Partida Rol por web

La acumulación de golpes sangrantes recibidos te hace caer en la inconsciencia. ¿ o acaso estas muerto?.

  Sientes paz. La sangre te empapa pero las heridas no te duelen. Lo ves todo desde una placida y cómoda distancia. Ves a tus soldados doblegar a la gente de Gordobuc, ves a Sir Cedrik, como está lleno de pequeñas heridas también sangrantes, más heridas que las que tu tienes, pero menos profundas y graves.

 Tu caballo se aleja de la pendencia.

Alguien se interpone entre tu cuerpo inerte, y el jinete que te ha derribado, y le impide atacarte con saña. Al parecer la soldadesca del conde es bastante diestra, y está vengando tu caída y tus heridas. Tu escudero  te agarra de los pies y te saca arrastras de la pelea.  Un par de pueblerinos escoltan a tu escudero, que intenta torpemente taponar tus heridas. Comprueba que aun hay vida en ti y sonríe.

Estas inerte, pero ves y escuchas todo, aunque te es imposible reaccionar.

De camino a la aldea:

Al parecer, Sir Cedrik ha doblegado a tu verdugo, y ha dado la señal de retirada. A ti, tu escudero te ha montado en tu caballo y te ha sacado de la batalla.  Todos los pueblerinos de la aldea de Gordobuc, que han podido huir lo han hecho, y han sido muchos. Mujeres niños, ancianos y hombres magullados acompañan a las maltrechas y castigadas tropas tuyas de regreso a vuestra aldea.

Escuchas todo pero no puedes ni hablar ni moverte, estas más cerca de ser un saco de patatas, que de un orgulloso caballero.

Al parecer algunos dicen que vieron luchar a Gordobuc y a su infame espadón, y cuentan que por cada mandoble un cuerpo salía partido en dos. Afortunadamente, ha decidido no salir a perseguiros, aun. Todo parece indicar, que quiere reunir tropas y comprobar los estragos de vuestra incursión, antes de hacer nada.

Oyes a unos pueblerinos murmurar, que hoy no os atacará por ser sábado, víspera de Domingo, dia sagrado y festivo, para todos incluso para demonios medio hombres, y para hombres medio demonios.

Llegando a la aldea:

Estais enfilando los últimos metros que dan a vuestra aldea. El pueblo anda revolucionado y arde en ansia de recibiros. Los pueblerinos se abrazan a sus familias y restan valor a las heridas padecidas.  La dama no es menos , y también os recibe. Muestra gran preocupación por el estado insconsciente de sir Gwilherm, y por las heridas de sir Cedrik, Buly y Dix.

Manda acomodaros en la casona, y ordena al curandero, que se ocupe de vosotros.

El curandero, lográ con gran eficacia taponar tus dos grandes heridas, y sanar completamente tu pequeña herida de 2 puntos de daño. Aun te sorprendes de lo que una cataplasma de semillas y hierbas hace en la contención de las heridas. Tras sanarte, te acerca a la nariz un tónico fuerte, extraño elixir de fuerte olor, que te hace despabilarte. Las heridas duelen, pero has recuperado la consciencia.

Ya recuperada la conciencia, con el regocijo y alegria de todos, llega la hora de hacer balance de la lucha.

Calculais que entre todos habeis matado al menos ala mitad de los soldados de Gordobuc, y herido de diversa consideración al resto. No crees que ningun soldado enemigo  que participara en la lucha haya quedado indemne. Calculais que a lo sumo un cuarto de las tropas de Gordobuc estaran activas para la revancha.

Para tu desgracia tambien hay bajas en tu bando.

Dix y Buly estan maltrechos pero aun pueden sostener la lanza y el escudo, siempre y cuando reposen al menos esta noche, como todos, claro esta.

De los 7 soldados del conde, 1 murio en el acto, el ma´s joven ¿ acaso el más imprudente? Otro de ellos, esta gravisimamente herido, y no hay muchas esperanzas por salvarle la vida.

De los 5 restantes, todos han sangrado. 2 de ellos estan severamente heridos,pero su vida no corre peligro.Asi que tienes a 3 razonablemente operativos.

  Todos necesitan reposo, y no puedes darselo , puesto que alguien tendrá que hacer guardia esta noche. Bien podrian hacerla los pueblerinos propios, y los huespedes del poblado de Gordobuc, pero la experiencia de un soldado en cuanto a guardias e imprevistos de la guardia, supera con creces, a la buena fe de los asustados aldeanos que se temen poco menos que un apocalipsis de fuego y azufre, de parte de Gordobuc y los suyos. No cunde tanto el temor entre tus propios campesinos, puesto que poco han padecido estos a Gordobuc y los suyos.

En definitiva, faltas pocas horas para que el sabado anochezca, y se ha dado orden a los pueblerinos de que permanezcan en vigilia, y que se enciendan hogueras, tanto para ver como para ser vistos. Tus tres soldados menos heridos haran guardia continuamente, con la orden de dar aviso ante cualquier elemento perturbador de la noche. Seran acompañados por un buen numero de campesinos de buena fe, y poca preparación, pero suficientes y necesarios, para ver  en la noche y dar alarma si fuera menester.

Me erguí del camastro como pude, aliviado por no haber fenecido en aquel alejado campo de batalla a manos del infame Gordobuc. Me erguí y, desoyendo las indicaciones del curandero a quien no poco había de agradecer, me dirigí a donde las gentes de la señora Godiva tuvieran a bien escucharme:

-Infame est el mal que azora aquestas tierras et sus gentes. Un mal profundo y dañino, aterrador y mortal. Et non vos mentiré, pues vos fabés ganado el mio respeto luchando con bravura et tesón al mi lado en batalla. Non vos mentiré nin vos faré creer que non habemos de temer tal mal que nos oprime, ¡pues yo mesmo he mirado en los ojos de ese mal! ¡y vos puedo asegurar que en esos ojos vacíos non brillaba más que las llamas del averno!.

Una punzada de dolor doblega mi espinazo. Trato de recomponerme.

-¡Pero mirad! ¡Aquí estoy! ¡Vivo gracias a Dios tras enfrentar a ese mal! -exclamo alzando los brazos. -¡La Lux del Altísimo brilla más que esas llamas infernales! ¡Et su Lux, et mi Fe en su Jucio, guiará mi mano et también las vostras et, xuntos, daremos fin a ese mal que...

Otra punzada, esta vez más aguda, me hace doblarme sobre mi mismo. Caigo al suelo presa del dolor por las heridas sufridas...

No sonaban muy convencidas las soflamas del caballero, por lo menos apra arengar a unas tropas nada acostumbradas a pendecias ni luchas.  No obstante la gente atendió paciente a las palabras.

La noche de este sabado pasó sin mayor novedad, aquellos que velaron por la noche se retiraron a descansar tras la amanecida.

La mañana del domingo  amanecia tranquila, con una paz tensa, con mucha gente en el poblado, y sin noticias de lo acontecido en el pueblo de al lado, y sin por supuesto sin saber nada de Gordobuc.

No hubiera sido mala cosa contar con la misa del domingo en el pueblo, pero no habia eclesiastico disponible para tal evento en una aldea como la nuestra. Era esa otra cosa para solucionar, pues la fe de un cura convencido, en el poder salvador y justo de Dios,  hubiera hecho bien a los parroquianos.

La tarde transcurrió pareja a la mañana, las guardias se mantenian pero eran más calmadas, pues no asustaba el dia a aquellos supersticiosos lugareños. Ellos temian la noche, y sabrian muy bien por qué.

Los "invitados", que no eran pocos, fueron acomodados en donde se pudo, y todos recibieron comida. asi lo ordenó la señora, y asi se hizo.

la tarde daria paso no tardando a la noche, y ya se empezaba con el movimiento de leña para las hogueras, y de comida para los que harán guardia a la noche.

Hizose la noche. Las hogueras andaban generosas de leña y potentes. Parece que no, pero agrada mucho a la paz y quietud en la noche, no andar lejos de una fogata bien armada de calor y claridad, y era eso mismo, la oscuridad lo que no gustaba.

Los soldados sanos andaban de pie inquietos, y eran acompañados de cuerpo al menos, por una representación generosa de pueblerinos. Unos por querer defender su hogar y su hombria, otros por andar en casa ajena, y querer demostrar agradecimiento. Y todos, a una, puesto que un ataque imprevisto y sorpresivo de Gordobuc y los suyos, no haria diferencia entre propios y ajenos, y consideraria a todos como enemigos y matables.

Dix y Buli, aun no estando en las mejores condiciones para la pendencia, se dejaban ver entre las hogueras. Sir cedrik, preferia andar solitario en la hoguera en la que no hubiera soldadesca y solo campesino inexpertos.

Sir Gwilherm, paseaba por entre todas ellas a modo de ver y ser visto por los pueblerinos. Queria transmitir algo de vigor, y algo de eso ya habia recuperado.

Es de noche, y estas tranquilo cerca de una hoguera. Das algunas cabezadas, pues al noche aun larga, parece bastante aburrida. Pues no será asi.

Unas voces suenan en el poblado. Se revoluciona todo y todos. Se te requiere en un punto de la aldea. el vigia ha dado la alarma, y ahora tu estas al lado del vigia viendo lo mismo que ve el vigia.

Un reguero de antorchas se dirige al poblado, van lentos. Deduces que van a pie. Todos estan alarmados, y el nerviosismo se ha extendido por toda la aldea. Los soldados, salvo los heridos muy graves, tambien estan avisados. La señora tampoco quiere perder detalle. Los campesinos han agarrado, palos hachas, azadas... si el coraje les aguanta, venderan cara su derrota. Aun queda un rato para que las antorchas se acerquen a tu posición. Le esperaras a la entrada del pueblo, sir Cedrik y los soldados estan contigo. La señora no esta lejos y los pueblerinos agrupados a tus espalda.

La comitiva se acerca. Las antorchas son portadas por malencarados hombres de armas, a modo de soldados con gambeson lanza y escudo en la espalda. Son más de una docena, y más de los que creiais que quedaban. al parecer se han recuperado de las heridas que les inflingisteis, o ha llegado más soldadesca.

Hay tambien entre ellos una mole de más de dos metros de alta , grande, y que dirige el grupo. Va a paso lento pero seguro.

ES GORDOBUC.

A una señal suya , se para el grupo. Él avanza, con el gran espadón  en una mano, que porta como si fuera una ligera espadita. Los soldados detras suyo, clavan las antochas en el suelo. A ambos lados del camino, estan las antorchas, y   queda perfectamente iluminado, el sendero y los soldados de Gordobuc. Estos, recogen el escudo y se apoyan en la lanza. No posan amenazadores, solo quedan precavidos y a la espera de ordenes.

Avanza hasta sir Gwilherm, por ser el que parece liderar  a los aldeanos. Con voz tosca y cavernosa proclama este mensaje.

-Devuelveme a mis campesinos.

Un murmullo se oye detras tuyo. Surge de los asustados aldeanos que han visto a esa mole acercarse a su posición. Afortunadamente para ellos , tu estas entre Gordobuc y ellos.

La señora, atras entre la multitud, está escoltada por Dix y Buli, y no parecen los veteranos soldados, estar por la labor de permitir a la dama exponerse al gigante, ni tampoco quieren exponerse ellos mismos.

A tu lado un paso retrasado mantiene la posición sir Cedrik, y algunos soldados del conde estan con él.

-Tus campesinos te están esperando. -respondo al infame. -Para mostrarte que no te pertenecen. Daremos nuestras vidas si es preciso, pero lo haremos luchando, no viviendo como tus esclavos.

-¡A las armas!. -exclamo al tiempo que montó el caballo de batalla y, lanza en mano, me apresto a la batalla.

Tras oir las desafiantes palabras del caballero, Gordobuc alzo la espada contra sir Gwilherm.

Los soldados de Gordobuc cargaron contra las tropas mixtas de soldados del conde y pueblerinos. Dejaron en paz a los dos caballeros, pues al parecer estos serian cosas del gigante Gordobuc.

Salio sir Cedrik, tras el espazdazo del gigante de la espalda de Sir Gwilherm, y diole un golpe fuerte al tirano. Este algo notolo, pero no parecio hacerle gran mella.

No obstante algo si que le hizo sangrar, una sangre viscosa y oscura, mas negra que roja. 

Si sangra se le podia matar.

-4 pv para gordobuc.

Lancé un ataque con todas mis fuerzas contra aquella enorme bestia inhumana, y creí hacerle sangrar, más temí también recibir la terrible respuesta de aquel espadón más pronto que tarde...

Diole Sir Gwilherm espazado contra el mandoble del gigante, y dañole 3 p.v.

El barullo se habia instalado en esa parte del pueblo. La soldadesca de Gordobuc cargaba contra soldado, hombre o mujer indistintamente, y ya habia muchos labriegos  caidos. 

El numero de lugareños hacia facil la posibilidad de rodear a los de Gordobuc, y en esta propuesta se afanaban Dix y buli. 

Los caballeros bastante tenian con tener a ralla al gigante medio demonio.

Motivo: Espada

Tirada: 1d20

Dificultad: 16-

Resultado: 7 (Exito)

Motivo: Daño

Tirada: 5d6

Resultado: 13

Decidio el gigante dividir esfuerzo entre ambos guerreros, fallando contra sir Cedrik, y perdiendo el duelo contra sir Gwilherm. No obstante no recibio daño.