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Tullo había sido uno de los centuriones con los que mejor se había relacionado Marcus en el campamento, su buen humor y como él lo denominaba "la sangre ligera" que aquél centurión tenía lo convertían en una persona agradable para conversar y pasar el rato. -Pues más te vale darte prisa porque sino llegarás tarde a la acción y no quiero que después me digas egoísta por no dejarte a nadie. Bromeo de vuelta Marcus. 

Luego retomó la seriedad de la reunión para agregar. - No vendría mal aprovechar los recursos, así se podrá mejorar la posición que mi centuria estará aguantando. Sin embargo considero que hasta no conocer con certeza los riesgos con los que podamos encontrarnos, no sería prudente prescindir de ningún hombre. Miro al Primus Pilum y finalizó diciendo.- Ya dirá usted lo que considere pertinente señor. 

Según puedes ver en el mapa la arboleda solo es limítrofe al camino por uno de sus lados, al otro lado hay llano despejado. Por lo que solo deberíais temer un ataque por uno de los lados. Por supuesto, un mapa no proporciona toda la inforamción, y no dice si es especialmente frondosa o no. 

El centurión Glauco, Pilum Prior de la cohorte y por lo tanto centurión al mando despliega el mapa que le había entregado el legado y da sus órdenes, resolviendo las dudas de los otros centuriones. Mientras tanto observáis como las demas cohortes se empiezan a preparar para seguir su propio camino. Iba siendo hora de partir, un legionario de Roma no podía mostrarse dubitativo.

-La arboleda solo está a un lado del camino-

-Y ahora  en marcha, no quiero ser el último en partir de aquí-

El centurión Quinto se reune brevemente con sus suboficiales y les transmite las ordenes pertinentes a fin de emprender inmediatamente la marcha hacía el poblado galo. Los legionarios van provistos del equipo reglamentario y portan alimentos para dos semanas. Quinto se dirige a los miembros de la III Centuría y con voz alta y energica les dice.

-Legionarios,ha llegado la hora de partir hacia nuestro destino. Seremos los segundos en orden de marcha y quiero que os mantengais unidos y sin romper la formación. No sabemos con qué peligros nos podemos encontrar en el camino,así que manteneos alerta y prestos a entrar en batalla. Que los dioses nos sean propicios.-

Una vez terminada la pequeña reunión donde se ultimaron los detalles con los que se procedería la misión, cada centurión fue preparar a sus centurias. 

Marcus se acercó a donde se encontraban sus hombres formados y dijo.- ¡Hermanos! Les tengo buenas noticias, nuestra centuria liderará la marcha, así que ya saben lo que significa. No le veremos el culo a ningún otro legionario delante nuestro, no nos tragaremos el polvo de nadie, y más importante aún nosotros si tendremos acción. A la final para que estamos aquí si no es para luchar. O díganme señores ¿alguno de ustedes prefiere la aburrida rutina del campamento? En marcha mis hermanos, la gloria nos espera. ¡Por Roma!

El Centurión tomó posición frente a sus hombres y comenzó a marchar, la misión había iniciado y solo los dioses sabían lo que les deparaba a esos valientes hombres. 

Cerro la hebilla de la cincha de cuero que sujetaba el casco coronado por el penacho que señalaba su estatus de centurion, por unos momentos Tullo estuvo tentado de decir unas palabras. Se giro hacia su Optio,Deberia decirles una palabras a los chicos? pregunto algo inseguro. El optio se encogio de hombros casi con un gesto de desprecio, de inmediato Tullo se dio cuenta de su error de centurion novato, Mande desfilar a los chicosordeno a este mientras se giraba y se ponia al frente de su centuria en post de los hombres del centurion Marcus.

Lucio se fue hacia sus hombres, sus suboficiales le estaban esperando.

-Decimo, nos vamos, iremos en el grueso de la marcha, Aulo, quiero mantener un buen flujo en órdenes y comunicaciones, ¿Entendido?, vamos es hora de ir a trabajar-

una vez terminada la reunión me despido de mis compañeros deseándoles suerte a todos en esta misión, suerte centuriones, salgo de la tienda de campaña del comandante y me dirigo a la mía a recoger mis cosas mientras mis hombres ya están en posición.

me pongo enfrente de mis hombres, HOMBRES DE LA IV CENTURIA tenemos el placer de marchar con nuestros hermanos en una nueva misión para el honor y la gloria de roma, nos abrirá camino la V centuria del centurión Marcus, seguida a distancia por la III centuria del centurión Cecilio, después la VI centuria de tullo, luego la I centuria del comandante glauco, nosotros la IV centuria tiene el honor de cubrirle las espaldas y cerrara la columna la II centuria de Mario, que nos cubrirá las espaldas.

 Patronym  pongámonos en marcha mas adelante abra que tomar otras medidas

A Servio no le gustó el hecho de que le tocara la retaguardia pero no iba a mostrar su desconformidad, no en público al menos. En cuanto recibió la orden marchó a hablar con su segundo al mando para preparar a los hombres. Mandó llamar a Tito y le explicó que tendría que estar muy atento para no dejar descolgada a la centuria. Después se reunión con su Optio, Tiberio y le explicó que pese a no estar deacuerdo con la decisión tendrían que hacer ver a los hombres que proteger la retaguardia de cualquier posible incursión era algo primordial. Puede que no marcaran el paso, pero si que lo cerraban y desempeñaría su tarea con honor. Ya habría tiempo de ajustar cuentas por haber relegado a la segunda centuria a la última posición.

Espero a que todos marcharan para marchar él con su centura en la retaguardia. Cuando quedaba poco para partir y el resto ya lo estaba haciendo se subió a algún alto que hubiera y miró a sus hombres con una sonrisa en la cara.

- Soldados. Ciudadanos de Roma - les dijo y se frotó las manos.- Nuestro querido César nos ha encomendado una importante misión junto a nuestra cohorte. Os lo explicaré al finalizar la marcha que ahora vamos a emprender pero os adelanto algo... la gloria nos espera, sólo tenemos que ser pacientes y cumplir las órdenes. Marcharemos junto al resto de la cohorte en columna y nosotros cerraremos la marcha.- dijo con cierto orgullo pues anque para él fuera un agravio sus soldados no podían si quiera tomárselo así, sería terrible para la campaña.- Protegeremos a nuestro primer centurión y al resto de nuestros colegas. Les cubriremos. Nos aseguraremos de que nadie queda atrás y protegeremos sus espaldas. Esa será nuestra misión hasta llegar a nuestro destino. Debemos estar atentos. Siempre preparados para lo que fuera.

Hizo una pausa dramática y buscó entre sus soldados.

- Tito Licinio. Deberás estar más atento que nunca a los mensajes que puedan llegar o a los que podamos enviar. Sexto Juno. Que el estandarte de la centuria lo vea cada uno de nuestros hombres, bien en alto. .- suspiró.- Ahora en marcha. ¡Por la gloria de César! ¡y de la República!

y se dispuso a comenzar la marcha.

Una a una las centurias se ponen en marcha, siguiendo el orden de columna que el Centruión Ovidius había comunicado a sus oficiales. Con sus scutum a la espalda y sus cascos atados al pecho y portando los pesados macutos con provisiones y herramientas, los legionarios avanzan hacia la puerta del campamento, mientras el resto de la Legión se dispone también para su marcha, que discurriría por un camino diferente.

Al llegar a la puerta os detenéis por un momento, formando en columna. Frente a vosotros, junto a la puerta, y montado a caballo, se encuentra el Legado Labieno. Sobre su caballo blanco y con la larga cimera horizontal de un color rojo vivo bajo el sol del amanecer, el Legado es la viva imagen del general romano. - Legionarios de Roma, hoy marcháis a cumplir una misión importante, no olvidéis que servís a todos vuestros conciudadanos y a vuestra patria. Estas tierras pronto disfrutarán de la paz romana y la civilización discurrirá por los caminos que hoy nosotros construimos. Adelante, haced que Roma se enorgullezca de vosotros. ¡Roma invicta! - Grita vuestro general, mientras os saluda al pasar, cuando las puertas finalmente se abren.

Al otro lado de la puerta, la mañana es fresca, el olor de la floresta que inunda los campos ya entrada la primavera acompaña a la escena de una pacífica campiña. Frente a vosotros unas colinas ondulantes se situan entre dos llanos. Por el camino de la izquierda, que se dirige al noroeste, marcharéis vosotros. Y por la derecha, camino que sigue dirección noreste, marchará la legión. Sabéis que os queda más de medio día hasta llegar a la aldea gala, pero tal vez desearíais poder disfrutar de la apacible escena que se os ofrece. Pero sabéis que es importante lo que tenéis que hacer, así que marcharéis y cumpliréis diligentemente con vuestra oblicación. Porque sois centuriones de Roma, y vuestra labor es dar ejemplo.

Tullo se concentró en sentir como la suela metálica de sus sandalias repiqueteaba rítmicamente contra el suelo, el sonido de cientos y cientos de caligas rebotar contra el suelo, era la sinfonía de la legión. El sonido que precedía cuando la maquinaria del ejército romano se ponía en marcha. Hecho su vista atrás para ver como se alejaba el contingente principal y se quedaban solos. Aunque su rostro no lo reflejaba sentía algo de miedo, a pesar de de las palabras tranquilizadoras del legado, no se sentia seguro abandonando la gran masa de hombres que era la legion. EL no era un centurion veterano y no estar con el grueso principal le producía cierta sensacion de inseguridad. Despejo esa idea de su mente con dos fuertes cansadas y comenzó a concentrarse en el ritmo de la columna.

En cuestión de tiempo, el campamento se reduce de tamaño en la distancia. En la lejanía escucháis los sonidos propios de la legión cuando empieza su movimiento, pero cada vez son más distantes, cosa a la que no estáis acostumbrados. Finalmente el campamento se pierde de vista en el horizonte, tras una de las colinas suaves que la cohorte atraviesa. La decuria de jinetes os había adelantado varios metros atrás y los podéis ver ya avanzar hacia la arboleda, que ya se dibuja ante vuestros ojos en la lejanía.

Todos véis como Marcus se adelanta, ganando terreno poco a poco, con el paso del camino, tal y como el centurión Glauco le había ordenado que hicierais. Él sería la vanguardia de la cohorte, y por lo tanto marcharía a una distancia prudencial del grueso de la misma para poder avisar de peligros y disponerse en orden de batalla para defender una posición mientras llegasen sus compañeros.

Por detrás, el centurión Tullo tomaba posiciones en retaguardia. Poco sabíais de él, era una incorporación reciente desde otra cohorte, bastante más joven que vosotros y parecía nuevo en el cargo de Centurión. De momento había llevado a cabo diligentemente sus funciones, y tomaba distancia por atrás, aunque se mantenía lo más cerca posible del grueso de la cohorte.

Según avanzaba el día, os ibais acercando a la arboleda, ya debían ser al rededor de las 10 de la mañana y véis cómo a la centuria de Marcus le quedaba ya menos de 500 metros para situarse junto a los lindes del bosque. Los jinetes no habían reportado nada extraño, pero aún así la sensación de intranquilidad o posible peligro os recorría a todos. Sabíais cuánto les gustaba a los bárbaros las emboscadas, pues era la única forma de que pudieran parar a la poderosa máquina de guerra romana.

hemos salido del campamento con el resto de la legión pero ella ha tomado un camino distinto al nuestro y ahora estamos solo, mis hombres son rudos, curtidos nos estamos aproximando al bosque, nuestros jinetes no han visto nada raro y eso me mosquea.

enlaces mensaje para el comandante: comandante glauco aconsejó que vuelva a manda a los exploradores otra vez al bosque, esto está demasiado tranquilo, mas vale pasarnos de precavidos, que quedarnos cortos señor
segundo enlace: para el centurión Mario: Centurión Mario, estese atento nos acercamos a la arboleda y podría ser una emboscada.recuerde que es la retaguardia

legionarios permanecer atentos, que no nos cojan desprevenidos,me sujeto bien el casco y preparo mi escudo, para estar listo a una posible batalla, lo mismo que mis hombres

El centurión Cecilio y sus legionarios se hayan de camino al poblado galo siguiendo las instrucciones que el centurión Glauco les había encomendado poco antes de partir del campamento romano. Por delante de ellos Cecilio puede ver a los legionarios de la centuría que manda el centurión Marcus y detrás suya marchan el resto de legionarios con sus oficiales y demás personal. Cecilio lleva a su lado a Antonio, optio de la III centuría, y que ha combatido junto a Cecilio en anteriores campañas. Cecilio dice a Antonio.

-¿Qué piensas de como se está desarrollando la marcha?.- Antonio se toca la mandibula como pensando brevemente qué responder a la pregunta del centurión y responde.

-Señor, la marcha se está llevando a buen ritmo y nuestros legionarios están preparados para la lucha pero me preocupa el paso de la arboleda. Sin duda alguna el enemigo aprovechará este lugar para atacarnos por sorpresa.-

-Tienes razón Antonio, la arboleda es el lugar en donde con seguridad el enemigo nos ha preparado una emboscada.Hay que extremar la vigilancia. 

Sus hombre se pusieron en marcha en seguida, bastante animados a decir verdad. De momento, todo iba según lo previsto

Claro, si ya fallamos al salir, menuda nos espera..

Revisaba el plano una y otra vez, la percepción que tenía no se había visto reflejada en lo visto en el mapa. Era un sitio difícil, muy difícil, con una especie de islote en medio del rio, rodeado de árboles.

Eso era lo peor. El bosque.

Aquellos malditos bárbaros podrían pasar entre sus líneas sin ser vistos, al amparo de los bosques.

Mientras salían del campamento, Glauco no dijo nada a sus hombres, tan solo pensaba en como solventar aquella papeleta.

Iba a ser difícil todo.

El nerviosismo corria como un caballo desbocado por toda la centuria, Tullo podía sentirlo en su piel,notaba como se iba erizando cada poro de su cuerpo. Dejando demostrar su nerviosismo el joven centurión agarraba con tensión la empuñadura de su gladius, la fuerza era tal que los nudillos se tornaron blancos y sus dientes rechinaban apretados con fuerza. Cuando el novato centurión se dio cuenta de su error , soltó el arma y sacudió su brazo mientras se maldecia por dentro.Relajate estupida o todo el mundo se dará cuenta de lo nervioso que estas.

Cada vez la V Centuria se encontraba más cerca de entrar al bosque, todos los legionarios sabían los peligros que allí podían enfrentar, por ende el nerviosismo comenzaba a crecer entre los hombres de Marcus.

El Centurión notó la duda en la cara de sus hombres y mientras marchaban comenzó a decir de forma eufórica.- Hermanos, legionarios de Roma, no teman que en esos bosques la grandeza nos aguarda. Es mejor morir heroicamente y que nuestra historia sea recordada, que la V Centuria nunca dudó ni dio un paso atrás, a que vivamos pero siempre manchados por la deshonra, siempre marcados por la cobardía y el incumplimiento del deber. Ustedes saben bien que los considero mi familia, no les pediría algo si yo mismo no estuviera dispuesto a hacerlo, pero ahora cuando la muerte está tocando nuestra puerta debemos decirle. ¡No este día! En marcha caballeros,  entraremos al bosque en formación cerrada, listos para formar testudo y luego en orbe en caso de problemas. 

Marcus giró hacia su signifer y le dijo.- Que nuestro emblema esté bien en alto Artorius. Luego miró a su Optio y añadió.-Que los hombres estén alertas y en posición Aurelio. Y por último dijo con voz fuerte. - ¡Honor y valor siempre! Grito que fue replicado por todos.