Partida Rol por web

No esperáis demasiado cuando un hombre vestido de soldado impecable y con una capa de la Guardia de la Ciudad sale de una de las atalayas y se acerca al grupo.

Maxwell tiene la suerte (o desgracia) de conocer a este tío. Es el Jefe de la Guardia de la ciudad, un Perfecto que siempre le a tratado con cierto respeto, incluso cuando su aversión a los humanos nunca se ha molestado en ocultarla.

-Señor Abbadon- el soldado hizo un saludo marcial al hombre del sombrero y dedicó una mirada a cada uno de los presentes, cuando miró a Harosuki su mirada casi cambia, pero su porte militar se mantuvo impertérrito- Supongo que están todos. Si me acompañan, les daré el resto de instrucciones- El hombre os acompaña hasta la atalaya cercana y despliega un mapa bastante burdo de la zona, ahora que estáis más cerca notáis el inconfundible olor de un licor fuerte procedente del hombretón- El Consejo me ha pedido que les trace una ruta discreta para llegar al arca. Aunque hay carretera que llega hasta allí, no quieren arriesgarse a llamar la atención de sus enemigos- Señala una ruta marcada de manera elegante que serpentea por la montaña hasta un círculo en lo alto- usarán una ruta forestal en desuso; es todo lo segura que pueden ser estos caminos. En la cima tienen una cabaña de cazadores que pueden usar para descansar y coger provisiones, aunque ya saben como son esta gente- hace círculos con el índice en la sien- Después es un descenso rápido por las minas abandonadas hasta la base de construcción del Arca. - El hombre enrolla el mapa y se lo entrega a Maxwell- Como máximo tardarán unos cinco días si el tiempo los acompaña. Si tienen alguna pregunta…- hace una pausa dubitativa- Mejor que se la guarden para sí.

Mientras estáis recibiendo instrucciones, la puerta lateral por la que habéis salido se vuelve a abrir y sale de ella una mujer rubia con el pelo revuelto y unos enormes ojos azules. Va vestida con una sencilla capa de viaje abrochada de arriba abajo. En sus manos porta una especie de prenda de tela perfectamente doblada.

La mujer se para un momento mirando con atención alrededor y cuando ve al grupo se acerca corriendo hasta Virgilio para entregarle el paquete.

-Perdona, estuve repasando un diseño hasta tarde y no contaba con que ibas a madrugar TANTO- la mujer la faltaba el aliento y con todo parecía llena de energía- Tengo lo que me pediste, se que no es mi mejor trabajo, pero al menos lo he terminado a tiempo- Te entrega una camisa entallada, echa a medida, con refuerzos apenas perceptibles en hombros, antebrazos y pecho- ¿Estos son tus compañeros? Este me suena, no recuerdo de donde… Sarah- La mujer coge la mano de Maxwell mucho antes de que este pueda reaccionar, y cuando se quiere dar cuenta está agachada echando un vistazo de cerca a sus armas- Bonito modelo de arma, un poco burda, pero tremendamente funcional. Al menos su diseño tiene un margen muy bajo de encasquillamiento. ¿Utiliza proyectiles normales o es rúnica? -Virgilio tose molesto y Sarah detiene un momento su examen con un ligero rubor que se vuelve de un rojo encendido cuando se detiene en el impresionante samurai- Esto… bien… creo que debería… ya sabes… seguir a mis cosas… Escribe cuando llegues, y no rompas… nada- guiña un ojo a Virgilio con una complicidad que solo ellos entienden. Antes de volver a la puerta lateral se detiene a inspeccionar al detalle los mecanismos de la puerta principal con gesto que pasa del análisis más exhaustivo hasta la indignación- ¿Pero que chapuzas a diseñado este sistema?

     - Más que una pregunta soldado es una simple aclaración, yo soy Trinity Millay, la perfecta que dirigirá este grupo de investigación de acuerdo al mismo Mease Arturus! -.       Aclara de manera educada, pero con evidente liderazgo y seguridad Trinity después de haber escuchado disciplinada y paciente en silencio por un rato con una mochila de campamento ajustada a un caballo, ropa de viaje, pocas armas discretamente ocultas para no ser llamativas y los permisos recibidos por el portavoz del consejo para presentarse en el punto de reunión de la partida de exploracion con el soldado.

      -  Así que será mejor que alguien me permita ver como al resto del grupo el mapa y antes de partir acordemos nuestro medio de transporte para ser discretos y efectivos nuevos camaradas! -.            La perfecta iba ataviada con unas botas altas y sus muy visibles implantes electro-mecánicos en un brazo y en uno de sus ojos, similares a los de Nébula de Marvel Guardianes de la galaxia y cuando observa como el resto la repentina irrupción de Sarah con casi cada uno de los demás integrantes del equipo le mira molesta solo por un momento pero controla con facilidad cualquier enojo y con una sonrisa le dice:

.         - Alguna otra opinión, sugerencia o recomendación antes de irnos preciosa o de plano mejor te nos unes en el viaje para hacer uso de tus grandes conocimientos técnicos?

-Salvo que quiera alimentar a los lobos con los restos un caballo despeñado, la recomiendo que deje aquí su montura, señorita- el soldado ojeó al detalle las autorizaciones que Trinity había enseñado, no terminaba de creerse que una Perfecta fuera a liderar el grupo- Lamento la confusión, Emisaria. Cuando me informaron de la expedición no me dijeron nada de una Perfecta. Pero si Maese Arcturus la envía yo no seré quien para impedírselo. Con todo, la recomiendo que escoja bien su equipaje, el primer trecho es sobre llano, pero más allá está las montañas Épsilon, no es lugar para caballos; las rutas son traicioneras y el camino es complicado. La Diosa sabrá como lo hacían para bajar las presas por allí.

-Con todo- se encoje de hombros indiferente- Mi trabajo es solo transmitir las órdenes, no meterme en política. Sean discretos y vuelvan con vida. Buen viaje.

Después de mantener la mirada en los rostros de aquellos perfectos que conformaban el consejo vería como los otros dos humanos se retiraban y salían uno por uno de la habitación mientras que yo solo llevaría mis manos a la espalda mientras daba varios pasos empezando a retroceder sin darles la espalda a los perfectos, retirando mis manos de mi espalda para logar abrir y cerrar la puerta con un a picara sonrisa hasta que las puertas finalmente había puesto un muro entre los perfectos y yo, aunque mi comportamiento podría llamar la atención de los demás perfectos y humanos que se mantenían en el lugar cerca de mi trataba de alejar las miradas mostrando una sonrisa llena de inocencia -Estaba nervioso de estar frente a tantos perfectos, pensé que darles la espalda seria irrespetuoso, bueno tengo que irme- Al salir de aquel edificio soltaría un suspiro nervioso (Quizás solté demasiado la lengua con los Perfectos) Bueno ya no importa.

Durante el camino por las calles cumpliría con mi deber y limpiaría una que otra pared que tendrían polvo entre otras cosas con un viejo pañuelo que usaba con ese propósito era bastante trivial como sencillo pero esta ciudad parecía un engranaje la gente no se pensaba que hacer o a donde ir yo por mi lado había descubierto lo interesante que era detenerse a pensar, el Distrito de Cobre estaba a unos cortos pasos de mi, no perdería tiempo tenia que prepararme, compraría unos panecillos para disfrutar mientras pasaba frente a cada uno de los vendedores tomando varias cosas que me podrían resultar de utilidad, la cereza en el pastel serian los pinceles nuevos que compraría y las grandes latas de pintura las que llevaría con Jason junto a la fuente -Jason, te tengo una propuesta, dame las latas de pintura vieja me desharé de ellas tu puedes tener estas completamente nuevas- El chico me miraba fijamente con un rostro que me reprochaba sin decir una sola silaba "Harás algo ¿Verdad?" Con un gesto de indignación fingida dejaría las pinturas en el suelo y tomaría las de Jason saliendo a correr hasta llegar a un pasadizo que había encontrado no hace mucho.

Mientras degustaba los panecillos espere que el sol se ocultara y la luna apareciera, el silencio era diferente a lo habitual con un pequeño gesto de alegría metería mis manos en las latas de pintura y avanzaría por la oscuridad de la ciudad dejando numerosas marcas de pintura en forma de mano, puertas ventanas incluso techos estaban siendo marcados con muchos colores diferentes, así pasaría la noche hasta quedar dormido en cualquier callejón hasta ser despertado por la gente que empezaba a salir de sus hogares, con mi cabello algo enmarañado tomaría aquella mochila llena de las cosas que había comprado empezando a correr, finalmente vería a la distancia el punto de reunión donde se encontraban los dos humanos que había visto el día anterior y el que seria el cuarto cuyo rostro no había visto antes.

Al llegar al lugar empezaría a respirar un poco mas rápido tratando de recuperar el aliento se notaba no había pasado mas que unos minutos desde que desperté -Es bueno verlos a todos de nuevo, espero que estén preparados para partir- Tratando de dar la mejor sonrisa buscaría entre mis cosas sacando un pañuelo el que usaría para limpiar mis manos llenas de pintura soltando pequeñas risas, en la ciudad se podía escuchar justamente como mucha gente empezaba a quejarse por las numerosas marcas de pintura que "Alguien" habría dejado durante la anoche, una vez mis manos estuvieran limpias guarde aquel pañuelo y acomodaría el bolso a la altura de mis costillas mirando a los demás disimulando totalmente mi complicidad con una sonrisa y una cara de inocente.

Aunque Tobías llega un poco tarde, y su cara revela que, obviamente, no ha sido culpa suya, estáis finalmente dispuestos a salir una vez os habéis reunido todos.

Cuando avanzáis un poco, una extraña carroza se para a pocos metros de la primera atalaya. Es un vehículo increíblemente peculiar, completamente construido en oro y bronce y usando un motor de energía mágica que se puede ver desde el exterior en la parte trasera, escupiendo pequeñas volutas brillantes al aire al tiempo que da sus últimos y rítmicos estertores antes de parar completamente.

La puerta lateral se abre hacia arriba y da paso a un interior lleno de estantes cerrados con pequeños compartimentos para su contenido. Se pueden ver frascos de cristal con el símbolo del sol tallado en el cristal y un contenido de color rojo brillante, otros con una cruz de un color verduzco, unas extrañas esferas metálicas con un eje de cristal en medio y un emblema elemental, algunas plumas que pasan del negro más oscuro a un blanco prístino con un extraño brillo azulado a su alrededor, y algunas baratijas colgadas de maniquís.

El dueño del vehículo se halla en el interior, colocando meticulosamente cada artículo en su lugar geométricamente exacto con un mimo y cuidado que roza lo patológico. Cuando se da la vuelta veis a un hombre enmascarado, vestido con elegantes ropas negras adornadas por toda una colección de relojes de bolsillo de todos los tamaños y decoraciones, todos en perfecto funcionamiento otorgando su cacofónico ritmo con el paso de cada segundo. Cuando el hombre se gira y es consciente de vuestra presencia da un divertido respingo.

-Oh, vaya, clientes…- la voz del hombre tiene un acento extraño que ninguno llegáis a identificar y está dotada de un ligero carraspeo metálico- Oh, vaya, oh vaya… y yo con todo TAN desordenado… oh vaya…- tarda unos segundos en recuperar la compostura y finalmente se retira el sombrero y saluda cordialmente- Poso los ojos en vosotros por primera vez, viajeros. Heme aquí que he venido a ofreceros mis más deliciosas reliquias a aquellos que puedan pagar un buen precio por ellas. Témame que no dispongo de mi más amplio abanico, puesto que durante mi camino he vendido gran parte de mi mercancía y contaba con que las delicias de esta ciudad repusieran mi almacén…

-Pero porque os distraigo, mis gentiles clientes, con las historias de este viejo relojero. -adquiere una posición mucho más teatral, remarcando cada una de sus mercancías- Admirad mis tónicos, indispensables para los viajes en tierras salvajes; mis antídotos, para eliminar las toxinas de damas y caballeros… Si lo que buscan son artículos ofensivos, mis granadas son las mejores del mercado, creadas por mis hábiles manos para vuestro deleite y destrucción… Dispongo de collares traídos del Lejano Mar de Arena, cristales de las Tierras del Este, y noticias… por supuesto que traigo noticias. Los más jugosos cotilleos de las altas esferas, puesto que en tiempos compulsos las víboras salen de sus nidos para mover sus bífidas lenguas…- Si alguno de vosotros pregunta por la plumas, el hombre se volverá un poco siniestro y su voz mucho más grave y misteriosa- Traída de la mismísima Alexandria, Damas y Señores; poniendo en riesgo incluso mi propia integridad, os traigo el más preciado de los bienes… las plumas bendecidas un ángel… con el poder de traer a la vida a los muertos recientes: nada de nigromancia o encajar un alma en un cuerpo sin vida…. Verdadera vida… Y su precio, SU PRECIO…- junta las yemas de los dedos en un gesto casi villano al tiempo que su voz parece si cabe más teatralmente siniestra- Su precio es perfectamente negociable.

-Pero basta, BASTA de absurdeces- vuelve a esa actitud comercial abierta- Ustedes han venido a comprar y yo he venido a venderles mis exquisiteces más exquisitas. Díganme, Damas y Señores ¿en qué puede ayudarles este humilde relojero? 

Sus compañeros llegaron en orden, uno tras de otro. Aunque, como Harosuki esperaba, el chico llego tarde. Desde lejos se notaba que no era una persona responsable. Cuando el mercenario saludo a Harosuki, el samurái solo contesto con una mirada y un.

- Parece ser...

Seguido del Mercenario el peli-naranja, quien aparentemente se llamaba Virgilo fue el próximo en llegar. Esta vez Harosuki no contesto a su comentario. Ya alguien mas se encargaría de responder. En el poco tiempo que esperaron, Harosuki se dedico a meditar. Desde la reunión tenia muchas cosas rondando por su cabeza, y si se iba a embarcar en esta misión, lo mejor era controlar sus pensamientos lo mejor que pudiese.

Su meditación fue interrumpida por la presencia de un nuevo perfecto. En este caso, este hombre era el capitán de la guardia. A diferencia de con el perfecto del consejo, Harosuki no se preocupo por la reacción de este hombre al verlo, a juzgar por su posición, era poco probable que el capitán estuviese informado sobre el, aun así Harosuki le dedico una mirada afilada al ver su reacción. El capitán procedió a explicarles la ruta y el curso de acción para esta misión. Harosuki estaba acostumbrado mas que todo a combate urbano, así que le preocupaba un poco el terreno al que se tendrían que enfrentar, pero aun así, el confía en que un guerrero como el tiene la capacidad de adaptarse a cualquier situación cuando sea requerido.

La interrupción de la jovencita rubia sorprendió a Harosuki, ¿No estaba un poco fuera de lugar aquella niña? y sobre todo, cuando la chica lo miro de la manera que lo hizo, Harosuki instintivamente comenzó a mover lentamente la mano hacia la empuñadura de su espada, le pareció que había algo raro en ella. Tal vez no era lo que el pensaba pero es cierto que uno no ve una persona como ella todos los días. Aun así su mano no termino de acercarse a la empuñadura, pues un nuevo evento se presento.

Cualquier pregunta que el Samurái estuviese formulando en su cabeza fue interrumpida por la repentina aparición de una mujer perfecta quien clamaba ser la líder del grupo. Inaceptable, ¿como era posible que no les huvisen avisado con antelación quien iba a ser el, o en esta caso, la guía del grupo. Era comprensible que tuviesen una, pero ¿Por que no les avisaron?

- Discúlpeme señorita Millay -Alzó la voz cuando la mujer termino de presentarse- Primero que todo, mi nombre es Harosuki, el mercenario representante del prestigioso señor Yamamoto. Segundo, me permitiría preguntarle a usted porque no se nos fue informado de su participación en esta misión.

Para el ojo de Harosuki no fue difícil notar las armas ocultas de la mujer, así como esperaba, las posibilidades de entrar en conflicto son mas altas de lo que dijo el consejo. Ella era una perfecta, por ende ella debía tener mas información que todos sus demás compañeros y si tenia suerte respondería sinceramente a su ultima pregunta, tal vez no había una razón muy importante, pero aun así, Harosuki buscaría conocer cada detalle que pudiese sobre esta misión, no dejaría piedra sin remover.

Entonces llego el chico. Por razones personales, el es la persona del grupo a quien Harosuki le presta la menor atención, simplemente no considera que sera muy útil, así que no cree que valga la pena centrarse mucho tiempo en el, de todas maneras, la pintura en sus manos llamo la atención del samurái, ¿Que habrá estada haciendo? espera ¿No era el, el chico que se robo una manzana el otro día? Inaceptable. A quien se le ocurría poner a un delincuente menor en una misión como esta. De todos los miembros del equipo, el ultimo al que Harosuki pensó que debía ponerle un ojo encima era este chico, que las imágenes son engañosas el fin y al cabo. De ahora en adelante Harosuki tendrá un ojo sobre ese chico.

Lo que vino después fue aun mas intrigante. Primero que todo, la maquina en la que llego aquel exéntrico hombre llamo la atención de Harosuki, no por el modelo del vehiculo, en las Islas Harosuki había visto maquinaria como esa y hasta mas avanzada, lo que si le llamo la atención fue la recubierta de Oro del vehiculo. Si ese era el vehiculo, el dueño debía ser algo especial, y, aunque se lo esperaba, dio directo en el clavo.

De todo el catalogo que el mercader ofreció Harosuki mostró mayor interés por las noticias y rumores que por lo demás, así que cuando encontró una oportunidad se acercó al Relojero y le pregunto de forma mas privada evitando que los demás escucharan.

- Dime que se dice en las Islas de Cristal sobre las mafias y el sindicato "Dragón rojo". Y también, cualquier información que tengas sobre "El ejecutor"

El ejecutor, ese era el nombre que le daban a cierto Samurái que rondaba por las calles de las Islas de Cristal acechando criminales y mafiosos. Para Harosuki saber que se decía de el era vital. Esta era una oportunidad que no dejaría pasar.

-Islas de Cristal...- el hombre te miro de arriba a abajo- Hace tiempo que no viajo tan lejos, sus mercancías están tan ancladas al pasado, sus métodos son tan... ordinarios... Me gusta su comida, sabe como... exótica.

-Sin embargo, poco le puedo decir de la "Organización" del Dragón Rojo. Sus métodos siguen siendo aplastar primero, comerciar después. Si tengo entendido que están pensando una expansión espontánea por el continente... rumores tan pasados de moda como el modelito de la señorita Mokoto en la recepción de la Corporación- se ríe por detrás de la máscara pero sus ojos no emiten emoción alguna- Sea cual sea el negocio que tenéis con ellos, es mejor que os mantengáis a distancia- su tono, en otros momentos jovial y comercial, se torna repentinamente serio, casi fúnebre.

-Y decirme, mi enorme amigo; ¿qué rumor podéis ofrecerme por tan insustancial información?- de nuevo vuelve a esas maneras tan peculiares mientras saca brillo meticulosamente al pedido que has hecho- Si me hubierais preguntado por la ultima moda en ropa para debajo de la armadura igual os habría sido más útil, o quizás el último escarceo amoroso de Ama Sadida de Tres Ríos... Pero temas de la Corporación- hace un gesto casi cómico de negación con el índice- Solo los chicos malos se meten con la Corporación.

 Finalmente parece que el grupo empieza a moverse, reuniéndose esta vez con un miembro de la guardia que se encargaría de poner al equipo al tanto del lugar al que se dirigirían, siendo que como muchos se podrían esperar en ese punto Virgilio escucharía en silencio sin cuestionar nada, al menos hasta que aquella figura rubia hizo acto de presencia en el lugar trayendo un paquete para él, recibiendolo con esa mirada de siempre.

 -Gracias, aunque no era realmente necesario… -en el fondo sabía que, siendo necesario o no, un trabajo para Sarah era un trabajo al que le dedicaría todo el tiempo que necesitase. -. Ellos son… -pero antes de poder presentar al grupo, de los cuales no conocía el nombre de varios, la propia chica empezaría a estudiar a los hombres presentes, comenzando por Abbadon y acabando en el samurai, el cual le provocaría cierta reacción que el pelirrojo no pasaría por alto. -. Uhm… -pero lo que verdaderamente le haría actuar sería el gesto del mercenario por ir acercando al mano a su arma; Virgilio se pondría manos a la obra con las manos dentro de su gabardina, provocando en Harosuki una sutil sensación de “presión”, una fuerza débil e invisible que no le impediría moverse, pero que sus instintos le llevarían a deducir que se trataba de cosa del pelirrojo, el cual le dedicaría una mirada de “ten cuidado...” para que se relajase con Sarah. -. Esta bien, Sarah, tendré cuidado… -despidió entonces a la chica.

 En su momento no había prestado mucha atención a esa mujer que ahora decía ser la líder del grupo por órdenes del consejo, esencialmente por atender a Sarah y asegurarse de que no se le pasase la mano con sus análisis, pero ahora que la rubia se había ido podía observar más detenidamente a la capitana.

 -Ella ya se va, solo venía a entregarme algo… -respondió el hombre por la chica, decidiendo aprovechar el poco tiempo que tenían antes de partir para ir a un rincón a colocarse la prenda, siendo que tendría que quitarse la gabardina momentáneamente para colocarse, sobre la ajustada camiseta blanca de mangas largas que llevaba debajo, la camisa reforzada, colocándose nuevamente la gabardina para cubrir casi todo su cuerpo.

 Y una vez están todos reunidos, el grupo se ve en presencia de un excéntrico vehículo con un aún más excéntrico vendedor. La mayoría de sus palabras entran por un oído de Virgilio y salen por el otro, como si estuviese acostumbrado a tratar con vendedores que usaban las palabras para atrapar a compradores despistados y hacerse con mayores cantidades de dinero, pero eso no significaba que no prestaba atención a lo que era verdaderamente importante…

 -Quiero esto… -le dijo al vendedor mientras tomaba dos medicinas simples, sacando el dinero necesario para entregárselo.

 A pesar de que parecía que aquel vendedor podía tener información valiosa, no parecía del tipo de personas que contase todo sin algo de igual valor a cambio... En esos momentos Virgilio no tenía nada que fuese a decir, ni nada de lo que quisiese saber, por lo que dejaría al resto hacer preguntas si así lo querían. Él volvería a destacar por su silencio...

.        - Esperen un momento chicos, damas y caballeros, si mal no me equivoco soldado tardaremos aproximadamente 5 dias de recorrido a pie a las montañas, pero de acuerdo a las indicaciones dadas por el portavoz del consejo el grupo debe ser discreto y rápido para investigar! -.       DIce Trinity al soldado de manera educada, pero demandante, mientras que mira por un momento a Sarah y Virgilio para mostrar su reducido interés por escuchar sus opiniones al decir lo siguiente:

           - De manera que le voy a requerir una carreta techada y un caballo extra o 5 caballos para el recorrido y un jinete que traiga todo de vuelta cuando lleguemos a la montaña si la rubia señorita que acabo de invitar a acompañar nos, no decide considerar mi propuesta a cambio de un pago justo, digo ... Si el misterioso caballero que aún no se presenta está de acuerdo! -.    Tras dar una pausa para que alguno de los tres interpelado o más respondan se gira de reojo para responder a Harosuki de manera educada y respetuosa:

.         - Señora Millay señor Harosuki, me permito está ocasión responderle que a mí no me han dicho a quienes iba a dirigir, ni dónde estaba exactamente la ubicación de nuestro destino, de lo que me enteraré cuando podamos juntos revisar el mapa y presentarnos como es debido .. así que mientras esto sucede supongo que el misterio compartido es parte de la ... Estrategia de contratación del consejo de la ciudad! -.    Tras responder al samurái mientras qué lo escanea como al resto, tratando de no firmarse prejuicio inútiles de ninguno;  cuando aparece el relojero con su curioso vehículo y toda su chachara, que escucha paciente al tiempo que acaricia la crin negra del caballo azabache para calmarlo .... Antes de sonreír al hombre y pagar le por un par de medicinas y de antidotos antes de susurrar a su oído:

           - Aunque tengo curiosidad por saber acerca de cómo supo que estaríamos ahora aquí y ...acerca de lo que pudiera saber acerca de nuestro objetivo y nuestros contratantes; pero no estoy tan convencida de tener aún información interesante que quiera facilitarte a cambio -

Después de respirar tan agitadamente recuperaría mi aliento limpiando el sudor de mi frente con un pañuelo limpio y usaría mis uñas para peinar mi cabello un poco, los otros miembros de esta brigada no parecía importarles mi retraso aunque podía sentir como uno de ellos no dejaba de mirarme, era aquel grandullón con el que me había encontrado en el mercado y aunque fuera una posibilidad por mi mente pasaba la idea de que se hubiera dado cuenta de mis acciones no tan escrupulosas al robar naranjas, aunque de la misma forma le dirigiría la mirada y daría una gentil sonrisa a el como a los demás humanos que nos reuníamos ahí -Creo que no e tenido la oportunidad de presentarme con ustedes, me llamo Tobías aunque no tengo apellido por ser un huérfano- Antes de poder continuar con mi presentación escucharía como un automóvil con una gran arquitectura se acercaba a nosotros los tallados de la madera y los detalles de oro me sorprendían pero lo mas sorprendente era escuchar al hombre de la mascara tenia una personalidad bastante destacable y me acercaría a ver sus productos de forma cautelosa -No debe preocuparse por eso, se puede ver que la calidad de sus productos es muy buena debe ser difícil mantenerlo ordenado.

Mire aquellos productos tomando con mis dedos dos pequeños frascos con un alegre sonrisa al vendedor, sin pensármelo mucho tomaría Un antídoto y Medicina Simple con ambos frascos en mis manos los lleve a la mochila que estaba cerca de mis costillas y sacaría el dinero suficiente para pagarlo pero mientras veía los productos uno en especial llamaría mi atención tome la Bomba Hielo y de la misma forma pagaría por ella guardándola en mi bolsillo -Vamos a un lugar importante las otras dos podrían llamar mucho la atención, podría ser contraproducente- Me quedaría mirando aquel producto extraño conocido como Plumón de Ángel el cual tomaría en mi mano y lo vería cuidadosamente con un pequeño suspiro -¿Los pocos recuerdos que tengo de mis verdaderos padres serian suficientes para comprarla?, espera que son dos padres por lo que el recuerdo de cada uno debería bastarme para comprar ambas plumas ¿no?, por cierto los rumores también se pueden vender bien ¿Me equivoco?, Que podría conseguir si te doy un jugoso rumor que envuelve a varios Perfectos y aun grupo de humanos en la ciudad que a estado tomando fuerza- Con una gentil sonrisa miraría al hombre esperando una respuesta favorecedora.

-¿Rumores sobre Perfectos y humanos?- hace un gesto teatral como si se abanicara con la mano- Que escándalo. Todo el mundo sabe que esas clases no se juntan salvo durante la Calibración o en ocasiones muy especiales... contad más mi apuesto jovenzuelo y sabré recompensaros en consecuencia. Me encantan los rumores, los cotilleos y cuanto más interesantes sean, mucho mejor. La guerra solo deja noticias de muertos, regresados... discusiones...- juraríais que ha vuelto a sonreír bajo la máscara, pero esta vez se le nota en los ojos- Es casi cuan soplo de aire fresco que los viajero ofrezcan a este humilde comerciante un poco de sano rumor sobre las altas esferas y sus movimientos con humanos... ¿Dónde pone que no se puede hacer la más increíble de las músicas cuando se unen?- vuelve a su teatralidad como si se perdiera en una música que solo él puede oír- Pero contadme, muchacho, contadme. Perdonad si no me he quedado con vuestro nombre. Este humilde servidor responde al nombre de El Relojero...- hace una reverencia elegante y muy formal que solo se ven en las más altas esferas de la alta sociedad, aunque era un gesto muy común en el pasado.

Al ver la reacción del enmascarado pude notar su fascinación por mis palabras pero no podría culparlo los rumores eran una joya incluso en la ciudad donde estos se movían de un lugar a otro, con una picara sonrisa manteniendo mi mirada sobre esas dos plumas de un precio único miraría al relojero y de una forma un poco mas atrevida de lo habitual pasaría uno de mis brazos por encima de sus hombros para poder pegarlo a mi con mis labios cerca a su oído mientras empezaba a susurrar un poco lo que sabia -Hace no mucho parece que encontraron a un humano, pero no un humano cualquiera parece que no era nada mas y anda menos que el Legítimo Heredero del Antiguo Linaje del Dragó, la gente hizo todo lo posible para que ese chico consiguiera un puesto legitimo de poder, pero poco despues renuncio a todo eso, te imaginas un humano que subió tanto al estar tan cerca si no al mismo nivel de los perfectos pare renunciar a todo sin ningún motivo aparente, pero esto es lo mas divertido, al parecer hubo varios perfectos involucrados en ese asunto, ya que no han querido dar información al respecto- Con una sonrisa un tanto picara cubriría mi boca y el oído del vendedor con mi otra mano empezando a susurrar de una forma casi inaudible mientras miraba a los presentes con una mirada fija en cada uno de ellos hasta que termine de contar el secreto y me separe del vendedor ojeando nuevamente aquellas dos plumas -Entonces el recuerdo de los dos padres de un huérfano deberían ser suficientes por estas dos bellezas ¿verdad?.

Con una sonrisa un tanto picara cubriría mi boca y el oído del vendedor con mi otra mano empezando a susurrar de una forma casi inaudible mientras miraba a los presentes con una mirada fija en cada uno de ellos -Aquí esta la cereza del pastel aunque creo que esto podría ser considerado como un rumor diferente, pero un perfecto miembro del consejo a desaparecido de sus obligaciones, ni nadie mas que Maese Arcturus el Portavoz del Consejo, no hay información sobre cual es su paradero pero el Presidente Roxian parece ya estar buscando su remplazo, esta tan desesperado que esta considerando elegir como nuevo miembro del consejo a un perfecto de nombre Julius Diavolo- Hasta que termine de contar el secreto me mantuve sorprendentemente pegado al relojero y despues me separaría de el con una sonrisa amplia.

Mientras le cuentas el segundo secreto oyes el tic-tac de sus relojes como una extraña sinfonía que te lleva hasta los más profundo de tu propia mente, como si los relojes armonizaran con algo escondido en lo más profundo de tu interior.

Es una tarde lluviosa, tanto que parece que es de noche de no ser por el color rojizo del cielo haciendo juego con el vibrante color de las paredes.

La lluvia cae pesada pero apenas tiene fuerza y se desliza en torrente por las calles adoquinadas. Puedes escuchar los dolorosos gemidos de una mujer desde su alcoba, en la tercera planta de lo que parece un burdel. La pobre hembra está sufriendo enormemente mientras dos comadronas la auxilian con lo que, a todas luces, es un parto realmente complicado.

El olor de los fluidos uterinos se mezcla con el de la sangre que baña las sábanas con un color rojo vibrante, un color puro como no has visto nunca, un color por el que estás fascinado y ni siquiera eras consciente de ello.

La mujer hace un esfuerzo colosal mientras empuja con sus fuerzas restantes, pero no parecen ser suficientes. Los dolores son atroces y debilitan a la mujer hasta llevarla al extremo de la muerte.

-Empuja un poco mas Anna- le dice una de las matronas mientras la seca el sudor frío de la frente- Solo un último empujón.

La mujer respira hondo, está agotada, quiere rendirse y dejarse llevar por el cálido abrazo de la muerte, pero debe luchar, debe dar una oportunidad a esa pobre criatura. Coge aire con fuerza y empuja como si dos vidas dependieran de ello...

Finalmente la criatura sale del interior de la madre; le insuflan vida en sus pequeños pulmones y su primera reacción en este mundo es llorar con todas sus fuerzas. Es envuelto con cariño entre algodones suaves y esponjosos y le depositan en los amorosos brazos de su madre agotada por el esfuerzo y blanca como la leche.

Una de las matronas te limpia la cara y abres débilmente los ojos apenas formados. No puedes ver en realidad, pero distingues entre las nieblas los brillantes ojos de color verde que heredaste de la madre que no pudo verte convertirte en el hombre que eres hoy.

De pronto te das cuenta del valor del recuerdo que has pagado.
Y un momento después ya no te importa lo que has perdido.

-Debería de llegar pronto... Supongo.- Le respondí a Virgilio una vez llegó, pero entonces otra persona apareció, alguien que estaba seguro de haberlo visto antes, o más bien de escuchar de él: Veigar. Una vez me saludó de forma automática llevé mi mano a la punta del sombrero como un saludo marcial, pude notar su reacción cuando posó su vista en Harosuki, pero como nadie dijo nada entonces decidí permanecer callado, siguiendolo hasta la atalaya que estaba cerca. Escuché con atención sus indicaciones y siguiendo la linea que estaba dibujada, luego tomé el mapa y lo metí dentro de un bolsillo de la gabardina. Y luego vino eso de las dudas, a lo que no pude exhalar por la nariz junto a una ligera sonrisa dibujada en mis labios, al parecer últimamente los Perfectos no estaban con muchas ganas de ser cooperativos.

Sin decir nada salimos de la atalaya, justo para que llegara una chica rubia a entregarle algo a Virgilio, el que antes de que pudiera presentarnos, rápidamente esa chica tan enérgica posara su atención en mi, tomando mi mano sin siquiera dejarme reaccionar, y luego posando su mirada en mis armas. -Huuuuh... Son...- Pero antes de poder responder justo Virgilio me sacó de esa situación, despidiendo a la chica que rápidamente se fue, no sin antes tirarle mierda al mecanismo de la puerta por a que se iba, algo que me sacó una corta carcajada sonora.

Y entonces alguien más llegó, una mujer de piel morena, botas altas y ropa que se notaba que eran de muy buena calidad, justas para una Perfecta la cual al parecer dirigiría la misión, y de ser igual de útil que Julius Diavolo en la reunión del Consejo o de Veigar, sería otra piedra en el camino, pero de momento solamente la miraba con una ceja alzada y cierta curiosidad. Y finalmente llegó el que faltaba, aquel niño de la reunión que por alguna razón venía algo sudado, cansado y con las manos pintadas, algo que simplemente me sacó un suspiro mientras negaba la cabeza. Entendía por qué estaba el tipo de la katana, se notaba que sabía pelear, y Virgilio pues era alguien como yo, un mercenario, ¿Pero y él qué? Hasta la Perfecta estaba claro que si la misión saliera bien o incluso si no se llevaría algo de gloria de todo esto.

A este punto simplemente pasaban muchas cosas a la vez, ya que apareció un "carruaje mecánico" si acaso era correcto llamarle así, con un tipo con un disfraz muy excéntrico y exagerado además de una máscara. A este punto estaba algo confundido a decir verdad, pero lo más que hice fue solo mantener mi distancia mientras todos empezaban a comprar cosas como medicina, antídotos y demás, mientras me quedaba mirando lo que el tal Relojero estaba vendiendo... Que por alguna razón mientras que el chico le decía su secreto se me quedaba mirando. Cuando nuestras miradas se cruzaron fruncí el ceño con una clara confusión, manteniendo el contacto visual por un rato mientras pensaba exactamente que comprar, aunque dicha compra era algo obvia...

El Relojero se toma su tiempo con cada uno de sus nuevos clientes, atiende con modales exquisitos hasta que todos habéis decidido vuestras compras y una vez habéis terminado echa el cierre y espera pacientemente a que las grandes puertas se abran para poder acceder a la ciudad con su vehículo, no sin antes dedicaros un cordial saludo a cada uno de vosotros, especialmente a Tobías, al que, al parecer, le había cogido un especial cariño, seguramente porque había sido el que había pagado el más alto precio.

Habéis dejado vuestros asuntos en la ciudad atados durante un tiempo. Ahora formáis un grupo bastante variopinto y extraño. Pero un grupo a fin de cuentas.

Un cazarrecompensas, un samurai perseguido por su pasado, un joven misterioso de ojos insondables, un energético chico de las calles y una Perfecta de un país lejano.

Atrás dejáis la gran ciudad; las casas de piedra y madera eran sustituidas por el dulce olor del aire fresco que mecía la hierba alta, seguirían un camino seguro que empezaba a llenarse de comerciantes y granjeros….

Si hubieran mirado atrás, solo durante un instante, habrían intuido una sombra siniestra se cernía sobre la ciudad, una ilusión de seguridad en sus muros que no era más que un engaño creado para que la gente durmiera tranquila por las noches… pero algo terrible estaba a punto de empezar.

Y ellos eran la chispa que encendería el incendio.

Si tan solo hubieran mirado un momento atrás.

Mientras terminaba de contarle los jugosos rumores al Relojero pude sentir mi cabeza perderse en el constante sonido de los relojes mi mente se ponían en blanco mientras una serie de imágenes aparecían una tras otra en mi cabeza, mis ojos rápidamente se cristalizaron mientras apretaba un poco mi labio con mis dientes, las lágrimas empezarían a caer por mis ojos, bajando por las mejillas hasta llegar a la mandíbula dónde estás gotas se desprenderían una tras otra callendo al suelo, con mi voz algo quebrada me cuestionaba el motivo mientras usaba los antebrazos para limpiar las lágrimas que no paraban de caer una tras otra -¿Por qué demonios estoy llorando?, Ni siquiera sé el motivo pero no puedo parar, apuesto me veo patético- Dudaba de los motivos de mi estado mirando como podía al Relojero aunque mis ojos no paraban de lagrimear -No siento que me falte nada pero no puedo parar de llorar- Probablemente al tener mis recuerdos intactos lo que había cambiado debía ser algo que nunca había visto, sería la primera y la última vez que vería algo así que pudiera dejarme tan vulnerable, limpiando mi rostro como podía tomé las dos Plumones de Ángel en mi gabardina sin ningún tipo de miramiento fijándome en los demás -Esto ahora es mio,¿Por qué me miráis tanto?, Seguro habrá cosas más importantes que hacer que ver llorar a un crío- Arreglaría mi ropa y soltaría unas últimas lágrimas con los ojos rojos e hinchado empezando a caminar tratando de disimular mi estado.

.        - Tal vez no debiste hacer el trueque chico, ya que el relojero me da muy mala espina, sospecho que no solo vino a vender productos!  -.   Responde Trinity tras la partida del relojero con un esfuerzo casi evidente de ser empática con el muchacho mientras qué le ofrece un pañuelo bordado púrpura, antes de girarse hacia el soldado y Sarah para insistir antes de ir a ningún otro lugar:

          - Por favor nos puedes prestar soldado una carreta o un par de caballos que la chica rubia te devuelva en 2 o 3 días?