Partida Rol por web

Moriah Judd

Yo siempre voy con la verdad por delante, y pocos son los inquisidores que había conocido a lo largo de mi vida, y muchos los rumores sobre ellos. Querido lector, cuando uno escucha los chismes que revolotean alrededor de una de estas personas, lo primero que se le viene a la mente es la determinación y brutalidad con la que llevan la palabra de Dios a todos los habitantes de Gaïa.

Pero un día conocí a Moriah Judd, la joven inquisidora que desmentiría todas las creencias sobre estos implacables guerreros. Nacida huérfana en la pequeña pero lujosa ciudad portuaria de La Fe, fue recogida por la Iglesia y encerrada en la ciudad santa de Albidion, donde aprendería a convertirse en una máquina de matar.

Durante sus años de entrenamiento la figura de Cristo lo era todo para ella, y su creencia en él, asegura ella, es todo lo que le motiva para despertarse todos los días.

Pero aunque pueda parecer como todos los demás inquisidores, es aquí donde puedo anunciar querido lector, que usted se equivoca. A diferencia de otros, Moriah es una muchacha realmente simpática que ve el lado bueno de todas las cosas. Podríamos decir que, a pesar de su fanatismo por creer en Dios, considera que el bien y el mal es una fuerza que viaja de ser en ser, ignorando su procedencia o especie. 

Para ella todos tienen la misma oportunidad de redimirse y salvarse de la ira de Dios. La fe es inamovible, pero la filosofía de cada uno a menudo logra superar a la religión. Y es por eso que me sorprende. Puedes sentarte con ella y hablar tranquilamente de fes y religiones, así como del mundo sobrenatural sin que por ello te ensarte con su Legisladora. Por supuesto, esa faceta suya la tiene bien protegida, guardándola celosamente y solo luciéndola cuando su vida y su creencia no corre peligro. 

Pero entonces me pregunto, cuando su fe y filosofía chocan, ¿no se crea un debate en su mente que le haría perder aquello en lo que cree? 

Finalmente, tras superar todas las pruebas, la joven se convirtió en una Inquisidora por pleno derecho, recibiendo incluso la Legisladora que todo Inquisidor lleva para cumplir la ley de Dios.

Su primera misión sería algo lejos, ya que debería viajar al país vecino, Argos, para resolver los extraños sucesos sobrenaturales que se dan en una mansión abandonada en Bastionblanco.

Carpus Heber

Durante mi recogida de información para mi inmortal novela, acudí a la joven Inquisidora Moriah Judd para que me hablase un poco sobre como es el organismo por dentro. Fue entonces, entre detalles y detalles, cuando acabó hablando de su superior directo, un Alto Inquisidor llamado Carpus Heber. 

El tal Carpus Heber era un anciano oriundo de Albídion, la santa ciudad, fiel seguidor de los dogmas cristianos y ávido escalador político de la Iglesia. En no demasiado tiempo se convirtió en un inquisidor formidable, cumpliendo misiones con éxito rotundo a lo largo y ancho del Viejo Continente. No obstante, a pesar de ser un temido soldado de Dios, el paso de la edad y las enfermedades son males que ni la Inquisición puede combatir. Fue así cómo, excusando en la delicada salud del anciano, la Iglesia decidió otorgarle el título de Alto Inquisidor y lo posicionó tras un escritorio, cumplimentado labores de administración.

La propia Judd ha atestiguado en varias ocasiones que el Alto Inquisidor Heber era prácticamente su ángel de la guarda, ya que la confianza que él tenía en la muchacha fue pleno desde que la recogió de las calles de La Fe. 

Es bien sabido gracias a la información de Moriah, que el Alto Inquisidor Carpus Heber es un hombre de ideas firmemente formadas, siguiendo en todo momento los escritos de la Iglesia. Hacerle cambiar de opinión es más difícil que convencer al campesinado medio de que Gaïa no es el centro del universo.

Nimrod Benjamin

Desde el punto de vista del campesinado medio, los inquisidores son personas realmente aterradoras. Dispuestas a quemar toda una aldea con sus correspondientes habitantes solo porque uno de ellos presenció algo sobrenatural que no debería haber visto.

Pero cuando indagas sobre ellos descubres que las motivaciones que les empujan pueden ser tan diversas como sus variadas personalidades. Aunque el caso de Moriah Judd es distinto, cuando ésta me habló de Nimrod Benjamin pude sentir el terror de un pueblerino cuando oye hablar de la Inquisición.

Nimrod Benjamin es oriundo de Albídion y desde su huérfana y temprana edad, Dios ha estado hablándole en su cabeza. Cuando la Inquisición se topó con él para convertirlo en una máquina de matar, Nimrod empezó a sentir que ese era su destino.

Sus misiones han sido completadas con temible eficacia y nada ni nadie ha conseguido librarse de la acechante e implacable persecución de este inquisidor. Su parquedad en palabras lo hace inquietante, y ver aparecer su figura es motivo de empezar a temblar, además de revisar si estás en paz con Dios.