Partida Rol por web

Aquelarre et confidentis

* Aleixo Saraiva, cristiano del Reino de Portugal, Bufón, hijo de un marino

Cargando editor
26/07/2014, 21:50
Aleixo Saraiva

Aleixo sonrió ante la felicitación de don Pedro y Gonzalo. Esperaba recibir esos halagos, por supuesto, sabía que su actuación había sido notable; pero los disfrutó tanto como si hubieran llegado de sorpresa. Con una última reverencia, se despidió del noble y su lacayo.

- Muito obrigado, meu senhor, por la oportunidad –Agradeció Saraiva-. Me tendréis aquí mañana en cuanto você ordenéis ­–Salió entonces de la sala, camino a la zona donde dormían los criados. Esperaba encontrarla sin problemas, no quería perderse en su primer día en el castillo, que lo encontraran en algún lugar inapropiado y que pensaran que había venido a espiar. En cuanto hubo salido por la puerta, se ordenó el pelo, que se le había despeinado ligeramente durante la exhibición.

Además de pletórico, se sentía aliviado. Aunque confiaba en conseguir ese trabajo, la preocupación por el asunto en Lisboa seguía reconcomiéndolo. Si su actuación, por alguna razón, no hubiese gustado y lo hubieran echado a patadas de ahí, no habría sabido adónde ir. La gente de alta cuna se conocía toda y probablemente ese despiadado don Pedro haría correr la voz de que un inútil bufón portugués andaba buscando trabajo y sería mejor no dárselo. Entonces ¿qué le habría tocado a Aleixo? Volver a su tierra, a su querida Portugal, donde lo buscaban injustamente por asesinato.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del bufón. Por suerte, ese hombre había sabido apreciar sus habilidades. Solo le quedaba que esa siguiente semana fuera perfecta, actuar como nunca en el banquete y tendría un puesto asegurado en esas cuatro paredes- Espero que a má sorte no caiga sobre mí... Novamente -dijo para sí mismo en un suspiro. Y, tras esos segundos, la duda desapareció de su cuerpo, que volvió a llenarse de confianza y orgullo en sí mismo.

Cargando editor
28/07/2014, 05:09
Aquelarre

Capítulo II

Llevas una semana actuando en el patio de armas, pero la gente del lugar no tiene ánimos para tus juegos. Tus únicos espectadores son los criados y algunos soldados que se acercan para burlarse de ti y lanzarte objetos, intentando que falles en tus juegos malabares y te caigas al suelo.

Sin embargo, por la noche te dedicas a amenizar la velada del conde y sus más allegados, quienes sí que aprecian tus cuentos y tus cantos. De entre todos ellos, el conde es el menos animado. Durante este tiempo te has enterado de que encontraron a su hijo cerca de una cueva que hay en la sierra, que llaman la Cueva de los Murciélagos. Las alimañas habían devorado su cuerpo, y para el conde fue un golpe demasiado doloroso ver a su hijo en aquel estado.

Ha llegado por fin el día en que deberás actuar durante la cena que se va a celebrar en honor a unos distinguidos invitados del conde, que no son sino sus parientes, los señores de la casa de Aguilar. Te dedicas a practicar en el patio de armas durante toda la mañana, intentando evitar a los cretinos de los soldados. Entonces, observas que tanto los criados como los soldados parecen agitados. Le preguntas a uno de ellos y te dice que traen preso a un campesino. Rápidamente, sales a la puerta del castillo para curiosear.

Notas de juego

Narra tus impresiones y después pasaremos a 37.

Cargando editor
01/08/2014, 22:14
Aleixo Saraiva

Día tras día, Aleixo salía al patio de armas para practicar. Le gustaba mantener sus habilidades en forma y, por eso, les dedicaba bastantes horas. Se tomaba muy seriamente su profesión, pero era obvio que el resto de habitantes del castillo, incultos y zafios, no pensaban igual que él. El portugués nunca había tenido buena suerte con los militares, eso era cierto; estaba acostumbrado a que se rieran de él. Pero ¿los criados? Era la primera vez que se enfrentaba a esa clase de gente, normalmente solía tener buena relación con ellos. ¿Y acaso tenían ellos motivos para sus burlas? No eran más que esclavos pagados que limpiaban la mierda de sus señores.

Eses malditos filhos da puta! Pensaba cada vez que le tiraban algo. Él, como respuesta, se giraba y, con una sonrisa sarcástica, una mirada fulminante y un juramento silencioso en portugués, les hacía una reverencia llena de odio y seguía a lo suyo. Nunca se metía en problemas, así que la mayor parte del tiempo intentaba ignorarles. Claro que a veces no podía más y les soltaba cuatro palabras. Cuatro palabras perfectamente dichas para que esos inútiles iletrados no entendieran su significado. Entonces, al ver la cara de confusión de su “público”, la sonrisa de Aleixo se ensanchaba.

Las noches compensaban los días, sin embargo. La gente noble sí era capaz de mirarlo y admirarse. De sonreír por sorpresa y no por burla cuando lo veían. De aplaudir sinceramente. Estaba encantado con ellos. El único que ensombrecía ligeramente las veladas era el conde. A Aleixo le preocupaba que sus espectáculos no fueran del agrado de alguien tan importante, pero rápidamente supo la verdad. No pudo por menos que sentir pena por él. Saraiva no sabía lo que era perder un hijo, pero sí había perdido la esperanza de tener uno y era lo que más le había dolido en la vida. Además, esa forma tan trágica y espantosa...

La noche del banquete intentó practicar todo lo posible para conseguir animar a todos los invitados, el triste conde incluido. Ese día parecía que los soldados y los criados no tenían mucho afán por interrumpirle y divertirse a su costa. Perfeito. Assim eu poderei ter calma. Pero esa calma no llegó. Notó al poco rato la agitación entre todos y, aunque no soportaba a ninguna de esas personas, no pudo evitar preguntar qué ocurría.

Um camponês? Ya había escuchado bastantes veces historias de represión de los señores de esas tierras contra la gente del pueblo. Pero nunca lo había visto con sus propios ojos, así que su espíritu curioso lo arrastró corriendo hasta las puertas del castillo para conseguir información de la mejor mano posible: la suya.

Cargando editor
07/08/2014, 01:38
Aquelarre

Se te cae el alma al suelo cuando ves a Tobías siendo arrastrado por los soldados camino arriba. Esos brutos deben haberle dado una paliza, ya que no ofrece ninguna resistencia y parece incapaz de caminar por sí solo. Su mujer y sus hijos, así como varios campesinos, van detrás de ellos, increpando a los soldados. Corres al encuentro de la mujer para que te explique qué ha pasado.

Cargando editor
07/08/2014, 01:38
Señora de Tobías

¡Por favor! Solloza ¡Ayuda a mi marido! Se lo llevan preso acusado de matar a Fernando, el hijo del conde. ¡Pero él no ha hecho nada! Grita, rompiendo a llorar desconsoladamente. Le preguntas el porqué de la acusación. ¡Han encontrado en nuestra casa una daga que pertenecía a Fernando te explica pero no sabemos cómo ha llegado hasta allí, debes creerme! ¡Dios mío, ayúdanos! Se lamenta, agarrándose a tus ropas.

Sabes que ni Gonzalo ni don Pedro tendrán contemplaciones con Tobías. Lo ahorcarán casi con total seguridad. Te ves en la obligación de ayudar a este pobre hombre que tan bien te ha tratado.

Cargando editor
15/09/2014, 13:39
Aleixo Saraiva

Aleixo corrió hacia la puerta para enterarse de todo: A quién traían, en qué condiciones y por qué. Pero esa ansia de curiosidad se transformó en el más absoluto pesar cuando reconoció a su anfitrión arrastrado por varios soldados. Não pode ser. Não pode ser. No tenía buen aspecto, estaba magullado y no podía ni caminar él solo. ¿Cómo era eso posible? ¿Qué había hecho el buen Tobías para acabar ahí?

Por detrás se había formado un tumulto de campesinos gritando a los soldados. Y no podía culparles. Aleixo nunca había sentido ningún cariño por los militares. Eran burdos, incultos la mayoría, se reían siempre de él, su arrogancia superaba a sus habilidades castrenses (aunque la arrogancia del propio portugués también era bien conocida) y no sentían piedad por nadie. Distinguió a la esposa de Tobías y a sus hijos. Fue rápidamente a su encuentro para que le explicara qué había sucedido.

- Tranquilícese, señora, tranquilícese. Explíqueme o que ha ocurrido –Escuchó atentamente todo lo que la mujer tenía que contar y su petición de ayuda. Por lo que decía, el asunto tenía muy mala pinta, pero que muy mala. ¿La daga del hijo del conde en su casa? No sabía cómo podría salir de esa. En aquel castillo odiaban a la gente del pueblo y cualquier minucia les bastaba para torturarlos y colgarlos. Con una prueba como esa, poco se podía hacer. Gonzalo y Don Pedro se encargarían de que así fuera.

¿Y era Tobías realmente inocente? Él mismo había escuchado al hombre hablar mal sobre el nuevo señor de las tierras. Pero eso no quería decir que hubiera matado a su hijo. No, no veía en él un alma de asesino. Parecía más bien una trampa. ¿Pero qué podía hacer un simple bufón para ayudarlo?

Estaba claro que Aleixo no podía quedarse de brazos cruzados. Él adoraba su nuevo trabajo y adoraba a los nobles para los que trabajaba. Y nunca se metía en problemas que no eran de su incumbencia. Pero la situación del hombre le recordaba a la suya. Al bufón también le habían acusado injustamente de asesinato en Lisboa y lo habrían ahorcado de no ser por unos buenos amigos y su rapidez en huir de la ciudad. Además, Tobías lo había acogido de buena voluntad. ¿Y acaso no se creaba un vínculo especial entre anfitrión y huésped? Tenía que devolverle el favor de alguna forma.

- Dígame, ¿o que puedo fazer por el buen Tobías? Eu acabo de chegar al castillo y no tengo aún contactos. Nadie me escuchará. Pero si tiene alguna idea, dígamela y haré lo que sea posible por evitar esta injusticia.

Cargando editor
22/09/2014, 04:16
Aquelarre

Te asomas por la puerta del castillo para ver cómo los soldados le entregan la daga a su capitán. Éste les ordena que encierren a Tobías en las mazmorras y entra en la torre del homenaje. Poco después sae de ella don Pedro, con la daga en la mano y dando largas zancadas hacia el edificio de entrada a las mazmorras, seguido del capitán y del mayordomo.

Se le ve furioso, y temes seriamente por la vida de tu antiguo anfitrión. Al cabo de un rato, los tres regresan al patio de armas. Al ver a tanta gente congregada en la puerta del castillo, el conde se dirige hacia ellos. Un sonoro murmullo se extiende entre los campesinos, que retroceden unos pasos, pues temen la terrible ira de su señor. Pero éste se detiene bajo el umbral del gran portón de entrada y les habla en voz alta, con gran desprecio y rabia.

Cargando editor
22/09/2014, 04:17
Conde don Pedro

- Al fin ha sido hallado el culpable de la muerte de mi hijo. Esta noche será ejecutado en la horca por su crimen. Quien no acuda a presenciar la ejecución será duramente castigado. Y preparaos, porque si averiguo que alguno de vosotros ha estado encubriendo este delito, se las verá conmigo.

¡Y ahora, largo de aquí!

Dicha estas últimas palabras el conde se da la vuelta y ordena a su capitán que despeje la entrada. Los campesinos comienzan a correr hacia sus casas perseguidos por los soldados. Más de uno tropieza por los golpes de las lanzas y es apaleado in situ por los sádicos hombres del capitán.

Mientras tanto, acompañas a la mujer y a los hijos de Tobías hasta su casa, apartándolos del peligro a escondidas. Allí intentas tranquilizarles diciéndoles que harás lo posible por ayudar a Tobías.

Notas de juego

Por favor, narra tus impresiones, pero no tomes aún ninguna decisión.

Pasa a 74

Cargando editor
25/09/2014, 00:06
Aleixo Saraiva

Una vez en casa de Tobías, Aleixo puso todo su esfuerzo en intentar tranquilizar a la buena mujer y a los niños. Habían conseguido huir del ataque de los soldados por los pelos. Ella quería que ayudara a su esposo, pero en el fondo no sabía qué podía hacer él. Recordaba las palabras, el tono y el rostro de don Pedro cuando salió a anunciar que el asesino de su hijo había sido capturado. Incluso había mandado a sus soldados a cargar contra los campesinos que se habían reunido alrededor. En él había odio y sed de venganza; y esos sentimientos no son fáciles de aplacar.

Era cierto que Aleixo se había ganado el favor de los nobles del castillo con sus actuaciones, pero apenas lo conocían y aún no tenía la suficiente confianza con ellos como para que lo escucharan. No tenía dinero, así que no podía usarlo en su favor. Tampoco es que pudiera comprar al conde con oro. Su destreza con las armas era limitada, así que no podía sacarlo a la fuerza; pero, igualmente, no le apetecía convertirse en asesino prófugo. Él no era así. No obstante, a pesar de las dificultades que entrañaba esa misión, le repitió lo mismo que le había dicho antes de que el conde saliera a dar el anuncio.

- Senhora, estese tranquila. De poco le servirá a Tobías que su esposa sufra tanto. Ocúpese de sus filhos y yo intentaré hacer lo que pueda. Pensaré algo, aunque si você tiene alguna idea de qué puedo hacer, la escucharé encantado. Eu ahora mismo no me veo con capacidad de hacer cambiar de opinión a don Pedro. Pero le prometo que me esforzaré al máximo.

La cubrió con una manta y le preparó algo de comer, mientras obligaba a su mente a trabajar en algún plan. 

Cargando editor
29/09/2014, 03:46
Aquelarre

Pero, ¿qué puedes hacer? No tienes ninguna prueba que exculpe a Tobías. Comienzas preguntándole a su mujer si les ocurrió algo fuera de lo común durante los últimos días. Ella se pone a pensar durante un rato, y entonces te dice que ayer vino a su casa Gregorio, el sepulturero, para comprarle unos nabos a su marido; Gregorio nunca antes le había comprado nada.

A continuación le preguntas si sabe algo del asesinato de Fernando, pero sólo sabe que hallaron su cuerpo cerca de la Cueva de los Murciélagos, que se encuentra en la sierra que está detrás del castillo. Fueron los soldados de Don Pedro quienes lo encontraron.

Los campesinos están convencidos de que fue atacado por bandidos, porque le faltaban todos sus objetos de valor: su daga, su espada, y su anillo de oro. Pero el conde les culpa a ellos, pues sabía de los excesos cometidos por su hijo y piensa que se han cobrado venganza por ello. Don Pedro lo enterró en la capilla que hay dentro del castillo.

Notas de juego

Sabiendo todo esto puedes hacer varias cosas:

a) Ir a ver a Gregorio, el sepulturero (6)
b) Ir a la Cueva de los Murciélagos (66)
c) Ir al castillo (si no fuiste expulsado anteriormente) (79)
d) Necesitas algo de equipo y los campesinos te lo pueden dejar a buen precio (38)

Cargando editor
29/09/2014, 17:19
Aleixo Saraiva

Aleixo escuchó las respuestas que daba la mujer a todas sus preguntas. Había algún punto extraño, sin duda. Para empezar, si solo habían encontrado en casa de Tobías la daga pero no el anillo ni la espada, no deberían haber sacado conclusiones precipitadas. Seguramente ese sería el objeto menos valioso de los tres y, por tanto, del que primero se desharía el asesino si quisiera inculpar a otra persona.

Pero había un detalle que le intrigaba más y era que el sepulturero hubiese aparecido por la casa justo el día anterior, cuando no la frecuentaba nunca. Así que o misterioso coveiro vino a comprarle nabos a Tobías... ¡Qué coincidência! Aleixo pensaba que, sin duda, era de lo más sospechoso. No obstante, no quería sacar conclusiones de esa poca información. No quería caer en el mismo error que Don Pedro al acusar a un inocente sin apenas pruebas.

Así que decidió ir a visitar al tal Gregorio, para ver qué tenía que contar y qué impresión le daba al bufón.

Notas de juego

a) Ir a ver a Gregorio, el sepulturero (6)

Cargando editor
13/10/2014, 03:46
Aquelarre

Gregorio vive en una cabaña al lado del cementerio, construido tras un amplio recodo a los pes de la sierra. Cuando llegas al lugar, ves que el Camposanto no se encuentra ni siquiera vallado. Un tipo alto, delgado, de piel morena y oscuros cabellos está cavando una fosa cerca de unas tumbas.

Notas de juego

a) Te aproximas a él (64)
b) Si quieres echar antes un vistazo dentro de su cabaña (95)

Cargando editor
14/10/2014, 13:04
Aleixo Saraiva

El camino hasta el cementerio se le hizo bastante largo, pues estaba deseando llegar al fondo del asunto cuanto antes. Al menos, mientras caminaba iba pensando en qué le diría al sepulturero. Intentaba no pensar mal de él, mantener una mente imparcial y abierta a todas las versiones que le dieran; pero era complicado no acusarlo, pues era el único sospechoso de la trampa que le habían tendido al buen Tobías.

Cuando llegó al camposanto, vio a un hombre trabajando, cavando una fosa. Supuso que sería Gregorio. Se quedó observándolo un rato en la distancia para ver si sacaba algo sobre él, pero no era tan perceptivo como para averiguar nada solo mirándolo.

Al girar la cabeza, vio la cabaña donde probablemente vivía Gregorio. La tentación era terrible. Una buena forma de investigar era aprovechar que el sepulturero trabajaba para buscar entre sus cosas. Quizás encontraba algún otro objeto perteneciente al hijo de Don Pedro ahí dentro. Pero ¿y si lo descubría? Entonces las culpas serían para él y el bufón sería condenado.

Por otra parte, si hablaba primero con él, le pondría en guardia, así que no tardaría en borrar cualquier rastro que lo culpara -en caso de que fuera culpable-. Estaba indeciso. Dio un paso hacia el sepulturero pero, finalmente, corrigió su camino y fue hasta la cabaña. Rezó a Dios nada más entrar para que lo protegiera de todo mal y para que lo perdonara por el allanamiento.

Notas de juego

b) Si quieres echar antes un vistazo dentro de su cabaña (95)

Cargando editor
20/10/2014, 04:07
Aquelarre

La cabaña es muy pequeña. Dentro solo hay un jergón y algunos alimentos guardados en varios muebles pequeños.

Notas de juego

Haz una tirada de Descubrir, en oculto. Recuerda que hay que sacar menos que lo que tengas en dicha competencia, esa será la dificultad.

Éxito (114)
Fracaso (6)

Cargando editor
21/10/2014, 10:15
Aleixo Saraiva

Lo que vio Aleixo en el interior de la cabaña no era muy prometedor. El sepulturero era un hombre pobre, más pobre incluso que otros muchos campesinos, o eso es lo que parecía a simple vista. Su casa era un espacio diminuto y, dentro de ella, no había algún mueble pequeño con comida y un jergón.

Difícil esconder cualquier utensilio u objeto robado en esta pocilga, pensó el portugués desanimado. No sabía ni por dónde mirar, pues no era un escondrijo que pudiera albergar muchos huecos ocultos. Todo lo que había parecía estar a simple vista. Así que tras dar dos vueltas mirando a su alrededor y no encontrar nada, desistió.

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 15-

Resultado: 38 (Fracaso)

Notas de juego

Fracaso (6)

Cargando editor
27/10/2014, 04:05
Gregorio

En vista de que no encuentras nada, decides dirigirte hacia el tipo alto y delgado que estaba cavando una fosa cerca de las tumbas.

Gregorio se sobresalta al verte llegar. Deja de cavar y se dirige a tu encuentro, sosteniendo su pico. ¿Quién demonios eres tú y qué haces aquí? Inquiere molesto.

Le dices que han acusado a un hombre de un delito que no ha cometido y que crees que puede ayudarte a demostrar su inocencia. Gregorio queda a la expectativa, observándote con sus profundos ojos negros.

Notas de juego

Haz otra tirada de Descubrir.

Éxito (103)
Fallo (118)

Cargando editor
28/10/2014, 22:24
Aleixo Saraiva

Aleixo se sintió algo decepcionado al no encontrar nada en casa de Gregorio. Pero bien era cierto que tampoco tenía mucha idea de dónde ni cómo buscar. Se resignó entonces y salió de la casa. Tampoco quería estar dentro demasiado tiempo y que el sepulturero lo pillara in fraganti. Entonces podría meterse él en problemas sin comerlo ni beberlo.

Esperaba que sus investigaciones fueran mejor a partir de ese momento. Deus sabe que eu estou o tentando, pensó el portugués.

Finalmente decidió acercarse a Gregorio. Percibió cómo el hombre se sobresaltó al verlo aparecer. ¿Es que escondes algo malo, senhor meu?, pensó maliciosamente. Intentó alejar esos pensamientos. Se había repetido mil y una veces que debía tener una mente libre de todo prejuicio. Pero los modales de ese hombre le hacían flaco favor. A Aleixo le molestó lo maleducado que era. No sería un noble, pero debía comportarse ante desconocidos.

- Me presento, senhor, sou o Aleixo Saraiva, para servirlo –El portugués le demostró, con esta única frase de presentación y una inclinación de cabeza, cómo debía comportarse un hombre educado-. Verá, habrá escuchado você la injusticia que se ha cometido sobre un homem inocente. Lo han acusado de un horrível crime que él nunca perpetró –Sus gestos faciales mostraban dolor por lo sucedido, como si nada peor pudiera haber pasado. Un poco teatrero, por supuesto, como era Aleixo-. Y você, senhor –Intentó recalcar mejor sus palabras evitando cualquier influencia lusófona, para causar más impresión-: Usted, señor mío, puede ayudarme en mi misión de demostrar su inocencia.

Mientras pronunciaba la última frase, Aleixo se fijó bien en Gregorio, intentando percibir algo en sus gestos, en su rostro que lo delatara. Pero el sepulturero seguía siendo un misterio para él. Mucha palabrería tenía el bufón, pero era incapaz de observar nada.

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 15-

Resultado: 54 (Fracaso)

Notas de juego

Éxito (103)

Cargando editor
10/11/2014, 21:12
Gregorio

Le dices que sabes que ayer por la mañana se acercó a casa de Tobías para comprarle los nabos. Sí. Reconoce. Le compré unos cuantos y me fui. ¿Y qué? Le respondes que la esposa nunca antes le había comprado nada y le preguntas por qué decidió ayer comprar sus nabos. El sepulturero no parecía comprender qué tenía aquello de malo. Llegó a mis oídos que sus nabos son los mejores del pueblo y quise comprobarlo por mi mismo. Y si no fuera porque es un maldito asesino le compraría más. En seguida le gritas que él no lo hizo, y le dices que alguien debió tenderle una trampa. De pronto, el oscuro hombre se pone muy nervioso y te grita:

¡¿Intentas acusarme?! Mira, estúpido, no me hagas perder más el tiempo. No tienes ninguna prueba contra mí. Y ahora fuera de aquí, que estoy trabajando.

En realidad Gregorio tiene razón, no hay ninguna prueba que lo incrimine. Pero se ha puesto tan agresivo que resulta sospechoso...

Notas de juego

Éxito no, fallo. XD Fallo (118)


- Si le atacas (75)
- Si no, debes abandonar el cementerio (74)

Cargando editor
19/11/2014, 12:00
Aleixo Saraiva

Pocas veces Aleixo había visto a un hombre ponerse tan nervioso y agresivo, con unas simples preguntas, como a Gregorio. Cierto era que el portugués tenía una intención tras ellas, pero cualquier persona las habría respondido calmadamente, pues en ningún momento lo acusó directamente. Él solo le estaba explicando la situación al sepulturero. Y este hombre se mostraba desconfiado, brusco y a la defensiva. Quizás Aleixo no había sido lo suficientemente sutil. O, quizás, escondía realmente algo.

Lo miró con ojos inquisidores, pero no hizo nada más. Bien era sabido a lo largo y ancho del reino de Portugal que el bufón evitaba toda pelea siempre que podía, y esperaba que al reino de Castilla le quedara igual de claro. Pues él ni era diestro en las armas ni le gustaban las manchas de su propia sangre, ni la de ningún otro ser, en sus ropas.

- Siento haberle importunado, senhor Gregorio –dijo con voz calma en modo de disculpa mientras daba un par de pasos hacia atrás-. Você só compró los nabos. Nada malo en issotem toda la razón. Desculpe.

Si tuviera alguna prueba... Aunque fuera una. Pero el propio sepulturero se lo había recordado: No tenía nada contra él. Desearía haber encontrado algo que lo incriminara dentro de su cabaña pero, por desgracia, no había sido esa su suerte. Así que no tuvo más remedio que dar media vuelta y salir del cementerio, pensando qué podría hacer a continuación por el desdichado Tobías.

Notas de juego

- Si no, debes abandonar el cementerio (74)


Sí, sí, era fallo. Se me fue la pinza y no debí de mirar la opción que copiaba. ¡No intentaba engañarte! xD

Cargando editor
24/11/2014, 05:21
Aquelarre

Pero, ¿qué puedes hacer? No tienes ninguna prueba que exculpe a Tobías. Comienzas preguntándole a su mujer si les ocurrió algo fuera de lo común durante los últimos días. Ella se pone a pensar durante un rato, y entonces te dice que ayer vino a su casa Gregorio, el sepulturero, para comprarle unos nabos a su marido; Gregorio nunca antes le había comprado nada.

A continuación le preguntas si sabe algo del asesinato de Fernando, pero sólo sabe que hallaron su cuerpo cerca de la Cueva de los Murciélagos, que se encuentra en la sierra que está detrás del castillo. Fueron los soldados de Don Pedro quienes lo encontraron.

Los campesinos están convencidos de que fue atacado por bandidos, porque le faltaban todos sus objetos de valor: su daga, su espada, y su anillo de oro. Pero el conde les culpa a ellos, pues sabía de los excesos cometidos por su hijo y piensa que se han cobrado venganza por ello. Don Pedro lo enterró en la capilla que hay dentro del castillo.

Notas de juego

a) Ir a ver a Gregorio, el sepulturero (6)
b) Ir a la Cueva de los Murciélagos (66)
c) Ir al castillo (si no fuiste expulsado anteriormente) (79)
d) Necesitas algo de equipo y los campesinos te lo pueden dejar a buen precio (38)