HISTORIA RECIENTE DE GAIA
Los reinos santos habían desaparecido ya por completo, y bárbaros, bandidos y criaturas sobrenaturales saqueaban los asentamientos de los refugiados en busca de oro y comida. Dicen que el heroísmo nace de la necesidad, y aquel era un momento que clamaba por héroes. En esa época de declive, Zhorne, todavía al mando de un pequeño ejército, decidió poner orden en aquellas tierras caóticas. A sangre y fuego exterminó a miles de saqueadores, permitiendo a aquellos que se rindiesen unirse a su cruzada. Un incontable número de desamparados empezó a seguirle, pues les entregaba comida y cuidaba de los enfermos. Algunos meses después alcanzó las ruinas de Arkángel y ordenó su reconstrucción, mientras partía de nuevo para asegurar otros territorios. Refugiados de todas partes llegaron hasta la ciudad, que creció de un modo asombroso en apenas cinco años. Finalmente, tras casi una década de luchas sin descanso, regresó hasta la capital, donde tomó su decisión más importante. Reunió a sus cuatro generales principales y les concedió el título de Señores de la Guerra, quienes se encargarían desde entonces de mantener la integridad de las tierras bajo su control y de la incorporación de nuevos territorios. Creó también la figura del Sumo Arzobispo, que estaría a cargo de los asuntos espirituales y de la Iglesia. Y para asegurar la estabilidad política de las tierras unificadas, las separó en principados, poniendo a nobles o eclesiásticos como gobernadores. De aquel modo, recuerdo que aquel 16
de septiembre del año doscientos treinta y tres después de Cristo, a la edad de veintisiete años, Zhorne Giovanni fundó el Sacro Santo Imperio de Abel, del que se proclamó Emperador y Sumo Pontífice.
Pero el aún joven Emperador no permaneció inactivo mucho tiempo. A pesar del excelente trabajo de los Señores de la Guerra, volvió a salir en persona al campo de batalla para anexionar nuevos principados y unificar todo Gaïa bajo la bandera Sacra. En su camino, encontró algunas pequeñas poblaciones aisladas de seres sobrenaturales que habían intentado reconstruir sus hogares después de la guerra. Aun con dolor de su corazón, se vio obligado a expulsarlas de sus tierras, conocedor de que no podía permitirse tener compasión. Y de aquellas que se negaron a marcharse y trataron de combatirle, no dejó ni sus cadáveres.
Sin embargo, algunos supervivientes se infiltraron entre nosotros, camuflándose u ocultándose gracias a sus mermadas habilidades sobrenaturales. Para solucionar este problema, con la aprobación del Emperador, la Iglesia recreó el cuerpo de la Inquisición, a la que dotó de más poder del que nunca había tenido. Los inquisidores, individuos seleccionados con habilidades casi sobrehumanas, se encargaron de dar caza a cualquier brujo o criatura sobrenatural superviviente y destruirlos completamente. Pero Zhorne no quería que todas aquellas obras se perdieran completamente, y deseaba que al menos alguien recordara a quienes antaño caminaron a nuestro lado. Por tanto, creó un cuerpo de caballeros que no responderían ante los Señores
de la Guerra ni ante la Iglesia, sino únicamente bajo sus mandatos directos. Su función sería la de conservar en secreto los conocimientos y la cultura de los mitos de Gaïa, asegurándose de que, al menos, alguien no los olvidara. Esta poderosa orden tomó como principal base de operaciones la antigua fortaleza de Rah, por la cual son conocidos como los caballeros de Tol Rauko.
Durante cincuenta años él y los Señores de la Guerra prosiguieron con su tarea. Los territorios que no querían unirse al Imperio eran obligados por la fuerza de las armas en pos de la unificación. Primero todo el Viejo Continente, después Lannet y Shivat, y por último, Zhorne envió una potente fuerza hacia el continente oeste, que con el paso de los años, también formaría parte de Abel.
De aquel modo, toda Gaïa se encontró refundida bajo una sola bandera. Al fin, Fue una época de grandes cambios tras casi medio siglo de lucha, el Emperador pudo descansar y pasar tiempo con su Emperatriz, a quien había desposado cuando fundó el Imperio. Y en el año trescientos cincuenta y cinco, a la edad de ciento cuarenta y nueve años, Zhorne Giovanni falleció como siempre había deseado; en su cama, plácidamente.
Su único hijo heredó la corona del Imperio, y bien instruido desde su niñez para soportar su peso, Lázaro demostró estar a la altura de las expectativas de su padre. De este modo, durante seis siglos, los Giovanni condujeron Abel a una era de gran prosperidad. Por supuesto que el Imperio pasó por ciertas dificultades, sería mentira decir lo contrario. Lannet y Shivat trataron de independizarse en tres ocasiones y las rebeliones tuvieron que ser sofocadas. El principado de Kushistán entabló una oposición directa con la iglesia vaticana, desarrollando sus propias doctrinas religiosas, y el poder sobre el continente oeste empezó a disminuir lenta e imperceptiblemente. Sin embargo, todos estos problemas fueron solventados con gran destreza por los emperadores, quienes actuaron en su justa medida empleando siempre el método más apropiado para cada ocasión.
El hombre, poco a poco, empezó a olvidar la historia anterior al Imperio, hasta que la existencia de seres sobrenaturales y brujos se redujo sólo a historias que los viejos contaban alrededor de las fogatas. Nada parecía ser ya capaz de dañar la fuerza de Abel...
Hasta el mandato de Lascar Giovanni. Ataviado de los poderes absolutos del Emperador, llevó a la corte a una depravación y crueldad como nunca se habían visto. Mandaba ejecuciones sin sentido, tomaba a las mujeres que deseaba, declaraba guerras inútiles e incluso empujó a su esposa al suicidio después de que diera a luz a su único hijo, Lucanor. Elías Barbados, el más joven e idealista de los cuatro Señores de la Guerra y primo político de Lascar, vio peligrar los cimientos del Sacro Santo Imperio. Incapaz de quedarse con los brazos cruzados, no pudo soportar durante más tiempo las acciones de su señor y se rebeló contra él. Aquel golpe de estado fue rápido y con poco derramamiento de sangre. Todo se organizó en Arkángel, e incluso la Iglesia y Tol Rauko le dieron la espalda al Emperador. El plan era simple, obligar a su primo a abdicar en su hijo sin hacerle el más mínimo daño. El Señor de la Guerra era muy consciente de que si ejecutaba a Lascar el Imperio estaba condenado, ya que la figura sagrada del Emperador perdería su santidad. Sin embargo, orgulloso hasta el final, Lascar utilizó a su hijo Lucanor para quitarse la vida, forzando al pequeño a ensartarle con la espada imperial de Zhorne.
Aquello había condenado al heredero y Abel necesitaba urgentemente un nuevo señor. Así fue como Elías, el descendiente más directo al título, fue proclamado santo Emperador con el apoyo
de los restantes Señores de la Guerra y del Sumo Arzobispo Augustus. Incapaz de emprender ninguna acción contra el joven Lucanor, Elías le envió lejos, confiriéndole el título de príncipe de uno de los territorios más importantes, Lucrecio. De ese modo, en el año novecientos cincuenta y siete, la larga genealogía de los Giovanni abandonó el trono imperial después de casi siete siglos de mandato.
Elías demostró ser un soberano perfecto, capaz de desenvolverse tan bien en la política como lo había hecho en el campo de batalla. Con pericia y decisiones adecuadas, consiguió mantener la estabilidad del Imperio, a pesar de que muchos principados creían haber hallado el momento ideal para independizarse. Por desgracia, en su vida personal no tuvo tanta suerte. Su esposa murió al dar a luz a su primera hija, Elisabetta, lo que le dejó profundamente dolido. Echando la culpa de lo sucedido a la pequeña, la puso a cargo de la Orden del Cielo, su guardia personal, y la evitó siempre que fue posible.
Poco después, su amigo y mentor, el Sumo Arzobispo Augustus, falleció sin dejar un claro sucesor. La decisión de elegir su sustituto era una tarea realmente difícil, ya que ningún aspirante parecía estar cualificado. Sin embargo, en una de sus entrevistas, Elías conoció a una joven abadesa llamada Eljared que, con apenas veintiséis años, había alcanzado ya el título más elevado al que puede acceder una mujer en la Iglesia. El Emperador quedó fascinado por ella, incapaz de quitársela de la cabeza. Pasaron mucho tiempo juntos, y para sorpresa de todo el Imperio,
decidió otorgarle a ella el título de Sumo Arzobispo, acto que contradecía todas las tradiciones eclesiásticas. Muchos principados y una gran parte de la Iglesia se rebelaron contra esta decisión, pero el Emperador hizo oídos sordos a sus protestas. Poco a poco la nueva Arzobispo empezó a ostentar más poder en el Imperio, hasta que llegó un punto en el que el Emperador no tomaba ninguna decisión sin su consejo. Finalmente, Elías dejó en sus manos Abel, cegado por el amor que sentía hacia ella. En aquel momento, Eljared acaparó tanto poder como el mismo Emperador, tomando sus propias decisiones sin dar ninguna explicación.
Los principados protestaron enormemente por sus actos, hasta que Maximilian Hess, señor de Remo, la acusó públicamente de brujería y de tener hechizado al Emperador. Una semana más tarde, Remo sería completamente arrasado por las tropas del Imperio, con una crueldad tan grande que todos los demás principados se sintieron estremecidos. La reacción no tardó en desatarse, y algunos de los señores se declararon independientes del Sacro Santo Imperio. Contrariada, Eljared declaró la guerra a todos los reinos rebeldes, ordenando a sus ejércitos que no dejaran piedra sobre piedra por allí donde pasaran. Fue entonces cuando el Señor de la Guerra Tadeus Van Horsman, amigo personal de Elías y general de los ejércitos de Arkángel, imploró a su amigo que detuviera semejante atrocidad. Pero Elías ni siquiera reaccionó ante las súplicas de su antigua camarada, recomendándole que se mantuviera al margen si no quería ser él mismo acusado de traición. Viendo que no tenía ninguna otra salida, Tadeus levantó parte de las tropas del ejército de Arkángel y, en nombre de la futura Emperatriz Elisabetta, asaltó el palacio. Las intenciones del Señor de la Guerra sólo eran detener a su señor, como este trató de hacer años atrás con Lascar. Pero de nuevo nada salió como debería. La joven Emperatriz, que entonces sólo tenia doce años, detuvo a Elías e instó a su padre a que reconsiderara el inicio de la guerra, pero este, enloquecido, acusó a la niña de ser el origen de todos sus pesares y trató de ejecutarla. En ese momento se interpuso Kisidan, general de la Orden del Cielo y mentor de la futura Emperatriz, viéndose obligado a acabar con la vida del Emperador.
Aquella noche no fue como las demás. Una enorme tormenta cubrió los cielos de toda Gaïa... y durante unos minutos se tornaron rojos como la sangre.
La muerte de Elías revolucionó el Imperio. Eljared había desaparecido en la nada y nunca se sabría más de ella. Tadeus y la Orden del Cielo se pusieron bajo las órdenes de Elisabetta, a la que declararon heredera legítima del trono de Abel. Los principados rebeldes se negaron a aceptarla como su soberana y algunos Señores de la Guerra la consideraron también inapropiada para
ostentar semejante cargo, proclamándose ellos mismos soberanos de los territorios que controlaban. Y en aquel periodo de caos, la Iglesia nombró por su cuenta a su propio Sumo Arzobispo que, a la espera de un nuevo Emperador, se convertiría en la suprema autoridad eclesiástica. Y por primera vez desde los albores del Imperio, el mundo volvía a entrar en un periodo de incertidumbre...
Y ahora...
...Ahora estamos en el año novecientos ochenta y nueve. La magia está retornando con fuerza a Gaïa, y la línea que separa el mundo de la Vigilia con el nuestro es cada vez más frágil. El Imperio se ha desquebrajado, y va a dar comienzo una lucha entre la Emperatriz, los Señores de la Guerra, y la Iglesia por acaparar el control. Las almas de los seres sobrenaturales que murieron a lo largo de estos últimos siglos se reencarnan en niños humanos, dando lugar al nacimiento de Nephilim. Y entidades que han sobrevivido ocultas al hombre durante eras se dan cuenta de que ha llegado el momento de volver a manifestarse en el mundo...
Todos pueden sentirlo. Ha empezado. Y las cosas que he relatado... yo las vi. Porque nunca olvidé... Esa fue mi condena.
TOGARINI
Togarini fue la primera región en independizarse del Sacro Santo Imperio. El Señor de la Guerra Matthew Gaul se negó en rotundo a aceptar a Elisabetta como nueva Emperatriz al considerarla débil, ya que para él una mujer no era capaz de ostentar semejante posición. Gaul, que tenía su residencia en Togarini, depuso al anterior príncipe y se nombró a sí mismo señor del principado y
verdadero heredero del espíritu de Abel.
Togarini es uno de los reinos más avanzados cultural y militarmente del mundo. Prácticamente, todos sus caminos están pavimentados, sus ciudades rebosan actividad y tanto la ganadería como la agricultura son prósperas. Los vinos y bebidas que elaboran son reconocidos en toda Gaïa como los mejores. En lo que respecta a su potencia bélica, Gaul ha unificado el antiguo ejército del
principado con sus propios soldados, creando uno de los brazos militares más poderosos de la actualidad.
Toda la región está llena de prósperos pueblos y grandes ciudades, de entre los que destaca su capital, Kaine, una ciudad-fortaleza construida en la cima de una inmensa meseta. Togarini lidera la Alianza Azur junto a Remo y Bellafonte. Dado que sus fronteras superiores limitan con Abel, existe una enorme tensión bélica, aunque de momento ninguno de los dos bandos parece desear una confrontación directa.
LOS NEPHILIM
El hombre no es la única raza inteligente que ha poblado Gaïa. Más de nueve siglos atrás, hubo otros que compartieron el mundo con nosotros. Eran seres sobrenaturales que tenían sus propias civilizaciones y culturas, pero que desaparecieron sin dejar pruebas de su existencia. Nadie puede decir cuál fue la causa de su declive. Es posible que ellos mismos se destruyeran o puede que
el ser humano fuera el origen de su final. De cualquier modo, se desvanecieron hasta convertirse solamente en leyendas. De hecho, la gran mayoría de los mitos del hombre se basa en las historias de esas criaturas y del tiempo que compartimos juntos.
Pero su muerte no fue el final. Por alguna causa desconocida, sus almas no podían llegar al más allá y quedaron ancladas a nuestro mundo aguardando el momento para regresar. Sin embargo, sus razas estaban extintas y no nacieron niños en los que poder volver a la vida. Sin un lugar a donde ir, esos espíritus empezaron a reencarnarse en cuerpos humanos, en niños que deberían haber nacido muertos y carentes de alma. Así surgieron mestizos, individuos con almas no humanas dotados de capacidades sobrenaturales. La misma Biblia los llamó Nephilim, los hijos de los hombres y los Ángeles Caídos, que poblaron la tierra ignorantes de su propia condición.
Los Nephilim son las almas de seres sobrenaturales reencarnadas en humanos. No recuerdan nada de su anterior existencia, aunque su esencia mística les otorga, de manera limitada, algunas de las habilidades y poderes que tenían. Aun sin ser conscientes del origen de sus capacidades, las controlan como algo innato en ellos. Muy a menudo tienen extraños sueños o pesadillas en los que ven fragmentos de sus vidas anteriores, los cuales quedaron grabados con fuerza en su esencia. Existen diversos tipos de Nephilim. Al igual que había multitud de razas sobrenaturales en la antigüedad, hay muchas clases de Nephilim dependiendo del origen del alma que se haya reencarnado. Cada etnia tiene sus propias características especiales y también sus desventajas. Habitualmente estos poderes son meramente anímicos, pero en ocasiones influyen en sus cuerpos otorgándoles además algunas características físicas excepcionales. También a veces la influencia que ejercen sus almas hace que los Nephilim de una misma raza tengan pautas de conductas similares. En cada descripción se da información sobre su comportamiento habitual. Un jugador puede utilizar estas anotaciones para hacerse una idea del proceder de cada arquetipo, pero no tiene que verse obligado a actuar de esa manera si no lo desea.
El aprendizaje resulta mucho más difícil para los Nephilim que para el resto de seres humanos. Sus espíritus se encuentran en lucha constante entre lo que aprenden y lo que ya sabían, causándoles un serio conflicto. Por esa razón, sufren penalizadores a la experiencia que les otorga el Director de Juego al finalizar cada sesión.
No se sabe cuántos Nephilim han nacido ni cuántos quedan aún por nacer. Lo único seguro es que su número crece día a día, pero al hacerlo cada vez quedan menos almas esperando renacer. Su tasa de natalidad es aún excepcionalmente baja y sólo surge uno por cada veinte mil seres humanos. Cuando un Nephilim muere, su espíritu no vuelve a resurgir como hizo antaño. En el momento en el que perece, regresa a la esencia de Gaïa y desaparece en el río de la vida.
LAS OTRAS RAZAS Y SAMAEL
No todos los seres sobrenaturales fueron destruidos tras la Guerra de Dios. Un buen número de ellos se quedaron trás junto a nosotros, ocultándose del modo más conveniente que encontraron. Algunos incluso iniciaron una nueva vida en las ciudades, disfrazándose como humanos gracias a su gran parecido con el hombre o a sus habilidades místicas. Durante años vivieron de manera independiente los unos de los otros, pero no tardaron en ser detectados por la Inquisición o Tol Rauko, que los eliminaron o capturaron sistemáticamente. Dándose cuenta que de ese modo sólo era una cuestión de tiempo desaparecer del todo, muchos decidieron formar una agrupación con el fin de ayudarse los unos a los otros en caso de necesidad. Así nació la Samael.
Samael es una sociedad secreta formada por entidades y seres sobrenaturales que tienen como objetivo sobrevivir en un mundo que les es hostil. Sus miembros no pertenecen a una etnia concreta y cualquiera que pueda coexistir junto al hombre es aceptado en ella. Elfos, Duk´zarist, Daimah y un sinfín de criaturas que consideraríamos monstruos son sólo algunos de sus componentes. Su principal objetivo es mantenerse en secreto, ocultando su presencia a los ojos humanos mientras caminan entre nosotros. Ellos mismos se han ocupado de apoyar la idea de que lo sobrenatural no es nada más que un mito, supersticiones baratas nacidas de la ignorancia y la literatura.
En su mayoría no tienen sentido de grupo ni existe compañerismo entre ellos. Simplemente, es una oscura red de influencias que permanece en las sombras, pero que les permite sobrevivir. Por lo habitual, sólo tienen una remota idea de quiénes son sus compañeros dentro de cada ciudad. Siempre que les es posible se ignoran completamente, ayudándose únicamente en caso de extrema necesidad. Si alguno de sus miembros es capturado, por lo general tratan de liberarlo antes de que se descubra lo que es y ponga en peligro al resto. En el caso de que resulte imposible, en última instancia son capaces de eliminarlo para evitar que cuente lo que pueda saber.
DUK'ZARIST
Los Duk´zarist son los hijos de las tinieblas, muy probablemente, la raza más poderosa que ha pisado el suelo de Gaïa. Su esencia está ligada a la oscuridad y, en menor grado, al fuego. Físicamente se parecen mucho a los humanos, pero tienen la piel blanca como el mármol, orejas puntiagudas y ojos rojos como brasas encendidas. Sus facciones son siempre sobrecogedoramente hermosas según nuestros cánones, con rasgos finos y elegantes. Poseen cuerpos casi perfectos; ni tienen problemas de sobrepeso ni sufren deformidades. También son más altos que nosotros, ya que los hombres miden alrededor de dos metros y las mujeres superan normalmente el metro setenta. Su pelo es sólo de dos colores; o bien negro como el plumaje de un cuervo, o blanco con tonos ceniza. Tienen un ciclo vital muy extraño. Son muy longevos, y llegan a vivir entre los quinientos y los mil años. Sin embargo, maduran a la misma velocidad que el hombre hasta que llegan a la adolescencia (entre los quince y los dieciocho años), momento a partir del cual su desarrollo se congela durante siglos enteros. Por ello, todos los Duk´zarist adultos aparentan siempre tener entre los dieciocho y los treinta y cinco años. Cuando van a morir, algún tiempo antes su piel comienza a cuartearse como barro reseco y, al final, se deshacen en cenizas que se lleva el viento.
Su número es muy escaso, ya que entre ellos nacen muy pocos niños. La razón se debe a que los embarazos son muy largos y durante la gestación las mujeres sufren terribles dolores. Además, a pesar de su resistencia, una de cada diez muere al dar a luz, por lo que no es de extrañar que sean pocas las parejas que desean arriesgarse a traer descendencia.
Su personalidad es compleja. Son individuos orgullosos que valoran por encima de todo el conocimiento y la fuerza, pero que a la vez detestan la violencia sin sentido. Les atrae enormemente la competición y probarse a sí mismos con desafíos a su medida. Salvo a otros miembros de su raza, sólo tienen en consideración a sujetos que demuestren tener poder o sabiduria. Quien no posea ninguno de los dos, ni siquiera existe para ellos. Desarrollan una enorme capacidad tanto para amar como para odiar; no olvidan nunca una afrenta pero morirían sin dudarlo por alguien que realmente les importara.
Como ellos, su sociedad es extremadamente complicada. Son muy individualistas, pero tienen un fuerte sentido de grupo basado en su orgullo racial y en su competitividad. Le dan a la familia y a los lazos de sangre una gran importancia, aunque por norma general actúan independientemente. Cuando se emparejan lo hacen para toda la vida, pero a menudo pasan grandes periodos de tiempo separados, ocupándose de sus propios asuntos. Su cultura no diferencia entre sexos, aunque sí es muy elitista en todo lo referente al poder personal. Aquellos que destacan por cualquiera de sus capacidades suelen convertirse en nobles, y ostentan cierto mando sobre los demás. Todos ellos siguen la filosofía de Gaira, aunque lo hacen más como ideal que como
religión estructurada.
Toda su raza está fuertemente dotada de habilidades sobrenaturales. Por regla general, los hombres poseen aptitudes piroquinéticas y las mujeres están muy capacitadas para la magia, aunque esto no es una regla fija; a veces se invierten los papeles o nacen con ambas habilidades. Desde niños, se entrenan intensamente tanto en combate como en otras artes. Tradicionalmente, los hombres mejoran en combate y en sus dominios del Ki, mientras que a las jóvenes se las entrena más místicamente. Dada su enorme vulnerabilidad al metal, basan toda su civilización en el trabajo de la madera, especialmente la de los árboles de Ghestal. Sus maestros artesanos los utilizan para tallar armas, mientras que sus hojas negras, llamadas Ramalen, son usadas para crear telas oscuras que funcionan como poderosas armaduras. Sus ciudades son de mármol y cristal negro, las más grandes de las cuales se construyen alrededor de esos colosales árboles.
Nephilim
Los Nephilim Duk´zarist son también llamados las almas de las sombras, ya que pertenecían a una raza ligada naturalmente a las tinieblas. A pesar de ser también una de la las dos etnias dominantes, su número es realmente escaso ya que en vida eran muy pocos. Como los elfos, su esencia es marcadamente sobrenatural y la magia esta muy ligada a ellos, en especial hacia las mujeres. Son siempre personas muy agraciadas físicamente. Tienden a ser altos y raramente miden menos de uno ochenta los hombres y uno setenta las mujeres. Tienen una complexión perfecta y tampoco engordan nunca. Se caracterizan por ser muy pálidos y por tener el pelo de colores oscuros o con tonos muy claros, como negro o gris ceniza. Sus ojos son claros y tienen una tonalidad ligeramente rojiza cuando la luz se refleja en ellos. No son más longevos que los humanos normales, pero mantienen todas sus habilidades físicas hasta bien entrados los noventa, momento a partir del cual empiezan a envejecer muy rápidamente. El alma Duk´zarist se refleja mucho más en su personalidad que en los otros Nephilim. Inconscientemente, aún siguen sirviéndose del código de conducta que seguían en vida. Son excepcionalmente competitivos en cualquier campo, tanto en los intelectuales como en los físicos, aunque tienden a desarrollar más estos últimos. Se sienten muy atraídos por la fuerza y admiran normalmente a cualquier individuo que se pueda considerar poderoso por sí mismo, aunque eso sólo aumenta sus deseos de superarle. Es muy difícil que admitan que no son capaces de hacer algo, y para que pidan ayuda deben de encontrarse en una situación muy desesperada. Aunque no les gusta la soledad, son individualistas a la hora de actuar. Sienten devoción por aquellos a los que realmente aprecian, pero nunca muestran de una manera abierta sus emociones. Son maquinadores y manipuladores pero a la vez también muy impacientes, lo que les provoca un enorme conflicto a la hora de decidir entre actuar inmediatamente o esperar a un momento más propicio. Como a los Sylvain, los sueños sobre su anterior existencia los asaltancomúnmente y, aunque no llegan a perturbarles del mismo modo que a estos, sí siembran al menos inquietud en ellos.
SYLVAIN
Su apariencia física es similar a la humana, aunque son ligeramente más estilizados y tienen las orejas largas y puntiagudas. Como los Duk´zarist, sus rostros son siempre muy bellos, con rasgos delicados y armoniosos. Su pelo es habitualmente rubio, pero puede tomar diversos colores poco usuales, como tonos azulados. Ni sus ojos ni su cabello son nunca negros (aquellos que los tienen son niños nacidos sin el Don de la magia, a los que se les llama elfos oscuros). Son excepcionalmente longevos, ya que su ciclo vital es aproximadamente diez veces el de un ser humano normal. De este modo, un elfo con ciento cincuenta años es tan sólo un quinceañero.
Los Sylvain tienen una manera de afrontar los acontecimientos realmente única. Se toman siempre todas las cosas de un modo relajado y tranquilo, ya que su larga vida les empuja a ser excepcionalmente pacientes. No son violentos por naturaleza, pero no temen tomar cualquier tipo de medida si la creen necesaria. Además, aunque sienten pena por verse obligados a actuar de manera inapropiada a sus creencias, no entienden el concepto de tener remordimientos. Lo hecho, hecho está y no puede ser cambiado. Les gusta el conocimiento, las artes y todo lo que es hermoso, por lo que son grandes pensadores y poetas. Algo en ellos les impulsa a ser melancólicos y siempre los envuelve cierto aire de tristeza. Su mayor miedo es al cambio y la mutabilidad de las cosas. Ven el mundo a su alrededor como algo que siempre está en continua evolución, y temen relacionarse con otras razas por miedo a que el paso del tiempo acabe con quienes les importan, mientras ellos permanecen inalterables.
Su sociedad está estructurada de un modo ordenado e igualitario. Son pocos los que ostentan poder sobre los demás, pero sus tradiciones les hacen seguir a aquellos que lo poseen con verdadera veneración. Por lo general, son los hombres quienes ejercen las funciones que requieren mayor fuerza física, como la lucha o el trabajo, pero no por ello las mujeres tienen menos importancia a la hora de tomar decisiones. La magia y lo sobrenatural tienen una enorme importancia en su civilización. Todos ellos son aleccionados con conocimientos mágicos a lo largo de sus cientos de años de vida, lo que se ha convertido en algo tan natural para su raza como respirar. Incluso aquellos cuyas profesiones no están relacionadas con el uso de las habilidades místicas, tienen siempre ligeras nociones de este tipo. En algunos casos excepcionalmente raros, nace un elfo sin el don de la magia, que recibe el título de elfo oscuro. Aunque formalmente se les trata como iguales, estos sujetos son considerados parias, de quienes se dice que han nacido con un alma incompleta.
Nephilim
Los Nephilim de origen élfico son los más numerosos, puesto que pertenecían a una de las dos razas dominantes de la antigüedad. Su esencia está directamente vinculada a la luz y a la magia mucho más que la de otros seres. Por esta razón, en muchas ocasiones, el Nephilim nace también con el Don y tiene grandes facilidades para desarrollar conjuros. Los Nephilim Sylvain suelen ser personas hermosas y con rasgos finos. Su pelo y ojos acostumbran a tener tonalidades claras: rubio o castaño en el caso del cabello, y las pupilas azules o verdes. Su característica facial más extravagante se encuentra en sus orejas, que, sólo a veces, resultan ligeramente puntiagudas. No suelen ser demasiado altos y no sufren nunca sobrepeso, por mucho que coman o beban. Tienden a vivir un poco más que el humano medio, superando
normalmente el siglo de edad, aunque conservan intactas sus capacidades físicas hasta alcanzar los ochenta años. En muchas ocasiones su esencia influye en su personalidad humana, haciéndoles individuos reflexivos y pacientes. Se interesan mucho por las cosas que consideran hermosas, las artes y los campos del conocimiento. No se enemistan con nadie con facilidad, pero en los casos en los que lo hacen, sus enemigos se enfrentan a personas que no sienten remordimientos. Inicialmente desarrollan un antagonismo natural hacia la oscuridad y lo que representa, aunque al contrario que los verdaderos elfos, su naturaleza humana les hace capaces de acostumbrarse a ella. Sienten un rechazo hacia cualquier Nephilim Duk´zarist con el que se encuentren, a pesar de que en algunos casos han llegado a colaborar.
Sueñan con su vida anterior mucho más que el resto de los Nephilim, lo que les hace sentir que están fuera de lugar. Por esta causa, muy a menudo emprenden viajes para intentar descubrir sus orígenes o cualquier cosa quepueda llenar el vacío que sienten en su interior.
D'ANJAYNI
Los D´Anjayni son una de las razas más enigmáticas de Gaïa. Han vivido siempre a la sombra de la historia, tratando de relacionarse lo menos posible con otras culturas de una manera abierta. Su piel es completamente blanca, aunque marcada por líneas azules que forman sus vasos capilares. La gran mayoría son calvos, y a los pocos a los que les crece el cabello lo tienen siempre de color negro. Tampoco poseen huellas dactilares ni uñas. A simple vista existen muy pocas diferencias entre hombres y mujeres, aunque ellas suelen ser ligeramente más estilizadas y tienen el pecho más desarrollado. Sus rostros son siempre muy parecidos, con mínimos rasgos característicos. Para ser capaces de reconocerse entre ellos, se marcan la cara o las manos con los símbolos de su estirpe, introduciendo sus propias particularidades y detalles individuales.
Viven entre los tres y los cuatro siglos, alcanzando la madurez a los cuarenta o cincuenta años. Una vez que son adultos, no envejecen en apariencia, aunque realmente su cuerpo va consumiéndose internamente por la edad hasta que mueren.
Para ellos, probablemente el momento más importante de su vida llega poco después de nacer. Durante el periodo de gestación, sus madres “sienten” espiritualmente cuál es el nombre del niño que llevan en el vientre, y se lo otorgan en una ceremonia que les marcará durante el resto de su existencia. Para los D´Anjayni, su verdadero nombre cobra una vital importancia, ya que aquel que lo conozca poseerá un gran poder sobre ellos. Por lo general emplean seudónimos para referirse a sí mismos, y sólo revelan el auténtico a aquellos en quienes confían completamente. Su comportamiento habitual es frío; acostumbran a no perder nunca la calma y no establecen demasiados lazos sentimentales con nadie. También son muy minuciosos, y les gusta observar con detenimiento los acontecimientos del mundo. Se sienten atraídos por otras culturas, estudiándolas en secreto sin que se percaten de ello sus miembros. Sus metas son siempre complejas, aunque para realizarlas utilizan métodos maquiavélicos y bien planificados, ya que tienen una paciencia excepcional y no les importa esperar lo que haga falta para conseguir lo que se proponen.
Sus ciudades siempre se han construido en secreto, apartadas del resto de culturas. Lo más tradicional es que sean subterráneas o excavadas en el interior de las montañas. Tienen una estructura social completamente jerárquica, cuyos estamentos son inamovibles desde l mismo momento en el que nacen. Son muy ceremoniosos, y tienen multitud de ritos para cada acontecimiento importante.
Nephilim
El número de Nephilim que ha heredado espíritus D´Anjayni es muy escaso, casi tan exiguo como el de los Duk´zarist. Sus habilidades son exclusivamente anímicas y la influencia del alma en sus cuerpos es apenas perceptible. Los niños y niñas que nacen con almas de D´Anjayni son quizás los menos afortunados de todos. Crecen marginados por los demás, ya que sus compañeros se olvidan de ellos a la hora de jugar y sólo sus amigos más íntimos los recuerdan. Su apariencia no es realmente diferente de la de cualquier ser humano normal, aunque nunca destacan por ser personas excepcionalmente hermosas ni grotescas. Quizás su única característica relevante es precisamente esa: la falta de peculiaridades que puedan llamar la atención. Alcanzan edades mayores a las de cualquier persona normal, superando por norma el siglo de edad, aunque su desarrollo durante la infancia es completamente natural. La repercusión de sus almas en su personalidad es bastante grande. Suelen comportarse de un modo tranquilo y sereno, evitando si es posible cualquier comportamiento violento. Son personas muy observadoras y meticulosas, más aficionadas a vigilar lo que pasa que a participar activamente en los acontecimientos. Normalmente se fijan objetivos a largo plazo y, desde ese momento, todo lo que hacen está encaminado a conseguir lo que se han propuesto. No les importa el tiempo que necesiten para lograrlo y pieza a pieza van preparándose el terreno. Les gusta estar muy bien informados antes de actuar, aunque a veces llegan a ser tan reflexivos que rayan la pasividad. Sin embargo, a la hora de entrar en acción no dudan en utilizar cualquier medio a su alcance, incluso la violencia. Son bastante individualistas y no les gusta ir en grupo, aunque lo hacen si las circunstancias les obligan. Generalmente se encariñan poco con las personas, debido a la poca atención que reciben de estas. Suelen abandonar a una edad temprana sus hogares para emprender el camino en solitario.
Tienen a menudo sueños de su vida anterior, pero suelen ser caóticos y carentes de sentido. Lo más normal es que tengan siempre la misma visión, un momento especialmente importante que se repite una y otra vez. Su nombre tiene para ellos una importancia fundamental, dado que en parte sus poderes están unidos a él. Por costumbre viajan usando seudónimos de cualquier tipo y sólo revelan sus verdaderos nombres a las personas que son importantes para ellos.
EBUDAN
El verdadero origen de los Ebudan era el de seres elevados que nacieron a partir de leyendas angelicales. Su cometido era velar por las alteraciones graves acontecidas en el mundo material a causa de las fluctuaciones en el espiritual, y ocuparse de solucionarlas. No obstante, su costumbre de intervenir en los sucesos sobrenaturales de mayor trascendencia se cruzó en los objetivos de los Shajads en varias ocasiones. Estos, bastante molestos, decidieron arrojarlos de los cielos y despojarlos de sus poderes espirituales. Desde entonces, los Ebudan viven de un modo disperso y desorganizado, tratando de recuperar parte de sus capacidades perdidas.
Su apariencia física es enormemente similar a la humana, pero están dotados de dos grandes alas que les permiten volar. Habitualmente las tienen en la espalda, pero estas pueden surgir en muchos casos de sitios distintos, ya sea en la cabeza, los brazos o las caderas. Desde que nacen, todo su cuerpo está repleto de extraños tatuajes: el Marduk, un enigma que les permite prever
acontecimientos importantes del futuro. Mediante su estudio, cada Ebudan descubre que habrá de procurar la consecución de cierto suceso, ya sea algo minúsculo, como que se pierda una cosecha, o tan monumental como provocar una guerra. A ese “destino” lo llaman el Sue´ Aman, y se convierte en su obsesión hasta que consiguen realizarlo. Si lo logran, recuperan su poder y pueden elegir entre permanecer en Gaïa o convertirse en seres espirituales y regresar al mundo anímico. Si eligen lo primero, el Marduk desaparece y sus cuerpos irradian un ligero resplandor, aunque son muy pocos los que toman esa decisión. Su número es muy escaso, ya que son seres espirituales poco atados a sus cuerpos que mantienen pocas relaciones entre ellos. Sin embargo, sus vidas terrenales son muy largas y pueden llegar hasta los trescientos años. Alcanzan la madurez entre los veinticinco y los treinta. Si consiguen su objetivo, dejan de envejecer y sólo mueren por causas violentas.
Usando sus habilidades mágicas, crearon algunas ciudades en los cielos, aunque nunca desarrollaron propiamente grandes civilizaciones o culturas. Aún hoy, su principal cometido es alcanzar el Sue´ Aman, aunque muchos han decidido olvidarse de él y comenzar una nueva vida. Socialmente, siguen a aquellos miembros de su raza que demuestren tener mayores conocimientos y capacidad de raciocinio. Por lo general, aquellos que han cumplido su objetivo pero permanecen en el mundo se convierten en los mentores
Nephilim
Los Nephilim Ebudan son los menos numerosos de todos. Poseen algunas habilidades sobrenaturales muy limitadas, aunque latentes en su interior esconden poderes mucho mayores. Físicamente tienen una constitución humana normal, pero tienden a ser ligeramente corpulentos. Sus ojos son profundos y suelen tener el pelo muy claro, incluso a veces completamente blanco. Desde el momento en el que vienen al mundo, poseen algún símbolo extraño en su cuerpo como reflejo del Marduk que tenían en su vida anterior, aunque es generalmente confundido con una simple marca de nacimiento. A lo largo de la adolescencia aparecen algunos tatuajes más, aunque son muy escasos y normalmente en partes no visibles a simple vista.
La personalidad de los Nephilim Ebudan está fuertemente condicionada por sus almas. En ellos aún persiste el objetivo que se marcaron en su vida anterior. Ningún Ebudan que lograra cumplir su Sue´ Aman se convirtió en Nephilim, por lo que todos tienen aún que realizarlo. Sus sueños están siempre relacionados con su Sue´ Aman, en los que ven con claridad cuál es el propósito que se fijaron. Tienen infancias tranquilas, pero al llegar a la adolescencia padecen su primer sueño, que a partir de ese momento se convierte en una obsesión.
Normalmente, casi todos los Nephilim tratan de cumplirlo, aunque algunos dan esa visión por imposible y prefieren vivir con los pies en la tierra. Son personas muy serenas y espirituales, pero no les gusta entablar lazos afectivos con nadie. Los poderes de los Ebudan son distintos dependiendo de si han logrado cumplir o no su Sue´ Aman. Mientras no lo consiga, el Nephilim posee únicamente algunas habilidades anímicas. Por el contrario, en el momento en el que logran dicho objetivo su poder se manifiesta completamente, obteniendo grandes ventajas adicionales.
DAIMAH
Los Daimah son una raza atada por esencia a la naturaleza y a la vida. Mantienen algunas similitudes aparentes con los Sylvain, pero existen enormes diferencias entre ambos.
Físicamente, su tamaño y complexión es inferior a la media humana, y su figura es también mucho más estilizada. Tienen las pupilas rasgadas como las de un felino y con colores muy variados, como rojos, verdes o incluso turquesas. El pelo les crece muy deprisa y, aunque por lo general es de tonalidades comunes, hay un buen porcentaje de ellos que lo tienen de color verde. También poseen una cola felina, al igual que orejas puntiagudas acabadas en un poco de vello. Tienen las uñas y los caninos ligeramente más desarrollados, aunque no lo suficiente para usarlas como armas de modo efectivo. Viven el doble que un hombre normal, y su crecimiento mantiene exactamente esa proporción.
Por lo general son individuos muy animados y alegres. No tienen muchas preocupaciones y miran todas las cosas de un modo optimista y confiado, siempre con una sonrisa en el rostro. Son muy activos y nunca pueden permanecer ociosos demasiado tiempo, salvo cuando duermen (cosa que, por cierto, les encanta hacer). Adoran la diversión y tienen un gran sentido del humor. Son curiosos por naturaleza y disfrutan entrometiéndose y fisgoneando en todo aquello que les llame la atención. Aun así, son muy volubles y pierden el interés con facilidad si lo que hacen es excesivamente complejo o no cumple con las expectativas que esperaban. Les encanta ser siempre el centro de atención de todo, así que tratan de sobresalir siempre que pueden. Uno de sus pasatiempos favoritos es viajar y explorar el mundo para descubrir cosas nuevas, aunque sienten un gran apego por la naturaleza que muchas veces les impide salir de sus amados bosques. Aprecian la vida y se encariñan con facilidad de las personas. No les atrae la violencia, y recurren a ella sólo en última instancia.
Los Daimah conviven en perfecta unión con la naturaleza. Construyen sus ciudades en bosques o selvas, aprovechado los árboles y plantas todo lo que pueden sin causarles daños. Protegen al verdor de las agresiones de aquellos que lo destruyen sin motivo, y es habitual que patrullen sus territorios con tal fin. Su sociedad es sutilmente matriarcal, ya que por lo general son las mujeres quieres ostentan los cargos más importantes, como sacerdotisas o princesas. Sus líderes se denominan los cuatro sacerdotes de las estaciones. Todos ellos poseen grandes habilidades mágicas, que desarrollan de un modo salvaje observando la naturaleza. En lo referente a sus tradiciones y cultura, poseen grandes similitudes con nuestras civilizaciones orientales, en especial con la Lannetense.
Nephilim
Los Daimah son la última de las razas que han dado nacimiento a los Nephilim y, con la posible excepción de los elfos, su número es el más abundante de todos.
Su esencia está ligada a la naturaleza y no son pocos quienes los consideran espíritus del bosque. Físicamente poseen algunas pequeñas diferencias con respecto a una persona normal, aunque ninguna de ellas es realmente inhumana. En primer lugar, sus ojos tienen la pupila ligeramente rasgada como un animal. Normalmente esta alteración es muy pequeña, pero otras veces llegan a estarlo tanto que pueden confundirse con los de un gato o un zorro. Tienen el pelo muy revuelto y les crece muy deprisa, en especial a las mujeres. Los hombres tienen mucho vello por las patillas, aunque si se lo afeitan una vez nunca les vuelve a salir. Como los elfos, tienen las orejas ligeramente puntiagudas, con la característica de que les sale un poco de pelo al final. Su constitución no es demasiado robusta y resulta habitual que sean de escasa estatura. Su periodo de vida es igual que el de cualquier humano normal.
Habitualmente, todos los Nephilim Daimah se comportan de una manera bastante jovial y divertida. Afrontan la vida con una sonrisa sin demasiadas preocupaciones y se enfadan muy raramente. No soportan la inactividad y siempre están buscado algo ameno que hacer para no aburrirse. Son extremadamente curiosos y les encanta entrometerse y fisgonear en cualquier cosa que consideren interesante. Por desgracia, también son muy descuidados, por lo que acaban metiéndose en problemas ajenos de los que no les resulta fácil salir. Les cuesta mantener la atención y no tardan en perder el interés por lo que están haciendo cuando la situación ya no les divierte. Detestan los planes retorcidos y prefieren afrontar los acontecimientos sin ninguna preparación, confiando en que la suerte los sacará de cualquier apuro. Son exploradores por naturaleza y, aunque sus lugares favoritos son los bosques, están siempre deseando encontrar nuevas comarcas y experimentar diversas emociones. Les gusta la compañía y cuando se encariñan con alguien se pegan a esa persona todo el tiempo, tratando de convertirse en su centro de atención.
Una cosa curiosa y divertida es su extraña afición por utilizar adornos que les den apariencia animal, en especial las mujeres, que se ponen diademas adornadas con orejas de gato, o dejan colgar en sus ropas tiras de tela para simular colas. Probablemente se debe a que, en su interior, sienten cierto apego a tales detalles.
Los sueños sobre su vida pasada son muy escasos, aunque su naturaleza curiosa hace que se interesen durante algún tiempo en ellos hasta que encuentran algo mejor a lo que dedicar sus atenciones.
Sus poderes se manifiestan principalmente a nivel espiritual, especialmente en bosques y lugares donde la naturaleza esté muy presente.
JÁYAN
Los Jayán son una de las razas secundarias de Gaïa, cuya dispersión y disgregación les impidió alcanzar todo su potencial. Son criaturas humanoides de gran tamaño, que rondan entre los dos y los tres metros y medio de altura habitualmente. Su físico está excepcionalmente bien desarrollado, con una musculatura y potencia simplemente arrolladoras. Su piel es normalmente oscura, con tonos pardos u ocres. Están dotados de dos grandes cuernos en la cabeza y un tercer ojo en la frente, que siempre es de color rojo. Tienen el pelo oscuro (curiosamente, al contrario que los Nephilim) y normalmente muy revuelto. Sus rasgos son rígidos y toscos, aunque las mujeres tienen unas facciones mucho más humanas. Los dedos les acaban en afiladas uñas y tienen los caninos ligeramente más desarrollados en ambas mandíbulas. Su ciclo vital es parecido al humano, aunque por lo general pueden llegar a superar el siglo de edad sin demasiados problemas.
Tienen un carácter propenso a la violencia y estallan en ira con facilidad. Actúan generalmente de un modo abierto, ya que rechazan los subterfugios y las mentiras para alcanzar sus fines. Tradicionalmente, los Jayán se organizan como tribus nómadas que no permanecen demasiado tiempo en el mismo sitio. Les gusta viajar, aunque eso no significa que no sean capaces de permanecer durante largos periodos en un lugar si este tiene las condiciones adecuadas para vivir. Basan una gran parte de su cultura en la guerra y en el combate, considerándose ellos mismos como una raza de guerreros. Tanto las mujeres como los hombres aprenden a luchar desde que son niños, pero estas, de menor tamaño, tienen que aprender estilos más sofisticados para igualar a sus compañeros.
Están muy atados a costumbres y ritos chamánicos, que rigen una importante parte de sus vidas. Junto a sus líderes, que siempre son grandes guerreros, es muy frecuente ver chamanes o brujos dando sus consejos. Esto es normal, dado que la habilidad que les confiere su tercer ojo es la de ver seres espirituales, que se han convertido en una parte importante de sus vidas y costumbres. Por norma general se llenan el cuerpo de pinturas y amuletos antes de entrar en combate, esperando que los espíritus les sean favorables. Los Jayán admiran mucho sus cuernos, que decoran con esmero y en los cuales graban sus proezas. No hay peor ofensa para un miembro de su raza que quebrar uno de sus cuernos y no tomar venganza.
Nephilim
En la antigua lengua, Jayán significa “gigante”. Era una raza de seres de gran tamaño con apariencia humanoide, que no tenían lazos hacia ningún elemento en concreto. Se dice que poseían cuernos y un tercer ojo en la frente con el que eran capaces de ver espíritus. El número de Nephilim que ha nacido a partir de ellos es bastante considerable, aunque no tan grande como el de los Sylvain o el de los Daimah. Según parece, son ligeramente más numerosos en el Nuevo Continente, pero no hay ningún motivo concreto para ello. Sus almas
son simples pero poderosas, e influyen en sus cuerpos principalmente a nivel físico. Aunque tienen origen místico, los efectos sobrenaturales y los conjuros les afectan con facilidad.
La principal característica que han heredado de sus antiguas vidas es su enorme tamaño, que usualmente llega a superar el metro ochenta en el caso de las mujeres y los dos metros en el de los hombres. Suelen tener siempre una complexión fuerte y una musculatura muy desarrollada. Sus pieles tienden a ser morenas, incluso en aquellos Nephilim que crecen en lugares donde no toman normalmente el sol. Los rostros de los Jayán tienen rasgos duros y bien definidos, con pelo espeso y de color habitualmente castaño. Su esperanza de vida es la misma que la humana, aunque su cuerpo madura muy rápidamente y, con apenas 15 años, pueden haber alcanzado ya todo su tamaño. A pesar de que no es nada común y los casos han sido excepcionales, algunos de ellos han desarrollado pequeñas deformaciones en sus cráneos que han formado cuernos en sus frentes. Estas prolongaciones surgen a partir de los 10 años de edad, y el crecimiento es un proceso largo y doloroso.
El eco de sus almas en su personalidad les vuelve unas personas firmes y decididas, pero con una enorme propensión a perder los nervios y actuar de un modo violento. Les gusta especialmente hacer las cosas manualmente y sacar provecho de su fortaleza. Cuando empiezan algo es muy difícil hacerles desistir de sus objetivos, y llegan hasta el final afrontando todas las consecuencias. Sienten un gran aprecio por sus compañeros y no temen decir abiertamente lo que piensan en cada situación. Actúan generalmente en grupo y nunca rechazan la ayuda que se les brinda si realmente la necesitan. No soportan la inactividad y, si no tienen nada que hacer, buscan algo en lo que puedan invertir su tiempo. Aunque carecen del tercer ojo que caracterizaba a los Jayán, a veces pueden ver el mundo de los espíritus y sentir cosas del más allá, lo que a menudo les inquieta.
Resulta muy poco frecuente que los Jayán sueñen con fragmentos de su vida pasada.
(GRACIAS A HOKHAN POR COMPARTIR ESTAS DESCRIPCIONES Y MATERIAL)
DEVA
Antiguamente una de las grandes razas, siempre fueron escasos en numero. Muy parecidos a un ser humano, pero con notables diferencias. No solo su cuerpo es más estilizados sino que poseen un tercer ojo que cruza su frente verticalmente y su pelo tiene tonalidades azuladas, verdosas lilas, negras y cualquier color de tono frío. Son considerablemente longevos (unos dos siglos) pero su aspecto nunca aparenta más de unos 40 años humanos. Así mismo maduran tremendamente rápido, con solo 10 o 12 años razonan como un adulto. Su personalidad es muy inusual ya que no exteriorizan jamás sus emociones. Consideran que dejarse llevar por ellas es una futilidad que solo puede conducir al desastre (como bien saben), a causa de ello son fríos y racionales, haciendo que la lógica rija la mayor parte de sus vidas.
Su dominio de los místico es excepcional gracias al tercer ojo que posen en la frente, que les permite canalizar grancantida de esencia mágica. No es de extrañar que acabaran convirtiendo-se en los mejores invocadores de toda Gaia. Tras la guerra con los Duk'Zarist su numero descendió drasticamente; y con la activación de la maquina de Rah apenas se ha visto alguno con vida los setecientos años siguientes..
Nephilim
Existen Nephilims Deva, todos ellos nacidos con él Don. Sin embargo su numero es tan escaso como el de sus contrapartidas y los recuerdos que les acechan suelen ser bastante nítidos.
VETALA
Los Vetala son básicamente vampiros, pero en ningun modo son no-muertos. Simplemente son seres vivos que tienen esass características y que incluso pueden tener hijos de forma normal, bueno, casí: Si un Vetala y un no-vetala tienen un hijo solo puede nacer un Vetala puro o un bebe muerto, no hay mezclas posibles.
Necesitan alimentarse de sangre (y nada más) y no pueden morir de viejos, sin embargo su cuerpo si envejece, de modo que conforme se van haciendo más mayores son cada vez más incapaces de alimentarse y mantenerse activos, asta el punto de no ser capaces ni de moverse. Su inmortalidad es su prisión, por así decirlo. A los 500 años se consideran ancianos, y unos doscientos o trescientos años despues entran en coma por culpa de la degeneración de su cuerpo y su mente. Tomar sangre elimina estos efectos, pero conforme más mayores se hacen más sangre necesitan, llegado el punto en que se requieren cantidades ingentes para despertarlos solo unos días.
La luz es mortal para ellos, llegando a arder solo entrar en contacto con la luz del sol o una luz con una intensidad muy alta.
Nephilim
Los Nephilim Vetala comparten con los sus contrapartidas la necesidad de beber sangre, aúnque esto no les sacia de la manera que podría hacer en un caso normal. Necesitan seguir alimentandose como un humano normal, y si beben demasiado pueden perderse en la sed.
Ademas, su piel resulta alérgica al sol, y aunque no arden si se ponen directamente bajo la luz del sol, si que sufren quemaduras considerables.Aunque pueden permanecer bajo la luz indirecta sin problemas, suelen ir de día totalmente tapados.
TUAN DALYR
Palabra Ailish que significa los que se quedaron atrás, los Tuan Dalyr son descendientes de aquellos hombres y mujeres que en el pasado sometieron a los espíritus de las bestias, uniéndose carnalmente con estos y dejando de ser meros humanos.
Los Tuan Dalyr tienen habilidades y capacidades animales, y a menudo pueden alterar sus cuerpos para adquirir formas bestiales, además hay un estrecho lazo entre sus poderes y las fases lunares.
Gracias a su ascendencia espiritual los Tuan Dalyr pueden adquirir una forma híbrida entre sus cuerpos humanos y su espíritu bestial por su mera voluntad. La Forma Salvaje les otorga el aspecto y características de su espíritu ascentral concediéndole sus poderes temporalmente.
Los Tuan Dalyr son una raza que, a diferencia de las razas creadas por los primogenios, ha derivado directamente de la Humana. Es por ello que no generan Nephilims, ya que su alma es demasido humana para ello.
Son naturales de los bosques de Alberia, y resulta extremadamente raro que un miembro de esta raza se aleje de ellos por propia voluntad, pues prefieren el sentimiento de unión con los espiritus de la naturaleza que estos procesan.