Partida Rol por web

Volando con calma, siempre por encima y por delante de otros, pues después de todo ese lugar también le pertenecía, la tiflin no hubiera esperado ver como aparecía de la nada un hueco devorando a algunos de los presentes. Esa trampa era recurrente al parecer, igual a la del laboratorio... Y previa a las armas mencionadas... Nickar no pudo evitar pensar que estaba quizás en una versión alternativa de aquel lúgubre lugar, habría una puerta sellada también?

A pesar de que Hazir caminase por lo general de forma despreocupada y con una seguridad tal que se diría que caminaba por el salón de su casa, en realidad iba más atento al entorno de lo que parecía. Sus sentidos estaban agudizados a límites sobrenaturales, lo que le daba el perspicaz instinto de todos los luchadores de sharkandir, ese instinto que le informaba de inmediato cuando algo no iba bien, y que hacía de hecho imposible pillarle desprevenido. Y en ese momento se activó al instante, zumbando en su cabeza como un abejorro furioso. En cuanto puso un pie sobre la trampa invisble, supo que algo no iba nada bien. Antes de que sonara el chasquido delator, Hazir ya estaba girándose y saltando hacia atrás, y prácticamente estaba ya en el aire para cuando la trampa se activó.
Cayó a la seguridad del borde del foso, ileso, aunque por desgracia no fue así para sus compañeros. Honny trató de salvar a alguno, aunque no llegó a tiempo, Dirkanian hizo algo extraño murmurando una oración y salvó a Yzlin, mientras Nickar, que iba volando, agarraba al propio Dirkanian. Lythrai cayó, por desgracia, sin que nadie pudiera agarrarla, lastrada por el peso de su armadura. Rápido como una centella, Hazir echó mano de la mochila y sacó la larga cuerda que le habían dado en la Guarida.
Se asomó al borde, no era profundo, no lo suficiente para causar graves daños, pero estaba claro que aquella no era toda la trampa. Hazir ya podía oír los ladridos y oler el pelo.
-¡Agarraos a la cuerda!-Gritó mientras lanzaba un extremo hacia abajo, manteniendo el otro firmemente agarrado-¡Hay una manada ahí abajo, va a salir!

¿Que Tizoc no sabía cómo habían llegado hasta allí? ¡Pero si todos creían que había sido él! Si no había sido él... ¿quién? ¿Los dioses? ¿El propio Arkham? ¿Alguien, que movía los hilos? Aún aunque así fuera, tenían que seguir descendiendo. Se ofreció para ayudar con la detección mágica una vez llegaran al botín, siempre y cuando la magia funcionara como debía funcionar, ya que Nickar les había advertido de la posibilidad de lo contrario. ¡Quién le iba a decir a ella que encontraría una oportunidad de que Pain le debiera un favor! Lyth había oído más de una vez entre los Fonn'Aster una popular expresión gnoll que decía: tu rival a menudo es también el aliado que te da la victoria. Sí, hasta los gnoll eran más honorables que Pain. Lythrai no se creía del todo que Pain fuera de verdad a mantener su palabra y devolverle el favor... pero tenían una oportunidad de, por una vez, ayudarse en lugar de importunarse y si no daba ella el primer paso, estaba segura de que él no lo haría.

Cuando la trampa se activó, ni siquiera con la ayuda de Honny pudo salvarse de la caída. Mientras la propia Lythrai caía, pudo ver con alegría cómo uno de los nuevos, Diraknian lo habían llamado, se lanzaba a sí mismo para salvar a Yzlin, y cómo Nickar a su vez le agarraba. La mercenaria recordó aquella vez que hizo prácticamente lo mismo para salvar a Esderian de la caída, teleportándolo de vuelta. ¿Teleportarse? ¡Maldita fuera! Cayó en la cuenta de ello demasiado tarde.

La trampa no era profunda. Eso solo podía significar otra cosa: lo peor estaba por venir. Más le valía a la guerrera agarrar la cuerda que Hazir le tendió antes de que el asunto fuera a peor. Intentaría evitar teleportarse para salir, no fuera a ser que la magia inestable la mandase a otro lugar, o que fuera a necesitar el conjuro para otra trampa aun peor.

—¿Hum? —Miré atrás de reojo, ligeramente sobresaltado, aunque sin sorprenderme. No reaccioné, simplemente me quedé ahí plantado, observando como unos y otros caían a cámara lenta o lograban recobrar el equilibro en el último momento, evitando la trampa por los pelos. Al parecer, ese sitio era más peligroso de lo que parecía en un primer momento, que no era poco—. Vaya.

Luego, me perdí en mis pensamientos...

Un abismo se abre bajo Yzlín, Lythrai, Grook y Hazir.

Hazir, saltas hacia atrás justo en el momento en que se activa la trampa. El momento parece quedar suspendido. Sientes la violencia del aire con la llegada rápida de Honny, que ofrece su bastón como asidero. Sientes la cómo su brazo rodea tu cintura y entiendes que eres su ancla para no caer en caso de tener que soportar demasiado peso.

Diraknian, dejas a un lado tus pensamientos (y tu instinto de supervivencia) por salvar a alguien y la rapidez se ve recompensada. Consigues agarrar a Yzlín y arrojarla al borde justo a tiempo. Sabueso la recibe y ayuda a recuperar la vertical. Ahora eres tú el que cae pero...

Nickar, tu intención era salvar a Yzlín, pero Diraknian se te ha adelantado. Con el caballero a tu alcance, decides amortiguar su caída. Lo agarras, pero su armadura pesa demasiado. No puedes más que planear en una trayectoria descendente pero con la inclinación suficiente para dejar las manos de Diraknian agarradas al borde. Por los pelos.

Grook, la gravedad tira de tu cuerpo hacia abajo al tiempo que algo te golpea en el hombro con fuerza. Justo en el instante posterior te encuentras trastabillando sobre suelo firme, junto a Pain, con una herida en el hombro.

Lythrai, caes por el hueco. Mientras te precipitas un millón de pensamientos pasan por tu cabeza muy rápido. Afortunadamente no es un foso de estacas. Tu armadura golea contra un suelo de metal y el eco rebota a tu alrededor. Estás algo aturdida, magullada pero aún de una pieza. Alzas la manos y agarras la cuerda que rápidamente te ha lanzado Hazir. El bárbaro es ayudado por Honny.

Pain, no te pasa desapercibido el detalle. Lo que ha salvado al Kobold no ha sido la suerte, ni ningún conjuro de procedencia extraña. Tizoc, aprovechando la caída ataca a Grook con la misma arma que usó en el salón de La Aguja acertándole de lleno en el hombro. Podría parecer que lo ha salvado, así lo verían todos, pero has visto que el ataque no ha sido apuntando con la parte roma de la daga ni conteniendo su fuerza.

El semidragón negro, situado tras el trasgo, también lo ha visto.

Tizoc, Yzlín y Sabueso junto al abismo; Diraknian agarrado al borde listo para auparse con la ayuda de Nickar; Grook al otro lado, junto a Pain; Lythrai sujetando la cuerda de la que comienzan a tirar Hazir y Honny, con el instinto del bárbaro gritando.

La primera en notarlo es Lythrai. La gravedad aumenta tirando de ella hacia abajo. Los músculos de Hazir y Honny se tensan y deben mover las piernas para coger más impulso -qué ocurre-.

Nickar siente el cambio de presión en el batir de sus alas. El agujero comienza a tirar de todo lo que se encuentra junto a él. Diraknian, al borde, también lo nota y es entonces cuando se desencadena la segunda parte de la trampa.

La fuerza psiónica del lugar actúa como si fuera un martillo golpeando a todos los que se encuentran en su rango de acción y succionando por inercia a los más cercanos (Grook, Pain, Sabueso e Yzlín).

Honny mantiene sus manos aferradas a la cuerda, ignorando el dolor, ignorando la amenaza que se cierne desde arriba en forma de fuerza invisible. Ésta impacta sobre ella a la altura de los hombros, las cervicales y la parte posterior del cráneo haciéndola perder el equilibrio.

La muer ciega se precipita al vacío, junto a Hazir. Pero se vale de su agilidad, apoyándose y deslizándose por las paredes y el hecho de que ambos están agarrados a la misma cuerda, para amortiguar la caída.

Segundos después se produce el sonido metálico de sus pies contra la superficie.

Con las caídas de Honny e Yzlín adviertes por la vibración que el suelo tiene el espesor de una chapa de metal gruesa.

Sabueso aguanta la inercia del empuje psiónico y, al cesar, sólo da un paso hacia atrás para mantener el equilibrio. Hexington a su espalda, no se ve afectado.

Antes incluso que aquella succión, su sentido de las trampas le advirtió, y aleteó tan pronto pudo dejar a aquel gordinflón acorazado, ¿porque insistía la gente en utilizar cosas tan pesadas? Se alejó del centro manteniendo una distancia prudencial. Esperando que los demás vieran aquella repulsiva trampa a tiempo también.