Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Decir que todos los nobles son iguales es un error. Un buen ejemplo de ello es la heredera a los bienes de la casa Daga, Yarah. Por fuera podría tener el semblante de una noble, pero su interior está dominado por un corazón que lucha continuamente contra las injusticias.
Por desgracia para ella, que detestaba ese mundo en el que había nacido, sus padres trataron de refinarla constantemente con un éxito parcial. Y te digo parcial, por qué mientras que sus progenitores se esforzaban en hacer de Yarah una mujer de alta alcurnia, ella se limitaba a pasearse por los barrios más bajos, trepar por sus tejados y saltar entre ellos en un sentimiento de libertad.
No obstante, como muchos en Manterra, todavía peca de retazos de superioridad en comparación con otros países de Eurakia, a los que consideran mucho menos avanzados. Por otro lado también ha manifestado un lado jovial y positivo que prefiere solucionar sus problemas ella misma en vez de dejar que se solucionen solos o con el paso del tiempo.
Pero volviendo al tema mencionado anteriormente. Yarah es una guerrera en lo más profundo de su corazón y realmente no tiene reparos en reconocerlo. Cuando visitó Gomius, la ciudad que alberga más vagabundos de toda Gaïa, ese lado creció aun más, deseando alzar su voz contra la corrupción de Manterra. Pero, como suele suceder en estos casos, la falta de oportunidad y las ataduras por su derecho de nacimiento han mermado los sueños de Yarah.
Aun en su cabeza se imagina los cuentos infantiles que ha leído durante su infancia, donde caballeros y amazonas luchan contra monstruos. En lo más íntimo desea que todo eso se haga realidad, pero su raciocinio le fuerza a creer que la vida no es un cuento de hadas. Y justo eso se aplica a la lucha de la justicia contra la corrupción.
Podría decir sin temor a equivocarme que Yarah vive en una lucha interna entre la realidad y la fantasía.
Durante una pequeña y privada festividad en la casa Meres, Yarah tuvo que poner en práctica todo lo aprendido gracias a su maestro Lamorak Moore. La casa de los Meres fue asaltada por un grupo violento y radical que apoyaban la firme independización de Manterra.
Por otro lado el despertar del día siguiente fue algo brusco. Lamorak Moore comunicó la triste noticia de que volvía a Ygdramar ya que su contrato había expiado, y su padre no lo renovó. Justo antes de irse quería comprobar cuanto había aprendido Yarah.
Pero los días siguientes fueron igual de inverosímiles para ella. La madre de Joäo Meres había sido asesinada junto a varios nobles más, y el asalto todavía rondaba sobre su cabeza. Podría haberlo hecho mejor, sin duda, pero no podían hacer gran cosa. Aun así, todavía sentía que no había ayudado a nadie.
Cuando hablé con Yarah sobre el suceso, ella juró sentirse impotente los días siguientes, empezando por eso mismo una investigación propia y personal. Hasta donde llegaría era toda una incógnita.