Partida Rol por web

Sí, vamos, será mejor que nos ciñamos a lo que pone en el diario, es nuestra mejor vía de acción.

Y diciendo esto, cogió de la mano a Nahia, y emprendió su camino hacia la entrada por la que habían aparecido Xerine y Aaron. Al parecer, según estos, el panel dichoso estaba en la habitación que se abría a la derecha del jardín. 

Había que verlo.

Quint guardó de nuevo su daga viendo que no tenían pensado toquetear la columna de los caracteres móbiles y se marchó tras Faliar enojado.

-¡Muy bien! Haced lo que queráis. Pero luego no esperéis que mueva un dedo si liberáis algo que os quiere sacar un ojo o volveros las tripas del revés después de llevaros a la cama. ¡Estoy harto de advertir a la gente!

Éramos pocos y parió la abuela... ¡¿Cómo he acabado rodeado de esta panda de idiotas?!

Esa nueva puerta daba al claustro de la catedral, una habitación de considerable tamaño, unos 50 metros de ancho por 70 de largo. La vegetación, sin los cuidados de nadie, había crecido silvestre a lo largo del tiempo en el que la iglesia había estado deshabitada y había formado un pequeño bosque de matorrales y marañas.

En mitad del verdor hay una inmensa fuente, de la que aún brota algo de agua. Rodeando el recinto había un pasillo, menos afectado por la foresta, por el que se puede caminar sin demasiada dificultad. Al contrario que el resto de la catedral, la zona está relativamente bien iluminada gracias a la luz que llega del exterior.

Y gracias a esa luz se podía ver un espectáculo dantesco:

Toda la sala está cubierta de un tono rojizo. Un líquido rojo gotea de cada uno de los matorrales del jardín y trozos de sángre, huesos y vísceras arrancadas abarrotan el lugar, como si alguien hubiera explotado desde dentro un cuerpo vivo en el centro de la sala. También había un lobo despellejado entre la maleza, cubierto del carmesí fluído, y es fácil deducir que la piel de lobo que lleva Aaron perteneció a ese animal.

Dos puertas más aparecen en esta sala, una al norte, a la izquierda de los dos caminantes, y otra a la derecha, al en la pared más lejana.

-¡Joder qué asco!

Gritó Catherine en cuanto vio lo que había a través de la puerta.

¿Pero qué cojones habéis hecho aquí?

Tuvo que contener una gran arcada debida a la horrible visión del lugar, no esperaba encontrarse con un espectáculo así al doblar una esquina, y menos tratándose del lugar desde donde acababan de salir sonrientes Xerine y Aaron.

- Bueno, habían dicho que se enfrentaron a dos lobos, ¿no? Supongo que Aaron habrá invocado a uno de sus "amigos". O eso, o Xerine me está empezando a dar miedo de verdad.

Faliar gira a la derecha sin prestar demasiada atención a la escena

- Por aquí; Aarón dijo que el cuadro ese estaba a mano derecha

El lugar al que accedieron tenía un encanto especial, pues era una sala totalmente vacía, en la que la única, pero sorprendente peculiaridad, es que las paredes estaban rematadas por un perfectamente pulido mármol negro. Tanto era así que actuaba como un espejo, logrando reflejar la luz que incidía sobre él.

Las cuatro paredes, y el suelo de la habitación eran como un gigantesco espejo, como si se tratara de la superficie lisa de un lago, y hacía inquietante, a la par que desconcertante caminar en esa sala.

Pero lo más curioso es que la sala estaba totalmente vacía, no había nada allí, absolutamente nada...

Bueno... encotraron algo, después de un análisis más detallado de la pared situada a su izquierda. Absoultamente toda la habitación era totalmente lisa, excepto un pequeño cuadrado en esa pared, en el que había escrito un panel plagado de letras:

Y Faliar, siguiendo las órdenes de Aaron, tocó el panel. Mientras sus dedos rozaban el frío mármol el cuadro tintineó, y un suave zumbido llegó a los oídos de los dos extraños, mientras la llema del dedo se mantuvo en la pared, el cuadro cambió, y otra imagen, cubierta con un resplandor dorado apareció en la pared.

Faliar observa el cuadrado

- Bien, Aaron tenía razón. Nuestros nombres aparecen en el crucigrama. En la primera fila pone "Aaron", que se corresponde con los números "00011". Debajo, "Nahia", con los números "12333". Dos filas más abajo, mi nombre, "Faliar", y los números "333554". Dos filas más abajo está tu nombre, "Quint", leído de derecha a izquierda, y los números "3332". Y por último, en la última fila, también está "Xerine" de derecha a izquierda, con los números "000000"

Luego mira los márgenes

- "Más allá del bien y del mal". Aquí la clave es diferente; las letras se corresponden con la posición que ocupan en el abecedario. Un código alfanumérico bastante simple.

Quint prestó atención a la detallada explicación de Faliar de la disposición de números y letras. Luego, cuando acabó, se paró a pensar.

-Pero... Al tocarlo, las letras del interior cambian por números del 0 al 5. No tenemos ningún 0 en el abecedario, y el código que tú dices tiene más de 6 caracteres...

Por un momento intentó buscar sentido a los códigos que aparecían tras sus nombres, pero enseguida su mente cambió a otra pregunta: ¡¿Qué demonios hacían sus nombres ahí grabados?!

-Chicos, creo que la parte exterior oculta algo más que ese código alfanumérico que dice Faliar. Según el diario de Scott, los números exteriores tenían algo que ver con el número de letras "correctas", o algo así. Tal vez deberíamos volver a leerlo...

Xerine y Aaron terminaron su estructura. Resultaba relativamente sencillo subir a toda velocidad por la escalera de escombros hasta llegar a la cristalera así que la música decidió que estaba bien y se dispuso a romper el cristal que la separaba del exterior.

Pero...

Golpeó con todas sus fuerzas el cristal y no cedió, es más parecía que algo extraño protegía la catedral de cualquier impacto.  Ahora era más lógico ver que todos los alrededores estaban destruidos por el paso del tiempo mientras que la imponente edificación principal se mantenía casi intacta...

Bueno... no parecía extraño, dentro de lo sobrenatural del momento, claro.

Mmmm...

Xerine observó la cristalera durante unos segundos, sumida en sus pensamientos, sin decir nada. Ni sus puños ni sus dagas habían hecho mella en el cristal. Antes de que Aaron pudiera decir o hacer nada, la música se inclinó y recogió un pedrusco del suelo. Sin media palabra, lo lanzó contra la cristalera

El pedrusco se partió en dos

Xerine tuvo que apartarse y mantener el equilibrio para no caer de la improvisada estructura que habían montado. No le costó demasiado aterrizar en el suelo sin hacerse daño. Rápidamente se recuperó del susto, y miró hacia arriba. La cristalera seguía intacta

Joder Fue lo único que dijo

- Además, solo hay tres placas metálicas en la columna de la sala central, por lo que solo tres nombres son correctos. Sobre los números exteriores... en muchos casos hay menos casillas en la fila o columna que el número indicado en el exterior, y en otros casos no encuentro un nombre coherente... salvo este -señala la tercera fila- "Abaddon". Me suena de algo

Xerine miró a su alrededor. El único orificio por el que podría haber una salida era el rosetón, pues se había construido de tal manera que un pequeño círculo central quedara abierto, dejando pasar la luz del sol y de la luna en un haz recto hasta el interior de la catedral. 

Por el orificio podría pasar una persona sin problemas, exceptuando el evidente problema que es estar a unos 50 metros de altura, obviamente.

Aaron observó con sorpresa cómo Xerine trataba de romper la cristalera sin conseguirlo. Apartándose para evitar que la piedra le cayera se rascó la barbilla pensativo.

-A ver, déjame a mi-Le dijo mientras subía hasta su posición.

Semi agachado para conservar mejor el equilibrio murmuró un par de palabras en un idioma que pocos conocían y se dispuso a llamar al hierofante. Con suerte su magia podría destruir la cristalera, y ahora que el zeón no era un problema podía permitirse aquel lujo.

Cuando el anciano apareció entre ellos, Aaron se limitó a sonreír sin entusiasmo y señalar a la cristalera.

-¿Puedes romperla, por favor? Pero intenta que tu magia pase desapercibida, tenemos algunos problemillas aquí.

El chico descendió unos cuantos "peldaños" para dejar al hombre hacer y se cruzó de brazos, esperando.

Xerine se apartó, atenta a lo que ocurría, pero vigilando que nadie apareciera por la puerta. Lo que menos necesitaban era que el cazabrujas entrara y se pusiera a soltar su discursito sobre matar a cualquiera que hiciera magia para redimir sus almas

Ten cuidado

Su voz no sonaba preocupada, más bien, cautelosa. A pesar de todo, había un deje de esperanza en sus palabras

El hierofante hizo su aparición, y con su cayado volvió a convocar al ave explosiva, mientras dedicaba una mirada extraña a Aaron.

-Mira que llamarme para romper una ventana...

El anciano desencadenó su poder, y el águila carmesí se estrelló contra la cristalera en una nube de gas rojo, que, al disiparse dejó entrever como algo parecido a un halo azulado en torno al lugar de la explosión, que... poco a poco se iba cerrando.

El espacio era lo suficientemente grande como para que cupiera una persona sin dificultad, pero el problema es que a cada segundo que pasaba se hacía cada vez más pequeño. Y además, la cristalera seguía intacta.

¡No dejes que se cierre!

Xerine cogió un pedrusco, y lo lanzó contra el extraño brillo azulado

La piedra lanzada por Xerine voló por la catedral pasando a escasos centímetros del cuerpo del convocador en su camino hacia la cristalera. Cuando impactó contra el cristal, en la zona que aún no había dejado de cubrirse el cristal se rompió en mil pedazos, revelando una salida improvisada. 

Era posible cortarse con los pedazos que quedaban, pero al menos ahora ya no era una ratonera.

Xerine esbozó una mueca a medio camino entre la satisfacción y el desagrado. Acercándose a la ventana, se inclinó para ver mejor el agujero que ahora se perfilaba entre los cristales rotos

No está mal... Aunque...

Se dio la vuelta para encararse a Aaron

Creo que va siendo hora de que me expliques mejor como funcionan tus capacidades. No es que tenga especial ilusión por meterme en ese... Mundo. Pero creo que lo más sensato es saber de qué eres capaz

Para empezar, tengo una pregunta a la que llevo un rato dando vueltas: ¿Hay algún límite para tus poderes? Es decir... ¿Puedes hacer cualquier cosa, o hay alguna serie de hechizos predefinidos a los que te tienes que ceñir? ¿Puedes realizar toda la magia que desees, o hay algún límite de conjuros por día? ¿Tienes que "pagar" algo cuando usas tus poderes, o para ti es tan simple como respirar?

Decidió guardarse sus otras preguntas, por ahora, para dar un breve respiro al chico, y dejar que respondiera a estas. Mientras hablaba, se había agachado y recogido otra piedra. Cuando terminó de hablar, lanzó dicha piedra hacia el hueco que había quedado en medio de la cristalera, dispuesta a comprobar si realmente se podía salir por allí, o todavía quedaba algo que les retuviera dentro

Aaron abrió a la boca para hablar pero justo entonces Xerine comenzó a hacer lo propio. El chico decidió guardar silencio y esperar hasta que la música hubiera decidido que tenía todas las respuestas que necesitaba. Era lo justo, pues al fin y al cabo todo indicaba a que iban a pasar mucho tiempo juntos y cuanta más confianza hubiera, mejor. Cosa que se podía extrapolar al resto del grupo, por complicado que fuera.

-Bien, bueno, te responderé, pero vamos abajo, que hablar aquí es un poco peligroso.

Descolgandose con cuidado, bajó hasta el suelo y le indicó a la música que  le siguiera hasta la sala contigua, aquella que parecía un remanso de paz. Sentándose en el suelo para estar mas cómodo y no forzar sus heridas, comenzó a hablar.

-Vamos a ver...Si, hay un límite a mis habilidades. Digamos que yo no puedo hacer las cosas que hace Faliar por mi mismo. Yo manipulo a los arcanos, personificaciones de las pasiones y emociones humanas. Ellos me ceden sus poderes a través de un pacto, y para sellar ése pacto deben darse una serie de condiciones que varían de un arcano a otro.

Como puedes imaginarte no controlo a todos los arcanos, pactar con ellos me llevaría años, pero de momento me voy defendiendo, así que si, mi poder es limitado y no puedo realizar los conjuros que quiera cuando quiera. El hombre que acabas de ver es el hierofante y tiene una lista de hechizos predefinidos que puede lanzar por mi, que es el que nos interesa.

Aaron hizo una pausa durante la que se dedicó a rascar el suelo, pensativo.

-Con respecto al coste, si que hay uno, es lo que se llama "Zeón". Cada arcano tiene un valor zeónico predefinido, puede decirse que es la moneda con la que puedes pagarle, y cada uno te exige más o menos dinero. Si se te acaba no puedes llamar a nadie más, pero por suerte se "recarga" de un día para otro.

El chico se sentía un poco incómodo utilizando conceptos tan básicos, pero entendía que para alguien nuevo todo aquello podía resultarle complicado. No podía recordar cuando había sido la última vez que alguien había accedido a escucharle e intentar entenderle. Era halagador, sin duda, pero extraño.

-¿Alguna pregunta más?-Dijo mientras miraba de reojo el atrapasueños que se alzaba en aquella habitación. Pronto lo necesitaría.