Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

Pabellón C (Arokham)

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06/05/2018, 00:23
Pain
Sólo para el director

 

Sangre derramada.

Una sonrisa de medio lado se extendió por mi rostro. Nadie podía verlo con mi máscara puesta, pero ahí estaba, al igual que la sangre que salpicaba el negro metal. Acababa de romper la protección que aquél lugar me brindaba, acababa de matar a una prisionera cualquiera, una que me había encontrado caminando sin rumbo. Y me daba igual. Quería más. También quería haberlo hecho lento, mucho más, pero no había podido aguantar la ansias por apagar la vida a aquella mujer.

Mis manos habían apretado el cuello de mi presa hasta que la respiración se le había cortado. Mis uñas habían arañado su piel, se habían clavado hasta atravesar la carne y perforar varias venas. Su cálida esencia se había derramado sobre mi, se había extendido entre mis dedos, y luego la había saboreado con deleite antes de ponerme en pie acompañado del característico sonido de la muerte; los últimos estertores de mi primera víctima en aquél lugar habían sido música para mis oídos, y me habían saciado un bello instante, aunque demasiado breve. Necesitaba un baño con las almas de todos los que se cruzaran en mi camino. Corrompería aquél lugar para mi mismo. LOS MUROS DE NUESTRO AISLAMIENTO SE ESTÁN RESQUEBRAJANDO. Aún resonaban con fuerza aquellas palabras en mi mente. Tenía que acallarlas, tenía que derribar la prisión. Arkhania entera. A todos los que se me opusieran. Entonces todos serían libre, yo sería libre. Y me extendería.

Una risa maniática se escapó de mi garganta mientras caminaba por los oscuros callejones que ahora estaban llenos de una luz distinta a cualquier otra. Había tanto por hacer, tantos a los que cazar. ¿Quién podía oponerse a mi? Nadie. Nadie. Nadie.

Reí.

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06/05/2018, 03:42
Pain
Sólo para el director

 

Sombras sin rostro.

Era poco más que una sombra siniestra escondida en una esquina, observando desde la oscuridad antes de desaparecer en un instante cuando me miró directamente. Las calles estaban desiertas, ni siquiera podía escuchar el correteo de las ratas en aquél entramado de pequeñas callejuelas que parecían formar un laberinto. Uno que el ya se conocía. Algo más adelante, dejé ver no solo los dos brillantes puntos en los que se habían convertido mis ojos, sino que incluso me permití quitarme la máscara para dejar que mi blanca sonrisa apareciera de la nada. Solo un fugaz momento, antes de volver a esfumarme en la nada, como si jamás hubiera existido, como si jamás hubiera estado allí.

La mujer aceleró el paso, preocupada, en tensión. Para ella, todo debía de parecer un mal sueño, una pesadilla, aunque no podía saberlo con seguridad. ¿Qué cosas habrá visto antes de llegar aquí? ¿Y en esta prisión? Aunque aquél piso de Arokham pareciera salvaje, no podía ser más civilizado. Sabía que se escondían cosas mucho peores bajo la superficie, seres que nadie quería ver y que todos temían liberar. Todos menos yo. ¿Qué pueden hacerme ya? Tal vez quedaba poco para poder descubrirlo, pero no importaba. No temía acabar enterrado en el barro, a merced de los gusanos. Ni siquiera temía ya a aquél rey de hueso que aguardaba en el cementerio a las puertas de la eterna prisión. Solo era otro obstáculo más, uno con el que lidiar llegado el día. ¿Será ella quien adelante esa reunión? ¿Podrá lograrlo? Parece más capacitada que la anterior, y sabe que estoy aquí. Como tantas otras cosas, no importaba, no merecía la pena pensar en ello, lo iba a descubrir pronto.

Otra vez, dejé que mi mirada se cruzara con la suya, esta vez unos metros por delante de dónde se encontraba ella. Ya no había tenido que echar la cabeza atrás para verme, la había adelantado, como si formara parte de la misma noche que reinaba siempre. Vi en su rostro contorsionado por el pavor el reflejo de la desesperación que albergaba su corazón, que debía latir con la fuerza de un martillo en su pecho, y entonces echó a correr.

Creo que este no es el camino que buscabas —susurré a sus espaldas con dulzura, cuando la alcancé silencioso como una sombra al final de un callejón sin salida.

¿Quién eres tú? —pero la pregunta quedó en el aire, difuminándose en un espacio vacío en el que no había nadie; para cuando ella se había querido dar la vuelta, volviéndose lentamente aparentando una tranquilidad que no tenía en realidad, yo ya no estaba allí.

Indecisa, volvió a andar. Nerviosa, quiso alejarse de allí. Salió de aquella calleja, atravesó un par de cruces más y, finalmente, vio una luz más adelante. Podía ser el farol de algún transeúnte despistado, puede que una de aquellas candelas que colgaban frente a algunos edificios. Fuera lo que fuera, se sintió a salvo. ¿Por qué no? Porque yo sigo aquí.

Los llantos entrecortados fueron perdiendo fuerza, desapareciendo paulatinamente, muda, silenciada por el terror. En su lugar, dieron paso a una caprichosa risa que iba cargada de una burla cruel proveniente de todos lados. De nuevo, ella echó a correr. Tan cerca. Trastabilló, calló al suelo y chilló. El viento arrastró el perfume de su piel hasta mi, y algo más: un olor metálico que empezaba a distinguir muy bien.

No... No me hagas —pude notar como tragaba saliva, apenas a unos centímetros de mi, allá dónde la niebla se abría—. No me hagas daño, por favor.

Ah, pero ya es tarde para eso —mi voz ya no era la de antes, sino la mía. Era áspera, seca y desagradable—. Debiste quedarte quieta —sonrió. Aunque no podías saberlo, claro. Eso ya da igual—. Eres mía.

—¿Por qué yo?

—¿En serio quieres saberlo? —pregunté mientras me relamía los labio, acercándome lentamente hasta que pudo distinguirme a su lado. Después me encogí de hombros y ladeé la cabeza, con despreocupación. No tenía ningún motivo en realidad. Supongo que no te servirá de consuelo—. Estabas en el lugar equivocada. Nada más.

Intentó decir algo, suplicar seguramente, pero no la dio tiempo. Un alarido resonó hacia el falso cielo y se extendió a los alrededores, rebotando en las frías paredes de piedra, cuando mi boca se abrió y mordió su garganta mientras mis uñas se clavaban en sus brazos. La sangre manaba a borbotones de las heridas abiertas mientras me deleitaba con sumo placer al tragarla frenéticamente, toda la que podía. El resto, caía por mi cuello y mi pecho, manchando mis negras ropas hasta que se pegaron a mi piel.

Cuando al fin me sentí saciado, me aparté del horrible destrozo provocado y saboreé el dulce manjar que aún quedaba en mis labios ahora teñidos de un intenso rojo. Apenas fue necesario soltar aquél cuerpo que ya perdía el color para que se derrumbara, cayendo al suelo a mis pies como un despojo sanguinolento. Había sido terriblemente... Decepcionante.

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08/05/2018, 11:36
Reo 601

Hacía demasiado tiempo que la tranquilidad reinaba la prisión. La última muerte fue la de Socar, pero conseguimos salvar su alma a un alto coste.

De pronto. Tras la llegada de los nuevos presos, la plaza delante de El Grosero, salta por los aires aumentando aún más la cifra de muertos. Ese día, caminaba entre callejones para evaluar la evolución de los heridos por esa explosión y, por supuesto, a cumplir con la promesa hecha a Nickar. A mi regreso, fui asaltada. Intimidada y, finalmente, brutalmente asesinada.

Mi cuerpo yace entre callejones. Intenté decir algo, quería ofrecer algo por mi salvación, pero no tuve tiempo. Sólo pude gritar y el eco se extendió rebotando en las frías paredes de piedra. No vino nadie. Cuando mi boca se abrió sentí sus dientes en mi garganta y sus uñas se clavaban fuertemente en mis brazos, inmovilizánda. Sentí el calor de mi propia sangre. Pude ver cómo mi asesino disfrutaba.

-Yo no debería haber muerto aquí. No ahora. No con este futuro prometedor... sola... Nadie salvará mi alma... me pregunto cuándo me encontrarán. Qué harán con mi cadáver frío tirado en un rincón de callejones olvidados. Yo, la curandera... ya nada importa. No importa.-

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08/05/2018, 12:14
Roriarkas

 -Y sí, ya nos habíamos visto, pero une chose es ver y otra atender a lo que se está viendo. Algo me dice que notre ami hizo lo primero sin hacer lo segundo el día que nos encontramos.

-Es muy probable- dije sin apartar los ojos de aquel ladrón -Pero aprecio la oportunidad de enmendar ese error- añado caminando hacia el sótano.

Una vez allí, nos dispusimos en torno a la mesa y aguardé unos segundos. La luz era algo tenue, me gustaba ese lugar. -Vosotros diréis- añado extendiendo una mano hacia nuestros anfitriones.

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08/05/2018, 12:18
Virming "Comadreja" Davenrost

Afirmo a la última frase de Roriarkas.

-Tomad asiento, por favor.- Cuando yo mismo lo hago, en último lugar, mi mirada está fija en la tiflin. Una invitada inesperada. -Roriarkas. Te hemos mandado llamar...- hago una pausa para que quede patente que sólo a él -...para continuar con el plan de abrir un portal hasta Rosencrantz. Íbamos a avisar a Ascario cuando nos hemos encontrado- alzo los brazos antes de que, como es de esperar, proteste y se niegue por los fracasos anteriores -Ahora tenemos algo que puede asegurar nuestro éxito.- Me giro hacia Serge -¿Quieres hacer los honores?- le pregunto al ladrón para que él mismo lo cuente. Estoy seguro de que Roriarkas está cansado de oírmelo a mí.

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08/05/2018, 12:22
Roriarkas

Inspiro hondo al escuchar el nombre de Rosencrantz. Y de nuevo al escuchar el nombre del adivinador Ascario. -¿Y no crees que Leixle también debería escuchar el plan que propones? Comadreja, sabes lo que él significa para ella.- Mi mirada es seria, fría. Pero no quiero interrumpir la reunión, ya me expondrán sus motivos -Serge... ¿puedo llamarte Serge?... por favor, ilústrame sobre cómo ahora es posible tener éxito donde tantas veces...- miro a Comadreja -...se ha fracasado-

Inspiro hondo de nuevo preparándome para escuchar lo que esta peculiar pareja tenga que decir.

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08/05/2018, 12:27
Avatar

Para cuando termina el espectáculo me encuentro tras él con admiración en los ojos. -Verdaderamente, eres un ser interesante, Pain. Pero ten cuidado, si llamas mucho la atención y descubren en qué has cambiado... el sol negro se librará de ti y tu estupidez.- Lo miro fijamente -Aún no tienes nada de él. Ese sentimiento de superioridad es tuyo, movido por tu euforia- niego -No me malinterpretes. Sigue matando aquí y te considerarán incontrolable, te enviarán al nivel intermedio- miro hacia abajo -Pero aún debes estar aquí. Las paredes se están resquebrajando, pero la prisión no caerá hasta que todos estén en sus recipientes.-

El niño te da la espalda -Puedes llamarme rojo, sí. Dentro de ti hemos encerrado el cáos, la traición y la mentira. Aún debemos buscar un recipiente para la noche eterna y para aquel que me envía, aquel que te manda saludos: Guerra.- Mi figura camina hasta doblar una esquina. Momento en que desaparece como si nunca hubiera estado allí.

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08/05/2018, 13:01
Nickar

La tiflin flotó ligeramente para colocarse tras Roriarkas, sujetándole por los hombros, abreazándole ligeramente, no le interesaba que se enfadara, tenía curiosidad, y seguramente, él también.

Miró a comadreja apoyando su barbilla en el hombro de su acompañante, algunos gestos solo los entiende quien los recibe, "tranquilo, los juegos a menudo no son como uno se espera", no perdió su sonrisa pese a no ser mencionada por aquel bribón, pues obviaba que indiferentemente de lo que dijera, todo le concernía a ella. Después de todo, todo le pertenecía.

Súbditos egocéntricos no le mencionarían, quizás buscándole las cosquillas, pero era el deber del buen soberano saber ser compasiva. Ladeó su sonrisa, de manera leve, muestra de que pese a saberlo, no le agradaba demasiado. Ennese instante parecía que tanto Roriarkas como ella estaban de algún modo "molestos". A muchos entes les cansaba que el comportamiento de los demás hacia si mismos no fuera como creía que debía ser.

Todo eso, incluso tal vez más era expresado con un simple gesto de sonrisa, con un mero abrazo. Pero en ese instante tocaba escuchar hasta el final, y para su auténtico desagrado, ni siquiera le había ofrecido una copa de algún buen vino, bebiendo el primero como marcaba el buen proceder. Por esto último tal vez su colmillo si apretó ligeramente más de la cuenta el diente opuesto de su mandíbula inferior.

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08/05/2018, 23:55
Serge Leblanc

El ladrón entró de nuevo a la taberna en compañía de los dos líderes y la tiflin. Permaneció en perfecto silencio mientras llegaban a la sala de las reuniones de Virming y éste explicaba su plan a Roriarkas. Por supuesto, éste mostró rápidamente sus dudas, ¡que no era para menos, ya que el plan que habían fraguado era, como mínimo, casi letal!

Sin embargo, también era la mejor baza de la que disponían. El ladrón sonrió cuando le cedieron la palabra y comenzó a quitarse los vendajes de la cara.

 -Verá, monsieur Roriarkas. No hemos avisado a Leixle sobre esto porque no queremos que me conozca aún. Queremos que sea… Una surprise, ¿sabe?

Cuando se hubo retirado todas las vendas del rostro, las facciones de Serge Leblanc comenzaron a cambiar. Sus ojos perdieron el color, sus rasgos se volvieron menos definidas y su piel pasó de la palidez directamente al color gris.

 -Porque yo soy descendiente de Rosencrantz. Su sangre corre por mis veines y al parecer es la clave para entrar en contacto con él. Aparte, Leixle nos hará más caso si tiene a alguien que le recuerde a su amado de manera más directa, n’est pas?

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09/05/2018, 02:20
Pain
Sólo para el director

¿El Sol Negro? ¿Qué...? ¿Quién? Las preguntas se agolpaban en mi mente, se entretejían en un telar compuesto por un sinfín de dudas, en un mar de incertidumbre cuyas olas golpeaban contra afiladas rocas que yo mismo observaba desde el borde del acantilado, a un paso del abismo. Era una tormenta oscura desatada en mi mente, de repente, dividida. Cyrik. El nombre apareció como un resplandor, iluminado por un trueno que me dio dolor de cabeza, me hizo estremecerme e hincar la rodilla en el frío suelo, el cual miré desconcertado, perdido. ¿Se refiere a él? ¿Está en mi interior acaso?

¿Cómo...? —alcé la cabeza, miré a Rojo, pero el niño ya se había dado la vuelta, dándome la espalda—. ¿Qué has hecho? —se alejaba. Un paso, otro, otro. Sin mirar atrás, sin volver la vista ni un instante. Estaba muy lejos ya, o eso me parecía. Demasiado, en cualquier caso, para escuchar mi susurro, más parecía un quejido angustiado que la voz de un hombre. La máscara hacía el resto: mi aliento golpeó el metal, un vaho caliente ardió en mi piel y mis palabras se convirtieron en un simple lamento. No.

Me puse en pie tambaleante, indeciso. Dudé0, un segundo, de si seguirle o no hacerlo. ¿Serviría de algo? Pero era tarde para saberlo. Dobló una esquina, desapareció y me dejó solo en la oscuridad, rumiando lo que había dicho.

Cáos, traición y mentira —¿Simples palabras o nombres propios? ¿Me pertenecen o vuelvo a ser un peón? ¿Y si lo soy, de quién esta vez?—. La noche eterna. Guerra —parecía algo importante. Y me han elegido a mi. Soy yo a quien quieren. A quien necesitan. Pero...—. Se librará de mi y mi estupidez.

Gruñí, furioso. No era una marioneta. No podían acabar conmigo así como así. Yo no he pedido esto. Aunque me lo habían entregado, el poder que buscaba, y algo me decía que no había vuelta atrás. De haberla, supe que tampoco habría tomado otro camino. No cuando había tanto en juego. Tanto, que por una vez, me di cuenta de que era verdad: no podía seguir matando así. Llamaría la atención. Perdería.

Escupí al suelo quitándome los restos de sangre que aún quedaban en mi boca. Aún tenía un regusto cobrizo bajando por mi garganta, pero no me importaba, no era molesto. Me gustaba incluso, aunque una vez pasado el frenesí me diera cuenta de que no había servido para nada. Al menos, no imaginarán que he sido yo. Mirar hacia el cadáver de aquella mujer era como ver la obra de un monstruo, de una bestia salvaje e incontrolable. Tal vez incluso sirviera para que buscaran a algún ser que hubiera salido de los niveles inferiores. Y así me dejarían en tranquilo, en paz. Necesitaba, durante un rato, justo eso. Debía buscar más sobre todo aquello y suponía que, como en todas partes, allí habría un lugar indicado para eso. Necesitaba, un templo, uno que albergara multitud de saberes. Para eso, lo mejor sería preguntar.

Con paso tranquilo, tras ajustarme la máscara de nuevo, pues la había movido para escupir, y embozarme con mi capa para que los restos del asesinato no fueran visibles, me alejé de allí con paso tranquilo, esfumándome en la neblina como un fantasma que jamás hubiera pasado por allí. En mi mente, brillaba mi próximo paso. En mi mente, tenía una pregunta y un objetivo. ¿Qué puedo pedir más?.

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09/05/2018, 07:00
Nickar

No pudo evitar suspirar una suave risa, miró de reojo a Roriarkas, no sabía si se tomaría a bien o a mal ese "dato", aunque sin duda seguiría invitándole a tranquilizarse, ya que no era poco lo que se decía.

- parece que esto ya no es cosa solo de demonios - le susurró al oído.

La tiflin suspiraba sabiendo cuan imprudentes habían sido Comadreja y Serge, también Roriarkas entendería ese suspiro de resignación al ver tal imprudencia.

- En otras palabras, ¿creéis o queréis manipular a Leixie? - seguramente eran las palabras que buscaría decir Roriarkas si no estuviera un poco molesto. Para la tiflin las tramas eran una gran diversión, pero aquella estaba empezando con no muy buen pie...

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10/05/2018, 00:10
Serge Leblanc

 -¿Manipular? Mais non, cherie. Qué palabra más fea… No, lo que nosotros pretendemos es… convencerla de manera civilizada de que nuestro plan para traer a Rosencrantz es fiable. Y estamos bastante seguros de que nos hará más caso si conseguimos llamar su attention. Y, ¿qué mejor manera de lograrlo que con alguien que le recuerde a su único y verdadero amour?

Tras decir aquello, Serge volvió a recuperar el rostro humano que había estado manteniendo antes para después volver a ponerse las vendas.

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11/05/2018, 10:29
Roriarkas

Abrí los ojos al mirar el rostro de aquel recién llegado. Realmente tenía rasgos que recordaban vívidamente a Rosencrantz. Verlo tras tantos años era como revivir fantasmas del pasado. Una ilusión deseada durante tanto tiempo que marea ahora que está al alcance de la mano. -El regreso de Rosencrantz. Esto es una oportunidad para hacerlo real pero...-

Sentimientos encontrados se debaten en mi interior -Qué lejos hemos llegado todos-.

-¿De dónde ha salido este humano?- Pregunto sin demora, ansioso. De pronto sentí que todo en mi vida se había convertido en urgente. La súbita pregunta no estuvo precedida por aceptación al plan ni reproche alguno. Ésto sorprendió al contrabandista; miró a Serge y respondió con un encogimiento de hombros. Mientras mis ojos parecían arder, Comadreja mostraba una expresión resignada. -¿Qué pruebas hay de que sea realmente descendiente de Rose?- pero aún había más -Si fuera Leixle y descubriera que mi amor tuvo otra relación, no una relación superficial sino con descendencia incluida...- miro a Serge -te sacaría hasta la última gota de sangre para recuperarle. Aún si necesitase sólo una gota, te destrozaría. Y dudando que eso fuera suficiente para saciar su odio, iría a por toda tu familia.

No la conocéis. Su ira no tiene límites.-

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11/05/2018, 10:48
-Residuos del Dolor-

El olor de Roriarkas se hizo más intenso. Estaba mezclado con el olor de Nickar (que ahora su mitad demoníaca resultaba muy molesta al olfato, distraía si uno no se concentraba). Pero Roriarkas olía muy bien. Casi hipnóticamente bien. Era un hombre de aroma atractivo, sensual, incluso con un punto exótico... ese olor a néctar, ambrosía, hace que te sientas sexualmente atraído por él y esta atracción choca en tu mente como algo inverosímil pero cierto. Lo deseas.

Ves como Comadreja da un paso atrás con el ceño fruncido.

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11/05/2018, 10:52
-Residuos del Dolor-

Roriarkas se excedía cada vez más. A tu lado, captas sus movimientos y su olor. Su olor se hizo más intenso. Incluso con matices demoníacos que resultaban extraños al olfato. Aun así, olía muy bien. Casi hipnóticamente bien. Era un "hombre" de aroma atractivo, sensual, incluso con un punto exótico... ese olor a néctar, ambrosía, hace que te sientas sexualmente atraído por él y esta atracción choca en tu mente como algo inverosímil pero cierto. Lo deseas. La deseas.

-Ese es el poder de los súcubos... uno de muchos-

Ves como Comadreja da un paso atrás con el ceño fruncido.

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11/05/2018, 11:02
-Residuos del Dolor-

El chico rojo ha desaparecido dejándote con varias preguntas. Pero una voz dentro de ti tiene las respuestas -NO-.

-Ahora somos uno. Eres mezquino, megalomaníaco y centrado en sí mismo, por eso debías ser tú. Son los débiles los que te hacen dudar- como si de tu conciencia se tratara esta voz aclara tus dudas.

-Soy El Dios en un cuerpo mortal. Ere El Dios en un cuerpo mortal. Puede parecer que nuestras conciencias sean dos, pero se fusionarán en una sola con el tiempo. Por eso debes entender quién soy, quien eres.

Soy un dios mezquino, megalomaníaco y centrado en sí mismo que se mantiene por encima de todas las deidades. La luz sacrílega del Sol Oscuro atrae a los mortales hambrientos de poder como las polilla a una llama y los consume inexorablemente.

Una vez estuve loco, en mi borrachera de locura divina creía ser más poderoso que todas las demás deidades. No es verdad y si te crees más poderoso que todos los demás presos morirás, moriremos. Soy El Príncipe de las mentiras y nos deleitaremos extendiendo redes de engaños que conducirán tanto a los mortales como a otros dioses a la ruina y a enfrentar amantes y amigos los unos con los otros.

Aún así, busca la muerte a todos los que se opongan a ti. Los demás se inclinarán frente a tu poder supremo y traerán la sangre de aquellos que no creen en su supremacía.-

Vuelves a mirar el cuerpo sin vida, desgarrado, de la mujer que acabas de matar. Todo tu ser está satisfecho y pese a la visita del chaval de rojo, no hay ni una pizca de duda o desaprobación en ti.

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13/05/2018, 20:30
Serge Leblanc

Las palabras de Roriarkas le llegaron a medias. ¿Qué diantres era ese olor tan maravilloso que venía de él? Era un perfume cargado de sensaciones, que le recordaban a las innumerables conquistas que había tenido a lo largo de su vida. Y aquellas sensaciones estaban encendiendo un fuego en el interior del pecho del ladrón como hacía mucho que no sentía. Si Nickar y Virming no hubieran estado allí presentes, se habría lanzado a por aquel hombre para devorarlo a besos.

Pero había público y había un plan que seguir discutiendo, así que Serge tuvo que hacer de tripas corazón, y mordiéndose el labio inferior, intentó tranquilizarse y dejar de pensar en el irresistible caballero que tenía delante.

 -Ahí tengo que darte la razón mon cher, eh, mon cher ami. No tenemos pruebas de mi parentesco con Rosencrantz excepto mi parecido físico con él.

Respirar hondo estaba haciendo maravillas con el control de sus impulsos. ¿Por qué diantres tenía de repente esa necesidad de desnudar a Roriarkas para hacerle suyo ahí y ahora? ¡No tenía sentido! Que no es que no hubiera tenido algún escarceo con un hombre, pero el que tenía delante no era para nada de su tipo. Algo raro estaba pasando y el ceño fruncido que veía en el rostro del Comadreja le decía lo mismo.

 -Si Leixle descubre que soy descendiente de Rosencrantz, no debería hacer mucha différence. Porque, ¿qué es un sencillo escarceo sexual al lado del amor de toda una vida? Si mi antepasado permaneció al lado de Leixle hasta el fatídico día en el que fue encerrado, eso significa que mi línea de sang, evidentemente, tiene que provenir de una relación anterior. Una que seguramente el propio Rosencrantz haya olvidado en favor de la femme que le robó el corazón nada más conocerla. Porque si para tener descendencia hiciera falta amour, no habría ni una tercera parte de los bastardos que hay circulando por el mundo.

Serge sabía que tenía que elegir sus palabras cuidadosamente. Porque sabía lo que era Leixle. Y sabía que Roriarkas le había conocido. Ojalá su presentimiento se quedara sólo en eso…

 -De todas formas, ni siquiera es seguro que yo sea descendant de Rosencrantz. Después de todo, todos los replicantes nos parecemos entre nous y a nuestros ancestros dopplegangers. Supongo que Ascario o la propia Leixle nos podrían decir más sobre ese affaire.

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13/05/2018, 20:36
Serge Leblanc
- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro diplomacia para que mis palabras suenen tranquilizadoras y convincentes. Que Serge tiene un mal presentimiento con esas ansias eróticas que le vienen de repente y sin motivo...

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14/05/2018, 06:04
Nickar

- ¿no te sabes controlar? - le dijo en voz baja - era molesto sentir que intentaban hacerte actuar de algún modo concreto. Escuchaba a Serge y sonrió añadiendo [b]- e incluso puede ser descendiente de un hermano o primo que ni siquiera tenía por que conocer, o de una ruta atemporal que si nos descuidamos cree un gran "BUM" muy interesante y conoceremos a tantos Rosencrantz como lineas temporales se formen...

Abrió su boca ligeramente acercándose a su cuello para susurrar - y no me culpes si te muerdo por incontrolable - el abrazo y las palabras que pretendían calmar al individuo, ahora le daban cercanía a un cuello desnudo. De algún modo sentía que tal vez poseía algo de descendencia vampírica, incluso si ese parentesco le hiciera medio demonio medio no-muerto, una ansiedad a la hora de controlarse sentía que debía morder con fuerza y hacer suya esa esencia.

Sus colmillos rozaron el cuello libre y a su merced, en ese instante le pertenecía y le tenía sujeto. Apretó con ligereza en el lateral sin llegar a clavar sus filosos dientes. No mordió sin embargo, porque solo ella era quien debía decidir si hacía o no algo.

- ¿y bien? - preguntó - ¿como se supone que vamos a hacer ese portal solo por incluir en el tablero a un "posible" pariente?

Obviamente dijo "vamos" dedicando una mirada a comadreja, una mirada soberbia que le cuestionaba que osara siquiera hablar como si ella no estuviera incluida en algún plan. Mirada que alternaba con el cuello de quien tenía entre sus brazos.

Sonrió en la última mirada que le dedicó, mirándole con ojos brillantes, un rojo que denotaba ilusión por el nuevo juego que se cernía entre sus manos. La diversión siempre era el placer de los reyes.

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18/05/2018, 18:22
Roriarkas

-Eres...- miro al ladrón de arriba abajo -...muy hablador, Sergle Leblanc.- Le caía bien para ser... lo que era. -Si es cierto lo que decís, un bastardo puede servir a los propósitos de un rey.- Siento los colmillos de Nickar en el cuello -¿Cómo se atreve?- tolero ese gesto ante la idea de otra línea temporal -Necesito pensar-. Doy un paso hacia Serge y Comadreja -Si es así, volveremos a vernos. Mantente entero y bien nutrido hasta entonces Serge Leblanc-

Me giro sin despedidas y camino hacia la salida con paso firme. -Tendréis noticias mías- añado finalmente al salir.