tenían la información del planetoide donde se encontró y fue cuestión de tiempo lograr mandar colonos allí para que, de casualidad, encontrasen la nave y la forma de vida tan letal. Si queremos buscar a quien mandó a esa colonia, creo que deberíamos mirar a un hombre de al menos 97 años de edad. De hecho, puede que Burke ni supiese nada de lo que ocurrió allí hace 57 años, hasta que me encontraron. Pero sí, alguien en la Tierra lo sabía y seguro que esa colonia se estableció allí por eso. - Burke se había portado bien conmigo cuando me encontraron y al menos ahí pude o intenté echarle un capotazo.

- Gracias teniente pero según... ¿Frosty? - Me vino de golpe ese nombre a la cabeza. - Yo debo ser la especie más letal y debo estar aquí para hacer su trabajo. Pero es cierto que sin que yo estuviese preparada, logré sobrevivir a esa cosa. Ustedes que están entrenados y saben usar sus armas y ahora saben a lo que se van a enfrentar, están medio preparados. Solo deben verlo y saber si el miedo les dejará actuar o no. - Y enseguida quedó claro que ni Burke ni yo iríamos armados. No sabía si me alegraba o me tensaba sentirme tan desprotegida sin un arma y siendo una carga para esos hombres.

Las siguientes palabras del teniente no iban dirigidas a mí, pero noté esa chispa de inteligencia en su cabeza, algo que era básico para sobrevivir. Me gustó aquello de poder detectar a las criaturas dentro de los cuerpos, algo que si hubiésemos visto con Kane... pero ya daba igual.

Al menos ahora disponían de esa información y les sería útil. Bishop no tardó en responder al teniente, pero cuando habló al sargento un escalofrío recorrió mi cuerpo. - ¡¿Un sintético?! - Miré a Burke enojada. - ¡¿Por qué no me avisó de que había uno en la nave?! ¡Ya le dije que no quería trabajar con ellos! ¡Ash casi nos mata a todos por proteger a esa cosa y traen a uno a la misión! - Miré a Bishop con odio y rabia. - ¡No se acerque a mí! ¿Lo ha entendido? - Y me marché al ver que todo había terminado, al menos para mí.