Partida Rol por web

Al entrar por la ventana abierta diste un susto de muerte a un hombre mayor que estaba recostado en su camilla, pero semi-incorporado y nervioso debido al escándalo que había fuera. Se escuchaban muchos ruidos de forcejeos.

No tardaste en salir al pasillo para encontrar tres guardias de seguridad que intentaban contener a seis pacientes.

- ¡Se está quemando todo! ¡se quema todo! - gritaban casi todos ellos e intentaban ir hacia fuera, pero los guardias bloqueaban el paso.

En las otras habitaciones se agolpaban curiosos, que miraban nerviosos la escena y se preguntaban si ardía algo o no, pero no había rastro ni olor a humo.

Una mujer de piel oscura con un extraño uniforme amarillo estaba entre los pacientes enloquecidos intentando sujetarlos. Su figura estaba distorsinada por algún tipo de campo que la rodeaba por completo. La mujer destacaba sobremanera por su atuendo, su belleza y esa extraña distorsión a su alrededor. No podía ser una mujer normal.

Nadie te prestaba atención en este momento.

Tres pisos se subían con relativa rapidez y conforme ascendíais se hacía evidente que habían problemas arriba por el escándalo. Se escucharon varias voces proclamando que todo se estaba quemando y otras voces pidiendo calma.

Al llegar arriba se pudo ver con mayor claridad lo que acontecía. Habían tres guardias de seguridad tratando de contener a ocho personas, cortando el paso por el pasillo. Los alborotadores parecían principalmente pacientes del hospital junto algún otro civil.

En las puertas de otras habitaciones se amontoban pacientes y civiles, nerviosos, que miraban la escena anodadados, comentando si había fuego o no, pero no había ni rastro de nada quemándose, ni siquiera un fuerte olor que lo delatara.

Aquellos tres guardias de seguridad estaban desbordados y nunca mejor dicho, el frágil cordón que formaban se rompió y siete de aquellas ocho personas corrieron hacia vosotros, buscando las escaleras y poco preocupados por llevaros a vosotros por delante. 

Al llegar arriba nos encontramos con que un grupo de ocho personas que estaba siendo retenida por tres guardias de seguridad estaba creando el pánico entre los que se encontraban en aquella planta. Sin embargo el cordón formado por los guardias no aguantó mucho, y en seguida siete personas se abalanzaban sobre nosotros, dispuestas a alcanzar las escaleras.

¿!Fu-Fuego!?

Por unos segundos el pánico también se apoderó de mí, pero traté de analizar la situación, y ni allí olía a quemado, ni eran más que esas personas las que estaban alteradas, ni había sonado la alarma de incendios.

- ¡Deténganse! ¡Aquí no pasa nada! ¿No ven que no se oye la alarma? - traté así de tranquilizarlos, pero resultó inútil.

No podíamos usar nuestros poderes delante de toda aquella gente, ¿Qué íbamos a hacer?

- Dom, dame la mano, cubramos la salida de las escaleras, al menos hasta que vengan los guardias y puedan hacer algo más... Aunque esto tiene toda la pinta de ser otra singularidad.

Cruzo la puerta de las escaleras de tercera planta, tras Tótem, y nos encontramos una escena desconcertante, con un grupo de gente queriendo salir y apenas tres vigilantes de seguridad del hospital tratando de contenerles.

De repente, el cordón de seguridad se rompe y toda esa gente se abalanza cintra nosotros. ¡¡Están locos!! Tótem, sin embargo, parece convencida de lo que hay que hacer, me tiende la mano y me dice que la agarre, que cubramos la salida, y algo sobre una singularidad.

No hagas caso, esa gente os va a arrollar, déjame que os saque de aquí.

Observo la mano de la mujer un instante, sus ojos oscuros y decididos. Ojalá yo fuera como ella, tan arrojada. No lo soy, no tengo más valor que el de hacer oídos sordos al demonio que me susurra.

¡¡Rapido, que ya vienen, libérame!!

Cojo la mano de Tótem y entrecierro los ojos, rezando por que esto no salga tan mal como temo.

"Pero que coño...".

No puedo hacer nada con los guardias entre los pacientes y yo, así que decido mi plan.

"Sal por la ventana, cruza cuatro o cinco habitaciones, métete por otra ventana, píllales por la espalda."

- Siento el susto, abuelo, pero el deber me llamaba.

Calculo sobre que habitación puedo aparecer detrás de los pacientes, y salgo por la ventana, volando y metiéndome de nuevo en otra ventana. Si no hay ninguna abierta, abro fuego contra ella. Una vez dentro de la habitación, la cruzo con velocidad y aparezco a la espalda de los pacientes.

Carrie había echado un vistazo alrededor, con frialdad, dándose cuenta finalmente de que su plan era excesivamente elaborado.

- Bah, subamos y ya está, no hay seguridad aquí que nos impida el paso.

La mujer echó a correr escaleras arriba hasta llegar al primer piso y entonces echó a volar, levitando sobre los escalones y subiendo sin malgastar energía.

La marabunta se avalanzó hacia vosotros con pocos atisbos de cordura en sus miradas. Sus mentes parecían arrebatadas por el pánico a un fuego que érais incapaces de percibir. Formaban como una ola impetuosa que amenazaba con llevarse todo por delante. Vuestros intentos de contenerlos no dieron resultado y lo que era peor, os vísteis arrastrados hacia atrás, cayendo y rodando mientras ellos, además, trataban de pasar por encima vuestro.

Dominic se agarró finalmente a la barandilla de la escalera y se apretó contra ella, acostado en el suelo, para impedir ser pisoteado. Sora cayó hacia abajo, pero rodó, no sabría explicar cómo, hasta quedar de pie nuevamente. Había reaccionado con una agilidad más propia de un gato que de una persona.

Los civiles habían llegado al segundo piso advirtiendo del fuego a voz viva, con tanta convicción que la gente que les escuchaba era rápidamente presa de la angustia.

Se escuchó entonces la voz familiar de Carrie.

- ¡Locos, estaos quietos! Aghhh. - Emitió un quejido de dolor. Los civiles aullaron pidiendo auxilio.

- ¡Ayudadmeeee! - Se escuchó gritar a Psiónica allí abajo. Del segundo piso, varias personas echaron a correr por las escaleras también, asustadas.

Repetiste tu operación de asalto por la ventana. A esta altura no estaban protegidas por barras y abrirlas no era difícil. Esta vez encontraste un joven de raza negra tendido en la cama, escayolado de los pies, que se vió incapaz de hacer nada ante tu aparición, salvo abrir los ojos ampliamente y soltar un "¿pero esto no era el tercer piso?".

Al abrir la puerta para acceder de nuevo el pasillo, la situación era similar a como la habías dejado. Los guardias de seguridad y la mujer forcejeaban, pero no podían contener por más tiempo a la pequeña turba enfurecida.

La mujer entonces pareció cambiar de estrategia y tomando una profunda bocanada de aire se prestó a gritar. Quizá en condiciones normales fuera un gesto inútil, pero su grito resonó como un trueno cayendo justo a la espalda.

- ¡¡¡¡PARADDDDDDDDD!!!! - Los cristales incluso temblaron ante la fuerza del sonido. Era tan fuerte la intensidad que intuitivamente te llevaste las manos a los oídos, tratando de aminorar el daño. Tus oídos zumbaron y pitaron, era tan fuerte el pitido que apenas podías escuchar ahora.

Los civiles parecían haber terminado mucho peor, cayeron al suelo llevándose las manos a la cabeza y gatearon tratando de recuperar el sentido del equilibrio que habían perdido momentáneamente.

La mujer de amarillo no se había visto afectada en absoluto y simplemente pasó entre ellos para colocarse delante de las escaleras, al parecer con la intención de impedir el paso.

Repentinamente un grito inhumano recorrió el hospital, haciéndose notar prácticamente en todo el edificio.

- ¡¡¡¡PARADDDDDDDDD!!!! - Los cristales incluso temblaron ante la fuerza del sonido. Era tan grande la intensidad que intuitivamente os llevásteis las manos a los oídos, pero para vuestra suerte, el origen del grito no estaba cerca. El sonido os había llegado desde alguna planta de arriba.

Se escuchó entonces la voz familiar de Carrie profiriendo su propio alarido.

- ¡Locos, estaos quietos! Aghhh. - Se escucharon gritos de auxilio que venían de varias personas. - ¡Huid, nos vamos a quemar!, ¡fuego, fuego! 

- ¡Ayudadmeeee! - Se escuchó gritar a Psiónica allá arriba. El sonido venía apagado y debía estar a unas plantas de distancia.

Una vez en la nueva posición, se fijó en ti y en tu arma, no tardando en dirigirte la palabra.

- Oye, tu, más te vale guardar esa pistola.

Viendo que eras peligroso no te quitó la mirada de encima. Entrecerró los ojos, seguramente cavilando algo.

- ¿Quién eres?

Apenas la oigo. Apenas oigo otra cosa que un débil pulsar en mis oídos. Parece que tiene un mortero en una garganta. De hecho, he oído misiles explotando con menos estrépito que esta negra. Me habla. Apenas la oigo. Entiendo lo que dice. No guardo la pistola, pero tampoco la apunto con ella. Simplemente le pregunto.

- ¿Eres Martha? Busco una chica negra que hace cosas raras. Eres negra y haces cosas raras. ¡Si eres Martha, que sepas que he venido a ayudarte!

Soltaste tus palabras a gritos, la mujer se planteó durante un momento si acercarse, pero no habías soltado el arma y eso la parecía incomodar.

- ¡No veo que seas médico! ¿¡de qué tipo de ayuda estás hablando!?

Un grupo de personas formado por una paciente y sus familiares salió entonces de su habitación y se dirigió en dirección hacia ella.

- ¿Pero dónde van ahora? - Preguntó un poco harta de la situación, siendo rápidamente respondida. - Nos vamos de aquí, ¡joder!

Se levantó un pequeño murmullo. La gente que había en el hospital estaba confusa. Otro grupo salió de otra habitación. Si esto seguía así, se iba a formar una ríada de personas tratando de marcharse, algunas de ellas portaban incluso los goteros.

La mujer volvió a fijar su atención en ti. - ¡Si quieres ayudar, habían más personas gritando fuego en el otro pasillo!

Por su mirada no terminaba de fiarse de ti y había además algo que la mantenía nerviosa.

"¿Pero de qué habla esta loca?"

- ¡No hay ningún fuego! ¡¿Eres Martha o no?! ¡Dile a toda esta gente que se estén quietos! ¡No hay ningún fuego!

Avanzo rápidamente hacia ella, pero ahora con la pistola en su pistolera.

- ¡Si eres Martha, he venido a protegerte!- Me giro hacia la gente del pasillo.- ¡Estense quietos, joder! ¡Que no hay fuego!

Desde luego era demasiado pedir encontrar a la chiquilla tranquilamente viendo alguna serie como "Crónicas vampíricas" y llevarnosla del lugar. No, allí había algo malo, y tenía el presentimiento de que era peor que nada de lo que habíamos enfrentado hasta el momento...
La rubia se me había adelantado en un despiste mientras pensaba en como deberíamos actuar, y me encontraba solo, separado del grupo. Un grito que parecía proceder de Psiónica enseguida me activó, y como un resorte eché a correr hacia la escalera.
Mientras subía solo podía pensar que esperaba que el fuego no fuera culpa de nadie del grupo.

- Sé a quién buscas y yo no soy esa persona. Me puedes llamar "Sónica". 

En ese momento varios doctores y enfermeros lograron tomar la iniciativa y se acercaron hacia las personas aturdidas. No tardaron en inyectarles algo, un tranquilizante supuestamente.

Algunos pacientes seguían intentando marcharse, pero no estaban formando ningún escándalo y el personal del hospital les trató de asistir, tratándoles de convencer de que en efecto, no había ningún fuego.

Vosotros érais meros espectadores en estos momentos. Sónica te hizo un gesto señalando en la otra dirección del pasillo.

- Había más gente enloquecida por allí, tendríamos que ir para ayudar. La chica que buscas, está dormida y le atiende un médico.

No pareció animarse a andar en la dirección que ella misma indicaba, al parecer porque estaba pendiente de lo que hacías.

Algo indecisos todavía, os quedásteis en el lugar mirándoos confusos, quizá sin saber si teníais que ir hacia abajo a parar la multitud o buscar el origen del espantoso grito.

Shazael se impacientaba en el interior de Dominic y pugnaba por arrebatarle el control de su propio cuerpo. La ansiedad le podía. Dominic empezó a sentir náuseas, síntoma de que algo quería salir de él y no precísamente de buenas formas.

Mientras, Tótem recibió un mensaje de Colton. "La mujer que me mandaste seguir es imposible de seguir, no ha asomado por ningún lado. No sé qué hacer."

Psiónica se llevaba las manos a la cabeza, como si aquello pudiera de alguna forma mitigar el dolor. Frente a ella, unas ocho personas golpeaban insistentemente el aire tratando infructuosamente de avanzar ante la nada. Habían lágrimas en los ojos de Carrie. Había bloqueado el paso de toda aquella gente de una forma que nunca antes había intentado, y estaba pagando el precio.

- He sido una estúpida, les tenía que haber controlado la mente a todos. Habría costado igual... pero habría sido más efectivo...

Carrie se increpó haberse dejado llevar por el miedo y haber optado por la solución más instintiva, la de impedir que llegaran hasta ella.

En ese momento dos guardias de seguridad llegaron junto a vosotros y miraron desconcertados la escena, sin terminar de entender lo que pasaba.

- ¿Qué diablos? No me han entrenado para esto.

Comentó uno de ellos.

De un poco más arriba apareció un grupo de enfermeros y doctores pero no se atrevieron a hacer nada.

- ¡Cálmense, no hay ningún fuego!

Dijo uno de los médicos, pero aquella gente no estaba en sus cabales y seguía aporreando el vacío, gritando que el hospital estaba ardiendo.

Cuando llegué a la escena me quedé perplejo, paralizado al ver aquella escena tan grotesca, sin duda aquella gente no estaba en sus cabales, y Psiónica lo estaba pagando. Cuando conseguí reaccionar me situé delante de ella por si aquella gente conseguía superar el invisible muro. Al menos podría protegerla. Se me ocurrió que podía llevarla en brazos, pero eso no serviría de nada a los médicos y guardias que llegaban. Por algún motivo ellos no parecían afectados.

-Creo que algo los controla, les hace ver lo que no hay.- Le dije a la rubia mientras la miraba con cierta preocupación.

No creía que fuera a aguantar mucho así, debía hacer algo.

-Salgan de aquí. Nosotros nos ocupamos de la situación. Deben liberar los pasillos para que esta gente pueda salir.- Dije a los guardias esperando que me hicieran caso. Después dirigí mi mirada a Psiónica.- Solo aguanta un poco más...

Era muy frustrante, pero no se me ocurría que podía hacer con mis poderes más allá de dañarlos...

Tras la estampida que supuso aquel grupo de gente, Dominic y yo fuimos irremediablemente arrollados. No tuve mayor problema, sin duda los espíritus habían vuelto a estar de mi lado.

-Gracias… - susurré mirando hacia arriba y levantando mi mano con la palma boca arriba.

Sin embargo, Dom no había tenido tanta suerte. Me disponía a ayudarle cuando escuchamos los gritos de Psiónica provenientes de la planta inmediatamente inferior, la segunda. Pero no sólo ella pedía ayuda, sino que también se escuchaba aullar a civiles.

Me dirigí rápidamente hasta Dom y me agaché para ayudarle a levantarse.

-¿Estás bien? – le pregunté levantándole por el brazo.

En aquel momento escuchamos otro grito, pero esta vez bien distinto, como de otro mundo. Alguien o algo quería que pararamos. Todo se nos venía encima de repente, debíamos tomar decisiones, y entonces Colton se comunicó conmigo.

La chica debía estar resguardada en algún lugar, o haber utilizado alguna manera de engañar a Colton en el peor de los casos. Fuera como fuese, con la situación que teníamos ahora no podía ir a comprobarlo, y si las cosas se ponían feas y necesitaba hacer alguna invocación…

-Regresa. – dije con los ojos cerrados para hacer que el pequeño cuervo volviera a las sombras. - ¿Puedes ayudar a Psiónica? - me volví hacia Dom. - Si las cosas están muy feas puedes sacarla de allí en un segundo… Creo que alguien debería ir tras esa voz.