Partida Rol por web

Astérope

Tercer día

Cargando editor
01/01/2021, 02:30
Nikita Pontecorvo

La voz de Bediviere hablando alguna especie de francés roto… La mente de Nikita empezaba a flotar en una especie de nebulosa mientras imaginaba esos sonidos al mismo tiempo que contemplaba con detenimiento los labios de la chica deletreando K-O-U-R-A-V-I-N-I. Los suyos se movieron como por reflejo aún sin pronunciar nada como si estuvieran superpuestos a los suyos. Todavía sostenía su mano y la acarició lentamente mientras una sonrisa plácida se acomodaba en sus labios. Sí, al fin... Al fin empezaba a desentenderse.

Cuando la chica dijo lo del tatuaje, Nikita soltó una sonora carcajada. Mientras todavía reía la miró recriminador, con los ojos entornados, negando con la cabeza:

Plokhaya devochka… 1¿No tienes bastante con querer hacer a un sordo bailar? —la miró retador alzando las cejas y dio una nueva calada al porro—. Tú pide...

Notas de juego

1. "Chica mala" en ruso transliterado. 

Cargando editor
01/01/2021, 02:54
Bediviere Lafayette

Bediviere acabó por reírse también, al escuchar cómo soltaba aquella carcajada. Y aquello era lo último que esperaba esa noche. Su cabeza también se encontraba agradablemente embotada, y su habitual hilo de pensamiento tremendista, roto. En aquel instante sólo sentía. Sentía el roce de los dedos de Nikita, sobre su mano. Sentía que debía vivir. Sentía el rumor de la música, de lejos, mientras el corazón latía lento, pero intenso, bajo el pecho. 

No entendió en absoluto aquellas dos palabras con las que se refería a ella, a continuación, mientras la miraba de una forma capaz de sonrojarla, pero escucharlas erizó el vello de su nuca como si de hecho hubiese sentido el aire de cada sílaba contra su piel- No lo sé. Tengo que pensármelo. Y ahora mismo no puedo pensar. No sé qué demonios me has dicho pero... No he podido evitar imaginar que me lo susurras al oído y... - dijo, interrumpiéndose, para suspirar- Estoy hablando demasiado. Deberías... Hacer que me calle.- sugirió, entornando los párpados,  mientras se mordía el labio inferior. 

Cargando editor
01/01/2021, 11:12
Nikita Pontecorvo

Nikita vio con deleite cómo la chica reía asimismo y después aquella especie de azoramiento que podía contemplar en su piel sonrosada y los labios algo trémulos de Bediviere. La sonrisa no había abandonado su boca por completo mientras le pedía que la besara con aquel gesto suyo en que se mordía el labio inferior y su mirada relampagueante lo atravesaba.

Nikita acortó la distancia que aún los separaba mientras llevaba la mano de la chica hasta sus labios y después hasta su propio cuello para que se abrazara a él. Tomó su cintura con ambas manos mientras se adentraba en sus pupilas oscurecidas, aquellas que hacían que sus pensamientos se vaporizaran abandonado su mente todo lo que no fuera el deseo de tocarla.

Rozó su boca con una caricia de sus labios, recreándose en su suave contacto apenas insinuado.

Plokhaya devochka… —repitió muy despacio en un susurro dibujado sobre su piel.

Luego se adentró en su boca con un cálido y profundo beso.

Cargando editor
01/01/2021, 11:39
Branwen Glyndwr

- ¿Qué? - le atendió genuinamente focalizada, por ese instante, en él - ¡Ah! No tranquilo. Eso no puedo tomármelo a Mal - le trató de quitar peso de encima con un gesto de calma de su mano - Lo que es, es. Supongo que son las cosas de no controlar, a veces, bien el cambio al inglés. Sigo pensando en galés. 

Se paró un segundo o dos a cavilar la otra parte de la pregunta - Me halaga que te hayas fijado en esas dos cosas de mí ... - comentó cargando de confidencia ligera sus palabras - Súper No. Dotada... Bueno... Dicen que estoy por encima de la media en inteligencia científica y pensamiento crítico, y también en eficiencia creativa o lo que antes se llamaba imaginación. Pero si preguntas por lo que llaman ahora inteligencia emocional… Pues pichi-picha, ya lo ves - se sonrió con el gesto de tibieza oscilante en la mano - si no me esfuerzo, una de cada cinco, o tres o dos, puedo soltar una palabra inadecuada, transmitir una sensación incómoda o no leer un sentimiento. Así que me empeño en que no pase.

- Y raro, verdaderamente raro, sería ser alumno de la F.E.E. y no tener peculiaridades. ¿Tú no lo crees? - busco su voto de confirmación - aunque me consideraría más ‘singular’ que rara.

- Qué me dices tú, Adam. ¿En qué eres dotado? - preguntó afablemente aunque, el chico no podía estar seguro si primero lo acompañó con una mirada fugaz hacia un lugar concreto hacia abajo de su persona, movida rápidamente a un lado y después alzada hacia su rostro. ¿Fue un lapso de unos milisegundos en el que su voz pareció turbarse? En general pareció firme pero… Sin embargo continuó. Parecía que iba a decir algo, pero sutilmente se lo había pensado porque cambio de tema. Aunque no pareció que lo olvidara sino que lo pospusiera.

- Ese psicólogo tuyo no es santo de tu devoción ¿verdad? - reflexionó en voz alta - pues sigue disfrutando a su costa. Prueba aquello que te apetezca. Con tranquilidad - sonrió sinceramente - Y si ves un límite, que no te da ganas de abordar pues, te lo dices y otro día. La cuestión es dejar de hablarnos por el culo - dudó y se rio - quiero decir mentirnos. Lo he vuelto a hacer ¿cierto? - sacudió la cabeza como si reprendiera solo medio divertida. Con todo lo que nos meten en la cabeza eso nos sale muy bien, la verdad.

- ¡Ay, Joda! Parece que encontrar a una rubia despampanante es más difícil de lo que parece.

Cargando editor
01/01/2021, 12:27
Bediviere Lafayette

Bediviere obedeció a su sugerencia muda, dejando que tirase suavemente de su mano, hacia sus labios, que acariciaban sus dedos, brevemente, con el roce de la seda.

Sus miradas, como dos pozos oscuros, se buscaban mientras se abrazaba a él, impelida por la inercia de su gesto. Sentía el calor de sus manos casi sobre la piel, amoldándose a la curva de su cintura sobre la fina capa de tela transparente de su camisa, mientras ella misma se amoldaba, suavemente, a las formas de su cuerpo.

¿Cómo era posible que pudieran ensamblarse de aquella manera? Pensó, reparando en lo sencillo que le resultaba encajar entre sus brazos o apretarse contra su boca, mientras contemplaba su rostro, acercándose, en lo que el efecto del cannabis convertía en una suerte de cámara lenta con subtítulos en Ruso. 

Sentía el sonido de aquellas dos palabras sobre los labios carnosos. El roce lento de la boca de Nikita contra la suya, desdibujando cada sílaba, transmitiendo la vibración de aquel sonido susurrado a través de su espalda, en un escalofrío que le arrancaba un jadeo, sofocado a las puertas de un beso que terminaba de fraccionar cada idea y cada pensamiento. 

Cargando editor
01/01/2021, 18:33
Elio Pontecorvo

Estaban junto a la mesa de las cervezas en un pequeño hall junto a la escalera que habían bajado alejándose del salón del dj. Una puerta cercana daba a un cuarto trastero que se había convertido en un economato de estupefacientes y otra a un salón no tan grande como el de arriba, pero que tenía una gran terraza en el que la gente bailaba desinhibida. Cuando justo terminaron un beso, de espaldas a Nikita, salió del cuarto de las drogas y frotándose con el envés de una mano la nariz un chico rubio, más bien delgado, con el pelo de punta, una americana desabrochada color oro viejo y una camiseta de rejilla. Sorprendido al verlos llamó la atención de Bediviere con un ¡Uuuuh-uh! a lo Michael Jackson y una sonrisa pícara, y a Nikita con sendas pataditas en la pantorrilla con la punta de su zapato. Era un código: su hermano presentándose sin ser visto.

Elio tenía un aire a Nikita, quizá no tan afilado, quizá no tan fuerte, en apariencia. Levantó los brazos teatralmente señalando su cara con ambas manos para mostrársela a su hermano y que leyera sus labios como si fuera un cartel luminoso. Bediviere le podía ver los pezones oscuros comparados con su piel, tan clara como la de su amigo.

—Fotre bró! Posmotrite na melankholika v sem'ye!" Kakaya umnitsa! Chto za svoloch'! Mama uzhe eto govorit! Boy bykov.*

Poniendo la mano sobre la cara de su hermano para no dejarle reaccionar se presentó a la chica, en inglés.

—Hola, soy Elio. Soy mejor que él. ¡En to-do!

Notas de juego

(*) ¡Joder hermano! [en asteropés de puerto] ¡Mira el melancólico de la familia! ¡Qué tía buena! ¡Qué cabrón! ¡Ya lo dice mamá! ¡De toros toritos! [en ruso transliterado]

Esta es la música que sonaba:

Cargando editor
01/01/2021, 18:58
Carme Mantano

Cuando Bryony estaba enfrascada observando con detenimiento el árbol de alambre una voz conocida sonó a su lado. Era Carme.

—Hola… ¿De qué conocías a esos dos?

Acercó la nariz a uno de los frutos.

—¡Joder! Huelen bien.

Desde el salón grande de la planta de arriba -que había bautizado Frida para la fiesta como "la sala del DJ" venía el sonido de la música electrónica. Según lo pevisto el espectáculo de luces proyectadas en las paredes habría empezado hace un rato. En el salón de abajo también sonaba esa música (mediante unos altavoces conectados a la mesa del dj que habían colocado unos de Bellas Artes) pero allí no había espectáculo de luces aunque estaba la terraza grande que daba al mar.

Notas de juego

Esta es la música que estaba sonando:

Cargando editor
01/01/2021, 19:12
Nikita Pontecorvo

Nikita flotaba en su plácida burbuja de calidez y silencio, sintiendo todavía el tacto de los labios de Bediviere sobre su boca en una especie de eco en forma de cosquilleo y latidos, cuando de pronto unos golpes en la pierna hicieron que se girara y la cara de Elio apareciera acaparando su campo de visión.

Elio en estado puro, cabía añadir, destilando esa euforia perpetua e insolente que le caracterizaba y que hacía que lo quisieras y odiaras a partes iguales dependiendo de la ocasión. O incluso al mismo tiempo. En todo caso había sido oportuno dentro de su inoportunidad más absoluta ahora que Nikita se sentía ligero y el impacto de su propio encuentro aquella noche y de la experiencia de Bediviere quedaban relegados tras una cortina narcotizante en el fondo de su mente.

El chico apartó la mano de su cara de un manotazo y miró a Bediviere sintiendo cierta pena si es que iba a tocarle, aunque fuera un poco, lidiar con él. Sabiendo que su hermano aparecería tal vez podría haberla puesto en antecedentes, aunque con aquella entrada sería sencillo que ella misma imaginara, más o menos, todo lo demás.

Ella es Bediviere. Bediviere, este es mi hermano Elio —dijo a ambos en Inglés—. ¿Dónde has dejado a Sharif? —preguntó antes de que Eliusha tomara la iniciativa de la conversación.

Cargando editor
01/01/2021, 19:35
Bediviere Lafayette

A penas se había desembarazado del tacto de los labios de Nikita, cuando aquella suerte de explosión de euforia invasiva aterrizó entre ambos. Bediviere miró a aquel chico, con la confusión propia de una conmoción leve, soltando su abrazo, despacio, en un primer instante, sin entender.

Luego observó su cara, de facciones similares a las de Nikita, y escuchó la familiaridad con la que se dirigía a él, en aquel idioma desconocido para ella que hacía escasos segundos había vibrado contra su boca. Suspiró, observando la chaqueta, la camisa de rejilla, y vio cómo Nikita la miraba con lo que sobreentendió como una especie de disculpa. 

Bediviere negó con el rostro, entrecerrando ligeramente los párpados, en un gesto que pretendía restarle importancia al asunto- Encantada, Elio.-dijo, adueñándose de nuevo del porro que Nikita y ella habían estado compartiendo, del cual quedaba sin consumir menos de la mitad a aquellas alturas. 

Sopló la punta, para volver a hacerlo arder, y dio una profunda calada, observando a ambos hermanos antes de que una media sonrisa se dibujase en su cara. Nunca había tenido hermanos. Ni una familia numerosa. No podía llegar a imaginarse cómo podía ser aquello, aunque a todas luces Elio debía causarle más de un dolor de cabeza a su hermano, a juzgar por lo que deducía a simple vista. 

Notas de juego

*redundancias

Cargando editor
01/01/2021, 19:39
Bryony J. White

Al escuchar la voz dejó de contemplar el árbol para girarse hacia su compañera, a la que dedicó una enorme sonrisa. 

¡Carme! —exclamó, acercándose para darle un beso en la mejilla con la euforia del eme—. Qué bien que hayas venido. Gracias por ayudarme con el I Ching ayer. —¿Había sido ayer? Sí, creía que sí. 

Se acercó ella también para olfatear uno de los leoncitos al escucharla. Ni se le había ocurrido que podían tener olor, pero eso los hacía más geniales. 

—Los acabo de conocer —dijo, con un encogimiento de hombros—. No sé si son amigos de Frida o qué. He perdido la cuenta de la gente hace rato y ya no sé quién conoce a quién. Creo que eran actores, porque iban a hacer algo de fuegos artificiales. 

Puso cara de no tener mucha idea de ese asunto y entonces la música se metió bajo su piel y se hizo consciente de que el DJ ya debía haber llegado. 

—Ay, tía. Vamos a la sala del DJ. Que hay un espectáculo de luces y nos lo estamos perdiendo. 

La cogió de la mano y tiró un poquito de ella para arrastrarla hacia allí.

Cargando editor
01/01/2021, 21:35
Elio Pontecorvo

—Sharif está con tu hermana, en la Sala del Dj. Están haciendo un espectáculo de luces que te cagas y Verochka lo está dando todo ¡Es la reina del baile!

Dio una palmada frente a Nikita.

—¡Tranqui bró! ¡Que hemos montado un rincón light para adolescentes!

Miró a Bediviere levantando las cejas y encogiéndose de hombros a la vez.

Cargando editor
01/01/2021, 22:13
Bryony J. White

Habían convertido el salón de la casa en una gran sala de baile. El dj, un tal Yk-on, conocido entre los estudiantes de cursos superiores era famoso por pintar con luz a son de la música y unos colegas suyos de cuarto de Bellas Artes se habían prestado a utilizar un material con láseres y cosas así que estaban afinando para una tesis doctoral sobre danza y geometría.

Llegaron a la sala, donde las luces partían la oscuridad y la silueta de algunos danzantes se proyectaba a veces como sombras en las paredes y otras brillaba por algún foco.

Carme se había dejado llevar y se puso a bailar entre risas y miradas fugaces.

Notas de juego

Para backup

Cargando editor
01/01/2021, 22:13
Bryony J. White

Cuando llegaron al salón reconvertido a Bryony se le cortó el aliento. No se había enterado muy bien de cómo era eso de las luces que le había contado Frida y ahora que lo tenía delante de las narices se sintió absolutamente sobrecogida. Toda la piel le latía en el mismo ritmo pulsante de la música electrónica y el juego de danza y geometría hacía que su alma de performer se desperezase con ganas de participar de aquella creación de arte colectiva. 

Lamentó entonces que Cory no estuviese allí con ella, habría alucinado, y se propuso contárselo después para organizar algo parecido cuando volviese a Londres en las vacaciones de invierno. 

No se lo pensó mucho; se acabó el mojito de vodka de un trago y dejó el vaso por ahí, donde pilló. Entonces se unió a Carme, aunque al bailar intentaba que la luz la bañase de tanto en cuando, creando siluetas y figuras con su propio cuerpo. Tenía los labios entreabiertos, las pupilas dilatadas y la respiración entrecortada, pero se sentía en un estado catártico.

Cargando editor
01/01/2021, 22:43
Nikita Pontecorvo

Svoloch'… 1—Nikita miró a su hermano con los ojos entornados y cara de evidente mosqueo.

No era tanto la fiesta, ni las drogas lo que le apuraba de que Vera hubiera acudido —no era idiota y sabía que ella haría lo que quisiera en casa—. Pero no solo allí era su responsabilidad —esa palabra de sentido exótico para Elio—, sino que con los antecedentes de los últimos días, Nikita temía que pudiera ocurrir, casi literalmente, cualquier cosa. Una prueba era lo que acababa de vivir.

Era más que cierto que Elio no podía saber nada. No estaba al día de lo ocurrido a su hermano ni lo podía imaginar siquiera. Ni él ni Sharif ni nadie en casa. Pero también lo era que después de lo que le había escrito, se había callado como una puta sin avisar que Vera también iría para que no se le ocurriera cambiar de planes.

No se puede confiar en ti, eres lo puto peor —le dijo muy serio antes de soltar un resoplido. Tenía ganas de perderlo de vista y apenas acababa de llegar. Y sin embargo sabía de sobra que si estaba enfadado con alguien era consigo mismo.

Notas de juego

1. "Cabrón", en ruso transliterado.

Cargando editor
01/01/2021, 22:55
Bediviere Lafayette

Bediviere presenció aquella escena en silencio, tratando de no dejar traslucir ninguna expresión llamativa en su gesto, aunque sin poder evitar mostrarse un tanto preocupada al observar el gesto serio de Nikita. Si bien podía entender que aquella fiesta no era el lugar idóneo para el bienestar de una adolescente de quince años, intuía que se le escapaban muchos detalles, y que intervenir en aquel conato de disputa, en ese preciso instante, quizá era pisar terreno farragoso. 

 

 

Cargando editor
02/01/2021, 01:12
Elio Pontecorvo

—¿Qué querías que hiciera ¡Es Vera! Si te avistaba te la habrías llevado a cenar a una bolera y te habrías quedado sin fiesta y papá le dijo que sí… Joder Nikitushka, eres cruel con los que te aman. Me piro. Déjame las llaves debajo de la alfombrilla o algo.

Cargando editor
02/01/2021, 01:33
Nikita Pontecorvo

Nikita puso los ojos en blanco ante la interpretación del pobre hermanito ofendido pero volvió a dibujarse en sus labios una sonrisa. Aquel chico a veces era su tormento personal, pero sabía que en realidad no se había merecido unas palabras tan duras. Y ahí estaba: Elio ya había conseguido portarse como un cabrón y hacerle sentir mal a él. Pero al menos no iba a dejarle ir sin más.

No seas capullo —el tono de Nikita era ahora distinto—. Y una mierda te piras y ya está, que también es tu hermana. Te quiero echándole un ojo de vez en cuando. Anda ven —le pasó un brazo por encima del hombro para apretarlo un momento contra sí. Al soltarlo le volvió a sonreír pero esta vez su sonrisa volvía a teñirse de preocupación. La presencia de sus hermanos había traído el miedo de nuevo a la luz desde el fondo de sus pensamientos. No podría soportar si les pasara algo. Miró a Bediviere e imaginó que debía sospechar exactamente qué estaba pensando.

Al observar a Elio de nuevo se dio cuenta de pronto que antes había mandado el mensaje a la persona equivocada. Si alguien podía tener el teléfono que necesitaba era su prima Ariadna.

Cargando editor
02/01/2021, 01:47
Bediviere Lafayette

Relajó un tanto su postura, al ver que aquel momento de tensión se difuminaba, sin que hubiese que lamentar mayores malas palabras, aunque había frases, en la respuesta que Elio le daba a Nikita, que no sabía cómo podría encajar este último. Percibir el asomo del chantaje emocional la hizo fruncir el ceño, mientras esperaba, aún en silencio, exhalando el humo lechoso del porro, despacio. Haber vivido veinte años con su madre la había hecho toda una experta en la materia. 

Y a pesar de que frases como la que había empleado Elio la exasperaban, era consciente de que interpretaba todo aquello fuera de su contexto natural, de la misma manera que era consciente de la preocupación que debía sentir ahora Nikita, después de todo lo que les había sucedido en cuestión de... Sí. Sólo tres días. Aunque pareciese una maldita eternidad. 

Sonrió brevemente, al ver cómo los hermanos se abrazaban, y luego apagó la colilla en el primer cenicero que vio a mano, despidiéndose del chico con un gesto simple en caso de que él se despidiese de ella. 

Nikitiushka...-repitió, cuando estuvieron a solas de nuevo, mientras aún aquella tenue sonrisa bailaba en su boca, admitiendo para si que era un diminutivo cuanto menos, llamativo- ¿Te llaman también así en casa?- preguntó, volviendo a acercarse a él, adquiriendo una expresión más seria- Recuerdas lo que nos dijo Arraúte ayer, ¿verdad? Esta fiesta en si misma, nos protege. Y tus hermanos, no son... Personas tan peculiares como nosotros. -le recordó, identificando en su actitud aquella exacerbada preocupación por el prójimo que había leído en su comportamiento,  ya en varias ocasiones. 

Cargando editor
02/01/2021, 09:08
Nikita Pontecorvo

Cuando vio a Bediviere pronunciando aquel diminutivo, le sonrió.

Sí, a veces —respondió—. Es como la forma más… Cariñosa o familiar, pero este mamón le emplea también cuando quiere tocarme la fibra. Bueno, y ahí tienes a Elio —dijo señalando el camino por donde se había ido—. Es tan figura como parece y más, pero es un buen tío. Y es imposible aburrirse con él, por mucho que a veces lo preferirías. ¿Tienes hermanos? —preguntó sabiendo que seguro entonces le entendería bien.

Tal y como había pensado, la chica imaginaba bien cuál era su preocupación. La miró a los ojos y los labios con atención; no olvidaba lo que había dicho Arraúte pero aquello solo lo tranquilizaba en parte.

Aquí estamos seguros de la striga. Pero después de todo no puedo dejar de pensar que tal vez ella sea el menor de nuestros problemas —negó con la cabeza como recriminándose a sí mismo. No quería tampoco preocuparla a ella de más y tal vez tuviera razón. Y aunque si algo grande tenía que pasar en algún momento era imposible saber cuál sería el mejor o el peor sitio donde estar, Nikita no olvidaba la intuición de Branwen de que ellos estarían en el ojo del huracán. Pero aquello solo era una noche. Y una fiesta. Y necesitaba relajarse como el vivir, como Bryony había dicho la noche anterior. Y Bediviere necesitaba que estuviera allí para ella, así que agitó la cabeza con un movimiento rápido como si quisiera hacer caer de ella las preocupaciones y la contempló de nuevo pensando que quería volver a verla reír y pasarlo bien y olvidarse de todo y besarla… Y aún así, su mente no dejaba de funcionar a distintos niveles.

Le dio un pequeño pico en los labios como si sellara una promesa: trataría de hacerle caso. Apuró después lo que le quedaba de cerveza y se quedó contemplándola de nuevo.

¿Tienes ganas de bailar?

Notas de juego

Edito: una errata y una repetición.

Cargando editor
02/01/2021, 10:49
Bediviere Lafayette

No.- respondió, cuando preguntó si tenía hermanos-  Ni siquiera tuve primos cercanos. Los de Toulouse vivían muy lejos y mi padre es hijo único. -dijo, con un pequeño suspiro- Me hubiese gustado tenerlos.-admitió, pensando en lo bien que le habría venido no estar sola. En lo que podría haber influido en ella el hecho de no haber podido contar con nadie en determinados momentos de su vida. 

La forma intensa que tenía de mirarla para saber lo que decían sus labios, la sobrecogía. Ella también era consciente de que aquello era más que el asunto de la striga. Mucho más, seguramente. Pero no podía permitirse ponerse a pensar en ello. No esa noche, pensó, mientras lo veía agitar la cabeza de aquella manera casi cómica que la hizo fruncir un tanto el ceño.

Aquel pico en los labios la sorprendía y la sonrojaba un tanto. No era un gesto habitual entre dos personas que sólo se liaban para pasar el rato y olvidar las penas en una noche loca de fiesta. Pero, ¿acaso eran ellos sólo dos personas que se liaban para pasar el rato y olvidar las penas? 

Y se preguntaba aquello, aunque supiese de antemano la respuesta, contemplándolo con aquellas pupilas dilatadas mientras se terminaba el botellín. La respuesta a su sugerencia, sin embargo, se hacía un tanto de rogar, esta vez, mientras Bediviere trataba de desembarazarse de la idea de volver a contemplar un recuerdo caminando en medio de los cuerpos que se mecían y los haces de las luces parpadeantes- Alors, vivez... -mentó, en su cabeza, inspirando hondo y acariciando brevemente su mejilla. 

Vale. Enséñame cómo baila un sordo melómano. -respondió, finalmente, con una media sonrisa.