Partida Rol por web

Apocalipsis

El hombre basura (Cosas de Másters)

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23/12/2009, 22:15
Director V
Sólo para el director

jajajaja si, aunque el puñetero vagabundo parece madre abygail xDDDDDDDDDDDDDDDD

Pobre veldrin...

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24/12/2009, 03:26
Director
Sólo para el director

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25/12/2009, 02:07
Director
Sólo para el director

no me chuta el msn ><

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25/12/2009, 02:16
Director T
Sólo para el director

Prueba con el e-buddy, o en messenger on-line

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01/01/2010, 21:17
Director T
Sólo para el director

Flag is coming... xD

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02/01/2010, 00:49
Director V
Sólo para el director

Omg estamos condenador, a partir de hoy recuperaré el ritmo u,U aun me dura un poco la resaquita, más por no dormir que por otra cosa ><

Feliz año y esas cosas xD

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02/01/2010, 02:14
Director T
Sólo para el director

¿Tu también te has pasao toda la noche del 31 de farra total?

xD

¿Con churros por la mañana?

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02/01/2010, 02:29
Director V
Sólo para el director

Algo así si xD

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03/01/2010, 01:00
Director T
Sólo para el director

Canción que viene que ni a medida:

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05/01/2010, 03:07
Director V
Sólo para el director

Llegué tarde para apuntarme a la partida (estoy de vacaciones), pero ¿aún hay tiempo para postularse para un cameo?

Mañana o pasado te envío una historia para que le eches una mirada.

Gracias. =)

De una tal...Evabuenosayres

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07/01/2010, 19:01
Director V
Sólo para el director

La madrugada del 1º de enero de 1978, Rodolfo Ezequiel Halavi y Rosa Guevara Roy -profesor adjunto de filosofía medieval y primera ayudante de la cátedra de gnoseología de la Universidad Nacional de La Plata, respectivamente- regresaban a su hogar luego de celebrar el Año Nuevo con la madre de la joven. Un amigo, Lucio Montes, divisó el Fiat 600 rojo en el cruce de la avenida Calchaquí y la calle Zapiola, intercambiaron saludos y acordaron un paseo para el fin de semana. La pequeña María dormía acurrucada sobre la incipiente preñez de su madre. Rodolfo y Rosa lucían cansados pero alegres. Según las textuales palabras de Montes: "Ajenos a la tragedia que se cernía sobre ellos, platicamos sobre los niños: Rosa esperaba otro crío -'el último', prometió entre risas- y me comentó que Carlitos, el mayor, se había quedado con su abuela. Fue una suerte para él..." Eran las 2:05 cuando se despidieron, la noche atronaba augurando una tormenta. (Nota de la redacción: Lucio Montes, obrero ferroviario de reconocida actividad sindical, desapareció en Santiago de Chile el 8 de octubre del mismo año)

Poco después, la pareja arribaba al viejo edificio ubicado a escasas cuadras de la estación Bernal, frente al centenario colegio Don Bosco. Estacionaron entre los eucaliptos que adornan esa histórica cuadra y se disponían a recoger los bolsos cuando fueron interceptados por dos Falcon verdes sin chapas identificatorias que, tras una rápida maniobra, los rodearon. Cinco o seis sujetos, fuertemente armados y cubiertos únicamente por unas gafas oscuras, surgieron de los autos.

A los golpes y trompicones, empujaron al joven matrimonio hasta su apartamento, ubicado en el contrafrente de aquel vetusto edificio, y, durante casi dos horas, se desató la tormenta: afuera, truenos, vientos y aguacero; adentro -en el 1º B de Belgrano 251-, golpes, insultos, gritos ahogados y un aterrado llanto infantil. Luego, arrastrados por los cabellos, amordazados y maniatados, Rodolfo Halavi y Rosa Guevara fueron subidos a sendos autos y llevados de allí con rumbo desconocido.

El departamento amaneció destruido: colchones y sillones tajeados, libros, archivos y carpetas arrojados por doquier, los paneles del cielo raso y la biblioteca que revestían la sala fueron arrancados, las agendas y algunos archivos, sustraídos. Ese tétrico escenario encontró Analía Lopez, una amiga del matrimonio, cuando arribó al departamento de los Halavi, alertada por una llamada anónima. Al atravesar el umbral, escuchó el suave y monótono llanto de una criatura: el llanto de la pequeña María Eva que yacía aferrada a los restos de la cama de sus padres. Eran las 5:20 cuando Analía llamó a la policía.

Recién a las 9:45 acudió un patrullero. Unos pocos curiosos discurrían frente al edificio y algunos vecinos transitaban los pasillos a paso apretado, la mirada clavada en el piso. Alguno susurró: algo habrán hecho...

Nada recuerdo de eso. Mi memoria es borrosa, sin rostros, un fogonazo, golpes, muchos golpes, y los gritos... Gritos desgarradores que aún me atormentan, pesadillas que me sumergen en un atroz mundo sin rostros, de gritos amordazados, voces amenazantes y un olor acre y envolvente. Quizá, el recuerdo de aquellas horas siniestras en aquel viejo edificio de Bernal. Recorrí aquellas calles, visité el departamento -nunca fue habitado desde entonces-, leí y releí los informes, indagué archivos, pregunté...

Me llamo María Eva Halavi, tengo 36 años, nací en una fecha aciaga y profética: el 24 de marzo de 1976, en La Plata, Buenos Aires, Argentina. Soy una sobreviviente.

Mis padres, Rodolfo Ezequiel Halavi y Rosa Guevara Roy, fueron secuestrados, torturados y asesinados por los genocidas que gobernaron el destino de los argentinos durante siete infames años. Antes, mi abuelo paterno, Abel Halavi, fue deportado al campo de concentración de Theresienstadt, 'la ciudad que el Führer le regaló a los judíos', en 1940. Un día, fueron trasladados su esposa y su primogénito a Auschwitz, y jamás supo de ellos. Años después, vino a estas tierras y conoció a quien sería su segunda y última esposa, Sonia Duré, la madre de mi padre.

Desde la desaparición de mis padres, mi infancia transcurrió en el pequeño chalet de mis abuelos paternos y mi adolescencia en la vieja casona de mi abuela materna -Eugenia Roy-. Fue incesante el ir y venir de mis abuelas golpeando puertas de despachos, recabando información. Dos luchadoras inclaudicables armadas de un pañuelo blanco. Año tras año, sus pasos se hicieron lentos y vacilantes -no así su lucha- y, con pocos meses de diferencia, ambas fallecieron. Abel, aquel viejo sobreviviente de Theresienstadt, se rindió en la primavera del 98. Entonces, sólo quedamos mi hermano Carlos y yo... y -quizá- aquel niño que latía en el vientre de mi madre cuando fue secuestrada.

Según los testimonios, mi madre dio a luz -siniestra ironía- a un niño, en la ESMA, la Escuela de Mecánica de la Armada. Nunca supe nada de él; no tiene rostro, nombre ni historia, pero es mi hermano, mi hermano extraviado en los laberintos del horror. Años atrás, buscaba la lánguida mirada de mi padre o la cristalina sonrisa de mi madre -inmortalizadas en una foto- en cada hombre que se me antojaba familiar. Para entonces, comencé a militar en H.I.J.O.S.

Carlos heredó de nuestro abuelo Abel la pasión 'fierrera' y se dedicó a la mecánica. Yo crecí entre llaves y tuercas y aprendí a cambiar una bujía antes que a deletrear. Incluso, arengada por mi hermano, estudié ingeniería mecánica. Carlos quería dedicarse a los coches conceptuales y tenía puestas algunas fichas en mí.

Transcurrieron intrincados y sórdidos años, los argentinos nos desayunamos con los indultos a los genocidas, la venta de armas a Croacia y Ecuador, innumerables casos de corrupción, la Carpa Blanca y la Ley de Flexibilización Laboral que dejó a muchos en la calle... Calles y rutas fueron tomadas: estalló Cutral-Có y Tartagal, piqueteros y fogoneros arremetían con sus reclamos. El país ardía.

Terminó el siglo y terminé la carrera de ingeniería, pero no ambicionaba el título de ingeniera. Ignoro que buscaba, pero estaba segura de qué no quería. Carlos me reprochó, una y mil veces, dejar una 'carrera promisoria'. Él quería que continúe mis estudios y me especializara en ingeniería mecánica automotriz; tenía contactos en Estados Unidos y  proyectaba crear un centro de diseño conceptual.

Viajé al sur, a los Andes Patagónicos y me enamoré de los bosques, del viento, de aquella inmensa soledad. Me quedé a vivir allí. Poco después me puse de novia con un guardaparque, Alejandro Bautista, y muy pronto entré a trabajar en el Parque Nacional Los Arrayanes. Luego, con Alejandro, incursionamos en el turismo alternativo y abrimos una empresa dedicada a eso: campamentismo y supervivencia, montañismo, espeleología recreativa, ciclismo de montaña, descenso de ríos, esquí de travesía y senderismo. Lejos de todo y de todos. Soledad y libertad. Fueron años breves e intensos, felices quizá. Hasta que llegaron noticias de Ohio...

A principios del 2001, tras el estallido que asoló al país y lo envolvió en el caos, Carlos cobró una importante indemnización y vendió todo cuanto poseía. Luego, viajó a los Estados Unidos a probar suerte. Se instaló en Cleveland e instaló un centro de diseño automotriz. En el 2009, se asoció con Chris Bangle y el emprendimiento tomó mucha fuerza. Poco después, conoció a una dominicana, espigada y sensual. Se enamoraron, se casaron y, en diciembre del 2010, nació un niño al que llamaron Ernesto -como el 'Che', ironías de la vida...- Fue un breve e intenso romance: el 6 enero del 2012, una vieja Corvette C3R pierde el control en la intrincada ruta 80, camino a New York. Entre otros, Carlos y Anabella -así se llamaba su esposa- fueron arrollados y su flamante BMW Z4 rodó y se prendió fuego. El niño no viajaba con ellos: se había quedado en casa de su abuela materna. La historia se repetía...

Ahora, el pequeño Ernesto vive con su abuela Margot -una negra monumental con voz de soprano, sonrisa fácil y carácter afable-, en Ohio City, próximos al Saint Ignatius High School

Pasaron los años y los fantasmas siguen allí, irreductibles. Aún me atemorizan la oscuridad y el encierro; algunas noches, despierto empapada por pesadillas que vuelco al papel, escribir exorciza mis miedos. Una niña llora en mí y derrama su miedo, inasible y oscuro. Una mujer clama por aquellos que el horror amordazó sus vidas. El odio macerándose…

No lo niego. Cuando el 21 de septiembre de 2010 encontraron el cuerpo de Astiz en un descampado de Cañuelas, brinde por la muerte de aquel hijo de mil putas. Lo secuestraron dos días antes y, como siempre, nadie vio nada y por una vez lo disfruté: el Ángel de la Muerte probó de su veneno. Lo encontraron envuelto como una momia en hojas del “Nunca Más”, le introdujeron arrollado un ejemplar del Apocalipsis por la boca y otro de la Constitución Nacional en el ano. Previamente, lo torturaron con picana, le quebraron los dedos de los pies y las manos, le arrancaron los dientes y los ojos y le cosieron la boca. Murió en su ley. ¿No es eso justicia? Me cago en los derechos de quienes segaron la vida de treinta mil argentinos en nombre de Dios, la patria y la familia. “Si ellos son la patria, yo soy extranjero.” Gran verdad.

Ellos secuestraron, torturaron, destrozaron muchas vidas inocentes y las arrojaron vivas al mar. ¿Por qué esperar una justicia que nunca llega, una justicia que de tan lenta es injusta? Pero no tuve nada que ver con aquello, me faltan ovarios para eso. ¿La Caída del Ángel? Es un cuento que escribí y subí a la red hace más de una década. Cualquiera puede leerlo. Eso no me hace culpable ni instigadora. Como mucho, musa inspiradora, y me gozo de ello. ¿Es atroz? Pues, sí, pero es lo que ellos sembraron; lo extraño es esta tardía cosecha. Lo verdaderamente extraño es que algo así se haya producido décadas después.

No lo niego. Celebré la muerte de aquella bestia infame, ¿por qué no habría de hacerlo? Brindo porque sean muchos más…

 

***

 

Es un boceto de la historia. Faltaría retocar detalles y agregar algunos datos e "informes" (como ese que agregué al inicio), además de las fotos. Bueno, eso es todo. Te agradecería una respuesta, aunque sea de rechazo, para no quedarme a la espera. =)

 

Regreso de mis vacaciones en dos semanas y estoy apuntándome a algunas partidas para entonces.

 

Gracias.

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09/03/2010, 01:07
Director V
Sólo para el director

 Bueno, aun no tengo pc, ni noticias sobre el paradero del nuevo jaja pero quizás pueda sacar algo de tiempo, si no te importa retomo con Debbie, Yomara y James por el momento, que creo que podré encargarme de ellos dado su ritmo (que ha bajado por examenes y terremoto)

¿Ok? Un abrazo guapo, mil disculpas de nuevo por las molestias u,U

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09/03/2010, 02:12
Director T
Sólo para el director

Me parece perfecto.

A ver cuando puedes volver con los otros 4. Eso sería la polla xD

Paciencia

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11/03/2010, 16:27
Director
Sólo para el director

Te dejo encargado lo siguiente:

  1. En un post, adelantando, Yomara comprueba los restos del puente accidentado, sin rastro de su hija. Aparece Jimmy (el PNJ), un chaval superviviente.
  2. Ashton llegará al puente de Brooklyn, tras haber pasado la noche del Apocalipsis casi sin dormir, en bata de hospital y con una pipa en la mano. Se encontrará con los otros pjs (otro post).

Pues eso. Curre v.d un poco :P

Cargando editor
11/03/2010, 21:14
Director
Sólo para el director

Jimmy tardaré en introducirlo un poco más, aunque lo haré cerca de brooklyn, ten en cuenta que iba en el avión con Debbie, posiblemente se lo ponga en un supermercado para darles algo de tensión con un par de doverman

 Respecto a Ashton, ok, descuida, yo me encargo como pueda.

 Tampoco te precipites demasiado en que lleguen a ver a Abygail, dejemosles desarrollar sus personajes un poco, quizás estos tres mios tarden un poco más en llegar depende de donde decidan ir, que son capaces de ir al interior de la ciudad xD y no quiero ponerles demasiadas trabas (aunque las tendrán muahajaja)