Partida Rol por web

Asalto a Kalvaan

Escena tras los creditos

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14/05/2011, 18:13
Director

 



La comandante Joanna Murdock saludó al guardia casi con desdén al tiempo que éste le abría la puerta.

La mujer pasó al interior, con las manos tras el cuerpo, con una sonrisa socarrona en los labios.

El oficial al mando del campamento se puso en pie, era un hombre alto y fornido, recio como una roca.

-No hace falta que te andes con tonterías, estamos en familia.

-Ya, pero sigues siendo mi superior.

Murdock rellenó un nuevo vaso de whisky y se lo ofreció a su hermana.

La mujer aceptó el ofrecimiento y se sentó en el asiento que estaba frente la mesa.

-Gracias.

Murdock alzó la mano, quitándole importancia.

-Uhm, no las des, tú asegúrate de darme esa mención.

-Que cariñoso, creía que ibas a decir que por tu hermana lo que sea.

El coronel, serio, le dio un trago al licor. Ella siguió.

-Ya sabes como son arriba, un fallo administrativo y te condenan.

Murdock dejó el vaso en la mesa.

-Por un fallo administrativo hemos perdido un pelotón de Rangers y al capitán Cooper.

La mujer se tocó el pecho, ofendida.

-Pues bien que te aprovechas de todo esto. Además ¿enviaste a novatos a esta misión? Tal vez incluso querías que los mataran…

El coronel abrió una caja que tenía sobre el escritorio color caoba y tomó un puro, se tomó su tiempo para contestar mientras chupaba el puro.

-Todos salimos ganando. Tu procura no olvidarte de más Rangers ni de dar órdenes de defender una fortaleza indefendible durante cinco años. Yo procuraré de disfrutar bien mi próximo ascenso.

Joanna sonrió algo forzada, sacó de su americana un sobre.

-Tus próximas ordenes, será mejor que se las del al pelotón STALKER ya que los tienes en alta estima…

El coronel resopló y mordisqueó el puro. Tomó la hoja de órdenes y a cambio le ofreció un nuevo par, estos quemados y sucios.


-Llévate esto, los registros del ordenador central de la torre de comunicaciones, donde está registrado tu nombre una docena de veces, sin esto puedes meterle el muerto a Cooper, nunca mejor dicho.

La mujer tomó el documento, lo repasó un segundo y luego lo quemó con un encendedor.

-Eso es todo, coronel, vuelvo a mis asuntos.

-Comandante…

Saludó Murdock, volviendo a sus quehaceres, una sonrisilla victoriosa nació en sus labios, había ganado la batalla...por ahora.