Partida Rol por web

Desenvaino la espada con suavidad. El zumbido eléctrico se hace eco por toda la estancia y los chasquidos provienen de más de un rincón a la vez. -Tened cuidado- comento pues aún no he visto qué es lo que produce las descargas ni si verdaderamente representamos una amenaza.

Doy un paso adentrándome en la zona y es entonces cuando, siguiendo la mirada de Yzlin y Greta, veo una criatura moverse sobre uno de los pilares. Otra sombra se escurre y desaparece por un agujero en uno de los laterales. El agua se mueve entre otros dos pilares. -Maldición- confirmo que estamos ante más de un posible enemigo.

-¡Lagartos electrizantes!- susurro al identificar a la criatura y muestro una sonrisa -No son más que un puñado de lagartos. ¡No es nada!¡Sigamos sin molestarlos!- Digo intentando encontrar un camino libre entre las aguas, pero mi expresión se borra al ver que no es fácil, al detectar que estamos en una madriguera. Cierto es que un sólo lagarto, o incluso dos, no representan una amenaza pero... -¿Cuántos habrá?-

Nickar fue retrocediendo poco a poco hacia sus compañeros, no sabía que era esa cosa, ella y los animales no se llevaban demasiado bien. Cuando alcanzó al grupo explicó la situación. En voz baja, ignorando si ya habían descubierto que eran esas pequeñas bestias.

- traigo buenas y malas noticias, las buenas es que ya se que provoca esos molestos ruiditos, son una especie de lagartijas con cuernos en cabeza y cola que parecen despedir electricidad, la mala noticia básicamente es que estáis en el agua, y un simple ataque de esas cosas os puede doler bastante. Nunca había visto esas cosas, por lo que no se muy bien como reaccionar sin que nos electrocuten a todos.

Esperó a ver si alguien conocía esas cosas, como actuar para que el paseo por la cloaca no fuera un paseo electrificado. Aunque si pudiera meter una de esas cosas en un bote, serían una buena arma. Evitar las columnas tal vez era la solución, aquel bicho le pareció territorial, por otro lado tal vez era lo opuesto, como esas cosas eran desconocidas para ella, prefería escuchar a quienes tal vez conocieran a aquellas criaturas del tamaño de un chucho.

Hazir se acercó al punto brillante con cuidado de no resbalar, moviéndose a cámara lenta. Por el rabillo del ojo vio a Pain desaparecer, tal vez teleportándose, pero solo pareció susurrar a la tiflin. Hazir se puso en tensión un momento, pero Pain no parecía tener intenciones reales de atacar, y sabía que alguien como Nickar no se amedrentaría por las palabras de Pain por amenazantes que fueran. 

Comprobó que lo que había brillado eran efectivamente monedas de oro, dispuestas en un agujero esperando a que alguien las cogiera. Sin embargo, Hazir no hizo amago de cogerlas, aquello olía a trampa totalmente. Un puñado de monedas listas para ser cogidas en una cloaca eran algo de lo que desconfiar. Vio que Serge se colocaba a su lado, y le preguntaba, y ya iba a girarse para responder cuando de pronto la atención de ambos se fijó en el enfadado bicho que salió del agujero, una especie de lagarto del tamaño de un perro, con cara de pocos amigos y un aura casi palpable de electricidad. Hazir, por precaución, retrocedió un paso, y de pronto los chasquidos comenzaron a oírse más cerca por toda la caverna. Parecía que era un nido o una colonia de esos seres, y seguro que no estaban contentos con su intromisión. Pronto las voces de Theod y Greta se sumaron a su preocupación, y el primero los identificó como lagartos electrizantes. Cuando Nickar bajó, confirmó la idea de Hazir de que sus ataques podían basarse en la electricidad, lo que hacía que su posición en el agua fuera bastante desventajosa. Aunque fueran pequeños, si todos a la vez electrificaban el agua, solo se salvarían los que no estuvieran en contacto con ella. 

-Retrocede, Serge-le dijo al ladrón. Llevó la mano a la empuñadura del alfanjón-Si puedes, trepa a las paredes para alejarte del agua. 

Hazir retrocedió hasta donde estaban sus compañeros, y preguntó: 

-¿Alguien sabe algo sobre el comportamiento de esos bichos? 

A continuación, decidió que en todo caso sería bueno alejarse del agua, por lo que se acercó a una de las columnas y trepó por ella. Estaba mojada y cubierta de musgo, pero la superficie era rugosa y ofrecía asideros para las manos que no fue difícil aprovechar. 

Hazir no tuvo que decírselo dos veces.

 -Procura moverte lentement. No sabemos lo que estas créatures pueden tomar como una amenaza.

Porque como atacaran, todos acabarían como un asado demasiado hecho. Bueno, todos excepto Nickar, que estaba volando, y aquel hombre que no era un hombre en realidad, Socar. Al quitarse el yelmo había revelado su naturaleza artificial al grupo entero. ¡Quién iba a pensar que en realidad aquel hombre enorme oculto tras una armadura era en realidad un forjado! Bueno, visto así, sólo había que pensar un poco para intuírselo, la verdad… En cualquier caso, su amigo Hazir tenía razón: había que alejarse del agua cuanto antes.

El ladrón fue despacio hacia una de las columnas y comenzó a trepar para quedarse a cierta distancia del agua del suelo. Y de paso que estaba en las alturas, echó un vistazo a ver si veía algún lugar elevado y seco en el que poder refugiarse todos.

    Al parecer la realidad sobre todas las cosas extrañas que habíamos notado al llegar a las alcantarillas no tardó demasiado en rebelarse, Theod no tardó en descubrirnos de que se trataba, estábamos en el cubil de un grupo de alimañas reptilianas capaces de generar alguna forma de rayos. Esperaba que nadie cometiese una estupidez, algunas de las catacumbas de Ulthabrg estaban infestadas de basiliscos y cuando nos toco utilizarlas como medios de escape o refugio más de uno cayó presa de las bestias. En estos casos la mejor opción siempre era la de ignorar a la fiera y seguir por nuestro camino como si nada, cualquier mal gesto que pudiera intepretarse como una amenaza y tendríamos al grupo entero sobre nosotros, pues si aún no nos habían atacado era porque o bien no tenían necesidad o no estaban seguros de poder atacarnos a causa de nuestro gran número.

    Asiento ante las palabras de Theod y Serge, aunque no me muestro tan de a cuerdo con la acción de Hazir, si algunos de estos seres se encuentran sobre nuestra cabeza no se que tan buena idea sea subir por más que los aleje del agua, ya que ahí arriba y teniendo menos espacio sería más sencillo hacerlos sentir acorralados y por tanto amenazados. De todos modos, levantar la voz posiblemente no sea más que algo contraproducente para este caso, especialmente a hechos consumados, así que solo resta seguir nuestro avance lento hasta alcanzar la supuesta orilla.

Un gruñido apenas perceptible, ahogado bajo el cuero húmedo por mi respiración, es la única respuesta que doy al silencio que se ha formado a mi alrededor al irse Nickar. No sé porque, durante un momento, he esperado más de ella. No sé porque, durante un instante, he creído que aquella pequeña demonio podía ser algo más que una simple niña estúpida. Pero ahora ya lo tengo claro. Conozco a las de su ralea, a la escoria que nace en el fango y, una vez sube a la superficie y se quita la mierda seca de encima, piensa que puede ser algo más de lo que siempre ha sido. Puede que sus alas la permitan sobrevolar la inmundicia, pero nada puede evitar que ésta la espere abajo en el suelo, para cuando se vea obligada a pisar la realidad. Y no será placentero. No lo será. Yo mismo, llegado el momento, me encargaré de ello.

Con un leve encogimiento de hombros, desciendo del pilar con soltura. Me había costado menos subir usando mis habilidades, pero bajar, en realidad, no es para tanto.Soy lo suficiente ágil para hacerlo con la gracilidad de un bailarín elfo, aunque no tenga la belleza de uno. Lo sé bien, mis prácticas no se han dedicado únicamente a los humanos, y aún recuerdo las temporadas que pasé en los bosques persiguiendo presas mucho más dulces que simple basura. En especial, aquella bella danzarina de dulces facciones. ¿Cuántos años tenía? Era más mayor que yo, pero apenas una cría para los suyos. Como nos divertimos. Al cerrar los ojos y pensar en ello, veo a la muchacha moviéndose al son de la música, flotando sobre la hierba en un espectáculo de luces y sombras producido por las llamas de la gran hoguera alrededor de la que se mueve. Como si fuera en este mismo instante. Pero de eso ya hace mucho, muchísimo tiempo. La niña había tenido la mala suerte de ser la hija de alguien a quien los Scahrossar querían dar una lección, y yo nunca fallo, nunca perdono. Por eso me mandaron. Seguramente el padre lloró durante días al ver el cuerpo mutilado de su pequeña, imaginando la tortura sufrida durante el proceso del Águila de Sangre, imaginando los gritos, imaginando el dolor. Sabiendo que podía haberlo evitado. Es algo que no me quitó el sueño en su momento y mucho menos lo hace ahora. Con un chapoteo, finalmente caigo de nuevo al río fecal y recupero el hilo de los acontecimientos.

Me crujo el cuello produciendo un sonoro chasquido que después se extiende a la parte alta de mi espalda y miro alrededor. Unos y otros se mueven de aquí para allá. Hablan susurrando algunos, otros directamente se ve que están nerviosos. Demasiado nerviosos. Greta desenvaina la espada. Algún otro parece dispuesto a lo mismo. Mmm. No he visto nada, pero soy lo suficiente listo como para darme cuenta de que eso poco importa. Estamos en peligro. Preguntaría desde donde estoy, pero a lo mejor no es buena idea alzar la voz, así que doy un paso. Y lo siento. El crujido bajo mi bota me indica lo que es mucho antes de que baje la mirada para comprobar que llevo razón. Aquello, al momento, me transporta mucho tiempo atrás.

Más recuerdos...

Huesos largos y gruesos, cortos y menudos, blancos, amarillos, pardos, que cubrían la desconchada pared desde el suelo hasta el techo. Decenas de ellos, cientos, miles. Todos humanos. Sujetos con clavos, atados con finos hilos, amontonados unos contra otros o en imposibles líneas de formas inimaginables. El trabajo de toda una vida. Un dibujo, un mosaico. El cuadro de un demente. Una lengua de fuego arde, palpitando, en una chimenea negra por el hollín. Más arriba, bien apilados en varias filas superpuestas, una multitud de cráneos hace muecas, sonríen, gruñen, gritan. Gestos eternamente grabados como último desafío. Y eso no es nada, aquél alto paredón solo es una ínfima parte del templo. El enorme mural no es sino un pálido reflejo de lo que tengo a mis pies. Perfectamente tallada en la fría piedra, destaca el relieve de una calavera enorme. Los restos de algo mucho más grade y poderoso que un titán: Bhaal. La prole del dios del asesinato no ha dejado de existir tras la muerte de su padre. Ocultos, pero cada vez más poderosos. Como mis propios hermanos. ¿Cuánta maldad existe en este mundo? ¿Cuánto dolor puede soportar esta vida?. Aún soy joven y pienso en esas cosas. Hago preguntas. Dudo. Pero nadie me va a contestar. Tan solo el frío reflejo de la sangre que corre por canales perfectamente delimitados alrededor de aquél ídolo impío. Tan solo el brillo carmesí bajo la luz docenas de antorchas perfectamente dispuestas. Tan solo el resplandor de unos ojos demasiado vivos para estar esculpidos en la roca.

...Los recuerdos llegan a su fin y me doy cuenta de que estoy inmóvil, observando fijamente un fémur ennegrecido. Quemado. Las piezas encajan solas en mi mente y las palabras que escucho a mi alrededor, simples murmullos antes, ahora cobran sentido. Mmm. Sé que no debo quedarme parado, que lo más inteligente es o bien trpar y subirme de nuevo a uno de esos chapiteles enmohecidos, o bien alejarme cuanto antes hacia una de las salidas, hacia una orilla. Sé que no debo hacerlo, pero una parte de mi me mantiene en el sitio. ¿Cómo de dulce sería sentir estas descargas? ¿Y qué podría pasar?. Recuperaría la marca en la frente, acabaría de nuevo en la prisión, y habría logrado volver a sentir la fría muerte en mis huesos, recorriendo mi cuerpo, sumido en un éxtasis indescriptible. ¿Quién podría cansarse de esto?. Yo, por supuesto, no. Sin embargo... Sin embargo, debe ser en otro momento. Me doy cuenta de que ni siquiera Comadreja me volvería a mirar con buenos ojos si me dejo electrocutar por una simple búsqueda de placer. Sin su ayuda, jamás podré vengarme de mis vieja familia, pero con su ayuda... Ésta no solo es la primera oportunidad que tengo de obtener mi tan ansiado premio, sino que también es una prueba. Puede ser la única. Y la última. No debo desaprovecharla si quiero más.

Haciendo uso de mi voluntad, solo queda un camino. Socar ya ha echado a andar. Algún otro también. Y yo, deslizando los pies bajo el agua y en completa calma, les sigo.

Vaya... prefería haber tenido razón. Al menos si hubieran sido arácnidos no hubieran podido freírlos a todos al mismo tiempo. Habían aparecido en mitad de una trampa, una casi demasiado buena como para ser algo fortuito. O eso decía alguna voz en su cabeza que prefirió ignorar.

Despacio, sin hacer ningún movimiento brusco, retomó su idea inicial de probar el poder de su armadura. Si había algún momento era ese, en el que era tan necesario salir del agua. Puso un pie sobre la pared, y luego, dando el paso de fé, el otro. Ya había visto que había lagartos en la parte superior de la estancia, y no quería hacerles sentir amenazados acercándose más de la cuenta. Permaneció cerca del agua, con su cabeza no más alta que la cintura de la mayoría de los presentes, sólo que en posición horizontal, de pie sobre la pared de la alcantarilla.

"¿De qué me suenan a mí estos bichos...?"

Abro los ojos al ver que algunos avanzan, con cautela eso sí. -Habría que hacer un recuendo de los lagartos que hay- pienso, pero perderíamos un tiempo valioso -Qué bien nos vendría ahora la ayuda del mediano controlamentes Nameogh-. Pero no lo tenemos con nosotros. -Fijemos nuestra atención en ellos. Cada uno en uno. No deben ser difíciles de matar y con un ataque combinado nos quietaremos este problema... si somos lo bastante rápidos- Pienso mirando una de esas criaturas. Tras ello, caigo en la cuenta de la presentación que hizo Nameogh para que eligiéramos a Grook "En ese caso, nos vendrá bien la ayuda de Grook. Un mago de control". -Oye- atraigo la atención del Kobold -Exáctamente qué es lo que haces- le susurro con tranquilidad mientras desenvaino la varita mirando al lagarto más cercano. Mis estudios se basaron en objetos y artes arcanas... no tengo ni idea de lo que son.

"Los que estáis allí arriba, quizás podríais usar los arcos y las ballestas. No estoy segura de si luchar contra estos bichos eléctricos con varios de nosotros a plena armadura, con armas metálicas y con el agua bajo nuestros pies sea buena idea..." negó con la cabeza. "Pero es cierto que no veo tengamos alternativa alguna si nos atacan..." Bien, entendía que eran presos, carne de cañón a la que no importaba si se chamuscaba un poquito. ¿Pero de veras esta era la única entrada, una por la que por en medio pasaba un puñado de lagartijas eléctricas? ¿Y Arkhania no lo sabía, o es que no se había molestado en mandar exploradores siquiera? Como fuera, no tenía caso enfadarse por ello...

Los lagartos se agitan y chasquean. Varios chispazos iluminan la estancia con un fulgor azulado ante la intrusión en su madriguera, pero no son criaturas violentas, al menos no habían atacado, no había caído ninguno de ellos. Pero no estaban dispuestos a que aquellos seres se adentraran más en su hogar... a no ser que estuvieran de paso. -¿Cómo van a saberlo?- Algunos se dirigen hacia una de las salidas, otros están inmóviles.

Lythrai

Poco sabes de las criaturas que han hecho de aquella cueva su hogar, pero... la cueva... las paredes y pilares de piedra natural son rugosos y a cada chispazo ves el brillo del agua en ellos. Están húmedos. Los pilares pueden proporcionar cobertura total a estas criaturas pequeñas...

Lo tienes claro. En este lugar te encaramarías sobre uno de esos pilares situados cerca del estanque y esperarías a que las presas (o los intrusos) se acerquen. La distancia entre los pilares no es mucha (25' entre sí) por lo que todos los lagartos (de arriba y abajo) podrían colaborar en una descarga sin moverse.

Grook

A no ser que esté muy hambriento, estas criaturas prefieren no luchar con criaturas mayores que ellos. Sin embargo, en combate el lagarto confía en sus aptitudes eléctricas. Si la advertencia falla, el lagarto levanta sus cuernos y cola para administrar descargas aturdidoras. Un lagarto puede aturdir, pero tantos... pueden ejecutar una descarga letal.

No hay duda. La distancia entre los pilares favorecería a que toda la nidada contribuyera en la descarga. Pero al percibiros han emitido sus chasquidos de aviso, por lo que no son demasiado agresivos. Además, ahora que los ves, parecen bien nutridos por lo que resulta evidente que o cazan bien, o alguien baja aquí a alimentarlos y... por los huesos que hay bajo el lago, sospechas que más bien es lo segundo.

Hazir y Serge

Ambos subís por dos pilares diferentes y, pese a no haber visto lagarto, dos de estas especies denuncian su presencia con un chasquido. Podéis sentir vibrar el aire y deducís que pueden orientar la corriente eléctrica como un mago podría hacerlo con su magia. En aquella caverna reducida, ni Nickar con su vuelo escapará de un ataque combinado.

Nickar

Sobrevolando la zona, los lagartos que hay sobre los pilares te observan emitiendo chasquidos de desagrado. Aún no has llegado a la mitad de la estancia y puedes notar cómo el aire se carga electromagnéticamente. Sospechas que no es necesario estar en contacto con el agua para recibir la descarga.

Esbozo una sonrisa y relajo los músculos sin soltar la espada -Si siento la vibración, ensartaré al lagarto más cercano- con mucho cuidado, despacio, paso entre los pilares viendo un fabuloso arco largo compuesto al que ni siquiera me acerco -¿Quién...?- sigo avanzando entre chasquidos molestos. Primero alargo un pie, luego acerco el otro. Lentamente y con la mirada fija en la salida del arco.

Afortunadamente, llego hasta la otra orilla y me detengo -¡Voces!- me giro y les hago un gesto con la palma en alto. Señalo la salida. No hace falta hablar, con mi gesto pueden entender que hay enemigos cerca -maldición, han apostado guardias en las alcantarillas si los lagartos lanzan su descarga...-

-Vayamos de uno en uno- susurro casi con un hilo de voz y hago un gesto para que sean los reos los que decidan. Los primeros irán con Greta a discernir quiénes son nuestros enemigos -Ahora veremos cómo se portan-.