Partida Rol por web

La noche fue mas dura que la anterior, era como si a un niño le hubieran dado a probar un caramelo para quitárselo acto seguido. Pero fue una buena lección para volver a tener los pies en el suelo. Eran campesinos, anónimos peregrinos de vida miserable que no interesaban prácticamente a nadie...

No eran pensamientos alegres, pero la costumbre ayuda a sobrellevarlos.

La lluvia estaba siendo un problema. Aún con mucho camino por delante, acabarían cogiendo una pulmonía si el tiempo seguía nublado y lluvioso. Al menos esperaba poder acercarse a un fuego durante la noche, poner la ropa a secar y poder dormir tranquila...

Jornada 5 (Logroño-Nájera)

El día se os hace muy duro, entre la maldita lluvia, lo embarrado que están los caminos y lo incómodos que os sentís. La jornada se os hace eterna. Y para colmo, Logroño está a más distancia de la que pensábais, salís del reino de Navarra para llegando a Logroño cuando ya ha anochecido.

La ciudad está desierta, entre la lluvia y las horas no os cruzáis con nadie por la calle excepto con la guardia de la ciudad que os mira con extrañeza cuando entráis por la puerta norte.

Pero Malaquías les da unas monedas para que no hagan preguntas.

Nuevamente dormís en casa de otro Judío de la ciudad, Vicente Nacher.

Afortundamente para vosotros, no tiene nada que ver con la noche anterior y os trata casi como a nobles.

Dormís en un jergón bastante confortable y cenáis y desayunáis productos de la tierra en abundancia.

A media mañana partís nuevamente, esta vez en dirección Nájera.

Está ya entrado el medio día cuando atravesáis un bosque tan espeso, que apenas entra la luz.

Luego de una jornada espantosa entre pajas ( hubiese sido mejor dormir bajo un arbol) pero con una riquisima cena ( solo para Alejandro). El grupo de aventureros siguió su camino. Las botas empezaban a sonar raras  por el agua y barro acumulados en ellas. Alejandro permanecía en silencio intentando tolerar las ganas de golpear a ese espanto sin dientes que andaba tratando mal a sus compañeros.   Esa misma noche Alejandro bebió un poco de mas en el establecimiento de Vicente Nacher y no pudo evitar decirle alguna que otra barbaridad a Ines de Toledo. Aunque el muy bien no lo recuerde. 

Seguida la marcha Alejandro empieza a sentir el aire fresco del bosque, otra vez al hogar, pero a su vez  al un lugar que siempre es mas peligroso que un lugar poblado. Todavía recuerda aquel evento, todavía no ha podido olvidarlo.

De donde diantres habrá sacado ese sombrero Roberto, juraría que no lo llevaba antes de salir de Navarra. Mis pensamentos se agotan al encontrarnos con un bosque muy cerrado, nunca me habían gustados los sitios cerrados y menos los que parecen que estás al aire libre.

El camino empieza a ser agotador, y el grupo lo está notando.

Del lado izquierdo del camino, oís a alguien cantando. Estáis casi seguros de que se trata de una mujer. No sabéis en qué idioma está cantando pero es absolutamente encantador.

Las palabras fluyen como música y os parecen ambrosía para los oídos. Os dejáis llevar por el suave canto y os internáis en la dirección de donde provienen los cánticos, metiéndoos de lleno en el bosque.

Ves como tus compañeros de repente se quedan paralizados, parecen como embobados con cara extraña y se meten de lleno en el bosque.

Parece que nuestro camino va a mejor... ¿oís esa voz tan preciosa? Ojalá supiera yo cantar así... -dice Ramona, completamente embelesada por la suave melodía-.

Alejandro fantaseaba con una voluptuosa mujer, de caderas y pechos frondosos que cantaba esa melodía. Pronto su cara expresaba extasis y sus pasos se tornaban ligeros, poniendose delante del todo el grupo. 

¡Debe ser el angel mas hermoso esperando mi llegada!.

Probablemente un angel o una princesa ,o cualquier cliché de un cuento romantico, no esperaría la llegada de un hombre ( aunque guapo) tan ignorante como Alejandro.

mas descansado despues de la buena acogida de la noche anterior reemprendo la marcha con buen humor. La caminata por el bosque se estaba haciendo amena por la sombra de arboles pero algo parece diatraer a mis compañeros.

El bosque parece engulliros a medida que os adentráis en el bosque.

Nunca habíais visto tal espesura en un bosque. El cántico sigue y una extraña neblina se empieza a levantar, que se va haciendo cada vez más densa hasta que os envuelve por completo, perdiendo de vista al resto de vuestros compañeros.

Ahora cada uno de vosotros, se encuentra desorientado y perdido en la espesura.

Sigues caminando aunque no sabes en absoluto hacia dónde.

Ni siquiera eres capaz de distinguir los árboles y de vez en cuando chocas con alguno o tropiezas con alguna rama.

El cántico cada vez se hace más fuerte, pero no sabes si está en tu cabeza o lo oyes realmente.

Estás segura de que no están cantando en castellano, ni en catalán y ni siquiera en Portugués.

De repente la niebla comienza a abrirse, pero sólo se abre delante de ti. Si te giras hacia un lado o te das la vuelta la niebla sigue siento tan espesa como antes.

¿ Sigues avanzando ?

 Ramona sigue avanzando entre la neblina presa de esa maravillosa voz... hasta que de pronto se da cuenta que se encuentra sola en el bosque, ha perdido de vista a sus compañeros. La sensación es extraña, quiere acercarse a esa voz tan cautivadora, pero a la vez, la ausencia de sus acompañantes es señal de peligro...

Desenfunda el arco, más como acto reflejo que por propia voluntad.

Alejandro! Inés!... -va gritando el nombre de sus compañeros, esperando obtener respuesta mientras se encuentra sin saber demasiado qué hacer-.

Dado que no puedo ver más allá de la espesa niebla y solo delante mío parece verse mejor, sigo adelante por donde la neblina me marca. No sé de dónde o de quién proviene ese cántico dulce pero siento envidia y una gran curiosidad por saberlo. No hallo rastro de ninguno de mis compañeros pero sé que algunos de ellos se adentraron también en el bosque.

Pronto Alejandro perdió de vista a sus compañeros. Quizo volver sobre sus pasos pero realmente no distinguía cual habia sido el camino. La espesa neblina alrededor le complicaba el trabajo. Pronto comenzo a llamar a las damas del grupo.

- Ines...Ramona-

para quedarse a solas nada mejor que una mujer.

mientras se rascaba la ingle seguía buscando el camino a seguir.

Al abrirse la niebla distingues justo delante tuyo a una mujer vestida de campesina arrodillada junto a un riachuelo, que saca ropa de un cesto de mimbre y sumerge las ropas en el río frotándola contra las rocas. La mujer está cantando y no parece haberse percatado de tu presencia.

La miro desde lejos, no quiero importunarla y carraspeo esperando a que se percate de mi presencia para preguntarle si sabría orientarme o decirme dónde exactamente estoy:
- Disculpe, veníamos varios compañeros y yo en un carromato por el camino y me he adentrado en el bosque un momento y perdiéndome entre los árboles y la niebla. He seguido el sonido de su canción esperando que alguien supiera guiarme u orientarme de vuelta... Si sería usted tan amable...