Partida Rol por web

-Encarguense de mantener un enlace mental, Ugeus, los conjuradores son prioridad, si consideras que el riesgo es demasiado matalos, ya nos encargaremos de arreglar las cosas en tribunales pero solo si es un último recurso- una vez dadas esas insturcciones y viendo que no podría usar a mis compañeros de caza, me aposé en uno de los tejados cubriendo las ventanas y las salidas, mi primer blanco claro sería, por supuesto, mi querido suegro, así que una vez invisible y con el ángulo de tiro apropiado, tensé el arco -Selune...- sentí las aptitudes del arma activarse, aquel arco gélido azote de drows despedía sed de sangre, casi tanta como yo lo hacía, pero debía contenerme así que quité las cabezas de las flechas, no debía matarle... no todavía

La tiflin se agachó a intentar detener el sangrado, el corte era monumental y esa estúpida niebla no le facilitaba nada.

- estúpido Comadreja, atacarnos así y amenazarnos solo te ha servido para esto. Si tanto aprecias algo debes intentar defenderlo y salvarlo, la venganza solo es válida si no tuviste posibilidad de hacer nada.

Le hablaba esperando salvar a ese tipo, que tal vez intentara replicar, mantenerlo vivo un instante más.

- cuando alguien muere ya no siente nada, sin embargo esos ojos podían ser útiles a los vivos... No me parece bien el acto de la muchacha, pero tampoco me gusta tu respuesta, cuando un 25-50% de la culpa es de quien abandona a quien busca proteger...

Ese tipo le caía bien, buscaba proteger a los suyos, pero una vez más o bien las emociones que tanto le costaban entender o bien la edad de esos críos habían creado otra situación compleja. Lo que no le gustaba tanto era esa niebla que le causaba cierta picazón en la piel, por un lado la agradecía esperando que contuviera a los jóvenes alocados, pensaba extender su esfera de oscuridad para cegarlos a todos si no se detenían, y a punto estuvo de extenderla, pero esa rasposa cosa cuyo color no acertaba a distinguir le permitía ver mejor, y quizás encontrara una forma de ayudar. Al menos lo intentaría.

Miró a Hazir, esperando que no hiciera nada más, preparando su estoque por si necesitaba desviar su ataque. Preparando su mejor defensa mientras hacía lo posible con la otra mano.

    El guerrero de metal soltó la mano del único que podría haber llegado a considerar merecedor del nombre de "amigo" desde el día en el que lo arrojaron a aquella prisión y giró sobre sus pasos mientras Roriarkas exhalaba su último aliento. Pese a la intensidad de la escena su mirada ya había sido fijada en otro punto... Hernst.

    La nube de gas venenoso llenó la instancia, pero aquello ya no era más que un detalle vacuo, aquel truco para disuadir a los reos ya no le afectaba. Suelo y paredes comenzaron a crujir, Socar sabía lo que presagiaba aquello y no iba a permitir que le impidieran terminar aquello de una vez por todas.

    A su primer paso, los tablones se estremecieron, solo que ahora lo hacían por el peso del forjado, el siguiente no tardó en llegar y tras ese otros, usaría todo su peso para arrollar al envenenador y llevárselo consigo afuera lejos de la guardia. La estampida de Socar avanzaba mientras las flechas comenzaban a silbar a su alrededor, su objetivo pretendía escapar, pero no iba a permitírselo, tomo impulso antes de recortar los últimos centímetros que lo separaban de él cuando parte del suelo se derrumbó haciendo que perdiera gran parte de la fuerza de empuje en su arremetida.

El golpe de Pain contra el Drow fue brutal, pero este pareció aguantarlo bien. En ese instante Herns ataca a Roriarkas, causándole un envenenamiento grave, y según sus palabras, esa sería su muerte.

Tras eso me dirijo hacia la salida, junto a ellos, pues no quedaba nada en esa taberna a lo que acojerse, los demás habían elegido otro camino.

¡¿Qué era esta niebla?! ¿¡De dónde había salido, de quién!? Si todos los respetables estaban aquí dentro matándose entre ellos, debía de ser alguien ajeno a ellos. ¿Quizás la guardia? La idea de que el personal de la prisión viniera a prenderles (otra vez) no resultaba nada halagüeña. Comadreja pareció haber caído poco antes de que la niebla llegara, y lo que la Fonn'Aster pudo ver ahora fueron tan solo las siluetas de Hazir y Nickar chocando espadas. Fácilmente entendió el por qué, y agradeció a Shar que el bárbaro hubiera podido contenerse. Éste corrió hacia la Fonn'Aster y le entregó a toda prisa el cuchillo de Comadreja, sabiendo que la mercenaria estaba desarmada. Antes de que pudiera agradecérselo el bárbaro ya había salido corriendo a toda prisa hacia el interior. "¡Mierda, Roriarkas y Socar!" junto a Daebius, se habían quedado allí dentro. Pain e Ishrad estaban allí, y la Fonn'Aster temía que hubieran querido aliarse una vez más en lo que fuera que a Pain se le pasase por la cabeza.

Lythrai tampoco quería ver muerto a Comadreja. Si por ella fuera, habría caminado hasta donde Nickar y utilizado la resistencia de Oso sobre el Respetable. Pero había como tres flancos en este combate, y tenía que permanecer en el suyo. "¡Cisco, ve a donde está Comadreja y sánalo también!" casi que ordenó la mercenaria. "¡Dile que te mando yo, a ver si se entera de que nosotros no queremos problemas con él, con los suyos y con la Aguja, joder! ¡Ni tampoco los Fonn'Aster!" ni ella, ni los Fonn'Aster, ni probablemente la mayoría de otros presos. "¡Ve!"

Al final, los tres Respetables por una cosa u otra se merecían el título. Ni ella ni Yzlin ni Hazir ni Nickar habían venido a la reunión para ofender a Comadreja. La Fonn'Aster justificaba tanto la necesidad de Yzlin de matar al adivino (después de todo, ella había tenido la misma idea allá cuando pudo haberle tirado al vacío de una patada...) como la necesidad de venganza de Comadreja, o incluso la necesidad de Nickar de intentar ver a través de los ojos de Ascario. Y por supuesto, la necesidad de Hazir de proteger a los suyos. Tal y como había dicho antes en el discurso, quizás precisamente por estar acostumbrada a lidiar con todo tipo de criaturas en la Compañía, con sus diferentes formas de pensar y actuar, que la Fonn'Aster entendía los motivos. Y a un nivel aun más religioso, estaba segura de que la Dama de la Pérdida comprendía las pérdidas de todos ellos.

Yzlin no quiso perder su libre albedrío, y actuó antes de que se lo arrebataran. Nickar y Comadreja habían perdido valiosas predicciónes que evitar o intentar cumplir, y actuaron. Hazir había estado a punto de perder a una amiga, y actuó. Y estaba bien... todo estaba bien. "Los hermanos y amigos pelean... se ofenden, y se disculpan..." murmuró Lythrai casi para sí, mientras intentaba poner en pie de vuelta a Yzlin. Parecía ser algún tipo de salmodía o arenga Fonn'Aster. "Siempre que aún puedas cerrar las heridas, es mejor tragar el orgullo e intentar cerrarlas. No hay orden sin concesión... no habrá Compañía sin hermandad..."

Suspiró y miró a su amiga. "Yz, hermana, ¿estás bien? ¿Puedes andar?" señaló con la cabeza a Grook, podía ver cómo el kobold intentaba moverse casi por espasmos, paralizado por el conjuro. Y cuanto más tiempo estuvieran dentro de la niebla, más peligro de quedarse allí parados tendrían. "Joder... la niebla es paralizante... Tenemos que salir de aquí cuanto antes..."

La Fonn'Aster extendió su mano para conjurar, una vez más, ese conjuro que tanto les había ayudado a ella y a sus compañeros desde que llegaron a la Prisión. No, incluso ya desde el Despeñapresos. Esta vez sobre sí misma, conjuró la Resistencia de Oso. Podía notar cómo sus reservas de energía arcana se agotaban... pero tenían que seguir adelante.

Acababa de utilizar uno de sus conjuros más poderosos y exaló todo el aire que había en sus pulmones mientras descargaba su energía. En cuanto los rayos se hubieron consumido y la energía dejó de fluir, dio una gran bocanada de aire en el mismo instante en que la niebla hizo aparición. No tenía escapatoria. Su cuerpo era pequeño y débil, nunca hubiera podido resistir durante mucho tiempo de todos modos, pero el momento no pudo ser peor. Notó al instante cómo sus músculos dejaban de responderle y quedó completamente inmóvil. Aparentemente indefenso ante represalias de Caracuero y Hologor, si decidían acercarse a agradecerle el detalle que había tenido con ellos.

Vio la silueta de Hazir emerger de entre la niebla, acercándose desde el otro flanco para entregar algo a Lythrai y luego corrió hacia el interior del Grosero, pasando por al lado suya.

- ¡Cuidudu, istún luchundu uhí dintru! - consiguió decir. En cualquier otra circunstancia a Hazir no debería importarle demasiado la batalla en el interior, pues estaba bastante seguro de que el quisashi sólo estaba preocupado por Socar al ver que no salía al exterior ante la llamada de Lythrai. El forjado se había mantenido al margen del conflicto, lo que haría que en principio Hazir no tuviera motivos para preocuparse o sentirse amenazado ahí dentro. Pero con Neyderrad en escena, eso no era necesariamente cierto, tal como él mismo y particularmente su manga izquierda podían atestiguar.

Sintió un gran alivio al entrever la silueta de Yzlin levantándose, y a punto estuvo de gritar a Lythrai y a ella que se acercasen, pero las chicas se le adelantaron y se acercaron por su cuenta. No era sólo cuestión de necesitar protección mientras se encontraba paralizado, sino que no estaba tan indefenso como parecía y quizá aún podía hacer algo. Intentaba entrever si venían solas o si algún enemigo las seguía, al tiempo que maldecía la niebla con todas sus fuerzas. Preguntándose si podría él mismo extinguir la magia que lo paralizaba. Nunca podría pronunciar adecuadamente las palabras necesarias en el estado en que se encontraba, pero por supuesto, él no necesitaba decir ninguna palabra.

—Tú no escaparás. —La niebla embotaba mis sentidos, pero daba igual. El drow había osado atacarme, no iba a salir de allí con vida, no mientras me mantuviera en pie.

Haciendo caso omiso de aquella bruma carmesí y los efectos que empezaba a tener sobre mi cuerpo, di un paso hacia delante. Allí, fuera de la calina, estaría a salvo. Y cerca de Neyderrad. Él era lo único que ahora importaba.

Mis puños se movieron solos mientras golpeaba el maltrecho cuerpo del elfo oscuro. Mi carne, imbuida de llamas, caía sobre mi necio enemigo. Debía morir, debía acabar con él... Y con todos, con todos los que se habían alzado contra mi.

—¡Krishnarj! —chillé, un aullido en medio de la lucha—. No les dejes escapar. Acaba con Ishrad. Persigue a Hernst.

-Vaya contratiempo-

-Habéis incumplido las normas-

Veo mis manos ensangrentadas. Quiero asentir a Lyth pero estoy paralizada. Sólo puedo mover los ojos. Lo cierto es que, gracias a su conjuro y la magia de sanación de Cisco no perderé más sangre pero... de pronto, como un frescor revitalizante, la magia de mi compañera y amiga vuelve a inundar mi cuerpo.

-¡Puedo andar!- le digo con energías renovadas, pero la niebla es persistente y el dolor tuerce la sonrisa en una mueca contorsionada -...gracias a ti- la niebla me paralizaba los músculos, de no ser por la magia de Lythrai -de nuevo- no habría conseguido moverme. -Aún siento la tirantez de mi cuerpo, sí, debemos salir cuanto antes-

-Grook- pronuncio su nombre -Lyth, entre las dos podremos con él- le aseguro. Al cogerlo, un hilo de sangre sale de la herida parcialmente cerrada por la magia. -Es temporal- entiendo, el hechizo no durará mucho. -¡Salgamos!-

Los ojos de Neyderrad centelleam mientras saboreaba la sangre y palpaba con la lengua el lugar vacío donde falta un diente. Su mente se mantiene fría, concentrada, murmurando sin voz la salmodia de un poderoso conjuro. -Más negro que la oscuridad, más rojo que la sangre que fluye, enterrado en la corriente del tiempo, en vuestro sagrado nombre me acojo a la osc...- Los puños de Pain castigan su cuerpo repetidas veces a una velocidad de vértigo antes de que pudiera finalizar el conjuro. Primero el chasquido de las protecciones arcanas al romperse, luego el crujido de las costillas del drow al quebrarse. Un sonido de porcelana amortiguado por la piel y los músculos desgarrados. El cuerpo del drow se comba por los golpes, tembloroso, aguanta los primeros golpes, pero el último, directo al oído izquierdo, es demasiado para él. Cae arrastrando consigo otro grupo de mobiliario del urbano pero, esta vez, no vuelve a levantarse.

Los escarabajos emergen de todos los rincones con un sonido que hiela la sangre y, en el centro de la estancia, comienza a materializarse la criatura. Ugeus "La Plaga"¹. 

La mayoría de escarabajos emergen del agujero que ha formado Socar. Se le cuelan por entre las aberturas de su cuerpo, suben por mesas y sillas, por el cuerpo de Roriarkas que se contorsiona en el suelo adoptando una posición fetal.  Daebius no puede contenerse ante la visión de horror que le produce la criatura, no puede apartar la vista, no puede hacer otra cosa más que observar la transformación de esa horrible criatura.

Krishnarj, oculto y por orden de Pain, debe decidir si atacar a Ishrad o correr tras Herst que parece inmune a esa niebla. Finalmente resuelve ir contra la mayor amenaza: "El Envenenador"

Fuera, el combate se detiene por completo. Ninguno de los que bebían en el Grosero quiere vérselas con la Guardia Roja por algo que no han hecho. Los que pueden moverse, se apartan de cualquier amenaza y permanecen inmóviles mientras Nickar intenta salvar la vida de Comadreja y Lythrai, Yzlin y Grook salen de la niebla.

Roriarkas, consciente de lo que ocurre a su alrededor, se arrastra hacia la extraña armadura que ambos portaban cuando fueron teleportados al Grosero.

Por el lado izquierdo de la niebla, ves a Yzlin, Lythrai y el kobold Grook que consiguen salir de la niebla y librarse de la parálisis. Esa es la zona de Miraria que, seguramente, tendrá preparado el arco. Tú decides si ir a ayudarla o no. La niebla continúa impidiéndote la visión del interior pero has logrado ver que en la plaza Comadreja está tirado en el suelo con el tórax abierto. Una herida que te recuerda a las producidas por cierto alfanjón de grandes dimensiones (el arma de Hazir). Nickar, una tiflin compañera del grupo de recién llegados, intenta detener la hemorragia.

Conseguís salir de la niebla por la cara Oeste de El Grosero¹ y, al momento, os sentís liberados de todo efecto paralizador. Sin embargo, os sentís observados, sabéis que La Guardia Roja está aquí, en alguna parte. Que caiga o no sobre vosotros dependerá de vuestras acciones.

Primero la niebla y ahora aquél monstruo. ¿Cuántas armas tenía la Guardia Roja? Me quedé inmóvil en el sitio, contemplando el familiar rostro de la criatura que se materializaba en medio de la habitación. Ya había luchado contra él, y aún recordaba como había acabado. Tragué saliva y me di cuenta, consternado, que por una vez no me atrevía a moverme. Mientras otros escapaban, yo permanecía quieto. Les dejaba irse. Dejaba que se libraran del castigo. Del dolor.

No...

...Imposible...

La idea de mi grupo era evitar más asesinatos de ser posible, y aunque había visto que 3 reos salían de la niebla, sabía que esa zona estaba custodiada, aún así, mi primordial deber era evitar que la carnicería se agravase, por lo que cargué una única flecha de sanación en mi arco y apunté al prácticamente muerto irving, sería un tiro difícil, pero contaba con que en un único tiro pudiese ayudarlo aunado a los auxilios que aquella tifflin le daba, esperaba que la flecha hiciese efecto pero no me quedé a ver si lo hacía, aún debía apoyar a Miraria, de los 3 que salieron, quien tenía la mejor armadura debía ser Lythrai, a ella también lancé una sola flecha paralizante y tras ella al Kobold, por alguna razón no quería disparar a Yzlin, quizá fuese por sus heridas, quizá fuese por que en su estado no representaba realmente un peligro, quizá fuese por que confiaba en que mi compañera pudiese despacharla, quizá fuese algo más, de cualquier manera, al menos por unos segundos ella estaba a salvo de mis flechas