Partida Rol por web

Has llegado a la ciudad de Laagstad. Con tus aptitudes has logrado atravesar las tropas demoniacas y con alegria has comprobado que la ciudad aguanta. Cuando llegas varios tenesios hablan contigo. Tras hablarles de lo ocurrido en Stadfel te llevan ante una mujer llamada Tierstina, la cual parece estar al mando. Es una mujer fuerte e imponente, de tu misma altura.

- Vienes de Stadfel, imagino que te has encontrado con Leonhart -dice ella- Por favor, necesito que me digas todo lo que sabes sobre lo ocurrido. Es vital para nosotros.

Tras atravesar las lineas enemigas y hablar con algunos ciudadanos, dirigieron a Alucard frente a una mujer que parecía estar al mando. Tras hacer una leve reverencia y pensar en qué decir, comenzó a hablar.

-Mi nombre es Alucard Farenheit Teppes, y como bien ha dicho usted, provengo de Stadfel. No estuve de cuerpo presente en el momento del combate, pues andaba de viaje en aquellos momentos. -Se tomó unos momentos para apartar un poco la vista, dolido por ese hecho- Cuando volví, mi pueblo ya había sido reducido a cenizas y un montón de cadáveres, que apilaron en una especie de...monumento...con los cráneos clavados en estacas, y el de Aldair en la cima de la pila. Intenté buscar posibles supervivientes, cuando un ser que se dedicaba a usar cadenas como armas apareció. Pensé que me iba a unir a los cadáveres cuando el bien hallado Leonhart me ayudó y lo derrotamos entre los dos, más por su parte que por la mía -descansó unos instantes, cruzándose levemente de brazos- Me pidió que viniera hasta aquí para informar de lo que había pasado allí, y eso he hecho. -Bajó los brazos y observó a la mujer- Me gustaría poder ayudar en esta ciudad en todo lo que me sea posible. Debo vengar de alguna manera a las gentes de mi pueblo y mis padres.

Dejó de hablar y se quedó mirando a la mujer en silencio, esperando su respuesta, alguna orden, o lo que fuera. Cualquier cosa le servía en esos instantes, con tal de despejar la mente y no hundirse.

Tierstina te escudriña de arriba a abajo con sus ojos. Su cara muestra el horror que siente al oir como describes el monumento.

- Sin dudo podrás ser de gran ayuda... y Stadfel sera vengada. Pero antes debo esperar un grupo que enviamos fuera a una misión muy importante. Deben estar al caer... espero. Dime una cosa más ¿Cuando regresará Leonhart?

Alucard asintió algo aliviado al saber que podría ser de utilidad para acabar con esas criaturas malignas. Deseaba poder traer justicia a la memoria de su pueblo, y supo que tarde o temprano podría.

-Maese Leonhart dijo que haría algo con el monumento antes de volver, no me dio más detalles sobre ello. 

Después suspiró con resignación, a sabiendas de que aún debería esperar un poco más. Se cruzó de brazos y alzó un poco la vista, con gesto algo distraído. No podía más que pensar en qué podría hacer, y cómo debería hacerlo. Él solo no era rival para según qué criaturas, y lo tenía asumido. Debía pensar en una forma de hacer frente a dichas criaturas, o no sería más que otro cadáver tarde o temprano.

En el salón del castillo de Stadfel se encuentran Tierstina y un recien llegado al pueblo. De pronto entran por la puerta tres personajes más.Uno de ellos es un assmar, un noble tenesio de metro ochenta de altura y pelo marrón rojizo. El assmar transmite una gran fuerza de personalidad a traves su mirada y puede verse una gran agilidad en su construcción física pero no por ello es fragil o debil, pues tiene una musculatura bien desarrollada. El siguiente es una criatura hecha completamente de agua y luego un enorme troll con una cadena armada y una coraza metalica. Es sin duda un grupo pintoresco.

El personaje que esta hablando con Tierstina es un joven humano de pelo blanco y ojos verdes. Menos agil que el assmar pero a primera vista mas fuerte y mas robusto. Lleva una cota de mallas de mithril, en la espalda un escudo y en el cinto un estoque y un martillo.

La presencia de Tierstina reconforta el corazón del assmar. Sus pasos son calmados, aunque su corazón va acelerado en presencia de la hermosa mujer. A su lado, un hombre de aspecto curioso habla con ella. Cuando los ojos de la mujer miran a Aileon, éste sonríe de forma cómplice. Hemos vuelto, pero lo de ahí fuera es un infierno. Necesitamos recuperar fuerzas antes de volver a salir. Hemos acabado con una convocadora de muertos vivientes y dos de sus criaturas: un gran esqueleto y un dragón de huesos.

Saluda al nuevo con un gesto de su cabeza, como formalidad, pero no tiene reparos en acercarse a la muchacha y susurrarle al oído: Aquí estoy de nuevo, preciosa. Vivito y coleando. Al menos una noche más. Los ojos del assmar brillan con fuego. La vida es corta y el infierno que se ha desatado sobre Laagstad así lo recuerda: con crueldad.

Alucard observó con tranquilidad el grupo variotinto que entraba en la sala, dedicándoles una cortés reverencia de cabeza. Era la primera vez que veía gentes tan distintas viajando juntas, pero pensó que no era buena idea mencionar nada sobre el tema: después de todo, él era el "extraño" en esos momentos.

Hizo caso omiso del acto del assmar, que no era cosa suya, y los miró unos instantes.

-Saludos, mi nombre es Alucard Farenheit Teppes. Vengo de la ciudad de Stadfel, que ha sido arrasada por el ejército que azota este lugar. Me agradaría sobremanera poder ayudaros en todo lo que pueda, si es que aceptáis.

El enorme Troll...la enorme criatura de más de tres metros de alto, caminaba encorvada detrás del Assmar y del Elemental de Agua. Su apariencia es terrorífica, manchado de sangre en varios lugares, con varias cabezas demoníacas colgando de un cinturón de cuerda recia, una enorme cadena armada atada a la cintura, a modo de segundo cinturón, y una enorme Espada Bastarda en su espalda, al lado de un saco que parecía hacer las veces de mochila. Su piel verduzca, con tonos morados dependiendo de la incidencia de la luz, le daba un aspecto curioso...pero no menos que ver un par de libros colgando de su cinturón, atados en forma de cruz y al parecer, bastante usados.

La criatura se detuvo a unos metros de la mujer, dejando espacio libre, y se inclinó, en una perfecta reverencia, algo grotesca por el ser que la hacía, pero sin duda consumada con gracia y destreza. "Milady....agradezco profundamente la oportunidad que me dais de visitar vuestra bella ciudad, y he de decir que me reconforta el hecho de contar con la protección personal de Maese Aileon, aquí presente, mientras me encuentre entre los muros de ésta cuidad."

Tras una pequeña pausa para que los presentes digirieran lo que acababan de oír, siguió hablando..."Mi nombre es Narjin Ald'ourun...y soy un mercenario que lucho por dinero. No he de mentir, pues es lo que soy, y si no me equivoco, es grande la necesidad que tenéis de fuertes brazos y grandes guerreros. Yo cumplo ambas cosas, como los dos maeses aquí presentes podrán atestiguar. Ahora bien, también lucho por derrocar a esas impías criaturas, pues no son de mi agrado....¿podríamos llegar a un acuerdo? Si me prometéis acceso a la biblioteca y libre acceso a la ciudad cuando yo quiera, más una pequeña recompensa para sufragar mis gastos....no tengo ningún problema en ayudar...al fin y al cabo, un Troll también necesita de vez en cuando entrar en una taberna, comer, y reparar sus armas....¿no es cierto?"

Tras decir ésto, dejó que la señora del lugar le respondiera....al menos, era esa la impresión que le había dado. Se quedó observándola con lo que se podría llamar...una sonrisa amistosa.

El elemental entra con el resto y devuelve la reverencia al desconocido. Se le escapa una pequeña risa ante la presentación del troll. Parece que su compañero es toda una caja de sorpresas.

-Me llamo Unoch. También soy un forastero aquí, que ha decidido luchar contra lo que se le ha venido encima a esta ciudad. Nací como sirénido, mi forma actual es nueva también para mí.

Después de esta breve presentación para Alucard, se queda esperando la reacción de este y de Tierstina al inesperado discurso de Narjin.

Tierstina contesta a Aileon con una sonrisa y un beso en la mano. Luego se dirige al troll.

- Acepto tus condiciones Narjin Ald'ourun -dice Tierstina con cortesia- Incluso si asi lo prefieres se te puede instruir en nuestras costumbres para que puedas optar por la ciudadania tenesia, con todos los beneficios que ello implica. Además,estoy segura que muchos de nuestros nobles quedrian tener a alguien como vos como una de sus espadas juramentadas.

Luego vuelve a dirigir su mirada hacia Aileon.

- ¿Entocnes habeis cabado con la comandante? ¿El asedio ha sido decapitado?

Si la comandante era esa nigromante, supongo que sí. Pero no puedo garantizarlo. La lucha no parecía haber terminado cuando hemos vuelto. Dice Aileon serio. Sus coqueteos con la mujer tendrían que esperar, Laagstad aún estaba bajo asedio y no podían descansar hasta que el peligro hubiese desaparecido de la ciudad.

El maekrix se queda esperando órdenes. Pero quizás no lleguen. Decide aceptar la ayuda del nuevo. Desconozco si hemos decapitado al ataque sobre la ciudad, pero lo cierto es que aún hay peligros ahí fuera. Cualquiera que nos quiera ayudar será bienvenido. Por tanto, compañeros, descansemos y volvamos cuanto antes al fragor de la batalla.

Al escuchar la respuesta de la mujer, el Troll sonríe más si cabe....."Acepto, acepto...sólo tenéis que pagarme estas cabezas que llevo aquí y daré el contrato con Maese Kaadstad por concluído....y podemos inicar el nuevo. Y claro que me interesa mucho eso que decis...."ciudadanía tenesia"...¿en serio puedo optar por ser un ciudadano más de ésta ciudad? Pardiez....al final va a resultar que los que me encaminaron hacia aquí tenían razón...hay oportunidades para todos...."Espada Juramentada"....me gusta como suena.." dijo el Troll, obviamente feliz.

"Ahora entiendo porqué no te bebieron o evaporaron nada más verte, Unoch."

El troll se quedó pensativo un momento y dijo..."Una cosa...señora.....matamos a una mujer muy poderosa...protegida por dos criaturas no muertas...como Maese Aileon ha dicho, pero...antes de partir de allí*, vimos como se abría una especie de puerta de luz y fuego en el aire y salía de allí uno de esos enormes demonios con alas, grande y terrofíco. Pero Maese Aileon dejó muy claro que nuestra misión había concluído y teníamos que volver...ah...también salieron más demonios....a montones...supongo que es importante..."

Observó algo cohibido al grupo, pensando en ese momento si realmente ese era su lugar. Era la primera vez que veía un trol con ganas de ir a una biblioteca. Una vez hablaron todos se encogió de hombros.

-Yo no soy un mercenario, solo un hombre en busca de venganza por la muerte de sus gentes. No busco recompensa alguna en todo esto, solo exterminar a los ejércitos que dieron fin a mi tierra. Soy un buen guerrero y se me dan bien las tareas más sutiles. Podéis contar conmigo para entrar en sigilo en las filas enemigas, o para atravesar su corazón con mi espada.

Se dio un golpecito en el pecho y luego los miró.

El elemental asiente con la cabeza, mostrando su comprensión a las motivaciones de Alucard.

-Lamento lo que le ha sucedido a tu gente, por mi parte bienvenido.

Después contesta a la mujer, completando el relato de Narjin.

-El asedio está cualquier cosa menos decapitado. O mejor, al cortarle la cabeza le ha crecido otra mayor. El demonio que surgió del portal parecía aún más peligroso que la nigromante. Dudo que nosotros solos hubiésemos podido vencerle.

Tierstina se queda pensativa.

- Una cabeza mayor... estamos en problemas... seguramente el asedio sea la punta del iceberg. Nos hemos quedado sin cartas -dice ella preocupada- Necesitamos a tu hermano, necesitamos a Leonhart. El sabrá que hacer... el siempre sabe que hacer... teneis que ir a buscarlo.

El jarro de agua fría cae por fin. Estaba tardando. Aileon nota como su corazón se rompe. En ese momento, los recuerdos vuelven a él con terrible furia, como un torrente que destroza todo a su camino. Los recuerdos de infancia, los buenos y malos momentos pasados con su hermano, se agolpan en su mente desordenados, en un caótico maelstrom que todo lo engulle.

Tierstina... mi hermano... mi hermano ha caído... ¿no te han informado? La voz de Aileon tiembla por primera vez desde que sus compañeros le conocen. La rabia por la muerte de su hermano ya la han vivido. Han visto al maekrix llorar de rabia y gritar, pero por fin ven al ser humano que ha perdido a un ser querido. Sólo la presencia y la inocencia de la dura mujer le hace resquebrajarse. Quizás porque Tierstina sea la persona que ha conseguido abrirle el corazón, el dolor le inunda de forma inevitable.

Bajó un poco la cabeza ante las palabras de Aileon, pero de golpe recordó el nombre de Leonhart y alzó la cabeza, con gesto extrañado.

-No hace mucho vi a un tal Leonhart Dragonborn en Stadfel. Me pidió que os trajera la noticia de la situación de mi ciudad. ¿Hace cuanto que se supone que cayó? -dijo mirando al assmar- Y la última vez que lo vi, además, parecía poder cuidarse bien y no tener problemas.

Tenía esperanza de que quizá el hombre se equivocara, aunque en la guerra siempre moría gente cuando menos se esperaba, y quizá fuera él mismo quien se equivocara.

El troll se acercó un poco al elemental de agua y le dijo "Ufff......realmente espero que el hermano de Maese Aileon esté bien...se le ve muy afectado, ¿no crees?" tras unos momentos algo cabizbajo le susurró.."Yo nunca he tenido hermanos.....no sé qué significa eso....."

El troll parecía afectado por éste cambio de la situación....

-Esperemos que sea así, Narjin.-además de la empatía que siente por Aileon, el sirénido tenía una cierta relación con Leonhart. -Además, él sería de gran ayuda para defender esta ciudad.

-Alucard, dices que le viste en Stadfel, ¿a dónde se dirigía Leonhart?

Tierstina va hacia Aileon y le abraza.Sin soltarlo prosigue.

- No creere en al muerte de tu hermano hasta que vea su cadaver -dice con voz firme- o hasta que vea su arma, el legado de los Dragonborn, Colmillo Divino.