Partida Rol por web

 A la mañana siguiente os reunisteis todos frente a la casa de los Cornelisz. Allí os esperaba Jacob, con una maleta de cuero negra. Después de unos cordiales saludos os pusisteis en marcha. El cielo había clareado un poco, aunque se veían las grises nubes a lo lejos, detrás de las puntas de los rascacielos que contrastaban con el horizonte.Los tres coches cruzaron el río Hudson por el túnel de Holland y después de unos 40 minutos de trafico los detectives y el señor Cornelisz llegaron a la Gran Manzana. 

Los cinco se hospedaron en un pequeño hotel, cercano a la estación donde se debía hacer la entrega al día siguiente. El departamento de policía había corrido con los gastos de lugar, aunque estaba claro que no era ningún lujo. El señor Cornelisz fue llevado hasta su habitación y después los investigadores se reunieron en una de las otras habitaciones. Solo disponían de menos de veinticuatro horas para descubrir donde se encontraban los secuestradores.

Hudson se preparó un cigarrillo mientras entraban en la habitación para hablar tranquilamente. Desde luego la habitación no era ningún lujo.

Menudo cuchitril.

¿Algún movimiento sospechoso del señor Cornelisz? Imagino que se comportó como debiera.

Peter, fumaba tranquilamente su pipa mientras ojeaba uno de los tres periodicos locales que había comprado, para informarse de la situación de la ciudad.

Tras las palabras del detective, levantó la vista para mirarlo y comentó...

Acierta usted, detective.

El Sr. Cornelisz fue tan solo a un banco, a sacar lo que creemos es el dinero del rescate y volvió a casa con su mujer, sin hacer nada fuera de lo común.

En fin... Otra vía muerta.

Sam... ¿cual era tu propuesta para rastrear a los secuestradores?. ¿Visitar la central de correos?

Tras pensar un poco... añadió...

Creo que deberíamos explorar el lugar de reunión antes de mañana y mantener vigilancia sobre el Sr. Cornelisz...

Ya había pensado en revisar el lugar. Pero es mejor ser cuidadoso, hacer pasadas y no quedarse a examinarlo mucho tiempo. Es bastante probable que ronden por el lugar y no necesitamos ponerlos en alerta sobre nuestra apariencia.
Y lo que sabemos acerca de ellos es poco, solo está la descripción de la señorita Lesek, lo cual no es mucho.

Hudson siguió fumandose el cigarrillo mientras hablaba. Su mirada se detuvo en el periodista y la mujer, parecían muy callados hoy.

Sam estaba pensativa. Si bien consideraba que acudir a la oficina de correos e intentar seguir el rastro a quien fuera envió esa carta podría ser una alternativa, también era consciente que también habían modos de ocultar sus pasos: Pagar a un chico cualquiera, uno de tantos mendigos para que adquiriera los sellos y luego echar la carta en cualquiera de los buzones que había en las calles de la ciudad o bien decir a ese mismo chico que fuese a dejarla a la oficina de correos. Puede que estuvieran dando palos de ciego, pero había que intentarlo, mejor era eso que nada.

-Sí, pero eso es algo de lo que puedo ocuparme sola, así que, si les parece bien, yo iré al correo. Si consigo alguna información les dejaré recado en la recepción del hotel sino volveré y me reuniré con ustedes.

Peter, miró a Samantha y sonrió para sí... Que mujer... Tan independiente.

Bien Samantha, nos vemos aquí en el hotel.

Alguien debe quedarse con el señor Cornelisz y los otros dos pueden ir a investigar la zona antes de la entrega. ¿Que les parece?

Tras un segundo de indecisión, Peter prosigue.

Si les parece me quedo con el Señor Cornelisz yo y vayan ustedes a ver el lugar.

Será mejor no perder más tiempo. Voy a acercarme con el coche al punto de encuentro.

Para Hudson se había librado de dos, si el periodista no se le pegaba a los talones es posible que pudiese realizar su trabajo sin interrupciones.

Un par de pasadas con el  coche y luego otras dos andando. Supongo que será sufientes para hacerme una idea de la zona y ver si alguno de los descritos por la señorita Lesek está por la zona. A pesar de hablar en voz alta, más parecía que hablaba consigo mismo.

Peter, tras esto dejó la investigación de la zona a sus compañeros y saludando se acercó a Sam y le dijo algo al oido, fuera del alcance de los demás.

Tras esto comentó...

Estaré en la habitación del señor Cornelisz, esperando noticias suyas. No saldremos del hotel, a menos que pase algo grave.

Al acercarse al oido, Peter le susurra a Sam...

Ten cuidado Sam, no se porque, pero este caso creo que es algo más de lo que parece y estoy preocupado. Cuidaté y reunete conmigo tan pronto puedas.

Peter, sale con aire preocupado de la habitación fumando su pipa y llama a la puerta de la habitación del señor Cornelisz...

Toc Toc Toc.

Sam lo miró y esbozó una sonrisa, tentada estuvo de cogerle la mano para tranquilizarlo, pero mejor era no hacerlo.

-No te preocupes, voy a estar bien -le susurró- y sí, me voy a cuidar, tranquilo... Apenas pueda nos reunimos y cualquier cosa que averigüe, buena o mala, te aviso. ¿Vale?

 Samantha y el detective Hudson salieron de la habitación en dirección al coche. Ambos se montaron en el mismo. Tenían bastante tiempo para averiguar todo lo que necesitaran tanto de la estación del metro como de la sala de correos. Las calles estaban repletas de transeuntes que con sus grises abrigos se dirijian a sus casas a comer o dios sabe a donde. La primera parada era la estación pues estaba a tan solo unas manzanas del hotel.

 Blood y Sauch se quedaron con el señor Cornelisz. Aun quedaban un par de horas para comer y tenían toda la tarde por delante. Ademas en esas condiciones no podían dejar a Jacob solo, pues podría ponerse nervioso y hacer cualquier tonteria que pusiera en peligro el plan. Lo mejor sería que no saliera de hotel. 

Peter llamo a la puerta y el señor Jacob le abrio rapidamente invitandolos a entrar.

Hudson era quien conducía el vehículo. Desde luego no hay forma de librarse de ninguno de estos tres. La mente del detective estaba igual de ocupada conduciendo que quejándose.

Finalmente, se decidió a hablar, aunque solo fuera para desfogarse. Realizaré un par de pasadas con el coche primero, después aparcaré y echaremos un vistazo a pie. Espero que nadie nos reconozca, podrían haber estado vigilando la casa de los Cornelisz y habernos visto por los alrededores.

Peter, entró a la habitación tras saludar al Sr. Cornelisz y se sentó en una incomoda silla...

Sr. Cornelish, ¿juega al Poker?

Tras decir esto Peter, saca una baraja de cartas y mira detenidamente la actitud de este para ver su estado de nerviosismo general.

 Por supuesto sr Blood, hace años que no juego, pero creo recordar como se hacía-dijo con una cordial sonrrisa mientras tomaba asiento.

 Despues de dar un par de pasadas con el coche os asegurais de que no hay nadie siguiendoos. La gente de la calle parece, como siempre en New York, ir sumisa en sus propios pensamientos. Mucha gente entra y sale de la estacion de metro. Esta esta en la calle 45, casi en la esquina, donde hay un puesto de revistas.

Aparca el coche en una de las calles de los alrededores. Mientras se bajan del coche, Hudson observa a la señorita Clarkson . Parece mucho más callada que de costumbre, aunque no duda ni por un instante que le respondería a cualquier comentario mordaz hacia ella.

Será mejor que nos dirijamos al puesto de revistas, compraré el periódico de paso. Uno nunca sabe dónde puede ver algo interesante. Lo dijo en voz alta, pero no se sabría muy bien si iba dirigido a la dama o a nadie en particular.