Partida Rol por web

A pesar de que trataba de relajar el ambiente, Dominic parecía seguir descolocado. No sabía si no me estaba explicando bien o había algo más que se me escapaba.

- Rara, no dejarme entrar... Por lo mismo. O es que eres el único que no se ha dado cuenta de que parezco más un personaje de cómic o un videojuego? - reí, pero en seguida me puse seria. - No se si me he explicado mal en algo, pero te agradezco que me hayas traído, de verdad. - le sonreí y estiré mi brazo hasta agarrarle del suyo. - Vamos, ven conmigo!

Tiré de el hasta el interior de la farmacia, donde por suerte no había nadie. Me acerqué al mostrador y me dirigí al farmacéutico.

- Hola, necesito un inhalador del tipo... TSA. Y además... Podría darme lo necesario para curar una quemadura? La madre de mi novio se ha quemado cocinando, y no quiere ir al médico, ya sabe, es una mujer mayor... Y un poco cabezota, pero el caso es que no parece una simple quemadura que sane sola, verdad? - busqué la complicidad de Dom, preguntándole mientras le miraba. - No queremos que lo pase mal, hoy casi ni ha dormido... Gracias.

Esperé a que el farmacéutico volviera dentro y guiñe un ojo a Dominic.

Me quedo anonadado, mirando a Tótem a la cara, a sus oscuros y penetrantes ojos sin siquiera pestañear. ¿En serio se ve así a sí misma? ¿Como una persona estrafalaria, propia de comics o videojuegos más que del mundo real?

Me agradece mi ayuda y, con una sonrisa encantadora, me agarra del brazo y me veo arrastrado al interior de la farmacia. Es una sensación extraña, con tantas y tantas cosas agolpándose en mi cabeza. No comprender a esta mujer, no entender lo que estoy haciendo, lo que sentirme agarrado del brazo me hace sentir...

Por última vez, Dom, ¡olvida a esa zorra!

Tótem pide su inhalador, y también algo para curar quemaduras, fingiendo que soy su novio y que lo queremos para curar a mi madre inventada. ¿Ahora no hacemos una rara pareja? Sonrío y asiento al farmacéutico cuando me mira buscando apoyo, y al alejarse el hombre veo que me guiña un ojo.

¿Novio? -Le pregunto sonriendo, fijándome en que aún estamos agarrados del brazo- ¿Ya no hacemos tan rara pareja?

Reí ante las palabras de Dominic, colgándome de su brazo, tal y como podría hacer una pareja de verdad. No entendía muy bien por qué, pero me encontraba cómoda con el, me daba confianza. La verdad es que desde el principio había sido muy amable.

-Bueno, podría ser no? O es que no soy digna de tí? - bromeé - Ahora tengo un aspecto mas mundano, ha colado perfectamente, no como si una india con flecos y trenzas hubiera entrado de la mano de un guapo chico blanquito. - reí divertida.

El farmacéutico regresó, dándonos lo pedido, y solté el brazo de Dominic para buscar el dinero en los bolsillos de mis shorts.

-Aquí tiene, muchas gracias. - dije al hombre cogiendo la bolsa y me giré hacia la puerta. - Vamos, cariño? - le dije a Dom, volviendo a guiñarle un ojo.

¿D-digna...? -Me quedo boquiabierto viendo cómo se ríe, sin entender. ¿Se burla de mí, es una especie de broma a mi costa? Si, en todo caso, sería al revés... Que conste que en eso estoy de acuerdo contigo. ¿Guapo chico blanquito? Ni siquiera llego a responder a eso, pues vuelve al farmacéutico con el pedido, y me quedo sumido en un mutismo incómodo. Hasta que, tras pagar, se gira hacia la puerta y me invita a acompañarla, llamándome "cariño".

Joder...

Ni se te ocurra, alfeñique. Nada de ponerte a recordar la última vez que esa cualquiera te llamó así. Yo estaba allí, ¿recuerdas? Y la palabra será la misma, pero no lo decía de igual modo...

Claro... cariño.

Fuerzo una sonrisa y salgo de la farmacia con Tótem, sin entender nada. No se por qué hacía falta mentir a nadie para comprar un par de cosas, o a que ha venido eso que ha dicho. Pero, por una vez, estoy cansado y dispuesto a pedir explicaciones.

Oye, Tótem... -Con timidez trato de sacar el tema sin sonar borde ni nada. Al contrario, me cae muy bien y se ha portado conmigo hasta ahora, por eso me siento tan desconcertado y quisiera aclararlo- ¿A qué ha venido eso que me has dicho? ¿Tienes algún tipo de "complejo racial", o algo así, o... te reías de mí? Ya he sido objeto de burla de chicas guapas antes, y que seas preciosa no creo que te de derecho a... Bueno, no quiero creer que seas así...

Hostia, grumete, que bueno, esto no me lo pierdo... Juajaja...

Miro de reojo a la cada vez más tensa Sónica. No me ha gustado recordar el ataque a su hermana, pero quería que le quede claro a este pedazo de basura que estamos dispuestos a hacerle pagar por todo lo que ha hecho y que si quiere contar con nuestra piedad, ya puede ir pensando en que va a ser que no.

En un momento Totem y el Capitán se largan, dejándonos a los demás un poco plantados, pero casi mejor, menos público molesto si hay que "percutir" un poco a estos cabrones de nazis del demonio. Creo que sólo Aiden se opondría, porque Malik y Sónica estarían más que de acuerdo en hacer lo necesario sospecho.

- Bueno cerilla, la verdad es que como deidad eres bastante cochambroso. Te hemos dado para el pelo fácilmente, así que a otro perro con ese hueso. Mejor esas cosas lo hablas con tu psiquiatra, picha corta. Además aún no nos has dicho donde ha ido tu amigo el que escapó que se convertía en humo, ni dónde podemos encontrar a Dokter. Hasta que no reveles esa información, te vas a estar comiendo las uñas por tu amiga. Una cosa sí te aseguro, cuanto más estemos aquí hablando contigo, peor le va a ir a ella, no se si lo vas captando. Así que deja de hacernos perder el tiempo y larga, si es que su bienestar te importa algo. -

Echo un vistazo a los otros mientras aseinto, mirando de reojo el portal por el que se han ido lo otros. ¿Pero porqué tendrían tanta prisa estos dos tortolitos?.

Prometheus no pareció tomarse con calma esas frases. Lo mostró mirando con sus cuencas vacías a la rubia mientras éstas se incendiaban.

- Escucha, follanegros. No tengo la menor idea, por eso no te respondo. Y ahora, dime tú qué vais a hacer cuando las autoridades descubran que nos habéis secuestrado. Mi compañero lo relatará a la policía y no tardarán en investigaros. Exijo que me saquéis de este lugar. Os ofrezo abandonar la ciudad, a cambio, y no mezclarme con ese fulano de dokter.

Me carcajeo con ganas del "dios" despotricante - Jajajaaaa, el mierdecilla tiene ego después de todo. Bueno pichilín, ya que no sabes ni por donde te da el aire te dejaremos aquí para que te lo pienses. No te preocupes, si eres una deidad tendrás en que pensar digamos... ¿los próximos 50 años? Autoridades ¿eh?, bueno si ves un pez con placa que pase por aquí le cuentas tu caso, menudo gilipollas... no parecía importarte mucho la policía cuando creías tener poder, ¿y ahora corres a llorar a sus faldas? La verdad que no vales ni para tomar por el culo, a ver si la policía te encuentra aquí cerebro de guisante, me he cansado de ti, al carajo... -

Me dirijo al portal con paso tranquilo, al llegar a las inmediaciones me doy la vuelta con tranquilidad - Nos vamos chicos y chicas?-.

Y de un plumazo, toda la comodidad y el momento divertido se vino al traste.

Pero qué he hecho?

Me quedé estupefacta ante las palabras de Dom. Complejo racial? Reírme de él? Hablábamos de la misma conversación? Abrí y cerré los ojos un par de veces, incrédula, antes de empezar a hablar.

- No se si cabrearme o darte un abrazo, qué tonterías estás diciendo? Por qué demonios iba a reirme de tí? Lo único que has hecho todo este tiempo es ser amable y ayudarme, qué clase de arpía haría algo así? - le solté, mirándole entre decepcionada, porque pensara algo así de mi, y entristecida, por lo que podía haber pasado para llegar a pensar eso. - Estoy mas que orgullosa de mis orígenes, de lo contrario no luciría nuestros símbolos, pero soy consciente de los prejuicios de muchas personas... Ya no solo por ser nativa, sino por ser mujer y vestir como visto. Pero no voy a soltar ahora un rollo sobre eso. No, no me reía de ti, puede que me haya tomado más confianza de la que debiera, pero... Me sentía bien contigo, no sé... Disculpa, trataré de no incomodarte más. - me quité su chaqueta y se la devolví. - Gracias. Voy a ver si curo esto... - dije forzando una sonrisa y me acerqué a uno de los bancos de un parque contiguo.

¿Pero cómo puedo ser tan gilipollas? Me quedo como un imbécil, con mi chaqueta deportiva en las manos, viendo cómo la chica más guapa y simpática que he conocido se aleja de mí, ofendida. Claro, ¿por qué no? La he insultado cuando trataba de ser amable, como lo ha sido desde que nos conocimos.

Pues no soy precisamente tu ángel de la guarda, Dominic, pero no puedes decir que no te lo advertí...

La sigo hasta el parque, manteniendo la distancia mientras me martirizo por haber metido la pata así. Me ha ofrecido su amistad y le he escupido a la cara sin darme cuenta, por mi puta inseguridad. Por saber que sólo una mujer me ha querido en mi vida, y la perdí.

Puede que no sea el mejor momento para decirte esto, pero creeme, esa tía no te quería...

T-Totem... -Me acerco al banco en que toma asiento junto a la bolsa con los medicamentos- ¿Puedo? -Pido permiso antes de sentarme en el mismo banco, pero a un cuerpo de distancia, con la chaqueta en las manos sobre las rodillas- N-no pretendía llamarte a-arpía... Es sólo que... Las chicas como tú no suelen fijarse en tipos como yo. Ni tratarlos bien, como tú haces. S-suelen aspirar a algo... mejor. -Agacho la mirada, sin estar seguro de si lo estoy arreglando o empeorando aún más- S-soy un tío del montón, sólo he tenido la suerte de que una mujer me haya querido en toda mi vida y, bueno, la perdí. Shazael me la quitó. S-supongo que soy m-muy inseguro...

No te quería, Dom...

N-nunca he entendido de prejuicios de esos. Las trenzas te sientan bien, y tu ropa es bonita. Y-yo sólo veo una mujer preciosa, no entiendo que nadie pueda ver algo distinto... -No me estás haciendo caso, ¿verdad? Pues había decidido no contártelo, pero...- T-te pido disculpas por lo que te he dicho, Tótem, perdóname por favor. Eres lo más parecido a una amiga que tengo...

Sarah te engañaba.

¡¿Qué?! -Estaba mirando a Tótem, pero ahora no miro nada, solamente al infinito, con los ojos como platos, boquiabierto- ¡Mientes!

No, no lo hago. En aquella época no compartidos consciencia, cuando asumía el control tu dormías la mayor parte de las veces, por eso no te enteraste.

Y-y no me lo contaste... No, no puede ser...

Me echo hacia atrás en el asiento, apartándome un poco más de Tótem en busca del reposabrazos del banco. Miro al suelo, sin saber que hacer, que decir, que pensar.

Vamos, Dom, ¿de verdad creías que le partí la cara por tratar de violarla? ¡No está tan buena! Jackelyn, la del tercero C, esa sí que lo está. Sarah era del montón, no se que veías en ella. Bueno, ni tú ni tu colega Spencer...

Con Spencer...

Spencer, mi mejor amigo del trabajo. No puedo recordar cuantas veces hemos salido de fiesta juntos, los del trabajo, y Sarah acompañándome. Todas esas copas, risas, bailes... ¿Así empezó? ¿Delante de mis narices?

P-pues parece que... -Parpadeo forzando una sonrisa irónica, mientras lucho por ponerme en pie- ...n-ni siquiera ella me quiso. P-perdona, n-no te molesto más, necesito... no se, tomar el aire...

Me pongo de pie llevándome las manos a la cabeza, caminando sin rumbo, con la mente en blanco, respirando con dificultad. Luchando por no llorar.

Me senté en el banco, rebuscando en la bolsa, mientras obdervaba de reojo como Dominic se acercaba. Le miré al escucharle y asentí, deteniendo mi búsqueda para oir lo que tenía que decirme.

Comenzó a explicarse, y no pude evitar mirarle con extrañeza al oir aquello de "tipos como yo", o que era un tio "del montón" y que las chicas aspiraban a "algo mejor". Cómo podía tener ese concepto de sí mismo? Entonces puso toda las cartas sobre la mesa. Como pensaba había habido algo antes, o mejor dicho, el problema es que solo había habido una antes.

Además quiso hablarme sobre como me veía, reiterando que era preciosa, y calando más en mí la idea de que las insinuaciones de Shazael estaban basadas en algo. Me sonrojé ligeramente, y me quedé mirándole con ternura mientras me pedía perdón, casi suplicante, pero antes de poder responderle dio inicio otra conversación.

Shazael. De qué estarán hablando?

Las últimas palabras que me dirigió Dom dieron cuenta de ello. Había reconocido su gran inseguridad, al pensar que únicamente una chica le había querido, y ahora ni eso parecía ser así. Vi como se alejaba con las manos en la cabeza, en gesto desesperado. Quizás necesitara estar solo, pero no, no podía dejarle así.

-Espera!- le grité, cogiendo la bolsa y saliendo corriendo tras él. - No me molestas, no pasa nada, y si quieres tomar el aire... Busquemos un sitio mejor.

No le di tiempo a responder, simplemente le agarré, y al ver que no había ojos indiscretos comencé a saltar hasta un edificio cercano, alcanzando la azotea de este gracias a las escaleras de incendios, y a los espíritus, por supuesto.

Al aterrizar le solté, y me incliné, apoyando las manos en mis rodillas, algo cansada.

-So...ra... Sora, así me llamo en realidad... - le dije, mientras trataba de recuperar el aliento.

Mis ojos se nublan, siento mi cabeza a punto de explotar. Sólo quiero... no se lo que quiero, que todo termine de una v...

Una voz a mi espalda hace que me gire, pero no veo nada. Oigo su voz, pero no veo su rostro, sólo brillos que se solapan unos sobre otros a medida que la humedad se adueña de mis ojos. Pero todo eso cesa súbitamente, cuando me veo arrastrado por una fuerza imposible, algo que ne alza en volandas, haciéndome volar por los aires, viendo la calle alejarse según las lágrimas se retiran de la superficie de mis ojos.

De repente siento en contacto del suelo en mis pies, y ninguna fuerza sujetándome. Pierdo el equilibrio y caigo al suelo sobre mis posaderas, desconcertado. Ya logré acostumbrarme a la teleportación, aunque sólo la contemplo desde el subconsciente cuando Shazael asume el control, pero esto es totalmente nuevo para mí.

J-joder, no hacía falta... -No digo nada más, pues comienza a presentarse, con las manos en las rodillas y la respiración entrecortada. Es como si le costara un gran esfuerzo respirar.

¡Por Neptuno, que se ahoga!

¡Eh! ¿Estás bien? -Pregunto mientras me lanzo hacia ella apresuradamente, llegando hasta su verá con una rodilla en el suelo, abriendo su bolsa y sacando la caja del inhalador- ¡Respira Sora! -Rasgo el cartón de la caja y saco el pequeño tubo, preparándolo como puedo y ofreciéndoselo, sin saber bien cómo funciona. Es entonces cuando, completamente alterado, veo su rostro frente a mí. Y comprendo que estoy haciendo el idiota- N-no estás sufriendo un ataque... ¿Verdad? -Pregunto resignado, sintiéndome ridículo. Más aún cuando veo la postura en que me he quedado, con una rodilla en el suelo, ante ella, tendiéndole el inhalador como si fuera un anillo de compromiso.

En efecto. Has hecho el payaso, jajajajajaja...

Mientras trataba de recuperar el aliento, Dom me preguntó por mi estado, pero sinesperar mi respuesta se lanzó en busca del inhalador. Quedó medio arrodillado frente a mi, tendiéndome el medicamento, mientras se percataba de que estaba bien.

- No, no es ninguna crisis.- le dije con una sonrisa, divertida, pero también tierna; y es que ese tipo de gestos me parecían incomparables.

Tipos como él, dice... Ojalá hubiera más chicos así.

Cogí el inhalador de sus manos, y lejos de erguirme me senté en el suelo, con las piernas estiradas y las manos apoyadas atrás, recostándome ligeramente.

- En mi caso... Los tios no me suelen tomar en serio. - comencé a contarle, mirando al horizonte, queriendo compartir yo también algo con él. - La mayoría sólo quiere una cosa, asi que es fácil encontrar un chico para pasar el rato, pero que quiera algo más... Esas historias no han acabado bien. - miré un instante a Dominic. - Y eso sin saber nada de que cuento con el favor de los espíritus, que ya sino...- reí, volviendo nuevamente mi mirada al poco cielo que dejaba verse en la ciudad. - No me burlaba cuando dije que eres guapo, y además eres muy agradable, encontrarás una chica, ya lo verás. Sólo tienes que dejar que te conozcan.

Flexioné mis rodillas y me tumbé en el suelo de la azotea, poniendo las manos bajo mi cabeza.

- Y esa chica será muy afortunada...

Cuando coge el inhalador, me dejo caer hacia atrás, sentándome con las rodillas flexionadas, abrazándome las piernas. Sora se sienta frente a mí, aunque al estirar las piernas es casi como si se sentara a mi lado, aunque mirando en dirección contraria. Mirándonos el uno al otro, en realidad.

Me habla de sí misma, me cuenta cómo los tíos siempre la buscan para pasar el rato exclusivamente, sin tomarla en serio. Supongo que también es un problema, uno propio de la gente guapa que otros no tenemos. Pero un problema igualmente. Aunque, tal como yo lo veo, el problema lo tienen esos tíos, que no son capaces de ver lo que es más que evidente.

¿Sabes qué? Si no son capaces de ver lo maravillosa que eres, ellos se lo pierden. -Lo digo sin pensar, y al darme cuenta de lo descarado que ha sido decir eso me sonrojo y hundo mi cara entre mis brazos, sobre mis rodillas. Sólo asomo la mirada cuando me explica lo que piensa de mí, que no se burlaba, y trata de darme esperanzas.

Afortunada, sí... -Repito con cansada ironía, hundiendo la mirada en el suelo- Soy un tipo sin nada de especial, que ahora tiene un demonio dentro. ¿Te parece que el favor de los espíritus da mala imagen? Shazael era un pirata que quemaba pueblos, pasaba marineros por la quilla y violaba mujeres a lo largo de las islas del caribe... -Ah... Qué tiempos aquellos... Y eso es lo de menos. Me quedo un instante en silencio, recordando- Que me conozcan... Ella me conocía, Sarah. Y siempre me decía "eres muy normalito, Dominic, tienes mucha suerte de haberme conocido..." -Ah, sí, la diosa Fortuna te sonrió ese día, jaja, luego te guiñó un ojo y te invitó a su cama, no te jode...- Supongo que no era suficiente para ella...

Me fijo en que Sora está tumbada boca arriba, mirando al cielo. Levanto la vista y veo el cielo. Hace mucho que no me detengo a mirarlo. Hace años solía hacerlo, sobre todo de noche, miraba las estrellas y esperaba que pasara una estrella fugaz para pedirle un deseo. Giro sobre mi propio eje y me recuesto en el suelo junto a Sora, poniendo una mano bajo mi cabeza.

Tú sí que encontrarás a alguien, Sora. Alguien que te vea como realmente eres, no sólo guapa, sino también buena, amable y divertida. Y tu contacto con los espíritus le parecerá algo genial. Ese tío existe, estoy seguro, te lo mereces. -Sonrío ante una ocurrencia que me viene a la cabeza- Y si no te trata como te mereces, le presentaré a Shazael, jeje.

¿¿En serio?? ¿Me dejarás...? Oh, es una broma... ¡Cabrón!

Me quedé observando una de las nubes con los brazos bajo mi cabeza, mientras escuchaba a Dominic. Era curioso como las personas podían tener percepciones tan diferentes sobre lo mismo.

Supongo que es como buscar formas en las nubes, cada uno lo interpreta a su manera...

Noté como se movía, tumbándose también, cuando empezó a hablar sobre mí. Aquello era lo que pensaba? Y un así se atrevía a decir que no era especial... Giré la cabeza para mirarle, con una sonrisa fruto de sus palabras y la broma sobre Shazael. Al hacerlo me di cuenta de lo cerca que estaba, y me quedé mirando su perfil, sonreía.

- Te sienta mucho mejor sonreír... - dije, sin dejar de observarle. - No te preocupes por mí, esto trataba sobre tí. - reí, antes de volver a ponerme seria y mirar hacia arriba otra vez. - No trato de darte un falso consuelo, es como yo veo las cosas. No eres nada normalito, te parece normal alguien capaz de hacer lo que tu haces? Tienes un demonio dentro, cualquier otro se hubiera dado por vencido, pero tu no; no sólo no lo has hecho, sino que usas esa "maldición" para hacer el bien. Y aun y todo eres capaz de ser amable con los demás y ofrecer una sonrisa. A mi eso... Me parece maravilloso. - giré la cabez nuevamente para mirarle. - Eres increíble, sólo tienes que creértelo, y esa chica aparecerá... y yo la evidiaré mucho. - reí, aunque algo avergonzada por aquel alarde de sinceridad.

Aparto la mirada avergonzado ante su apreciación sobre mi sonrisa, sin saber qué responder. Pero continúa hablando, halagando mi fortaleza por seguir adelante a pesar de mi "maldición". ¿Y qué otra cosa puedo hacer? Tampoco es que tenga otro remedio...

¿Le parece maravilloso? ¿Que soy increíble?

Esta chica está loca...

Continúa ofreciéndome esperanzas, incluso alegando que sentirá envidia de quien termine conmigo. Todo eso me suena a palabras bonitas con las que quedar bien. Ni siquiera se plantea ser ella esa chica, claro. Lo de envidiarla es amabilidad. Es muy amable conmigo, trata de que me sienta mejor. Es una chica fantástica...

Ehm... ¿Me estoy perdiendo algo...?

C-cuando todo esto termine... ¿C-crees que, no se, podríamos quedar alguna vez? -Me quedo mirando las nubes, avergonzado de lo que acabo de decir.

Al escuchar su pregunta me giré hacia él, y me incorporé de rodillas, agachándome para poner mi rostro frente al suyo, que continuaba mirando al cielo.

- Ya te ha costado... - aguanté una risa. - Empezaba a pensar que todos esos chascarrillos sobre mí eran invento de Shazy. - le dije y le sonreí, con mi pelo cayendo junto a su cara. - Claro, podemos probar...

Entonces me aparté y me senté sobre mis rodillas, cogiendo lo necesario y comenzando a curar la quemadura.

Tótem y el chico que se transformaba en el capitán rojo –la verdad es que no me había aprendido su nombre a pesar de que creía que lo habría dicho alguna vez- se dedicaron a hablar entre ellos aunque en un tono audible para el resto. A mí, que cada día me costaba más confiar en la gente, el ver a esos dos tontear –porque desde mi punto de vista era lo que parecía- me sacaba un poco de mis casillas porque la situación requería un poco de seriedad por su parte; no obstante, cada uno era libre de hacer lo que quisiera.

Prometheus dijo que él era un Dios ahora y yo comencé a reírme a carcajadas, como si ese desgraciado hubiera contado el mejor chiste del mundo.  No obstante mi rostro se oscureció cuando la otra mujer mencionó a mi hermana, dejándome claro el peligro en el que estaba metida por su condición. La encontraremos antes, seguro- dijo más para ella que para cualquier otro. Si le pasa algo no me lo podré perdonar nunca. Martha, aguanta, por favor.  

Ese cabrón hablaba de mi hermana como si nada y yo tenía cada vez más dificultad controlar mis poderes: lo único que quería era freírle el cerebro a base de gritos.   Psiónica, por su parte, comenzó a poner a ese cabrón en su sitio y a medida que Prometheus hablaba yo sentía que en cualquier momento iban a empeorar las cosas, así que cuando la rubia dijo de marcharnos antepuse el peligro que corría mi hermana al hecho de querer destruir a ese bastardo.

-Escúchame, hijo de puta. Voy a marcharme de aquí y voy a encontrar a mi hermana. Luego voy a hacerte sufrir lo mismo que tú provocaste a Martha. Me da igual el tiempo que pase pero voy a hacer de tu vida un verdadero infierno, no como la mierda que vosotros estabais planeando.   Así que aprovecha ahora este tiempo que te quedas solo para imaginar todo lo que voy a hacerte, y te aseguro que lo que yo te haga sufrir será mucho peor que eso.  Disfruta del tiempo que te queda-  dije dedicándole una última mirada cargada de odio y luego avancé hacia el portal sin mirar a nadie porque en esos momentos estaba demasiado afectada por la situación. 

Aún no tengo claro en que estaba pensando al decirlo, cuando veo por el rabillo del ojo a Sora incorporándose rápidamente, y de repente dejo de ver el cielo y sólo veo su rostro sonriente y una mata de cabello negro calléndome en la cara, acariciándome y haciéndome cosquillas.

¿E-en serio? -¿Estaba esperando a que lo dijera?- Quiero decir... ¡Genial!

Me incorporo hasta quedar sentado de nuevo, mientras Sora coge la bolsa de la farmacia con intención de curar su quemadura.

Espera, déjame... Ya que he hecho el idiota con el inhalador, igual puedo hacer algo bien. -Le digo poniéndome de rodillas a su lado. Abro la bolsa y saco un paquete de gasas, que rasgo extrayendo una y doblándola hasta una cuarta parte de su superficie. Entonces saco el bote que le han dado para la quemadura, que parece algún tipo de cicatrizante o algo así. Empapo la gasa con ello y miro a Sora- ¿Lista? Igual escuece...

Una sonrisa bobalicona se dibujó en mi cara cuando Dominic se arrodilló junto a mí queriendo ayudarme. Le cedí las cosas y vi como preparaba la gasa con aquel liquido, advirtiéndome justo después.

-Más vale que sepas lo que haces...- bromeé en tono de amenaza, dejándolo claro con una risa. - Lista, pero ten cuidado. - añadí cerrando los ojos con fuerza, temiendo el mencionado escozor.

Sora me advierte entre risas acerca de esto, con un tono amenazante que en seguida se desvanece. Me quedo con la gasa empapada en la mano, sonriendo.

Bueno, no hace falta ser médico para extender un desinfectante... cicatrizante... lo que sea esto. -Le guiño un ojo, bromista, echándome a reír brevemente- Lo tendré, tranquila.

Apoyo la mano libre en su hombro y sujeto con ella el tejido cercano a la quemadura, para mantenerlo apartado de la piel dañada. Con sumó cuidado, apoyo la gasa húmeda sobre la piel, mirando a Sora a los ojos para comprobar si le duele- ¿A-así bien?