Partida Rol por web

Jimeno atacó al soldado 1 con su hacha en dos ocasiones.

Cada uno de los soldados se dispuso lo mejor que pudo para la batalla:

Soldado 1: Ataca y esquiva
Soldado 2: Ataca y para
Soldado 3: Ataca y Ataca
Soldado 4: Ataca y Para
Soldado 5: Carga

Resumen turno 1:

Que la espadas y los aceros, grandes y pequeños, no dábanse tregua ni en aquellos caminos murcianos calurosos. Et que non importaba si unos eran afines a un rey o señor, y otros a otro; que se mataba igual por cuestión de fidelidad, lealtad o bandidaje.

En primero lugar, Potencio fuéle a asestar puñada grande al soldado 3, y éste apenas pudo reaccionar a tiempo para evitar que el acero le rondase como a una joven moza. Clavósele en el pecho:

Daño: 6 (-3 pr Gambesón reforzado): 3 puntos de daño.

Tras ello, y como mandaba su Órden religiosa, entre otros preceptos, de apoyar las causas justas y defender las desesperadas, que Pelayo se lanzó contra otro de los soldados (el 4), elevando su espada y dispuesto a mandarlo al abismo de los malos hombres. Sin embargo, éste consiguió poner de por medio su propia espada,y ambos aceros rechinaron bajo el sol de aquellas estepas. El soldado 4, entonces, rechazó con un mandoble de repuesta y repulsión el ataque del calatravo.

Et que fue en éstas que el moro Tariq, lejos de olvidarse cómo se lanzaban los cuchillos a personas o animales, tomó sus dos pequeños aceros y los encaminó cual rayo hacia otro de los soldados (el 2). Ambos volaron horizontalmente desde cada una de sus manos hacia el pecho uno, y el otro en la cabeza...:

Daño1: 5 (-3 por Gambesón reforzado): 2 puntos de daño.
Daño2: 2 (-2 por Capacete): Sin daño.

Nada más ser alcanzado, el Soldado 2 embistió al caballero Pelayo con tremenda fuerza y determinación, concretamente en su pierna izquierda:

Daño: 6 (-2 por Gambesón) (/2 por pierna): 2 puntos de daño

Era entonces el turno del joven escudero. Se encomendó fuertemente a su espada y a Dios, y se lanzó contra el soldado3*. No lo pensó, y envalentonado por la proeza de Tariq corrió en endosarle la hoja por el vientre, aunque realmente la clavó más arriba:

Daño: 10 (-3 por Gambesón reforzado): 7 puntos de daño**.

Tras aquesta afrenta del joven, el soldado 5 atacó empleando todo el peso de su cuerpo y marchando en carrera corta contra Jimeno, el cual, al parecer, había reaccionado muy tarde en la lucha. El impacto de la espada fue brutal, y le hirio de gravedad en el bajo vientre mientras se escuchaba el rugir del filo contra su armadura metálica:

Daño: 11 (x1.5 por carga) (-5 por Coracina): 11 puntos de daño.***

¡¡¡Aaaaaahh!!! ¡¡ CABRÓN !! -gritó Jimeno mientras soltaba su espada, se llevaba las manos a sus partes nobles y se tumbaba en posición fetal sobre el suelo. Veíais un pequeño charquito de sangre a la altura de los testículos. Tras aquesta grave afrenta, el que había repelido el ataque del de Arbás (soldado4) enarboló su espada y quiso atacar a alguien, pero un pequeño tropezón lo desestabilizó y no pudo acertar ninguna presa.

Mas que a todo ésto, el soldado 3 no íbase a quedar queito pese a ser herido; que se marchó contra un casi desvalido y en el suelo Jimeno de Arguilla, y le asestó dos espadazos: uno en la cabeza y otro en su pierna derecha:

Daño1: 4 (-4 Bacinete): sin daño.
Daño2: 9 (-5 por Coracina) (/2 por pierna): 2 puntos de daño.

¡¡¡¡Aaaaaahhhhh!!! -gritó vuestro contratista, aunque las heridas o no se sucedieron o no fueron profundas.-. Finalmente, como si aún quisiera hacer gala de su condición de hombre de armas, que se levantó al momento, aún sangrándole los testículos (o lo que quedaba de ellos), e hizo gala de su poderío con el hacha, ensartándole la hoja al soldado1 con fiereza en su brazo izquierdo:

Daño: 6 (-3 por Gambesón Reforzado) (/2 por brazo): 1 puntos de daño.

A pesar de no encontrarle, nos divertiremos con éstos un poco... Ja Ja Ja -dijo uno de los soldados nada más ser Jimeno acuchillado-.

-No sabéis lo que estáis faciendo. Aquí se terminan vuestras fechorías-bramó el caballero.

Concentrado en la lucha, Tariq oía hablar a unos y a otros, pero no escuchaba. Viendo que prácticamente habían dejado fuera de combate a la Jimena (a partir de entonces más Jimena que nunca) o que poco faltaba para que lo consiguieran, observó a su alrededor, preparado para actuar.

Sonrió satisfecho el joven escudero, pues había sido certero su tajo y aquel desgraciado sangraba como un cochino, y a buen seguro se llevaría un buen recuerdo en forma de cicatriz, cuanto menos, pero se estremeció y se le borró la sonrisa al ver lo sucedido a los genitales del pobre Jimeno, sintiendo cómo los suyos se encogían sólo de pensar en el dolor que debía estar sufriendo. Poco iba a catar ya aquel de las mozas de las que hablaban hacía apenas unos segundos...

PNJOTIZADO.

Aquellos tipos parecían tener ganas de gresca. Pero aún no sabían quién era yo, rufián de poca monta, sí, pero bravo hasta la muerte.

Jimeno aguantábase de pie como podía, y su coracina metálica no era de gran ayuda. Sin embargo, sostenía el hacha con firmeza, en alto, dispuesto a mandar de un Padrenuestro a esos salteadores con armas al Infierno.

Los soldados seguían con la misma intención: despiezaros.
 

Dejó al soldado que tenía en frente para que otro lo rematase y pasó a uno de los que estaban más alejados de la primera línea y que aún no habían sangrado.

Jimeno decide aprieta su hacha y realiza una defensa completa, parando con su hacha al primero que le llegue.

Cada uno de los soldados continuó a lo suyo, intentándo quitaros del medio con sus espadas:

Soldado 1: Ataca a Pelayo y Esquiva
Soldado 2: Carga a Tariq
Soldado 3: Ataca a Potencio y Parada
Soldado 4: Ataque preciso a Pelayo
Soldado 5: Defensa Completa (parada)

Resumen turno 2:

Potencio, al igual que antes, fue el primero en querer dar aspavientos a los asaltantes. Que se fue contra otro de ellos, de los más alejados, más nada pudo ocurrir sino que erró en su cuchillada. Luego de ello, Tariq se descolgó su escudo, hecho de madera, y se cubrió, aparte de su brazo, la zona del pecho y abdomen, por si venía algún ataque. Tras esto, el soldado 3 se lanzó espada en mano con el ladronzuelo Potencio, el cual se agachó a tiempo de no ser sacudido con la hoja, aunque le rozó aquellos pelos sobresaltados suyos...

Acto seguido, el soldado 4 fuóse rápidamente contra el caballero Pelayo de Arbás, haciéndole clavar su espada en el pecho, aunque su pontecia no fue demasiada.

Daño: 10 (-2 por Gambesón) (/2 por Ataque Preciso): 4 puntos de daño

Éste dolióse y gritó, mas mientras lo hacía su joven y seguidor escudero, Damián, lanzábase contra el soldado 3 con fiereza, sin temer a aquellos hombres:

Daño: 10 (-3 por Gambesón reforzado): 7 puntos de daño. --> Muerto.

La hoja clavósele secamente, y el pequeño puño del joven Damián, escudero todo él, que tocó (sin soltar el mango de la espada) el mismo pecho del soldado; y al tiempo que la hoja clavada era entre los pectorales, la punta de ésta asomaba por detrás, por la espalda del malogrado... El soldado abrió sus ojos y escupió entonces un gorgotón de sangre, a los que se le sumaron dos después. Cuando Damián retiró la hoja, el tipo cayó hacia delante, dándose de bruces contra el suelo. Había muerto. El soldado 2, entonces, cargó contra Tariq, conrriendo contra el rápidamente. Pese a que éste tenía sobre sí el escudo, el soldado consguió acertarle en el brazo izquierdo, brazo por el que tenía sujeto su escudo:

Daño: 7 (-3 por Gambesón reforzado) (/2 por brazo): 2 puntos de daño.

El soldado 1, que actuaba ahora, fuóse contra Pelayo, pero el zarpazo con la su espada erró. Et entonces que Pelayo* devolvióle la embestida, y ahora si que logró acertar a alguien, concretamente en el pecho:

Daño: 6 (-3 por Gambesón reforzado): 3 puntos de daño.

Cuando el cadáver del soldado que acababa de ensartar cayó al suelo con un sonido sordo, levantando el polvo del camino, Damián buscó rápidamente a su señor con la mirada, para darse cuenta de que estaba en problemas. Uno de los hombres le había herido en el pecho (y no era el primer golpe que se llevaba, pues también había sido herido en la pierna) y otro le atacaba en ese momento, aunque errando, por suerte, ocasión que aprovechó este para contraatacar. No tardó entonces en ponerse en marcha para ayudar a su buen don Pelayo, tan rápido como pudo.

A pesar de sus precauciones, el soldado al que había lanzado los cuchillos había logrado acertarle. Por los gritos supo que el caballero también había sido herido, pero el muchacho había quitado de en medio a uno echándole unos huevos que para muchos de sus hombres habría querido en su época marinera. Sin tiempo para dolerse, se preparó para intentar sobrevivir con todas sus fuerzas al adversario que tenía enfrente.