Partida Rol por web

Los recortes de periodico mencionaban información sobre grandes accidentes que ocurrieron duralte cursos de la clase 3-3.

Eran simplemente masacres donde las victimas todas pertenecian a la misma clase, salvo una o dos excepciones. La que más llamativa se os hacía era una donde el templo de Yomiyama fue incendiado y el numero de victimas era inmenso, sin embargo os llamó la atención que solo los que murieron por quemaduras eran una minima fracción. El resto fue por golpes o cortes bastante macabros.

Las noticias que decía Akane sobre esos "accidentes" es que básicamente los niños se volvieron locos al escuchar algo que podría ayudarles a resolver el tema de la maldición para su año, y por ello se mataban entre ellos, pero siempre estaba hecho de que "es solo un rumor"

 A Ika le ponía realmente nerviosa ese tema y no quería que se ahondara en detalles, pero algo de eso recordaba que era importante. Ella había escuchado algo y aunque no quería dar muchas largas al tema, sentía que debía compartirlo.

- Yo estaba comprando algo de comida y escuché que esa locura fue ocasionada por un chico llamado Sakakibara. No sé más, pero alguien parecía conocer bien esa historia y otros querían huir de la ciudad para huir de la maldición - dijo tímidamente.

No se sentía muy bien hablando del tema, pero sus amigos parecían muy felices de comentarlo, así que quería ser de utilidad para ellos.

Ika se aferró con fuerza a su novio mientras este la tomaba del mentón y la llevaba hacia él. La chica se dejó llevar sin temor y lo besó con la misma devoción que él lo hacía. En ese momento, no había maldición, ni marginado, ni nada que pudiera robarle la placidez de ese momento.

Tras un tiempo que pareció eterno, Aki se separó de ella e Ika, con los ojos entrecerrados, suspiró profundamente sin separar sus ojos de los violáceos iris de su novio.

- Gracias a ti, Aki. Me has salvado – le sonrió y  puso su mano sobre la de él cuando acariciaba su mejilla y mientras este organizaba un poco su cabello.

Ella llevó su dedo índice a los labios de Aki y los acarició con delicadeza, como quien acaricia a un objeto supremamente frágil, recordando su tacto con los suyos propios. Se quedó en silencio sin notarlo y miraba fijamente los labios de Aki mientras seguía rozándolos suavemente.

Sogoru reunio a los otros tres que junto con él, habían estado buscando alguna pista en el aula y alrededores.

-Gracias por aparecer. ¿Ahora que tenemos descartada el aula, tenéis alguna idea de donde mas podemos buscar? -Y claro la mirada directamente en Rie-chan.

-¿Has hablado con tu hermano? ¿Te ha dicho algo mas? Por mi parte mi familia se mantiene callada.

¿Salvado?

Preguntó Aki un poco confuso, aunque también feliz, con las palabras de ella. Aquellos ojos le hiptonizaban y le arrastraban a un mundo en el que cualquier cosa podría ser posible.

Al sentir su dedo sobre sus labios él los besa como quien besaría a una rosa, sosteniendo con delicadeza su mano y dejando unos segundos entre beso y beso. Estos momentos les pertenecían sólo a ellos y a nadie más.

- Sí, Aki-kun. Me salvaste de mí misma y de la soledad - reía suavemente por los besos de sus dedos, le producían consquillas. Besó una vez más a su novio poniendo la mano en la mejilla de este.

La semana había pasado y el susto de la casi muerte de Rie había dejado los ánimos de todos bastante caldeados y subidos, así que Ika decidió invitar a Aki un día de paseo a la casa-finca de su familia. Era en una ciudad vecina de Yomiyama, así que no tendrían problemas con la maldición. Su padre y ella tenían dinero, aunque no lo mismo que la familia de su novio, pero no les gustaba aparentarlo. Preferían vivir modestamente en ese lugar.

Era una casa cerca de la playa con vista al mar, bastante fresca y acogedora. Su padre le permitía ir allí, siempre y cuando Imelda, la nana de Ika estuviera allí para cuidarla. Era una mujer de alrededor de 60 años que había cuidado de su padre también. Por intermedio de ella, había conocido a la madre de Ika, aunque esa historia no se enorgullecían de contarla, ni siquiera la misma Imelda.

No quería quedarse en la ciudad, no después de lo vivido con Rie. Quería olvidarse de lo sucedido por un rato y saber que estarían a salvo. Imelda preparó algo de comida para los dos y los dejó solos. Eran pasteles dulces, galletas, algunos sandwiches y un poco de té helado. Suficiente para que ambos quedaran más que satisfechos.

- Aki-kun, ¿aún te duelen tus heridas? - preguntó Ika tímidamente, quien vestía un vestido ligero y un sombrero de ala ancha para protegerse del sol.

Tras tanta locura, Ika llamó a sus amigos para que se reunieran después del instituto a comer un helado. No era mucho, pero eso les ayudaría a lidiar con toda la tensión de esos días. Ella quería contarle a Akane lo que había sucedido.

Ika estaba comiendo una copa de helado de chocolate. Sus amigos sabían que ella amaba el chocolate y por ello, le encantaba hacer postres, recetas dulces, galletas, todo lo que pudiera mezclarse con ese dulce manjar.

- Akane-chan, lo que ha sucedido con Rie-chan ha sido horrible - le dijo con voz quebradiza.

- Un camión simplemente... Se soltó e iba directo hacia ella -.

Escuchó a su amiga con gesto serio,las cosas cada vez iban a peor y la gente de la clase no parecía darse cuenta.Teniendo cuidado  de no mancharse con el helado abrazó a Iks

-"Por suerte ese chico evitó una tragedia aunque imagino que tu prima estará fatal por lo sucedido"-dice besando su mejilla antes de separarse de ella.Alzando los ojos al cielo antes de mirar a Aki con una sonrisa resignada se limpia el mechón de pelo lleno de chocolate 

Dos semanas seguidas siendo invitado por su novia, dos semanas seguidas buscando excusas en su familia o trabajando el doble los días anteriores para poder tomarse esos descansos.

Sin embargo, le gustaba la idea de irse lejos, muy lejos. Había una mujer mayor que les atendía y aquello le recordó un poco a su casa, pero en familiar. Además, parecía que había una relación muy peculiar entre aquella mujer y su novia y aquello le intrigaba hasta cierto punto.

Aquel sitio alejado de todo les daba intimidad, saber que no aparecerían padres o amigos. Saber, un poco, que eran dueños de su destino en esos momentos. Una sensación gratificante.

Un poco.

Reconoció algo apenado ante su pregunta, pero no era el tipo de chico al que el orgullo le podía.

Estás preciosa.

Concedió ante Ika, aquel vestido blanco le hacía parecer como un espíritu del aire y le hacía sentirse un poco más afortunado de poder compartir el tiempo.

¿Cuánto tiempo hace que no estamos a solas... tan tranquilos?

Reflexionó en voz alta. La conocía desde hacía mucho, siempre habían tenido mucha complicidad, pero desde el comienzo del curso parecía como si hubiesen decenas de ojos sobre ellos.

Estaba disfrutando con sus amigas de un helado de leche merengada cubierto de chocolate fundido.

Aunque en sus labios había una sonrisa tranquila, ellas que lo conocían sabían que su corazón estaba realmente alterado por todo lo que estaba pasando y por cómo parecían incapaces de hacer nada al respecto.

Al menos podían hablar, y fue Ika quien rompió el hielo.

¿Queréis?

Pregunta, mientras ambas chicas se abrazan, pero él prefiere mantenerse un poco al margen de esas muestras efusivas.

Guarda unos segundos de silencio antes de romperlo, con cierto tono de duda.

¿Sabéis qué es... 'el sobrante'?

Pregunta, mientras busca respuestas en los ojos de las chicas.

Recibió el abrazo de Akane con algo de sorpresa, pero no lo rechazó. Sin embargo, al notar que el cabello de su amiga se había llenado de helado, lo alejó inmediatamente y dijo - Lo... lo lamento. Déjame limpiarlo un poco - sus mejillas se habían coloreado y parecía un poco apresurada.

Estaba visiblemente avergonzada por el accidente. Después de tratar de limpiar el cabello de Akane, se giró hacia Aki, quien se veía calmado, pero muy silencioso y ellas ya sabían qué significaba aquello.

- Se ve delicioso - sonrió Ika, aunque claramente sus ojos se iban a la deliciosa cubierta chocolatada. Sin embargo, no era capaz de pedirla, era el toque especial del helado, de esas cosas que no quieres compartir, como la cereza en el pastel.

Quitó la mirada de esta y se internó en su propio helado para no ser tan notoria, aunque eso llevó a que la punta de su nariz se llenara de helado también. La limpió presurosa y miró a su amigo con algo de duda.

- ¿El sobrante? ¿A qué te refieres, Aki-kun? -.

Al escuchar a Aki, Ika agachó la mirada un poco.

- Lamento haber sido de tan poca ayuda. Te expusiste a un gran peligro y yo no pude moverme de mi lugar - se mordió el labio inferior con algo de enojo. Mas su rostro cambió cuando este le hizo el cumplido. Subió la mirada y con sus mejillas coloradas, le sonrió más ampliamente.

- También tú. Te sienta el paisaje marítimo - corrió un mechón de su cabello detrás de su oreja y meditó las últimas palabras de su novio. Era cierto, desde que toda la locura de la clase 3-3 comenzó, no parecía que pudieran pasar tiempo a solas.

- No lo sé. Normalmente, es difícil pasar tiempo juntos sin Akane-chan, pero ahora se ha complicado mucho con toda esta locura. Todos parecen observarnos y, en parte es como si sintieran lástima por nosotros - miró el océano por un momento mientras tomaba un sorbo más de té.

- Pero es bueno estar en paz y a solas, ¿no crees? - sonrió mirándolo otra vez.

- Lamento que tengas que trabajar tan duro para venir conmigo. Sé que tienes muchas actividades y no te es fácil venir, pero te lo agradezco. Yo... Quería pasar tiempo a solas contigo - extiende su mano izquierda para tocar la mano de Aki.

Okamy y Makoto - Practicas de Tiro
-Gracias compañero, si hay un asesino suelto será muy oportuno estar armados y preparados para defendernos. Sin duda esta ha sido una excelente idea.-