Partida Rol por web

La carta estaba escrita con una bellísima y armónica caligrafía en élfico.

Tus instrucciones:

Llegará a Bowerstone un grupo, una decena de hombres más o menos. Están liderados por un paladín humano. Es fácil de reconocer. Tiene un parche en su ojo izquierdo y responde al nombre de Ser Efrain Autumnshield.

Arréglatelas para enviarlos a las grutas subterráneas al norte del Valle del Viento Helado. Todo está dispuesto.

Sé cauteloso. El paladín es suspicaz, pero nada comparado con la hechicera que le acompaña. Si te descubren, recuerda a quién eres fiel... Y que sea rápido.

Eres mi mejor agente. Sin ti, no lo habría conseguido.

Rezaré porque triunfes y regreses con vida.

Y en caso contrario, ten por seguro que serás vengado. 

Leo rápido la carta, ignorando por un momento la exclamación de Comadreja. Acto seguido se la planto delante de Efrain, para que también la lea, diciendo:

- Creo que no hace falta decir nada más, y, sobretodo, ya sabemos donde NO hay que ir.

Me alejo de el y me acerco a Comadreja. - ¿Estas bien?

Compartir bebida con el roedor no era santo de su devoción, pero tampoco estaba muy por la labor de beber de aquella petaca que le habían entregado y hacía crecer bigote. Tal vez un trueque con una bebida más normal sería mucho más apto para ella. En cualquier caso agradecía que la joven muchacha se hubiese unido al grupo viendo lo bien que se desenvolvía por aquel lugar.

-Este sitio tiene que estar más frío que el culo de un pingüino.-

Se quejó al estar tan poco acostumbrada a aquellas bajas temperaturas, especialmente siendo ella.

De la misma forma, cuando finalmente se divisó una luz que indicaba su destino, aligeró el paso como si estuviese deseando llegar. Sentarse y comer algo era lo único que se le pasaba por la mente, tal vez beber un poco más, pero todo esto se fue al garete cuando arribaron al lugar. El sitio estaba destruido como si un ejército hubiese arrasado con el lugar. No obstante, dentro de lo malo, había una bella visión del lugar: fuego y restos de cenizas.

Celestina inspiró con fuerza como si aquello calmase un poco su extraviada mente. Se fijó también en los cadáveres pero poco o nada podían hacer ahora mismo por ellos aunque tuvo el detalle de dedicarles algunas oraciones en voz baja. No hubiese estado de más enterrarlos pero con aquel frío y siendo tan pocos iba a ser complicado, de hecho apilarlos y hacer un cremación en masa resultaría más rápido.

-Tal vez luego podamos quemar los cuerpos para darles descanso. No tenemos tiempos de enterrarlos pero tampoco sería agradable que alguno decidiese levantarse por su cuenta en un futuro.-

Después de todo lo que vieron en su primera aventura no quería saber nada más sobre no-muertos.

También estaba allí aquel tipo felino que, de forma tan conveniente, se había mantenido a la espera.

****

Cuando siguieron al señor bigotes decidió hacer como Billy y mantenerse al margen en una esquina donde no llamase demasiado la atención ni que tratasen de hacerle preguntas a ella. Si bien muchas cosas eran sabidas por sus viejos compañeros incluso ella prefería mantener cosas en la intimidad de si vida privada.

El hecho de ver como aquello avanzó hacia una posible tortura resultó divertido a los ojos de Celestina, de hecho estaba dispuesta a participar. Pero, para sorpresa de todos, Shaft pensó que era mejor optar por la vía rápida quitándose la vida. Claro está, pensó que era mejor. Pero la rubia saltó de donde se encontraba directa hacia este.

-Si hombre, una polla como la manga de un abrigo.-

Escupió aquellas palabras a la par que se arrodillaba al lado de este antes de hacer varios gestos con una de sus manos, sosteniendo algunos diamantes en la otra, a la par que recitaba algo en voz baja.

-Que el alma que se ha encaminado al más allá regreso con nosotros, otorga una nueva oportunidad a este viajero caído.-

Lanzó sobre este un hechizo para traerlo de vuelta a la vida. No iba a dejarlo escapar tan fácilmente, de hecho si aquello no servía estaba dispuesta a llevárselo al barco para preparar otro hechizo aun más potente*.

-Tú no te vas sin escupir todo.-

Si quedaba una gota de sangre en el cadáver de Killen Shaft, cuando la sacerdotisa Celestina efectuó su canto para revivir a los difuntos, un esputo sanguinolento, acto reflejo proveniente de las convulsiones de la garganta del gato, voló raudo al ojo de la clériga, quedándose el sótano en completo silencio.

Nada ocurrió.

Nada pasó.

Celestina se alzó lentamente con un ojo cerrado y un visible gesto de incomprensión en su rostro cerúleo del profundo asco que le dio recibir aquel escupitajo imprevisto.

Killen Shaft seguía muerto.

Y desde luego, no se fue sin escupirlo todo.

Zevran relajó la postura, pero su segunda diestra no se separó de la empuñadura del revólver.

-Capi, esto se está poniendo chungo... La monja está empezando a utilizar la jerga gansta y ni siquiera hemos avistado a un solo gigante aún. Bad feeling about this... Aquí hay algo que no me termina de encajar-. 

El alien avanzó hasta Efrain con Chafee abrazado a su pierna derecha. El roedor no dejaba de mirar con horror el cadáver del felino.

-Si este tío era un espía de Stedman... ¿Por qué demonios nos enviaban a una trampa?-. Cruzó sus dos pares de brazos y empezó a tamborilear en su sien con su primera zurda en un gesto pensativo al cuadrado. -Quiero decir... No sense, man. Stedman nos podría haber liquidado en prisión a todos. Estábamos a su merced. ¿Por qué enviarnos a este páramo helado?

>>A menos que... 

Zevran entornó sus ojos de obsidiana  y chasqueó sus dedos.

-Un agente doble... Un Inside Cat...-. Zevran simuló que le explotaba la cabeza con un divertido sonido. -Oh, boy... Cómo mola esto... Euh, quiero decir... Qué complejo se está volviendo este asunto...

Comadreja asintió a Billy.

-No te preocupes por mí. Me ha... Me ha pillado por sorpresa, eso es todo. Ven, necesito aire...

La joven trepó escaleras arriba con agilidad y abrió la trampilla. Al salir, el aire fresco inundó sus pulmones. Seguía lloviendo, pero estaban bajo la techumbre de aquel edificio parcialmente destruido y ante ellos se dibujaba un cielo hostil sembrado de nubes negras como la brea.

-Dioses... Empiezo a pensar que este asunto del rescate de la princesa es, por así decirlo, la punta de un iceberg. Zevran ha dicho algo que me ha dado que pensar... ¿Quién más puede estar metido en esto?

El viento mecía su larga trenza, sacudiendo las plumas de pájaro que llevaba anudadas a la cola. Su mirada se perdió en el horizonte no sin cierta preocupación, regalándole a Billy una vista perfecta de su perfil. Tenía la piel algo más pálida de lo normal por el frío, pero eso no hacía sino destacar aún más el color parduzco de sus ojos.

Un relámpago brilló en el cielo.

Y con él, las siluetas vagando en el horizonte de la noche.

Comadreja pareció paralizada de la impresión durante un instante. Alzó un brazo, apuntando el camino.

-Allí... ¡ALLÍ!-.

Billy al principio no vio nada entre la oscuridad, pero la enfática y precisa advertencia de Comadreja no dejaba lugar a la duda, menos aún tras un segundo y un tercer relámpagos. La iluminación eran pobre y efímera, pero el bardo apreció al menos una veintena de figuras de proporciones colosales a varios miles de pasos de su posición surcando el Valle del Viento Helado en mitad de la ventisca rumbo a las montañas centrales del Cinturón de Piedra, aparentemente inalterables por el viento, la lluvia y la nieve.

-Gigantes...-, musitó Comadreja. -Están aquí...-.

Mikeala estaba relamiendose con la posibilidad de interrogar a Shaft cuando el tabaxi le robó la posibilidad. Le encantaba doblegar a sus oponentes, hacerlos sentir la nada misma, sacarle todo lo que podían darle para luego dejarlos vagando con una sensación de misera por el resto de su vida. Una costumbre muy propia del mismo Strhad,  una costumbre implantada por Ella, el precio a pagar por el pacto.

-Cobarde-murmuró entre dientes, estática, sentada en la silla desde la cual se disponía a interrogar a Shaft, sin moverse con los ojos cerrados, mientras a su alrrededor todos desesperaban y se horrorizaban. El temple de la hechicera se había vuelto mas frío que la ventisca del valle. Otro "don" otorgado por Ella.

"Que me has preparado, a que estas jugando, hacia donde me llevas" pensaba. "Esto me va a dar mas de lo que me prometiste o simplemente estas jugando conmigo otra vez?"... Todos pudieron ver como uno de los mechones de pelo de la mujer tomaba un color violeta oscuro, otra manifestación de la magia caótica que habita en su interior, algo que en el pasado, sus compañeros habían visto como una señal de explosión. Pero no esta vez. Esta vez, nada alteró la postura de la hechicera por mas ira que estuviera sintiendo.

Mikeala meditaba, mas que nunca, intentaba conectar puntos, sobre quien estaría detrás de esto, quien tendría la capacidad de manejar desde los espías del reino hasta los gigantes de la tormenta. Era un elfo, parecía casi seguro por la caligrafía de la carta, una pista inútil claro estaba.

"Dame respuestas señora, ilumina mi mente y muéstrame el panorama completo, y te daré algo a cambio. Lo último que me queda".

Una visión quebró el corazón de la hechicera, si ella aceptaba, perdería por siempre a Efraín, y su transformación estaría completa.

Una lágrima corrió por su mejilla y goteó sobre la mesa, a la vista de todos.

"Dame respuestas, y me alejaré por siempre de el. Seré solo tuya como siempre quisiste."

Se quedó en silencio ante aquel gesto por parte del muerto, levantándose lentamente como si nada hubiese pasado ni fuese pasar. Nada salvo el pisotón que le propinó en la cabeza junto a múltiples improperios en voz baja que distaban mucho de lo esperado por una mujer religiosa.

Tras ese gesto caminó con lentitud hacia Chafee, quitándose aquella máscara a la par que tomaba la capa de este para limpiarse el escupitajo que había llegado al ojo así como los restos que quedaban en el propio adorno. Con ese pequeño contratiempo solucionado volvió a cubrirse los ojos y seguir haciendo como si nada hubiese pasado con todo aquello.

La carta tampoco dejaba demasiado en claro quien estaba detrás de todo aquello, bien podía ser Stedman y todo aquello era una farsa como bien podría haber otra mano manejando los hilos. En cualquier caso, puesto que Mikeala se encontraba investigando la carta, ella optó por salir también para ver si había alguna pista más en los alrededores. Aunque dudaba de aquello viendo el lugar.

Quien si vio algo fue Comadreja la cual señalaba hacia un lugar donde se podía vislumbrar una tormenta así como grandes figuras moviéndose.

-Bueno, ¿entonces vamos a darles de hostias o cual es el plan? Porque dudo que nos vayan a devolver amablemente a la princesita si se lo pedimos.

- Ejem... - Estoy mirando las figuras que asoman tras la ventisca, tal y como Comadreja señala. - Creo Sir Perfecto que deberíamos ver si podemos usar ese sistema de huída del Prrofesorr. - Estoy gritándolo hacia dentro del lugar de donde hemos salido.

-Bueno, ¿entonces vamos a darles de hostias o cual es el plan? Porque dudo que nos vayan a devolver amablemente a la princesita si se lo pedimos.

Me giro con los ojos desorbitados viendo la locura de Celestina empezar a aflorar de esa manera. Por un momento, se pueden ver mis ojos verdes bajo el ala del sombrero, pues ha sido un gesto totalmente involuntario y no he tenido en cuenta ocultar mi identidad.

- Pero Celeste, ¿te has vuelto loca o que? - Mierda, así la llamaba yo cuando andábamos juntos por Barovia. Espero que no me haya escuchado. - Ehm... ¡La monja se ha vuelto loca y los quiere enfrentar! - Grito entre el sonido del vendaval en aumento. - ¡Yo creo que deberíamos largarnos cuanto antes!

La petición de Mikeala sorpendió un poco al paladín, quien si bien no confiaba en el espía tampoco estaba dispuesto a atarle o lastimarle. ¿Por qué? ¿Qué ganaría con ello? Solo era un peón en todo aquel juego, pero un peón que podía darles información.

Por otro lado, la pregunta de la dama también le sorprendió por lo fácil que resultaría esquivarla: a estas alturas todos sabían que Killen les estaba escondiendo información así qué ¿por qué malgastar la última pregunta de esa forma? A no ser que la hubiera realizado para probar algo que tuviera en mente. No sabría decir qué, pero era una posibilidad así que decidió darle un voto de confianza.

No volvió la cabeza para mirar a Billy cuando intervino dando voz a los pensamientos de Efrain pues prefería mantener la vista centrada en su informante, aunque prestó atención a todo cuanto dijo.

Iba a intervenir para indicar que nadie iba a atar a nadie cuando lo más inesperado sucidió: ¿Se ahogaba?

- ¿¡Pero qué…- alcanzó a decir el caballero mientras se levantaba de la silla tirándola hacia atrás por el ímpetu.

- ¿Suicidado?- repitió al oír la conclusión de Comadreja.- ¿Por qué haría algo así?

Desde luego, estaba claro que tenía mucho que ocultar pero ¿a qué o quién protegía? Fuera lo que fuese, traicionarle debía ser algo peor que la muerte… y sin embargo, ¿no había dicho que no era la primera vez que le torturaban? Estaba claro que debieron de haberlo hecho a conciencia y ese hito marcó al tabaxi para siempre.

El grito de Celestina intentando revivir al espía lo sacó de sus pensamientos. Abrió mucho los ojos a la espera de ver si el intento funcionaba… pero no.

Entonces escuchó la voz de la rastreadora pidiendo aire fresco.

- Oh sí, claro…- asintió, dándole permiso para salir.- Por favor, necesito ojos fuera. ¿Serías tan amable de vigilar y avisar con cualquier novedad? Y, sobre todo, no te arriesgues sola- pidió y advirtió a la joven.

Se encontró entonces con el hallazgo de Billy, quien le tendió el papel para que lo leyera. Y así hizo, en voz alta para todo el mundo.

- Desde luego, parece caligrafía elfa. Por su elaborado trazado, puede que de una máquina. Aunque me extraña mucho. Quiero decir: se supone que hasta hace unas horas esta misma noche no se había formado aún ningún grupo para liberar a la princesa, ¿no? Y nosotros hemos venido volando… Entonces ¿Cómo podía tener Shaft esta información por escrito?- alzó una ceja y miró al resto de su equipo, aunque no esperaba realmente una respuesta. Después dobló la carta y la guardó en un bolsillo interior.

Prueba número uno, pensó.

- Lo sé, señor Zevran. El agua de este estanque se está volviendo muy turbia. Por favor, sentaos y hablemos todos.

- Sea quie sea el autor de esta carta tiene mucho poder e influencia- comenzó, señalándose el pecho en el lugar donde había guardado el documento.- No cualquiera puede conseguir ese efecto en los demás- señaló el cadaver.

>> Sin embargo, pongamos sobre la mesa lo que sabemos:
¿Estamos seguros de que los gigantes tienen a la princesa? En realidad no. Todo lo que sabemos proviene posiblemente del mismo autor de esta carta, algo más que probable ya que solo quien tenía intención de formar este equipo podía saber de su existencia con antelación suficiente como para redactar y enviar esta carta, incluso usando medios mágicos.

>> Como bien dice el señor Zevran- señaló al pistolero reconociéndole el mérito,- Si Stedman quisiera matarnos habría podido hacerlo sin salir de Pallisade y ni siquiera se habría manchado las manos. Así pues, el contenido de esa carta solo puede significar una cosa: Él quiere que vayamos a las minas por alguna razón, y no creo que sea para ejecutarnos. Nos necesita allí- remarcó.

>> Por otra parte, tenemos el conveniente ataque de los gigantes a esta ciudad horas antes de nuestra llegada, un ataque sorpresa que no pilló tan de sorpresa a nuestro amigo-ahora-cadáver. Es más, si recordamos nuestra conversación, al preguntarle por cómo sobrevivió respondió que los gigantes, o moradores de la niebla como él los llamaba, habían venido… no, habían creído conveniente venir al poblado a cobrar un diezmo. Teniendo en cuenta que esa respuesta era verdad podría especular que, disponiendo de tiempo, tal vez no fuera tan complicado persuadir a los gigantes de venir a cobrar algo que quieren y esperar pacientemente a que se disgusten al no encontrarlo hasta el punto de arrasar la ciudad… Recordemos que estamos hablando de alguien que lleva tramado este desde hace tiempo.

Miró a sus compañeros y sintió que debía compartir sus sospechas sobre Stedman con ellos.

- En efecto, el jefe de espías de Pallisade lleva tiempo orquestando este baile. Para empezar, reclutó a milady hace meses para trabajar de consejera real. A ustedes los ha ido "capturando" poco a poco, posiblemente por motivos que no justifican una pena de muerte, ¿cierto? A la hermana Celestina y a la Leona Roja la trajeron hasta Pallisade buscando a un fugitivo… ¿Conocen a alguien que quisiera venir a este país tras fugarse de algún sitio? Yo desde luego no. A mi me invitó hace días a la boda real, cuando lo normal habría sido invitarme el día anterior a lo sumo… o incluso no invitarme en absoluto, ya que no dispongo de títulos nobiliarios para la ocasión. Y por último… ¿Alguien ha reparado en Stan? No parece el típico buhonero que contratas aprovechando que pasaba por allí.

>> No, esto lleva mucho tiempo cociéndose a fuego lento y no sabemos para qué.
Lo que sí sabemos es que la princesa a desaparecido y que Stedman nos ha juntado para que entremos en esas cuevas. Sea lo que sea que haya allí, será peligroso y posiblemente algo que desea poseer. Por eso debemos decidir: ¿Entramos en su juego y vamos a ver qué nos ha preparado en las cuevas o nos salimos por la tangente y organizamos una visita a la Fortaleza de Hielo usando nuestro especial método de transporte?

- Creo Sir Perfecto que deberíamos ver si podemos usar ese sistema de huída del Prrofesorr.

El grito de Billy, amortiguado por el silvido del viento, llegó hasta ellos en ese momento.

Efrain se levantó de su sillá y preguntó a su audiencia:

- ¿Qué opinais?

Chafee se estaba atusando sus bigotitos con gesto de enojo tras ver a la monja loca restregarse con su gabardina.

-Esa furcia chalada me las pagará... No es monja, eso seguro. Apuesto a que sus padres la internaron en un monasterio porque tenía tendencias pirómanas, Zev...-, comentó a su colega en voz baja cuando la sacerdotisa salió afuera.

Aunque parecía distraído, Chafee estaba prestando suma atención a las palabras de Efrain. Cuando el paladín pidió opiniones para afinar sus cábalas, el roedor alzó su manita.

-Esto, Jefe, creo que el asunto es sencillo...-.

Extrajo su fedora y se la colocó con mucho estilo.

Zevran aplaudió y soltó una risotada.

-Con todos ustedes, he aquí al gran detective Chafee McCheesesterton en acción. Adelante, peludo. Enséñales cómo se hace.

El bandolero, próximo a Efrain, le dio una palmadita en el hombro y con un elocuente gesto de cabeza le recomendó que tomase asiento. 

Chafee empezó a pasear en círculos por el sótano.

-Coincido con el Jefe en una cosa: esto lleva planeándose largo tiempo. Asimismo, creo que Zevran, sin duda inconscientemente, ha dado antes en el clavo en un dato...-. Chafee se detuvo y miró al cadáver felino. Olfateó al fiambre y alzó un dedo. -Esa carta, la que ha leído el Jefe, tiene algo raro... "Eres mi mejor agente. Sin ti, no lo habría conseguido". ¿Conseguido el qué? Este colega tiene toda la pinta de ser un agente doble. Y como todos sabemos, lo que caracteriza a un agente doble es que parece trabajar para alguien, pero en realidad trabaja para otra persona. Y yo me pregunto... ¿Quién?

Chafee se rascó la orejota en una pausa dramática y táctica, pues estaba pensando cómo proseguir su alocución.

-Supongamos que la Princesa Megania ha sido secuestrada de verdad-. Miró fijamente a Efrain. -¿Quién sale ganando con ello? ¿Quién querría quitarla de en medio? ¿Stedman? No lo creo... Ese autómata vive por y para el reino. Le dijo algo a ustedes sobre este particular, ¿cierto?

Había que reconocerlo: Chafee tenía un oído fino y una intuición prodigiosa.

-Tengo una pregunta para el Jefe: ¿Y si...?-. Chafee se acercó con paso meditabundo al paladín. Su mirada quedaba enfatizada por la sombra de su fedora. Pequeño detective inquisitivo...

-¿Y si Stedman necesitaba un grupo de gente de fuera de Pallisade para llevar a cabo la misión? ¿Y si hay, por así decirlo, un enemigo interior?

Zevran miró con orgullo a su colega y acto seguido lanzó un suave codazo a Efrain.

-Es bueno, ¿verdad, Capi?

Guiñó un ojo al paladín y se recostó en su asiento antes de alzar la mano, pidiendo permiso para preguntar al detective.

-Señor detective, tengo una pregunta para usted. ¿Cómo es que el gato tenía esa carta?

Chafee chasqueó los dedos y señaló a Zev.

-Me alegra mucho que me hagas esa pregunta, hijo... Un momento... ¿A quién he escuchado decir precisamente eso?

¡ZIGRESKY! ¡BLEEEEEAAAAAARGH!

-Ahem. Es evidente que alguien tenía en nómina al gatunante y le envió un recordatorio de lo que debía hacer con nosotros... Lo cual me inquieta profundamente, porque implica que ese alguien sabe de nuestra presencia y objetivos aquí. Ese alguien no sólo tiene poder e influencia... Ese alguien... Va por delante del mismo Stedman.

Sus ojillos brillaron con intensidad, aún clavados en Efrain.

Mikeala volvió al mundo real tras la exposición de Chafee, y recordó su contrato. Lo sacó de la mochila y lo puso sobre la mesa.
-"El señor Stedman redacta el mismo todos sus contratos", eso dijo Donaldson. Basta comparar las caligrafías del contrato y de la carta para corroborar si Cécil esta detrás de esto, ya sea para matarnos o como dice Efraín, nos quiere en las cuevas por algo más- Mikeala pidió la carta y se puso a comparar 

-Quizas pueda obtener información adicional, pero necesito tiempo a solas. Bastante, si quiero darme una idea que nos espera en la cueva y quien está realmente detrás de todo esto

A pesar de lo delicado de la situación, Efrain se sentó de nuevo tal y como le pedía Zev. ¿Cómo negarse si estaba a punto de ver en acción al que posiblemente fuera el detective frustrado más importante y desconocido de nuestra época?

- Interesante cuestión, señor McCheesesterton. Es una posibilidad a tener en cuenta… Pero ¿Quién podría ir por delante del señor Stedman, a parte del mismo señor Stedman?- inquirió, más para sí mismo que esperando una respuesta.

Sin embargo, había otras cosas de las que ocuparse. Con un suspiro apenas audible, se levantó de la silla, entregó la carta del espía a Mikeala y subió las escaleras para ver el motivo de la llamada de Billy.

- ¿Qué ocurre? ¿Habéis visto algo?- inquirió al llegar a su lado.