Partida Rol por web

Y de repente todo empieza a vibrar con más fuerza, la banda de músicos toca con más ganas y la gente grita con todas sus fuerzas. Gracias a las ventanillas podeis ver como el dirigible alza el vuelo lentamente, alejándose de la escotilla por la que habeis entrado, sin vuelta atrás. Algunas personas dentro del dirigible se emocionan y corren hacian las ventanas, otras, como los guardias, ni se inmutan. Como si solo fuese un viaje más a través del cielo. Se puede suponer que el espectáculo de ver a la Dama despegar puede ser digno desde fuera y desde dentro.

Entonces un guardia se coloca en el centro de la estancia y comunica...

-Señores, señoras. De momento no podeis ir a sus camarotes, hasta que estén totalmente listos. Para entretenerse tienen las magníficas vistas y algunos refrigerios. Si desean ir al servicio -apunta a la otra puerta. -Se accede por aquella.

¡Vaya, al menos una mona que lee! Pensé, gratamente sorprendido. No esperaba que una salvaje que viajaba con un lobo tuviera como afición leer. Sin duda era algo agradable de oir. Al menos no estaba todo perdido en aquel mundo de salvajes bestias.

-Bueno, la biología no es una de mis materias preferidas, pero una mente brillante como la mia no puede cerrarse a ningún tipo de estudio. Aunque supongo que lo que usted lee son mas historias mas que el estudio-le respondí a la Chimpancé del perro.

Justo entonces su hermana pregunto como habíamos conseguido los pases, a lo que mi mal humor volvió y no pude evitar soltar un pequeño bufido. Y entonces pasó. Aquella maravilla de la ciencia se puso en marcha y comenzó a volar. Todos se volvían como locos por mirar por la ventana, cuando lo unico que verían seria lo mismo que desde tierra pero mas pequeño. Lo unico que valdría mirar sería el funcionamiento de la maquinaria, lo cual, para ser sinscero, si que me gustaria ver.

Fascinada por la maravilla del dirigible miré hacia todas partes, todo estaba tan lujoso que me enamoraba de todo cuanto veia al darme cuenta del gran valor que tenia todo, era como un sueño hecho realidad. caminé hacia un grupito de esa gente que parecia diferente a aquellos estirados ricachones y me presenté. -Buenas, soy Sharleine, aunque podeis llamarme Sharly, decirme,- dije mientras me ponia mi apollo sobre una de mis piernas -¿como habeis acabado en este dirigible?-

Me eché a reír al ver la cara de mi hermano.

Eso por lo del marqués, bocazas.

Pero por una vez tenía razón. Estábamos rodeados de gente y, por alguna razón, aquellas dos chicas, el chico del libro y una muchacha de pelo blanco, que para variar no le había pasado desapercibida a mi hermano (ni a mí), llamaban poderosamente la atención. Mucho más que el resto. ¿Estaríamos Kilian y yo haciendo lo mismo?

Poco a poco se fueron presentando.

Adam, el chico lector, se describió como uno de esos sabios de la Universidad. Un ratón de biblioteca, sin lugar a dudas. No parecía muy interesante, sobre todo al lado de las tres chicas, por lo que le dediqué no más de un vistazo rápido, pasando a observar con atención, pero con disimulo, a las dos hermanas.

La rubia se llamaba Erëssea. No parecía hablar mucho aunque lo poco que dijo distaba mucho de ser la forma de hablar de una campesina. Y de hecho había confirmado su gusto por los libros.

Y los lobos. Fascinante. ¿Qué será capaz de hacer?

Por lo pronto había conseguido que el ratoncillo dejara el libro y hablara con ella. Seguro que era todo un logro.

Su hermana Nyssaë era la morena. Parecía ser la hermana protectora, si es que la rubia necesitaba realmente que la cuidaran, y más versada en el combate. De hecho parecía peligrosa. Enseguida se imaginó a Kilian vencido en el suelo con la bota de aquella mujer sobre la cabeza y se le escapó una sonrisa.

La tercera chica vino la última cuando el dirigible ya había despegado. Llamaba la atención no sólo por su cabello blanco, si no porque parecía irradiar un aura especial, como el resto de mis convecinos de mesa. De hecho aquella mesa parecía un imán puesto que nos había juntado a todos en el mismo sitio.

- Saludos Sharleine... - dije con una leve reverencia con la cabeza, - Sharly entonces - sonreí. - Yo soy Raven Reese.

Me llamó la atención la pregunta a bocajarro. ¿Buscaba información? Miré a Kilian un segundo nada más y volví a sonreír como si nada pasase. Mi hermano sabía que en ocasiones podía llegar a ser terriblemente suspicaz hasta rallar la paranoia. Y aunque aquella chica no parecía una agente inquisitorial, la verdad es que nunca lo parecían.

Así que dejé que el resto se presentara y hablase primero.

¿Qué decirle a aquel tipo? ¿Un placer? Estaba claro que no tenía muchas ganas de hablar con ellos... o quizás solo con él. ¿Estaría casado con alguna chica a la cual le hubo tirado la caña? ¿Alguna con la que se había acostado? ¿Alguna que había pasado de él por fijarse en Kilian? Aquello, todo aquello, le parecía interesante... Bueno, ya le preguntaría y molestaría más adelante. Si se ponía tonto, siempre podía lanzarle algo de comida a la cara. Lo normal, para romper el hielo.

Y una de las chicas, la menos guapa, se fija en su hermano. Mira a Revan, y amplía la sonrisa de una forma bastante graciosa y obvia. Algo le había llamado la atención, y le había hecho potencial gracia. - Creo que has ligado. ¿Ves como no es tan dificil comerse un rosco? - Le comentó a su hermano, riendo entredientes mientras levantaba el pulgar en señal de aprobación. ¡Por fin había llegado el día y momento! ¡Estaban de celebración! ¡Los bardos y juglares cantarían sobre este día hasta quedar sin voz en los rincones más alejados y oscuros del último reino!

Entonces la otra chica, inició la conversación sobre como habían acabado allí. Ostia, aquello era un corte en toda regla, pero uno siempre, siempre podía salir por la tangente, contando solo media verdad e inventandose con lo más obvio, la otra mitad. - Aquí mi hermano, que se ligó a la hija de un Duque y le regaló las entradas. - Señaló a su hermano Revan. - Esta hecho un casanova. Por cierto... ¿Crees que andará por aquí la hija del Duque? - Le preguntó a su hermano, con una media sonrisa para después peinar el lugar con la mirada, justo cuando aquello arrancó, y comenzó a moverse.

Jódete Revan. Te paso la pelota de la hija del Duque por apuñalarme. Te quiero hermano.

Pero con aquellas últimas tres palabras en su mente, el ingenio volador ocmenzó a alzarse. Uuuuuuuuuuuhhhhhh......... que poco me gusta esto. Pensó, mientras notaba como la falta de anclaje en el suelo se hacía palpable. Ignoró al chupatintas, y se centró en la recién llegada. Una cucada, no habría que negarlo, aunque no era del todo su estilo.

- Buen día Sharly, un placer. Soy Kilian Reese. - Le tomó la mano y se la besó, todo un caballero. - Francamente es una laaaaaaarga y aburrida historia. Aunque ha decir verdad no tiene mucho de aburrido. Ni tampoco es excesivamente larga. Pero bueno, dejemoslo en que tampoco es del todo interesante. ¿Y tu? - Se cazan más moscas con azucar que con sal. ¿O era con miel y turrón? ¿Con que era? Bueno, no importaba... la cosa estaba en echar pelotas fuera, y la negativa de su hermano a hablar le había puesto rápidamente en alerta. Había sentido como junto a aquellas personas podía bajar la guardia, solo por unos momentos.

Aun gracias que su hermano era el precavido, y lo había devuelto al camino del Khala. O al menos, de la precaución.

Algo me distrajo durante unos segundos de la conversacion que estaba teniendo lugar a mi alrededor. Fueron tan solo unos instantes, en los que mi mirada se desvio hacia la puerta, o mas bien hacia algo mas alla, centrandose en el tipo que, fuera, parecia estar teniendo algun tipo de problema para entrar hasta alli. ¿Acceso restringido a aquella sala? ¿Era eso lo que teniamos nosotros? Al parecer asi era, a juzgar por la forma en la que el guardia echo de alli al tipo.

Frunci ligeramente el ceño, pensativa, justo antes de volver a centrar mi mirada en el rubio, que habia vuelto a dirigirse a mi, contestando a mi pregunta- Vaya... asi que una hija de un duque, ni mas ni menos. Menudo historial debe tener entonces "tu" hermano... - dije, con cierto retintin en el tono, que dejaba claras mis dudas sobre su version de los hechos. Sinceramente, no era por desprestigiar o minusvalorar al otro hermano, pero teniendo en cuenta el atractivo de aquel hombre que se dirigia a mi dudaba mucho, muchisimo, que la hija de un conde fuera a fijarse en el otro hermano. - Aunque, por otra parte, si eso os ha traido hasta aqui, la historia tuvo un final feliz, ¿no es asi?  - comente entonces, al ver como la mujer del pelo claro acababa por unirse a nosotros, presentandose de forma bastante amable.

-Es un placer, Sharly. Yo soy Nyssaë. Y esta es mi hermana, Erëssea. Y, en nuestro caso, no hay ningun miembro de la nobleza en nuestra historia... - dije, mientras notaba como comenzabamos a ponernos en marcha- Mas bien, fue un golpe de suerte... Nos cruzamos con un tipo en la ciudad, uno de esos representantes de La Dama... Y decidio regalarnos los pasajes. Asi, sin mas.. - dije, dando a entender que seguramente habia sido por nuestra "cara bonita". - Y... ¿quien podria desperdiciar una oportunidad como esta? - comente, con aire casual, a pesar de que mi mirada iba de hito en hito de un lado a otro de la sala, paseando ademas por los presentes. Siempre atenta, siempre vigilante, mientras esperaba a que la mujer contara tambien su historia sobre como habia llegado alli. 

Una simple mirada y su rapida reacción ante la llegada de la gorila alvina le daban poca credibilidad ante la historia de quien fue el que logró los pases para aquel dirigible, pero no le interesaba entrar en discusiones de esa indole con nadie. Simplemente se limitó a responder a la pregunta formulada de nuevo por la alvina.

-Bueno, al parecer esto es un "regalo" por haber conseguido grandes resultados en los exámenes. Algo que no termino de entender: si querían darme un regalo que me hubieran dado acceso a los estudios clasificados. ESO habría sido un buen regalo-dicho esto cerré el libro y me levanté-. Con permiso.

Caminé dirección al baño con paso apresurado. Su noche de estudio previo a un viaje con una bolsa de ciruelas no había sido su mejor idea ni de lejos.

El tiempo se alargó mientras los viajeros disfrutaban del viaje. Mirar por la ventana significaba ver una expansión azul a la que llamaban Mar Interior, con cadenas montañosas y costas en la lejanía. Las gentes disfrutan de los tentenpies y las bebidas no alcohólicas que ofrecieron. También lo hacen mirando el paisaje, los niños jugando, los mozuelos ligando y los burgueses entablando buenas relaciones comerciales.

Adam, al sentir una necesidad vital del ser humano, se levanta marchando al servicio. Nadie podía saber que iba al servicio, pues no mencionó ni una palabra sobre ello. Pero a sabiendas de que el único lugar al que de momento se podía acudir era el servicio. Era fácil imaginar que el pobre Griffin tenía alguna necesidad imperiosa.

Cruzas el umbral de la puerta que da al pasillo por el cual entrasteis. En esa dirección estaban los servicios. Pero la regla te obligaba a ir escoltado hasta el servicio. Por lo que un guardia algo cansado te acompañó hasta el lugar indicado. No obstante encuentras algo que te llama la atención. Al final del pasillo dos guardias discuten.

Observo la escena detenidamente e incluso un intento de sonrisa se dibuja en mis labios ante la respuesta de Adam. En verdad no tenía mucha idea él sobre mis gustos pero tal vez no era momento para hablar de ello, a su vez la chica de cabello blanco se había presentado e intentaba mantener un nivel social aceptable, salvo que yo no era muy habladora y mi hermana se encargaba de aquel detalle. 

- Si me disculpan... - expreso incorporándome del asiento mientras que Arion hacía exactamente lo mismo y luego de dedicarle una mirada a mi hermana, expreso: 

-Ya regreso Nyssäe, caminaré un poco. Si quieres unirte estaré a la vista. - eso claramente significaba que no me perdería en aquel dirigible, conocía a mi hermana y sabía que en un lugar así con lo protectora que es, no me dejaría sola pero al decirle aquello le daba la seguridad de que estaría siempre delante de sus ojos para mayor tranquilidad. 

Una vez que he avisado a mi hermana, emprendo la marcha por el lugar. Caminaba tranquilamente con Arion a mi costado, observaba a las personas e incluso seguí con la mirada a Adam hasta que fui directamente hacia una ventana para contemplar el cielo desde las alturas. Era algo nuevo para mi y ya comenzaba a fascinarme. 

- Esta hecho un casanova, totalmente impresionante. Es abrir la boca y caen rendidas a sus pies. - Negó con la cabeza sin borrar aquella sonrisa, mientras daba un par de palmadas en la espalda a su hermano. - Bueno, aun tenemos que ver donde nos lleva este viaje, es pronto para decidir si ha sido un buen viaje, o un mal viaje. Si es malo, le echaré las culpas a él, si es bueno, habrá sido cosa mia. - Comentó con todo el morro del mundo, mientras miraba de reojo a su hermano y se encogía de hombros, bromeando con él.

Pero centró la vista en la morena cuando comentó que "un representante había decidido regalarle los pasajes" Demasiada casualidad, o demasiada suerte... o simplemente el destino. Él no creía en la suerte, todo ocurría por algún motivo, por algo que después debía suceder más adelante. Todos parecían estar allí por casualidades, motivos varios, y raras coincidencias. Aquello sumado a aquel velo de misticismo y poder que algunos parecían tener y que, de alguna manera, coincidia con las más extrañas historias de como habían llegado le hizo plantearse que estaba pasando.

- Hasta luego Adam. - Le despedí, mirando como marchaba al servicio. Existían dos tipos de apuros que podiam empujar a un hombre a marchar así al servicio. Y ninguno de los dos le parecía apropiado como para hacerlo en un servicio publico de un dirigible recién estrenado.

O quizás, precisamente, por eso.

- Claro, Erëssea. - Despedí a la segunda chica, viendo como marchaba también. ¡De repente todos tenían prisa por largarse de alli. ¿Había sido por la chica del pelo blanco? Pero si tampoco estaba tan mal... ¿no?

Me quede bloqueada cuando un desconocido me beso la mano, mi primer instinto fue el de darle un rodillazo, pero a parte de que es excesivamente ligon no tenia nada mas que temer, asi que me aguante las ganas y me limité a sonrreirle. -pues yo digamos que estoy disfrutando de mi unica herencia, y a parte de este viajecito no me queda absolutamente nada-. -¿sabeis mas o menos de que va todo esto? no me hace gracia que mno me dejen ir a mi camarote y estar encerrada como ganado.-

No había cosa que me importara menos en aquel momento que lo que dijeran esa pareja de gorilas embutidos en unas armaduras. Tenía cosas mas importantes que hacer que perder el tiempo intentando escuchar lo que decían.

Entré al baño con cierta ligereza, directo al primer retrete que había libre. Definitivamente no había sido buena idea. Me senté en el y comencé a liberar tensiones. Respiré aliviado y despues de terminar todo me levanté del lugar y me dirigí a lavarme las manos. Una vez hube limpiado mis manos miré a todos lados, para observar el lugar.

Me giré hacia mi hermano y le devolví una mirada que equivalía a dos codazos y a un puñetazo en la nariz.

- Dudo que si estuviera aquí quisiera volver a verte, Kil - le respondí, sabiendo que no le gustaba mucho ese apodo.

Puse los ojos en blanco al ver la cara de Sharly cuando mi hermano le besó la mano. ¿Es que no tenía ojos en la cara?

Al parecer no... la misma delicadeza que una patada en los huevos.

Había algo que no me gustaba demasiado. Las hermanas estaban aquí porque les habían regalado unos pasajes por los que mucha gente habría dado bastante oro. Sonaba raro. Pero claro, no más que la historia de la hija del duque. ¿Por qué había tenido que dejar que Kilian se inventara la historia? Estaba claro que sólo se le daba bien mentirle a las mujeres para despojarlas de sus ropas. Y sólo a las que no tenían más de medio cerebro.

- Vaya, que suerte, ¿eh? - dije mirando a Nyssaë. - Hoy en día regalan entradas en cualquier lado, ¿verdad? - añadí sonriendo.

Casi me eché a reír cuando el ratón de biblioteca comentó que lo suyo también había sido un regalo. Miré hacia Nyssaë alzando una ceja como diciendo "¿ves? Tenía razón. Casi las dan de regalo con una cerveza."

Tanto Adam como Erëssea y su lobo se levantaron dejándonos a los cuatro restantes sentados a la mesa.

- Claro, porque tengo cerebro - repuse dándole unos golpecitos en la cabeza como si sonase hueco. - No como tú que entras como un toro en una tienda de porcelana¹.

Cuando Sharly explicó que lo suyo era una herencia y que no tenía nada más no pudo evitar su curiosidad.

- Supongo que estarán preparándolos - dije. - Y, bueno, encerrada vas a estar un buen rato - añadí señalando el habitáculo en el que nos encontrábamos. - Volamos a una buena altura y no podemos ir a ninguna parte salvo aquí dentro. Espero que no os incomoden los espacios cerrados.

Eché un ojo a todos los demás que nos rodeaban pero no parecía haber habido ningún episodio de histeria.

- Bueno, ¿y adónde os dirigís entonces? - pregunté. Si no le quedaba nada salvo lo que llevaba consigo tendría que ir a alguna parte, ¿no? No se podía vivir del aire solamente. - Por cierto, ¿les importa? - pregunté sacando una pipa del bolsillo y señalándola.

Me limite a asentir lentamente cuando mi hermana me aviso acerca de sus intenciones de dar una vuelta por aquella habitacion. No veia peligro alguno en ello: estaba a la vista, y, en cierto modo, estabamos confinados alli, asi que dudaba mucho que pudiera presentarse algun problema al que no pudiera hacer frente. -Me parece bien, pero quedate donde pueda verte, por favor. - le pedi a la joven, dejandola a su libre albedrio, aparentemente. Aunque, desde luego, la realidad era otra: volvi a centrarme en aquella conversacion, desde luego, aunque mi mirada estaba en otra parte, en otro lugar al que lanzaba miradas furtidas de cuando en cuando, asegurandome de que todo estaba en orden.

No en vano era la guardiana de mi propia hermana.

Sin embargo, mi hermana no fue la unica en ausentarse. Aquel hombrecillo curioso tambien parecio, repentinamente, necesitar un baño con urgencia. O eso, al menos, fue lo que deduje... Tampoco es que hubiera muchas mas opciones en aquel lugar ahora mismo... Y asi, le dedique un sencillo cabeceo a modo de despedida, dejandolo marchar, sin mas, antes de volver a centrarme en la conversacion que, por supuesto, continuaba teniendo lugar en aquella mesa.

Sonrei ligeramente, cuando el rubio hablo sobre quien seria el "culpable" de como fuera aquel viaje- Esa es una excelente forma de ver las cosas... Quizas deberia comenzar a aplicarlo yo tambien...- dije, divertida, mientras continuaba mirando de cuando en cuando a mi hermana, de forma practicamente automatizada. - Solo una pregunta... ¿La suele aplicar a todos los campos de la vida? - bromee entonces, intentando llevar aquella conversacion a areas mas distendidas, mientras tanteaba el terreno.

Pero entonces aquella mujer rubia hablo tambien, dejando claro el motivo por el que estaba en aquella nave- ¿Una herencia? Curiosa, desde luego. Habia escuchado de herencias consistentes en oro, propiedades, riquezas... incluso deudas... o enemigos... pero... ¿un pasaje para un dirigible? Eso no lo habia escuchado jamas. - reconoci, mirando a la mujer con curiosidad- Sin embargo... miralo por el lado positivo. Si que te queda algo: una oportunidad. La de emprender este viaje. Quien sabe a donde nos lleven nuestros pasos a partir de ahora... - comente entonces, acabando por negar, cuando pregunto sobre el porqué de todo aquello- No lo se, la verdad... - dije entonces, torciendo ligeramente el gesto. No era la unica a la que no le hacia la mas minima gracia saber que, aunque quisiera, no podria salir de alli. Y la sensacion de que habia algo mas detras de todo aquello seguia ahi, haciendome desconfiar de todo y de todos incluso mas que de costumbre.

Y, en aquel preciso instante, el otro hermano, Raven, se sumo a aquella serie de pesquisas sobre por que estabamos alli, a lo que acabe asintiendo, con gesto tranquilo. Despues de todo, parecia bastante sensato, cabia decir.

Volvi a mirar a mi hermana, mientras escuchaba de fondo aquella pregunta dirigida a la rubia, que hizo que me girara hacia ella, con un deje de curiosidad. Despues de todo, parecia que no era la unica que quizas tuviera que formularse aquella pregunta. Y asi, espere su respuesta, deseando saber mas sobre aquellos acompañantes que por alguna razon, tanto llamaban mi atencion, negando cuando Raven pidio permiso para usar su pipa- Por mi no hay inconveniente. - respondi, mientras mi mirada seguia posada en la rubia, a la espera de su respuesta.