Partida Rol por web

Elirion efectua dos disparos con frialdad contra el droide, sabiendo que ha de acabar con su enemigo

El primero de los disparos falla el banco pero el segundo impacta en una zona poco protegida torso. La unidad se desploma frita por dentro como un pelele roto. Sus signos vitales se extinguen dejando la sala a oscuras, salvo por los focos de vuestros exotrajes. El olor a quemado y atmósfera ionizada perdura aún. Segis permanece inerte en el suelo e Yldamar se agarra su herida. El combate ha sido terrible. Cuando los ojos del noble elvinor se acostumbran a la penumbra algo llama su atención en el rincón de donde ha salido el droide. 

Tithon entra en la sala buscando algo con lo que limpiar las heridas de segis y trata de estabilizarlas.

¿Que tirada es necesaria para atender heridas?

El mercenario elfo resopló aliviado al ver detenerse al autómata médico, pero el alivio fue efímero al observar al taciturno técnico humano inconsciente en el suelo.

Con una mueca de dolor, se acercó a Segis y comenzó a arrastrarlo con cuidado hacia la destrozada enfermería, quizás alguno de los equipamientos médicos todavía funcionaban...

Holdon miró a Segis, podía sacarle una muela, pero aquello estaba más allá de sus conocimientos y habilidad.

Sin perder tiempo se lanzó sobre los restos del droide médico.

-¿A quién se le ocurre blindar un droide médico? ¿Qué clase de pacientes sois los elfos?

Se esforzó por encontrar el modo de abrir los compartimentos de aquella cosa. Tal vez conservase algún suministro que le permitiera salvar la vida de Segis y papiar el dolor de Yldamar.

Elirion se adelanta hasta el botiquin el combate contra el droide ha sido cruento y duro, asi que toma ambas pociones y se acerca a Tithon-creo que esto te será útil-dice dándole una poción de curación-de todas formas es lo único aprovechable aqui-añade el elvinor noble con frialdad y un destello de dura arrogancia en sus ojos, cuando se acerca a Yldamar y le entrega la otra poción de curación-esto te ayudará.-dice refiriéndose a la poción.

Tithon vertió apresuradamente la poción que le pasó Elirion en los labios de Segis. Quizá aun estaban a tiempo de salvarle. El joven piloto paso por alto lo irrespetuoso de las palabras de Elirion, ya ajustaría cuentas con el noble en otro momento. Segis había hecho su parte, el droide le había identificado como la mayor amenaza después de su afortunado disparo. Su herida podría estar en el pecho de cualquiera.

Yldamar estaba acostumbrado a los comentarios de otros elvinor. Tomó la poción. Su sabor era dulzón y empalagoso pero enseguida le hizo sentir mejor. El calor se extendió desde su pecho a las puntas de los dedos. Era reconfortante. Pronto se sintió completamente restablecido. las heridas desaparecieron por completo sin dejar siquiera cicatriz.

No había nada más aprovechable en la vieja enfermería elvinor. Holdon observó el blindaje del droide de cerca sin dejar de maravillarse por cubierta cerámica. Se diría que el objetivo de aquel acero cerámico era sencillamente la belleza de las líneas y la suavidad al tacto, como si la dureza fuera solo una consecuencia de un trabajo exquisito. Si los elvinor del Viejo Imperio podían hacer aquello en un a unidad utilitaria que no serían capaces de construir. Era una lástima que todo ese conocimiento permaneciera perdido en las arenas del tiempo, mucho fue lo que se perdió tras la Guerra de las Castas, demasiado.

Segis abrió los ojos por fin y se incorporó a duras penas. Le dolía todo el cuerpo, aun estaba gravemente herido y le costaba moverse, pero estaba vivo. Yldamar le ayudaba a caminar. Esta vez había ido de poco.

Una vez puestos todos al día y tras reponeros de vuestras heridas seguís con la exploración de la nave.

La puerta que Tithon había abierto daba a un pasillo curvo que parecía rodear las instalaciones de un laboratorio calcinado. En cuanto el grupo se acercó unos pasos vio que las instalaciones estaban completamente destruidas víctimas de un viejo incendio, seguramente a causa del impacto al aterrizar. Los compartimentos estancos separados por vidrio están hechos añicos como en la enfermería. Solo una sola sala sin ventanas parece cerrada con un bloqueo de seguridad. En medio del pasillo de la izquierda, a un paso de Elirion, hay una estrecha escalera de caracol que da acceso a la cubierta inferior. Las dos puertas que tenéis más cerca parecen bloqueadas, la mas alejada con un bloqueo estructural. Al otro lado del las instalaciones calcinadas, a proa, hay varias puertas que no tienen signos de bloqueo y parecen dar al mismo espacio desde los laboratorios y desde ambos pasillos.

-Chicos, estad atentos a más camafeos. Por lo que recuerdo, en el antiguo imperio empleaban tres códigos en estas naves, el 1 era para el capitán, el 2 para los oficiales y el tres para el resto del personal capacitado. Los camafeos que hemos encontrado serán de nivel 3, si encontramos uno de algún oficial, o el del capitán, podremos atravesar los bloqueos de nivel 2.

Yldamar trataba de estar alerta mientras ayudaba a Segis a desplazarse por los lúgubres pasillos de la nave, no quería otra sorpresa como el de la enfermería. Casi les había costado la vida del valiente técnico humano.

Probad las puertas sin bloqueo de seguridad - les dijo el mercenario elfo a sus compañeros porteadores de camafeos - a lo mejor se han salvado del fuego.

Elirion en cabeza, caminaba entre los escombros de una pieza su orgullosa civilización. Las puertas del laboratorio permanecían abiertas. Holdon y Thition permanecían atentos a los movimientos de Elirion blaster en mano. Desde el pasillo central de los laboratorios se apreciaba el desastre con con más detalle. El fuego había sido intenso en algunas salas y había derretido todo lo que no era de metal o tenía cobertura cerámica. Una alfombra de cristales pulverizados crujía bajo sus botas al caminar. El olor a quemado aun era levemente reconocible a pesar del tiempo pasado. Holdon se acercó impulsivamente hasta la única puerta que se había salvado del desastre en el ala suroeste, para comprobar que un bloqueo de seguridad la mantenía cerrada. El tahur volvió con los demás. Yldamar ayudaba a caminar a Segis cerrando la marcha. El grupo revisó las calcinadas instalaciones sin incidentes.

Cuando Elirion se acercó a la puerta más a proa esta se abrió y llegó hasta ellos un olor acre y sulfuroso. La estancia estaba a oscuras salvo los débiles parpadeos de algún holomensaje en alguna parte de la sala. Habían encontrado el puente de mando. El vidriacero goteaba entre siseos de una fisura de los lagos de brea púrpura del Goomer, la inclinación era patente aquí. La proa de la Delorean parecía sumergida en uno de los lagos del planeta. No hacía tanto frío como en los corredores. Elirion permanecía en la puerta.

Holdon se adentró en el puente de mando. Con su compañero herido, la urgencia por lograr su objetivo y largarse de aquella nave endemoniada le impelía. Aún así, no abandonó del todo la prudencia, hasta estar seguro de que no había amenazas, procuró avanzar de una cobertura a otra, dividiendo su atención entre localizar posibles amenazas y encontrar restos con un camafeo de un rango superior o que le pudieran dar una pista de lo ocurrido allí. Si en el proceso encontraba algo de valor, sería bienvenido, aunque a estas alturas lo dudaba, su espíritu de jugador no le permitía abandonar la esperanza.

Elirion vigila desde su posición en completo silencio, bláster en mano por si apareciera una nueva amenaza

Yldamar ayudó a Segis a entrar en la sala del puente y a reclinarse sobre una consola apagada. Acto segido avanzó silenciosamente entre los cuadros de mando, buscando algún control que funcionase.

El grupo se internó en el puente de mando en silencio, cuidando de donde pisaban. Había daños por todas partes, seguramente del aterrizaje violento, pero nada que amenazase severamente la integridad estructural salvo la brecha del vidriacero. Yldamar encontró algunos paneles operativos. Las consolas prismáticas del puente arrojaban datos en hologramas violetas intermitentemente. Pulsando algunos botones el mercenario sacó a relucir un holomapa de la cubierta principal del crucero. El diagrama mostraba daños cuantiosos en el ala de babor. Los gráficos explicaban algunas de las puertas con sellado estructural que os habéis encontrado, pero no todas. Toda la sección de popa, la correspondiente a los camarotes de la tripulación, parecía haber sido sellada por otro motivo. También había otras 3 salas selladas a drede marcadas con los acrónimos: C.A. (en len medio del crucero), T.O. (al otro lado de los laboratorios), C.V. (en los laboratorios),

Entonces Holdon lo vio. Sobre sillón de capitanía, encarado a hacia proa, había un cadáver elvinor, inmóvil. Esta vez parecía un auténtico cadáver. El impulsivo Holdon se acercó movido por la curiosidad. Un temeroso vistazo más de cerca rebeló que llevaba uniforme de teniente y aferraba una pistola blaster.

Aunque un poco receloso, Holdon se acercó al cadave. No era el capitán, pero si aún tenía su camafeo de rango 2 les valdría para saltarse algún bloqueo y poder avanzar. Buscó pruebas que confirmasen que el pobre elfo había muerto como parecía. por último se hizo con la pistola blaster, tal vez la tecnología elfica fuese mejor que su propia arma.

El cadáver del teniente estaba seco. Su cuerpo reposaba hacia delante sobre la consola del piloto, en una postura plácida, salvo por la pistola blaster que aferraba. Cuando Holdon se hizo con el arma unas volutas fosforescentes se elevaron junto al cuerpo hasta crear la figura incorpórea del teniente elvinor. El fantasma no parecía reparar en vosotros. Parece dictar algo al ordenador de abordo, como ausente.

-Vientos solares de causa desconocida nos sacaron de la trayectoria de curvatura en G-8. Probablemente los soles de Gommer anexionaron una estrella menor según los indicadores de radiación y la cantidad de helio detectada. NOs estrellamos. El capitán y varios oficiales fallecieron en el impacto atrapados en cámaras de babor. Numerosas bajas en la tripulación de ingeniería. El impacto con el planeta fue crítico. Los impulsores no funcionan. Estamos varados. El planeta es hostil y el sustento es limitado. Esta es una llamada de auxilio para cualquier navío de la flota imperial, nos acogemos a los tratados de Olimo. Teniente Alkhar de la Casa Elvinor. Baliza de socorro en ciclos hasta rescate. Cierro.

La figura parpadeó y volvió a componer una escena algo diferente. El fantasma apoyaba sus manos sobre la consola del piloto.

-Diario de bitácora. Ciclo 17. El suministro escasea y no hay hermanos que puedan regenerarla. La Estrella del Alba ha despertado. Los técnicos no saben explicar la sustancia de La Cámara del Arca. 

Se suceden diversas escenas inconexas con el teniente como único actor.

...
-Diario de bitácora. Ciclo 23. Las raciones se han agotado. No hay agua. Casi toda al tripulación manifiesta sueños incómodos con sus antepasados que les privan del sueño, lo que me incluye. La Cámara del Arca ha sido sellada.
...
-Diario de bitácora. Ciclo 29. Los cuerpos se amontonan en la enfermería producto de la debilidad.
...
-Diario de bitácora. Ciclo 31. El soldado Akhelian se ha despertado en vida y ha mordido a algunos antes de se abatido. 
...
-Diario de bitácora. Ciclo 33. Docenas de los hermanos caídos en la colisión también han vuelto a la vida consumidos por el hambre. Ha sido una carnicería. No podemos controlarlos. Sellados los compartimientos de popa para contenterlos.
...
-Diario de bitácora. Ciclo 37. Abandonamos toda esperanza. La muerte sería una bendición. 
...
-Diario de bitácora. Ciclo 39. Estamos todos... hace frío.

De pronto el fantasma interrumpió su charla y dejó sus ojos fijos en Holdon. La fosforescencia de aquellos dos pupilas flotaba etérea en el aire a unos metros del tahúr. No, no reparaba en Holdon sino en alguien más allá. 

-¿Eldereshy eres tú? -entrecerró los ojos- acércate para que pueda verte... -susurró extendiendo una mano hacia Elirion.

Holdon se aparto sin dilación, no tenía intención de interponerse en el camino de aquella cosa. Lanzó una mirada de desconfianza a Elirion, pero fue fugaz, aunque prefería mantener las distancias con el fantasma, no quería perderlo de vista, no sabía si se volvería agresivo.