La extraña sensación de tranquilidad que te invadía va desapareciendo lentamente, para encontrarte ya en un estado normal. Al parecer, aunque parece que continuais dentro de la catedral... no es del todo cierto.
Aaron se pegó aún más a la pared y levantó la vista al techo, murmurando algo que nadie fue capaz de entender.
-Faliar, haz lo que quieras pero lleva cuidado. Yo también lo siento.
-Después, anduvo de lado hasta colocarse cerca del guerrero y le miró con seriedad.
-No hagas ninguna tontería, sea lo que sea lo que te mueva a hacerla-Miró a Catherine con una expresión indescifrable, aunque no precisamente amistosa.
-¿A qué te refieres?
La chica miró a Aaron muy sorprendida, y con los ojos como platos. Pero ya Faliar y Quint ya habían comenzado a abrir la puerta.
Aaron se limitó a sonreír. No tenía nada en contra de la chica, pero no había visto con buenos ojos que le incitase a pasar primero sin saber lo que había dentro y lo que era peor, sin saber si era bueno o malo. Alguien tenía que abrir la marcha, evidentemente, pero que se lo hubiera propuesto tan a la ligera...
Los nervios del momento te pueden, chico.
Volvió a prestar atención a la puerta, conteniendo el aliento.
Un momento... ¿Qué está pasando aquí? ¡Oh, mierda!
En el último momento, la sonrisa que había decorado la cara de Quint desde que entraron en la catedral cambió a su mueca de seriedad habitual. De pronto se arrepentió de no tener un arma en la mano, pero ya era demasiado tarde. Ya habían abierto la puerta, y solo le quedaba rezar.
...Y solo aquel que sea capaz de superar a la muerte y doblegarla a su voluntad, destruyendo los lazos entre el cuerpo mortal y el alma inmortal, alcanzará...
La puerta crugió y gimió al entornarse dejando paso a la habitación contigua. Faliar y Quint tenían la delantera, demostrando más valor que el resto, más iniciativa o al menos más inconsciencia.
Al otro lado de la puerta una habitación vieja hacía aparición. Forrada en madera los listones crujían al poner un pie en ellos, y los de las paredes y techo parecían dispuestos a romperse en cualquier momento. Estaba llena de velas encendidas por todas partes, y al menos en apariencia, no iban a consumirse nunca, que iluminaban la estancia de na manera un tanto tétrica. Pero, la luz de las velas no era necesaria, pues al fondo de la habitación había una amplia ventana que dejaba entrar la luz de la luna y las estrellas, iluminando la habitación en un tono plateado precioso. Pero seguía siendo muy tétrica, sobre todo por...
Una niña semidesnuda estaba sentada al lado de la ventana, mirando al infinito. La chica aparentaba unos dieciséis años, y tenía el pelo complétamente negro. Sin embargo, su piel era muy pálida. Tanto era así, que parecía que reflectaba la propia luz de la luna que incidía en ella, iluminando aún más la zona cercana a ella. Su cuerpo era precioso, y aún en apariencia joven podría quitar el aliento a más de uno.
Sintiendo la presencia de los extraños, la chica se dio la vuelta y pudieron ver su cara. Superaba a Xerine en belleza, por mucho. A su lado, la escultural música parecía una chica del montón.
Se tapó con la seda blanca que reposaba a sus pies para no mostrar sus vergüenzas y se dirigió a sus invitados.
Su voz era cálida e invitaba a seguir escuchándola. Todo en ella era súmamente perfecto y bello. Aunque, estaba cargada de la inocencia de una niña.
-¡Bienvenidos! ¿Por qué habéis tardado tanto?
¡Esto no puede ser real! ¡Ilusiones!
Instintívamente, y ya libre de la sensación de seguridad que le había hecho bajar la guardia en la catedral, Quint desenvaió una de sus dagas tras su espalda.
-Nos... ¿Esperabas? -Balbuceó el desorientado cazador de brujas.- ¿Quién eres? O... ¿Qué demonios eres?
Faliar había sentido la energía oscura que emanaba de la catedral desde el principio, y también sentía el poder en bruto que emanaba de aquella chica. Puede que su aspecto fuese bello e inocente, pero no cabía duda de que aquella muchacha no era remotamente humana, sino una entidad de gran poder. No se dejó seducir por las apariencias, y mantuvo la guardia, listo para usar sus armas si fuera necesario
- ¿Nos esperabas? Bueno, supongo que es lógico, teniendo en cuenta que nuestros nombres están escritos en el cuadro de abajo
Aaron no pudo más que abrir la boca y quedarse embobado mirando a la joven. Todos y cada uno de sus sentidos, así como su instinto, le gritaban que tenía que salir de allí cuanto antes, que no era seguro.
Y, sin embargo, los hizo callar a todos con la misma facilidad con la que respiraba. Aquel lugar era increíble, y la chica lo era aún más. Callado y adoptando un papel secundario, esperó a que se respondiera la pregunta de Quint para que Aaron pudiera formular la suya propia.
La niña se acercó a ellos con pequeños pasos, y les hizo una ostentosa reverencia, mientras soltaba una risita por lo bajo.
-Encantada de conoceros. Mi nombre es Seline Luna. ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?¿Quiénes sois?¿Quienes son ellas?¿Son vuestras novias?
La voz de la niña sonaba tan inocente como podría esperarse de una chiquilla.
Quint levantó la mano que no ocultaba la daga tras su espalda hacia la niña y, con voz más segura que antes exigió su respuesta:
-¿Eres acaso la razón por la que la Inquisición vino a la isla? ¡Contesta!
Me concentro en ella y activo la supresión de magia de forma que solo la sienta ella.
Faliar arquea una ceja
- ¿Nos estabas esperando y ahora dices que no sabes quienes somos? Mejor dejémonos de juegos... ¿Por que Calvacanti te tiene aquí encerrada?
Catherine enrojeció ante el último comentario de la niña.
No... solo amigos. Compañeros... conocidos...
3 veces!!! me habéis pisado 3 veces!!!
O.O
Una niña, aqui arriba..encerrada ¿quien a podido hacerle algo asi? ¿porque?
Es día estaba siendo demasiado caótico para la pequeña, tantas cosas ocurridas tantos sentimientos contradictorios que ahora empezaba a parecer todo un sueño.
Aquella joven que habían encontrado en el "desván" era tan bonita, Nahia no sabía identificar ya el remolino de emociones que recorrian su cuerpo, por un lado tenía curiosidad por saber quien era, pero tambien facinación por la belleza de aquella niña, quizás le ¿atraía?. Sin embargo, no podía negar un una cierta pena y desconfianza rondaban su mente, pena de que hubiesen encerrado alli a una niña como ella y una obvia desconfianza, que alimentaban el lugar y ese sentimiento percibido de energía pura antes de que entrasen alli.
Se quedó callada,y la joven desconocida hablo.
Selene era un bonito nombre...
Un segundo ¿¿¿¿¡¡¡¡¡¡novia!!!!!!!!?? Esa palabra hizo que su mirada se dirigiese fugazmente hacia uno de los alli presentes y que sus mejillas se sonrosaran, siempre con apariencia de seriedad.
Callad que a mi tambien..ahora solo veo goblins...
La niña abrio mucho los ojos ante la avalancha de preguntas, y las palabras de Faliar, era demasiado agresivo. No esperaba eso de sus salvadores.
-Esperando... sí, esperaba a aquellos que me sacarían de la cárcel. ¿Y vais a ser vosotros verdad? ¿La inquisición? Ellos no saben de mi existencia, son todos unos brutos.
La niña rió entre dientes, si no fuera por la extrañeza de la situación, nadie podría ver nada malo en ella.
otra vez... XD
Faliar trató de parecer menos agresivo, pero fuera como fuera no podía bajar la guardia. Todo podría ser una trampa; a fin de cuentas, el disfraz favorito del mal siempre es la virtud
- ¿Sacarte de aquí? Bueno, hagamos un trato. Tu nos dices que tienes que ver con Calvacanti, y nosotros te rescatamos
¿Te recuerdo que gastas 1 de ki por asalto y que no estáis en combate? ¿Que en un minuto gastarías 20 de ki? y en 5 minutos 100?
-Tranquilo, el peligro ya ha pasado, no tenéis que estar tan nerviosos. ¿No vais a responderme a mis preguntas? ¿Entrais en mi celda y no me vais ni siquiera a contestar a unas preguntas de cortesía? Yo os he dicho mi nombre... y aún no sé el vuestro.