Partida Rol por web

Elirion avanza con cautela tratando de no hacer ruido, desenvainando su espada, tratando de saber que hay más alla de las puertas que permanecen abiertas, permaneciendo alerta ante cualquier intrusión enemiga vigilando por si surgiera algún enemigo, pues sabe que es probable encontrarse más amenazas y otras posibles aberraciones como aquel hueco al que se enfrentaron.

El grupo llegó a la altura de las dos puertas gemelas  abiertas de la pared de proa y husmeó en su interior desde el pasillo. 

Esta amplia sala parecía ser el comedor y la sala recreativa del crucero. Diversas mesas redondas se repartían por el espacio en torno a una mesa de oficiales de forma oval. Había restos de cuerpos momificados y sangre seca por todas partes. Los indicios de una lucha violenta eran evidentes. Una rápido vistazo a la cocina de la pared de babor rebeló que las existencias se agotaron hacía mucho. El silencio era sepulcral. Hacía algo menos de frío que en pasillo. Un rápido examen de Segis reveló que las dos puertas de acceso funcionaban y podían cerrarse desde dentro. Parecía un buen lugar donde descansar si lo necesitaban, aunque a nadie le gustaba la idea.

Elirion caminó hasta el final del pasillo en la oscuridad. La puerta que bloqueaba el pasillo tenía un piloto rojo fijo que indicaba un bloqueo, quizá por causas estructurales. Al otro lado de la puerta bloqueada no se oía nada en absoluto. Elirión volvió con los demás.
Yldamar paseaba sus ojos críticos de combatiente por la sala. Estaban solos, no había dudad o ya les habrían atacado. El elfo encontraba la sala familiar, elegante, de una disposición armónica, incluso en la penumbra. De alguna extraña manera, a pesar de la siniestra escena, se sorprendió pensando en la casa de su familia.
Holdon, siempre cauto exploraba la sala blaster en mano. Sin duda había habido una pelea aquí, cuerpo a cuerpo, que había involucrado a gran parte de la tripulación.
Segis parecía más interesado contemplando las consolas de las puertas gemelas de entrada y desentrañar su lógica que en su propia seguridad. Eso o el técnico confiaba en las pistolas blaster de sus amigos más de lo que le gustaba admitir. Las puertas gemelas se cerraron y Segis se irguió con una cínica sonrisa de satisfacción.

-Tal vez debamos desentrañar el funcionamiento de las consolas para poder desbloquear las puertas que están cerradas, claro que por otra parte , pueden estar cerradas reteniendo algo, algo que no debe salir-¿habrá algo más que huecos aqui? que criaturas y otras abominaciones nos podemos encontrar?,-dijo Elirion, pensativo merditando las opciones que tenían, -creo que tal vez debamos arrriesgarnos a descubrir el patrón que abre las puertas si es que podemos desbloquearlas.-explico Elirion, pues no podía permitir que Haraiss se le adelantara, debía recuperar la reliquia tan pronto como fuera posible.

-Segis ¿has descubierto algo que pueda sernos útil?-quiso saber Elirion mientras miraba al técnico humano con frialdad.

Bueno, tras la puerta de estribor hay algo seguro - comentó el mercenario en voz alta - creo que o bien nos arriesgamos a abrir una de esas puertas o toca investigar la sección de proa.

Segis, espero que tengas los códigos de cierre a mano, por si nos toca hacer una retirada táctica a esta sala - el desgarbado elfo comentó por el comunicador mientras salía de la sala con el blaster preparado...

Segis suspira satisfecho, su cuerpo echaba de menos la adrenalina producida al tener que activar o desactivar dispositivos bajo intensa presión, cuando un fallo podía suponer la muerte. 

- No sé si el resto de consolas será igual que esta. Pero sí que me ayudara a las siguientes. - Espera un momento, Yldamar, quizás sea interesante investigarlo que paso aquí y ver si averiguamos algo. - Dice dejando las puertas cerradas y moviendo su mano para mostrar la sala.

Después se pasea entre los cuerpos, viendo y observando lo que pueda haber pasado aquí. Blaster, garras, disparos, facciones... - Además, quizás algún oficial este aquí y tenga llaves o pases o algo que permita identificarnos como oficiales y permita acceso preferente.

Holdon caminó por la sala, más confiado ahora, pero sin bajar del todo la guardia. Bucando entre los restos el uniforme de un oficial que pudiese tener una tarjeta de acceso, un holodiario o algo que pudiese ayudar.

-Por lo que deduzco, se quedaron sin comida y acabaron matándose entre ellos. -Comentó a sus compañeros. -Pero miraré si veo alguna marca que indique otra cosa. - Holdon continuó su inspección de los restos, murmurando plegarias al pasar entre los cuerpos.

Yldamar salió de la sala para dirigirse a la puerta de en medio de la sección de popa. Palpó con cuidado tratando de encontrar encontrar el mecanismo de apertura. Tras pulsarlo repetidamente un holomensaje el viejo elvinor sobre la puerta revelaba que una directiva de seguridad activa que anulaba la orden manual. Suspiró y trató forzar el mecanismo de apertura, había visto a Segis hacerlo otras veces y estaba decidido probar suerte. Quizá tan solo era la necesidad de no quedarse inmóvil, como el resto de la nave, como detenida en el tiempo, olvidada. Pronto se diocuenta de que forzar el mecanismo estaba más allá de sus posibilidades.

Elirión observó a Yldamar tratar de manipular la puerta con una mirada fría. El resto de compañeros parecían no hacerle demasiado caso. Por algún motivo que no alcanzaba a comprender este grupo de humanos no acataba sus órdenes o peticiones como estaba acostumbrado a que sucediese. Ni siquiera Yldamar, otro elvinor, parecía reconocer su mando. Se descubrió añorando sus días de aprendizaje y grandeza en Nueva Elvinor. El lóbrego escenario que le rodeaba le devolvió a la realidad, lo que una vez fuer grandeza hoy solo eran decrepitud y ruinas, en una mofa constante del apropiado orden de las cosas.

Tithon se sentó en la mesa de oval oficiales y trató de serenar los nervios. Su pistola blaster reposaba sobre la mensa aunque nunca demasiado lejos de su mano. Se frotó la cara tratando de sacar algunas conclusiones de lo que había pasado allí.

Segis y Holdon registraron los restos de los elvinor concienzudamente. Había miembros momificados por el paso del tiempo y sangre reseca. Algunos apéndices tenían la inequívoca marca de dentelladas de tamaño humano. Segis dio con otro camafeo con forma de estrella de cuarzo de amatista idéntico al que encontraron entre las arenas del exterior.

Segis sopesa el camafeo... - Bueno, ahora tenemos dos. Si nos separamos en dos grupos, ambos grupos pueden tener una de estas cosas. - Dudando un momento le pasa el camafeo a Elirión. Y mirando a Yldamar... - Entonces vamos entonces por la puerta de en medio de la sección de popa?

Holdon regresó junto al grupo tras el registro de la sala. No pensaba dejar solos a sus amigos, aunque no estaba dispuesto a exponerse demasiado. como en el juego, muchas veces era mejor pasar desapercibido. Por eso buscó un punto en el que pudiese ocultarse a la vista lo que que pudiera haber tras la puerta que Segis manipulaba.

Elirion observó como se desarroyaba aquella escena mientras guardaba el camafeo que Segis le entregó-tal vez podamos averiguar cual es esa orden que bloquea la puerta, ya que tanto deseais cruzarla,-era innegable que había que moverse, pero no se paraban a penas a pensar en las posibilidades, las razones de Elirion eran lógicas deberían valorar aquella posibilidad y habían hecho caso omiso de aquella orden, parecía que no les importaba la opinión del noble elvinor, asi se dirigi al grupo una mirada de arrogante frialdad encerrándome en un oscuro silencio mientras colocaba la mano en la empuñadura de mi espada y seguía al resto.

Había que moverse, eso estaba claro pero no sin considerar todas las opciones, pero me encogí de hombros-bueno adelante-dije con tono orgulloso y frio mientras mi arrogante mirada los evaluaba.

¡Maldición! - medio masculló, medio escupió, el mercenario elfo la quinta vez que la consola emitió un burlón pitido de negación.

Yldamar había visto su ración de naves tumba, donde por sus acciones o las de terceros, sólo los cadáveres eran testigos de lo acontecido en aquellos anteriormente habitados compartimentos, pero había algo erróneo en ésta, algo que hacía que las gotas de sudor y condensación que le corrían por la espalda se sintieran como punzantes carámbanos...

Concediendo su derrota, el desgarbado elfo se hizo a un lado, permitiendo que Segis manipulara la consola, mientras preparaba el blaster por si algo intentaba salir una vez abierta la puerta.

Los camafeos en poder de Elirion se iluminan tenuemente al acercaros a la puerta bloqueada. Arrojan un pequeño holomensaje en viejo élvinor, entre la pieza y la puerta bloqueada. Elirion e Yldamer pueden leerlo vagamente: bloqueo de seguridad rango2.

Segis desplegó la herramientas de técnico de su ciberbrazo y se dispuso a trabajar. Maniobraba con el método y habilidad de un experto, pero la condenada puerta se le resistía. Una y otra vez volvía a salir el holomensaje del bloqueo de seguridad. Un último intento acabó con la paciencia de Segis. El técnico se levantó con dignidad y negó flematicamente mientra el último de ellos holomensaje se desvanecía. No había nada que hacer. Las herramients de ciberbrazo volvieron a su lugar. Estaba seguro de haber estado muy cerca, pero nada, seguía cerrado. La tecnología de los días del Viejo Imperio era muy sofisticada, casi nadie sabía manejarse con ella.

En navíos interestelares la capitanía era rango1, los oficiales de alto rango eran 2 y el resto de personal cualificado eran 3 según los acuerdos navales de Olimo, de tiempos del Viejo Imperio. La educación que pagó tu familia trae el dato a tu memoria. Sólo un r2 o un r1 podrían anular es orden de bloqueo.

Dejando tras de si las puertas cerradas el grupo se encaminó a la sección de proa. pasaron de nuevo junto a la gélida puerta esta vez todos pudieron oír una serie de susurros incomprensibles que erizaron la piel de sus nucas. Si darse cuenta todos evitaban inconscientemente acercarse a esa puerta.

Algo más allá el corredor describía una pequeña ese. Dejaron atrás una puerta de escama que sin duda da al casco de estribor, desconectaron la respiración de los exotrajes en la bodega, no sería prudente abrirla. Un poco más adelante en el corredor una puerta les cierra el paso. En cuanto Yldamar se acercó, la puerta se deslizó a un lado en silencio. Parecía haber una estancia tras ella, estaba oscuro.

Segis miro con suspicacia la nueva sala. Parecia silenciosa, pero las criaturas no emitian ningun ruido. Apuntando la luz al interior intento ver si alguna de ellas estaba en el interior.

A juzgar por ese símbolo - Yldamar señaló una vieja runa élfica en el lateral de la puerta con la punta de su blaster - esto debería ser la enfermería. A lo mejor encontramos una pista sobre los huecos... o la mierda que hay tras esa puerta...

Acto seguido entró en la sala, balanceando el blaster mientras intentaba cubir los espacios...

La enfermería carece de luz, pero todos pudieron advertir que estaban una suerte de prolongación del pasillo. A la derecha el espacio médico. En su día una pantalla de nanovidrio separaba el espacio médico del de tránsito hacia proa. La pantalla estaba hecha añicos que crugían bajo sus botas. Había una puerta perfectamente operativa la otro lado. No había luz, ni siquiera de emergencia pero las luces de los extrajes revelaron un tanque críogen y varias camillas de tecnoplasma y recon. Todo parecía destruido. Como en el comedor también había rastros de sangre seca.

De pronto un par de luces se encendieron en un oscuro rincón y unos haces láser esmeraldinos escanearon la sala. Una figura humanoide se alzó en el rincón Suroeste con ruido de servos. Su rostro cerámico blanco recordaba vagamente al de un elvinor de adustas facciones. Todo sucede muy rápido. Tras una ininteligible frase metálica, el droide médico abre fuego. Un láser quirúrgico describe mortales barridos buscando su blanco despiadadamente, los humanos. El haz de luz deja una linea cauterizada donde instantes antes estaba Segis, que rueda a un lado justo a tiempo para eludir el laser.