Partida Rol por web

 El lobo que estaba junto a Lexa actuó instantáneamente, lanzándose contra esta, tratando de morderle el cuello, pero Lexa más rápida en la esquiva que el lobo en el ataque, dobló su cuerpo, y consiguió que el lobo pasara frente a ella, sin tocarla. Ahora tenía la ocasión perfecta para contratacarle, pues estaba en una posición ventajosa.

 Dante alza su wakizashi  y va a rematar al lobo herido, prefiere acabar uno a uno para que no se le acumule el trabajo.

-¡¡¡KA, PODÍAS AYUDAR ¿NO?!!!- A Dante le había parecido indignante que Ka se hubiera metido en el carro, que ni siquiera hubiera acabado con el lobo que estaba indefenso delante suyo.

 Dante se vio rodeado por un grupo de tres lobos pero a uno ya lo tenía casi aniquilado, pues estaba casi en el suelo, jadeando y desangrándose. Intentando quitarse enemigos de encima descargó su Wakizashi contra el lobo herido. Ya se ocuparía después de los otros dos.

No llegó a matarlo, pues el lobo, a pesar de sus heridas realizó un movimiento exitoso apartándose de la espada, pero no lo suficiente para que no recibiera daño. Extrañamente, aunque el golpe no fuera nada del otro mundo, el animal parecía haber agravado mucho más su estado. Sus gemidos de dolor, mezclados con algún que otro gruñido de amenaza seguían sonando.

 Unos puntos rojos se encienden de repente, a ambos lados del camino, en la espesura del bosque. Dos puntos, empiezan a brillar, crepitando desde lejos. Un segundo más tarde, esos puntos están volando hacia vuestros carruajes. Una flecha impacta en cada uno de los carros, excepto en el más lujoso que está en frente que impactan dos flechas, una por cada lado. Las armas, prendidas con aceite rocían parte de las paredes de los carros con este líquido, que prende casi instantáneamente.

Los gritos empiezan a salir de los carros, al fin y al cabo estaban todos llenos de gente.

Unos lobos no preparan una emboscada tan organizada, y obviamente, no tiran flechas. Algo raro pasa, pero aún tenéis un grupo de animales a los que enfrentaros.

Cargando sus extremidades mientras la chica miraba al propio animal a los ojos, Lexa saltó hacia un lado mientras mantenía cargado el brazo del cuchillo más cercano. Mientras pasaba cerca del lobo, lanzó su brazo intentando atravesar al animal. El cual no pudo apartarse de la estrategia de la chica, y recibió un corte en el costado. El corte era profundo y el animal empezó a sangrar, soltando un gran grito de dolor. Pero la finta había sido realizada, para caer con más fuerza con la otra daga.

Esta vez, el lobo pudo esquivar a duras penas el golpe... pero también le causó grandes daños. Sangraba por la boca y por el costado, y estaba casi desmayado. Cayendo sobre las patas delanteras, y mirando a Lexa con ojitos empezó a gemir, lastimero.

 Uno de los lobos próximos a Dante se lanzó contra él, tratando de inutilizarle y que dejara de atacar a su compañero. Pero el chico estuvo ágil, y esquivó el movimiento sin mayores consecuencias. Parecía que tres simples lobos no eran rival para él.

Ante la pregunta del cochero Ka respondió con la respiración algo más acelerada de lo normal, lógico en esa situación, y más después de haber corrido:

-¡Lobos! Estamos rodeados por una manada de lobos. Dante y lexa, bueno, las dos personas que me acompañaban, estan luchando contra ellos. Parece que lo llevan bien, al menos de momento.

El cochero se estaba poniendo más nervioso de lo que a la muchacha hubiese gustado. Acurrucado en una esquina del habitáculo comenzó a gritar. Ella intentaba mantener la calma y pensar una manera de ayudarles sin ser vista, sin que de pronto se encontrasen con un nuevo personaje que, por arte de magia, nunca mejor dicho, salía de una carta gracias a ella. Pero con tanto gritó no había forma. Quiso tranquilizarlo, pero justo en ese momento unas flechas prendidas alcanzaron al carruaje. Kaela giró su vista hacía cada nueva flecha que se clavaba y comenzaba a quemar la estancia. Se cansó, debían salir de ahí, ¡Ya! El plan en teoría era fácil: Haría que el cochero dirigiese su mirada por la ventana, en posicion perfecta para darle un pequeño golpe en la nuca con la parte roma de su daga,( siempre podría romper la ventana del otro lado y decir que fue una piedra la que le dejo inconsciente). Luego invocaría a "El Loco" dentro del carruaje, con él allí le resultaría más sencillo salír del carruaje con el inconciente a hombros. Una vez fuera se intentaría esconder entre la espesura, en algún punto ciego donde hacer aparecer a cuantos arcanos necesitase,( tampoco esperaba que fueran a ser muchos).  Mientras Lexa y Dante se desenvolvían bien con los lobos, ella se  ocuparía de los nuevos invitados.

Primer paso: hacer que el cochero mirase por la ventana.( También le valía que intentase salir la posición iba a ser básicamente la misma)

-¡Mire! parece que Lexa y Dante ya lo tienen todo controlado. O casi

Lo último había sido un susurro que casi ni ella misma alcanzó a escuchar.

Miró al hombre que acurrucado en una esquina sólo gritaba y respiraba frenéticamente, su estado enervaba cada vez más a Ka.

Realmente en esa situación donde empezaban a clavarse las flechas e incendiarse el carruaje esa frase no parecía tan importante. Si con eso no servía optaría por la segunda opción: "Tenemos que salir de aquí, si no lo hacemos ahora luego será demasiado tarde y quedaremos encerrados en medio del fuego ¡Corra!"

 -¿En serio? Entonces tenemos que tratar de sal...

No continuó. Su cuerpo cayó desplomado y tras su cabeza apareció el puño de la hermosa joven. Incluso las más bellas flores pueden pinchar, y ahora el hombre estaba inconsciente en una carreta que empezaba a prenderse.

 El lobo azul cargado de rabia se lanzó contra Dante. El chico tuvo un segundo de duda y el animal se le echó encima. Por suerte para Dante puedo evitarlo a tiempo pero no lo suficiente para que un arañazo rasgara su camisa. No hizo sangre siquiera, demasiado superficial. Pero pasó demasiado cerca. 

 Por contra, el segundo lobo que le atacó no lo hizo con tanta suerte. Con un movimiento infantil, lo suficientemente simple como para hacerlo sin siquiera despeinarse, evitó su embestida. Se le daba tremendamente bien el combate. O al menos, eso parecía por ahora.

Los gritos del lobo que estaba junto a la carreta seguían escuchándose desde todas direcciones. El pobre no podía ni moverse.

 Dante reacciono rápido y se dio la vuelta hacia donde había quedado el lobo más grande cuando se dio cuenta de que este todavía estaba de espaldas, así que aprovecho la oportunidad y le atacó.

Hay que acabar rápido con estos animales...¿Quién habrá lanzado las flechas?....

 Dante se dio la vuelta como una centella. Tratando de saldar las cuentas pendientes con el lobo azul. Aquel lobo había liderado la manada días antes y les había asediado sin descanso. Ahora estaba recibiendo su merecido. 

Un hábil tajo, usando sus habilidades especiales hizo que las patas traseras del lobo cayeran inertes. Estaban rotas, y el rojo del fluido vital del animal bañaba el arma del hombre. Su expresión era totalmente seria.

Uno menos.

Ya está. Pobre, no quería tener que dejarle inconsciente, pero era la única manera. Y así al menos dejó por fin de gritar, no se cuanto más le hubiese soportado.

Tras haber dado ya el primer paso de su plan, ahora tocaba invocar a "El Loco", se tomó unos segundos para llamarle, luego le pediría que cargase con el cochero a hombros y saliensen inmediatamente de aquel lugar donde a decir verdad, empezaba a hacer ya demasiado calor.

La situación apremiaba, Kaela metió la mano entre sus baraja de arcanos y rápidamente, sin necesidad de mirar su ubicación, sacó la carta de "El Loco". En ella estaba dibujada una persona que no sabría si determinar de género masculino o femenino: tenían unos rasgos faciales bastante delicados, con lo que daba la impresión de ser una mujer, o un hombre algo afeminado, mientras su pecho cubierto por una camiseta ancha parecía ser totalmente plano. Sus vestimentas daban la extraña sensación de encontrarte frente a un vagabundo o un bufón.

Kaela comenzó a musitar palabras ininteligibles, susurros de frases a gran velocidad que parecían ser en algún idioma desconocido. Entonces sacó su daga y en décimas de segundos dibujó con ella en el aire lo que parecía ser el gorro de un arlequín bastante esquematizado. Esa imagen se perfiló en el aire y comenzó a brillar, e intantáneamente se plasmó sobre la carta que sujetaba en su mano. De pronto, del interior del gorro reluciente que recortaba la carta, la imagen impresa del joven vagabundo, comenzó a salir, volviendose un ser tridimensional.

El extraño ser se colocó al lado de Ka y antes de que le retardase con sus cuestiones típicas de por qué le había llamado, ésta se adelantó y dijo:

-Loco ayudame, coge a este hombre y sácalo de aquí inmediatamente y llévalo a la espesura, yo iré detrás.

Kaela abrió la puerta. Enfrente había árboles y matorrales donde esconderse, quizás no demasiado frondosos, pero valína. Solo faltaba buscar la posición perfecta, el punto ciego de sus otros acompañantes en el viaje y entonces ella podría empezar a "atender a las visitas".

 El ser invocado por Ka empezó a mirar a todos lados, como tratando de descubrir en qué nuevo lugar estaba en esos momentos. Tras esto, y antes de que le diera tiempo a discurrir nada, escuchó una orden de su invocadora, pidiéndole que llevara a hombros a un hombre en el suelo.

Haciendo pucheros, y danzando alrededor de Ka, le dijo:

-Mi señora, yo no puedo hacer eso. Le seguiré donde sea, pero no me pida hacer tareas.

Tras esto, sonrió a Ka, y siguió con su danza.