Partida Rol por web

¿Qué ha sido eso?

Niké se sobresaltó. Había escuchado algo; quizás un grito. Se fijó en las figuras y en el individuo al que perseguían. Dió un brinco en cuanto les vió abalanzarse sobre el mediohombre como los cobardes que eran. Emprendió la carrera mientras se llevó la mano al cinto, dispuesta a desenvainar su espada corta.

"¡Deteneos, malvados!"

Tu poderoso grito atrae la atención de los más curiosos y puedes observar por el rabillo del ojo cómo algunas sombras se agolpan tras las coloreadas vidrieras de la taberna.
Las oscuras siluetas de los asaltantes se vuelven hacia ti y, en ese momento, observas sorprendida cómo el mediano se pone en pie de un ágil salto aprovechando el despiste de sus captores.

Al menos sigue vivo, piensas mientras tu mano, posada sobre el frío pomo de tu espada corta, comienza a desenvainar con sutileza.

De pronto, sientes dos fuertes brazos que te agarran por detrás y consiguen inmovilizarte.

Mientras, la puerta de la taberna se abre, apareciendo tras de ella tus compañeros recién conocidos.

Mientras aún subís por las estrechas escaleras de la taberna, el grito de una mujer a las puertas del local os llama la atención. Volvéis vuestras cabezas hacia la puerta y observáis cómo algunos de los parroquianos se abalanzan hacia las ventanas de vidrio para ver lo que sucede en el exterior.

Juraríais haber visto salir a Niké, aunque desconocéis el motivo que la llevaron a ello.

Con cierto apremio, llegáis hasta la puerta y contempláis la escena. La luz de la luna ilumina tenuemente el exterior de la taberna, mas un par de velas encerradas en un farolillo justo en la entrada no son capaces de ofrecer mucho más. Niké, la enorme guerrera de cota de malla y pelo rojizo, se halla frente a vosotros forcejeando con un hombre humano de pelo rapado que la mantiene apresada por la espalda. Un poco más allá, siguiendo el camino que lleva hasta la plaza de la aldea, véis las siluetas de varios hombres y lo que parece ser un mediano, dada la corta estatura que presenta. El pequeño hombrecillo se debate contra ellos, sin muchas esperanzas de que vaya a conseguir salir bien parado de la contienda.

"¡Argh!"

Trató de lanzar la mirada hacia atrás para atisbar al individuo que la había agarrado. Niké, aún siendo una muchacha fuerte, había sido sorprendida con la guardia baja y poco pudo hacer para librarse de la presa. Soltó un bufido esforzado, apartando unos cabellos ahora revoltosos de su rostro.

Maldita sea... ¿No se encontraban sólos, quizás?

El Vizir se apresuró en salir de la posada con sorprendente agilidad por su edad. Al observar la situación de Niké entrecerró los ojos molesto mientras levantaba su orbe y lo mecía en su mano.

A través del orbe observó al hombretón sujetar a la chica e vio como este se apartaba de ella y lo dejaba.

El Vizir murmuró palabras arcanas, utilizando su brujería para que los augurios se cumplieran ... lejos de eso, la imagen del orbe se volvió borrosa y el anciano arrugó la nariz molesto.

Suelto el aire con resignación, cuando lo único que me apetece es acurrucarme bajo un montón de mantas. Mis pies se apresuran a seguir los pasos de mi padre, para descubrir, junto a el, que Niké se ha buscado un poco de diversión antes de irse a dormir.

Tardo un par de segundos en reconocer la situación. ¿ Realmente quien es "el malo" ? ¿ Quien es ese halfling y que pinta Niké en todo eso ?.

... y el pequeño Jonas, desoyendo el consejo de su padre, se acerco a la cueva del gran oso. - Empiezo a murmurar algunas palabras, como quien se pone a contar un cuento. - El joven muchacho sabía que peligros albergaban las rocas. Pero su valor superaba en siete veces a su cautela.

Sin alejarme demasiado de la luz, me muevo un par de metros a la derecha para acercarme a Nike y su curioso amante. Mientras tanto, mi mano busca entre las capas de mi falda, para hallar y desenvainar una pequeña daga que permanecía discretamente oculta.

Nuestro héroe, aguerrido y confiado como solo el podía ser, puso sus pies dentro la gruta. Desafiante, se abalanzo a la oscuridad, pues Jonas nada temía, ni nada le podía asustar. O quizás si ... Quizás solo una manada de murciélagos que se le echa encima sin avisar!. - En con movimiento grácil, que casi parece mas un movimiento de baile que no otra cosa, lanzo la daga contra la pierna de asaltante.

Todos los que se encuentran cerca de Titiana, creen oír el ruido de cientos murciélagos revoloteando y un chiquillo asustado que grita. Pero el sonido proviene de ninguna parte y casi resulta imposible saber si quizás es solo fruto de la imaginación.

Algo aturdido por el cansancio y lo inesperado de la situación, Kaliber analiza lo más rápido que puede la situación. Niké está apresada, pero Knoss y su hija ya la ayudan. Pero, ¿a quién ayudar, a los humanos o al mediano? La oscuridad no permite distinguir demasiado, pero los humanos no parecen ser miembros de la guardia precisamente, así que, ni para uno ni para otros...
Sacando rápidamente un pequeño puñado de arena y mientras lo esparce con un movimiento pausado, pronuncia las palabras.
- Ast tasarak sinularan krynawi...
Cuando siente que su cuerpo comienza a canalizar la magia del hechizo de Sueño, centra toda su poder en el halfling, con la esperanza de que afecte a todo el grupo, humanos y halfling por igual.

La daga se clava en la musculosa pierna del adversario y este aúlla de dolor, dejando libre a la guerrera y cayendo al suelo herido. Un charco de sangre oscura se arremolina a los pies del humano, que parece debatirse entre arrancarse el cuchillo o no mientras sus gritos se pierden en la noche y su rostro muestra una profunda agonía.

Las arcanas palabras del mago, quien tuvo que acercase más a sus objetivos para asegurarse el efecto de su encantamiento, hacen mella en el relativamente lejano grupo. Cuatro de ellos sucumben al hechizo y se desploman literalmente sobre la tierra arenosa con bruscos golpes, incluído el mediano; sin embargo, el humano más alejado, del cual apenas véis una silueta oscura moviéndose en la noche, no parece afectado y, viendo el panorama, decide partir huyendo hacia la espesura del bosque cercano.

A los gritos del humano de cabeza rapada y herido en la pierna se juntan los relinches de algunos caballos, inquietos en el pequeño establo adherido a la taberna. El murmullo de los parroquianos que observan desde el interior del local se hace cada vez mayor y es el posadero el que aparece tras la puerta. Observa a ambos magos con cautela y cierta desconfianza y luego vuelve la cabeza hacia el herido.

- ¿Qué demonios ha pasado aquí? - se atreve a preguntar sin llegar a salir totalmente de la posada.

Ohh ! ... ¿ No lo has visto ? - Pregunto de incredulidad mientras me acerco al tabernero - Ha estado increíble.

De repente, y con una naturalidad tan sincera que hasta hace dudar a los presentes si realmente han visto lo que han visto, empiezo a relatar una versión un tanto peculiar de los hechos.

Esos hombres pretendían robar al mediano, pero no contaban con que la legendaria Niké la grande estaba en el pueblo. En esta posada concretamente. Niké, la salva reinos, la llaman en algunas tierras. La mujer, de instinto roza hasta los limites de la precognición, se olió el peligro con su astucia sin parangón. Salío sin dudar para ayudar a los desvalidos, a ese mediano. Pero ... Oh no! Parece ser que uno de los asaltantes aguardaba traicioneramente en las sombras. ¡ SE ABALANZA SOBRE LA HEROÍNA Y LA INTENTA MATAR CON UNA DAGA ENVENENADA ! - Dejándome llevar por mi relato gesticulo dando un salto, como si fuera el asaltante que ataca a una Niké imaginaria. - La ha agarrado por el cuello, parecía una muerte segura. Pero con gran soltura la guerrera ha detenido el golpe y le ha arrebatado la daga. ¡¡Zas!!, Así ... y luego así.
El pobre desgraciado nada podía hacer. Había perdido el combate incluso antes de empezarlo. Ha acabado con su propia daga clavada en el muslo.

Miro al asaltante de Nike unos segundos, aun gimiendo y mal herido. Después al otro grupo de asaltantes, que ahora yace en el suelo durmiendo.

Los otros atacantes también lo han todo visto, han reconocido a Nike y ... supongo que se habrán desmayado del pánico.
No me extrañaría si se han meado en los pantalones.

Mientras Titiana entretiene a los curiosos que han salido de la posada, hago una seña a Niké y a Knoss para que estén prestos.
Acto seguido me acerco al lugar donde descansan los asaltantes y el mediano y trato de encajar las piezas que faltan del puzzle...
¿hay algún rastro del asaltante que escapó?
¿qué aspecto tienen los asaltantes?
¿qué pinta tiene el mediano, cómo va vestido, tiene algún símbolo o signo distintivo?
¿hay alguien herido?
Con toda la cautela que soy posible, camino entre los humanos caídos tratando de llegar hasta el mediano. Una vez a su altura intento cogerle de los sobacos y arrastrarle lejos. Mientras lo hago, miro con cierta desesperación a Niké o a Knoss... - Algo de ayuda me vendría genial, que la actividad física no es mi fuerte. (nunca mejor dicho)

Aún sin dejar atrás su espanto, Niké se llevó una mano al cuello, jurando que había sentido aquella daga como si hubiera rozado su cuello. Entonces miró a quien la había lanzado. ¡Era Titiana! Al parecer, había acudido en su rescate, junto con el anciano, Knoss, y Kaliber. Cuando ambos emplearon su magia para derrotar a los matones, no sabía si debía sentirse aliviada, o quizás, avergonzada. Al fin y al cabo, ella tenía confianza en sus propias habilidades. Y era poco ortodoxo que fuera el héroe quien necesitara ser rescatado, en lugar de ejercer el rescate ella misma.

Pero si aquello no fuera poco, la súbita salida del posadero y el abrir de ventanas, aquel mar de cabezas y miradas curiosas, cotillas, que se abalanzaron sobre ellos desde cada piso y recoveco; el lugar pareció convertirse de pronto en un palco para una función aún más estrafalaria.

"Niké, la salva reinos..."

La "legendaria guerrera" esbozó una sonrisa que pendulaba entre la gratitud y la vergüenza. De pronto todos la miraron, a medida que Titiana se emocionó en un discurso lleno de hipérboles y aspavientos. ¿Qué hizo ella, al fin y al cabo? La habían agarrado y, sin entender aún por qué, parecía haberse convertido en la heroína del día. No es que no le apeteciera interpretar ese papel, pero tampoco había hecho nada por merecerlo. De pronto, se imaginó qué tipo de recompensa tendrían los héroes legendarios que rescatan a medianos desvalidos. ¿Quizás la obsequiarían con una corona, con una espada llameante, o un cofre lleno de diamantes? O puede que...

"¡Eh! ¡Niké!"

Sacudió la cabeza, abandonando sus fantasías. Kaliber la estaba llamando. Asintió y se acercó presta para ayudarle con el pequeño hombrecillo.

Se inclinó junto al mago para observar al durmiente. Ahora que lo pensaba, nunca había visto una persona tan pequeña; más que un niño, parecía una persona en miniatura... Qué curioso.

La mayoría de los parroquianos han visto el suceso y, ahora que el drama ha pasado, el silencio vuelve a desaparecer y todos ríen con la trama de Titiana. La jovial muchacha da nombre a su profesión aventurándose en una historia épica digna del más reconocido caballero. El posadero, por su parte, que tan solo ha escenificado el último momento, no entiende las carcajadas del resto y grita a su hija:

- ¡Lorna! Coge un caballo y avisa al alguacil para que encierre a esos bandidos. - imperativo el cual la joven tabernera obedece en silencio y con premura.

Mientras se aleja aldea adentro, el posadero se acerca hasta donde duerme el mediano.

- ¡Lo sabía! - exclama el hombre al percatarse de quién se trata - Llevaba todo el día en la posada con esa bolsa de monedas ondeando en su cintura. - dice señalando el cinto del durmiente. Ahí observáis una bolsita bien cargada de monedas. - Vamos, ayudadme a meterlo dentro.

En cuanto estemos dentro con el mediano, digo en voz alta:
- Por favor, que alguien se quede vigilando a esos maleantes de fuera, no me gustaría que se despertaran antes de que llegara el alguacil y huyeran.
A continuación, me acerco al mediano y le despierto con suavidad. Unas pequeñas tortas o un pellizco en la cara. Después le digo:
- Tranquilo amigo. Hemos ahuyentado a los bandidos y ahora estás a salvo en la taberna del Gigante Tullido. Dinos tu nombre y por qué esos bandidos querían robarte y te ayudaremos en la medida de nuestras posibilidades.

Con la mano, busco la empuñadura de otra pequeña daga oculta en la baja espalda, pero sin llegar a desenfundarla. Solo la toco con la punta de los dedos para darme seguridad. Con ello me acerco al "pequeño Jonás", para recuperar la daga que previamente he lanzado.

- No hagas tonterías, o la gran Niké te va a arrancar la traquea por la boca. Se lo he visto hacer otras veces.

Suponiendo que logre la daga, limpio la sangre de la hoja sobre el hombro del asaltante. Luego aguardo a poca distancia, a su espalda, vigilando hasta que llegue alguien mas competente para hacerse cargo de el.

La situación estaba controlada. "La gran Niké" se sintió un poco patosa, viendo como todos se hacían cargo. Las palabras del posadero fueron reveladoras. ¿Que haría un mediohombre como él haciendo ostentación de pecunia en un lugar así? Esa daga parecía cara. Y sus ropas pasaban por las de un burgués. Sin duda, estaba esperando encontrarse con alguien... ¿O quizás buscando ayuda? Confusa, le rondaron muchas dudas. Se llevó la diestra a la sien y cerró los ojos por un instante.

Se inclinó hacia Kaliber y le palmeó suavemente su hombro. Acercando los labios a su oído, susurró.

[...]

Acto seguido volvió a incorporarse y dedicó una breve sonrisa al mediohombre.

"Maese Kaliber, creo que deberíamos dejar las cuestiones para mañana. No es este el lugar, ni el momento para hacer preguntas."

El Vizir se acerca a una mesa cercana y presta atención a lo que pueda contar el mediano, se siente cansado y preferiría irse a dormir, pero aguantará por si no se tratara de un simple atraco.

Lorna no tarda en volver a la taberna acompañada de dos hombres. Ambos llevan armadura pesada y el pelo largo; el de aspecto más veterano de ellos parece ser el alguacil, y sin perder tiempo da una orden al más joven y ambos maniatan a los asaltantes, incluído al más herido, al cual aplican un torniquete de primeros auxilios en su pierna ensangrentada. Sin duda Lorna los ha puesto al corriente de lo sucedido, y ambos caballeros vuelven a su cuartel con los prisioneros echados sobre sus monturas.
La normalidad vuelve a la taberna como si nada hubiera ocurrido, y tan solo se oye el murmullo de los parroquianos y el constante crepitar de la acogedora hoguera. Tan acogedor resulta el lugar que el mediano no parece querer salir de su hechizo somnoliento, así que esperáis al día siguiente para interrogar a la víctima del atraco.

...

El día amanece fresco y soleado. La primavera ya se huele en el ambiente y las flores pronto explotarán dando color y vida al paisaje. En la taberna apenas hay movimiento pero descubrís al halfling saboreando una jarra de aguamiel en la barra principal.

El mediano deja su jarra velozmente sobre la barra justo cuando os ve aparecer y se acerca hasta vosotros. Al parecer está al tanto de todo lo ocurrido la noche anterior, y de la valentía con la que os enfrentásteis a sus asaltantes sin demora ni prejuicios. Tiene los ojos claros y un rostro sonriente y encantador. Sus enormes pies descalzos desentonan por su tamaño con el menudo cuerpo de la criatura.

- Gracias, gracias, muchas gracias por salvarme. - el halfling no escatima en elogios hacia vosotros - Os lo agradezco de veras. Sin duda estaría en la otra vida si no llega a ser por vuestra honorable intervención.

Tras un primer tanteo, el mediano se muestra, por un instante, pensativo.

- Sí, sin duda gozáis de buenas habilidades, justo lo que yo estaba buscando cuando vine a este lugar.

De pronto parece haber recordado algo.

- Por cierto, mi nombre es Lindel. - el halfling hace una reverencia tan exagerada que resulta cómica viniendo de alguien tan menudo.