Partida Rol por web

Richard toma entre sus manos a Rebeca dejandola en el suelo mientras observa como Kevin espera dañar al ser que se encuentra delante de ellos, este busca entre la pieza algo para defenderse por si el ataque de su compañero fallara

En cuanto tu quieras. ¿No decías que ningún personaje tuyo había muerto en una partida? Pues ahora tienes la oportunidad de currarte una escena de muerte que nos haga soltar a todos la lagrimita...

Restregándose las lágrimas del rostro, Kevin penetró en el comedor, donde una oscuridad antinatural le envolvió. Dejó atrás la terrible escena del recibidor y se concentró en sólo una cosa: acabar con ese malnacido.

El joven levantó sus armas, apuntando a la negrura. Ya que no podía apenas ver, se concentró en sus oidos, tratando de escuchar algo además del repiqueteo de la lluvia sobre la cada.
Avanzando un poco más, pudo ver una luz, la linterna que llevaban y que había caido bajo un mueble. Se acercó allí, y agachándose, pudo sacarla. Ahora disponía de una fuente de luz, aunque tuvo que enfundar una de sus armas. Barrió con el haz su alrededor. Estaba al final del gran comedor. Había un par de puertas de salida y una ancha escalera de madera con pasamanos que subía al siguiente piso y otra más pequeña que descendía.

En ese momento lo oyó. Pasos encima suyo. Kevin apretó los dientes. Así que el cabrón había huido al piso de arriba...
Estaba a punto de empezar a subir las escaleras cuando otro sonido llamó su atención. Parecía un grito o sollozo desesperado ¿Era la voz de Uli? Le pareció que sí. Provenía del piso de abajo.

Kevin enfocó a las escaleras de subida y de bajada. ¿Dónde debería ir?
¿Arriba o abajo?

Kevin se detiene unos segundos tras ecuchar la voz de Uli. En su cabeza se repite que tiene que ayudar a Uli, y lo haria sin dudarlo en cualquier otra situación. Pero ahora actua por venganza y Kevin cree que lo que ahora debe hacer es acabar con el mal que intenta matar a todos sus seres queridos. Sube las escaleras poco a poco intentando hacer el minimo ruido posible, mirando atentamente hacia todas partes apuntando con la linterna y preparado para matar a ese malnacido.

Cuando llegó a lo alto de las escaleras, Kevin se encontró con un espacioso rellano que daba a un pasillo y a varias puertas. Apuntó a todas partes con la linterna sin ver a nadie, mientras evitaba hacer cualquier tipo de ruido, ni siquiera con su respiración.

De pronto, la linterna se apagó.

La oscuridad envolvió a Kevin, que sintió cómo se ahogaba en ella. Y pudo sentir, ya que no podía ver, como el rellano se llenaba con una multitud de siluetas de gente que se le echaban encima. La sensación fue tan real, que Kevin retrocedió hasta la barandilla que había tras suyo y que se abría al hueco de las escaleras.

Sintiéndose acorralado por otra gente, algo que le aterraba desde lo más profundo de su alma, Kevin disparó a ciegas mientras gritaba. Disparó y disparó y disparó.

Los tiros resonaron por toda la casa, ensordecedores.
Abajo, en el recibidor, Richard agarró con fuerza una madera en punta que había cogido como improvisada arma mientras miraba para arriba, alarmado. Rebecca no pareció enterarse, la joven mujer estaba a punto de perder la consciencia, y su hijo, intentando comprender lo que estaba pasando, no se separaba de ella.

Mucho más abajo, encerrado en algún sitio estrecho, Uli oyó los disparos con claridad. El pensamiento de que alguien podría estar herido y que podrían necesitar su ayuda le sacaron de su desesperación y le permitieron volver a pensar con claridad a pesar del dolor que sentía.

La luz de la linterna volvió como se había ido.
Kevin, sudoroso, comprobó que delante suyo no había una multitud acorralándole. Sólo había una persona.
El desconocido agitó su puñal ensangrentado al mismo tiempo que se lanzaba hacia el joven. A pesar de tener el rostro envuelto en sombras, pudo ver el reflejo de su sonrisa.
Kevin disparó, pero un aterrador click sonó. Ya no quedaban balas.

El hombre apuñaló a Kevin con su gran cuchillo. El joven trató de desviar la trayectoria de la hoja, pero sólo logró rajarse la mano izquierda antes de que se le clavara en el pecho.

Kevin pudo sentir el crujir de sus costillas, alguna cediendo por la violencia del golpe, pero a pesar de todo resistiendo, lo cual impidió que el filo penetrará en profundidad dentro suyo. El tajo resbaló sobre el tórax del joven abriendo un surco rojo a su paso. Kevin sintió que las fuerzas le abandonaban. Tropezó y se dio cuenta que caía.
Cayó por encima del borde de la barandilla. Durante un segundo sintió la ingravidez. Al siguiente, su cuerpo se estrellaba con violencia contra el suelo de madera unos metros más abajo. Se le había cortado la respiración, la sangre le llenaba la boca y la nariz, y su pecho le ardía como si estuviera en llamas.

Con la cabeza dándole vueltas, Kevin trató de incorporarse. La linterna, que había caido con él, estaba por algún lado, y su luz formaba sombras contra la pared que al joven le parecieron deformes sombras chinescas.

Richard comienza a gritar Uli... Uli donde estas...Rebecca esta herida.. al ver caer a Kevin grita otra vez Maldito demonio.. es que nunca vas a desaparecer????...Uli.,. ven rapido... tratare de encargarme de esta cosa mira a Timothy quedate con tu madre...Uli ya vendra....

Richard se levanta mientras tiene en su mano el pedazo de madera Maldito... ven para aca...yo fui el que te hizo daño en el granero.. a ti.. o a lo que habia antes...no quieres jugar un poco conmigo??? mientras retrocede para sacar a la criatura de la casa

oigo el sonido de los disparos y de repente parece que el mundo a mi alrededor se detenga, puedo verme de pie, delante de la puerta, con la cara desencajada por el dolor, por la desesperación y la sorpresa. veo mi camiseta empañarse rápidamente y vuelvo en mi en el momento de notar como la calidez de la sangre escapa por los balazos de mi vientre. la fuerza huye de mi cuerpo a la misma velocidad que brota la sangre, mis piernas flaquean y caigo hacia atrás, lentamente, como si me hubieran empujado suavemente. kevin, richard y tim aparecen en mi campo de vision una vez estoy en el suelo, apenas puedo distinguirles entre la oscuridad que nos rodea y las lágrimas que se acumulan en mis ojos. les miro a los tres, tim me coje de la mano, quiero sonreírle pero no puedo, soy terriblemente consciente de que esta es la última vez que le veo, quisiera decirle tantas cosas y lo único que puedo hacer es llorar en silencio, sin cambiar la expresión de mi cara. nuevos disparos y un golpe seco llegan hasta mis oídos, aunque suena lejos, como si a mi alrededor se hubiera creado una barrera. Los párpados pesan cada vez más, la ropa mojada de agua y sangre se pega a mi piel que empieza a enfriarse. richard llama a uli mientras se adentra a la casa, en busca del causante de todo esto. aprieto la pequeña mano de tim, ojalá tengan suerte, ojalá pueda sobrevivir a esto. mis ojos se posan sobre los suyos por última vez, se me cierran los párpados mientras noto como si me precipitara al vacío, oscuro e infinito, para siempre.

Kevin cae a plomo desde el primer piso por el hueco de las escaleras, pero este aun no es su fin, todavia puede poner resistencia a ese malnacido. Ve a Richard como quiere subir a verselas con ese tio. No, Ric, no vallas, ese tio juega con nuestra mente, no te creas nada de lo que veas alli arriba, solo es un hombre con un cuchillo Ric. aguanta todo lo que pueda... yo voy enseguida.

Kevin recarga sus dos pistolas y con mucha dificultad se apoya en la barandilla de la escalera dispuesto a subir de nuevo para alludar a Richards, poco a poco sube, esta conmocionado y la cabeza le da vueltas, la sangre no cesa de salirle por la brecha probocada por el cuchillo, pero Kevin continua subiendo. Hermano... pronto nos reuniremos de nuevo.

El post final de Rebecca ha sido grandioso. Un triste final, pero adecuado para esta aventura.
Muchas gracias por participar roma, te he dado un pase VIP para que puedas ver la historia en su totalidad, desde todos los puntos de vista.
Chao!

Para Tim, su mama se había desmayado. Era como si se hubiese quedado dormida. Volvería a despertarse, a sonreirle. Sólo tenía que conseguir ayuda para despertarla.
Pero se había quedado sólo, Kevin y Richard se habían internado en las entrañas de la casa para enfrentarse al Hombre Malo. Tim había oido disparos y un grito de Kevin, pero no sabía lo que había pasado.
¿Y Uli? Quizás él podría curar a su mamá. El niño lo había oido gritar en algún lugar del interior de la casa.

Richard observó conmocionado como Kevin, tras levantarse con esfuerzo, desenfundaba su segunda pistola Colt y volvía a subir las por las escaleras para enfrentarse al hombre que mató a su hermano, renqueante, mientras le gritaba que se alejase, que aguantara, lanzándole una mirada que no admitía discusión.
Sosteniendo su pedazo de madera afilado, Richard pensó en Rebecca, en Ken. No pudo hacer nada por ellos. No había sabido protegerlos de ese... animal que los estaba masacrando. La impotencia y la rabia inundaron al encargado del parking de caravanas Rancho Mirago, un hombre tranquilo y sosegado. Hasta el día de hoy.

En la ascensión más dificil de toda su vida, Kevin subió un escalón y luego otro, entre quejidos de dolor. Arriba estaba el cabrón que había matado a su hermano. Un sucio tramposo. Usaba trucos para engañarlos. Mentiras. Sombras.
Pero esta vez estaba prevenido. Esta vez no le engañaría. Esta vez lo iba a matar.
Apuntó con su arma y con la linterna hacia arriba. Ya casi llegaba.

Y fue en ese momento. Cuando llevaba tres cuartos de la escalera subida. Cuando el desconocido saltó sobre él desde el rellano superior.

La sombra viviente que era el desconocido cayó sobre Kevin, arrastrándolo escaleras abajo. Ambos cayeron rebotando por las escaleras, y el joven sintió el frío del acero penetrando en su costado a la altura de la cintura, abriendo un tajo que le llegó hasta el hueso de la cadera. Pero no hizo caso al dolor ni al golpe que recibió en la espalda contra las escaleras. Agarrándo al asesino con el brazo, lo atrajo hacia sí con fuerza, hundió el cañón de su Colt en su pecho y disparó dos veces, mientras el mundo a su alrededor giraba y giraba.

El suelo los recibió y todo quedó quieto de repente. Kevin no podía apenas respirar, la sangre le llenaba la garganta y se giró sobre sí mismo para no ahogarse. El dolor que le causó este pequeño movimiento fue lo peor que había sufrido nunca. Aulló de agonía. Su pecho y su costado parecieron estallar al unísono, mientras que sus piernas parecían muertas, no sentía nada en ellas. A tientas trató de ver dónde había caido el asesino, pero las lágrimas y la sangre le emborronaban la visión. Con un gemido de pura deseperación buscó sus pistolas con la punta de sus dedos. No las encontró.

Richard lo vio todo. Vio a los dos caer escaleras abajo. Oyó el sonido de dos disparos. Vio a Kevin quedar inmovil y después gritar como un animal moribundo. Vio al desconocido caer un poco más allá, hecho un giñapo sobre el suelo de madera.
Y entonces el terror le subió por las tripas al ver cómo el asesino se incorporaba de nuevo, como si nada hubiese sucedido...

Pero entonces sucedió algo.

Lo primero que Richard notó fue que la lluvia ya no repiqueteaba sobre la casa. No se oia el sonido del viento en el exterior. La tormenta había cesado súbitamente.
Después, se dio cuenta que la oscuridad antinatural que llenaba el interior de la casa ya no estaba. Era simplemente una gran habitación oscura por la falta de luz, pero nada más.
Por último, Richard observó al desconocido. Ya no era una presencia terrible con el rostro oculto por las sombras. Podía verlo. Era un hombre joven, de algo menos de treinta años, con el rostro duro y bronceado, mal afeitado, pelo castaño oscuro corto y unos ojos que no reflejaban ningún tipo de compasión o sentimiento. Vestía un sencillo pero gastado abrigo negro.
Ambos hombres se miraron a los ojos. Richard vio la muerte reflejada en las pupilas de aquel joven.

Pero Richard recordó las palabras de Kevin. Lo que tenía delante suyo no era ningún monstruo.

Sólo era un hombre con un cuchillo.

asi que no eres nada sobrenatural... asi que eres solo un tipo como yo...ven maldito.. ven para aca seguia gritando mientras retrocedia fuera de la casa aprovechando que ya no llovia Ven Hijo de perra,,,,yo te hice daño antes... asi acelera el paso para alejar el asesino del niño , de Uli y de la madre

Timmy no se atreve ni a respirar. Su mama lleva demasiado tiempo dormida, pero no quiere despertarla, no quiere acercarse a ella.

La sangre va cubriendo el suelo alrededor de Rebecca mientras su hijo la mira, aunque sin verla.

Richard retrocedió, interponiendo su palo de madera astillado entre él su adversario, tratando de atraer la atención del hombre que había llevado la desgracia a su pequeño lugar del mundo. Ninguno de los que habían muerto merecían lo que les había ocurrido, pero el destino había querido llevar hasta su puerta a ese asesino.
Era algo tan ilógico y aleatorio como los tornados. No los buscabas, tan sólo a veces tenías la desgracia de cruzarte en su camino.

En el suelo junto a las escaleras, Kevin balbuceaba algo entre espumarajos de sangre mientras trataba de arrastrarse con los brazos. Richard logró que el asesino se alejara de él y lo siguiera hacia la entrada, donde Tim continuaba arrodillado junto al cadáver de su madre.
Richard maldijo, ¡el niño estaba demasiado cerca de la puerta de entrada! No podría llevarlo fuera sin que pasara demasiado cerca de Tim...
Volvió su mirada al hombre, que no apartaba su vista de él, mientras movía el cuchillo en la mano, con la seguridad de un profesional. Se fijó en el arma. Era una especie de machete del ejército, con la hoja ancha con filo por un lado y aserrado por el otro, de apariencia pesada. Ante eso, su palo de madera parecía ridículo. Pero tendría que bastar.

Y de prontó, rápido como una cobra, el asesino se movió contra él.

Richard lo estaba esperando y se movió a su vez lanzándo la punta del palo contra su cara. Notó el impacto y sintió una profunda satisfacción ¡le había alcanzado!
Un instante después un dolor frío y agudo en el abdomen le hizo retroceder a trompicones.
Llevándose la mano a la tripa vio la camisa destrozada y una mancha de sangre que se empezaba a formar. ¡El cabrón le había apuñalado! La adrenalina que corría por sus venas impedía que sintiese todavía el dolor, pero se apretó la herida con la mano libre mientras no perdía de vista al asesino.

En su rostro, la punta de la madera que Richard usaba como arma le había abierto una raja sangrienta desde la mejilla hasta la oreja. La piel de la cara le quedaba medio colgando, balanceándose con cada movimiento que hacía.
El hombre se llevó la mano a la herida del rostro y contempló su propia sangre, lo que pareció sorprenderle, como si alguien como él no estuviese acostumbrado a la visión de la sangre.
Después, con lentitud, usó el filo del machete para cortar la piel descolgada de su cara y llevársela a su boca, para masticarla con satisfacción.