Partida Rol por web

Astérope

Segundo día

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08/12/2020, 14:00
Adam Dyer

Adam intentó escuchar tanto a Bediviere como a Nikita con la mente tan abierta como la situación le permitía. Estaban hablando... estaban teorizando con bastante acierto. Lo que proponían estaba en una dirección certera y a Adam así se lo parecía. Pero una cosa era averiguar los motores emocionales que habían movido a las personas del entorno de Adam a obrar tal y como lo habían hecho, y otra muy distinta era haber sufrido las consecuencias de ello. 

Adam se sentía algo parecido a un inválido emocional. Y de esta sensación tanta culpa tenía el hecho de padecer sus visiones... o delirios... como el hecho de que las personas a su alrededor que tenían como responsabilidad ayudarle, habían decidido mirarse el ombligo y obrar en otro sentido. Un sentido que, efectivamente, aún ahora, veinte años después, solo se podía vislumbrar a colación de elucubraciones.

El chico miraba de hito en hito a sus compañeros. El ceño seguía fruncido y la mandíbula se cerraba marcando el maxilar con fuerza en ambos lados de su cara. Intentaba entender... pero no lo conseguía. Y sabía de cierto que las intenciones de sus compañeros eran buenas. No dudaba en ningún momento que ellos querían ayudarle pero sus argumentos le parecían demasiado racionales y poco sensibles a lo que él vivía bajo su piel. La sospecha de estar loco... er... de sufrir una patología psiquiátrica le había sobrevolado la vida entera. Pero eso les había servido a quienes le rodeaban precisamente para desacreditar sus percepciones extra sensoriales. Por llamarlas de algún modo. De bien pequeño se habló en su casa de "llamadas de atención"... luego de trastornos de la conducta... después de ansiedad social, TDAH, depresión y un larguísimo etcétera. Adam no se sentía avergonzado por tener una psicopatología... prácticamente había sido tratado para todas ellas. Pero eso lo único que había hecho había sido circundar el problema principal. 

Pero ahora estaba cansado. Todo aquello le había dado un gran dolor de cabeza y la cerveza que ya casi acababa lo había acrecentado. Por eso cerró los puños y concluyó ante Bediviere y Nikita con una frase que esperaba resumiese todo lo que pensaba.

De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. —sentenció cansado y aturdido.

Cuando pensaba que la conversación estaba llegando a su final, Nikita dio con la bio de Nicassy. Este y Bediviere la leyeron mientras Adam seguía caminando de un lado a otro como un león enjaulado, asintiendo como si estuviese de vuelta de las hazañas del impresentable en cuestión.

Ese... ese es el hijo de puta de "¿te pica el culo cuando piensas en Trevorrow?" —de nuevo el tono de burla se instaló en la voz de Adam. 

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08/12/2020, 18:43
Nikita Pontecorvo

Tras escuchar el exabrupto de Bediviere, Nikita se asomó al portátil que descansaba sobre el regazo de la chica. Allí pudo ver el careto de aquel tipo impresentable y leer después lo que ella señalaba. Tardó un instante en darse cuenta que eran títulos de libros y una breve carcajada ahogada como un bufido escapó de su boca. Tenía pinta de ser un cabrón de cuidado aquel Vicassy y arrugó la nariz al ver que sería profesor suyo y tendrían clase con él… El lunes mismo. Bien, tal vez pudieran entender entonces mejor de qué cojones iba.

Al escuchar de nuevo la voz de Adam le dio la impresión de que el chico había avanzando un paso más camino del agotamiento. El combustible de la rabia parecía empezar a acabarse y aunque seguía cabreado a Nikita le dio la impresión de que sus ojeras eran más profundas de pronto y que estirar aquella situación podría llevarlo cerca del colapso.

Estamos contigo, tío, en todo —respondió al escuchar aquel refrán—. Se han comportado como unos hijos de puta.

Apoyó la mano sobre el brazo de Bediviere y le dedicó una mirada significativa; había llegado el momento de parar. No sabía cómo pero Adam debía intentar descansar. Muchas incógnitas sobre Trevorrow le habían quedado reverberando en la mente y aunque se moría de ganas de hacer una búsqueda más exhaustiva sobre él, pensó que sería mejor dejarlo para otro momento.

Nikita se levantó del sofá y se acercó de nuevo a la mesa.

Intenta comer algo anda, aunque sea un poco de fruta —dijo a Adam—. Necesitas reponer energías. No te va a sentar bien tomar solo cerveza.

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08/12/2020, 20:02
Branwen Glyndwr

Aguantó bien la dilación, consciente que la prisa era una sensación suya. Estuvo agradecida a que Etna la ayudara y la soportara en la espera. Si hubiera oído un ruido, un mínimo indicio de movimiento o necesidad, hubiera lanzado un hacha de los bomberos o aporreado con contundencia la cerradura hasta reventarla.

Pero la presencia de los vecinos de Adam la mantuvo en el ritmo estoico y moderado que le era propio. Deambulando de aquí para allá, con el fin de localizar al encargado, se aprovechó para recuperar su móvil y tratar de contactar con sus amigos. Lo mismo intentó con la línea fija que tenían en la habitación. La ausencia, reiterada, de contestación la apuntó a que sus pensamientos ya no tuvieran la inercia de creer que llegaba a un momento justo, si no que este había pasado.

Arrinconó las estampas perturbadoras que pudiera imaginar de lo que se encontrarían y, se mantuvo empeñada en considerar que, aquello que hubiera ocurrido, tendría un desenlace venturoso.

Ojalá pudiera fumar - le confesó a Etna, devolviéndole con cada mirada o gesto, el agradecimiento por el estar tácitamente confiando en ella sin preguntar. Quizás sabia a que facultad pertenecían. Quizás era alguna de sus compañeras - pero no quiero meteros en problemas. Más problemas.

La misma cordialidad no fingida, y por lo tanto algo desafinada, dado el poso de nervios, les dedico a Concetta y Nebo. Se sintió abrigada con el espíritu de compañerismo presente, aunque fuera tibio. Al menos estaba presente que significaba algo, y algo bueno para ella.

Sonrió inquieta al hombre que le presentaron como el guardés o conserje. Fue extremadamente paciente con la explicación y cuidadosa. Sabía por Deian lo que era tratar con inquilinos y, le dedicó todo el respeto sincero por la atención y paciencia.

Cuando la llave encajó en la cerradura y la puerta se abrió, tomo aliento como si fuera a necesitar aire por rato largo, casi como un buzo.

No encontrar a ninguno de los dos muchachos tuvo de decepción pero también de alivio. Había odiado en silencio haberse figurado la posibilidad de encontrárselos inconscientes con un colapso mental o algo más serio. Pero no encontraron nada.

Nada no. Pistas, rastros de que habían estado ahí al menos uno de ellos, se le abrieron a los ojos y, la envararon. Las zapatillas perfectamente preparadas y la cama le hablaron de que ¿Nikita? estaba acostado. Pero aquel círculo salino impecable... Ni con una regla y un compás veía a nadie capaz de trazarlo sin mácula en su geometría...

Pensó una razón de ser de esa presencia, pero no la mencionó en voz alta. Primero no tenía ni experiencia ni pruebas y segundo bastante raro ya parecía todo.

Empezando porque en una caja cerrada desde dentro no había nadie para cerrarla.

Señor Yeandro le prometo que llegue a oír a uno de mis amigos aquí dentro - le aseguró sería, más para recalcar la verdad, que cualquier otro sentido - No sé que ha pasado, pero después de anoche ser precavido es lo mínimo - dijo echando un vistazo alrededor buscando detalles, un móvil en la mesilla, unos pantalones doblados o descuidadamente apilados junto a una camiseta o calzoncillos, que le reforzaran la idea de una partida inesperada. También insinuando que había detalles que se callaba. Fue sincera en el porqué - creo que esto me supera. Voy a intentar localizar a la profesora Arraute o al profesor Sangallo. Esto... - señalo el círculo de sal perfilado - es muy creepy. Incluso para los de la F.E.E.

Mientras escudriñaba todo rincón con vehemencia, tentada de volver a clamar los nombres de Adam y Nikita, e incluso mirando debajo de la cama (sutilmente consciente que estaba en el cuarto del chico que creía le gustaba), texteo al grupo diciendo que no encontraba a sus compañeros, preguntando por si los habían visto.

También trato de contactar con los profesores.

¿Podría esperar a los profesores aquí? Si luego mis amigos aparecen por otro lado y me abroncan... - encogió los hombros - lo aceptaré con felicidad. Pero por si acaso... - se humedeció los labios incomoda con lo que tenía que callar y se lo manifestó a los presentes - me gustaría comentar detalles, pero la misma información es peligrosa. Pensar en ella. O eso nos han dicho.

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08/12/2020, 21:23
Bediviere Lafayette

Bediviere miró hacia un lado, sorprendida al notar el tacto de la mano de Nikita sobre su brazo. Entornó ligeramente los párpados, tras las gafas, y realizó un sutil y breve asentimiento, suspirando, mientras cerraba el portátil- Mañana nos terminamos de comer la olla con esto. Por hoy ya está bien.-dijo, estirándose, y dejando el aparato sobre la mesita, antes de señalar el plato casi sin tocar de Adam- Ce n'est pas la trempe des armes, mais celle du cœur qui donne la victoire- enunció, enarbolando un dedo, tal como lo habría hecho su vieja abuela paterna, en paz descanse- O lo que es lo mismo, que le hagas caso a Nikita. -respondió, a todas luces con algo que nada tenía que ver con la frase que le había soltado al chico. 

Me voy a quedar con vosotros esta noche, por lo que pueda pasar. -declaró, sin dar opción a réplica, mirando acto seguido a Nikita, ligeramente sonrojada- Pero si me quedo me vas a tener que prestar una camiseta o algo... Para dormir. Si no te importa, claro. -comentó, en lo que era una suerte de petición sin mucho preámbulo ni pregunta, mientras estiraba la mano y agarraba una cerveza, notando que estaba tibia al tacto a aquellas alturas, y volviendo a dejarla donde estaba sin llegar a abrirla. 

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09/12/2020, 01:02
Bryony J. White

Bryony puso una cara de claro escepticismo al escuchar la primera regla de los viajes en el tiempo y negó con la cabeza.

—Pero esos mensajes los mandaban las hadas chungas de la inquisición esa —repuso, sin pensar mucho en si sus conclusiones eran precipitadas—. No nos podemos fiar de ellos, son los que nos querían hacer desaparecer. Justamente creo que tenemos que cambiar el devenir ese. Si podemos. O, al menos, no estar en el sitio equivocado en el momento equivocado. 

Eso era más fácil decirlo que hacerlo, claro. Y la broma de Ingvild sobre Cave y su grupo le sacó un resoplido de risa. La miró con complicidad. Estaba preocupada, mucho, pero aquello había sido gracioso de verdad.

Joana no respondía al teléfono, así que Bry chasqueó la lengua con fastidio. 

—Va, mira —dijo, al ver el mensaje de Branwen—. A ver si pueden quedar todos. 

Acto seguido respondió por el grupo de whatsapp:

Ey! Ni idea de Nik y Adam, xo estoy con Ingvild y tenemos algo gordo q contaros. Sabéis dnd está la profe??? No coge y es chungo de la hostia. Podéis quedar? Ahora?

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09/12/2020, 11:18
Adam Dyer

Adam miró a los dos con clara interrogación en su rostro. Él no tenía móvil. Apenas había sido transportado con el pantalón de pijama que había quedado hecho jirones.

Tanto Nikita como Bediviere comenzaron a leer en voz alta* los mensajes a lo que Adam respondió poniendo los ojos en blanco. ¿Qué hacían aquellas tres en su cuarto? ¿Estarían revolviendo sus cosas? Por un momento estuvo tentado de pedir que le trajeran algo de ropa... de su ropa para poder devolverle a Nikita la que le había prestado pero solo el hecho de pensar en Bryony revolviendo en su cajón de los calzoncillos se le quitaron las ganas. 

Eso sí... el móvil debería estar en la mesa de estudio junto al ordenador portátil (convenientemente protegido por contraseña). Si se lo trajesen se sentiría mucho menos... deshauciado.

Por favor... decidles que me traigan mi móvil. Debe de estar en el escritorio.

Adam volvió a derrumbarse ene l sofá... estaba hecho polvo y aquel fugaz fulgor de energía que le había conferido la ira que sentía hacia sus padres, se había acabado por extinguir. Sin embargo, a pesar del cansancio celebró internamente que Bry y las otras viniesen a la reunión. El hecho de que la noche no fuese a terminar todavía le dio cierta paz. El solo hecho de sentir que no tendría más opciones que volver a dormir le aterraba. Por otro lado, el hecho de que Bediviere se quedase con ellos dos le confirió cierta paz. Era curioso, pero ahora la chica no le intimidaba. Más bien le calmaba. Su voz melosa resultaba relajante y sus formas poco estridentes le conferían un rol similar al de una hermana mayor. Alguien que te aconseja y te pone los pies en el suelo. Sin duda la había prejuzgado... como solía hacer siempre. Era un mecanismo de defensa de lo más rudimentario, pero funcional al fin y al cabo.

Fue entonces, mientras reubicaba a la americana en su escala de valores, que se dio cuenta que estaba sobrando. Nikita y ella se merecían un rato a solas. No iban a poder tener más que eso, un rato, ya que los demás estaban de camino y apenas tardarían veinte minutos. Pero igualmente les vendría muy bien cierta intimidad. Así, como un resorte, volvió a levantarse del asiento y se dirigió a la mesa. Estaba claro que la cena había sido cancelada.

Como no he arrimado el hombro a la hora de preparar este ágape... dejadme al menos que recoja y friegue los platos, por favor. Es lo menos que puedo hacer después de la chapa que os he dado con mis movidas... —comentó en tono de broma. Al final, quitarle hierro al asunto era también muy rudimentario... pero también fui funcional.

Notas de juego

*Me permito esta licencia para no quedarme out de la conversación y así tener una excusa para que me traigan el móvil de vuelta.

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09/12/2020, 12:08
Bryony J. White

Bryony J. White Ey! Ni idea de Nik y Adam, xo estoy con Ingvild y tenemos algo gordo q contaros. Sabéis dnd está la profe??? No coge y es chungo de la hostia. Podéis quedar? Ahora?

Bediviere Lafayette "Nikita y Adam están conmigo, estamos en Sassaneva, en casa de Nikita. ¿Dónde estáis vosotras?" 

Bryony J. White Manda ubicación y vamos 

Branwen Glynwrd ¡Joda Bediviere! No sabes lo que me alegra oírlo. Ha sido...Da igual. ¡No les quites ojo y clávalos al suelo! :). Dales... dales un abrazo.
(Adjunta dos fotos)
(Una de un circulo de sal en el suelo) Pregúntales si saben que es esto en el suelo del cuarto de Adam.
(Otra de unas zapatillas perfectamente dispuestas) Y si Nikita quiere sus brincadoras de vuelta.

Nikita Pontecorvo Estamos bien, no os preocupéis. La sal la he tirado yo al suelo. Pero nada de strigas 

Os mando la ubicación. Branwen, si me traes las zapatillas me haces un favor. Gracias!

Branwen Glynwrd Vale Nikita. Pero si a cambio me explicas tu Houdini. A partir de ahora voy a ser la que oye voces en habitaciones vacías :)

Nikita Pontecorvo Branwen, x favor, trae también el móvil de Adam. Debe estar en su escritorio.

Joana nos dijo que el tipo que iba a buscar estaba en un lugar sin cobertura.

Habéis cenado? Tenéis hambre?

Bryony J. White Vamos para allá. No hemos cenado, pizzas? 

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09/12/2020, 12:11
Bryony J. White

Tras intercambiar algunos mensajes, Bry alzó la mirada del teléfono para mirar a su compañera. 

—He venido en coche, vamos. Tú me guías.

Y se encaminó hacia el Mini prestado para poner rumbo hacia la ubicación enviada.

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09/12/2020, 17:52
Nikita Pontecorvo

Narrador:

Los teléfonos móviles vibraron con un WhatsApp del "Grupo de Afinidad". Era Branwen preguntando si alguien había visto a Adam y a Nikita.

Bediviere:

Bediviere sintió la vibración del teléfono en ese preciso instante, en su bolsillo, y lo agarró, para ver quién había escrito. Frunció el ceño, y miró alarmada a Nikita y Adam, antes de contestar.

"Nikita y Adam están conmigo, estamos en Sassaneva, en casa de Nikita. ¿Dónde estáis vosotras?"

Nikita:

El corazón de Nikita se aceleró cuando Bediviere habló de quedarse aquella noche. Era algo que quería pedirle -por lo que pudiera pasar...- pero a lo que no estaba seguro qué respondería. Pasó de inmediato a imaginarla vestida tan solo con una camiseta (y las gafas, sí... Esas gafas le sentaban tan bien...) y afirmó con la cabeza antes de hablar.

-Claro, ningún problema -respondió con una sonrisa un tanto boba que no podía quitar de su cara.

De seguir pareciendo idiota le salvaron los avisos de los móviles. Vio a Bediviere leer los mensajes y mirarlos después a los dos con cara de alarma.

-¿Qué pasa? -preguntó preocupado mientras cogía su teléfono de la mesa. Seguían entrando mensajes del grupo.

-Branwen ha estado en tu habitación y parece que la pobre se ha dado un buen susto al ver la sal... -comentó a Adam mientras escribía.

Estamos bien, no os preocupéis. La sal la he tirado yo al suelo. Pero nada de strigas

No quiso entrar en detalles o siquiera decir “ya os contaremos”. No sabía cuál sería el sentir de Adam acerca de contarle aquello al resto del grupo.

Os mando la ubicación. Branwen, si me traes las zapatillas me haces un favor. Gracias!

-Joana va a pedir que le cambien el grupo de tutoría… -comentó no tan en broma tratando de imaginar qué podría ser aquello tan “chungo de la hostia” que Ingvild y Bry tenían que contar.

Adam:

Adam miró a los dos con clara interrogación en su rostro. Él no tenía móvil. Apenas había sido transportado con el pantalón de pijama que había quedado hecho jirones.

Tanto Nikita como Bediviere comenzaron a leer en voz alta* los mensajes a lo que Adam respondió poniendo los ojos en blanco. ¿Qué hacían aquellas tres en su cuarto? ¿Estarían revolviendo sus cosas? Por un momento estuvo tentado de pedir que le trajeran algo de ropa... de su ropa para poder devolverle a Nikita la que le había prestado pero solo el hecho de pensar en Bryony revolviendo en su cajón de los calzoncillos se le quitaron las ganas.

Eso sí... el móvil debería estar en la mesa de estudio junto al ordenador portátil (convenientemente protegido por contraseña). Si se lo trajesen se sentiría mucho menos... deshauciado.

Por favor... decidles que me traigan mi móvil. Debe de estar en el escritorio.

Adam volvió a derrumbarse ene l sofá... estaba hecho polvo y aquel fugaz fulgor de energía que le había conferido la ira que sentía hacia sus padres, se había acabado por extinguir. Sin embargo, a pesar del cansancio celebró internamente que Bry y las otras viniesen a la reunión. El hecho de que la noche no fuese a terminar todavía le dio cierta paz. El solo hecho de sentir que no tendría más opciones que volver a dormir le aterraba. Por otro lado, el hecho de que Bediviere se quedase con ellos dos le confirió cierta paz. Era curioso, pero ahora la chica no le intimidaba. Más bien le calmaba. Su voz melosa resultaba relajante y sus formas poco estridentes le conferían un rol similar al de una hermana mayor. Alguien que te aconseja y te pone los pies en el suelo. Sin duda la había prejuzgado... como solía hacer siempre. Era un mecanismo de defensa de lo más rudimentario, pero funcional al fin y al cabo.

Fue entonces, mientras reubicaba a la americana en su escala de valores, que se dio cuenta que estaba sobrando. Nikita y ella se merecían un rato a solas. No iban a poder tener más que eso, un rato, ya que los demás estaban de camino y apenas tardarían veinte minutos. Pero igualmente les vendría muy bien cierta intimidad. Así, como un resorte, volvió a levantarse del asiento y se dirigió a la mesa. Estaba claro que la cena había sido cancelada.

Como no he arrimado el hombro a la hora de preparar este ágape... dejadme al menos que recoja y friegue los platos, por favor. Es lo menos que puedo hacer después de la chapa que os he dado con mis movidas... —comentó en tono de broma. Al final, quitarle hierro al asunto era también muy rudimentario... pero también fui funcional.

Nikita:

Totalmente inconsciente de la verdadera intención de Adam, Nikita levantó la mano haciéndole una señal de que esperara.

-No te lleves todo, puede que no hayan cenado... Ahora sacaré una cerveza fría -dijo a Bediviere. No se le había escapado el gesto anterior de la chica.

Branwen, x favor, trae también el móvil de Adam. Debe estar en su escritorio.

Y recordando lo que había escrito Bryony acerca de Arraúte, añadió:

Joana nos dijo que el tipo que iba a buscar estaba en un lugar sin cobertura.

Y luego:

Habéis cenado? Tenéis hambre?

Notas de juego

post recopilación de post de la Natilla

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09/12/2020, 17:56
Nikita Pontecorvo

Nikita:

Para vosotras, lo que queráis, aquí estamos bien. Tenemos birra y vino y postre. La pizza casera (autenticamente 50% napolitana) otro día con preaviso.

Era bastante tonto con todo lo que había pasado, y lo sabía, pero la vena anfitriona de asteropés de Nikita empezaba a estresarle por no haber tenido ocasión de preparar nada.

Bediviere:

Este grupo debería llamarse "The Brady bunch". (icono de suspiro hastiado) Nos vemos ahora. No vayáis por el paseo marítimo, donde están las casas viejas, hacedme el favor. Luego os decimos por qué.

Ingvild:

El único aporte de Ingvild al chat grupal fue en respuesta al comentario de Nikita, que por cierto interpretó incorrectamente:

Pizzaaaaaaa!! (:baba: :zombie:). Nosotras llevamos un champán de otro tiempo (:fantasma: :fantasma: :fantasma:)

Era improbable que comprendieran la última parte del mensaje, reflexionó la noruega mientras contemplaba la botella de champán de 500 eurazos que sostenía en su regazo.

 

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09/12/2020, 17:57
Nikita Pontecorvo

Bediviere:

Tomó nota de la reacción de Nikita a su propuesta de quedarse aquella noche en su casa, y procedió a responder en el grupo, asintiendo ante el ofrecimiento de Adam y mirando de soslayo a Nikita antes de suspirar y levantarse- Ya voy yo por la cerveza. No te molestes.-dijo, con cierto hastío.

Aunque sintiera curiosidad por lo que pudiera haberle pasado a las chicas, necesitaba un momento de paz. El hecho de que no parase de suceder cosas impactactes, preocupantes o estresantes, comenzaba a hacerla sentir profundamente frustrada, y aquello se percibía claramente en su cara.

Nikita:

Nikita siguió a Bediviere con la mirada cuando salía del salón. Adam estaba agotado, ella parecía molesta de pronto. Tampoco él tenía ganas de que se presentara allí toda la “tribu”. Habría querido parar de darle vueltas a la cabeza pero no se sentía con fuerzas de decir a las chicas que no vinieran. No sabía si aquello chungo de la hostia no sería una exageración de Bry -con la inglesa nunca parecía coincidir a la hora de valorar las cosas-, pero después de lo de Adam y lo de la casa, su mente se aceleraba pensando lo peor.

-Ahora vuelvo -dijo a Adam y salió por el pasillo con intención de hablar con Bediviere. Pero al pasar junto a la puerta y ver el reguero de sal que antes había dejado en ella se detuvo y apoyó la espalda en la pared. Suspiró y pasó la mano frotando su frente y su cabeza como si aquello sirviera para aliviar sus pensamientos. La imagen de Adam convertido en aquella cosa, desapareciendo a través del portal en el suelo, camino a lo que Nikita creía algún tipo de abismo, hizo que le temblaran las manos. Aguardó un instante a que se le pasaran los nervios pero no estaba seguro de poder conseguirlo. También estaba agotado. Se abrazó a sí mismo un momento mientras respiraba hondo. Después vio la llave antigua de hierro que había en un bol junto a la entrada, la cogió y retomó el camino a la cocina. Necesitaba salir de allí, aunque fuera un instante. Y quería estar cerca de ella.

-Bediviere  -llamó a la chica desde la puerta sin alzar casi la voz. No quería sobresaltarla-. Necesito aire fresco, salir un momento -en su rostro cansado quedaba claro que lo necesitaba de verdad. Miró la llave que llevaba en la mano y volvió después de nuevo a sus ojos-. ¿Te apetece subir a la terraza?

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09/12/2020, 17:58
Nikita Pontecorvo

Bediviere Lafayette Bediviere:

Bediviere tenía ambas manos apoyadas sobre la encimera, mientras respiraba por la nariz, despacio. Miraba hacia ningún punto en concreto cuando levantó la vista, al escuchar su nombre, entornando ligeramente los ojos, antes de escuchar el ofrecimiento de Nikita.

El sentimiento de animal enjaulado que comenzaba a invadirla actuó por ella, haciéndola asentir, antes de abrir la nevera y agarrar dos botellines de cerveza, disponiéndose a acompañar a Nikita escaleras arriba, no sin subir los escalones con cierta pesadumbre aparente, que parecía arremolinarse en torno a su espalda, como una losa.

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09/12/2020, 18:58
Nikita Pontecorvo

Seguir a la chica escaleras arriba era como viajar a otro mundo. Sus pasos parecían cansados y su movimiento le recordó al momento en que salieron del campo de amapolas. Tenía que estar totalmente agotada, física y emocionalmente y Nikita temió ser parte de ese agotamiento. El chico la adelantó una vez llegados junto a la puerta y después de sonreírle la abrió con un chirrido. Era de madera y todavía tenía la antigua cerradura. La primera noche en el piso, huyendo del olor a recién pintado, subió a cenar allí con sus compañeros. Ese mismo miércoles en que había conocido a Bediviere y encontrado la casa, un rato antes de que su padre llegara conduciendo desde Morrisley alertardo por su tío, antes de haber puesto un pie en la facultad… Tantas y tantas cosas en tan poco tiempo. Y por muy alucinantes que fueran en ese momento le pareció que había una que las superaba a todas y la tenía ahora delante.

Nikita cerró la puerta tras ellos y guardó la llave en su bolsillo. No era grande aquella terraza y el suelo se encontraba ligeramente inclinado, tal vez más cómodo si debían sentarse en él. El aire limpio y el olor del mar, tan cercano, llenaron sus pulmones. En la casa las ventanas debían permanecer cerradas y al sentir la brisa fresca de la noche sintió alivio casi inmediato. Caminó unos pasos y se apoyó en la barandilla que daba al lado en que se encontraba el mar, aunque desde allí solo pudiera verse una pequeña franja de él entre algunos edificios. Ahora, con el cielo negro de la noche, no podía siquiera distinguirse pero le vino a la mente el segundo en que, tras salir de la casa abandonada, pudo escuchar el sonido de las olas apagándose junto a la voz de Bediviere.

El chico respiró profundamente y la buscó de nuevo con la mirada.

Tal vez un día pueda aprender a oírte. A oírte siempre —aclaró—, en cualquier lugar—. Y sin tener ni idea de cómo podría hacerlo se propuso conseguirlo.

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09/12/2020, 19:27
Bediviere Lafayette

Bediviere observó la terraza, en lo que suponía un rápido vistazo antes de que el horizonte, oscuro como boca de lobo y preñado del sonido de las olas y la brisa, atrajese sus ojos acuosos, atrayéndola hacia la barandilla. 

Se aferraba a ella, y cerraba los párpados, respirando hondo, para luego apoyar los codos, lánguida, sobre la superficie, sosteniendo su mejilla con la mano izquierda, mientras escuchaba a Nikita, dedicándole una mirada de soslayo. Sonrió, emitiendo un bufido por lo bajo. El viento mecía su pelo sin orden ni concierto, al mismo tiempo que juntaba las manos, acariciándoselas entre si, despacio- No sé ni cómo sentirme... Al saber que soy la única persona a la que has escuchado de verdad, desde que dejaste de escuchar.-confesó- Siento una especie de halago profundo, a la par que temor y... Me viene a la cabeza la idea inevitable de que no es justo que sea yo a quien debas escuchar así. Que no sea un hermano, un amigo, un padre o una madre... Sino que sea yo. -explicó, notando que al terminar de expresar aquello le había temblado un tanto la voz, tragando saliva acto seguido para deshacer el nudo que había amenazado momentáneamente con atenazar su garganta. 

Había vuelto a perder la mirada en el horizonte, mientras se abrazaba a si misma, sintiendo la piel erizada por el viento. Apretó los labios en una fina línea, como si las palabras se agolpasen de pronto tras sus labios. Había una pregunta tras su boca de labios llenos. Una que emergía, tras cierta cavilación- ¿Recuerdas qué fue lo último que escuchaste? Digo, antes de que fueras consciente de que ya no podías escuchar nada, o a nadie. -aclaró, volviendo a posar sus pupilas del color de la tormenta sobre él- No tienes por qué contestar si no lo crees oportuno. - quiso añadir, siendo consciente de que quizá tocaba un tema delicado. 

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09/12/2020, 20:34
Nikita Pontecorvo

Al poco de haber dicho aquello, Nikita se arrepintió. Debía haber pensado cómo ese tema impresionaba a la chica. Ella misma habló de temor y luego dijo algo que Nikita sintió como un jarro de agua fría. Miró hacia el horizonte mientras afirmaba lentamente con la cabeza.

¿Justo…? —se encogió ligeramente de hombros sin ser capaz de mirarla todavía—. Comprendo lo del temor, pero quiero que entiendas que para mí… En fin, ha sido increíble volver a escuchar una voz humana. Solo era eso —pensaba dejar el tema cuando Bediviere le preguntó acerca de lo último que recordaba haber escuchado.

Nikita sospechaba que había cosas que no recordaba bien, impresiones difusas de cuando estuvo ingresado en el hospital, pero aquella fiebre tan alta durante tantos días, el tiempo transcurrido… No conseguía recordar casi nada de aquel momento. Y para cuando ya era capaz de recordar los sonidos se habían desvanecido por completo. Excepto cuando hacía su aparición alguna presencia.

Sin embargo sí recordaba a la perfección qué fue lo último que había podido escuchar. A quién. Miró a la chica con la duda dibujada en sus ojos, después a la punta de su zapatilla que movía rítmicamente, señal de cierto nerviosismo. Suspiró antes de volver a mirar a los ojos a Bediviere. No, no habían subido allí para seguir hablando de ese tipo de cosas, se suponía que tenía que ayudarla a descansar.

Habíamos ido a pasar el fin de semana a la casa de unos amigos de mis padres. Era una casa preciosa de verdad, tipo villa toscana, ya sabes, hasta con un camino de entrada de esos cercado por cipreses centenarios. No recuerdo las conversaciones allí, la verdad. Yo era el único niño en la casa, a ese viaje no vino ninguno de mis primos y mi hermano Elio apenas tenía dos años, así que me dedicaba a explorar por mi cuenta por ahí. Sí recuerdo la voz de mi madre cantando. A veces lo hacíamos juntos justo antes de ir a dormir, pero de ese viaje la recuerdo especialmente en el coche, durante el camino de ida hasta allí. Es muy fan de Sinatra y puso un CD de esos recopilatorios de grandes éxitos. Me las sé todas —dijo sonriendo con aire entre divertido y melancólico—. Así que la recuerdo cantando Sinatra... Ya no me gusta escucharlo, ¿sabes? Me hace recordar lo distinta que suena la música ahora. Aunque Sharif me ha ayudado siempre mucho con eso. ¿Recuerdas a Sharif? —preguntó esperando que recordara el nombre de su amigo—. Él es músico. Toca el oboe y un montón de cosas más. Bueno, pues su familia y él me ayudaron a volver a aprender a escuchar la música. Y ahí voy, escuchándola a mi modo. Se puede decir que soy un sordo muy melómano—sonrió burlón.

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09/12/2020, 21:54
Bediviere Lafayette

Supo que sus palabras no habían sido agradables en el mismo momento en el que las había pronunciado. Pero de alguna manera, sentía cierto deber de honestidad. Sentía que debía hablar con la verdad de lo que suscitaba en ella un tema tan delicado como podía serlo aquel. Quiso acercarse. Quiso decir que había una parte en ella que consideraba absolutamente maravilloso que la hubiese escuchado precísamente a ella. Pero algo más fuerte que sus ganas tiró de ella hacia abajo, y se quedó junto a la barandilla, quieta y observando, con aquel aire circunspecto que le daba la desidia. 

Suspiró hondamente, mientras lo escuchaba responder a una pregunta que a todas luces debía resultarle compleja. Sintió ganas de encenderse un cigarrillo, y se metió las manos en los bolsillos, conteniendo el impulso, que quedaba relegado a un profundo segundo plano al escuchar la mención de Sinatra, como lo último que Nikita recordaba haber oído con claridad. Lo miró, repentinamente empalidecida, mientras se llevaba una mano al pecho- Sí, me acuerdo de Sharif.-dijo, con la voz quebrada, mirando durante un instante al suelo, tan solo para parpadear, varias veces, notando cómo le ardían las pupilas. 

Volvía a mirarlo, profundamente sobrecogida- Nikita.- dijo, pronunciando su nombre, con detenimiento- Sinatra casi se convierte... En lo último que yo hubiese escuchado jamás en mi vida. Sonaba en la radio cuando yo... A mí... A mí tampoco me gusta escucharlo. -expresó, con dificultad, antes de llevarse la mano a los labios, mirando hacia un lado al notar cómo se le escapaban las lágrimas- Cómo... ¿Cómo es posible? 

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09/12/2020, 22:40
Antonia Erivo "Toni"

Ingvild, Bryony y Branwen se encontraron en la pizzería, al principio de la calle, que hacía un poco de cuesta. Sassaneva era un pueblo superpoblado de estudiantes y a esas horas de un viernes las calles estaban abarrotadas de gente que iba "de latas" o "a la playa". Se cruzaron por el camino con dos compañeros de clase: el chico del pelo rosa y la chica sonriente del pelo con las puntas pintadas de verde, que les saludaron entre risas.

Notas de juego

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09/12/2020, 23:43
Nikita Pontecorvo

Un cambio repentino se produjo en el ánimo de Bediviere. Nikita pudo sentirlo como un escalofrío cuando la escuchó llamarle por su nombre de una forma extraña, como intensa, casi sintió en su voz como si quisiera agarrarse a él. Entonces vio cómo su mirada se empañaba mientras le hablaba de lo último que escuchó antes de intentar quitarse la vida. Nikita abrió mucho los ojos. Estaba muy sorprendido. Había querido contarle algo intrascendente y sin embargo había conseguido hacerla llorar. Y aquella revelación... ¿Podía ser casualidad?

Él también sintió cómo se le encogía el corazón. Verla llorar le estaba partiendo el alma y alargó despacio una mano hacia su brazo. Quería darle tiempo a apartarse, quería ser capaz de reconocer cualquier gesto en que ella rechazara que la quisiera abrazar. Porque eso es lo que quería hacer con todas sus fuerzas.

Cuando Katerina lo dejó, Nikita se sintió por muchos días como un fantasma. Aquella era la palabra que pensó entonces que mejor lo definía. Apenas se sentía presente, como si hubiera perdido realidad y el mundo quedara en un plano lejano y solo pudiera vagar por él. Y en el pecho sentía un peso tan grande que apenas le dejaba respirar. Tras un tiempo el dolor se había convertido en algo quedo que lo acompañaba a todas partes. El peso en el pecho se había convertido en una especie de astilla clavada en el corazón que le dolía con fuerza cada vez que pensaba en ella. Así había sido cuando la chica le contestó fríamente que ya se verían por ahí, o cuando sentía que ya no podía siquiera hablarle. Y sin embargo ella estaba cerca, feliz probablemente, viviendo su vida tal y como deseaba, rodeada de gente que la quería... Nikita sabía que todo ese dolor solo podía ser como un reflejo muy, muy pálido y lejano del que podía sentir Bediviere. Ella no podía tener el consuelo de saberlo cerca, o feliz, o viviendo como deseaba, por mucho que fuera sin ella. Y si él se había sentido como un fantasma, el daño que ella había recibido era tan inmenso que se había vuelto sencillamente insoportable. Tan insoportable como para preferir la muerte.

La rodeó fuerte entre sus brazos totalmente sobrecogido.

Lo siento… —su voz consiguió salir como un susurro—. Lo siento mucho. Bediviere… Yo… —pero la voz se le entrecortó. Apoyó la mejilla sobre su pelo y la abrazó aún más fuerte.1

Notas de juego

1. Si Bediviere deja que la abrace.

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10/12/2020, 00:12
Bediviere Lafayette

Esquirlas de hielo, quebrándose sobre la piel, mientras suspiraba entrecortadamente y notaba cómo aquellos brazos fuertes la rodeaban. Eso sentía, mientras su cuerpo rígido se tensaba, sobresaltado por la calidez acogedora y repentina. Un sollozo ahogado se escapaba de entre sus labios, al tiempo que aquel abrazo se estrechaba y el hielo que la cubría, el entumecimiento que sentía en las venas y tras los ojos, se resquebrajaba. 

No hay nada que sentir.-musitó, notando cómo sus brazos languidecían, apoyando la mejilla humedecida contra su pecho, sintiendo un profundo remordimiento y a la vez un alivio innegable al saberse arrullada por sus latidos, por el olor de su ropa, por el roce de su mejilla y su barba incipiente contra su pelo- Nada que perdonar. -añadió, rodeándolo con los brazos- Una maldita coincidencia más... O no, ¿ quién sabe?- profirió, aferrándose a él- Me alegro de no haberlo conseguido. -confesó- Imagínate, no habría conocido a ningún sordo melómano...

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10/12/2020, 10:18
Nikita Pontecorvo

Ajena al hilo de sus pensamientos, Bediviere creyó que se disculpaba por haberla disgustado, o sorprendido, o vuelto a sobrecoger. Aquel vínculo que ambos parecían poseer comenzó a parecerle a Nikita algo innegable. Sus vidas debían haber sido muy diferentes en tantos aspectos. Y sin embargo algunas cosas clave parecían conectarlos. Al chico no se le escapaba que todos aquellos vínculos parecían atravesar la muerte o venir de ella o más bien de la antesala en la que los dos habían estado, y estaba seguro que a ella tampoco, motivo por el que, al menos en parte, pensarlo debía sobrecogerla tanto. Incluso la música, escuchada en su caso horas antes de estar a punto de morir, era al fin y al cabo la última música que había escuchado. Y lo último que recordaba haber oído antes de quedar sordo que no fuera la voz de… Ella.

Al inicio del abrazo la sintió algo tensa. Y sin embargo no le pareció que lo estuviera rechazando. Era como si su cuerpo necesitara tiempo para acostumbrarse a su contacto y al poco sintió que dejaba que su cabeza se apoyara en su pecho y lo rodeaba también con los brazos.

Cuando la chica confesó alegrarse de no haberlo conseguido con aquel cumplido tan bonito, Nikita sonrió, besó su pelo y la apretó ligeramente más fuerte. Estaba seguro que podría escuchar la velocidad a la que latía su corazón.

¿Quieres que nos sentemos? —dijo aflojando el abrazo y separándose lo necesario para mirarla a los ojos. Retiró la lágrima que mojaba su mejilla acariciándola con el pulgar—. Quisiera abrazarte hasta que tengamos que bajar —confesó y exhaló con resignación mientras se perdía en sus pupilas brillantes por efecto de las lágrimas. Lo mataba pensar que en unos minutos habrían llegado las chicas.