Partida Rol por web

-SUELO VER EN SUEÑOS A LOS FANTASMAS DE LOS MUERTOS. TODOS LOS QUE HAN ENCONTRADO SU FIN BAJO MI FURIA ACUDEN A MÍ CUANDO LA LUZ ABANDONA EL MUNDO. ALGUNOS JURAN VENGANZA. OTROS SUPLICAN POR GUÍA, COMO SI VAGASEN PERDIDOS EN LA OSCURIDAD.

-Esto más que un fantasma es un puto herpes. Aparece, te jode la tarde y se va como si nada.

No iba a explicar que en alguna ocasión más de un lugar había terminado en llamas por lanzar una bola de fuego en un intento de hacer volar por los aires a ese maldito chupasangre. En ocasiones se alegraba bastante de ir borracha.

-La forma más rápida de lidiar con esto sería volver a aquel lugar, pero me temo que es algo que va a tener que esperar un tiempo.

"CUANDO MÁS ENTIENDO A MI ENEMIGO, LE QUIERO. Y CUANDO LE QUIERO, LE DESTRUYO".

Se levantó un instante la máscara, mirando de reojo a Hamleen a la par que alzaba una ceja.

-¿Qué está diciendo? Luego me señaláis de loca a mi.

Murmuró para que solo el bardo la escuchase. No dudaba de las capacidades del dracónido, pero a veces tenía sus dudas sobre si todo funcionaba en aquella reptiliana cabeza. Tampoco es que ella fuese la más indicada pero eso era lo de menos en aquel momento.

 - Parece que los fantasmas vuelven con demasiada frecuencia. ¿Has pensado en quitarte ya esta maldita máscara? Te ayudaría a volverte a enamorar del presente, te estas perdiendo muchas cosas. - Se lo digo en voz baja. No quiero que Bam Bam se entere demasiado de sus debilidades.

Refunfuñó ante aquello, volviendo a bajarse la máscara una vez más.

-Si, el día que me vaya al otro barrio y no tenga que ver más mierda. Eso o cuando pueda vivir tranquilamente.

Respondió al instante también con un tono de voz bajo.

* * * * *

Cuando B.B. dio la idea de que Hamleen fuese a buscar el barco como águila nuevamente, y vio que este también se disponía a preparar algo para dejarlos a cubierto, se detuvo para dejarle hacer. Toqueteaba de vez en cuando su máscara como si al mencionarla se hubiese percatado de que la llevaba puesta, haciendo que molestase un poco. También permanecía atenta a sus alrededores, no por nada era el "ojito de los dioses" que en más de una ocasión se había percatado de las amenazas externas. Tan solo esperaba que sus sentidos no le jugasen otra mala pasada con el chupasangre favorito de todos.

Esta vez si pudo apreciar la transformación en águila de su compañero, quedando ella dentro de aquel refugio hasta que, cuando el contrario se alejó, desapareció de pronto. En aquel momento, si alguien la mirase a la cara, podría ver lo muy duro que estaba juzgando al bardo.

-Buena jugada Hamleen.

Mencionó para si misma, mirando entonces al grandullón.

-Bueno, ¿pillamos unos troncos y ramas y montamos una chabola de mientras?

La verdad es que de construcción ella ni pajolera idea, pero podía ayudar trayendo ramas, apilando y compactando nieve a modo de muros o simplemente mirando trabajar al otro. Eso último era su especialidad, maestría adquirida en su monasterio.

Esto definitivamente no podía ser bueno. mal augurio pensaba Mikeala.

-Dudo que los gigantes nos estén esperando con el almuerzo servido para agasajarnos, ¿cierto?.
  Mikeala se sacó las raquetas que de nada servían en el duro piso de piedra y se las devolvió a Chafee.

-Llegó la hora, ¿quien hace los honores? adentro

Efrain agradeció que la armadura impidiera que sus compañeros vieran el tremendo rubor de sus mejillas, no por los comentarios de Chafee sino por los del espíritu de la armadura.

- Súcu… esto… ¿Cortana? No te ofendas, eres hermosa pero me temo que llevar nuestra relación hasta ese punto sería altamente anti-higiénico… ¡El interior de la armadura acabría oliendo a zorrera! Así que mejor tomémoslo con calma, ¿Te parece?

Ignorando los comentarios de sus compañeros y ovbiando el hecho de que no podía enfermar (una de las ventajas de ser un Paladín Juramentado), el caballero dirigió su mirada hacia la colosal construcción que se alzaba a lo lejos sobre ellos. 

- Está bien, chicos: tenemos una princesa que salvar. ¿Vamos?

Y comenzó a andar hacia su destino.

********

- ¡Aguardad!- ordenó en voz baja.- ¿Es esa la única entrada? Teniendo en cuenta nuestro tamaño tal vez haya alguna entrada alternativa. ¿Podéis echar un vistazo?- preguntó a Chafee y Comadreja.- Y recordad todos: el combate es la última opción. No conocemos el poder real de estas criaturas ni si podrían ser los posibles aliados de la profecía de Lady Edevane, así que "vuelo bajo".

Mecido por las corrientes de aire de aquella mañana, Hamleen contempla el paisaje asumiendo la forma de la reina de los cielos. Abajo, la perspectiva del bastión de los gigantes resulta francamente desoladora para Hamleen. El bardo se siente pequeño, insignificante ante la visión de aquella mole de roca helada coronando la montaña en mitad del Valle del Viento Helado. Ha visto demasiados horrores a lo largo de su tempestuosa vida como para dudar que lo que allí aguarda rivalice con su estancia en Barovia. Y sin embargo, un nudo en el estómago le previene de que la vida del aventurero siempre depara sorpresas en el camino.

Hamleen jamás ha visto un gigante. Los relatos de Arlith vuelven a su memoria durante el vuelo y no puede evitar sentir una mezcla de congoja y fascinación ante la posibilidad de enfrentarse contra un oponente aún más terrorífico que el Conde Von Zarovich. ¿Acaso es eso posible? En su mente, los gigantes no son rivales inteligentes. Simplemente, son adalides de la destrucción. Antiguos habitantes de un mundo en el que sus únicos rivales eran los dragones. ¿Qué les ha llevado a la decadencia? ¿Qué les ha conducido a una vida de pillaje y saqueo? La curiosidad aumenta a la par que una revelación alerta sus ojos de águila.

Abajo, en la entrada de la colosal fortaleza, sus amigos Efrain y Mikeala se disponen a entrar en la boca del lobo junto con ese grupo de convictos tan peculiar de los que él forma parte, de algún modo.

-¿Vuelo bajo?-, repitió Chafee algo confuso mientras miraba de reojo a Comadreja. -¿Es algún tipo de contraseña? En plan... ¿Cuando el grajo vuela bajo... Hace un frío del carajo?

El roedor volvió a ajustarse los anteojos, asintió a las palabras de Mikeala y se deslizó al interior de la fortaleza con suma cautela.

Comadreja sí pareció prestar especial atención a lo dicho por Efrain y negó la cabeza, apesadumbrada.

-Hemos perdido un buen rato llegando hasta aquí, Capitán. Las murallas de la fortaleza son demasiado altas y están bien surtidas de nieve y hielo. Demasiado traicioneras para escalarlas. Quizás por las almenas hubiese otro acceso, pero... ¿Cómo podríamos llegar a ellas?

La joven cazadora desvió la mirada al cielo y frunció el ceño. Luego señaló hacia un águila que hacía un picado desde una altura considerable. 

-Selune me asista... ¡Reconozco a esa ave! ¡Es...!

- Súcu… esto… ¿Cortana? No te ofendas, eres hermosa pero me temo que llevar nuestra relación hasta ese punto sería altamente anti-higiénico… ¡El interior de la armadura acabría oliendo a zorrera! Así que mejor tomémoslo con calma, ¿Te parece?

La mirada de Cortana, unos ojos ambarinos con un matiz dorado que se fijaban en Efrain con una mezcla de indolencia y hastío, parecieron brillar por un instante. 

-¿Me consideras... antihigiénica, Jefe Autumnshield?-. En su voz había un matiz de desilusión, de decepción incluso. Agachó la mirada, su cabello azul oscuro ocultando una parte de su rostro.

-Yo... Yo...-. Balbuceó con la voz entrecortada por un sollozo. -Si eso es lo que te preocupa... Dispongo de un dispensador de toallitas mentoladas para tu completa higienización. También puedo alterar mi sabor para que te resulte fresca como el eucalipto-. La incomodidad que caracterizaba toda conversación con esa entidad extracorpórea que cohabitaba la armadura alcanzó nuevas cotas cuando Cortana pareció acercarse a Efrain como una presencia invisible para el resto de sus compañeros y dejó caer su rostro contra el pecho del caballero mientras le rodeaba con los brazos. Fue una sensación nítida, demasiado real.

-Si es que eso lo único que soy para ti... Jefe Autumnshield...-, dijo con un tono lastimero y melancólico.

¿¡PERO QUÉ DEMONIOS LE PASABA A AQUELLA ARMADURA!?

Ya sabía Efrain que debía haber leído el manual de instrucciones con más ahínco. A veces, ser el oficial al mando puede ser una labor muy dura.

- Entiendo…- respondió a la experta opinión de Comadreja.- En ese caso será mejor entrar por…

En ese momento, las insinuaciones del espíritu que poseía la armadura lo interrumpieron, dejándolo fuera de juego por unos instantes.

¡Oh, dioses! ¿Qué hago? Si la ofendo puede que la armadura deje de funcionar… ¡Precisamente ahora que es cuando más la necesito! ¡¡Maldito cacharro del demonio!! ¿¿Por qué no me habré leído el manual de instrucciones??, pensó frustrado, echando de menos la sencilla, confiable y útil armadura que había quedado destrozada tras el combate con Bam Bam.

- Esto… Señorita Cortana, señorita, por favor… no se ponga así. No quería decir que usted fuera… esto… Sin duda se trata de un malentendido. Yo solo me refería a que aún apenas nos conocemos. Usted parece una "buena chica" con mucha, esto… personalidad, sí eso, y no quisiera que perdiéramos la oportunidad de conocernos el uno al otro como usted se merece. Solo vayamos poco a poco, ¿de acuerdo? Hay un momento para cada cosa, señorita, y ahora mismo nos estamos jugando la vida entrando en la fortaleza de unos titanes de hielo… ¿Acaso pretende usted que nos maten? Acabarían con nuestra… esto… relación antes incluso de empezarla.- Si hubiera algún sitio donde esconderse dentro de la armadura hacía tiempo que lo habría hecho, aunque no podía negar que el contacto de aquel demonio era extrañamente cálido y gratificante…

Cortana se separó lentamente de Efrain, evitando mirarle a los ojos. Pareció dejar de plañir -¡Loado fuese Tyr! ¡Aquel ectoplasma lloraba!- y se giró hacia la oscuridad del éter que parecía rodear a aquella presencia femenina cuando se le aparecía al caballero. La verdad es que Cortana tenía las formas y la silueta de una hembra humana perfecta. En vida, debió ser una mujer hermosísima que a buen seguro habría despertado considerable envidia entre las damas de su generación. O eso quería pensar Efrain para tranquilizar sus nervios.

-Tenéis razón, Jefe Autumnshield... Mis sentimientos no importan. Tenéis una misión que cumplir. Y mi cometido es ayudaros, sin importar cómo.

Se giró tímidamente, mirando de soslayo con sus ojos dorados al paladín. Sus labios parecieron indicar que quería añadir algo, pero al final no lo hizo. Se desvaneció como se aparecía ante Ser Autumnshield. Por arte de magia. Porque no cabía otra explicación, ¿no?

Con todo, Efrain notó cómo bajo el yelmo rompía a sudar copiosamente, como si estuviese bajo un sol abrasador en mitad de un sendero sembrado de dunas de ardiente arena. Al parecer, nadie en el grupo se había dado cuenta de su embarazoso encuentro con Cortana.

La cabecita de Chafee asomó por el intersticio que había entre las hojas de robusta madera del portón.

-Pssssssssssss... ¡PSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!-.

Era único reclamando atención de modo sutil y sigiloso.

Chafee se acercó con rápidos pasitos a Lady Edevane y efectuó un breve pero preciso informe de situación.

-Ahí dentro apesta a mofetasaurio.

Nadie sabía qué diablos era esa criatura a cuyo hedor apelaba Chafee. Sólo quizás Cortana lo hubiese sabido gracias a su suscripción Premium Deluxe al boletín sobre nuevos monstruos de WotC.

-He advertido a dos gigantes durmiendo la mona en la entrada. Diablos, sus jarras de hidromiel son del tamaño de las torres de Mice City-. La comparativa no era demasiado intimidante porque Mice City no tenía torres demasiado altas, todo sea dicho. Pero claro, para Chafee era algo reseñable.

-Si entramos sigilosamente, podemos colarnos fácilmente sin ser descubiertos. Aunque claro, si una vez dentro tenemos problemas, puede que nos bloqueen la única salida que conocemos-. Pensaba rápido y trazaba planes continuamente. Se notaba que era un ladrón experto, buscando siempre una salida. -Hay un jaleo impresionante. La entrada conecta con un largo pasillo que da a otro enorme portón al fondo. He escuchado risas, bramidos y me atrevería a decir que algún eructo. Eso, o alguien sabe escupir relámpagos. Por cierto, Comadreja... ¿Te importaría mirarme cuando... ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRGH! ¡¡¡PAJARRACO!!!

Chafee saltó cuerpo a tierra cuando vio al águila caer en picado hacia ellos. No tenía ni idea de que era su colega Billy.

-¡Aaaaaah! ¡Aaaaaaaah! ¡Taqui...! ¡Taqui...! ¡Taaaaaquiiiii...!

Zevran acudió raudo al rescate.

-Tranquilo, chaval. Es un aguilucho. No te va a hacer náaaaaaaa, que mira que eres exagerado, macho. ¿Taqui? ¿Qué diablos es "taqui"? Ouh... Ouh, nouh... Otra vez nouuuuuuh...

Zev miró a todos lados mientras se llevaba sus dos manos superiores a las mejillas, ese gesto de asombro/sorpresa/desconcierto/suspense/alucine/emosió que tanto caracterizaba al alienígena.

-¡Capi, necesitamos un desfibrilador! ¡Chafee sufre del coraçao! ¡En la banda le llamaban Taquicardias McCheese! ¡Alias Taqui Mc! ¡Es ver a un pajarraco subtipo ave rapaz y le da un chungazo! ¡Memoria de la especie, supongo! ¡Eh! ¡Necesito una ayudita! ¿Alguien sabe dar un masaje cardíaco?

Zev empezó a tirarle de los bigotes a Chafee para que no cerrase los ojos.

-Aguanta, tío. Voy a salvarte. ¡EH! ¡Necesitamos ayuda! ¡En serio! ¡Que la espicha! ¡Chafee! ¡Eh, tío! ¡No es un pájaro! ¡No es un avión! ¡Es Billy Bob!

Zev abrió los ojos de par en par. 

-Aibá... ¡QUE ES BILLY DE VERDAD! ¡Chafee! ¡Que es el Chisteras! ¡Te la ha colado con un truco de magia! ¡JA, JA, JAAAAA!

-Qué higo de frutaaaaaaa...-, siseó Chafee tumbado en el suelo mientras trataba de recomponerse como podía.

-Eh, Zev... ¿Seguimos en horario infantil?-, inquirió con aire confuso.

Zevran consultó su reloj de pulsera y aunque la pregunta habría resultado desconcertante para cualquier otro PNJ -incluso, para cualquier PJ-, Zev sacudió la cabeza.

-Nooooooooooooooooope. Puedes injuriar a gusto, hermano-.

-Maldito cabronazo el Chisteras... ¡Sabes de sobra que los pájaros me acojonan! ¿Y vas y te conviertes en una jodida águila imperial? ¿Es que no sabes metamorfosearte en colibrí? ¿Eh? ¿EH?

Chafee se levantó hecho un basilisco y se plantó delante de Billy retirándose sus anteojos para fulminarle con sus ojillos oscuros.

-Qué dedazo en el ojo tienes, tío.

Aterrizo con majestuosidad al lado del grupo. Veo a Chafee y a Zev haciendo sus típicas payasadas, pero los ignoro. En cuanto me vuelvo a transformar en mi mismo, estoy mirando a Comadreja y sonriendo. Luego miro a Mikeala y finalmente me planto frente a Efrain, con su nueva espectacular armadura.

- Celestina y Bam Bam están a salvo, no muy lejos de aquí. - Señalo hacia atrás. - Están descansando mientras venía a vuestro encuentro. Creo que deeberíamos retroceder para decidir cómo proceder. Pero tu dirás... Efrain.

Nombro por primera vez a Efrain por su nombre ante los demás. No me corto, Hamleen ha vuelto. Me quito la chistera, revelando a Harry que se posa en mi hombro.

- Chafee, deberías trabajar esos traumas. No todas las rapaces te quieren cazar.

Efrain se había pasado el "Mc estado de emergencia" pensando en la información que le acababa de dar su "hombre".

- Parece que dentro hay jaleo, posiblemente estén dando una fiesta o algo… una vez crucemos esas puertas no habrá segundas oportunidades…

Entonces se giró a Hamleen y le preguntó:

- ¿Cómo de lejos están B.B. y sor Celestina?

Para los que lo conocían era bastante obvio que estaba macerando una idea que posiblemente no fuera del gusto de la mayoría.

- Algo lejos, capitán, a 2 o 3 horas de marcha hasta aquí. Sinceramente, necesito descansar, puedo ir a indicarles nuestra posición pero luego deberé descansar mucho para poder estar a punto antes de entrar ahí. - Las piernas me flaquean, apenas he dormido y estoy perdiendo la cantidad de conjuros potentes que puedo realizar a un ritmo demasiado alto.