Partida Rol por web

Astérope

La Invasión.

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07/05/2021, 10:33
Nikita Pontecorvo

Director:

Carme miró a Nikita, entre asustada y pensativa.

—He hecho el tránsito… aunque ¿Algo me… retiene? Mi madre y mi hermana tienen que estar destrozadas…

Sacudió la cabeza, dio un paso a un lado, apretó un puño y se dirigieron a la puerta de la casa, que estaba cerrada.

El líquido rojo era grumoso.

Ella llamó.

 
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07/05/2021, 10:49
Frida Farkas

Los ojos de Frida se cruzaron con los de Bryony mostrando espanto.

Cuando la inglesa abrazó a Ángeles sintió su cuerpo antinaturalmente helado y cuando se separaron dio un paso atrás.

Se oyó una moto.

Frida se acercó a la mujer e iba a decirle algo cuando se oyó que alguien aporreaba la puerta de la casa y Ángeles se dispuso a ir a abrir, como solía hacer cuando estaba viva.

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07/05/2021, 10:50
Carme Mantano

Se encontraron en el salón de la planta de arriba —la casa estaba en una ladera y los dormitorios estaban en la parte de abajo mientras que el salón más grande estaba en la planta de arriba, a la misma altura de la entrada y la piscina.

Nikita llevaba una mochila y estaba acompañado por Carme. Habían llegado con la vespa de Frida que había cogido Carme para ir a avisar a los vecinos el día del maremoto. Ahora estaba aparcada junto a la piscina.

Dentro de la casa estaban Bryony, que vestía sólo una camisa larga, Frida, que llevaba solo una bata de un tejido fino, corta, Ingvild, que llevaba su ropa y una mujer que Nikita no conocía que tendría unos cuarenta y pico años.

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07/05/2021, 11:36
Nikita Pontecorvo

Genio y figura. Eso pensó Nikita al ver cómo Carme, la chica que había sido capaz de coger una moto para alertar a los vecinos en lugar de huir, apretaba ahora los puños dispuesta a enfrentarse a lo que fuera. Habría querido decirle que podría hablar con su madre y su hermana, pero ¿qué sabía él? No tenía ni idea de si había venido para quedarse o desaparecería en cualquier momento. Hablaba de haber hecho el tránsito y Nikita no quiso nombrar al Pescador de Almas, no todavía. Nadie mejor que Bry para contarle lo que ella misma había visto, meditó, mientras no podía dejar de pensar si era posible que Carme fuera libre ahora después de haber servido de pago al Pescador de Almas. Pero algo la retenía, ella misma lo había dicho. Muy posiblemente fuera él y aquellos que lo acompañaban y guiaban por el mar la isla de los muertos.

La chica misma llamó a la puerta con decisión. Nikita la miraba como un minero observa al canario que lleva hasta el túnel para comprobar que el aire es respirable. Si ella desaparecía de pronto o le ocurría cualquier cosa extraña, ¿no pasaría lo mismo en el piso de Bediviere? Mientras esperaban alguna respuesta desde el interior de la casa, trató de calmarse respirando hondo, pero estaba nervioso y pasó la mano por su pelo revolviéndolo aún más de lo que lo había hecho al aire al venir en la moto. Volvió a mirar el reloj de bolsillo de su abuelo, todavía parado como un augurio funesto. Tomó la cadena y se lo colgó del cuello.

Pomogite mne, dedushka1 —susurró cerrando los ojos y agarrándolo con fuerza hasta que la puerta se abrió.

Ver a Ingvild y Bryony devolvió a su rostro pálido momentáneamente la sonrisa. Se acercó a una y la otra y las abrazó con fuerza, feliz de saber que estaban bien. Imaginaba el impacto que supondría para ambas encontrar a Carme con él y se apartó a un lado para que pudieran hablarle. Él por su parte saludó con un gesto de la cabeza a las otras dos mujeres.

Soy Nikita, compañero de Bry —explicó acercándose para tenderles la mano—. Ella es Carme —y no fue capaz de añadir nada más sobre la chica.

Se descolgó el petate del hombro mientras observaba las reacciones de sus amigas. Sentía que un nudo estrangulaba su corazón cuando las recordó alegres, bailando en aquella misma estancia que la noche del desastre había sido para todos ellos “la sala del DJ”.

Notas de juego

1. "Ayúdame, abuelo" en ruso.

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07/05/2021, 23:17
Ingvild Hoem

La cara de espanto de Frida cobró sentido sólo tras las palabras de Bry. Ingvild se encontraba elucubrando hipótesis acerca de cómo Ángeles podría haberse salvado y permanecer oculta durante tanto tiempo cuando una segunda aparición arrojó más luz sobre el asunto. Se trataba de Carme, en la misma vespa en la que la había visto por última vez en la noche del tsunami, y acompañada por Nikita. De pronto sintió mucho miedo.

—¡Carme! 

Retrocedió un par de pasos.

—Oye, ¿qué esta pasando, Niks? —demandó la noruega sin dejar de mirar a la chica— ¿Y dónde está Bediviere?

La idea de que la chica se encontrase sóla en la víspera de la catástrofe no le agradaba nada.

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08/05/2021, 01:56
Bryony J. White

La frialdad que transmitía el cuerpo de Angeles dejó a Bry con mal cuerpo y el estómago se le empezó a revolver. Sus ojos buscaron los de Frida y había una nota de miedo entre la lástima y la incomprensión que llenaban sus pupilas. No sabía cómo explicar aquello y aún estaba intentando asimilarlo cuando llamaron a la puerta. 

Recogió el teléfono del suelo y siguió a las demás para ver qué pasaba y al ver a Nikita sin Bediviere frunció el ceño con extrañeza. Pensaba que esos dos ya iban juntos a todas partes siempre. Sin embargo, la sorpresa de verdad vino cuando vio a la chica que estaba con él. Se le abrieron los ojos como platos y se tapó la boca con la mano, impresionada. Tardó un par de segundos en reaccionar y mientras que Ingvild retrocedía, ella se lanzó hacia ella, rodeándola con los brazos y sin preocuparse lo más mínimo porque en ese gesto la camiseta que llevaba como única prenda dejase ver más de lo debido. 

—¡Carme! ¡Carme! —sollozó, apretándola—. ¡Estás aquí! 

Lloraba, emocionada, sin saber si aquello la asustaba más de lo que la alegraba, pero infinitamente feliz de ver en pie a la chica que había poblado sus peores sueños. Cuando la soltó se pasó la mano por las mejillas y la contempló de cerca. 

¿Cómo lo has hecho? ¿Te ha liberado el Pescador? ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? 

Habría seguido preguntando sin descanso, pero tuvo que parar para sorber por la nariz. 

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08/05/2021, 11:51
Bediviere Lafayette

Piso de Bediviere:

Bryan salió uniéndose a la siniestra columna que caminaba con paso casi rítmico, ni lento ni rápido.

Parecía seguro quedarse allí, en una esquina junto a una horrible planta de plástico que había en un tiesto que trataba de imitar la piedra y el estilo románico, con figuras de caballeros medievales, donde con ángulo limitado podía contemplar el desfile. El riesgo de ser vista tratando de llegar a la escalera tampoco era muy alto.

Bediviere:

¡No!¡No!musitó, incapaz de gritar, mientras observaba con horror cómo Bryan se unía a la comitiva. Se encogía, tras la maceta, y se tapaba la boca con ambas manos, incapaz de moverse, o de hacer otra cosa que no fuese tratar de no llorar como si le hubiesen arrancado un pedazo de alma. 

 

Temblaba, mientras veía la comitiva avanzar. Y mientras aquella mitad de su corazón aquejaba de nuevo el dolor de una pérdida reiterada, la otra se sumía en la más honda preocupación. ¿Dónde estaba Nikita? ¿Seguiría en la calle? Tenía que esconderse. Tenía que esconderse él. Tenían que esconderse todos. 

 

Y escondida, tras la maceta, se dijo que tenía que avisarlo. Que tenía que encontrarlo, de la manera que fuese. Saber que seguía vivo. Conseguir que siguiera vivo. 

Pensó en su propia sangre, con la propiedad inherente del agua. Se llevó un dedo a la boca y lo mordió, hasta notar el sabor ferroso en la lengua. Y recordó el mismísimo instante en el que Nikita había bebido el icor que manaba de sus venas, a través del cáliz. Pensó en la propiedad transitiva del agua. Pensó que su sangre era esa, también. En un sentido menos figurado del que se había imaginado. Y queriendo hacer resonar aquel fluido primordial, en un lado y en otro, trató de dar con él, de abrirse a él a la vez que él se abría a ella.  (Tirada Psique+Carisma+Gracia resultado 8)

 

 

Nikolai Petrovich Kataiev

Vio al abuelo de Nikita sosteniendo su sombrero negro entre las manos mientras contemplaba, desde un sitio alto —un olivar— una ciudad lejana de la que salían columnas de humo.

Abrió un brazo y la acogió a su regazo. Lloraba por el sufrimiento de los hombres que allá abajo sufrían.

No pudo hablar con él, la escena cambió y estaba junto a Nikita.

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08/05/2021, 11:54
Bediviere Lafayette

Director:

Ambos ocupaban un lugar oscuro más allá del tiempo, una sombra que les cobijaba y que venía de Bediviere, que la había proyectado, como un manto bajo el cual podían esconderse del mundo. 

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08/05/2021, 11:54
Bediviere Lafayette

Sintió aquel abrazo, aquel llanto, tan real que le resultó imposible pensar que formase parte de un sueño. Compartió con Nikolai el horror y las lágrimas. Lo abrazó, consciente de la estampa de aquella ciudad devastada que se extendía ante ellos, y antes de que pudiera abrir la boca, se sumió en la oscuridad. 

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08/05/2021, 11:55
Bediviere Lafayette

Bediviere tenía los brazos alzados hacia adelante, como aquel que abraza el aire invisible creyendo sostener algo que ya no permanece. Parpadeaba, confusa, con la expresión surcada por el temor y la tristeza. 

Miraba a Nikita, y se tapaba la cara, sollozante. Habría querido gritarle, increparle por haberla dejado sola. Por haber roto aquella promesa de que pasase lo que pasase estarían juntos. Pero sólo pudo sentir que verlo era un regalo. Que saber que estaba vivo era una certeza demasiado preciosa como para malgastar el tiempo, en el seno de aquella oscuridad, en reproches que al final, sólo pesaban en el alma. 

- Se ha ido...-dijo, con la voz rota- Se lo han llevado los amos de los muertos. También estaba Farhiya... Y tanta gente... Toda una procesión.explicó, tratando de sonar coherente, en medio de su miedo y de su dolor- Ellos, las figuras de los velos blancos, están aquí. Me he tenido que esconder. Te tienes que esconder tú también. Van hacia el paseo marítimo. 

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08/05/2021, 19:59
Nikita Pontecorvo

Habría dicho que la sensación que sentía era indescriptible pero Nikita supo reconocerla. Tenía el sabor de estar entre sus brazos, como cuando ambos se cobijaron del mundo en su coche la noche del desastre. Ella le abrazaba y le besaba y sentía que juntos se ocultaban del tiempo y de todas las cosas. Ahora había lanzado un manto sobre los dos, como unos niños que juegan bajo una manta a que nadie podrá encontrarlos. Había en aquella oscuridad algo cálido y dulce en que Nikita se sentía acogido. Y supo que era el amor de ella, la alegría por encontrarlo y que ahogaba el reproche que moría en su corazón. Y antes incluso de que se cubriera el rostro entendió que algo horrible había pasado. Sus brazos extendidos hacia adelante debían buscar a Bryan que se había marchado con los amos de los muertos.

Aquella revelación fue como un mazazo. Él no había muerto en el maremoto pero estaba allí, aquella noche, al igual que Billie. Y lo habían atrapado. Ahora Bryan formaba parte del precio pagado por el pasaje de los barcos y la rabia y el dolor que sentía fueron como un golpe físico. Se acercó a ella y la rodeó con sus brazos.

Lo siento… Lo siento mucho. Bediochka… —la apretó con fuerza y luego se separó, tomándola por los brazos y mirándole a los ojos—. Averiguaremos cómo liberarlos. ¡A todos! No lo permitiremos, no podemos permitirlo… —su voz se quebraba desesperanzada. Recordaba las palabras de la chamán en la reunión improvisada con Joana. Debían adquirir el poder para ordenarles que los liberaran o tener con qué negociar. Pero aunque llegaran a ser capaces de hacerlo, las dos posibilidades se le antojaron terribles.

»Acabo de llegar a casa de Bry. Encontré a Carme por el camino, estaba confusa, como Bryan. No recordaba nada después de la ola. Ahora estamos los dos con Ingvild y Bryony, pero si vienen hacia aquí… Nos ocultaremos, no te preocupes, trataremos de proteger a Carme —Volvió a abrazarla con fuerza—. No te muevas de la casa, por favor. En cuanto pueda vendré a buscarte. En el mismo instante en que pueda salir. Podemos traer las cosas hasta aquí y quedarnos con ellas en el búnker de esta casa. Y buscar a Branwen y Adam para traerlos también aquí.

Debía estar devastada. Se le había vuelto a arrebatar a Bryan y esta vez en cierta manera, era todavía más terrible. No pudo evitar preguntarse qué habrían hablado mientras seguía sin soltarla.

»Te quiero. Te quiero, amor mío... —hubieran hablado lo que hubieran hablado aquello no cambiaba ni sintió que pudiera hacerlo. Por un instante temió que fuera la última oportunidad que tuviera de decírselo.

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08/05/2021, 20:00
Bediviere Lafayette

Se aferró a él, dando gracias a que pudiera llenarse de su olor, aún cuando se encontraba lejos- Tenía tanto miedo de que no pudieras llegar...- confesó, y junto a sus palabras, el temor a perderlo a él también, palpitaba en su pecho. 

No retengas a Carme. Si tiene que ir, deja que vaya.-le advirtió- No pueden gritar, ni llorar. Nikita, aunque haya... Lagunas en la comprensión del mundo que ven, ellos saben, intuyen que están muertos. -le explicó- Y él lo entendió, al final. Fue él, quien me dijo que me quedase. Que me escondiera. Yo quería acompañarlo hasta donde pudiera. No sabía... No sabía que ellos estaban aquí.-añadió, tragando saliva- No te hagas el héroe. Te lo ruego. No quiero que ellos tengan que ir a buscar lo que ahora creen que les pertenece, y por eso te encuentren a ti... Y a Bry, y a Ingvild. -le pidió, notando un nudo en la garganta- Escondéos. Mantenéos vivos. Sobre todo tú... Los muertos, están muertos. Y lo saben, en el fondo. Ya habrá tiempo de intentar ayudarlos. De pedir por ellos. Aunque duela. -apretaba sus manos, como si éstas fueran un ancla. Siempre lo habían sido, desde que la había ayudado a salir del campo de amapolas. Desde el mismo instante en el que se habían saludado, sin saber que en algún lugar del tiempo que no eran capaces aún de comprender, ya se habían tocado de aquel modo- Así que cuando oigas la campana. O cuando la oiga ella... Deja que haga lo que tenga que hacer. 

Sentía su miedo a no volver a verla, idéntico al que sentía ella. Percibía sus dudas temerosas, la sombra en su cabeza, reptando y susurrando igual que lo podría haber hecho la propia- "No me siento traicionado porque te busques a alguien. Me siento traicionado por lo de mi navaja. Me jode un montón. Dile a Nikita que nunca te regale nada que corte."- repitió, utilizando las mismas palabras con las que se había dirigido a ella Bryan- Eso... Eso me ha dicho. Me pidió que te lo dijera. Lo ha entendido. Que estoy contigo. Que ya no puedo ser su prometida. -confesó, entre lágrimas- Que me hice daño. Y no le ha gustado en absoluto.- apoyaba el rostro contra su pecho, al notar que volvía a abrazarla. Lo apretaba al escuchar cómo decía que la quería, como si fuera la última vez que pudiera hacerlo.

No me lo digas así... Por favor. Vas a venir. Vas a venir a buscarme cuando sea seguro. Y me lo dirás a la cara. -dijo, tragando saliva, mirándolo, de frente- Yo también te quiero. Intentaré quedarme en la casa. Sólo me iré si no es seguro quedarse. -aseguró.

He visto a tu abuelo. A Nikolai. -lo contempló, percatándose de cuánto podían parecerse- No estaba con los demás muertos. Lo he visto cuando he pensado en ti. Cuando he querido avisarte... -explicó, sintiendo de nuevo la congoja que había visto reflejada en los ojos del abuelo de Nikita- Antes de llegar a esta oscuridad, lo vi en un olivar, contemplando desde lo alto una ciudad. Ascendían columnas de humo. Y él lloraba. Sufría por el sufrimiento de los hombres. Me abrazó... Creo que sabía quién era yo. Y yo lo abracé también. Por ti. Y para consolar ese dolor que yo también sentía. 

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08/05/2021, 20:01
Nikita Pontecorvo

A pesar de haber intuido que Carme era consciente de que todo había cambiado para ella, escuchar que no podía llorar o gritar lo llenó de desasosiego. Recordaba a Ada hablando a través del muñeco de Oumou, tan asustada… Algo más debía haberles pasado, algún tipo de transformación que no les permitiera ahora expresar el miedo y el dolor que sentían. E imaginarlos caminando todos juntos a la llamada del Pescador le revolvía las tripas. Sí, efectivamente, el lazo que tenía sobre ellos debía obligarles o no se acercarían a aquellas presencias por nada del mundo ni acudirían a aquella procesión siniestra respondiendo al toque de una campana.

Entendió a la perfección lo que Bediviere le pedía. No tenían poder para interponerse entre ellos y las almas que reclamaban y tratar de retener a Carme podía ser muy peligroso. Ahora que se encontraba en la misma estancia que fuera la sala del DJ, recordó la figura de la guadaña deambulando entre la gente, esperando para recoger la siembra que el desastre inminente iba a generar, y la rabia y el desprecio se impusieron momentáneamente al miedo. Desprecio sobre todo hacia aquellos que hubieran hecho el pacto y pagado con las almas de otros para conseguir un objetivo. Y una idea cruzó por su mente como un chispazo.

Entonces Bediviere le transmitió las palabras de Bryan. El chico apretó su mano al escucharlas. Creyó entender cómo se habría sentido al saber que había intentado seguirle a la muerte, la culpabilidad de haber producido semejante dolor aunque fuera accidentalmente. Y el detalle de que usara su propia navaja lo hacía todavía más terrible. Sus ojos se encendieron al comprender que no había venido a estar con ella, si no tal vez a despedirse, que entendía que ahora ellos dos estuvieran juntos. Recordó la promesa mental que le había hecho al muchacho y a Claudine de que cuidaría de ella. Y así iba a ser. Para siempre si ella le dejara, pensó.

La abrazaba y el nudo en su garganta no le dejaba responder. Y en medio de todo el miedo y el desastre, sintió que un peso que anidaba en su pecho desaparecía, que aquel encuentro entre ella y el que había sido su prometido había resuelto en verdad algo que tenía que ser resuelto.

Lo que no esperó en absoluto es lo que la chica le contó a continuación. Había visto a su abuelo al buscarle. Hacia un instante que había pensado en él, que le había pedido que le diera fuerzas y le ayudara mientras sujetaba su reloj con fuerza. Y Nikolai respondía. Siempre había sentido su compañía, no del modo que podía sentir las presencias. No era algo que se impusiera, que fuera exterior o que lo inquietara en modo alguno. Era un calor en el corazón, como un abrazo o una mano en el hombro. Era la sensación de que confiaba en él ciegamente al mismo tiempo que sentía que esperaba mucho, como lo había hecho siempre en realidad. Y supo que le había enviado algún mensaje. Pensó en Atlaneva o Erythrai —Morrisley no estaba rodeada de colinas de olivares—, y temió por Branwen y Adam; tenían que encontrarlos y llevarlos junto a ellos a un lugar más seguro.

Claro que sabrá quién eres —respondió con una sonrisa emocionada mientras acariciaba su rostro. Sus ojos brillaban humedecidos—. Seguro que puede verte en mi corazón. Tal vez incluso te recuerde de aquel día —la besó en la frente y la miró luego de nuevo a los ojos—. Gracias por abrazarle, es como… Si yo también lo hubiera hecho, puedo sentirlo aquí —afirmó cogiendo la mano de la chica y llevándola sobre su pecho.

Iré enseguida, Bediochka. Si tuvieras que moverte, déjame algún mensaje —pidió, aunque lo tranquilizaba infinitamente saber que podía comunicarse con él de aquella manera.

Sin dejar de mirarla a los ojos, se acercó despacio y la besó en los labios.

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08/05/2021, 20:01
Bediviere Lafayette

Asintió, conmovida, cuando decía que seguramente la había visto en su corazón- No tienes que agradecerme nada. Quise hacerlo. Me salió hacerlo.-aseguró, rodeando su cuello con los brazos. 

Lo escuchaba decir que iría enseguida. Y no quiso pensar en todo lo que podía salir mal. No quiso pensar en que había perdido de nuevo la mitad de su corazón, y podía perder lo que le quedaba, y sin embargo un horrible sentimiento de soledad la abrumaba, y se anudaba alrededor de su estómago, mientras él se acercaba y la besaba. 

Se sumergió en su boca. Le había dicho que no dijese que la quería como si fuera la última vez, y en cambio era incapaz de no besarlo con la posibilidad de una despedida en la mente, llenándose de su aliento, de su esencia, de su sabor, del roce de sus labios, todo lo que fue capaz, y volviéndose consciente de que aunque lo había abrazado, y aunque hubiese vuelto a sentir el roce de su barba y de su pelo contra los dedos... Aunque hubiese besado su frente, no había podido volver a besar a Bryan de la misma manera que besaba ahora a Nikita. Había sido incapaz. 

Prométeme que tu prioridad será seguir vivo. Que no harás ninguna tontería.-le pidió, cuando volvieron a mirarse, habiendo sentido el chispazo de una idea peregrina y desconocida, determinada- Y prométemelo de verdad. Una promesa de las que no se rompen.-exigió, sonando su voz inevitablemente dolida- Tienes que volver conmigo. No me puedes dejar sola. Sé un poco egoísta, por una vez en tu vida. En esta circunstancia nadie podrá reprochártelo. 

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08/05/2021, 20:02
Ángeles

Cuando le tendió la mano a la mujer que había abierto la puerta Nikita la sintió fría, como la de Carme.

Cuando ésta última se separó del abrazo miró al suelo y luego a la londinense, con pena, disculpándose. Luego levantó la cara y les habló a todos, aunque mirando a Ángeles.

—No recuerdo nada. Solo sé que estoy muerta, y que no soy libre.

Ángeles, Confusa, se echó la mano a la boca.

—Tengo que encontrar a mi marido y a mis hijos.

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08/05/2021, 21:03
Nikita Pontecorvo

Escuchó lo que Bediviere le pedía con una mirada llena de gravedad. La tomó de ambas manos:

Vendré en cuanto me sea posible y llevaré muchísimo cuidado, eso te lo prometo —guardó un instante de silencio y tomó aire—. Y entiendo lo que me pides, pero no sé qué podré encontrar y eso no puedo prometerlo. Por favor, compréndelo. No… No puedo prometer eso.

Y al decir aquello pensaba en Carme, pero no solo en ella, sino en lo imprevisible que era todo en un momento como aquel. Quiso tranquilizarla.

Viniendo hacia aquí, Carme y yo nos hemos cruzado con unos militares. Nos han advertido de que no durmiéramos, que pronto llegaría la ayuda, pero no se han propuesto detenernos para nada. Como te decía, están tan superados que lo último que van a hacer es perder el tiempo deteniendo a un civil que lo único que quiere es refugiarse. Las calles estaban desiertas, apenas vi gente asomada a las ventanas. Creo que es bueno aprovechar ahora que aún es temprano y todos estamos en shock, que será más fácil moverse en este momento. Más aún tal vez después de que haya pasado la procesión de los muertos, no creo que muchos se atrevan a salir después de ver algo así —palideció imaginando lo que tenía que haber sido para ella contemplar esa escena y ver a Bryan marcharse con ellos—. Si no lo veo claro en lugar de venir con las chicas nos quedamos en tu casa. Pero creo que sería bueno que estuviéramos todos juntos. No solo Adam puede ser un blanco ahora para la tal Plixenia, tal vez también Branwen. Aunque espero que ahora que se ha transmitido el mensaje a más gente se vea obligada a comportarse de otro modo. Pero aún así hay demasiado caos ahora, sería un momento propicio para hacerlos desaparecer, mejor protegerlos lo que podamos.

Volvió a llevar las manos de Bediviere hasta su pecho mientras las apretaba entre las suyas.

Perdóname por haberme ido, por favor. Pero tenía que hacerlo. Necesitabais estar solos y ser libres para hablar, para despediros… Para lo que fuera. Cada segundo allí me hacía sentir más dañino e inútil. No me habría perdonado nunca haber podido boicotear vuestro encuentro. Puedo comprender que no lo entiendas, pero creo que he hecho lo correcto.

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08/05/2021, 21:03
Nikita Pontecorvo

Ver a Bry echarse en brazos de Carme le produjo una mezcla de congoja y alivio. Recordaba el estado de ánimo con que había encontrado a la inglesa al reencontrarse en la facultad: su mirada perdida, su aparente apatía y sobre todo su dolor cuando tuvo que hablar a todos sobre la isla de los muertos. Diría que todo había mejorado para ella tras su breve reunión en el césped, en el momento en que había visto a todos sin sus máscaras, como si toda aquella novedad y excitación hubiera podido apantallar momentáneamente su congoja en relación a Carme, Ada y tantos otros. Pero ahora tenía a la chica delante y podía abrazarla aunque estuviera fría y no supieran qué iba a ser de ella. Esperó que aquello de alguna manera ayudara a restañar el corazón de Bry.

Vio que Ingvild se separaba espantada mientras preguntada por Bediviere. La mirada de angustia en el rostro de Nikita era patente y respiró hondo no sabiendo muy bien qué decirle ni cuánto explicar. Seguía sintiendo como un adormecimiento profundo, como si le hubieran inyectado un narcótico directamente en el pecho. Se sentía todavía entumecido y temeroso.

Bediviere está bien. Está en su piso con…

Entonces guardó silencio abruptamente y cerró los ojos. Por un instante su rostro se tensó y pareció recorrerlo un escalofrío. Antes de abrir los párpados apenas un instante después, pestañeó varias veces. Buscó de nuevo la mirada de Ingvild. La suya tenía ahora un brillo distinto como si de pronto la hubieran vuelto a encender.

Volveré a por ella en cuanto pueda salir de aquí, ahora tenemos que escondernos —se volteó al escuchar hablar a Carme y la réplica de la mujer preguntándose por su marido y sus hijos… Nikita tomó aire y no pudo evitar comenzar a retorcerse los dedos de las manos. Cómo decirles lo que estaba pasando.

Están aquí, en la isla. El Pescador y las otras tres figuras—concentró su atención en Bryony—. Están reuniendo a todos los muertos. Les siguen caminando, como si fuera un desfile, acudiendo a su llamada, al sonido de algún tipo de campana que hacen sonar. Vienen en esta dirección y no sé cuánto tardarán en llegar.

Miró a Carme con angustia pero luego posó los ojos sobre sus amigas como preguntándose algo. Podía ser que el pensamiento que había cruzado su mente fuera una completa locura o tal vez simplemente fuera inútil.

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08/05/2021, 22:26
Bediviere Lafayette

Lo miró, asustada, al comprender que no podía corregir su tendencia a entregarse. Su tendencia a querer ayudar a quien se lo pidiera, y a quien no se lo pidiera si sentía que tenía que hacerlo- No te arriesgues de más. No hagas algo que sepas que pueda conllevar algo probablemente irreversible.- insistió, reformulando aquella petición tan tajante, volviéndola más flexible, pero no por ello carente de angustia. 

-  ¿No dormir? ¿Por lo que le pasó a Isa?- preguntó, con miedo en las pupilas, preguntándose si estaría muerta. O si estaría dormida y podría despertar en algún momento- Si hubiera que usar mi casa, se usa, aquí cabemos todos. Pero si vienes con las chicas, avísalas de lo que le pasó a Isa. -le advirtió- Y Branwen... Adam...  ¿No estaban en Atlaneva? No sabemos ni dónde se encuentran exactamente, Nikita. Quizá sea buena idea que tratemos de juntar a los que podamos y que luego intentemos... No sé, contactar con ellos. Como lo hago yo contigo. Es peligroso que vayamos por ahí dando palos de ciego.-sugirió, notando cómo las lágrimas rodaban por sus mejillas, al sentir cómo tomaba sus manos y las llevaba contra su pecho, para pedirle perdón y explicarle por qué se había marchado.

Me prometiste que te quedarías conmigo. Que estaríamos juntos, pasase lo que pasase.- musitó, incapaz de decir aquello en voz alta- Y ahora debo esperarte, con el corazón roto y en un puño, preguntándome si serás capaz de llegar de nuevo a mí. Si algo será capaz de retenerte. Si algo te lo pudiera impedir... Mientras veo cómo la muerte se pasea por la calle.-sollozó- Entiendo lo que hiciste. Y te perdono. Pero tienes que volver. - la sola idea de imaginarse un duelo, una pérdida más, la estremecía. No sabía si podía sobrevivir a otra pérdida. 

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09/05/2021, 09:48
Nikita Pontecorvo

Director: 

La comunicación se deshizo como un tejido largo tiempo enterrado al que al darle el aire se desintegrara.

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09/05/2021, 10:29
Branwen Glyndwr

Si hubiera un ideal, si tal concepto fuese plausible aunque solo fuese ahí, en el inmaterial mundo de las ideas, de iniciar lo que no podría calificarse de ninguna otra manera que una verdadera bajada a los infiernos, este sería sin duda lo que el Adam de Branwen y la Branwen de Adam acababan de conjurar juntos. Así, con la juventud y la vida chorreando por los bordes de la piel. Con la ilusión vibrante y casi lisérgica por el aquí y el ahora. Esa era la única manera de no caer en la locura... o, peor aún, en la realidad. Pero ellos compartían ese don... quizá no por separado, ahora hablando solo por boca de él, pero sí con ella. Porque ella siempre suma y, a veces, hasta multiplica... y si los astros se alinean y él está de buenas, incluso potencia.

Me muero por escuchar esa historia. —convino en referencia a las últimas palabras de ella. —Si no quieres ahora me la reservas, pero si el destino de la parte de arriba de mis piernas, culo, ya lo siento, creo que jamás he tenido, ha quedad en manos de alguien que ha tenido a bien salvarlo, no puedo si no saberlo y agradecerlo. ¿Acaso te refieres a mi puesta de largo en la casa de los horrores del Paseo Marítimo de Sassaneva? Antes me hablaste de la "dueña de la casa"... una tal Plixenia nosequé. ¿Es ESA casa? En qué hora... Ese mensaje me sirvió como un buen pescozón al grito de "¿pero tú que coño te crees que haces aquí?"

Carga asegurada, Adam asió de la mano a Bran y comenzaron a avanzar por los pasillos. Dejaron las puertas cerradas de sus respectivas habitaciones. Ya poco de ellos quedaba en ellas más que el recuerdo de haber sido su, de ambos, primer sitio propio. Cosas importantes habían pasado bajo aquellos techos. Bonitas. Y la sensación de que no iban a volver allí inundó el corazón de Adam que se agitó internamente de pura desazón. Al tiempo siguió hablando, ahora en voz baja. Si alguien quedaba en el edificio o, peor aún, si alguien lo exploraba en busca de víveres, supervivientes o rehenes, lo mejor sería no ser descubiertos en ninguno de los supuestos.

De hecho, me debes esa historia y me apunto también la de tu viaje a ninguna parte a entrevistarte con tu padre. ¿Hablaste con él? Y, lo más importante, si esto parecía inminente, ¿por qué regresaste a Astérope? Ah... y no se le ocurra a usted, señorita, decir que por mí o me verás obligado a propinarte un correctivo. —bromeó. Pero aquella broma ocultaba la verdad de que quería verla y sentirla a salvo... aunque fuera lejos.

Si llegamos a la noche... —enunció sin pesar sino con frío cálculo de probabilidades—... nos sentaremos acurrucaditos y me dormiré mecido por el relato de tus palabras. O, mejor aún, te callaré la boca a besos y daremos buena cuenta de los condones que nuestro ímpetu soporte. Y sí... es una promesa. Vamos... movámonos rápido.

Notas de juego

Back up de Adam