Partida Rol por web

A partir de ahora, podéis interactuar con todos los habitantes del banquete. Esto es, podéis hacer lo que os plazca.

La única limitación, es el tiempo. Tendréis  un numero variable de   acciones, en la que la resistencia a la bebida y vuestro interes o no en trasnochar, decidiran el numero exacto de acciones.( ir diciendome acciones y ya os ire diciendo lo que os queda)

Cada acción consumirá un tiempo variable, no siendo el tiempo importante y si el gasto de acciones. Os propongo, que el modo de interactuar con los distintos personajes del banquete, sea acercándose a cada tipo de  mesa. Os recuerdo  que hay:

 Una mesa presidencial.
Una mesa de damas y occitanos.
Una mesa de Irlandeses, franceses y romanos britanos.
Una mesa de Córnicos (Cornualles).
Una mesa de caballeros celtas, que es la vuestra.
Una mesa de mozos, mozas, sirvientes….

 

Acercarse a las mesas de cada grupo, consumirá una acción y os dará una descripción más detallada  de los asistentes y de lo que acontezca allí. Con esa información podéis interactuar con ellos, o pasar a otra mesa o destino.

 

 

Tambien podeis pasar del modo “mesa” e ir a por un personaje especifico. Obviamente no estáis obligados a interactuar con la gente del banquete, ni a quedaros hasta el final.

 

Podeis decirme que quereis hacer.

Sir Gwilhem, se retira a sus aposentos, lamentando no haber sabido leer el sentir de sus palabras en los gestos de su señora .

- Celta, sí. - dijo Cadwallon. - De la ciudad de Catterick, en el condado de Richmond. Una región al norte de Logres, si no conocéis el país. En cuanto a la bebida... - Después de escuchar el comentario del galo sobre la bebido, consideró que sería descortés no beber con él. Miró a su alrededor y observó a un paje que llevaba una jarra y vasos. Le hizo un gesto y el mozalbete se acercó rápidamente y le sirvió. Cadwallon levantó el vaso a modo de saludo ante el caballero galo. - A vuestra salud, Sir Loren. - No había comido nada y el líquido le cayó directamente en el estómago vacío. 

- Decidme, nunca he participado en un torneo. Y, por lo que veo, he llegado tarde para participar desde el principio. ¿Qué se puede esperar del día de mañana? ¿Tenéis algún consejo para un caballero novato en estas lides?

Estamos a la espera de que el luner sir Loren parlamente con sir Cadwallon.

Sir Breunis esta recogido en su tienda durmiendo la mona.

Sir Gwilherm, esta en unos asuntos particulares suyos, que le llevan a separarse de vuestro camino.( mas que nada porque ya jugó la versión 1.0 de la aventura y le fue muy bien en los desafios y la contienda)

¿ todo ok?

- La verdad es que no conozco el país. Es mi primera vez por estos lares y mi desconocimiento es total. Aunque creo que me quedaré por aquí una larga temporada. Para honrar a mi Conde. 

Choco  la copa de vino con mi nuevo compañero, con una sonrisa en la cara. 

- La verdad es que no he prestado grandes atenciones a los designios del torneo. Sólo se que ya hemos disputado una justa y tiro con arco. - Hago memoria. - Pero no consigo recordar que es lo que nos espera mañana. Pero si estoy seguro de que volveremos a ver a nuestros queridos amigos de Cornualles. Si ves a uno, golpea su pecho con tu puño lo más fuerte que puedas. He visto que en su región, eso es signo de amistad. Y si lo dejas inconsciente, yo diría que es muestra más que suficiente de afecto. - Hago memoria. - Si, ese sería mi consejo. 

Y sonrío hasta que me doy cuenta de que mi apuesta acaba de perder. Me giro con aire gentil exagerado hacia él.

- ¡Pero bueno Sir Pollow! Me giro para saludar y perdemos la concentración. ¿A que ha venido aquí? ¡Y yo que pensé que era un caballero digno de mi apuesta! ¡Tenía que haber apostado por el loco irlandés! Al menos él ha llegado a la final. Jajaja

Dejo la copa sobre la mesa y llamo con la mano a mi escudero. Había perdido la apuesta y tenía que pagarla. Como buen caballero.

Acercabase sir Congall a cobrar lo suyo, su media libra. Pero recapacito en diciendo:

- Non pareceme bene, cobrar aquesta apuesta, por ser injusta et favorable para por mi. Cualquier caballero juicioso aun sin serlo, ni caballero ni juicioso, apenas gastaria sapiencia en conocer que los Irlandeses ademas de en belleza et en la pendencia, tenemos un don no pequeño para con la cerveza. 

Cumplid pues con vuestra apuesta, tornando la 1/2L por un par de barriles de la cerveza que gastais en aquestas tierras. Os pido dos, non por ansia, sino por no desequilibrar la cabalgadura si solo carga el peso de un lado. Asi equilibraremos la montura et la apuesta.

Sir Cadwallon brindó con su nuevo compañero galo, chocando las jarras al estilo romano. Después, escuchó con atención lo que este le contaba sobre los torneos, lo cual resultó no ser demasiado. Ante el comentario sobre los córnicos, Cadwallon frunció el ceño, pero después sonrió. - Os burláis de mí por verme inexperto en estas lides, pero os perdono la chanza. Tenéis una deuda que pagar, mi buen señor, y yo he de presentar mis respetos al Conde. Nos veremos, Sir Loren el Galo - Dicho lo cual, terminó su bebida de un trago y dejó el vaso en una mesa cercana. 

Dejas atrás las diferentes mesas del convite y llegas a la mesa principal. En ella ves a los únicos hombres armados( a excepción de la soldadesca que custodia las entradas) y con armaduras de la cena. Sin duda son los caballeros escoltas del conde Roderick.

Es la principal mesa, la que preside la sala y donde se asientan los caballeros más insignes de la reunión. También veis al conde Roderick, a su mujer y a su hija, Lady Jenna: Única hija del conde aun no casadera.

En el centro los principales, y en los laterales, alejados, los guardaespaldas y custodios de estos. Tambien reconocéis por sus modestos ropajes a un eclesiástico, el padre Brugyn

Deducís que todos los caballeros sentados a esa mesa son como poco caballeros señores, esto es, que tienen caballeros a su cargo, y/o señoríos.

No los tienes identificados, pero al parecer hay unos cuantos oficiales castellanos, de los castillos de Salisbury en esa mesa.

Al parecer, ninguno de los hombres de confianza de Uther, ni de el principe Madoc, han asistido al evento, puesto que no parece ser muy del agrado del Alto Rey este torneo.

Cadwallon se quedó allí plantado, frente a la mesa del Conde, mientras éste hablaba con sus invitados más respetables. El joven caballero era alto y fuerte y su presencia no era fácil que pasara inadvertida. Algunas damas y caballeros le vieron allí, plantado frente al Conde y comenzaron a cuchichear.

En un momento dado, alguien pareció mencionarle y el Conde pareció mirar en su dirección. Fuera o no una impresión del caballero de Catterick, decidió aprovechar esta mínima oportunidad. - Mi señor Conde, os ruego perdonéis mi osadía, pero acabo de llegar a vuestra corte justo cuando anochecía, y considero mi deber de caballero presentarme ante vos. - Hizo una reverencia. - Mi nombre es Sir Cadwallon y provengo de la norteña ciudad de Catterick, en Cumbria. Mi noble señor, Sir Addonwinch de Catterick, me liberó de su servicio y la ventura me ha traído hasta las famosas tierras de Salisbury, cuna de tan nobles señores. - Hizo un gesto abriendo sus brazos, abarcando el salón y a sus ocupantes. - He oído hablar del torneo que habéis organizado y quiero probar mi valía enfrentándome en justa lid con quien quiera enfrentarse a mí. Sé que no pude estar en el primer día de torneo, pero quiero rogar a su Excelencia que me otorgue permiso para participar en las competiciones del segundo día.

Pongo mi mano en el hombro de Sir Congall, con una sonrisa en mi cara asiento ante la propuesta de cambiar la apuesta.

- Me parece un acuerdo respetable, pues no tardaré en averiguar tus dos barriles de la mejor cerveza de aquí. Así que si me disculpa...

Con una leve reverencia, abandono la mesa y me dirijo ha donde hacia uno de los sirvientes que van y vienen con la comida y bebida. Le llamo su atención y discretamente le hablo.

- Te doy 30 denarios si me dejas dos barriles de la mejor cerveza de aquí en mi tienda de campaña.

- Perdón mi señor, pues no soy yo el que tiene tal poder para dar,o vender vino, tan solo me apaño  en servirlo como bien puedo. Tal vez el Heraldo del torneo sepa dirigiros con tiento et bien a quien pueda satisfacer la vuestra demanda.

Personajes de la mesa presidencial, y que conoces:

   conde Roderick

 Sir Bradwen

 Sir Arnoul, un caballero frances, consejero del conde, y unos de los máximos impulsores del  torneo.

Sir Roderick  es un señor que conoció tiempos mejores como guerrero. Con los años ha perdido figura y pose guerrera pero ha ganado en sabiduría y saber hacer. Parece que gobierna bien su feudo  y tomarse la molestia de organizar un torneo  habla bien de ello.

Mostraste paciencia al esperar tu turno y no interrumpir las conversaciones del conde. Ahora te estan mirando y tienes su atención.

- Me habian fablado de un caballero que habiasenos unido recien et tarde. Vuestros gestos et modales fablan bien de vos. Et agora sabremos si la vuestra lengua secundao no a los modales.

El vuestro señor, Sir Addonwinch de Catterick,...  No tengo muchas noticias del, ni de  la gente del norte, decidme pues et fablarme, del vuestro señor.

Al mencionar a su señor, la cara de Sir Cadwallon se ensombreció. - ¡Ay! ¡Ojalá no me hubieráis preguntado eso, mi señor Conde! Pues aunque puedo afirmar sin lugar a dudas que Sir Addonwinch es un señor generoso y un gran líder guerrero, preocupado por sus caballeros, me parte el corazón revelar que recientemente me ordenó que dejara sus tierras, aunque ni siquiera me liberó de su servicio.

Dos lágrimas corrieron por las mejillas de Sir Cadwallon al recordar el momento en el que tuvo que abandonar Catterick. - Ser elevado al alto rango de caballero para después tener que abandonar la corte de mi señor y tener que ganarme la vida por la fuerza de mi brazo como un vulgar soldado, es más de lo que ningún hombre debería soportar. ¡Ay! - Volvió a quejarse. - Si al menos hubiera incurrido en una falta propia para ser merecedor de este exilio, tendría el consuelo de pensar que la culpa era mía y no de mí señor. Pero son las porfías de Sir Addonwinch con el buen Rey Uther las que han hecho que su hacienda mengüe y sus caballeros tengamos que buscar nuestra fortuna lejos de sus tierras... - De repente, Sir Cadwallon se calló, al darse cuenta horrorizado de que había hablado de más y había puesto en entredicho el honor de su señor.

En su interior, la lealtad que sentía por el señor que le había nombrado caballero batallaba con el sentimiento de rabia por la injusticia sufrida. Un ánimo oscuro se apoderó del caballero de Catterick, que de repenté dejó de encontrar sentido en su presencia en la corte. Solo deseaba abandonar este lugar lo antes posible, sin insultar a su anfitrión. - Señor, os ruego que me deis licencia para abandonar vuestro salón, pues el dolor por la injusticia sufrida me embarga el corazón y no seré ahora buena compañía para su corte e invitados.