Partida Rol por web

tras haber pasado la noche descanzando en las habitaciones del castillo, aprovecho mi tiempo para estudiar, aprender y anexar el ritual encontrado en aquella habitacion protegida con magia...
el dia habia empezado y la actividad se habia iniciado a primera hora... tras ir a arreglar los ultimos detalles para la partida, tengo la suerte de encontrar una piedra rara tras explorar un poco en el castillo... pero la hora habia llegado, era hora de partir...
tras varias horas de camino, el silencia era lo unico que se podia escuchar... era muy desolador... saco el libro de los Griffon y comienzo a examinarlo, buscando informacion de la zona, como era?, que animales habia?, que tipo de magia domina la zona?, cualquier cosa que me diera informacion sobre el lugar, pero para romper el lugubre silencio mientras hojeo el libro me dirijo a Millicent Hola!! le digo... esa espada tuya parece ser muy especial, que sabes sobre ella??? pregunto mientras sigo hojeando el libro buscando la informacion me gustaria pedirte un favor, si en el proximo lugar que acampemos, pudieras darme la oportunidad de estudiarla un poco, claro en tu presencia digo a la dama  como vamos??? pregunto al grupo buscando romper un poco el hielo, somos un equipo y el silencio aunque en ocasiones es muy bueno, creia que era tiempo de romperlo un poco, sutilmente observo mas al asechador, ya habia mostrado sus habilidades como un guerrero excellente, asi que devia de mantener al asechador cerca...

Marcus seguía al grupo en el caballo que le habían prestado, un caballo magnifico, digno de un gran guerrero, le podría ser útil para viajes largos, al igual que le podía ser útil para la batalla, era un caballo increíble, de color negro y con patas fuertes, era un caballo increíble, el cual Marcus no creía que mereciera.

Mientras avanzaban podía ver que el grupo no era un grupo de verdad, no tenían confianza los unos en los otros, ya que no se conocían prácticamente de nada, tenían que empezar a conocerse, saber más los unos de los otros y saber quién podría ser de fiar, y quien podría traer problemas en un futuro, como era el caso del acechador, no era normal que alguien de su raza se dedicara a hacer el bien y lo justo, solían ser una raza bastante sangrienta y peligrosa, pero este parecía diferente, aunque siempre podía ser un engaño.

Mientras Marcus se encontraba sumergido en sus pensamientos uno de sus compañeros empezó a hablar, se trataba de Nostradamus, el cual se dirigía a Millicient, parecía que quería saber más sobre la única arma que había sido capaz de herir a un enemigo invencible. Cuando escucho sobre la espada de la mujer Marcus desconecto de la conversación, y se puso a pensar en el arma que le habían regalado, parecía muy buena, aparte de ser muy bonita, podría serle útil para futuros combates, y tenía ganas de utilizarla, probar cuán bien se le daba manejarla.

-Bueno, camaradas. El silencio solo trae malentendidos. ¿Creeís que dejamos en buenas manos el castillo? Pienso que falta personal.

El camino le abando la sesera y ahora esta mas tranquilo para hablar.

yo pienso lo mismo, pero dado que el señor de la guerra va avanzando, tal vez no se preocupe o le de mucha importancia a un castillo solitario... bien devo de fortalecer los lazos del grupo, incluyendo al asechador. dejenme les platico algo, me di el tiempo de dar una vuelta por el castillo y tuve la fortuna de encontrarme una piedra muy rara, se llama piedra alma y creo que nos puede ser de bastante utilidad en futuras batallas, encontraron algo ustedes??? pregunto al grupo en general.

El acechador guardaba silencio, aunque se encontraba en paz después de lo echo el día anterior, no acaba de entender muchas de las cosas que sucedían, y en su mente no cabía todo aquel odio durante tanto tiempo atrás... Ahora su camino se movía por senderos aún sin escrutar, siguiendo a la gente que tanto ha odiado a su pueblo, y que de igual modo su pueblo a odiado, pero algo le decía que en esta su vida debía hacer para cambiar todo aquello...

Regathix sale de sus pensamientos al escuchar hablar a alguno del grupo, el acechador los iba mirando con algo de curiosidad pero sin intervenir, pero no pudo evitar llevarse la mano al cuello, para coger su colgante recién adquirido, exactamente el día anterior, después de calmar su alma, al escuchar si alguien más había encontrado algo...

Marcus seguía inmerso en sus pensamiento, cuando escucho lo que decía Guilles, y después escucho lo que dijo Nostradamus.  Cuando ambos hablaron decidió responder en orden, primero daría su opinión sobre dejar el castillo desprotegido.  – El castillo no tiene demasiada protección, es cierto que faltan soldados, pero ahora mismo no podemos hacer nada, solo somos cinco y eso no cambiaria mucho las cosas. Lo mejor sería conseguir eliminar los enemigos que haya por el camino, así es seguro que no llegaran al castillo.

Después se volvió a Nostradamus, la verdad es que a él lo de la magia no le importaba demasiado, y no dudaba que esa piedra tendría que ver con ello. – Yo no estuve buscando por la casa, no tuve tiempo a echar un vistazo, aunque cuando fui a buscar el caballo que me iban a prestar me encontré con un soldado, uno que sentía vergüenza por sus actos, y quiso regalarme una espada de gran calidad. – Marcus saco su espada, la hoja tenia gravadas bellas imágenes, y unas de sus hojas acababa con una sierra. – Es mejor que la otra que había conseguido, o eso parece, además la otra había sido muy dañada y ya no le quedaba demasiado tute, se hubiese roto en pocos combates y eso me habría causado problemas, se podría decir que esta espada me ha venido como caída del cielo.

Es una hemosa espada estoy seguro que tendras oportunidad de provarla... miro a regatix y alcanzo a ver el pendiente que tiene en el cuello pero no forsare a que comente nada si no quiere... no debemos de estar lejos revisare el libro... comento al grupo

Millicent parece incapaz de oír las palabras de Nostradamus. Se encuentra completamente absorta. Abstraída en sus pensamientos.
Había tomado el anillo de las manos del anciano Lord con ceremoniosidad pavorosa. Lo sostenía reverente. Temerosa de colocarlo en sus falanges.
Lo había recibido con un sibilante “gracias”. No podía decir nada más. Los recuerdos se habían agolpado en su mente con cada palabra de Lord Griffon y ahora no la permitían prestar atención a los acontecimientos que sucedían en torno suyo.
La espada -musitó-. Increíble, sí.
Acompaña al grupo ensimismada por el tacto de la pequeña joya de oro entre mis dedos.
Es el anillo de papá -susurra al encontrarse con su hermano. No hay mucho más que añadir: ¡Es el anillo de su padre!
Millicent se coloca el sello familiar, conteniendo la respiración, como si esperase que algo la interrumpiera, o que algo extraordinario sucediera.
Es el anillo de papá -repite alzando la mano para que Guilles pueda ver el escudo de la familia.
Millicent parece

Vuestra marcha se hace bastante pesada y cansina debido al aire que arece quemaros en vuestros pulmones. El paraje descrito en el libro por Lord Griffon apenas se asemeja a lo que ven vuestros ojos. Los verdes prados han sido sustituidos por un páramo gris de ceniza y hojas muertas. Las estacas con las antorchas aparecen totalmente quemadas y apagadas y no se ven ni ciervos ni pájaros volando.

De pronto, sobre una colina veis un lobo que se mueve lentamente, os mira y aúlla. Durante un instante vuestros cuerpos se ponen en tensión ante la amenaza de un ataque, pero entonces el lobo se desploma. Os acercáis a él con cautela para comprobar que está muerto, por su estado, de inanición. Entonces alzáis la mirada y veis a cinco lobos más caídos sobre la tierra y un hondo pesar os sobrecoge el corazón. Ni la mayor amenaza del lugar ha podido resistir el paso inquebrantable de la muerte ante el ejército del señor de la guerra.

Seguís vuestro camino unas horas más, hasta que finalmente, tras subir otra colina, veis abajo un conjunto de edificios situados junto a un río, con varios molinos siguiendo el curso del mismo. Habéis llegado a Katermore. Sin embargo no es la aldea llena de vida que os contaron. Las casas están medio quemadas y semi derruidas, los molinos se mueven más por inercia que por el trabajo de algún labriego y sobre todo, el silencio. No hay ni un alma en el lugar. Sin embargo, algo llama vuestra atención. En medio de toda esa destrucción, un humo blanquecino sale de la chimenea de una de las casas situadas en el centro del pueblo. Ese humo no es de los matojos quemados, es humo de madera, humo de chimenea. O bien hay una chimenea ardiendo sola o bien alguien la ha encendido.

Marcus iba con todos los sentidos alerta, hasta los lobos habían caído, el camino se volvía peligroso, lo que indicaba que estaban más cerca de su destino. Marcus estaba más contento que triste, pronto podría vengarse del asesinato de su familia, algo que llevaba mucho tiempo deseando.  Mientras avanzaban vio que el camino no mejoraba, de hecho vio que iba a peor, cuando siguieron por el sendero llegaron a una ciudad, una que era conocida como Katermore, una ciudad llena de vida, aunque eso fue antaño, la ciudad estaba destruida, había recibido un castigo bastante malo, parecía que el señor de la guerra no se contenía ante nadie, mataba a quien fuese que pudiese amenazar su poder, aunque Marcus no estaba seguro de si había sido por que la ciudad fuese una amenaza, o por dar a conocer su poder.

Marcus no se encontraba demasiado bien, esa masacre le recordaba a la de su ciudad natal, algo que no le gustaba, parecía que no quedaba vida allí, aunque eso cambio cuando vio que salía humo de una de las casas, alguien podía seguir vivo, aunque era muy arriesgado que encendiese la chimenea después de lo sucedido. Marcus azuzo a su caballo, para que este fuera rápidamente hacia la casa, cuando llego se bajo rápidamente y ato al caballo cerca de la casa, no quería perder un ejemplar tan bueno como aquel. Desenfundo su espada y se acerco a la casa despacio, no quería que nadie le pillara desprevenido y acabase con él.

al llegar a Katermore, la ciudad estaba devastada, la mayoria de las casa estaban quemadas y derrumbadas, pero de una de las pocas casa que quedaban en pie salia un humo blanco de leña seguramente, por lo que llamo la atencion a todos y antes de que pudieramos descidir que hacer Maurcus se adelanto a la casa... devemos de apresurarnos, y cubrir a Marcus, puede ser una trampa!!! comento al grupo que nos quedamos un poco resagados... al llegar a la casa Marcus tenia atado el caballo y nos esperaba con la espada desenvainada... bien devemos de extremar precausiones, y mantener bajo perfil lo mas posible, solo podemos confiar en nosotros, en nadie mas, por lo que existe la posibilidad de que esto sea una trampa del señor de la guerra, sugiero que solo dos vean que hay en la casa los otros tres esperemos su señal o acudamos al apoyo en caso de ser necesario, sugiero que Guilles y Marcus investiguen, nosotros esperaremos en las sombras justo enfrente, estan deacuerdo???? pregunto al grupo no queria que pensaran que queria imponerme, recuerden que la prioridad es llegar a la Linterna Obscura

Viendo las señas, me acerco despacio a ver que encontramos. Pendiente de los alrededores.

Con la espada desenfundada, Marcus avanza lenta pero firmemente hacia la casa. A su lado, Guilles se sitúa a la izquierda de la puerta y le hace una seña para que abra la puerta. Marcus asiente y de un golpe, abre la puerta. En cuanto el umbral se abre, guilles contiene el aire y Marcus alza la espada. Sin embargo nada se lanza sobre ellos. Desde donde están, no pueden ver absolutamente nada. La chimenea está fuera de visión y al fondo hay una puerta cerrada.

Desde vuestro escondite, podéis ver como Marcus y Guilles se aproximan a la puerta de la casa y toman posiciones antes de abrirla. A un gesto de Guilles, Marcus abre de un golpe la puerta y todos os ponéis intensión a la espera de que algo ocurra. Pero nada sale del interior. Volvéis a respirar mientras observáis el siguiente movimiento de vuestros compañeros.

Al llegar al escondite saco mi varita preparandome para apoyar al equipo en caso de ser necesario... Estemos listos, en cuanto entren devemos de estar atentos a cualquier señal, esto en verdad no me da muy buena espina!!! comento al grupo el detalle es que todo esta fuera de lugar por lo que es dificil buscar algo que no encaje, lo unico que no encaja es esta casa y nuestros compañeros practicamente ya estan dentro!!! observo todo alrededor buscando algo que nos pudiera dar una pista de que es lo que habita la casa o lo que sea que haya estado ahi ultimamente

Marcus entro más en la casa, no le parecía normal que una chimenea se hubiese prendido sola, era algo que no le gustaba, por ello no guardo la espada por el momento, cuando entro hecho un ojo a la casa, quería ver si había alguien que estuviese oculto, o algún rastro de vida, que indicara donde se encontraba el propietario de la casa, o al menos el responsable de  que la chimenea tuviese lumbre.

Marcus avanza con cuidado por la habitación. Al penetrar en su interior, ve que se encuentra en un pequeño salón, con una mesa en el centro y dos sillas volcadas. Encima hay un plato con comida del que aun sale humo. Esa comida ha sido servida hace muy poco. Un poco más al fondo, está la chimenea, de la cual sale un espeso humo negro, como cuando alguien apaga un fuego rápidamente con agua. También puede ver un par de armarios y una alacena con los cristales rotos y vajilla destrozada. Al fondo, hay un par de sillones de manufactura artesanal.

de Marcus, Guilles penetra en el edificio y se sitúa a su espalda, siguiendo al guerrero muy de cerca. Tras no ver nada que os llame la atención, os vais a dirigir a la puerta cerrada cuando oís algo detrás de uno de los sillones. Con la espada preparada y Guilles detrás con su daga lista, avanzáis hasta el origen del ruido. Guilles rodea el sillón para no quedar a la vista y Marcus avanza de frente. Primero ve una pierna blanca y escuálida, luego, tras un último paso, puede ver a una joven agazapada y encogida sobre si misma, con el rostro desencajado de terror.

Al ver a los guerreros, empieza a sacudir la cabeza

-¡No por favor! ¡No me hagáis daño!-

Su voz suena aterrorizada.

Marcus no puede responder pues la puerta que antes estuviera cerrada se abre de golpe y un hombre alto con una prominente barba puntiaguda y sombrero se abalanza sobre él con un palo