Partida Rol por web

La herida era realmente sería y Matt estaba empezando a desesperarse cuando alguien abrió una de las puertas y vino a socorrerlos. Se trataba de una joven que se aproximaria a los cuarenta, y por como empezó a hablarle a Dorian, dedujo que seria la tal Akiko que había mencionado el malherido agente del FBI. 

No sin dificultad lograron llevarlo adentro y tumbarlo en la cama, momento en el cual la mujer empezó a hacerse cargo de la situación, lo cual agradeció el joven músico. Él no tenía tantos conocimientos médicos para hacerse cargo de una herida de bala así, pero si lograba salvarle la vida, sería muchísimo más de lo que esperaba. 

- Me llamo Matt, Matt Pretty. ¿Eres Akiko, cierto? - preguntó por terminar de confirmar sus sospechas, aunque en ningún momento dejó de hacer lo que la joven le pidió, yendo a por esos paños en el baño. Lavó sus manos con jabón en un santiamén para estar medianamente desinfectado, y corrió para sujetar al hombre, tal y como le sugirió Akiko, para evitar que se moviera mucho al ser tratado. Descuide, lo mantendrè lo más sujeto que pueda. Sálvele la vida a su compañero.

Matt miraba atentamente todo lo que hacía la fémina, observando que se desenvolvía bastante bien. No sabía si al final Dorian viviría para contarlo, pero de ser así, Matt estaba seguro que se habría ganado un pedacito de cielo. Cuando un paño de quedaba completamente ensangrentado lo cambiaba al momento para facilitarle la labor, pero siempre manteniendo completamente inmovilizado al hombre. 

- Oiga, creo que merezco una explicación... - comentó Matt, buscando el momento propicio una vez terminada la intervención quirúrgica y extraída la bala - ¿Por qué han disparado a su compañero? ¿Ha sido la gente la gente del staff, los mismos dueños que nos acaban de alquilar una habitación nada más llegar? - Aquellas habían sido las palabras de Dorian, e incluso le habia dicho que se fuera, que le matarían. ¿A qué se estaba refiriendo? Su amigo mencionó que sois agentes del FBI. Mi amigo Lars y yo encontramos un rastro de sangre y se nos ocurrió seguirlo, hasta que al final dimos con su compañero gravemente herido. Yo me quedé para ayudarle y mi colega salió corriendo en busca de ayuda... Fue entonces que mencionó que no fuese a pedir ayuda, que nos matarían si lo hacíamos, ¿De qué estaba hablando? Por favor, sea sincera conmigo. Sabe que lo he dado todo para salvarle la vida a su socio...

Matt se merecía una explicación y esperaba sinceridad por parte de Akiko. La miró fijamente y se advirtió determinación en el joven. Haría cuanto pudiese por ser de ayuda si decidían confiar en él.

Aquello era lo último que le faltaba al maldito día de mierda que estaba viviendo Melissa, un loco asesino que se dedicaba a ir apuñalando a la gente sin ton ni son, o por lo menos esa fue la conclusión a la que llegó escuchando aquel cruce de palabras y viendo los movimientos del personal.

Pero, a pesar de ser una situación tensa y poco común, en su cabeza ya empezaba a imaginarse todo un guión de película donde ella podría ser la protagonista. Una mezcla de drama y terror aderezado con una pizca de romanticismo, por lo menos eso era lo que se llevaba en esos momentos en los cines.

Salió de su estupefacción cuando el personal, el chaval de la sangre y el tipo con aquel increíble pelazo se movieron, mientras ella quedaba mirando a la cría que debía llevarla hasta su cuarto. Por su parte no tenía pensado seguir las indicaciones del dueño ya que, tal y como deseaba desde hacía horas, su intención era dejar sus cosas y bajar de inmediato a tomarse una copa… o dos, pues las necesitaba y con urgencia.

—Vamos muchacha, te sigo —le dijo a la niña, en un tono de voz que más parecía estar dirigido a una criada.

Mientras caminaba por el pasillo pensó que, aunque no le gustaba que la suite estuviera en la planta baja, por lo menos estaría cerca del bar y, ni por un momento, se preocupó por la persona que supuestamente se estaba muriendo fuera en la nieve. Al fin y al cabo ese asunto no le concernía y prefería no verse involucrada en asuntos tan turbios.

Si la prensa se llegaba a enterar que se encontraba en un motel de mala muerte, rodeada de indeseables y con un muerto, o a punto de morir, en el exterior, se cebarían con ella dándole una publicidad que, aunque fuera bienvenida, no era la que ella deseaba.

Cat salió disparada temiendo lo peor de su hermano, ¿quién sería esa persona herida cubierta de sangre? ¿Dónde estaba Luca? Dejó a Felony y al reverendo con la palabra en la boca mientras abría la puerta y salía al frío exterior, aunque en esta ocasión no le importó sentir ese golpe en el rostro.

La noche ya había caído completamente con ellos y el hielo era más sólido y resbaladizo, sobre todo si una iba con prisas y no tenía ningún tipo de cuidado por dónde pisaba… si es que veía algo. Algunas de las luces que decoraban el patio se habían apagado y otras emitían una tenue luz, dificultando ver más allá de sus pasos. Tenía que guiarse por los carteles de neón con algunas letras apagadas para distinguir dónde estaba la cocina del resto.

El reverendo terminaba de tomar aliento mientras Catherine, temiendo lo peor, salía de la habitación corriendo sin percatarse que en el exterior ya reinaba la oscuridad de la noche y la tormenta se había encargado de dejar un paraíso helado. En realidad no tenía intención de correr detrás de ella, no estaba tan loco como para darse otra carrera teniendo en cuenta que casi peligra su vida llegando hasta allí, pero siguió el perfil de la chica hasta que se perdió por las sombras al estar el patio apenas iluminado.

Cerró la puerta para que el frío no terminara de congelarlos y para protección de su amada Felony, quien permanecía sentada con el pie en alto tras la caída.

No lo sé. Cuando llegué a la recepción había un grupo de personas hablando con el encargado. Uno de los chicos de pelo largo, el del grupo de música, tenía la camisa cubierta de sangre y decía que había un herido, que su compañero se había quedado a socorrerlo mientras él pedía ayuda.- Se internó en la habitación, pero no sin antes cerrar la puerta con pestillo por mera precaución.- Intentaron llamar a emergencias pero las líneas están cortadas, sólo funciona la interna. Hasta que no pase la tormenta, estamos atrap…

Un golpe seco resonó por la habitación antes de que terminara la frase, proveniente del conducto de ventilación que antes le había dado tantos problemas con los gritos de bebé. El reverendo dio un respingo, mirando extrañado el pequeño conducto mientras se acercaba lentamente y guardaba silencio, pudiendo escuchar que, sea lo que fuera eso, se estaba arrastrando.

ENTENDIDO.- Parecía que más o menos logró entenderse con Noir, o al menos había entendido su mensaje sin saber si realmente escuchó la versión completa. Puede que fuera cosa de su habitación o de la tormenta pero no había buena cobertura en esas cuatro paredes, por lo que para hablar por teléfono, si la línea lo daba, lo mejor sería buscar una mejor posición.

En cualquier caso tras pegar a la puerta del baño esperando encontrar respuesta no halló nada. No había voz ni ruidos, tampoco síntomas de que alguien estuviera dentro, escuchando sólo el murmullo del viento por las ventanas que ahora mostraban una noche recia en el exterior, dejando gran parte del patio a oscuras si no fuera por algunas tenues luces que cubrían los alrededores.

Mientras los más jóvenes, liderados por el dueño del motel y un empleado salían afuera para comprobar qué estaba pasando, y el hombre de negocios se quedaba mudo posiblemente ante la peculiar escena, Melissa siguió a la pequeña, quien estaba claramente nerviosa por lo sucedido mientras cruzaba a la sala contigua, una habitación cuadrada sin decoración y completamente austera que servía como transición entre la recepción y el patio general. A los laterales había amplios cristales, prácticamente empañados, que mostraban la disposición de varias puertas correspondientes a una sección de dormitorios a lo lejos, aunque con la noche cayéndoles encima apenas podían verse los carteles con los respectivos números.

Tiró de la puerta contraria a la entrada con fuerza al estar atrancada con la nieve, aunque con todo el movimiento que habían tenido durante esa noche habían logrado limpiar un poco entre tanto abrir y cerrar.

Por aquí.- Dejó que pasara primero mientras daba un último vistazo a su espalda. En efecto, el motel estaba compuesto por una edificación cuadrada con el centro al aire libre aunque, ahora, fuera un paraíso nevado decorado por unas pocas luces tenues que apenas daban visibilidad. En el centro una piscina con forma de corazón completamente vacía y que claramente era un peligro acercarse, ya no solo por la profundidad que tenía y el golpe que pudieras comerte, sino porque el hielo podía hacerte resbalar hasta el fondo y abrirte la cabeza. No había ninguna verja de seguridad ni barandilla en la que apoyarse, estando totalmente ausente en el centro, es más, si no fuera porque lo mencionó apenas destacaba entre el resto de la nieve. Justamente en ese momento pudo ver una chica correr por la mitad del patio dirección norte, donde había un pequeño antro con un cartel de neón que podía leerse “RESTAURANT” y “BAR” justamente a su lado, con algunas letras apagadas.

Posiblemente fuera que estaba distraída o demasiado preocupada como para llamar la atención de la corredora, pero ya había avisado de lo peligroso que era hacer footing en este temporal y esperaba que la razón dominara al resto.

Igualmente, con una mano apoyada en la pared y siguiendo el camino largo para no resbalarse, anduvo hasta las suites situadas al este, donde podía leer tres cartelitos correspondientes a la habitación “Rose”, “King” y “Pink Moon”, la suya.

Las líneas están cortadas, pero parece que funciona la interna. Si necesita algo puede llamar directamente a recepción… aunque le aconsejo que se encierre hasta que todo esté solucionado.- Miró hacia la entrada, preocupada por su padre.

Por desgracia el segundo intento de llamar a la recepción tuvo el mismo resultado. En esta ocasión, comprobando que no estaba la línea ocupada, creyó que sólo tenía que esperar a que alguien cogiera el teléfono al otro lado pero los tonos se iban sucediendo uno a uno sin un final aparente, ¿dónde estarían?

Luca seguía intentando curar la herida, resignándose al final a limpiarla y vendarla para evitar que llegara a más. Por suerte parecía tener los conocimientos necesarios. No lo había curado pero al menos el chico no iba a morir desangrado, por el momento.

A través de las ventanas podían ver que la breve luz matinal se iba esfumando para que la noche cayera sobre ellos. El exterior estaba prácticamente a oscuras, sin ninguna farola que ayudara al visionado o luces de emergencia, sólo siluetas en tinieblas que dibujaban las líneas de los árboles que los rodeaban.

¿Hay alguien ahí? ¿Me oye? – Podían escuchar a la chica que les había avisado al otro lado aporreando la puerta del ruidoso vecino, quien parecía no importarle las continuas quejas.- ¿Hola? – No se distinguía demasiado entre tanto ruido hasta que uno sobresalió del resto.

Un único grito agudo y profundo proveniente de fuera.

Mientras los más jóvenes, liderados por el dueño del motel y un empleado decidían salir al exterior para ver qué estaba pasando, y la mujer rubia seguía a la pequeña a su habitación, Marc permaneció estático en la recepción con la única compañía del silencio.

Estaba completamente solo en ese pequeño habitáculo con sus maletas en un lateral apoyado en la pared y el mostrador a su lado, viendo una habitación trasera tras una reja, como si fuera un despacho. Contigua a esta habitación una ventana empañada que daba al exterior y donde la noche caía sobre ellos, perdiendo por el horizonte los últimos rayos de sol.

Ese templo mudo fue roto con el sonido del teléfono fijo, situado a un lateral de la mesa de recepción.

Ya parecían estar acostumbrándose a los golpes de frío entre tanta salida y venida, sobre todo Lars quien, a pesar de las inclemencias, no había parado de moverse de un lado a otro con las dificultades que ello conllevaba.

Todo seguía igual a como recordaban si no fuera porque los últimos rayos de sol se escondían por el horizonte para dar paso a una oscura y fría noche que pendía sobre sus cabezas, dificultando aún más la búsqueda.

Calvin no tenía ni idea qué estaban buscando y, al salir, no pudo evitar mirar con cierto recelo el coche estampado en su amado cartel, distrayéndose por completo de las pisadas borradas en la nieve por la tormenta o de la sangre, apenas visible con la nula oscuridad. Al menos eso le recordó que tenía que comprar nueva iluminación, ya que la mayoría de las bombillas estaban fundidas y otras con una luz tenue, avisando que no le quedaría demasiada vida.

Por su parte Esai estaba más atento. Miraba a todos lados sin importarle el frío que hubiera, pendiente de que no les asaltara ese extraño atacante o de buscar cualquier cosa, siguiendo de cerca al dúo musical.

Con las indicaciones dadas, el grupo de “rescate” pasó el parking dirección a un edificio adyacente que funcionaría como un extra prefabricado de dos plantas del motel. Las paredes eran grises con barrotes azules y sólo había una forma de subir al piso superior, accediendo a una de las escaleras laterales que asomaban. Aparte, una vez estuvieron más cerca pudieron ver un pequeño cartel donde se leía “Staff Accommodation”, imaginándose que sería las dependencias del servicio. Las ventanas estaban cerradas y empañadas y no había luz en el interior.

¿Es aquí? Oh dios, aquí duermen mis empleados.- Calvin empezó a preocuparse, sobre todo al no saber la identidad del herido imaginándose que era uno de los suyos, liderando el grupo para ir a la parte posterior, bordeando las escaleras del edificio para ver… nada.- ¿Es esto alguna clase de broma? – La tormenta había borrado cualquier rastro de sangre o huella, y la oscuridad apenas permitía ver más allá de donde estaban.

Lo que estaba claro es que ahí no había herido, ni tampoco rastro de Matt.

Puede que fuera que Marco no estaba tan preocupado o que la tormenta le hubiera proporcionado una serie de superpoderes temporales que le permitían estar más atento que el resto, pero lo que estaba claro es que ahí sí había pasado algo.

Entre toda la nieve creyó ver algunas pequeñas, casi minúsculas motas rojizas que decoraban también la parte más baja de la pared, camuflándose entre la suciedad y el barro al adquirir el mismo color. Además, a su lado, creyó ver lo que eran unas pisadas que se perdían en la pared, donde había una zona más baja de nieve que en el resto, como si la hubieran limpiado o movido hace no demasiado tiempo.

Los posteriores minutos fueron un completo infierno.

Dorian se debatía entre la vida y la muerte en los fuertes brazos de Matt, quien le sostenía ante cualquier intento de movimiento para que la mujer pudiera trabajar con delicadeza. Por suerte ambos estuvieron en sincronía y, una vez sacada la bala y tirada en un pequeño bol de cereales, pudo acelerar sus manos para taponar la herida y coserla.

No fue hasta que terminó de vendarle cuando por fin respiró, secándose unas motas de sudor perlado que descendían en su frente con su brazo, procurando no tocarse con la sangre del hombre.

Sobrevivirá. Sólo necesita recomponerse.- Sonrió con cansancio.- Gracias Matt, y sí, soy Akiko.- Se levantó para dejar que el hombre descansara un poco antes de limpiar los alrededores de la herida con agua fría, con cuidado de no dar en la zona, y taparle para que no cogiera frío, poniendo una pequeña estufa justo a su lado. Poco a poco parecía que iba cogiendo color.- Sé que estás confuso pero… no, no soy agente, sólo una amiga.- Dejó las cosas sobre la encimera antes de lavarse ella también las manos, quitando los restos de sangre que cubrían sus dedos. Cuando terminó, apagó el fuego que había dejado encendido con una tetera que no había dejado de sisear, echándose una taza de té y tendiéndole otra a Matt.- Si te soy sincera, tampoco tengo muy claro qué está pasando.- Le invitó a sentarse mientras tomaban el aire. Unos segundos de tranquilidad no les vendrían mal.- Conocí a Dorian hace unos años, por mi hermano. Él era un buen hombre pero de mente frágil, fácil de manipular.- Miraba al infinito mientras sus dedos acariciaban la taza, perdiéndose entre los surcos del te.- Ingresó en una comunidad religiosa, una privada. Perdí el contacto con él cuando me enteré que había decido a esa comunidad todos sus bienes, incluso cambiando el testamento que iba a ir para mis sobrinos.- Respiró hondo antes de girarse hacia Dorian.- Le encontraron muerto, a él y a otros miembros, calcinados en una casa propiedad de la comunidad. Dorian era el agente encargado del caso por aquél entonces.- Dio un sorbo a su té para levantarse poco después, cogiendo una botella de licor y echándosela a su bebida. Lo necesitaba.- Dije que quería ayudar a encontrar a las personas que le mataron, me costó convencerlos.- Soltó una breve carcajada perdida en algún recuerdo antes de volver a la cruda realidad.- Siguiendo la pista de los líderes hasta Ginebra. Había algunas cartas encriptadas que delataban el nombre de este lugar y la fecha de hoy para un punto de reunión, así que me infiltraron de empleada para averiguar más pero apenas logré encontrar nada.- Aumentó un poco la potencia del calefactor, asegurándose de que el cuerpo de Dorian estuviera más cálido.- Él iba a infiltrarse como cliente para vigilarlos más de cerca, pero está claro que le descubrieron.- Por primera vez en todo el relato miró directamente a los ojos de Matt.- Por eso es peligroso chico. No estamos hablando de unos locos que juegan con fuego, sino a personas con cientos de crímenes a sus espaldas que están camufladas entre el personal o los clientes, todavía no lo sabemos…- Apuró sus últimos tragos antes de dejar la taza a un lado de la encimera.- No debes hablar de esto con nadie, mucho menos con alguien relacionado con el personal. Si ese infiltrado descubre que Dorian está vivo o que sabes su paradero no dudará en matarte, a ti y a todos.

Corrí por el alrededor del hotel pasando quizás por casi todas las puertas de las habitaciones que había en el hotel, procurando no resbalarme con el dichoso hielo... Nunca supe que podría llegar a reaccionar así por él... Y era algo sumamente extraño, aunque obviamente no lo reconocería y menos frente suya. Solo me importaba saber que estaba bien.

Mi hermano, mi compañero de delitos y a fin de cuentas el tonto que siempre estaría a mi lado da igual lo que hiciera

-¿Uno de los hippies melenudos tenía la camisa llena de sangre? -preguntó Felony, con cierta extrañeza-. Bueno, tampoco es tan raro. Los melenudos esos se pelean y se dan cabezazos en sus conciertos. Gente muy violenta, no se si usted los habrá visto alguna vez, padre...

Aunque en otras circunstancias se habría sorprendido, a la vida no le extrañó que las líneas de teléfono estuvieran cortadas, sobre todo teniendo en cuenta que se encontraban en un motel de mala muerte donde uno de los trabajadores les había recibido a punta de escopeta y el otro estaba ligando con una adolescente. Que las líneas de teléfono dejaran mucho que desear era lo que normalmente se esperaría.

-Pues nada. Me toca quedarme aquí con torcedura de tobillo y todo -declaró la mujer, cruzando los rechonchos brazos sobre el pecho. En ese momento escuchó un golpe seco proveniente del conducto de ventilación y el sonido de un cuerpo arrastrándose a través de él-. ¡Agh! ¿Qué diablos ha sido eso? ¿Es que también tienen ratas en este tugurio?

-¿Matt esta con el herido?- de entre todos ellos, sin duda Matt era el más adecuado para tranquilizar a alguien, pero seguía sin ver un lado médico. Quizás pudieran darle droga hasta que la herida dejara de importarle, pero más allá de eso no lograrían hacer. Estaba por decir eso mismo, cuando Lars continuó hablando, logrando contagiarle ese miedo que parecía tener-. Mierda viejo… - soltó un suspiro, alzando la mirada al techo mugroso del hotel-. Tranquilo. Somos muchos, tenemos al de la escopeta. Si alguien hizo algo… se habrá ido y cuando lleguen la policía y médicos… todo se resolverá- sonrió sin mostrar los dientes, alzando los hombros, conforme con su propia deducción. Muchas veces debía inventar cosas, tanto para sus compañeros, managers, como para sí mismo. Incluso cuando escribía se engañaba a sí mismo… Ahora necesitaba pensar que todo saldría bien.

El frio fue el menos de sus inconvenientes, teniendo mucho cuidado en que nadie saltara sobre él para acuchillarle. Maldito Lars, ahora estaba paranoico. Movía su cabeza de un lado a otro, logrando que su brillante cabello fuera al compás, limpiando sus hombros de nieve en el proceso. El edificio al que llegaron, era tan deprimente como todo lo demás, pero esa depresión se convirtió en angustia cuando llegaron al lugar de los hechos y no había nada. No había herido, sangre o Matt…

El músico arrugó los ojos, sin oír al tipo de la escopeta, se agachó, señalando algo en la pared, luego su dedo siguió alguna ruta, moviéndose lentamente hasta una pared. Era un chico de ciudad, no tenía idea de huellas y demás, pero aquello era bastante evidente para él. Ahí algo había pasado.

-Aquí hay sangre- dijo, aunque ahora eran apenas unas gotitas que se mezclaban con el barro y la mugre general de la pared-. También hay huellas que van hacia ahí- señaló ahora la pared, avanzando aun agachado hacia una zona de nieve más baja que el resto-. ¿Habrá un sótano?- se preguntó en voz alta, empezando a apartar la nieve de ese lugar con lentitud-. Ayúdame viejo… - le dijo a Lars, esperando que Matt estuviera bien-. Debimos seguir viaje…

 Había logrado transmitir el mensaje. Aquel "recibido" claro como el cristal fue suficiente para aliviar el corazón de la joyera, si bien no decía mucho sobre el humor del Sr. Noir respecto a la noticia. Theresa se iba a arriesgar y supondría que había tomado bien las malas nuevas. Ahora quedaba comunicarse con la niña. La cual no contestaba. Theresa fue preguntando una y otra vez paulatinamente hasta que se hartó y abrió la puerta. Una mujer nerviosa como ella supondría que o bien la niña estaba intencionalmente evitando responderle y se había ahogado con el jabón. Ninguna de las dos buenas opciones.

- ¿Emma? Emma, contesta... Emma, ¡contéstame cuando te habló! ¡Emma!

 Mas al abrir la puerta, se encontró con algo que la dejó más helada que cualquier escenario que se hubiese imaginado: la niña no estaba. No la veía por ningún lado en el baño. Theresa se tapó la boca, estando a punto de ser víctima de un ataque de pánico.

- Oh Dios... no está. Emma... ¡EMMA!

¡EMMA!

Matt no estaba, ni sangre ni rastro de nada, pero ahí seguia yo, muerto de frío y cubierto de sangre de un extraño. Por un momento casi me pareció una broma de mal gusto, pero el olor a sangre era muy real y la tormenta fácilmente podría haber borrado las huellas. ─ ¡¡MATT!! ¿¡DONDE COJONES ESTÁS!?

Marco señaló un disimulado rastro que no conseguí distinguir hasta que él lo señaló...  ─ ¿un sotano? Tenía sentido, quizá Matt lo había visto y se había refugiado ahí del frío, realmente habíamos tardado varios minutos más de lo que habría deseado.

─ Quizá se haya refugiado ahí del frío. Eh, tú ─ digo mirando a Calvin mientras dirijo mis pasos hacia donde había señalado Marco ─ ¿Hay algun tipo de sótano o algo ahí que hayan podido usar de refugio?

- Malditos vagos!! Dónde coño estarán?

No había conseguido respuesta alguna; solo esperaba que estuvieran allí.

El ruido de una voces en el pasillo llamó mi atención. Creía escuchar la voz de una mujer joven, aunque, con tanto ruido de la habitación del al lado, no era capaz de estar seguro.

- Oyes algo, Luca? Juraría que alguien llama o aporrea una puerta?

No esperé contestación, me dirigí a la puerta y abrí para fisgar.

-No es que se pueda salir ahora mismo... Y aquí no hay alcohol así que es indiferente, supongo. Sonrió un poco al ver su insistencia y se encogió de hombros. -Si la consigues, por qué no.  La conversación cambió, el habló sobre su estado en el hotel y la respuesta no se hizo de esperar aunque... Tan mal no estaba, el solo conocía lo que había vivido y la cutre habitación que habían escogido. -Lo cierto es que no está nada mal... Aunque sean unos negligentes con el material médico. Suspiró al decir eso -Hmh... negó con la cabeza cuando pidió que cambiaran de habitación, el le frenó los pies y le pidió que colgase con un gesto aunque al parecer por como actuaba no había podido contactar con nadie. -No nos molesta, solo es por ahora hasta que a mi hermana le entreguen la targeta de crédito que se tragó el cajero.  Se tensó rápido en cuanto preguntó por si estaba buena su hermana o si le iba la marcha y en un arrebato de pura sinceridad murmuró mientras le curaba la herida ya. - Por desgracia ambas son acertadas. 

Ya había terminado con la cura aunque era incapaz de llamarlo así por no tener el material necesario y ahora alguien llamaba a la puerta aunque era cierto que  el ruído del de al lado y la llamada de atención de quien estuviera fuera estaban a niveles diferentes siendo que uno se escuchaba más que el otro. Molesto se dirigió a la puerta dispuesto a abrir para decirle que no se moleste con el ruidoso hombre de la habitación contigua cuando escuchó el desgarrador grito que su mente directamente asoció por miedo con su hermana, poniéndose en lo peor desde el principio. Andrea se le adelantó abriendo para fisgar pero fue el quien salió a toda prisa para buscar con la mirada de donde había provenido y quien era la que aporreaba puertas, dirigiéndose a ella. - ¿Qué ha pasado? ¡Dime! Se encontraba nervioso y por como actuaba, en cuanto tuviera una respuesta fuera cual fuera iría corriendo hacia su propia habitación. 

La revelación de Akiko de que no era un agente del FBI como Dorian, si no una amiga de ésta que trataba de ayudarle en el caso que llevaba entre manos para dar caza a los asesinos de su hermano, tomó por sorpresa a Matt. Intentó ponerse en su situación, y entendía su proceder, dado que él tampoco se hubiese quedado de brazos cruzados si su familia hubiese muerto calcinada en extrañas circunstancias, después de haber entrado a formar parte de algún tipo de secta religiosa o similar. ¿De qué se trataría todo aquello? 

Escuchar que sus pesquisas e investigaciones les habían conducido a aquel hotel no le aportó para nada seguridad, y maldijo por lo bajo su mala suerte, sabiendo que probablemente ya estuviesen metidos en serios problemas.

- Oiga, le creo y estoy dispuesto a ayudar en lo que sea menester. - le explicó a la atractiva asiática, con el rostro visiblemente preocupado. Si mi amigo Lars ya ha ido a solicitar ayuda a los miembros del staff del hotel, explicándoles que había un hombre gravemente herido en la nieve, y que yo me quedé para socorrerle, dudo que vayan a ignoramos. Si son tan peligrosos como afirman, nosotros somos simplemente un daño colateral que debe ser eliminado por precaución, por si hubiésemos escuchado cualquier cosa... Y en el mejor de los casos, nos interrogarán al respecto para ver qué sabemos en realidad... ¿Qué quiere que les responda cuando me vean con estas ropas ensangrentadas? Realizarán preguntas al respecto queriendo averiguar dónde está el hombre al que ayudaba... Joder, ya estoy metido de lleno en esto... Y lo sabe...

Matt miró fijamente a los ojos a la joven Akiko, aguardando una posible solución a su serio problema. En esos instantes no era capaz de razonar fríamente, y temía que de un momento a otro golpeasen la puerta y fuesen a buscarle. 

- Me quedaré con ustedes. No me atrevo a regresar solo al Hotel. ¿Le importa si me quito estas ropas ensangrentadas? ¿Es posible darme una ducha y que su amigo me preste algo de ropa provisionalmente? Prometo devolvérsela...