Partida Rol por web

El comentario de Croma había puesto sin duda más en tensión al nervioso hombro pero sólo hizo falta que Valerius se levantara para que él hiciera lo mismo, alterado. Retrocede, cómo esperando un ataque inminente, por lo que no impide que Valerius bloquee la puerta. 

- P-por favor. - Dice forma lastimera mientras mira la puerta. - S-sólo sigo órdenes. 

En el exterior de la sala se escuchan comentarios y tras eso no tardan en golpear la puerta para intentar abrirla. La silla no iba a aguantar eternamente. 

- Tenemos poco tiempo, ¿De quien eran las órdenes? ¿Que es lo que sabe?

Valerius se mantiene cerca de la puerta, por si acaso.

Observo la sala, ¿Hay alguna otra salida? ¿Que muebles hay?

- E-eran órdenes de arriba. - Dice poco seguro. - No se de quién venían exactamente. - Se apreta contra la pared del fondo. - P-por favor, no quiero morir... 

Aquella era una habitación sencilla. Lo justo para tener una conversación privada, o al menos parcialmente privada a juzgar por la cámara en una de las esquinas. Había un total de tres sillas y una mesa de metal. Una mesa en el fondo con una máquina de café sencilla entre otras comodidas y un conjunto de archiveros ocupando toda una pared. Había un conducto de ventilación, no demasiado grande. La única salida era la que Butch tenía bloqueada con la silla. 

Undine no sabía que decir, estaba algo tensa por haberle provocado esa situación a Margeryth.

Pero si iba a dejar de ser si manager Undine debía aprender a hacer esas cosas por ella misma. Y era libre para actuar por su cuenta. Aunque entendía la preocupación de Margeryth, y a la vez la hacía feliz. En cierto modo eran como familia.

Tras un silencio que daba a entender que Undine aceptaba sus palabras y no tenía nada que añadir sobre ello empieza a hablar con calma.

- A mi lo que me preocupa más es esa filtración de la información.- Dice con cierta preocupación.- Si ocurre de nuevo con otros clientes os pondría bajo sospecha... Por eso creo que podría ir bien esa alianza, incluso podría aconsejarnos para que casos como esos no vuelvan a ocurrir.

- Quizás no nos quede otro remedio. - Suspira. - No se que tan peligroso es este hombre o si nos podemos fiar siquiera de él... Pero lo que está claro es que ya sabe suficiente cómo para estropear todo. - De nuevo se sienta, agotada. Mira a Undine. - ¿Sabes algo ya sobre tu segunda tarea?

Niega con la cabeza.

- Pero puedo contaros todo lo que se sobre él y sobre lo ocurrido en la fiesta.

Margeryth frunce el ceño, pero asiente.

- Adelante. - Dice simplemente, concentrada. 

- No se demasiado, pero por lo que me comentó parece que su idea es controlar la información de Cele y los suburbios para manejarla y revelar los secretos que sería "demasiado peligroso que estuviesen ocultos demasiado tiempo", según sus propias palabras. - La mira. - Comentó algo de que Cele necesitaba un justiciero. Así que supongo que sus intenciones son para un bien común. 

Hace una pausa pensando en qué más información podía tener de él. - Como he dicho antes su sigilo es sorprendente, no hace ruido al andar ni al moverse. Lleva atado al brazo un artilúgio con una aguja sedante... Parece que fabrica él mismo sus venenos. - Se estremece al recordarlo. - Y tiene un dominio excelente manipulando dispositivos. El mio ahora mismo esta manipulado y no encuentro que programa le ha puesto para poder limpiarlo. - Hace una pausa temerosa de si seguir. - Es posible que mi habitación esté con algún modo de espionaje ya que hace un par de noches lo encontré en mi balcón...

De nuevo, Margeryth escucha a Undine en silencio y su consternación aumenta a medida que habla. Parece especialmente preocupada cuando comenta lo de que fabrica sus propios venenos, pero sin duda el punto final es lo que la hace perder el control sobre si misma. 

- ¿Entró en la mansión, sin ser visto? - Dice totalmente alterada. - Durante años he considerado que era un gasto innecesario instalar demasiadas medidas de seguridad en una ciudad tan segura cómo Cele... Pero quizás esto me obligue a cambiar de opinión. - Se queda pensativa unos segundos y luego añade. - Y lo del veneno y sus habilidades... Es un hombre peligroso, Undine, no lo dudo... Deshazte de ese dispositivo lo antes posible y... Te mudaras al interior de la mansión, será más seguro. 

Undine la mira confusa. - Pero... si después de buscar un nuevo manager tendré que irme, sería una medida para muy pocos días, y no lo encuentro tan necesario, no creo que vaya a atacarme y con poner algo más de seguridad a las ventanas exteriores del edificio de servicio sería suficiente. - Explica con calma.

Margeryth la mira con severidad.

- Espero que ni por asomo pienses en seguir adelante con lo cambiar de manager, al menos no hasta que la situación se estabilice. Es mejor para ambas que nos mantengamos unidas. - Tenía ese tono que dejaba claro que no iba a aceptar un "no" por respuesta. Pero Undine puede notar a su vez un matiz, algo en su mirada quizás... Estaba preocupada. 

Aquello la sorprende. - Como deseeis. - Dice con una amable sonrisa agradecida, aunque tenue, por su preocupación.- Pero intentaré administrarme un poco yo misma, quiero sacaros todo el trabajo de encima posible.- Dice con determinación. - Soy una mujer adulta, no puedo depender de vos.

Margeryth niega con la cabeza, seria. 

- No te confundas, Undine. Somos un equipo desde que comenzamos con esto, por lo que implicarme es tan responsabilidad mía cómo tuya. Así que no quiero que me "quites trabajo de encima"... ¿Entendido? - La mira a los ojos. - Es importante que lo tengas claro. No quiero volver a encontrarme en esta situación. 

Por un momento parecía que iba a contestar algo. No le gustaba ser tan dependiente. Agradecía el trabajo de Margeryth, sabía que ella lo que debía hacer era centrarse en cumplir su trabajo, mejorar sus aptitudes como artista para llegar a la perfección y dar lo mejor de ella misma en sus actuaciones. Pero a la vez sentía que no tenía decisión. Iba allí donde Margeryth decía.

Pero no podía quejarse, sin Margeryth no sería nada, y seguramente si estubiese sola no podría hacer ni la mitad de las actuaciones que Margeryth conseguía para ella. 

Así que asiente obediente.

- No era mi intención que pareciese que estaba actuando por mi cuenta, solo quería esperar a que pasase la actuación para poder hablar con calma. - Dice con seriedad y cierta preocupación por la reacción de Margeryth.

Margeryth suelta un largo suspiro, exasperada, mientras niega con la cabeza. 

- No tiene sentido darle ya más vueltas a eso. - Dice con tono cansado. - Voy a hacer unas consultas para decidir que medidas de seguridad podría instalar en la mansión que sean lo suficientemente sutiles. Tú informa a los criados de que es necesario que te preparen una de las habitaciones de invitados y que comiencen con la mudanza. - Medita unos segundos, antes de terminar con. - ¿Hay algo más que debas comentarme? 

- Lo que quizás sería importante vigilar sería la residéncia de sirvientes, las ventanas y balcones són fáciles de abrir. No creo que la mansión en sí requiera más protección.- Aclara con amabilidad.

- ¿No deseáis saber lo ocurrido en la fiesta? - Responde a la última pregunta de Margeryth.

Valerius se está poniendo nervioso por momentos.

- Tu destino está atado al nuestro ahora, si no quieres morir más te vale ayudarnos a salir de aquí.

Marcellette mira horrorizada a Julia.

- ¿Qu-qué? ¿A buscarme? Si no saben quién soy. Si no... no soy nadie. Y mi padre... ¿Es mi casa segura?

Marcellette tenía un nudo en la garganta. Si por esto iban a ir a buscar a su padre, no se lo perdonaría jamás.