Partida Rol por web

Astérope

La Invasión.

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03/05/2021, 20:24
Bediviere Lafayette

La abrazó, como lo habría hecho en la fiesta. La abrazó como sólo él podía abrazarla. Y sin embargo, la sensación no fue la de aquellos días felices. La sensación fue igual que la de aquella noche fatídica, porque estaba frío. 

Esta casa, no es tu casa, ¿verdad?-dijo, tomando sus manos. No sólo las agarraba, con fuerza. También buscaba su arteria radial. Buscaba su pulso. Escuchaba cómo Nikita se apartaba de su lado, y se encogía. No se sentía capaz de pedirle nada. No podía- Es que no lo es.-dijo, con la voz estrangulada.

Bryan, tú no deberías estar aquí. Hace cuatro años que te fuiste, después de esa discusión, y no volviste jamás. Tu coche, y tú, se ahogaron en el río. Esto no es Nueva Orleans, y tú, no puedes estar vivo, porque la muerte no puede deshacerse. 

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03/05/2021, 18:57
Branwen Glyndwr
Sólo para el director

Amor. Estoy bien. Asustada pero con las suficientes distracciones para no acabar llorando. Los demás están. Ajetreados pero vivitos y coleando, que no es poco. Han estado mandando mensajes. Ojalá lleguen a tiempo. Si consigues lo mismo tú, trata de llamarme. Intenta el teléfono. O vía dentro de la cabeza, no sé si será posible. Si todo falla, tienes mi toda mi confianza para hablar por mí. Solo quería dejarlo como último recurso. Te estarás exponiendo a las reacciones y ojerizas que pueda haber creado. Ten cuidado Amor.

Suerte con tus Padres. Desearía hacerte de escudera más íntimamente. Pero estoy ahí en la distancia del roce de tu piel. Descúbrete y vuelve a mí para contármelo. Si la cosa se hace difícil yo te buscaré para volver a estar juntos. Te Amo.

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03/05/2021, 20:40
Branwen Glyndwr
Sólo para el director

Adam está también frío y pesa como el sol y quema. ¿Qué está pasando? ¿Es porque está lejos? ¿Es por qué está yendo lejos? ¿Yendo a más allá, con sus padres? Voy a intentar mantenerlo caliente. Algo ha explotado brutalmente muy cerca. Estoy asustada.

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03/05/2021, 20:41
Branwen Glyndwr
Sólo para el director

Era como si el mundo se hubiera vuelto del revés y las leyes a las que acostumbraras las estuvieran violentando.

La duermevela se le rompió a media madrugada. Vino como un vuelco, apoyado en el estremecimiento del suelo y una sensación interna de perturbación.

Aun vestida, se puso en pie a observar a través de la ventana levantando lentamente la persiana. El alboroto que la había estrangulado no parecía haber afectado a Adam. Eso fue lo que más la perturbó. Aquel inmovilismo estático que tanto se prolongaba. Volvió junto a él, aun con la sensación de pandemonio que se precipitaba. Lo acarició y la movió un poco, vertiendo algo de humedad en sus labios y limpiándole la cara.

El punteo de mensajes que empezaron a brotar en el móvil se juntó con la acción de los elementos como si fueran circunstancias de dos universos paralelos que ella pudiera comunicar.

Las noticias de Nikita y Bediviere la compungieron y gracias a todos los planos de la existencia que de maneras misteriosas le llego un mensaje de Adam. Lo miró con ojos vidriosos, pero temperados y no se detuvo hasta que sus dedos no le hubieran contestado. Luego no pudo resistir a grabar su voz para que le oyera.

Entonces noto el frío y la pesadez y esa extraña evolución de la carne y la piel del muchacho y se lo dijo a los demás. El zambombazo de una explosión se coló hasta su cuarto y estaba escribiéndole a los chicos una última reflexión cuando la electricidad se fue al carajo.

Entre el bostezo de la mañana se intuía los primeros roces de la destrucción iluminando tétricamente el alba.

Empezó a arropar a Adam no sabiendo muy bien si eso serviría de algo. Cuando había luz había pensado en calentar algo de agua. Pero ahora todo parecía lejano y vano y de una futilidad medible. Empezando la estupidez infinita que parecía querer imponerse otra vez más.

Aun con la posibilidad de una quemadura, se agachó para dar un beso ligero a su Chico. Lo hizo impregnado de sal para que la pequeña capa salina le diese un segundo más sin helarse.

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03/05/2021, 21:33
Branwen Glyndwr
Sólo para el director

¿Pueden que estén transformándose, algo así como las mariposas?

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03/05/2021, 21:34
Branwen Glyndwr
Sólo para el director

Te quiero, mi Amor.

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03/05/2021, 23:27
Ingvild Hoem

Backup Branwen: 

Adam está también frío y pesa como el sol y quema. ¿Qué está pasando? ¿Es porque está lejos? ¿Es por qué está yendo lejos? ¿Yendo a más allá, con sus padres? Voy a intentar mantenerlo caliente. Algo ha explotado brutalmente muy cerca. Estoy asustada.

¿Pueden que estén transformándose, algo así como las mariposas? 

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03/05/2021, 23:28
Ingvild Hoem

Branwen le has tomado el pulso?

Seguro q es como dice Bedi.

X las dudas intentad no dormir.

Aquí va todo bien. Estamos las tres bien, en el búnker.

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03/05/2021, 23:33
Bryan

Se pasó al inglés. Seguía estando frío y no tenía pulso.

—¿Muerto? ¿Muerto… para ti, te refieres? ¡Anda! ¡Venga ya!

Se acercó hasta lo que solía llamar "la órbita de aproximación del beso" y logró sonreír.

—No estoy del todo seguro de adonde quieres llegar pero te juro que estoy confuso y no reconozco este piso tan feo. No lo habremos comprado ¿Verdad?

Se quedó mirando hacia el salón.

—¿Un vecino?

Volvió a mirarla. No se le daba nada bien mentir. Nunca lo había visto tan asustado.

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03/05/2021, 23:33
Nikita Pontecorvo

Desde el salón pudo oír la voz de Bediviere decir a Bryan que estaba muerto, que no debía estar allí, y pensó en lo confundida que debía sentirse. La replica del chico le llegaba apagada y no pudo entenderla mientras guardaba su portátil en la mochila y el corazón le latía violentamente. La sangre parecía agolpársele en la cabeza y se le nublaron los ojos.

Un poco más allá vio a Isa en el sofá cubierta de aquella capa cristalina y se sintió desesperar. ¿Estaría muerta? ¿Lo estarían todos los que hubieran estado durmiendo? Sentía horror solo de pensar que pudieran ser el precio a pagar al Pescador de almas por un nuevo desembarco y necesitó apartar la vista de su figura inerte.

Por un momento no supo ni lo que estaba haciendo, presa de una urgencia punzante por salir de allí, pero al escuchar de nuevo las voces desde la entrada pareció salir del trance y terminó de guardar las cosas que aún tenía esparcidas. Dejó sin embargo sobre la mesa el mapa de carreteras donde habían señalado los refugios de la guerra.

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04/05/2021, 00:37
Ingvild Hoem

Conforme Frida se volvía locuaz y besucona, Ingvild meditó sobre el miedo. Desde siempre había notado que las personas se dividen entre las que se excitan sobremanera con el terror, y las que no. Frida daba con el primer tipo. En el caso de la noruega, su tendencia era a tirarse encima del primer sillón disponible en posición fetal y taparse con una manta, pero logró controlar el impulso y contentarse con aferrar el delgado brazo de Bryony con las dos manos, al tiempo que participaban del juego de atreverse más irónico dadas las circunstancias (nota mental: no prestarle libros a Frida).

Cuando no sujetaba a Bry por el brazo examinaba las distintas piezas que conformaban su botín. 

—Guau, mirad esto —comentó mientras le tendía monedas y perlas a sus compañeras— Sabía que las clases de poesía darían sus frutos.

Ahora que era millonaria se compraría una larga cadena de oro con una IV en el centro, como Snoop Dogg. Ok, no lo haría. Tampoco estaba segura de ser millonaria. Con toda probabilidad. No que fuera a vender las piezas, ni mucho menos las perlas, el diamante o el amuleto. Bueno, tal vez sí alguna de las perlas y el anillo de diamantes, pero definitivamente no el amuleto de lapisázuli, que guardó en su bolsillo.

—Quedaos con una cada una. Tal vez son como las de Harry Potter o algo. Si os gusta alguna de las perlas os la podéis quedar también.

De todos modos las joyas tan suntuosas no iban con ella, aunque reservaría al menos una para su madre. Entonces tuvo aquella sensación rara en el estómago, como cuando te despiertas a punto de caer al vacío en un sueño. Aquello dio pie a que se pusiera tan besucona como Frida, pero con la botella de licor. Lo cual dio lugar a confesiones que de otro modo se hubiera guardado: el sueño que había tenido de un trío con Bry y Nikita, que le tenía un poco de miedo a Bediviere,  pero más importante...

—¿Sabéis quién me pone muchísima? —comentó con la boca entreabierta y la mirada algo perdida, como siempre que comenzaba a tomar de más— Vicass....

Pero entonces vieron al avión caer en picada por los monitores y todo se fue al demonio. Ni siquiera el cacharro que le habían dado para comunicarse servía.

—Bry... —susurró, aferrada a la chica— Usa el anillo.

Aunque no hubiera sabido decir para qué exactamente.

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04/05/2021, 00:41
Bediviere Lafayette

- No... No...-dijo, sollozante, mientras respiraba hondo- No muerto para mí. Muerto. Muerto de verdad. Bryan, ¡estás frío, y no te late el corazón!. Estás muerto. Llevas años estando muerto. Y esta no es tu casa. Tuve que ir a reconocer tu cadáver. Organicé tu funeral.- aferró sus manos, con mayor fuerza, dando un paso hacia atrás- Seguramente es mi culpa. No te dejé ir. No te di paz porque te echaba demasiado de menos, y porque me sentía muy sola y estaba enferma. Pero si eso es lo que se necesita para que encuentres tu sitio, para que... Sigas la luz, te digo que estoy preparada. Estoy preparada para que te vayas. 

Le dolía, le dolía hablarle de esa manera más que mil cuchillos. Le dolía el miedo de su mirada, sentirlo tan cerca y tan lejos, al mismo tiempo, inconsciente de su propia situación como en una suerte de broma macabra de mal gusto. 

Miró hacia atrás, durante un instante, hacia el salón, donde Nikita recogía las cosas. Y sintió que se le encogía el pecho, que le quemaba el corazón- Tu lugar ya no está conmigo. Porque yo estoy viva. Y tú no. Porque ni siquiera soy la misma persona que conociste en la facultad. Y porque no podía languidecer para siempre y aunque nunca vaya a poder olvidarte, ni a dejar de quererte, ahora quiero también a alguien más. 

 

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04/05/2021, 01:59
Bryony J. White

A pesar de la locura que parecía estar desatándose en el exterior del búnker, Bryony encontró el modo de divertirse con las dos personas en las que más confiaba de todo Astérope. El licor y las confesiones se fueron sucediendo y ella cada vez estaba más cómoda y relajada. 

Había observado con curiosidad el regalo que la Dama le había dado a su amiga y había aceptado una de las monedas, más por curiosidad que por su valor real, pues ni siquiera se le pasó por la cabeza en ese momento la posibilidad de venderla. 

Rio con las confesiones de sus amigas y a su vez contó que a ella Bediviere no le caía demasiado bien, pero que Adam le parecía bastante empotrable. Les habló de una adolescencia en la que le había costado encajar y se confesó más fan de Lady Gaga de lo que le gustaba reconocer. 

Sn embargo, cuantos más besos repartía Frida y más bajaba el contenido de la botella, más ganas de tantear los límites tenía Bry. El calor líquido corría bajo su piel y empezaba a sentir cómo se calentaba su sangre. Y así, fue alargando sus besos cuando era su turno, y sus dedos empezaron a escaparse más de la cuenta, hasta que al escuchar sobre el sueño que había tenido Ingvild, dejó escapar una risa cantarina. 

—Ah, pero no necesitamos a Nikita para nada, ¿no? —repuso, inclinándose sobre su amiga hasta rozar la base de su cuello con los labios. 

Recorrió su piel dejando pequeños besos y cuando estaba a punto de perderse en su escote, buscó a Frida con una mirada felina con la que la invitaba a compartir con ella no solo la botella, sino a su compañera. 

Perdió la noción del tiempo, con la lengua y los dedos enredados en los dos cuerpos femeninos, tan distintos y tan hermosos. Todos sus sentidos estaban disparados, todos los poros de su piel erizados, y en algún momento se la escuchó murmurar que el sudor entremezclado era arte puro destilado directamente de su esencia. Por suerte, no tardó en ocupar su boca y dejar de decir tonterías. 

Para cuando llegó el apagón, estaba desnuda y tirada en uno de los colchones con los ojos cerrados. No estaba dormida del todo, pero sí notaba el sopor del alcohol llenándole los párpados de arena. Y en esa duermevela dulce y algo oscilante, escuchó que Ingvild la llamaba y logró abrir los ojos una rendijita. 

—¿El anillo? —preguntó, incorporándose un poco sobre los codos—. ¿Para qué? 

Tardó un par de segundos en darse cuenta de que estaba todo apagado y silencioso. Comprobó su móvil, que tampoco funcionaba, y el recuerdo del Pescador de Almas estremeció sus hombros. Se puso una camiseta y se levantó para ayudar a Frida a abrir la puerta. Al asomarse a la habitación se fue directa hacia la ventana y sus ojos se abrieron como platos. 

—Chicas... —llamó, estremecida por la lluvia carmesí. 

Los ruidos en la casa terminaron de alarmarla y su cabeza se movió como un resorte hacia la puerta. 

—Creo que hay alguien —musitó.

Entonces intentó hacer lo que le había pedido Ingvild y empezó a hablarle al anillo mentalmente. «Oye, anillo, sé que aún no nos entendemos bien. No sé cómo funcionas y no me lo dices, pero ahora necesito que me ayudes. Tienes que hacer magia, necesitamos saber quién está aquí. Vamos. Ayúdame. Haz magia. Ilumíname. Venga».

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04/05/2021, 04:09
Nikita Pontecorvo

Bryan:

—Luz ¿Qué luz? Porque yo no veo ninguna luz…

Cuando ella dio un paso hacia atrás él se puso las manos sobre la cara. Las separó y tomó aire. Buscó la mirada de Bedivere pero no avanzó.

—Bediviere. Yo no me noto frío, ni caliente, ni nada. Me noto yo… ¿No entiendes que no tiene sentido nada de lo que dices, joder? Esto es lo más raro que me ha pasado en la vida. Ya está. Nos hemos tomado algo… ¿Eh?

Dejó de hablar y se quedó mirándola. Sin creer lo que ella le había dicho.

—¿Eh?

Nikita caminó a paso rápido hasta la habitación de Bediviere sin querer volver a mirar a la pareja. Allí tenía su petate y su saco de dormir apoyados todavía en un rincón y los recogió notando como su corazón se aceleraba más y más conforme se acercaba el momento de salir por la puerta.

Oyó de nuevo hablar a la chica y sintió una punzada en el pecho. La angustia le hacía imaginarse toda clase de cosas y ahora lo hacía pensando si algún día él moriría y ella le hablaría de aquel modo. Era su dolor hablando, eso lo sabía, pero le sonó cortante y dura, como si quisiera exorcitar la casa o a sí misma de la presencia de Bryan, y tal vez buscaba precisamente eso. Pero realmente había algo muy distinto a la última vez que lo había visto en la fiesta: entonces sabía que estaba muerto y había venido a buscarla. Ahora sin embargo se le veía absolutamente confuso y no parecía entender nada de cuanto Bediviere le decía. Y ella parecía no entender tampoco. Necesitaban tiempo y el espacio que su presencia les estaba arrebatando. Y no podía soportarlo más, tenía que salir de allí.

Cargó con todas sus cosas y antes de salir de la habitación su mirada se paró un instante sobre la ventana junto a la que había visto fumar a Bediviere aquella mañana mientras jugueteaba con el zippo entre los dedos. Había pensado entonces que de algún modo estaba teniendo un diálogo con Bryan. Y si alguien podía sanar su corazón de todo su dolor, ¿quién sino él? El amor de su vida. El que había sido toda su familia. El hombre al que se había prometido y por el que había llegado a anhelar la muerte.

Caminó hacia ellos haciendo un esfuerzo terrible por levantar la mirada del suelo. Empezaba a sentirse como vacío por dentro y hasta ajeno a sí mismo. Trató de hablar clara y firmemente, pero sus labios descoloridos temblaban ligeramente.

Bediviere, voy a marcharme ahora. Él… —se volvió hacia el chico, pero mirarle a los ojos le causaba una congoja infinita. Los de ella directamente le traspasaban el corazón—. Te necesita. Tenéis que hablar y necesitáis estar solos. Yo… Iré a casa de Bry, con ellas. No tardaré en llegar. Ni funcionarán los vehículos del ejército ni sus armas. Y con todo lo que está pasando no creo que detengan a alguien que simplemente va camino de su casa, tienen asuntos mucho más importantes. Estaré allí enseguida, no te preocupes.

Tal vez quisiera disuadirle pero no podía abandonar a Bryan. Estaba perdido, confundido y solo. Haciendo un esfuerzo volvió a mirarlo. Era tan extraño estar junto a él.

Agarró el pomo con la mano temblorosa y abrió la puerta.

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04/05/2021, 06:21
Bediviere Lafayette

Vio cómo no avanzaba y palideció, lo veía respirar, llevarse las manos a la cara, y aunque una parte de si misma quisiese abrazarlo, consolarlo, y decirle que todo estaba bien, otra entendía que sólo había una verdad. Y la verdad era que el que no tenía delante a su prometido vuelto de entre los muertos. Tenía a su prometido, aún muerto, parado frente a la puerta. Y palideció aún más, al escuchar a Nikita y verlo acercarse con sus cosas.

No... No, no, no, por favor.-susurró, al punto del quiebre- No me dejes sola.... No lo hagas -rogó- Nikita, esto no es ningún reencuentro. Está frío, y no tiene pulso. Lo he comprobado. -dijo, retrocediendo un paso más- No me dejes sola, precísamente ahora. -sollozó, desconsolada- Llueve sangre y hay ranas en la calle. No habrá militares, porque les ha pasado algo horrible. No puedes irte. -pidió, rota-No me abandones en esto. No me dejes sola, por favor. -dijo, incapaz de alzar más la voz, mirando hacia uno, y hacia el otro, perdida y absolutamente implorante- Ayúdame. 

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04/05/2021, 11:14
Bediviere Lafayette

Bryan:

Él se apartó a un lado, indeciso.

Se dirigió a Nikita.

—Per... favore... ¿Qué cojones está pasando?

Nikita:

Bediviere le imploraba hablando en italiano y el muchacho le miraba con aquel gesto lleno de temor y confusión. No soltó las cosas, pero se apartó un paso de la puerta y de ellos dos. Miró al chico con lástima cuando trató de hablar italiano y de nuevo a ella. Habló en inglés.

Sea como sea ha vuelto a ti —le dijo con el corazón en un puño y gesto de dolor—. Es él, Bediviere y tú me dijiste que eras lo único que tenía, que era algo huérfano, como tú —la miraba con ojos implorantes y negaba con la cabeza buscando su comprensión—. No sabe nada, para él nada ha cambiado, no te entiende. No puedes echarle sin más, ¿a dónde irá? Puedo oírte y a él también, una barrera ha caído y tal vez esté aquí mientras sea así y no sabemos cuánto tiempo puede ser eso. Si le pides que se marche, ¿cómo podrás vivir luego? Necesitarás saber dónde está, pensarás en él continuamente y te torturarás imaginando todo tipo de cosas. No puedes dejarlo así. Te necesita. Tú le quieres y él te quiere y todo es distinto a como lo hemos pensado siempre. Tal vez también la muerte. Merece entender lo que ha pasado y...

Apretó los labios y no fue capaz de continuar. Se volvió hacia el chico y extendió una mano hacia él:

Bryan, yo soy Nikita —respiró hondo. Todavía no se había atrevido a hablarle directamente. Temía la impresión que pudiera causarle el contacto de su mano—. Ten paciencia. Han pasado muchas cosas que no podrás creer.

 

Vio el intento de Bryan de hablar con Nikita, y escuchó a este último, llevándose la mano a la boca, que le temblaba, incontenible. Asintió. Era cierto. No podía echarlo sin más. En realidad no sabía qué hacer. No sabía cómo enfrentar aquello. Sólo sabía que tenía delante a la representación de una pérdida, que ahora supuraba por una cicatriz que nunca había terminado de cerrarse. Y que la mitad de su corazón se encogía, al pensar en otra pérdida posible.

Está bien. Entremos. Los tres. Por favor... -le pidió- El infierno está ahí fuera. No me castigues a enfrentar esto sola mientras me pregunto si de verdad has podido llegar. Si está todo bien, o si te ha ocurrido algo. No me dividas.... En dos, Nikita. -rogó, nuevamente- Sé lo difícil que debe ser para ti. Quizá es lo peor que podría pedirte nunca. Pero tengo que pedírtelo. Y no miento, necesito tu ayuda. No sé ni qué hacer... No sé... -sollozó, llevándose la mano a la boca- Suelta las cosas. Por favor. Vamos a respirar. Y a tomarnos esto con calma. 

 

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04/05/2021, 11:43
Nikita Pontecorvo

La escuchó hablar y sus ojos se empañaron. Sentía una mezcla de rabia y desolación, de miedo ante todo lo que deberían enfrentar. Pero ante todo sabía que allí se jugaba algo muy importante. Eran ellos, Bediviere y Bryan. Su historia juntos, se amor verdadero. Aquello no podía solucionarse con un parche o una conversación con testigos, con nadie ajeno por medio y menos que pudiera condicionar totalmente lo que debían decirse o lo que debiera ocurrir. Si siempre había temido que Bryan pudiera ser la barrera insalvable entre ellos, ahora tenía que evitarlo a toda costa. No podía permitir que pudieran quedar resquemores o sensaciones de no haberse dicho lo que tenía que ser dicho. Aquello sí podría envenenarlos para siempre. No podía estar allí y ella tenía que entenderlo.

No, Bediviere. Esto no es un castigo. Podría ser una oportunidad única. No quiero que te arrepientas toda tu vida de algo que podías haber hecho, no puede ocurrirte otra vez. Y no quiero arrepentirme tampoco yo. No podríamos vivir con eso —miró fugazmente al chico. Su presencia le impresionaba profundamente—. No olvides que estamos conectados. Si la barrera ha caído tal vez podamos comunicarnos como la noche del maremoto, aunque todo lo demás no funcione. Y la casa de Bry está muy cerca, llegaré enseguida. Nos encontraremos muy pronto, te lo prometo.

Tomó su mano y la apretó con fuerza mientras la miraba con ojos llenos de miedo pero también de decisión. No se atrevió a abrazarla pero con el dedo índice dibujó una cruz sobre su corazón. Lo sentía galopar con violencia en su pecho.

Se despidió de Bryan con un leve saludo de la cabeza, bajó los ojos y salió por la puerta.

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04/05/2021, 13:09
Bediviere Lafayette

Negó con la cabeza mientras lo escuchaba hablar- No... ¡No!-pidió, con las pupilas anegadas- ¡Por favor!- agarraba su mano, y ella trataba de aferrar la suya, sin casi fuerza. Lo vio dibujar aquel gesto en su pecho- No... No...-musitó, rota, dolida. Lo vio, saliendo por la puerta, y se quedó ahí congelada. Sollozó como lo habría hecho un animal herido, mientras lo escuchaba marchar.

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04/05/2021, 13:10
Director

Las nubes eran de color naranja oscuro, casi marrón y el suelo, mojado y con algunos charcos, rojos como la sangre, brillaba tenuemente con la escasa luz que le venía de lado.

No había nadie, vio cuatro o cinco ranas diminutas saltando de un lado a otro.

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04/05/2021, 13:11
Nikita Pontecorvo

A pesar del color extraño del cielo y los charcos del suelo, de la soledad absoluta en las calles y del silencio atronador, Nikita tomó una profunda bocanada de aire en cuanto salió al exterior. No podía concebir estar dos días encerrado en la casa con Bryan y Bediviere y cada minuto que pasara allí se habría sentido más roto, más incómodo, más inútil y dañino. La sensación de haber dejado de existir de alguna manera continuaba aferrada a su pecho y ahora, caminando por calles vacías, sabiendo que las barreras habían caído, era sencillo sentirse como un fantasma de verdad.

Mientras avanzaba no pudo evitar recordar a la profesora Cuomo y sus palabras. Ella había dicho que se dieran tiempo para comprobar si su amor era tan fuerte como creían. Ahora no sería el tiempo pero sí algo tal vez mucho más fuerte lo que lo pondría a prueba. Y aunque estaba muy asustado quería pensar que si salían de esta su unión sería mucho más profunda y el recuerdo de Bryan no podría hacerles daño como hasta ahora. Podría saber si lo quería tanto como a él o podía aspirar siquiera a ello.

Pensó en llevarse alguna bicicleta municipal de alquiler para llegar a su destino cuanto antes, pero al mismo tiempo llamaría más la atención. Si iba caminando podría agazaparse en cualquier sitio en un momento dado. Optó por lo segundo y sin detener su paso, caminó decidido hacia la casa de Bryony.