Partida Rol por web

Nos ponemos en marcha, es cierto que Tellum deseaba hablar pero tal y como esta el edificio es indiferente un sitio que otro. Mientras caminamos le miro, aun a pesar de la mala experiencia de hacia un rato. 

El tercero parece el mas apropiado para fortalecer nuestra posicion. El primero es… demasiado vulnerable. – Miro a nuestro alrededor mientras me pongo un pitillo en los labios pero no lo enciendo. 

Observo con tranquilidad por encima el “mercado”. Un lugar sin duda donde no encontrariamos lo que buscabamos, seria mas factible robarlo o conseguirlo por otros medios pero con un rapido vistazo esta claro que los ensures habituales no estaran disponibles tan facilmente. 

Au nasi tras observer durante el tiempo suficiente me acerco a quien parezca estar mas al tanto de su alrededor que de su mercancia. Lo que se necesita es alguien que guste de hablar, y quizas asi podamos sacar algo mas de informacion. 

La otra arbitradora parecia mas que capaz de desenvolverse en esos ambitos. Yo no tanto, pero es mejor eso que nada. Con pasos lentos y seguros, tras dar una señal de mis intenciones a los demas, me acerque a aquella persona. 

Interesante variedad… si necesitara algo menos basico, sabes donde tendria que ir? – Mire de reojo a katherine por si resultaba que se necesitaba algo de creditos para aligerar la lengua. 

Tranquilizándose apenas un poco frente a la actitud más serena de Beatrix, Lili centró su atención en esta — Allí, en la Unión de Trabajadores. Es el único bar de la zona, un punto de reunión que el Condominio Tantalus preparó para vaciar los bolsillos de los trabajadores de las levas del poco dinero que les pagan. Desde hace un tiempo, ya no... — hizo una pausa, como si temiera nombrar lo que había allí — El local lleva tiempo ocupado por una banda de pandilleros dirigidos por un tal "Acorde" Luntz. No tengo pruebas pero creo que lo están usando como centro de distribución de droga. Y aun así... — dijo, sacando su cognomen y mostrándoselo a la arbitradora, en el que no parecía haber nada raro — dudo que sean el mayor problema de Coscarla ahora mismo.

El paseo por el mercado fue bastante infructuoso. En Coscarla solo había miseria, y aquello sin duda se reflejaba en los productos, en la gente que comerciaba con ellos, y el ambiente general de apatía y desánimo. Prácticamente nadie trabajaba ni tenía nada que hacer, tan solo cuando se llevaba una cabo una leva de trabajo, los afortunados eran enviados a otras zonas más provechosas de las que volvían al finalizar su contrato con una paga que apenas bastaba para subsistir hasta la siguiente llamada. A aquellos sin la suerte de ser llamados solo les quedaba el sobrevivir como pudieran.

No había rastro alguno de Leonid por la zona, pero era cierto que habían pasado unas dos horas desde que se habían separado y se habían puesto a registrar el bloque habitacional, y el mercado no era tan grande como para detenerse tanto tiempo o perderse en él. Además, mientras el tiempo iba pasando, podían notar como la gente iba marchándose, algunos de forma apresurada, mientras que la mayoría de puestos empezaron ultimar sus transacciones para proceder a ir cerrando. Con cada momento que pasaba, parecía aumentar la sensación de urgencia de la gente, pero no había indicio alguno respecto a qué la provocaba.

Cuando parecía que no habían hecho otra cosa sino perder el tiempo, Graham consiguió dar con una pista nueva. Una tendera le habló como Sikes, un reclamador de fuera del distrito que había montado una tienda en la zona del tecnomat quemado, y que se dedicaba a saquear y recolectar chatarra y recuperar y restaurar tecnología para luego venderla, además de otros materiales útiles. Mencionó también que parecía ser un tipo curioso, que sabía un poco de todo el mundo, pero advirtió de que solo debían fiarse de una de cada dos palabras que dijera.

Naya se había adentrado en el mercado algo alejada del resto. Tenia experiencia en moverse en sitios apretados y concurridos sin perder de vista un objetivo. Y su objetivo era Graham. Caminaba con fluidez, contorsoniando su cuerpo en algunos momentos donde su camino se estrechaba con obstáculos inesperados como algún mercader que cruzaba al puesto de enfrente cargando con algo o algún comprador desorientado que cambiaba de rumbo de forma imprevisto.

De vez en cuando observaba a los vendedores, su forma de vender, si le veia susurrar supuestos secretos... Éstos últimos eran los que le interesaban. Pero aguardó al momento justo para acercarse a uno de ellos, uno cercano a donde estaban los demás. Y ese momento fue cuando se percató de que algo se avecinaba...

- ¿Le echo una mano con eso? - le preguntó aquel tipo que se aligeraba en guardar una caja - Necesito pasta - dijo a modo de justificación mientras sonreia con timidez y algo de bochorno mostrando vulnerabilidad. Eso siempre daba pie a querer sacar tajada de su supuesta ingenuidad y a no desconfiar. Tanto si aceptaba la ayuda como si no seguiria con la conversación

- No sabía que había toque de queda en Coscarla - En todo momento sus manos estaban a la vista para no levantar suspicacias. Sabía lo que era vivir a expensas de recibir una puñalada o un tiro sin comerlo ni beberlo y aquella gente no sería diferente.

Observe de refilon como Lille se dedicaba a lo suyo, ligeramente apartada de los demas. No dije nada pues era consciente de su forma de ver las cosas, tan diferente de la mia aunque con los años hubieramos pasado a comprendernos mejor de lo que ambos admitiriamos. 

Mi mirada seguia dando vueltas por el lugar, mientras Lille hacia de lo suyo y mis otros dos compañeros tambien. Parecia sin duda que de aqui saldriamos sin nada nuevo, cuando al acercarme a hablar con una tendera, un nombre vino a colacion. 

Sikes. De fuera del distrito pero recien afincado en la zona. Ademas parecia ser un chatarrero y un cotilla. Sonaba a una buena combinacion, para generar problemas, pero al menos permitiria tener un hilo mas del que tirar. 

Movie el pitillo de ilho de entre mis labios y agradece la informacion a la tendera. Tras informar a los demas, mire en la direccion que debiamos ir para encontrarnos con el tal Sikes. 

Ha pasado ya un buen rato, deberiamos comprobar si nuestros compañeros han vuelto al punto de encuentro... y poner la informacion recabada en comun. Sikes es un punto de continuacion, pero no necesariamente para este momento. 

Les mire, esperando a saber su opinion. 

El psiquico no estaba en la zona, algo que no era tan raro, pero sin duda estando donde estabamos era raro que no hubieramos visto a nadie. 

Inspire y fui consciente de como la gente iba desapareciendo con un paso acelerado. Ante las palabras de Lille, me encogi de hombros. Tenia razon, parecia y mucho que existiera algun tipo de regla que desconociamos. 

Quizas deberiamos movernos fuera de la zona publica y comprobar el motive por el que la gente tiene tanta prisa… 

Afanado en recoger, el tendero no fue consciente de la presencia de Naya hasta que esta le habló, provocando que este frunciera el ceño de mala manera — ¿Ves que me sobre el dinero, muchacha? ¡Desde que el Condominio vendiera la mayor parte de los contratos y se produjeran los incendios de los Apagones, todo el distrito se ha ido a la mierda! ¡Ahora apenas puedo ganar lo bastante como para vestir y alimentar a mis hijos! Algunas semanas no sé qué haríamos sin el Refugio para los Desfavorecidos. Así que puedes ayudarme si quieres, pero no esperes que te dé nada a cambio — el hombre siguió a lo suyo, de tanto en tanto alzando la mirada para ver si Naya seguía allí. Algo en el aspecto de la pandillera pareció acabar por ablandarlo poco, ya que respondió de mejor forma a su siguiente pregunta — Mira... — empezó a decir, como si no supiera qué palabras poner a lo que quería transmitir — No dejes que el ciclo nocturno te pille fuera de casa. Si crees que ahora está oscuro… cuando los niveles de energía bajan, desaparece la luz que queda y… bueno… que el Trono te ayude si te quedas ahí en la oscuridad, no digo más — aquello fue lo último que dijo, centrándose después en terminar de cerrar su puesto y en marcharse del mercado lo más deprisa que podía.

Mientras ella hablaba, Leonid había centrado su atención en ambas mujeres, por lo que cuando vio como la hermana del fiambre sacaba el cognomen, este se acercó para verlo de cerca, asintiendo cuando comprobó que todo estaba en orden, como cabría de esperar. Tras ello, se irguió y miró a los silenciosos compañeros que le habían tocado, no apostó mucho por ellos, pero tampoco mucha importancia, destacarían en otras cosas - Señora Arbest ¿Cuál es el mayor problema de Coscarla? ¿El desempleo? ¿El estado lamentable de las infraestructuras? Todas esas cosas son evidentes, así que le sugiero que sea muy concreta, ¿qué es lo que sabe que no quiere contar? ¿Cómo se llama esa banda? ¿Qué hace? ¿Por qué su hermano iba allí si ya no era un bar de mala muerte donde ahogar las penas en aceite de motor destilado? - puso los brazos frente a su toro, cruzados, clavando oculta mirada de su máscara en ella. 

Algo más calmada al ver que de momento los "reguladores" se limitaban a aquél interrogatorio, Llili no tuvo problema en ir respondiendo a sus preguntas — Ya les he dicho lo que se de la banda. La dirige ese "Acorde" Luntz y sospecho que son los que controlan la droga en el distrito, nada más. Y llevo sin ver a mi hermano como un mes o así, pero lo que ha cambiado es la clientela, no el bar. Sigue siendo el único sitio en el que conseguir bebida en esta mierda de lugar — dijo con evidente desprecio — ¿El problema de Coscarla? El problema de la puta Coscarla es el miedo, joder. Cada noche hay más desapariciones, ya no sé cuánta gente ha desaparecido, ¡y nadie dice nada! Pasé la noche aquí ayer, una última noche, con la esperanza de que Saúl regresase a casa. Estúpido, lo sé, pero me salvó la vida. Cuando regresé a mi habitación esta mañana, en el nivel tres, habían arrancado la puerta de sus goznes y habían arrasado todo lo que había dentro, aunque no había nada que robar. Si hubiera estado allí...

La respuesta de Lili fue clara, y acabó corroborando algo que el mismo habia sentido, la ciudad, el distrito donde estaban, rezumaba miedo. Asintió a la mujer - vayase se aquí, busque pasaje y emigre a otro punto de la ciudad, el miedo es peligroso, puede llevar a cosas horribles que nadie debe buscar - miró a sus compañeros - vamonos de aquí, ya esta todo hecho - devolvió la mirada a la mujer - gracias por su tiempo. Devolvedle la pistola - y esperó que así hicieran, antes de marcharse de ahí. El asunto era mas serio de lo que creyó.

Ya apenas quedaba nadie en las calles, y con la estampida de aquel tendero ya no tenia a nadie cerca. Se quedó un momento pensativa, como si saboreara aquellas palabras cargadas de miedo y necesidad. La oscuridad siempre daba miedo. Era donde se enroscaba el enemigo a punto de saltar sobre tu yugular en el momento en que más confiado estaba uno. Por eso mismo ella nunca se confiaba. Nunca

Sacó del bolsillo el pitillo que le habia dado Graham y se lo colocó entre los labios para encenderlo. Dió una larga calada mientras parecia mirar hacia la lejania

En realidad estaba dando algo de tiempo al grupo. Escuchó la idea de volver para reunirse y dió otra calada antes de descapuchar el cigarrillo contra el herrumbroso hierro de aquel tenderete. Necesitaba tener sus sentidos alerta y no quería abusar de aquella mierda. Le guiñó un ojo a Graham divertida cuando buscó cruzarse con su mirada antes de darse la vuelta. La teniente aquella parecia impaciente*, así que mejor ponerse en movimiento ya.

Se ciñó la gabardina para volver a resguardarse de aquellas corrientes frias aunque también lo hizo para remarcar el cadenciosos baile de sus caderas al caminar. Ninguno de los tres vería la sonrisa que se habia delineado en su rostro.

Beatrix estudió sin mucho interés la identificación de Lili y se la devolvió casi inmediatamente, mientras dejaba que los siguientes compases del interrogatorio los condujera el psíquico. Tenía curiosidad acerca de sus capacidades. ¿Podría leer la mente de la mujer, sondear sus propios pensamientos? Su reacción, sin embargo, sí que le sorprendió. No se esperaba tanta empatía. Tanteó con la mirada al tecnosacerdote y a la cultista, sin conseguir sacar nada en claro de esos dos, y se resignó a mantener la misma expresión ambigua que había lucido durante todo el encuentro. 

—Sea quien sea quien ande detrás de tu Saul, ya ha estado aquí —dijo, despreocupadamente, a la vez que volvía la cabeza en la dirección de la puerta y sus goznes destrozados—, así que aprovecha para esconderte aquí y espera al cambio de ciclo. Después vete de Coscarla y no vuelvas. 

Como si diera por zanjada la conversación, empezó a caminar por la habitación, levantando alguna que otra de las posesiones de Saul para estudiarlas, solo para decir, con fría indiferencia, en pos de su coartada: 

—Si no, la deuda con Tantalus acabarás pagándola tú...

Lili esbozó una sonrisa por primera vez al escuchar la sugerencia de Leonid y Beatrix. Una risa cargada de resignada ironía — Huir, justo eso iba a hacer. Estaba esperando a que volviera el turno de trabajo y a que llegue el último tren, y entonces saldré corriendo hasta la estación y lo cogeré. Tengo una vieja amiga que trabaja como escribana en el Distrito Pórfido; si se lo pido me dejará quedarme con ella. No es mucho, pero es mejor que estar muerta, ¿No? — respondió mientras recuperaba su pistola láser y se la guardaba en la parte baja de la espalda.

Mientras el extraño cuarteto empezaba a abandonar el habitáculo, la mujer les interpeló una vez más — Una cosa... quizás no sea nada, pero... Al principio tenía miedo de informar de su desaparición, pero vi al agente Locan sólo en la plaza, y parecía… no lo sé… perdido. Le dije que Saúl había desaparecido, y primero pareció enfadado, y luego se quedó en silencio y me miró como si fuera a romper a llorar allí mismo. Me hizo jurar por el Dios Emperador y por San Valerius que no lo diría nunca más, en especial a los demás agentes del Magistrarum. Es extraño, pero creo que estaba más asustado que yo. No sé si llegó a informar de la desaparición.

Y con aquella última revelación, el grupo dejó atrás el Bloque Habitacional 717.

Leonid se quedó mirando a Bellatrix, aunque no supo identificar bien que pasó por la mente de la mujer, por lo que terminó por desistir en su intento y se centró en avanzar; sin embargo, la ultima intervención de Lili lo hizo girarse para poder escuchar bien lo que tenía que decirles - Locan, anotado - comentó antes de irse sin desearle buenas noches ni suerte, su parte ya estaba hecha.

 Cuando llegaran a estar apartados y lejos de oídos indiscretos, Leonid habló con el grupo que iba - esto es más serio de lo que pensaba - dijo, a expensas de lo que había percibido cuando llegaron a ese lugar - el miedo ha calado bien a fondo en Coscarla, y he visto lo que eso puede desencadenar, este lugar es un polvorín, y no solo por lo que ya sabemos, sino por lo que no sabemos ni comprendemos, y encima hay que sumar a las fuerzas del magistratum- negó con la cabeza sacando el comunicador - ¿Me recibís? - no habían escogido nombres en clave, así que improvisó - Aquí grupo 1, ya hemos visitado y sacado algo de información, vamos hacía el bar. ¿Cuál es vuestro estado? - preguntó con cierta profesionalidad, esperando recibir respuesta del otro grupo.

Mientras se decidían por qué hacer, sus vox de mano vibraron en sus bolsillos cuando les llegó una transmisión entrante — ¿Me recibís? — se escuchó la voz de Leonid — Aquí grupo 1, ya hemos visitado y sacado algo de información, vamos hacía el bar. ¿Cuál es vuestro estado? 

​​​​​A juzgar por lo que decía, parecía que Leonid había acabado por unirse al otro grupo en su búsqueda de Lili Arbest.

Estaba cogiendo en ese momento el vox de mano cuando se escucho una voz desde el otro lado. Gruñi levemente antes de escuchar el mensaje y responder al termino.

Te recibimos. Alto y claro. Tambien hemos terminado, aunque se nos ha informado de que no es buena idea andar dando vueltas cuando la luz se apaga.  - Lo deje ahi para que al menos estuvieran advertidos. Mire a los demas y si nadie decia nada, continuaria. - Nos dirijimos al bar.

Mi intento de dar con quienes ofrecen trabajo resulta infructuoso por razones que se vuelven obvias al pasar el tiempo, nadie hace nada allí, todo a lo que parece aspirar esta gente es a sobrevivir apenas un día más del modo que sea, sin intentar siquiera salir de esa condenada miseria. La suerte de los demás no es mejor a la mía, ninguno consigue la bendita cuerda que tanto buscaban.

El arbitrador propone movilizarnos y la teniente se muestra impaciente, agradezco la iniciativa de ambos de sacarnos de allí cuanto antes. Mientras vamos rumbo al punto de encuentro tomo nota de algunas palabras clave que surgieron a raíz de los diálogos de Graham y Naya: Sikes, Refugio para los Desfavorecidos, Ciclo Nocturno.

La voz de Leonid suena por el comunicador, está con vida y además acompañado. Me sorprende que no haya seguido su camino solitario y siento un frío en la espalda de sólo pensar lo que habrá sido el diálogo con la hermana de la víctima si el impulsivo y misterioso hombre de casco negro estaba presente. Nos hiciste perder algo interesante. Ella habrá sufrido. Él no es de fiar. La noche va a matarlos a todos. Amanecerás con uno de esos pulpos dentro. Los incesantes murmullos se suceden en mi mente, tan rítmicos como mi propia respiración. 

Aunque su caminar parecia despreocupado iba atenta a todo lo que le permitieran sus cinco sentidos. A sus oidos llegaba el crepitar de las pisadas contra el asfalto, ante sus ojos solo se mostraba una mayor desolación al haberse escaqueado la mayoria de los residentes. Todo se iba oscureciendo por momentos, pero ella estaba tranquila porque llevaba sus gafas de diadema.

Cuando pensaba que se dirigian al exterior para investigar lo que habia mencionado Graham el ambiente quedo se resquebrajó al escuchar la voz de Leonid. Su jefe parecia estar de acuerdo en ir allí pero...

"¿Dónde cojones está ese dichoso bar?" se preguntó para si. No había visto la indicación aún, aunque quizás se referian al hostal. Dejó que la adelantaran mientras ella rebuscaba con cuidado en una papelera cercana para luego poder seguir su rumbo cuando hubiera distancia suficiente. No quería quedar como una paleta preguntando y aquello le pareció mejor opción.

Beatrix tomó buena nota de lo que Lili les había dicho. Parecía insinuar una conspiración que involucraba a las fuerzas policiales de la colmena, lo cual hizo que una sonrisilla cínica apareciera discretamente en los labios de la arbitradora, que pensó: «¿Por qué no me sorprende?»

Ya fuera del habitáculo, mientras esperaban la respuesta del otro grupo, la arbitradora dio voz por fin al plan que había estado rumiando durante la conversación. Era simple y despiadado, pero también bello, a su manera: 

—No podemos dejar que se marche. Es demasiado valiosa —dijo, mientras se encendía un cigarrillo—. Si de verdad hay alguien tras ella, deberíamos precipitar el encuentro para identificarlos. 

Dio una calada larga, casi que eterna, para dejar que las implicaciones de su propuesta se asentaran en los cerebros (y circuitos) de sus colegas acólitos. 

—Deberíamos denunciarla a las autoridades antes de que se de a la fuga —con cierta paciencia miró en la dirección por la que, al llegar, habían visto agentes patrullando—. Si el Magistrarum está involucrados en la muerte de Saul... cuanto antes descubramos su herejía, mejor. 

No me parece una mala idea - convino - pero nos obligará a tener a alguien echándole un ojo todo el rato - miró a la muda cultista de la muerte y luego volvió su mirada a Beatrix - tenemos que seguir investigando, el bar es el siguiente punto a mi entender, pero de seguro que nos encontramos con algún oficial del Magistratum de camino, y, sino, habrá que ir a la oficina más cercana, que esta cerca de la estación