omo de nuevo la pluma para, una vez más, redactar estas crónicas. Relato fidedigno de los hechos que acaecieron en las tierras de la tarraconensis y más concretamente en la Alianza de Iuxta Mare, fundada por el muy gentil Dónat ex Jerbitom, hace ya más de cinco lustros.

é lector ignoto mangánimo no ya con tan humilde cronista si no con los magi que con sus gestas pueblan estos tomos. Tengales Dios en su Gracia y los aleje de las muchas tentaciones, errores y vicios que acechan a los tocados por el Don. Eran cinco los que refundaron la Alianza tras su primera caida. El princeps Sculptor ex Verditius de muy insignie linaje, el bravo Fulgens Meteora ex Flambeau reconocido miles, la enigmática Aysha ex Miscellanea provinente del secreto y el misterio, el recto Julius ex Merinita quien conservaba los antiguos pactos y el foraneo Noah ex Miscellanea a quien los secretos y las tormentas parecían seguir.

stos eran los magi y estas son sus aventuras

Primavera de 1178: EL LABORATORIO DE DÒNAT

Sculptor, una vez acabado aquel primer largo y denso concilium de la nueva Iuxta Mare, no pudo resistirse a realizar una primera aproximación al laboratorio de Donat, del que sólo le separaba un piso desde la sala capitular.

La puerta de entrada del laboratorio resultaba espectacular, de doble hoja y marco labrado imitación de columnas con decoración vegetal de inspiración romana. Pintaba bien. El Verditius insertó en la cerradura la gran llave de hierro que le había facilitado Alric y abrió con algo de esfuerzo.

Lo primero que percibió al entrar fue el aroma hediondo de algún ingrediente largo tiempo descuidado que había inundado la sala de efluvios insanos. Pero no pudo localizarlo con la mirada, ya que las ya de por si estrechas ventanas románicas habían sido tapadas con maderos, lo que no impedía, por otro lado, que se colase un frío de 1.000 demonios. Esto le bastó a Scultor como primera toma de contacto, retirándose hacia el exterior apretándose la nariz con fuerza mientras respiraba por la boca.

─Dejad las puertas abiertas, a ver si se desvanecen los efluvios ─apuntó a Alric─ y mañana que alguien me traiga un candil o velas, quiero ver bien lo que hay ahí dentro.

Al día siguiente Sculptor volvió a intentarlo. No había habido suerte con el olor a descomposición, tanto tiempo presente en la sala cerrada que había impregnado hasta sus paredes. Afortunadamente había acudido con una tela para taparse la nariz y poder respirar. El candil aguantado por un sirviente también resultó de utilidad, al fin pudo ver el contenido de la sala. El laboratorio, de forma cuadrangular y unos 10 metros de lado, había sido parcialmente vaciado, desmantelado, salvándose sólo algún pesado armario, una voluminosa mesa de roble y restos deplorables de tapices, mudo testimonio de un pasado en el que el laboratorio había sido un lugar opulento y suntuosamente decorado. Poco quedaba ya de todo aquello. Incluso el caro equipo, herramientas e ingredientes reconocibles, habían sido empeñados, vendidos o reutilizados para otros fines. Ni qué decir tiene que los dos ayudantes mundanos que habían trabajado en el laboratorio cuando Donat residía allí, habían sido despedidos en cuanto se convirtieron en una carga inútil e inmantenible.

Aquel laboratorio, un espacio de vacíos y carencias, todavía conservaba, no obstante, algunos puntos de interés:

-Era considerablemente más grande que un laboratorio convencional, de manera que en él cabían muchos más prodigios para ayudar a la producción mágica.

-En el diseño básico del laboratorio se habían incluido unos extensos almacenes de piedra, integrados en las paredes y fácilmente protegibles, lo que era de extrema utilidad para mejorar la seguridad de la sala.

-La recia construcción de la torre románica en el que se hallaba ubicado, de voluminosos muros de piedra y estrechas  ventanas, aislaba la sala del exterior por encima de la media.

-El espacio para habitar y dormir del mago había sido integrado en el propio laboratorio, lo que permitía vigilar los experimentos incluso por la noche en caso de necesidad (algo mucho más común de lo que los simples mundanos alcanzarían a imaginar, la magia del laboratorio es muy sacrificada).

-También integrada en la propia estructura de la sala, aprovechando su considerable altura, había una galería superior que ayudaba a aprovechar la parte superior de las paredes.

-Por último, un imponente trono de madera de gran calidad (que poco tenía que envidiar a la cátedra de algunas archidiócesis), alzado sobre una tarima de tres escalones, presidía la sala y ponía el foco y la atención en un tipo de magia concreto: Rego Mentem.

Pese a su lamentable estado actual el laboratorio tenía claros visos (para aquellos expertos en Teoría Mágica que sabían verlo) de haber sido refinado, así que el trabajo que tenía el Verditius por delante sería ingente, toda una estación de esfuerzos, pero el empeño de Sculptor por reabrir el laboratorio parecía imperturbable por la adversidad.

Sólo levemente asistido por alguno de sus hechizos formulaicos, reabrió las ventanas (aunque, dada su estrechez y escasez, seguían siendo insuficientes para alumbrar adecuadamente la sala). Pese a que hubiera sido su deseo, no las vistió (de momento) con vidrio, dado su prohibitivo coste. Esto dejaba una habitación particularmente fría e incómoda, pero ese problema ya se solventaría en le futuro (cercano).

En cualquier caso, tras las prolegómenos, Sculptor emprendió por fin la verdadera obra en el laboratorio: armado de un pañuelo para sobrevivir a aquellos desagradables efluvios, el joven mago revisó todo el material de laboratorio, descartando aquello roto o inutilizable, apartó también lo que pudiera ser reutilizado para una u otra cosa y comenzó a distribuir los enseres, probetas y herramientas esotéricas por toda la gran habitación, colocándolas por tipo de uso, reservando los sitios más prominentes y accesibles a aquello que con más probabilidad se usaría más a menudo, dejando espacios cada vez menos accesibles y resguardadas para las cosas que menos se usarían. Para ello se sirvió no sólo de lo que ya había construido, sino con su hechizo de Escultor Invisible labró las propias piedras de las paredes para habilitar baldas y soportes para todos aquellos utensilios, dando forma a la máxima de “cada herramienta en su sitio y un sitio para cada herramienta”.

Tras tres meses de duro trabajo por parte de Sculptor el resultado final fue un laboratorio amplio, de espacios muy bien aprovechados, con las herramientas y enseres de laboratorio colocadas en lugares plenamente reconocibles y accesibles, aunque algo falto de luz y un exceso claro de fresco. Los tapices habían desaparecido, así como la suciedad y los ingredientes en mal estado, pero por desgracia aquel terrible tufo seguía bañando la habitación, aferrado a las propias paredes como si de una lapa se tratara, aunque Sculptor ya parecía haberse acostumbrado. “Cada problema a su debido tiempo”, decía. Sin duda ya tenía en mente cómo arreglar aquellos “detallitos”.

El laboratorio contaba con almacenes extensos, una galería superior, estaba bien aislado del exterior, contaba con el sancta (como lugar donde habitar) integrado en él, una entrada espectacular y un trono en consonancia con aquella entrada, todavía ocupando una parte prominente del laboratorio. Cierto es que quedaban grandes espacios por rellenar, pero sin duda aquel Verditius ya tenía en mente cómo subsanar tal cosa...

Primavera de 1178: LAS INVESTIGACIONES DE JULIUS EX MERINITA

Aunque parecía que la estación sería larga, Julius sabía que le faltaría tiempo para revisar con el cuidado y en detalle todos los pergaminos y legajos que habían encontrado.

Los primeros días los utilizo en intentar sanear y limpiar los pergaminos en la medida que le fue posible, luego ordenó de la mejor posible y cronológicamente los papeles pues esperaba que así su lectura y comprensión fuera más sencilla.

No dudaría en tomar apuntes y volver a revisar aquellas cosas en las que dudase.

Gasto un tiempo en comprobar el idioma en el que estaban escritos y comprobando si alguno de estos pergaminos estaba codificado.

Separaría los pergaminos por temática para tenerles mejor organizados y no dudaría en usar su magia de Intellego para ayudarse en sus tarea.

Primavera de 1178: LA PIEDRA HUNDIDA

Era de buena mañana… no, eso no es verdad. El sol ya había pasado su cenit cuando Aysha se levantó. No mentía al decir que era una criatura de la noche. Desayunó y después, sin prisa, se encaminó a los establos a recoger a Nube, su fiel burra que se había acostumbrado lo suficiente a su don para no rechazarla. Viajaba ligera de equipaje, con pocos utensilios, pero con una bolsa repleta de monedas de plata; buena falta le haría para aflojar lenguas y gaznates. Por supuesto, no era menester alardear de ello, por lo que usó un disfraz de campesina y tez blanca, un aspecto que delataría que no era originaria de allí, algo que con los años se había convertido en un hábito igual que ejecutar la Parma Mágica o La Negación de Babel. Muchos sodales veían la magia como algo con lo que tener cuidado, algo casi a lo que temer, para ella era algo más… arraigado en su sangre, algo innato que le hacía sentir… bien.

Dudaba mucho de que aquellas piedras se hubieran hundido. Una casa poderosa que había caído, unos señores desaparecidos… era fácil intuir que una mente avispada y avariciosa había sumado 1 y 1 y había decidido que se podía vender dos veces (o más) el mismo cargamento si uno de sus compradores pensaba que se había perdido.

Aun así, podía estar equivocada, por lo que prefirió primero asegurarse de que la carga no estaba donde se suponía que estaba, en el fondo el mar.

El plan era relativamente sencillo. Encontrar cerca de Vilanova a alguien que conociera bien la zona y pudiera ayudarle a acotar la zona de búsqueda en el agua. Luego bucear con los pulmones de un pez durante varios días por la zona, adaptar sus ojos al agua para ver sin problemas, hacer un trabajo concienzudo.

Una vez confirmado que allí no estaban las piedras, habría de viajar hasta Barcelona, allí aflojar lenguas (y disfrutar en el proceso), observar inadvertidamente los rumores que sus pesquisas levantaban para llevarle hasta el (o los) culpable(s). Una vez encontrados, los observaría, los conocería, aprendería sus ambiciones y sus debilidades, los poseería… y entonces no tendrían más opción que devolverles sus piedras… con intereses.

Aysha ejecutó su plan tal y como esperaba. Aunque un plan perfectamente trazado no siempre implica que lso resultados obtenidos sean los adecuados. Tras unas primeras pesquisas logró una historia coherente que hablaba de un barco embarrancado en las costas del Garraf, famosas por sus agrestes acantilados y sus olas bravas, con la carga de piedra. Tras deslizarse en la profundo de las aguas en la caleta indicada hizo su primer chocante descubrimiento. ¡El barco realmente se había hundido! En el azul mundo submarino los restos de la pequeña galera mercante descansaban en un sueño eterno, pero la inmersión reveló algunos datos de interés. Parte de la carga seguía en el barco, este presentaba extrañas marcas, como de hachazos, a ambos lados de la quilla y ningún cadaver ni huesos aparecía en el lugar. Por si fuera poco el pecio no estaba encallado entre rocas submarinas, clara señal de que lo que fuera que destrozó la quilla no fueron rocas ni acantilados. E incluso, cosa sorprendente ¡un par de grandes bloques de piedra aparecían desparramados a algunos pasos de distancia en dirección a las profundidades! ¿Alguién había tratado de sacar ya la carga? Para acabar de complicar las cosas encuentra tres escamas que brillan con una breve resplandor dorado. Cuando de vuelta en la posada las estudia descubre que contienen tres peones de vis Aquam. Antes de volver a la superficie arranca un trozo de las piedras para utilizar como conexión arcana.

Sus pequiscas durante varias noches de francachela en los garitos de Vilanova aportan también información, de lo más variopinta. En primer lugar por lo que se vé en la noche que se hundió hubo gran oleaje pero no tempestad, en segundo lugar el cargamento pareció ser fletado por un tal Astor ben Savasorda, un marrano cambista de Barcelona. En tercer lugar, y aquí es cuando Aysha tiene que echar mano de Mentem para asegurarse que no le toman el pelo, varios de los lugareños afirman que las sirenas han sido quienes han hundido el barco y que la falta de cadaveres arrojados por las mareas es por que los sucubos marinos tienen a los hombres atrapados en sus moradas subterraneas. Moradas que según los "entendidos" del lugar tienen la forma de lujosos palacios en las cuevas submarinas al pie de los acantilados.

Primavera de 1178: ARTEMI EL LABRIEGO

Noah viajará a Tamarit para ganarse el favor de Artemi, quien lideraba a los campesinos. Acudirá siempre acompañado de Alric con el fin de que este sea su traductor y estará atento de ir aprendiendo el idioma local a fin de tener claro que su mensaje llega de forma fiel.

Primeramente Noah se presentará hablando del levantamiento de la alianza Iuxta Mare a su antigua grandeza, le dirá que le han hablado bien de él y le preguntará por su partida. A su debido momento le invitará a regresar a la alianza y llevar con él a cualquier campesino dispuesto a trabajar arduamente y obtener de ello seguridad, alimento y muchos otros beneficios. Ante la duda o negativa, Noah habría de mostrarle como podría ayudarle en sus tareas en los campos para que estas fuesen menos arduas y más productivas. Para esto haría primero una cosa, mediante el hechizo formulaico “La sabiduría del pescador”, Noah habría de predecir con precisión el clima al día siguiente, y le daría a Artemi una idea clara del clima a lo largo de la semana. Al día siguiente regresaría para enfatizar lo acertado de su predicción y en caso de que no fue algo contundente, volvería a usar el hechizo para reiterarle lo oportuno del efecto.

Si fuese necesario potenciar la posición de Artemi hacia nosotros o de convencer a más gente, habría de pronosticar una nevada, y usaría su habilidad “Cantar a la ventisca” para producir una nevada ligera, procurando hacerlo sin que se den cuenta de ello. Quizá cantándoles una canción de mi tierra mientras degustamos el vino como una muestra de amistad y de interés por las tradiciones mutuas (las miás y las de ellos), generando con ellos la nevada en el exterior sin que se den cuenta. Si surte efecto, incluso le daría a entender a Artemi que me sería relativamente fácil atraer las lluvias para vigorizar los cultivos.

Así pues pasando la estación en compañía del labriego logra que este acepte su presencia, aunque sea solo por deferencia a Alric al principio, luego por curiosidad y finalmente por una mezcla de asombro y miedo. A las muy insistentes preguntas del joven le aclara que abandonó el servicio de la Alianza cuando los magi ya no pudieron o quisieron seguir atendiendo las necesidades de los labriegos y los abandonaron a la rapacidad de nobles como el Baró de Torredembarra.

Desconoce que ocurrió en la Alianza hace algo más de un año pero habla de noches de grandes relampagos y ruidos pavorosos. Lo achaca al ruido del diablo viniendo a buscar a los magi, especialmente a Climia de quien dice que era una ramera y una bruja. No tiene mucha información concreta de aquello en lo que se ocuparan los magos. Solo habla bien de Dónat, un gran señor al parecer muy querido por el Arzobispado, y especialmente de Roc-Berenguer de quien dice que era perito en asuntos del campo y con quien incluso trabajó para tratar de poner en marcha una viña. Lamenta que la repentina enfermedad del mago acabase con el proyecto y que las tierras que con tanto mimo escogieron no fueran nunca reclamadas a los pinos y rocas. A Ignius solo lo menciona para escupir su nombre y decir que mal rayo lo llevara a tan siniestro hombre de armas y a su caballo embrujado.

Para cuando acaba la estación el anciano labriego como mínimo saluda a Noah con algo más que un cabeceo y da a entender, con su manera de hablar lacónica, que si los magos detienen al Baró el se asegurará de que los payeses paguen sus servidumbres a Iuxta Mare. E insiste en que si Noah "cas'um Deu voldria fotre cosa util, per fer reals com s'es manat"¹  deberían hablar de los viñedos.

Verano de 1178: EL PAN NUESTRO DANOSLO HOY...

Harto de los abusos del Baró Carles de Torredenbarra contra el pueblo llano Marc de Bonany se reunió con Artemi, para conocer la situación de primera mano. Tras presentarse como el sucesor de Dónat con la aprobación de la Santa Casa le presentó a sus hombres de armas, ellos junto con Artemi visitarían las tierras de Tamarit y cercanías en busca de los hombres del Baró. Una vez hallados no habría conflicto sino que se les invitaría a tanto vino como pudiesen beber, Marc correría con los gastos, así los campesinos estarían a salvo mientras uno de sus hombres corría a avisarle.

Desde Iuxta Mare partirían a toda velocidad con los caballos de la Alianza para reducir a los borrachos por mera superioridad y algo de magia, despojándolos de armas, armaduras y caballos, llevándolos presos a la fortaleza. Cualquier moneda que llevasen sería para los afligidos campesinos, intentando paliar los daños realizados durante este tiempo.

Durante su cautiverio serían tratados con dignidad, recibirían comida, agua y un breve tiempo para rezar; pudiendo los domingos ser visitados por un sacerdote para confesar sus pecados y pedir perdón ante Dios y el cadalso. Una noble manera de meterles el miedo en el cuerpo, esperando que tal vez así alguno se redimiera de corazón. Todos y cada uno de los crímenes confesos serían anotados ante un sacerdote, quien asignaría las penitencias oportunas al margen del castigo que dictase la ley en aquellos caso en los que Marc de Bonany decidiera aplicarlos, pero por tal ultraje hacia sus siervos el cruzado posiblemente exigiera que acudiesen a guerra santa bajo la bandera del Arzobispo, eso o la horca. Sino respetaban las leyes de Dios, ni el temor que les infundía la figura de Fulgens Meteora, al menos respetarían la muerte...

Así pues Fulgens y sus hombres pasaron el verano primero espiando y memorizando las rutas y actividades de los secuaces del Baró de Torredembarra. Cuando hubieron reunido información suficiente para conocer los lugares donde descansaban, jugaban y maleaban en sus descansos de tiranizar a los labriegos pusieron en marcha su plan. Con zalamerías, vino y cuando esto falló la espada y la magia lograron capturar sin derramar sangre a un buen número de enemigos. Estos fueron llevados en secreto a Iuxta Mare y mantenidos bajo custodia por los hombres de Fulgens en las runias de los antiguos establos. La rapidez y concierto de los secuestros dificultó que el Baró pudiese reaccionar a tiempo o establecer a primeras la culpa de Iuxta Mare en sus quebrantos.

No contento con esto Fulgens los arengó sobre lo pecaminoso de sus actos, amenazó con entregar a los mahometanos y en general les metió el miedo de Dios en el cuerpo. 

Pero por norma general los campesinos dieron la bienvenida al fin de las actividades del Baró y sus rapiñas. Y aunque Fulgens no era un caballero galante como se deciía era el buen Dónat lo cierto era que el fiero cruzado había prometido acabar con las rapiñas y al menos por el momento lo había conseguido. Fueron varios los habitantes del lugar que acudieron a agradecerselo, orar por su alma y, para consuelo de Alric contribuir con algunos alimentos a impedir que el gasto de alimentar una treintena de bocas quebrantase las finanzas de Iuxta Mare.

Pocos, o ninguno, aceptaron su oferta de unirse a él, prefiriendo ser escoltados por hombres de Fulgens hasta el linde de la tarraconense bajo juramento de no regresar. Solamente uno de ellos, un sargento brabanzón llamado Claude y proviniente de la lejana tierra de Brabante, hincose de rodillas y suplicó a Marc que lo tomase a su servicio. Resultó ser todo un experto en poner en forma a la tropa y enseñar el oficio de las armas a los posibles nuevos guerreros que reclutase Marc.

Aún así Fulgens se sintió un fuerte orgullo viendo que sus hombres, y su propio mando, habían salido indemnes de este primer encuentro con las fuerzas vivas del lugar. Y lo que es más importante a partir de ahora nada impediría que las rentas agricolas que les pertenecían acabaran en sus arcas.

Verano de 1178: DE PROFUNDIS

Aysha apenas permaneció dos noches en la Alianza antes de marcharse, noches que aprovechó para escribir sendas cartas al cambista de Barcelona y a Berenegal.  Con el alba del tercer día… seguía durmiendo, como era su costumbre. Ella era un hada del legado oscuro, nocturna, y nunca había terminado de entender la necesidad perentoria que tenían los humanos de iniciar sus viajes al alba, cuando era la mejor hora del día para acostarse tras renovar su Parma Mágica.

Una vez más, avanzaba el sol hacia la media tarde cuando marchó de nuevo a Vilanova con la Conexión Arcana a las que eran las piedras que legítimamente les pertenecía y las escamas que había encontrado en su última expedición. Esta vez su bolsa iba más vacía que la última vez, aunque no del todo, pues necesitaría pagar algunas cervezas.

Llegaría bien entrada la noche, no le era ningún problema. Le gustaba disfrutar de los sonidos nocturnos del bosque y podía ver bien en la oscuridad mientras avanzaba subida en nube, su fiel burra.

Al levantarse el alba se adentró un poco en el bosque para levantar su Parma Mágica y pidió una habitación en la posada tras desayunar escuetamente. Ella descansaría mientras los hombres del pueblo trabajaban. Al caer la noche ella ya estaba preparada. Encontró un muchacho con aspecto avispado al que encomendó con un par de monedas que preguntara a unos y otros en la taberna esa noche por las historias de las sirenas, que siendo joven quería escucharlas una vez más y aprender de ellas; eso evitaría que se mostraran recelosos de ella por no ser de allí o por interferencia de su Don. Ella podría leerles la mente mientras disfrutaba de su cerveza en una esquina de la sala.

Tras reunir la información bucearía y buscaría ayudándose de la Conexión Arcana y de la Luz de la Lámpara, pero antes haría memoria de las historias que su madre y los demás djinn le contaban cuando era pequeña allá en las Alpujarras. Gracias a las escamas doradas podría conjurar fácilmente un hechizo espontáneo similar al Semblante de la Bestia que le permitiera discernir bien su aspecto mientras mantenía la concentración en el hechizo.

Una vez preparada, se presentaría haciendo acopio de toda la presencia que le daba su sangre de djinn real, lo que en otras tierras conocen como sidhe, aumentando el efecto con un Aura de Presencia Ennobleciada; aunque fueran capaces de discernir a través de sus ilusiones sabía que era una práctica que los propios fae estilaban, así que no resultaría extraño en cualquier caso. Sabía que no sería fácil, que serían recelosos de alguien que venía de la superficie, pero había aprendido buenos modales de su madre y confiaba en que ello le granjeara eventualmente la oportunidad de hablar con ellos.

Por último, quizás lo más difícil (contando con que no la mataran antes), sería convencerles de que devolvieran la piedra, eso sería lo primero, y lo segundo sería lograr que liberaran a los humanos que se llevaron. La cuestión sería descubrir que pedían a cambio, regatear hasta alcanzar un punto de acuerdo entre ambas partes, y, con suerte, establecer una alianza para acabar con los piratas mahometanos; nosotros podríamos engatusarlos para llevarlos hasta allí, y ellos podrían hacer con su navío y con los hombres lo que gustasen.

Para cuando se lanzó a las oscuras aguas de la cala Aysha tenía ya una idea bastante clara, gracias a las habladurías y sus conjuros de que era aquello a lo que se enfrentaba. Las leyendas hablaban de palacios subacuaticos, un rey y una reina de sirenas y tritones que se deleitaban en acumular tesoros obtenidos de barcos naufragados. Su hechizo no le revelo la forma de los tritones y sirenas si no le reveló gran cosa pero sus conocimiento, algunos dirían que intimo, con los fae si que le permitió traducir a terminos herméticos las habladurías del vulgo. Era obvio que existía una corte faerica, alineada probablemente con Aquam y que gustaba de cobrarse tributo en forma de marinos ahogados y sus mercancias. Era además probable que las cuevas donde habitaban condujesen a un regio faerico, lo que explicaría los cuentos sobre palacios fastuosos.

Así pues Aysha nadó, ayudada de sus artes para no ahogarse ni perder el sentido, hasta arribar a la cueva descrita por los locales (o bien en sus recuerdos que Aysha saqueó sin piedad). Ahí nadó durante unos minutos que le parecieron eternos a través de la oscuridad entre estalagmitas y estalactitas. Cuando ya temía ahogarse notó como el agua se volvía mucho más calida y para su sorpresa vió un rectángulo de luz sobre ella. ¡Cual fue su sorpresa al nadar hacia él y aparecer en la piscina de un palacio y boquear el dulce aire! ¡Y aún más de verse rodeada de una guardia de faes subacuaticos!

Constató el primer error de los locales pues los fae no eran en puridad sirenas al tener todos dos piernas, aunque el aspecto fuera una mezcla entre humano y pez, con una piel escamosa, ojos sin pupila y tonos desde el azul hasta rosado. Vestían con lujosas telas en cortes fantasiosos pero la afilada punta de sus lanzas hechas con madera de deriva parecía peligrosamente eficaz. Su palacio, un inmenso bosque de columnas con piscinas, divanes y grupos de cortesanos que observaban curiosos a Aysha parecía extenderse en todas las direcciones. Al menos sus buenas maneras y conocimiento del trato con los fae le permitió no acabar ensartada si no ser llevada en presencia del monarca de aquella corte.

Mientras era transportada Aysha observó que todos los guardias y cortesanos parecían seres femeninos. Opinión que corroboró cuando fue finalmente, tras muchas vueltas entre las columnas, puesta delante de la Reina Amfitrie. Tras explicar el proposito de su irrupción en su corte, su origen y condición de maga y solicitar que se le devuelva el marmol la Reina conferencia con sus consejeras en agitados murmullos.

Finalmente, y para cuando Aysha empieza a impacentarse, la Reina vuelve a prestarle atención. Lamenta haberse apropiado de su marmol y lo devolverán encantada. Dado que Aysha no ha reclamado que liberen a los marinos Amfitrie ni los menciona. A cambio exige que Aysha le preste un servicio, a lo que esta viendo que la negociación marcha bien acepta con la advertencia que no sea muy gravoso. La Reina se lanza entonces a una larga y épica explicación, puntuada por exclamaciones de sus cortesanas, sobre la perfidia de Nereido su malvado tio y señor de los oscuros tritones que habitan en un lugar que denomina "La Sima". Al parecer hay guerra entre sus cortes pues a la muerte del padre de Amfitrie el malvado Nereido pretende desposarla para hacerse rey de las profundidades. Ella huyó junto a sus damas y compañeras y ahora le combaten. Admirada de su valor y habilidad con las palabras acuerda con Aysha que esta comandará su siguiente campaña contra Nereido en la siguiente primavera. A cambio le prometen ricos tesoros, recuperados de los navios hundidos, y tenerla en gran estima entre su corte. El brillo del oro, buen oro humano, es lo último que necesita Aysha para decidirse.

Vuelve a la playa nadando en compañía de un grupo de hadas, quienes al parecer pueden tomar la forma de cola de pez a voluntad, y de un imponente cangrejo gigantesco que poco a poco deposita, como muestra de buena voluntad, las piedras de marmol en la playa. Al partir la Dama del Peine de Perlas y Consejera Afrodes le entrega una pequeña diadema como muestra de afecto de su Reina. Y mientras sale el Sol Aysha pondera su extraña aventura, y lo recargado de los titulos faericos. Observa la lujosa diadema  y la promesa de más tesoros y sonrie satisfecha.

Verano de 1178: VENTUM AESTAS VERITAS MANIFESTAS

Con el verano llegando a sus primeros días, Noah emprendió la ardua tarea de investigar el pasado, algo que probablemente debió haber hecho en un inicio, aunque esperaba que el tema con Artemi hubiera sido más directo. Su investigación lo llevaría a recorrer todos los confines del castillo y a su vez sus alrededores inmediatos, analizándolo todo a detalle.

En aquellos días, aprovechando su estancia, Noah procuró tener algunos momentos de descanso en los que dando algunos paseos con Alric, procuró mejorar su aprendizaje de la lengua local al tiempo que indagaba sobre los pormenores del vida del mismo Alric y del mismo castillo en el que se encontraban.

Su primera parada fue el sactum de Climia, el que más le importaba e intrigaba, allí se introdujo los primeros días del verano, siempre contando con su capacidad para limpiar el aire y evitar cualquier peligro inminente mediante sus premoniciones recurrentes. Su hechizo, “Cámara de Brisas de Verano” le permitía que el aire en la habitación donde se encontrase fuera puro, seco y cálido, idóneo si quería evitar sorpresas inesperadas, o bien en el futuro para tareas más detalladas. Las premoniciones por su parte, podrían salvarle la vida ante un peligro inesperado e inminente y en menor medida, aunque con una igual importancia, podrían darle indicios de peligros futuros que le llevarán a descubrimientos relevantes.

Su segunda parada en aquel verano fue el sactum de Donat y su laboratorio, el más amplio y el que quizá podría costarle más tiempo, aunque, dado el trabajo ya hecho por Sculptor, la tarea habría de haberse reducido mucho, o eso esperaba. Los sanctums y laboratorios de Roc Berenguer y de Ignus fueron los siguientes en su investigación, tenía menos esperanza de encontrar algo relevante en ellos, pero de igual modo lo desconocía y por tanto debía investigarlos a fondo.

A lo largo del verano, entre los paseos con Alric y algunos momentos oportunos, Noah examinó todas las habitaciones de los guardias, los interiores del castillo, la muralla tanto por dentro como por fuera. Así mismo dio un leve rodeo al castillo a fin de examinar su alrededores inmediatos cercanos a la muralla misma. La intensión de Noah habría sido en un inicio investigar también la biblioteca, pero dada la imposibilidad de emprender aquella tarea, fijo su último objeto en la sala del concillium en la que solía encontrarse con sus sodales, lugar que probablemente no aportaría nada y por ello, lo dejaba como una mera tarea menor. Aunque, potenciando sus posibilidades, Noah procuró realizar sus investigaciones en cada habitación tanto de día como de noche, e incluso procuró probar en el ocaso y el amanecer.

Empezó revisando el antiguo sanctum de Ignius ex Flambeau. Tras varios días dedicados a removerlo de arriba abajo su afilada vista, o sus premoniciones, le llevaron a darse cuenta de que una de las baldosas del suelo era distinta del resto. Presentaba un dibujo que bien podría tratarse de unas armas feudales. Pero no fue esa la única sorpresa pues la baldosa, de un palmo de tamaño, pudo ser facilmente retirada y reveló un escondrijo bajo la misma. En su interior había un pequeño compartimento en el que encontró varias resmas de cartas. Estas sorprendentemente eran cartas escritas por el propio Ignius en las que profesaba su amor y adoración por una dama. Las cartas estaban fechadas durante el año 1166, dos años antes de la desaparición del Flambeau.

El sanctum de Dónat, revisado durante la noche cuando Sculptor descansaba de sus labores, reveló poco o nada de interés. De la misma manera que el de Climia donde solo pudo constatar lo concienzuda de la destrucción del mismo, con paredes tiznadas de ceniza, baldosas reventadas y astillas de mueble desparramadas en las esquinas.

Finalmente la revisión del sanctum de Roc-Berenguer fue en algo más provechosa. Ni que fuera por que en ella logró encontrar bajo un montón de muebles derruidos un arcón que contenía una lujosa capa con ribete de arminio. Una prenda digna de un potentado y que a buen seguro realzaba y daba dignidad a cualesquiera que la portase. Aún así Noah, más acostumbrado a los hábitos del salvaje cazador o por una de sus premoniciones, decidió por el momento no probarse la capa.

Además aprovechó la estación para conversar, practicando su catalán, con Alric, tratar de interrogar a algunos de los criados y recabar más información. En general el más hablador fue Alric, aunque algo molesto tras casi seis meses de interrogatorios y sondeos en su mente, sus respuestas fueron tajantes y vagas. En efecto se había criado en el hogar de Berengal quien lo había adoptado como huerfano y había dispuesto que tomase el oficio de senescal y administrador. Llegó a Iuxta Mare acompañando a Dónat y a orden de Berengal. Su opinión del archimago es que es una nobilisa persona, hombre eminentisimo y persona preclara en todo aquello que acomete. Los magos anteriores eran sus amos y señores y como tal los trataba, aunque Dónat era de todos ellos el más sabio y mangánimo. Finalmente a la pregunta de que hacer para recuperar la gloria de la Alianza su respuesta es clara: hace falta dinero y volver a disponer de los especialistas y lujos que hicieron renombrada la casa.

Verano de 1178: PRIMERA COSECHA

Julius dedico la estación a lo que algunos denominarían una locura, ya que todos los días conseguía unas migas de pan y algún otro grano, que llevaba hasta un lugar cercano a la alianza y allí se le entregaba a las aves, gracias a ello algunas cogieron confianza con él e incluso se dejaban tocar. Quizá alguno de sus sodales pensaría que aquello era una perdida de tiempo pero el demostraría la utilidad de todo esto que estaba haciendo.

Aprovecho la estación para recoger la Vis de las fuentes, y recorrer un poco los campos próximos a la alianza. 

Además indico a sus compañeros que la bestia de la alianza poseía algún tipo de protección mágica ya que sus hechizos no la afectaron. 

Los largos paseos de Julius por bosques, cañadas y montes le permitieron conocer mejor la zona a la vez que recolectaba la vis. Durmió bajo un cielo estrellado de Julio en la Mola de Bonastre y al amanecer pudo ver, como manda la tradición, la lejana isla de Mallorca, ignoto reino de piratas musulmanes y fantasticas leyendas. ¿Quizás algún día lejano un mago hermético regresase a esas antiguas islas que ya visitaran hacía siglos los magos del Culto de Mercurio?

Menos grata fue la expedición al Acueducto de las Ferreres, quizás sugestionado por las habladurías oidas de la boca destentada del posadore durante la noche anterior mientras se hospedaba en un hostal de la zona, pues juraría que oyó risas siniestras y vio profundas pisadas de pezuña hendida en el barro junto a la ruina romana. Pero como mínimo pudo hacerse con la preciada vis a la vez que se felicitó por haber acudido de día. Una vez alejado de ese lugar lo achacó a una indigestión por el mal potaje y vino dudoso servido por el posadero en la oscura posada llena de gente de baja ralea.

Sus tratos con los pajaros le fueron más satisfactorios, cuando logró que estos se le acercaran y dejaran tocarse con su dominio de intellego pudo leerles la mente. Leer y entender el pensamiento de un animal sin alma resulta siempre complicado por ser criaturas creadas en dias anteriores de la Creación y privadas de raciocinio. Pero pudo como mínimo tener una imagen "a vista de pajaro" de los alrededores menos inmediatos de la Alianza. Al este el mediterraneo, al oeste los campos y viñedos , al noroeste la escarpada sierra, al suroeste la ciudad de Tarragona. Y también le fueron reveladores los lugares que los pajaros evitaban, un claro con un enorme pilar de piedra y en las cercanias del acueducto precisamente ¡el mas donde se hospedó!

Verano de 1178: EN EL CUBIL DE LA BESTIA

Sculptor estaba armado con un objeto mágico como jamás había visto Iuxta Mare, estaba convencido de ello, pero aún así no iba a fiarse únicamente de la Balista. El Verditius no era de los que actuaban sin meditar largo y tendido las cosas. Durante semanas había estado espiando y anotando los hábitos de la bestia dentro de su cubil y había trazado un preciso plan.

Antes de abrir las ominosas puertas de la biblioteca de la Alianza Sculptor había diseñado una pared de materiales de construcción que se levantaría sin argamasa, encajada entre sí mediante pilones de piedra que encajarían en agujeros dispuestos específicamente lograr esa unión. Si su diseño era correcto (y lo era), impedirían que pudieran moverse una vez colocados en su sitio. La pared, con contrafuertes para mejorar su resistencia a golpes transversales, contaba con aspilleras por las que la bestia no podría atacarle. Si quería alcanzarle, tendría que tumbarla y eso no iba a ser tarea fácil.

Dispuso también una serie de grandes flechas de piedra (casi se podría decir javalinas), ya transportadas desde el primer momento por si la bestia salía de la biblioteca con intenciones aviesas al escuchar algún ruido accidental, talladas con su hechizo de Escultor Invisible y transportadas con versátil Levitación Ominosa de la Pesada Piedra. Éstas serían las armas que utilizaría con la Balista para acabar con la bestia, aunque también se hizo con un carcaj de flechas a través de Alric, por si necesitaba proyectiles más pequeños para defenderse o acabar con el monstruo.

El material de construcción para el muro, rapiñado de las ruinas de la propia Alianza, lo guardó previamente en su propio laboratorio con cuidado y cuando el momento fue propicio lo transportó con gran sigilo y cuidado frente a las puertas de la biblioteca, ayudado de nuevo por el Levitación Ominosa de la Pesada Piedra, que manejaba con precisión casi sobrenatural. En sólo unos minutos la pared "tapiando" la puerta de la biblioteca estaba dispuesta.

Terminadas sus preparacines y tragando saliva miró al interior oscuro de la biblioteca. Sus preparaciones habían acabado por atraer a la bestia. Por suerte para él habia tenido tiempo de parapetarse tras su improvisado muro para cuando la horrenda bestia hizo acto de presencia. 

Vista al natural la bestia era más aterradora de lo esperado, midiendo facilmente algo más de cuatro varas¹ era un engendro dragonil con una repugnante faz mezcla de aguila y lagarto, pequeñas alas correosas, poderosos cuartos traseros y piel escamosa. Y lo más aterrador unos pequeños y malignos ojos amarillos así como dos filas de amenazadores dientes.

Sin dejarse amedrentar el Verditius tomó la primera de las jabalinas de piedra y utilizando el poder encantado en la "Balista" la arrojó notando como las energías mísitcas del objeto impulsaban con una fuerza antinatural tan extraña saeta. La puntería y precisión de Sculptor hicieron el resto y el arma impactó contra el vientre de la bestia. Esta rugió con furia y trató de avanzar para alcanzar al joven mago quien ya preparaba la siguiente andanada. 

Crujieron las piedras colocadas como defensa, rascó en ellas la bestia con sus garras, las acometió con los dientes pero nada logró. La piedra tallada por Sculptor resistió protegiendo al mago de una muerte horrible. Mirando de nuevo a su enemigo hizo volar los dos siguientes proyectiles de nuevo clavandose uno en el cuello y otro en el pecho de la criatura. Salpicó fétida sangre negra que borboteó marcando la piedra ahí donde caía.

Finalmente la bestia trató de atacar mediante una nauseabunda exhalación de una sutancia verduzca y apestosa. Por suerto Sculptor pudo cubrirse tras el muro de piedra improvisado, de lo contrario hubiese sido su piel y sus huesos lo que se hubiese derretido y no las piedras de la pared detras de él.

Volió a levantarse para arrojar una última javalina petrea que esta vez entró por las fauces de la bestia, clavandose profundamente en su cerebro. Tras unos pasos tambaleantes la fiera se desplomó. Sculptor lo había logrado ¡había vencido a la bestia!

¿Que opinaría ahora de él su pater?

Otoño de 1178: RECONSTRUYENDO IUXTA MARE

Muchos magos de la Orden de Hermes pecan de arrogancia, de decir que pueden hacer cosas que en realidad no pueden, pero Sculptor no era de esos. Cuando dijo que había recibido adiestramiento en las artes de la construcción no mentía. Aquel otoño el Verditius dejó claro que no sólo estaba capacitado para reconstruir la Alianza, sino que su magia podía usarla con gran precisión para ello.

Durante tres meses Sculptor, mediante hechizos de levitación de objetos pesados usados con gran precisión, desmontó las partes dañadas de la muralla, reaprovechó sillares, hizo argamasa y la dispuso, usó el nuevo material de construcción traido por Aysha y, en definitiva, rehizo las murallas y algún edificio del patio..

Con sus conocimientos y ayudado de las artes arcanas el joven mago pudo emplear la piedra rescatada por Aysha en su labor original. Así pues reforzó la muralla ahí donde presentaba destrozos, reconstituyó las escaleras de caracol de las torres, repavimentó el patio..Y aún gracias a su buen aprovechar pudo reconstruir en piedra, para tratar de evitar futuros incendios, la cocina. Ahora solo faltaba que Alric gastase algo de dinero en encontrar a un cocinero capaz para poder dejar de comer potaje de lentejas de desayuno, comida y cena.

Otoño de 1178: IT VIS PACEM PARA BELLUM

Parecía que por el momento el muy noble Baró Carles III de Alou Señor de Torredenbarra iba a tener mucho en lo que pensar, por el momento sería suficiente. Fulgens Meteora dedicó los primeros días de la estación a organizarse, intentando optimizar sus, por ahora, escasos recursos. Revisó las fronteras y tierras de Torredenbarra sin caer en la tentación de un saqueo fácil, dejandolas tan solo como estaban, ordenando a algunos de sus hombres que invitasen a los labriegos a unirse a las tierras de Tamarit y alrededores en busca de un señor mejor.

Por otro lado Claude de Brabante, el reciente sargento unido a su causa, sería el encargado de exhibir la cabeza cortada del dragón derrotado por Mark de Bonany por todas la villas, Tamarit y alrededores. No solo para aumentar su reputación sino para reclutar más hombres de armas, los cuales deberían ser formados para un posible futuro complicado, ya fuera contra los arabes o contra los nobles rapaces. Esta vez había contado con el efecto sorpresa y había reducido a una fuerza tres veces superior son ardides y ataques relampago, la suerte no estaría siempre de su lado, por ello debía prepararse para lo peor cuanto antes. Al menos con el escaso botín arrebatado a los hombres del Baró podría equipar a aquellos hombres que quisieran pasar a formar parte de la soldada de Iuxta Mare.

Algo sobre los rumores del Acueducto de las Ferreres le inquietaba en sobremanera, tanto los detalles que dio Julius, como la charla que tuvo con Marçal al respecto apuntaban en una misma dirección. Sin embargo ahora mismo el Flambeau tenía demasiadas cosas entra manos como para exponer a la Alianza a un nuevo peligro, uno tal vez mucho más insidioso que cualquier otra amenaza conocida para el hombre.

Antes de que Marçal se fuera le entregó varias cartas relacionadas con los frentes que tenía abiertos, principalmente la desapareción de su sodales Ignius. Si Dios quería aquella sería una estación tranquila en la cual poder sentarse a leer las cartas de su sodales, así como su diario, en espera de poder averiguar algo más sobre su desaparición. Si tenía ocasión intentaría sacar tiempo de donde no lo hubiese para viajar al massis del Garraf para conocer a Incitatus, el posible familiar de Ignius, ya que incluso se le mencionaba en las cronicas de su casa. Por ende no podía ser un mero animal...

Leyendo las cartas y el diario de su sodal Fulgens se sintió transortado a la ya lejana juventud del desaparecido Ignius. En el diario relataba como siguió la leyenda de la existencia de un terrible corcel negro que al parecer habitaba entre las desoladas peñas y las tenebrosas cuevas del Garraf. Siguó con tesón la pista del caballo pero no fue tarea facil. En palabras del mismo Ignius:

-10 días despues de la Festividad de San Cristobal. En el massis del Garraf.

He seguido durante casi un mes la pista del esquivo animal. Parece claro que se trata de alguna clase de animal mágico dotado de raciocinio y una buena dosis de orgullo pues estoy convencido de que cuando lo perseguí hace dos atardeceres se tomó el gusto de reducir la marcha para hacerme creer que lograría echarle el lazo antes de salir galopando a la velocidad del viento. Justo mientras se alejaba meneando su crin de color azabache estoy convencido que lo oí reirse.

El relato prosigue detallando como finalmente logró hacerse con la amistad de Incitatus al que describe con detalle como un corcel de virtud, enemigo declarado de las criaturas malvadas que poblan en los espacios salvajes y orgulloso señor de su yeguada. Siguen los relatos de la caza de varias bestias mágicas a lomo del caballo y de los trucos para lograr mantener de buen humor al irascible animal. Entre ellos algunos tan curioso como que una dama sin mácula peine y trence sus crines o servirle como comida varias serpientes. Aclara además que el orgulloso caballo nunca se prestó a ser tomado como familiar por considerarse a si mismo una criatura más noble que el hombre o el mago.

En cuanto a las propiedades de la bestia se habla de su resistencia mágica, su vigor casi inagotable, la fuerza de sus dentelladas y coces así como de su velocidad a la que describe "superior a las alas del mismo Cefiro".

Las cartas por el contrario son una lectura menos agradable. En ellas Ignius confiesa no solo su ilicito amor por la nueva esposa de su pater, hija de un noble menor que la entregó como recompensa a quien lo librase de unas arpías, si no su resquemor contra su maestro Hastam por haberse desposado con ella. Y lo que es peor su culpabilidad por haber yacido ilicitamente con ella.

Curiosamente Fulgens repara en que las cartas presentan el sello roto ¿acaso fueron entregadas y devueltas?

Fue durante ese Otoño de 1178 en el que Claude, recién incorporado maestro de armas, partió por las tierras de la tarraconense para tratar de atraer a reclutas a la bandera de Marc de Bonany. Guardansose mucho de no entrar en Altafulla el brabanzón exhibió la cabeza de la bestia, habló de la piedad de Marc, de la vida de aventuras del guerrero y cualquier otro argumento para convencer a los jovenes ociosos tras la siega de seguir sus pasos.

Con resultados desiguales, en algunos lados recibido como un heraldo de grandes señores, en otros teniendo que huir de alguna madre que le acusaba de preñar de nocivas fantasías las mentes de la juventud, Claude esparció su mensaje.

Así durante la estación, solos o en pequeños grupos quince jovenes de los alrededores fueron llegando para engrosar la hueste de Iuxta mare.

Otoño de 1178: LAS MISTICAS Y MISTERIOSAS PALABRAS DEL OTOÑO

El otoño había llegado, el clima cambiaba, los vientos soplaban, las hojas se secaban, el invierno, el invierno se acercaba. Noah sentía con fuerza como su magia se revitalizaba, adquiría mayor poder, tal como siempre le había pasado. Extrañaba el invierno, los fríos bosques, el aullar de los lobos; si no nevaba en el invierno, el se encargaría de que así fuera.

Noah se encontraba ya en la biblioteca, con la bestia fuera de todo problema, gracias a Sculptor. Aun cuando a éste se le hubiese agradecido poco o nada por su trabajo, él era sumamente consciente del poder del antiguo princeps y su potencial hacia la alianza. La biblioteca estaba sola y desordenada, y su trabajo durante aquella estación, al menos, era ordenarla por completo y a detalle. Por ello, se había instalado temporalmente en ella, para dedicar todo su tiempo a la labor y no dejar espacio a ninguna otra distracción, o casi ninguna. Una vez pudiese ordenarlo todo, el mismo iniciaría con las correspondientes investigaciones.

Para librarse de Alric y sus posibles intenciones para con Berengal, había solicitado la ayuda de Fulgens Flambeau, quien accedió no solo a proporcionarle algún guardia, sino que le dio dos, los cuales se habrían de ir rotando cada cierto tiempo, a criterio del Flambeau, pero siempre cuidando que en los momentos en que Noah durmiese o tuviese que salir de la biblioteca, nadie más pudiese acceder a esta.

Cada mañana al despertar, antes de iniciar con sus labores, Noah lanzaba el hechizo Chamber of summer breezes, a fin de mantener la cámara cálida, seca y sin contaminación. Aquel hechizo lo había aprendido tiempo atrás en el lugar donde se formó como mago, en sus tiempos de aprendiz; un hechizo muy necesario para una biblioteca en las lejanas tierras heladas del norte.

Pero aunque su labor se centró principalmente en restablecer el orden de la biblioteca, e incluso investigarla en un inicio en busca de cualquier indicio relacionado con el pasado, Noah no desaprovecho el tiempo para indagar en sus sospechas y aprovechando la breve estadía de Marcal y la llegada de la servidumbre, el curtido nórdico procedió a espiarles en sus tiempos libres y desde la distancia, permitiéndose manipular los vientos para que el sonido de sus palabras llegasen con dulzura a sus oídos. La música era la clave de todo.

Trabajó con ahinco el norteño. Y agradeció la brisa pues la bestia había dejado suciedad y excreciencias por doquier. Perdió los primeros días solo en tratar de dejar el lugar habitable. Luego llegó el momento de empezar la tediosa tarea de separar legajos, pergaminos y libros por su estado de conservación. Algunos no podrían ser salvados pero el número de los supervivientes era sorprendente para una Alianza de esa edad. ¿Tan grande era el amor al conocimiento de los anteriores dueños de Iuxta Mare?

Empezó por los pergaminos sueltos que encontró. Ahí tras una lectura fue tomando nota de aquellos textos de laboratorio que estaban a su alcance. Una buena recopilación de hechizos diversos en las artes que debieron ser favorecidas por los magos: hechizos para curar heridas, para defenderse de criaturas infernales, para hablar con los muertos e incluso ¡Copias del Aegis y de la Comunión de Magos!

En cuanto a los libros se dedica también a recopilar una lista de sus titulos así como dedicar algunas horas a hojearlos para hacerse una idea de su contenido y valor. Esa parte le lleva más de lo esperado y para cuando acaba la estación aun quedan libros por repasar.

Mientras trabaja se distrae escuchando las palabras de los habitantes del castillo y la servidumbre. Oye así como sus sodales hablan con sus criados, como Alric gobierna la casa y regatea con furia con los acreedores y como se ejercitan los hombres de armas. Oye pequeñas rencillas, cotilleos y retazos de esa gran orquesta que es la vida diaria de la Alianza. Solo le llama la atención como discuten al pasar por el patio dos lavanderas ya maduras. Hablan de como "el extranjero ese" que supone es el mismo se ha instalado "en la torre de la ramera" y rien pensando en si él también tendrá "amoríos de torre a torre".

Otoño de 1178: EN EL FONDO DEL MAR

Tras entregarle unas cartas a Marçal, Aysha se preparó una vez más para bajar a las profundidades del mar, algo que pronto sería un hábito. Consigo llevó a un grog de la Alianza que condujera el pequeño carro en el que lleva un par de pequeñas estatuas con motivos florales que había preparado Sculptor con premura. No eran obras maestras, pero el tiempo había apremiaba. Confiaba en que durante los próximos meses su sodale pudiera preparar más estatuas de mayor calidad para llevarlas como presentes en invierno, quizás con el pretexto de regalos de las Saturnales.

Consigo llevaba también unas pequeñas coronas de flores que había pedido a unas aldeanas que preparasen con las últimas flores del verano, así como un rosal, unos geranios y unos pensamientos en macetas. Esperaba que aquellos regalos llamasen la atención de la buena gente que habitaba bajo el mar. También llevaba algo de víveres no perecederos. Antes de beber y comer de lo que le ofreciesen las hadas debería asegurarse de que no tenían ninguna contrapartida. Recordaba las historias de su madre de hadas lejanas que no permitían que ningún mortal abandonase su reino si comían o bebían de sus viandas faericas.

Una vez en la playa, protegió los regalos con una burbuja de aire, se preparó ella misma con los pulmones del pez y llevó consigo todos los regalos sobre una bandeja de piedra que flotaba según su voluntad. Bajo el agua emprendió el camino que ya conocía…

Armada con hechizos para repeler el agua y respirar y ver bajo el mar así como con sus regalos protegidos Aysha volvió a nadar hasta la gruta de la Corte de Amfitrie. De nuevo se adentró en la oscuridad, nadó por el pasaje angosto y salió a la piscina del palacio de las mil columnas. Esta vez fue conducida con mayor amabilidad por las guardias de la soberana y depositó a sus pies los regalos de la superficie. Estos fueron recibidos con abundantes grititos de sorpresa y alegría por parte de las sirenas. A cambio Amfitrie permitió a Aysha permanecer el tiempo que quisiera en su corte.

Participó en bailes, lecturas de poesía (¿cuantas veces puede uno oir la metafora del amor apasionado como un oleaje tormentoso?) y en general vivió, cotilleó y charló con las cortesanas. Aunque tuvo que aguantar unas cuantas criticas mordaces y apenas veladas a lo pobre de sus vestidos y a su ausencia de joyas o criados por parte de las damas de su marítima majestad logró reunir bastante información util. También es criticada como barbara por comer sus propias provisiones y no compartir los festines de la sirenas, aunque en estos abunda el pescado crudo y otra carne sobre la que Aysha prefiere no preguntar.

Aprendió que por ejemplo el padre de Amfitrie murió de vejez dejando el reino en herencia a su hija. Antaño el buen rey bajo las olas gobernaba con justicia desde la Sima donde se encuentra su trono. Una vez muerto las criaturas de las profundidades prefirieron pero al experimentado Nereido quien había sido general de los ejercitos del antiguo rey a la joven e inexperta Amfitrie. Se sugirió una boda pero Amfitrie se negó. Por el momento con ambas cortes separadas en La Sima y el Palacio de las Mil Columnas no ha habido más que gestos de fuerza por parte de Nereido y desplantes e insultos por parte de Amfitrie.

Aprende que Amfitrie no quiere casarse con Nereido pues lo considera un viejo aburrido y espartano y que si por ella fuese preferiría desposarse con algún joven y arrojado galán. Entre risas las sirenas afirman que Nereido no sabe ni bailar y que se duerme en los recitales de poesia. ¡Nunca aceptará la alegre y radiante Anfitrie desposarse con semejante matusalén! Su enamorado debería ser un arrojado galán, vestido a la última moda, que supiese bailar y compusiese versos de los que hacen temblar el corazón de una dama bien nacida.

Las damas de compañía de Amfitrie son de la misma opinión que ella y corean y aplauden sus criticas a Nereido y su falta de elegancia. Y mientras afilan lanzas de madera rescatada de naufragios así como bordan con conchas sus tunicas para preparar armas y armaduras de cara a la próxima batalla.

Otoño de 1178: LOS SECRETOS DEL ARCO

Preparo mis enseres pues pasare varios días saliendo de la alianza y quería tener todo preparado, así que con ropa, comida y agua, me dedico a visitar los poblados cercanos al arco, usando mi carisma y mi magia para ganarme la confianza de los habitantes, voy por las tabernas de los pueblos, leo la mente de algunos campesinos y converso con ellos sobre las cosechas y el tiempo, para así ganarme su confianza, además de conversar sobre el ganado y la caza por la zona para así aprovechar a preguntar por algún habitante de la zona que sepa sobre el trato de animales en especial aves.

Busco alrededor del arco huellas de animales, y si hay alguno cerca intento sondear en su mente si consideran al lugar como peligroso y zona que deban evitar, incluso observo si hay huellas y signos de predadores ya que con ello supondré si el arco es un lugar peligroso ya que ningún predador entra en el territorio de otro.

Una vez reconozco la zona me acerco al arco, además de intentar detectar magia activa uso mi magia de intellego para ver si el arco guarda algo en su interior.

Las conversaciones con los lugareños por desgracia fueron poco provechosas, el aspecto, andares de Julius era ya por si extraños pero además el Don causó muchas dificultades. Varios de los campesinos se cerraron en banda, algunos lo miraron recelosos y pocos datos pudo sacar de ellos. Supo que el Arco llevaba ahí siempre, algunos decían que desde que cayó el diluvio, y había sido construido por el "rey de Roma". Más intereesante fue el relato de un muchacho al que invitó a un trago de aguardiente y que contó como una noche volviendo de rondar en la villa vecina acortó por las cercanías del arco y vio como un grupo de figuras vestidas como curas rodeaban el arco portando antorchas y entonando un canto. Jura que debían ser discipulos del mismimo Satanás. Pero Julius es capaz de reconocer un ritual cuando oye hablar de ello.

Las conversaciones con los animales aportan otra información. Afirman que ninguno se acerca a menos de veinte pasos del arco, que este ha estado ahí siempre resistiendo a lluvias y sol y que ese lugar tiene un poder propio que incluso altera las lineas de migración de las aves para que lo rodeen. Como curiosidad varios de los animales cuando piensan en el arco lo hacen de la misma manera que pensarían en la entrada de una cueva.

Sus investigaciones sobre el arco por medios mágicas son las que dan mas resultado. Hay una aura mágica alrededor del mismo y en la piedra del mismo hay grabadas invocaciones no solo a la victoria de las tropas romanas y a la diosa Fortuna si no también a Mercurio y Plutón. Estas segundas inscripciones son extremadamente extrañas en un arco triumfal romano e indican que posiblemente sacerdotes del antiguo Culto de Hermes participaron en su construcción.  Examina también con cuidado las piedras con ayuda de la magia y aunque puede descrubrir que la piedra es sólida y no esconde nada en su interior las resonancias místicas le indican que alguien modificó los relieves del arco destruyendo algunos de ellos en una epoca mucho más reciente que la construcción. La revelación final se le aparece en sueños cuando se le aparece la figura muda y fantasmal de un hombre anciano tocado con una corona de hojas de roble y vestido con una tunica señala un lugar en concreto frente al arco en el que aparece escrita la palabra "clavis" (llave). Cuando a la mañana siguiente excava ahí encuentra fragmentos de lo que bien podría ser una antigua espada romana rota en varios pedazos. Parece ser de una factura muy particular e incluso haber alguna inscripción a priori ilegible.

Julius emprende el camino de vuelta a Iuxta Mare meditando sobre todas estas pistas y lo que puedan significar. Parece claro que el Arco es en si mismo un artefacto mágico de la epoca romana, alguien estuvo ahí hace pocos años y destruyó partes muy concretas del mismo, la espada es alguna clase de pieza que pueda permitir abrir el arco y lo más curioso no es el primero en acercarse al mismo.

Anda meditando en estos temas cuando ya cerca de la Alianza caen sobre él desde el margen del camino un grupo de figuras. Antes de que el meditabundo mago reaccione empiezan a caer sobre él varios golpes. La paliza sigue hasta que queda estirado y sangrando en el camino y sus atacantes se retiran dejandolo para que muera. Pero el Merinita es más resistente que eso y aunque gravemente vapuleado logra, al cabo de un buen rato, levantarse y renqueando regresar a la Alianza.

¿Labriegos hartos de ver al extraño brujo merodear por sus tierras o algo más siniestro?

Invierno de 1178: OPUS TERSIA MENTIS

Paso a continuar con la labor en la biblioteca bajo el mismo patrón. Me despierto y lanzo el hechizo para mantener cálida y fresca la biblioteca. Mi personaje tiene su personalidad ya marcada y por ello se tomará una semana más en su necedad de encontrar algo importante en la biblioteca, una pista del pasado, el cree que tiene que haber algo por lo que le dedicará de nuevo un tiempo a su esfuerzo por encontrar algún indicio secreto. Pasado ese tiempo desistirá y se enfocará en lo que debe.

Mantendrá su intensión de escuchar a la servidumbre, sobre todo aprovechando las noches de frio junto a las fogatas y el que el viento fácilmente se mueve a través de las ventanas. Pero a su vez, usaría su habilidad sobrenatural sing up the snowfall para llamar al invierno y hacer que cada noche, al caer el sol, caiga una ligera nevada, sin importarle que solo nieve sobre los terrenos de la alianza.

Finalmente, Noah intentaría iniciar sus investigaciones en la biblioteca, buscando patrones en los textos, indicios en los textos, anotaciones, señales de quien leyó que o empleo que. Etc. su fin sería de cierta forma el mismo, el pasado de la alianza y sus miembros, pero ahora enfocado en los textos ya ordenados. De requerir el ordenamiento de la biblioteca aún otra estación entera, entonces habría de postergarlo para la primavera tentativamente.

El trabajo de Noah fue provechoso, acabó de clasificar los libros restantes e incluso encontró, tras un armario derribado que acabó en la hoguera, una pequeña colección de tabletas ceremoniales. Estos artefactos permitían lanzar hechizos formulaicos sin necesidad de memorizarlos y serían ciertamente muy útiles.

Por otra parte sus metodicas investigaciones dieron algunos frutos ciertamente interesantes. Muchos de los libros de la biblioteca parecían proceder del este de Europa, especialmente los más valiosos, y en todo caso eran copias anteriores a la segunda década del siglo XI. Además varios de ellos tenían el ex libris que los identificaba como propiedad de Iuxta Mare no en la primera hoja si no en la segunda o la tercera, habiendo en algunos casos esa primera hoja sido arrancada o raspada.

Le soprende también encontrar en algunos libros algunos apuntes de Roc Berenguer, pocos de Dónat y un par de Ignius. Es sorprendente que la Bonisagus de la Alianza no dejara ningún escrito ni conjunto epistolar como suele ser común entre las gentes de su casa. Si Climia estuvo casi diez años investigando de forma activa ¿donde están sus notas? ¿Se perdieron? ¿Fueron destruidas o acaso nunca estuvieron aquí?

Pero lo más perturbador es cuando durante una noche de Invierno, arrullado por el creptiar del fuego mientras fuera nieva (provocado por el mismo) el joven mago cae en un profundo sueño. Durante ese sueño ve una mujer con medio cuerpo de serpiente enroscada alrededor de una columna de piedra blanca sobre una llanura de arena que canta una canción en un idioma desconocido a la luz de la luna. Sus cabellos son blancos como el hueso y tiene las manos cubiertas de sangre. De repente una enorme aguila desciende del cielo portando en su pecho la luz del sol y procede a arrancar el corazón de la mujer con cuerpo de serpiente. Esta antes de fallecer señala a la lejanía con una mano mientras en la otra dibuja una serie de puntos en la arena.

Cuando se despierta cubierto en sudor el joven mago no puede quitarse el sueño de la cabeza ni la punzante sensación de haber visto en algun lado esa secuencia de puntos.

Invierno de 1178: EL DESCANSO DEL MERINITA

La estación había resultado un poco angustiosa, los sucesos de la estación anterior habían hecho que no pudiese salir de la alianza así que decidí estudiar uno de los libros de la biblioteca,  escogí el libro Officium fortis una summa de Rego, intentaría mejorar en este arte mientras intentaba recuperarme de los golpes recibidos, demostraría que aunque mi apariencia fuese de fragilidaz mi vitalidad interior haría que mi recuperación fuese más rápida de lo esperado.

Así todas la mañanas recibia mis cuidados y me pasaba el resto del día estudiando en mi sactum, aprovecho el tiempo pasado en la alianza para buscar un lugar donde situar un pequeño jardín, sino hay ninguno en la alianza.

Es durante uno de estos paseos, para respirar el fortalecedor y fresoc aire invernal que atempera los humores, cuando Julius tiene un encuentro que lo azora increiblemente. Justo en el margen del bosque le parece ver la figura de un enorme ciervo blanco tocado con una cornamenta de doce puntas que parecen relucir como el oro. El animal se vuelve para mirarlo fijamente con unos ojos glaucos y con la voz potente y atemperada de un rey recita

Julius, hijo descuidado

¿De mi fortuna te olvidas acaso?

Julius, sacerdote renegado

¿Donde se me rinde sacrificio al ocaso?

Cumple con tus deberes con el Astado

Con el Rey Verde, Cerunnos el Venado

Alza mi templo en estos lugares

Cubre de ofrendas mis altares

Para cuando el joven mago parpadea el noble animal ya se ha perdido entre la niebla que viniendo del mar envuelve el sotobosque.

Invierno de 1178: SERVUS IUXTA MARE

Sculptor se dedicó durante el invierno a lo que se había comprometido: estudiar el texto de laboratorio del Aegis para poder, al final de la estación, lanzarlo y con ello proteger la Alianza de ataques externos, de la intrusión de criaturas como la que se había instalado en la biblioteca (y que había costado tanto desalojar, en más de un sentido) y del lanzamiento de hechizos en el interior de la fortaleza si se carecía de invitación.

El ritual del que disponían en Iuxta Mare, una versión de de 4ª magnitud del original desarrollado por Notatus, primer Primus de Casa Bonisagus (y a su vez adaptación de un ritual mercuriano) no resultaba nada complicado para alguien como él, tan versado como estaba en Teoría Mágica y Philosophiae. El Verditius bien podría haber aprendido y lanzado un texto 2 magnitudes mayor, pero el gasto de vis hubiera sido también mayor y éste era todavía un bien escaso en la Alianza, de forma que así ya estaba bien.

La ejecución del Aegis de la Alianza, habitualmente lanzado durante el solsticio de invierno (y por tanto al principio del invierno) para que dure todo el año, tuvo que postergarse hasta el final de la estación, puesto que aunque Sculptor estaba sobradamente capacitado para aprender y lanzar el ritual, el magus tuvo que aprendérselo a lo largo del propio invierno, así que durante ese año sólo disfrutarían de 3 estaciones completas de protección. La Alianza llevaba tanto tiempo sin Aegis que esperaba que no hubiera ningún suceso extraordinariamente nefasto si se prolongaba tal estado 3 meses más. No obstante, en cierta manera, se podría decir que se la estaban jugando por no tener dicha protección, así que aunque esperó el beneplácito de todo el Concilium (que además debía participar del ritual para no necesitar de invitación alguna para no ver mermadas sus capacidades mágicas en el interior de la fortaleza), instó a su lanzamiento con cierta insistencia. Como colofón del ritual todos los presentes caminarían por el límite de la fortaleza, por sus murallas recién reconstruidas, delimitando su extensión y finalizando el lanzamiento. El ritual fue como se esperaba y los magi sintieron el usual cosquilleo en las extremidades que delataba la presencia del Aegis. Todo parecía haber salido como debía.

Sus innatas e impresionantes capacidades le permitieron dominar con facilidad el hechizo e incluso disponer de tiempo para cumplir la tarea asignada por Fulgens.

Así pues extremando la precacución recogió las ortigas, guardandose mucho de no tocarlas y tratando de no aspirar los malsanos vapores de la cañada. Sus precauciones fueron adecuadas pues volvió sin problemas a la Alianza mientras que el grog que lo acompañó pasó el resto de la estación entre cólicos, vomitos y sudores frios.

Recoger las conchas por lo contrario fue un juego de niños para Sculptor aunque quedó algo decepcionado por no haber podido ver las luces y brillos que decían que se podían observar en las profundiades de las aguas.